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plan nacional de predicación

Vie 16 Jun 2017

Dios nunca nos abandona, siempre está entre nosotros y nos alimenta

La Palabra que ilumina esta celebración nos habla del poder y de la acción de Dios a través de la historia. Dios nunca nos abandona, siempre está entre nosotros y alimenta a su pueblo para que tenga en abundancia la viva divina. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Dt 8,2-3.14b-16ª[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo Sal 147,12-13.14-15.19-20 (R. cf. Lc 1,53) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Co 10,16-17[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Jn 6,51-58[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro del Deuteronomio (8,2-3.14b-16ª) recuerda la necesidad que tuvo el pueblo de Israel del alimento en el desierto, esta necesidad es colectiva. Dios lo alimentó con el maná, este pan sustentó su marcha por el desierto. El maná que venia del cielo no daba la vida eterna, los que lo comían terminaban muriendo. El tema de la prueba en el desierto tiene un sentido formativo, pedagógico (vs. 2. 3.5.16b) humilla al hombre para ponerlo a prueba, para descubrir sus intenciones, sus verdaderos sentimientos. En la prueba, el pueblo aprenderá que depende de Dios, que él calma su sed y el hambre con agua y el maná, en el desierto, lugar de la prueba, Dios educa a su pueblo. El salmo 147 es un himno de alabanza a Dios Señor de todo y cuya bondad se manifiesta en toda clase de beneficios: felicidad, paz, alimentos, seguridad. El Señor “ha puesto paz en tus fronteras y te sacia con flor de harina” (Sal.147,14) como si se tratara de las migajas de pan de su mesa, él es Señor de la historia, ha vencido la cautividad en Babilonia y ha reforzado los cerrojos de las puertas de Jerusalén, bendiciendo a los hijos (cfr.147,13) que en otro tiempo fueron deportados y ahora están dentro de la ciudad, rodeados de sus muros. El salmo deja ver con claridad el poder de Dios, poder que genera confianza, alegría, alabanza: “Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz”. (Sal.147,14-15). La primera carta del Apóstol Pablo a los Corintios (10,16-17) presenta la “unidad” como una exigencia que brota de la Eucaristía, todos los que comulgan el cuerpo y la sangre de Cristo se hacen con él un solo cuerpo. De la participación en el banquete eucarístico se deriva la exigencia de unidad entre los miembros de la comunidad cristina. Esta unidad tiene como primera consecuencia el compartir los bienes espirituales y materiales en una verdadera y autentica caridad fraterna “El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan” (1 Cor. 10,17). San Pablo hace estas indicaciones sobre la Eucaristía rechazando enfáticamente la idolatría y la participación de algunos cristianos en comidas de ídolos, cuestión que había suscitado divisiones y enfrentamientos en la comunidad de Corinto. Luego del relato de la multiplicación de los panes, el evangelio de Juan presenta el discurso del pan de vida (Jn. 6, 22-71). En el texto de hoy (Jn. 6,51-58) El evangelista enfatiza tres afirmaciones centrales “Yo soy el pan vivo bajado del cielo” (v. 51ª). “El que coma de este pan vivirá para siempre” (v. 51b). “El pan que yo voy a dar es mi carne”. (v. 51c). “Yo soy el pan vivo” (v.51ª). Jesús es el pan vivo porque es el enviado del Padre, el Señor es quien posee la vida y la da. “El que coma de este pan vivirá siempre” (v, 51b), comer de este pan da vida eterna, no es como el pan que comieron los israelitas en el desierto, que lo comieron y murieron, este nuevo pan trasciende la temporalidad, nos lanza a la eternidad. “El pan es mi carne” (v.51c,) esta es una comida real, concreta, es la carne y la sangre de Jesús, el hombre que come de esta carne y bebe de esta sangre hace suya la vida divina y forma una comunidad de hermanos con el Señor Jesús. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon]

