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plan nacional de predicación

Lun 8 Feb 2016

"Conviértete y cree en el Evangelio"

La Palabra de Dios nos invita al cambio de vida, a la reconciliación con Dios y con los hermanos. Escuchemos con mucha atención. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Joel 2,12-18[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo de respuesta: 51(50),3-4.5-6a.12-13.14+17 (R. cf. 3a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: 2Corintios 5,20 - 6,2[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Mateo 6,1-6.16-18[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] El miércoles de ceniza a todos nos trae al recuerdo la conversión y la penitencia, pero creo que la liturgia no subraya tanto este aspecto, cuanto la interiorización de los actos de penitencia y de conversión. Así en la primera lectura Dios nos dice mediante el profeta Joel: "Rasguen su corazón, no sus vestiduras". En el evangelio Jesucristo, al enseñar sobre las tres prácticas de piedad del judaísmo: ayuno, oración y limosna, en las tres insiste: "No hagan el bien para que los vean los hombres, y así los recompensen". San Pablo exhorta a los corintios a que se dejen reconciliar con Dios para sentir su fuerza salvadora, y a que no dejen pasar el tiempo favorable, el día de la salvación (segunda lectura). Y finalmente en el salmo 51 (50) llamado el "Miserere", se da una arraigada convicción del perdón divino que "borra", "lava", "limpia" al pecador y llega incluso a transformarlo en una nueva criatura de espíritu, lengua, labios, corazón transfigurados. "Aunque nuestros pecados fueran negros como la noche -afirmaba santa Faustina Kowalska-, la misericordia divina es más fuerte que nuestra miseria. Sólo hace falta una cosa: que el pecador abra al menos un poco la puerta de su corazón... el resto lo hará Dios... Todo comienza en tu misericordia y en tu misericordia termina". [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Las tres lecturas de hoy expresan con claridad el programa de conversión que Dios quiere de nosotros en la Cuaresma: conviértanse y crean en el Evangelio; conviértanse a mí de todo corazón; misericordia, Señor, porque hemos pecado; déjense reconciliar con Dios; Dios es compasivo y misericordioso... Cada uno de nosotros, y la comunidad, y la sociedad entera, necesita oír esta llamada urgente al cambio pascual, porque todos somos débiles y pecadores, y porque sin darnos cuenta vamos siendo vencidos por la dejadez y los criterios de este mundo, que no son precisamente los de Cristo. Puntualicemos la triple dirección de esta conversión que apunta el evangelio: a) la apertura a los demás: con la obra clásica cuaresmal de la limosna, que es ante todo caridad, comprensión, amabilidad, perdón, aunque también limosna a los más necesitados de cerca o de lejos, b) la apertura a Dios, que es escucha de la Palabra, oración personal y familiar, participación más activa y frecuente en la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación, c) y el ayuno, que es autocontrol, búsqueda de un equilibrio en nuestra escala de valores, renuncia a cosas superfluas, sobre todo si su fruto redunda en ayuda a los más necesitados. Las tres direcciones, que son como el resumen de la vida y la enseñanza de Cristo, nos ayudan a reorientar nuestra vida en clave pascual. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Hoy el signo identificador del inicio de la Cuaresma es la ceniza. En la imposición tenemos dos fórmulas, igualmente tradicionales: "Conviértase y crea el Evangelio", o "Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás". El sentido de la conversión penitencia y el de la caducidad son igualmente "predicables" al hombre de hoy. Solemos utilizar normalmente la primera, aunque la segunda también es actual: en esta vida breve, hay que ir consumiendo el hombre viejo para alcanzar el fuego y la luz del hombre nuevo, resucitado, en la Pascua. La bendición e imposición de la ceniza ha de hacerse con dignidad, mostrando el sentido de un rito que abre la Cuaresma, tiempo favorable y día de salvación (cf. 2. Iectura), de un rito que responde a una actitud interior filial ante el Padre, que no tiene nada que ver con una obsesión o tristeza o con una práctica rutinaria y puramente exterior (evangelio). Por eso la ceniza no ha de imponerse sin unas palabras (homilía) que clarifiquen y ayuden a discernir, nunca fuera de una celebración. Hay que tener presente que este rito sustituye el acto penitencial del principio de la misa. Se podrá optar hoy por celebrar la eucaristía o simplemente por ofrecer una celebración de la Palabra de Dios con el rito de la ceniza; depende de las circunstancias y de la sensibilidad de los fieles. En la eucaristía hay que subrayar que "este sacrificio que inaugura la Cuaresma" (ofrendas), es preparación para la celebración de la Pasión del Señor. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Resaltar la frase: “conviértanse a mí de todo corazón”. Insistir en las palabras: conversión, penitencia, misericordia, ayuno, oración y limosna. Subrayar que se inicia el camino hacia la Pascua. No olvidar que es día de ayuno, abstinencia y obras de caridad. Tener en cuenta que la ceniza se debe hacer de ramas de árboles o de los ramos bendecidos el año anterior, y que se impone sobre la frente o sobre la cabeza, directamente con los dedos (no con sellos de corcho o de otro material). Se debe corregir o evitar cualquier cosa que lleve a la práctica supersticiosa de la imposición de la ceniza. No olvidar que la ceniza se impone dentro de la Misa o en una Liturgia de la Palabra. En la Misa de hoy se omite el acto penitencial, porque luego se tendrá la imposición de la ceniza. La bendición e imposición de la ceniza tiene lugar después de la homilía y antes de la Oración Universal o de los Fieles, como lo indican las rúbricas de los libros litúrgicos (cf. Misal Romano, pp. 71-74; Ceremonial de los Obispos, nn 253-259). Tener presente que se inicia la Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes. Recordar que: El tiempo de Cuaresma abarca desde el Miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo, exclusive. Cada día de Cuaresma tiene Misa propia completa. Se inicia el uso del Tomo II de la Liturgia de las Horas. Durante la Cuaresma y hasta la Vigilia Pascual, exclusive, no se dice ni el gloria ni el Aleluya (se exceptúan solemnidades y fiestas). En el tiempo de Cuaresma no se debe adornar con flores el altar, y se permiten los instrumentos musicales sólo para sostener el canto, como corresponde al carácter penitencial de este Tiempo (se exceptúan de esta norma el domingo IV de Cuaresma - Laetare – y las solemnidades y fiestas. Año Jubilar: Envío de los Misioneros de la Misericordia en la Basílica de San Pedro. Que la cuaresma sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios, por ello es oportuno motivar, preparar y ofrecer: Las celebraciones penitenciales, las confesiones indivi-duales, el viacrucis.