Lun 31 Oct 2016

Unidos con Dios, sin descuidar nuestro presente

Escuchemos atentamente las lecturas, Palabra de Dios que nos invita a vivir con los ojos puestos en nuestra meta final: la Unión con Dios en la Resurrección, pero sin descuidar nuestro compromiso con el presente: tener siempre a mano obras y palabras buenas. Acojamos con amor esta Palabra y vivamos como nos lo pide el Señor. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: 2 Macabeos 7,1-2.8c-14 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 17(16),1.5-6.8b+15 (R. cf. 15b)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Tesalonicenses 2,16 – 3,5[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 20,27-38[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Desde el contexto bíblico, en la homilía de hoy, se pueden destacar los siguientes temas: La plena confianza en Dios, la vivencia heroica de la fe, y la Resurrección. En cada una de las lecturas, e incluso en el salmo, podemos ver estos temas nucleares y la manera como se relacionan entre sí. Las situaciones difíciles, de persecución, de flagelo y la búsqueda de alejar al “otro” de Dios, no deben ser motivo de desánimo sino de vivencia virtuosa y heroica de la fe. El Ejemplo magnífico del testimonio de los siete hermanos y su madre, en la primera lectura, muestran que su plena confianza en Dios no se fundamenta solo para esta vida; la vivencia heroica de su fe, y en las respuestas que cada uno da, nos van haciendo ver la certeza de una vida que va más allá del presente: “El Rey del mundo nos resucitará a una vida eterna”, de la confianza y esperanza en el Dios de la vida. Jesús, quien es cuestionado y tentado sobre el tema de la resurrección, aprovecha para exaltar la comunión y confianza en Dios, descubre y pide descubrir el verdadero rostro de Dios, y el auténtico pensamiento que debe tener el creyente. Dios y vida están íntimamente unidos, al punto que son la misma cosa “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25). La segunda lectura está enmarcada en las Instrucciones que San Pablo dirige a la comunidad, exhortándola a la perseverancia y fidelidad; actitudes permanentes que brotan de la confianza en los dones recibidos de Dios y que invitan a vivir la fe de manera heroica y comprometida con el presente, aunque se tengan los ojos puestos en la Esperanza de la Vida Eterna. La confianza en Dios, y la esperanza en lo eterno: la resurrección, dan la fuerza para soportar las injurias y las dificultades del presente; de allí brota incluso el valor frente al martirio. ¿Cómo alcanzar la confianza en el Señor? La confianza nace del conocimiento de Dios y de su palabra, por esto San Pablo pide que se ruegue, que se ore “para que la Palabra del Señor se propague rápidamente y sea glorificada”. El no comprender la palabra lleva a un uso inadecuado e incluso desviado de la misma. Los saduceos la usan para justificar sus ideas “Maestro, Moisés nos dejó escrito…”. Conocer la Palabra: hecha carne y escritura es el antídoto contra el miedo a la muerte, ella engendra esperanza. Hay que destacar que este encuentro y glorificación de la palabra se debe dar en un contexto de oración y no de simple curiosidad morbosa, pícara o tentadora que busca cuestionar el mensaje salvador. Resurrección. Algunos miembros de nuestro pueblo confunden resurrección con reencarnación, o con otras posturas frente a la muerte, son nuestros “saduceos” del hoy. Ante ellos, y para formar nuestro pueblo es necesario dar certeza y claridad sobre este tema. Se puede precisar volviendo al Catecismo de la Iglesia, sobre algunos artículos del Credo: Artículo5 “Jesucristo descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos”; y el Artículo 11 “Creo en la resurrección de la carne”, y Artículo 12 “Creo en la vida eterna”. Claridad y no confusión: Invitar a los fieles a conocer hasta donde el misterio lo permite el tema de la Resurrección; sin pretender satisfacer la curiosidad que lleva al engaño. Anclar nuestra esperanza en el Misterio Pascual. Aceptar que se trata de una realidad totalmente novedosa y no continuidad de la que hoy tenemos. “no se esposarán”; Hombres amados por Dios en su naturaleza, “serán como ángeles”, no ángeles; son dos naturalezas distintas: el hombre no llegará a ser ángel jamás, ni aunque muera niño inocente, será un hombre resucitado y salvado, pero no un ángel. Conviene evitar, ante la muerte de inocentes, expresiones como “ángeles quiere el cielo”. Acentuar nuestra condición en relación con Dios, no ángeles, pero si Hijos de Dios, Hijos de la Resurrección; “somos hijos de un Padre al que no se le mueren los hijos, Él los resucita”. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Próximos a terminar el año litúrgico, y el año jubilar, es necesario hacer ver que la confianza en Dios, y la esperanza en la resurrección son dones de su gran misericordia. La realidad cotidiana llena de miedo y temor la vida del ser humano, hay miedo a la muerte, al dolor; surge un sinsentido de la vida; ante este espiral de temor y angustia, el mensaje de la Resurrección debe de ser presentado con claridad y con un tono esperanzador que se compromete y vive desde el presente; la fidelidad del hoy se concretiza en la comunión definitiva con Dios en la Resurrección. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Eucaristía es el momento de orar con intensidad como lo pide San Pablo, y en ella comprender el misterio de la Palabra, vivir intensamente la comunión y confianza en Dios y experimentar en los dones del Banquete que desde ya gustamos gracias de la Resurrección. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Se puede ambientar el lugar de la celebración con las frases de San Pablo “Que el Señor consuele sus corazones y los afiance en toda obra y palabra buena”; o “Que el Señor guíe sus corazones hacia el amor de Dios y la tenacidad de Cristo”. Invitar a aprovechar los últimos días del Año Jubilar, confesarse, ganar la indulgencia y disponer el corazón para la Celebración de Cristo Rey. Se puede seguir el Prefacio Dominical VI: “Prenda de nuestra pascua eterna”, p. 388 del Misal; con la Plegaria II. O se pude emplear la Plegaria Eucarística para Diversas Circunstancias III: “Jesús, camino hacia el Padre”, p. 524 del Misal. Tener presente que este semana: El miércoles 9 de noviembre, es la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán. El viernes 11, es la fiesta nacional de la Independencia de Cartagena.