Lun 1 Feb 2016

Escuchemos la voz del Señor

Ahora somos invitados a escuchar la voz del Señor. Abramos nuestra mente para descubrir la presencia de Jesús que nos ayuda a mantener en nuestro corazón el mensaje dado por la Palabra de Dios para que nuestras acciones sean guiadas por su Voluntad. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Isaías 6,1-2a.3-8[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 138(137),1-2a.2bc+3.4-5.7cd+8bc (R. 6a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Corintios 15,1-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 5,1-11[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] ¿Cuál es el nexo entre las lecturas?. El misterio de la libre y gratuita elección y llamada de Dios permea las tres lecturas litúrgicas de este domingo. En el Antiguo Testamento la vocación profética de Isaías que es elegido durante una acción litúrgica en el templo de Jerusalén: "Oí la voz del Señor que me decía: ¿A quién enviaré? (primera lectura). Continuamos leyendo en san Lucas el ministerio de Jesús en Galilea, ahora con la vocación de sus primeros discípulos, junto al lago de Tiberíades y la pronta respuesta de dos parejas de hermanos: "No temas, desde ahora serás pescador de hombres" (Evangelio). Finalmente, en la carta a los Corintios, después del tema de los carismas y la unidad en la Iglesia, saltamos al capítulo 15, donde nos quedaremos cuatro domingos: es un capítulo que Pablo dedica al tema de la resurrección de los muertos. Él evoca la aparición de Jesús resucitado, camino de Damasco, a él, "el menor de los apóstoles...pero por la gracia de Dios soy lo que soy" (segunda lectura). El salmo 138 (137) donde descubrimos la misericordia de Dios como fundamento de toda confianza vemos al orante que se dirige a Dios, que siempre lo escucha, le infunde ánimos y fortaleza, incluso ante el sufrimiento. El Señor “se fija en el humilde y el abatido”, y sale en defensa de los débiles y de las víctimas. Por tanto, debemos estar seguros de que, por graves y difíciles que sean las pruebas que nos esperan, nuestra vida siempre estará en manos del Señor. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] La vocación de Pedro y de sus compañeros nos muestra unas características del discipulado, a saber: primero se ve la acción de Jesús y se escuchan sus palabras: Jesús habla desde la barca de Simón Pedro. La Palabra de Jesús es una Palabra que atrae, es poderosa. En segundo lugar, podemos ver que Pedro confiesa a Jesús como Señor, se postra ante Él, se descubre pecador. Descubrir quién es Jesús es descubrirse a uno mismo: ¿quién soy yo?. En tercer lugar, el llamado exige una responsabilidad misionera: “ser pescador de hombres”, es decir, la disposición de congregar personas en torno a Jesús para crear comunidad. En cuarto lugar, observemos que el discipulado se hace en forma de viaje. Implica entrar en el dinamismo de Jesús, quien camina hacia la cruz y la exaltación. Es un discipulado itinerante. En quinto lugar, se muestran las renuncias que se deben realizar: sacar las barcas a tierra (como para no volver a pescar), dejar todo (romper las relaciones anteriores) y seguir a Jesús (quedarse con el Maestro). Jesús llama y espera una respuesta del candidato pero no le da alternativa. Eso significa que la persona debe pensar con atención las implicaciones que conlleva seguir a Jesús. Los discípulos de Jesús dejan todo y se quedan con Él, porque quedarse con el Maestro es disfrutar de todo [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Para que nuestra respuesta como discípulos misioneros a la vocación de Dios y nuestra colaboración en su Reino sean realidad, tenemos la gran ayuda de la Eucaristía, en la que nos sentimos apoyados por los otros creyentes que se reúnen en comunidad, por la Palabra de Dios que nos guía y por la fuerza que nos da el Alimento eucarístico. En la experiencia mística que tiene Isaías, con una visión idealizada de la "liturgia" del cielo, los ángeles "gritaban diciendo: Santo, santo, santo, el Señor de los Ejércitos, la tierra está llena de su gloria". Nosotros, en la Plegaria Eucarística, cantamos el mismo canto, alabamos a Dios, nos unimos con Cristo, y al final escuchamos muy atentos nuestro "envío misionero" a este mundo: "Pueden ir en paz". Entonces empieza lo concreto de nuestra respuesta: nuestro estilo de vida, nuestra fe hecha esperanza y servicio fraterno, nuestro compromiso de trabajar como apóstoles de Cristo. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Resaltar la frase: “No tengas miedo; desde ahora vas a pescar hombres”. Insistir en las palabras: vocación, misión, misericordia, Palabra, seguimiento. Se sugiere resaltar en este domingo los silencios y la música, como elementos fundamentales de la acción litúrgica. Recordar que esta semana: Es la Jornada Mundial del Enfermo, el jueves 11, conmemoración de Nuestra Señora Lourdes, Es el Miércoles de Ceniza con el que damos apertura al tiempo de Cuaresma.