Lun 31 Oct 2016

Descarga orientaciones para Homilía en la solemnidad de Todos los Santos

Como cada año la Iglesia Católica invita a participar de la Eucaristía durante la solemnidad de Todos los Santos, en la cual recordamos a todos los difuntos que fieles al llamado de Dios gozan la vida de los santos. Por ello, el departamento de Liturgia pone a disposición las Orientaciones bíblicas, situacional y celebrativa que propone el Plan Nacional de Predicación para la Homilía. También en esta fecha es oportuno recordar que la santidad no es algo exclusivo de unos pocos. “La santidad es para todos, buenos o malos, justos o injustos; para quienes acepten en su corazón la Palabra de Dios y la pongan por obra. Bienaventurados los colombianos que se encaminen a ser artesanos del perdón, la reconciliación y la paz, porque ellos formarán parte de esa multitud incontable que verá a Dios.” [icon class='fa fa-download' link='']DESCARGA PLAN NACIONAL DE PREDICACIÓN Y MONICIÓN Y ORACIÓN UNIVERSAL DE LOS FIELES TODOS LOS SANTOS[/icon] “Dispuestos, como lo hicieron los santos, a escuchar, aceptar y poner en práctica la Palabra que Dios, pidamos al Espíritu Santo nos ayude a abrir nuestro corazón a la Palabra divina, de tal modo que, transformados por Ella, seamos testigos del amor y de la misericordia de Dios en nuestros hermanos.”, señala parte del texto de las Moniciones y Oración Universal o de los Fieles.