Dom 24 Ene 2016

Como profetas mostremos el camino al reino

La Palabra Divina que se nos ha de proclamar nos recordará que también nosotros hemos de actuar como profetas que anuncian el Reino de la esperanza y que muestran al mundo el camino seguro que nos permite dar testimonio del Resucitado Vencedor de la muerte y llevar a todos la verdad que salva. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Jeremías 1,4-5.17-19[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 71(70),1-2.3-4a.5-6ab.15ab+17[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1Corintios 12,31 - 13,13[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 4,21-30[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] En la primera lectura hay una visión profética que alcanza su plenitud y su realización en Jesús. Él es el Profeta de las Naciones que Jeremías nos representa en la primera de las palabras escuchadas en este domingo. Hay un destino constante para el profeta; ser signo de contradicción en medio de la comunidad, ser rechazado, despreciado, ignorado, se vuelve “parte” del oficio de profeta, ya en el antiguo testamento, ya en la hora presente. Incluso se hace necesario clarificar que el profeta no es, necesariamente, un vidente del futuro sino un intérprete de la historia que se vuelve actual cuando la historia misma le da la razón, cuando, como en Jesús, las gentes se admiran y luego repudian a quien les hace presente la misericordia de Dios, a quienes les reclaman por los constantes extravíos, a quienes les proponen audaces compromisos. En el salmo se nos propone, como para hacer eco a la precedente lectura, proclamar el auxilio divino a todos, esto es, anunciar que la acción de Dios en la historia debe ser contada pero no como una narración de victorias humanas, sino como una intervención salvadora que compromete la totalidad de la persona y la comunidad en la que se vive. San Pablo en este día nos propone una de las más bellas y comprometedoras páginas de la Sagrada Escritura: El Himno de la Caridad. El amor humano tan sublime en su originalidad, ha perdido su esencia porque se nos olvidó que su plena realización está en el don al otro, en la entrega comprometida de la vida, en la Caridad que San Pablo retrata en catorce condiciones, en catorce señales. Este amor elevado a la gracia de caridad, es el que se vuelve misericordia, esperanza, vida para todos. El evangelio, volviendo a la idea de la primera lectura, es el retrato de una escena impactante: Jesús no es acogido como muchos lo esperaban. En su tierra recibe como señal la indiferencia, la admiración que se vuelve escepticismo. Es el destino de todo profeta. Por eso ya en otra parte del Evangelio, Jesús sabrá advertir que no siempre las alabanzas son garantía de acogida. Jesús sale de Nazaret, parece que no retornará más. Le espera el resto de Israel, le espera la pasión, le espera una gloria en la que su destino de profeta será corroborado por el testimonio final. Es allí donde retoma la Iglesia la tarea, es allí donde se apoya la fuerza de la Palabra que escuchamos, y que luego, así cause contradicción, debe ser proclamada con fe. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Necesitamos urgentemente el servicio y la misión de los profetas. La realidad es compleja, difícil, árida. Los profetas de este tiempo han de conocer que ante las fallidas propuestas del mundo también puede aparecer en el corazón de la humanidad el escepticismo que se nota en Nazaret. Mirar la vida con ojos de profeta no puede limitarnos a aquello de juzgar la historia. Es propio del creyente proponer la persona de Jesús como revelación definitiva de la vida, de la esperanza, de la luz que ilumina sin enceguecer, del amor que se ofrece sin egoísmos, de la alegría que sabe transformar la amargura de los corazones y de los pueblos en una voz de esperanza y de paz. No podemos desanimarnos con la indiferencia del mundo. Seguimos con Jesús llevando el Reino que hace ocho días se anunciaba, a quienes tengan la buena voluntad de acoger la voz de Dios y la fuerza de su amor generoso. Nazaret queda atrás… la casa, el taller, las gentes. Jesús camina ahora hacia nosotros para que nosotros lo acojamos con fe, para que al acogerlos nos pongamos de su lado y para que al ponernos de su lado, sintamos la urgencia de seguir mostrando el auténtico amor de Dios a cada persona, a cada cultura, a cada realidad. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Cada Domingo Jesús viene a nosotros en su palabra, en el Sacramento del Amor. Que nuestro corazón esté en capacidad de acogerlo con gozosa esperanza, que al acogerlo, hagamos de su presencia constante la mejor motivación para que al salir de nuestra fiesta de esperanza, le mostremos al mundo con un profetismo auténtico, que somos los seguidores de aquel que se hizo signo de contradicción en su misma tierra, pero que es la vida de todos. Imaginamos que tras la hostilidad de los nazarenos, también María emprendió el camino de su Hijo, y le seguirá acompañando, discretamente, para enseñarnos a vivir y para apoyarnos cuando como el profeta y como Jesús sintamos el dolor de la indiferencia. Cuánto necesitamos que se renueve la dimensión profética de la comunidad creyente y que esta tarea trascienda e ilumine la vida creyente y haga que los creyentes, unidos en la caridad, sean vida comunicada, amor compartido, esperanza vivida con amor y alegría. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Insistir en el sentido de las palabras: elección, llamado, profeta, enviado, Palabra y amor. Se podría hacer una cartelera en la que se destaquen algunas personas que en la historia de la comunidad han dado testimonio de auténtica vida cristiana. Aunque es domingo, concurre en el calendario el recuerdo de San Juan Bosco. Hágase conocer a los creyentes este modelo de gracia y santidad. Tener en cuenta que en la semana que se inicia, lunes 2 de febrero, se celebra la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, recuerda que Jesús vino a cumplir lo anunciado y a señalar el camino de la vida y de la paz. Se debe hacer bendición de los cirios y procesión. Año de la Misericordia: Jubileo de la Vida Consagrada y Clausura del Año de la Vida Consagrada.