Mar 19 Jul 2016

Dios escucha porque sabe inclinar su corazón al que lo llama

Dios habla y también escucha, por eso la Palabra de vida que nos será proclamada no sólo nos recuerda la bondad de Dios, sino que nos enseña a llamarlo con amor, a sentirlo con fe, a aguardar con confiada esperanza las muestras de su amor infinito. Escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Génesis 18,20-32[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 138(137),1-2a.2bc+3.6-7.8 (R. cf. 17,6a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Colosenses 2,12-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 11,1-13[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] En el corazón de la humanidad estará siempre el deseo de entrar en contacto con Dios, todas las experiencias religiosas hacen de la Oración un camino en el que el hombre suplica, agradece, se admira y se encuentra con quien le da la vida. La Palabra divina nos muestra la insistencia con la que Abraham pide a Dios que salve de la catástrofe anunciada, implorando con insistencia la clemencia y la misericordia. Esta misericordia a la que este año nos dirige la fe de la Iglesia, es también manifestada en la oración humilde y confiada del Salmo. Dios escucha porque sabe inclinar su corazón al que lo llama en la insistencia de la oración y el creyente sabe que, por la fe, sus esperanzas y sus necesidades no se quedan en el vacío sino que se guardan en el amor d Dios que escucha porque ama. Ese amor, según san Pablo, no está restringido a un grupo, ni siquiera a los que “primero vivieron la alianza” (Cfr Oración Universal del Viernes Santo), porque la misericordia Divina, como nos lo propone el apóstol, genera un vínculo de comunión que rompe las fronteras y salta las trincheras humanas para abrir puertas de esperanza para todos. El evangelio nos trae la Oración por excelencia, el modelo perfecto, por lo simple, por lo conciso, por lo confiado, de toda plegaria humana, de toda amorosa relación con Dios. Lucas, al proponer esta Oración del Señor, la ubica en la subida de Jesús a la Ciudad Santa en la que hará real, de muchos modos, aquello de “hágase tu voluntad”. Es una propuesta novedosísima en su tiempo, porque rompe el esquema de las plegarias judías, bellísimas sin duda, en el ámbito del culto del Viejo Testamento y nos lanza hacia una manera nueva de ver a Dios y de vernos como pueblo y como personas en una relación de hijos frente a quien lo es todo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El mundo en el que vivimos vuelve a tener sed de oración, de una oración concreta, simple, sencilla, elocuente y efectiva. Nos hemos acostumbrado a unas oraciones en las que, de pronto nos hallamos ante un mar de emociones, un océano de expresiones, con un milímetro de profundidad. Hay tanto para pedir, hay tanto para agradecer, hay tanto para reconocer, hay tanto para ofrecer. Todo esto lo encierra la oración cristiana novedosa, sencilla, dirigida por el maestro de vida que es Jesús. El propone a sus seguidores la urgencia de ser comunidad orante, de ser solidarios también en una experiencia de relación con Dios que deja de ser “mi Dios” para ser “padre nuestro” en todo el sentido fraterno y comprometedor de la palabra. La sociedad necesita no sólo los espacios físicos para elevar sus plegarias, sino el clima de unidad y de comunión que estas plegarias deben tener. Estamos urgidos de superar el ámbito restringido y privado de nuestra experiencia de Dios que tantos nos quieren imponer, para ofrecer con valor y decisión el rostro cercano y misericordioso de Dios que escucha con amor al que le habla con amor. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] El mundo en el que vivimos vuelve a tener sed de oración, de una oración concreta, simple, sencilla, elocuente y efectiva. Nos hemos acostumbrado a unas oraciones en las que, de pronto nos hallamos ante un mar de emociones, un océano de expresiones, con un milímetro de profundidad. Hay tanto para pedir, hay tanto para agradecer, hay tanto para reconocer, hay tanto para ofrecer. Todo esto lo encierra la oración cristiana novedosa, sencilla, dirigida por el maestro de vida que es Jesús. El propone a sus seguidores la urgencia de ser comunidad orante, de ser solidarios también en una experiencia de relación con Dios que deja de ser “mi Dios” para ser “padre nuestro” en todo el sentido fraterno y comprometedor de la palabra. La sociedad necesita no sólo los espacios físicos para elevar sus plegarias, sino el clima de unidad y de comunión que estas plegarias deben tener. Estamos urgidos de superar el ámbito restringido y privado de nuestra experiencia de Dios que tantos nos quieren imponer, para ofrecer con valor y decisión el rostro cercano y misericordioso de Dios que escucha con amor al que le habla con amor. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Para este domingo sería bueno resaltar la Oración del Señor: una cartelera con contenido del padre nuestro, cantándolo (con la letra del misal). Se sugiere El Prefacio Dominical X: «el Día del Señor», p. 392 del Misal. Se puede realizar al final de la Misa la fórmula de Bendición Solemne: 14. En el Tiempo Ordinario V, p. 477 del Misal. Insistir en la importancia y necesidad de celebrar con fe y humildad el sacramento de la reconciliación, como espacio de encuentro con la misericordia de Dios. Se pueden organizar celebraciones penitenciales. Recordar que esta semana: El lunes 25, es la fiesta de Santiago, apóstol. En el contexto del Año de la Misericordia se celebra el Jubileo de los jóvenes, del martes 26 al domingo 31 de julio. Para las primeras Vísperas del próximo domingo 18º del Tiempo Ordinario se emplea el Tomo IV de la Liturgia de las Horas, semana 2ª del Salterio. Foto Tomado de Internet

Mié 27 Abr 2016

Abracemos a nuestra Iglesia que brilla gracias a la luz del Espíritu Santo

Hermanos y hermanas, estamos hoy en el sexto domingo de Pascua. Somos la Iglesia de Cristo, comunidad reunida en el Espíritu Santo para celebrar los sagrados misterios, y reconocer la presencia de Dios en medio de nuestra comunidad. Tomemos conciencia de nuestra condición de Iglesia y participemos con gozo y con fe en esta celebración. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 15,1-2.22-29[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 67(66),2-3.5.6+8[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Apocalipsis 21,10-14.22-23[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 14,23-29[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Las lecturas muestran la realidad de la Iglesia, y nos invitan a tomar conciencia del papel fundamental que ella juega en la Salvación. Ella aparece marcada profundamente por la presencia y vivencia de la Palabra de Dios, que establece unos lazos indestructibles de amor entre cada creyente y su conjunto la Iglesia, y de ésta con Dios, a tal punto que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo establecen su morada en cada uno de los creyentes. Realidad que crea el “don” de la paz, no como el mundo la plantea sino a la manera de Jesucristo. Lazos de amor y comunión que caracterizan a la Iglesia de Jesucristo. Esta verdad de la cohabitación de la Trinidad en nosotros debe ser explicitada de manera que cada católico la comprenda y viva de la mejor manera posible; nada más esperanzador que reconocer que somos tabernáculos de la presencia viva y operante de Dios Trinidad. La Iglesia, comunidad que vive el amor y la paz, no se ve libre de las dificultades y las “agitaciones”, al contrario, siempre se ve asaltada por realidades que la cuestionan, y le plantean el interrogante: ¿qué es propicio para la Salvación? Ella, guiada orientada e iluminada por el Espíritu Santo, sabe entrar en dialogo colegial (sinodal), en relación fraterna, recordando las enseñanzas de Jesús, propone el camino más seguro y conveniente a cada creyente en cada época (cf. primera lectura). Esa es su misión, en medio de un mundo a oscuras, ella, la Iglesia es testigo de la luz, ella no es la luz sino la lámpara que deja brillar y comunica la única luz que es la presencia de Dios y del Cordero (cf. segunda lectura); esta es su misión: irradiar la luz. Luz que ella recibe y disfruta gracias a su intimidad y consagración a Dios, que se nos explicita en las hermosas imágenes de Iglesia como ciudad-templo, y ciudad-esposa. Ella siempre se muestra la apertura del Evangelio a los demás, para que un día sea realidad: “las naciones caminarán a su luz”. La Iglesia, que hoy vive y se confronta en su seguimiento del Señor buscando ser fiel a su Palabra, a su amor, y a su presencia que la ilumina; esa iglesia que así camina, paso a paso va viviendo la “metamorfosis” de ser la Iglesia celestial, la Jerusalén celestial, la ciudad-tempo y esposa consagrada totalmente a su Señor. ¡Que bella es nuestra Iglesia! [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] En este tiempo pascual, ya próximos a la gran celebración de Pentecostés, tomemos conciencia de la presencia y acción del Espíritu Santo en medio de nuestra Iglesia, y de cada uno de nosotros. Alimentémonos de la Palabra de Dios, y dejemos que el Espíritu Santo obre con todo su poder. Amenos y vivamos la alegría de ser miembros de esta Iglesia animada por el Espíritu Santo y donde brilla la luz de la presencia de Dios. Desde la experiencia de la iglesia aprendamos a tomar decisiones colegiales que favorezcan a los hermanos y busque la salvación de todos. Siempre tendremos inconvenientes, dificultades, situaciones difíciles, pero tengamos la valentía de dialogar, exponer nuestras razones, dejarnos iluminar por la Palabra y el Espíritu Santo, y no tengamos miedo de tomar decisiones que apunten a la vivencia del evangelio y a la consecución de la paz. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La celebración Eucarística es el momento en el que vivimos, ya hoy, la invitación del salmo: “Que te alaben, oh Dios, todos los pueblos de la tierra”, es la manifestación de la alegría anticipada de la iglesia celestial, es el momento en que todas las naciones caminan a su luz. Que hermoso es saber que hoy en distintos lugares del mundo, incluso en los más insospechados, allí está presente la Iglesia que como lámpara irradia la luz de su Señor, y eleva la alabanza a su Dios. Que bello saber que esta iglesia unida en el Espíritu Santo, hoy te alaba, y hace posible que todos los pueblos de la tierra te alaben. ¡Viva la Iglesia! [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Resaltar la dimensión eclesial como ambiente en el que se vive el amor a la Palabra y a los hermanos. Tener presente que en este día se celebra la Jornada Mundial de la Infancia Misionera Felicitar hoy a los trabajadores y orar por ellos y por quienes no tienen trabajo. En este año Jubilar de la Misericordia invitar a vivir la confesión, o algún acto de fe que permita ganar la indulgencia. Recordar que: El próximo domingo 12, en Colombia es la Solemnidad de la Ascensión del Señor, que tiene Misa de la Vigilia y Misa del día. El martes 3, es en Colombia la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz: En el marco del Año de la Misericordia se sugiere celebrarla con la debida solemnidad, poniendo en el centro el misterio del amor y de la redención que es la cruz de Cristo. Puede ser oportuno que la cruz del presbiterio, en esta fiesta y durante todo el año litúrgico, sea ornada convenientemente. El miércoles 4, es en Colombia la Fiesta de los Santos Felipe y Santiago, apóstoles. El viernes 6, comienza la novena de preparación a Pentecostés Tener presente que es inicio de mes; invitar a orar el Santo Rosario para invocar la misericordia de Dios a través de la intercesión de la Santísima Virgen María. Foto tomada vía:http://bit.ly/1SKZJvY

Lun 28 Mar 2016

Cristo nos revela la bondad del Padre

El Dios rico en misericordia nos envía su Palabra para manifestarnos su amor y su cercanía. Con cuidado y devoción escuchemos al Señor que nos revela la bondad del Padre, en el misterio pascual que renovamos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 5,12-16[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 118(117),2-4.22-24.25-27a (R. 1)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Apocalipsis 1,9-11a.12-13.17-19[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 20,19-31[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] “Demos gracias al Señor porque es eterna su misericordia”. Esta celebración de la divina Misericordia nos ayuda a profundizar y comprender más el misterio de la muerte y resurrección del Señor como expresión infinita de la bondad y la misericordia del Padre con toda la humanidad. “Dios será siempre para la humanidad como Aquel que está presente, cercano, providente, santo y misericordioso” (Misericordiae vultus 6). “Paz a ustedes”. El resucitado trae consigo la paz, porque nos ha reconciliado definitivamente con el Padre. Su sacrificio ha sido agradable y por eso nos trae la buena noticia de la reconciliación y de la paz. El Padre nos ha tenido entrañas de misericordia, nos ha mirado con ojos de bondad y en su Hijo ha restaurado nuestra condición, haciéndonos criaturas nuevas. Es la experiencia que tienen todos los que buscan a Pedro, su sombra ya ejerce un poder sanador que le viene del resucitado. “Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengan les queda retenidos”. El poder misericordioso de Dios realizado por el Señor Jesús en la obra redentora ahora se transmite a los discípulos, para que no falte esta presencia paternal de Dios que en todo momento busca al hombre para ofrecerle el abrazo cargado de cariño, afecto y cercanía que redime y salva. Los discípulos de Jesús están llamados a ser misericordiosos como el Padre y para ello, el Señor resucitado nos ha dado su Espíritu y el poder de perdonar. El Papa Francisco nos ha enseñado que “Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona” (Misericordiae vultus 3). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] “Luego dijo a Tomás: (…) y no seas incrédulo, sino creyente”. En varias ocasiones el Señor Jesús reclama a sus discípulos la falta de fe. Pero en esta circunstancia, la actitud de Tomás lleva a una convicción muy importante en las primeras comunidades: El Resucitado es el Crucificado, el mismo que compartió con los discípulos todo lo que había recibido del Padre (Jn 16,12-15); las señales de las manos y del costado muestran que se trata con seguridad de Jesús de Nazaret. También es importante entender que la falta de fe de Tomás significa una desconfianza en la Palabra de Jesús, quien les había anunciado su resurrección. No sólo no cree en lo que le dicen los demás apóstoles, sino que tampoco le cree al Señor. En nuestras comunidades encontramos mucha fe, bastante piedad, pero también vemos desconfianza en la Palabra de Dios. Por eso muchas personas buscan refugio en cosas esotéricas, raras y extrañas. Dicen creer pero a la hora de la verdad ponen su confianza en el dinero, en las cosas materiales o en muchas supersticiones. Un ejemplo muy claro tiene que ver con la paz. Hoy justamente el Señor se presenta dando la paz, sin embargo, aún personas muy creyentes, no hacen uso de ese don, no abren el corazón a Cristo resucitado que es capaz de reconciliarlos con los demás y con el propio Dios, devolviéndonos la tranquilidad, el buen trato, el respeto y la dignidad a cada uno y entonces persistimos en la violencia, la agresividad y se hacen vanos los esfuerzos por la sana convivencia. “La paz es posible”. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] “Aunque estuve muerto, ahora vivo por los siglos de los siglos”. En la eucaristía celebramos al Dios viviente “el primero y el último, yo soy el que vive”. Su presencia actualiza el don de la misericordia divina que se derrama abundante sobre el pueblo reunido. “El día primero de la semana”. Hace referencia al “Domingo”, el día en que Jesús resucita de entre los muertos, el día de la nueva creación. El día en que la comunidad se reúne para celebrar el sacramento de la fe y como Tomás expresar en el momento de consagración del pan y el vino “Señor mío y dios mío”. Es importante insistir en la necesidad de acudir al templo, especialmente el domingo, para participar en el sacramento de la eucaristía, fuente y cumbre de la vida cristiana. Así mismo, los sacerdotes debemos reforzar la atención al sacramento de la penitencia, especialmente en este año santo de la misericordia, para que los cristianos puedan participar plenamente del misterio de la fe. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Palabras para resaltar en el mensaje de este domingo de pascua: Paz, reconciliación, Espíritu Santo, Fe, ¡Señor mío y Dios mío!, Domingo: día primero de la semana. Darle a la Eucaristía dominical la solemnidad y el decoro que requiere por ser el día primero de la semana. Recordar que este año el lunes 4 de abril, se celebra la Solemnidad de la Anunciación del Señor Año de la Misericordia: Jubileo de los devotos de la espiritualidad de la Divina Misericordia. Insistir en el lema: “Misericordiosos como el Padre”, promover la Coronilla de la Divina Misericordia.

Vie 25 Mar 2016

Cristo transforma la muerte en vida

Las palabras de la Escritura no son una historia de la comunidad primitiva que experimenta la alegría pascual, es un verdadero anuncio de una gran noticia que nos hace entrar en el camino de una Iglesia pascualizada, que nace del sepulcro vacío y grita al mundo que Cristo no habita en la muerte sino que la ha vencido y la ha transformado en vida. Escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 118(117),1-2.15c+16a+17.22-23 (R. 24)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Colosenses 3,1-4[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']O bien: 1Corintios 5,6b-8[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Juan 20,1-9[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo. Las palabras del Salmo nos iluminan en esta celebración para cantar las maravillas, las gestas y proezas de Dios, que ha resucitado a Jesucristo de entre los muertos. La Palabra que hoy hemos proclamado, nos pone en ambiente eucarístico y nos hace reconocer al Resucitado en medio de la comunidad y nos convierte en testigos del resucitado, ya que hemos comido y bebido con Él muchas veces. La resurrección, marca la vida de la comunidad cristiana, logrando que los objetivos y metas sean de otro orden, que rompan la rutina de quienes buscan permanecer en el aquí y en el ahora y hace que se busquen los bienes superiores y nos convierte en seres comprometidos con la integridad y la verdad. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Los que hemos nacido en el agua y en el Espíritu por el Bautismo, experimentamos que la muerte no tiene la última Palabra, y hoy nos alegramos porque tenemos el encuentro con el Resucitado, que nos levanta de la muerte, que nos hace capaces de luchar en el camino para vencer la oscuridad y el pecado. La vida de la fe no se queda en doctrinas ni en ideas bellas y emotivas, va más allá y nos compromete para que seamos testigos y anunciemos lo que hemos vivido de la mano del Señor Resucitado. Valdría la pena preguntarnos, en este día, si de verdad hemos tenido la experiencia significativa de un encuentro con el Señor o si, simplemente, somos repetidores de historias y no llegamos a provocar ni a entusiasmar a nadie porque no estamos convencidos de lo que anunciamos. Ser cristiano es ser testigo de una persona, discípulo de Jesús y comprometido con la transformación de nuestro entorno para que todo sea propicio para la salvación. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Pascua es el núcleo de la vida de fe del cristiano y empieza a celebrarse como un todo, como un bloque que viene cargado de buenas noticias y de muchas esperanzas. En este ambiente eucarístico tenemos la oportunidad del encuentro con el Resucitado, tal cual fue vivido por los discípulos de Emaús, quienes lo reconocieron al partir el Pan. Eucaristía y resurrección se reclaman, no pueden concebirse separadas porque el Resucitado alimenta a la Iglesia y la Iglesia nace en la Eucaristía, se fortalece en ella y por ella se ve lanzada a una esperanza final. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Para la cartelera se pueden usar palabras y frases como: “Quédate con nosotros” “Busquen los bienes de arriba”, “Resucitó”. En la mayoría de las comunidades se realiza la procesión con el resucitado; convendría motivar este momento con algunos textos del Catecismo de la Iglesia Católica relativos a la resurrección del Señor. Sería oportuno hacer hoy el Rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I del Misal Romano, propio para la cincuentena pascual, p. 1058. El centro de la vida celebrativa debe llevar a la asamblea a visualizar el Cirio Pascual y no la imagen del Resucitado. Podría resaltarse el himno del “gloria” con el canto. El Aleluya debe cantarse de manera solemne. La Bendición final de la Misa es solemne, como en la Vigilia Pascual, agregando en la despedida el doble Aleluya, que se mantiene durante toda la Octava de Pascua. Con las Vísperas de este día termina el Sagrado Triduo Pascual. Los ocho primeros días del Tiempo Pascual, incluyendo el Domingo segundo de Pascua, constituyen la Octava de Pascua; estos días tienen la celebración como las solemnidades del Señor (Cf. Normas Universales sobre el Año Litúrgico y sobre el Calendario, n. 24).

Vie 25 Mar 2016

[Vigilia Pascual] Reconciliémonos con Dios a través del Misterio Pascual

Después de haber atravesado el desierto cuaresmal y de habernos preparado conscientemente en los días de la Semana Santa, llegamos a esta solemne Vigilia alimentados por la fe y la esperanza en las promesas del Señor. En la celebración de esta Noche Santa viviremos cuatro partes: La liturgia de la luz, que incluye la bendición del fuego nuevo y la iluminación del Cirio pascual, símbolo de Cristo, luz del mundo, que nos participa su luz. La liturgia de la Palabra, que nos recuerda las maravillas hechas por Dios a favor nuestro y que culminaron en la resurrección de Cristo. La liturgia bautismal, en la cual renovamos nuestras promesas bautismales, ya que con el bautismo participamos de la resurrección de Cristo. La liturgia eucarística, en la cual nos alimentamos del Cuerpo y de la Sangre de Cristo resucitado. Participemos en esta celebración con mucha alegría. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Génesis 1,1 - 2,2[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 104(103),1-2a.5-6.10+12.13-14ab.24+35c (R. cf. 30)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Génesis 22,1-18[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 16(15),5+8.9-10.11 (R. 1)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Tercera lectura: Éxodo 14,15 - 15,1[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: Éx 15,1-2ab.2cd.3-4.5-6.17-18 (R. 1a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Cuarta lectura: Isaías 54,5-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 30(29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Quinta lectura: Isaías 55,1-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: Is 12,2-3.4bcd.5-6 (R. 3)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Sexta lectura: Baruc 3,9-15.32 - 4,4[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 19(18),8.9.10.11 (R. Jn 6,68c)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Séptima lectura: Ezequiel 36,16-17a.18-28[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 42(41),3.5bcd; 43(42),3.4[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Epístola: Romanos 6,3-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 118(117),1-2.15c+16a+17.22-23[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Lucas 24,1-12[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La noche de la Pascua se convierte en día de salvación y nos hace cantar con júbilo la gran alabanza del Aleluya, porque Cristo nuestra Pascua ha sido inmolado y porque muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando ha restaurado la vida. Una noche de Vigilia es una noche de escucha, es una noche de Palabra que nos hace presente que para Dios todo es posible y que la muerte no tiene la última Palabra; por esa razón, hemos proclamado el amor de Dios que recorre la historia de la salvación, la historia de un camino que hemos recorrido de la mano del Omnipotente y que sigue siendo hoy palpable en cada instante de nuestra historia. Desde la Creación hasta la esperanza de un cielo nuevo y una tierra nueva, todo está tocado por la luz del amor que no sólo nos hace saltar de la muerte y experimentar la vida sino que nos pone en camino de vida eterna en Cristo, que sale victorioso del sepulcro. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El mundo de hoy puede estar sumido en la muerte y en la oscuridad por los vacíos y por las carencias, por los pecados y la indiferencia, por la falta de compromiso y de fraternidad. A este mundo, a esta realidad hoy se le hace un anuncio, un anuncio que salva y concede verdadera alegría: Cristo ha muerto por ti y por mi, ha sido resucitado por amor y en esa resurrección nos ha traído salvación y vida eterna. Somos humanos y somos hermanos, caminamos juntos en la búsqueda del sentido y de la felicidad, un sentido que ya ha sido manifestado en Cristo Jesús, para que ya no vivamos para nosotros mismos sino para Él que murió y resucitó. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Pascua no es historia del Pasado, es vivencia de un presente que trae a nuestro HOY la grandeza de un Dios que nunca nos ha abandonado y que nos ha dado a su propio Hijo como propiciación por nuestros pecados, como Reconciliación y restauración de aquello que habíamos perdido. En la Eucaristía la Pascua toma cuerpo, aquí el Resucitado parte para nosotros el Pan y nos repite la noticia del amor infinito que vence la muerte. Así como hemos cantado en el Pregón Pascual, “esta es la noche”, podemos parodiar diciendo que en esta noche la Eucaristía nos vincula al misterio Pascual y que en ella experimentamos no sólo el gozo de la salvación en Cristo Jesús, sino que salimos como enviados a proclamar que Vive entre nosotros y que por eso el grito de la noche es ¡Aleluya!. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] La Vigilia Pascual debe ser muy bien motivada y preparada para que sea verdaderamente significativa y marque la vida de la comunidad parroquial. Conviene leer las rúbricas de la celebración, tanto las contenidas en Ordo como en el Misal Romano, para ver todas las opciones celebrativas. Las Palabras que se deben resaltar en esta noche en afiches o carteleras pueden ser: Vive, Resucitó, Aleluya, ha vencido la muerte, etc. Preparar a los lectores y salmistas para que proclamen debidamente las diferentes lecturas y salmos. El mejor sitio para colocar el cirio pascual es cerca del lugar de la Palabra, pues desde allí se entona el Pregón pascual, que tiene como finalidad, entre otras cosas, cantar todo el simbolismo de este cirio. Es necesario recordar que las luces de la iglesia se encienden al cantar por tercera vez “Luz de Cristo”, de tal manera que no se concibe que el Pregón Pascual y la liturgia de la Palabra se realice en tinieblas. La Bendición final de la Misa es solemne, agregando en la despedida el doble Aleluya, que se mantiene durante toda la Octava de Pascua.