Lun 18 Ene 2016

Se cumplirá la Escritura

Como el pueblo de Israel o como los que estaban en la Sinagoga de Nazaret, acojamos con fe la palabra de Dios y pidamos que podamos descubrir con un corazón generoso y fiel, que hoy, también entre nosotros, se cumplirá esta Escritura que va a ser proclamada. Escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Nehemías 8,2-4a.5-6.8-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 19(18),8.9.10.15 (R. Jn 6,63c)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: 1Corintios 12,12-30[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 1,1-4; 4,14-21[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Todavía en los comienzos del Tiempo Ordinario, en este Año de la Misericordia, se nos recuerda en las lecturas de hoy que las Palabras del Señor son “espíritu y vida” como lo acabamos de responder en el Salmo. Hay una agradecida memoria en el pueblo de Israel: la Ley encontrada, proclamada y celebrada le vuelve a mostrar a la comunidad la ruta que Dios señala y la importancia de tener un derrotero a través del cual la convivencia humana se vea iluminada por las normas de vida con las que debe recorrerse el camino de la vida. Una palabra cumplida por el Señor siempre es el mejor signo de una historia de fidelidad. Dios que habla por los labios del Lector, provoca dos sentimientos en la comunidad: una inmensa alegría por este “reencuentro” y luego una actitud penitencial en la que la comunidad entera se pone en estado de conversión, reflexiona su vida y piensa que lo mejor es estar en la línea amorosa con la que Dios dibuja su plan de salvación y de vida. Cuando se proclama una palabra que tiene “espíritu y vida” el Espíritu del Señor despierta inmediatamente unas reacciones maravillosas: la unidad, la diversidad de dones, la profusión de carismas que hacen que el Pueblo de Dios le comunique al mundo el testimonio de vitalidad y de esperanza que necesitamos (segunda lectura). Al gozo de la Palabra hallada y proclamada, se une el Evangelio tan especial de este domingo. San Lucas nos atestigua la seriedad y la intención de su trabajo al recoger amorosa y cuidadosamente la vida de Jesús, y nos entrega, el contenido de la experiencia vivida por la comunidad que estuvo cerca a Jesús en su ministerio. Decir cómo se hizo el Evangelio es el mejor prólogo a la inauguración del tiempo en el que Jesús proclama el Reino y le ofrece a los que luego llamará Bienaventurados, a los humildes, a los pobres, a los urgidos de esperanza, la primicia de su presencia salvadora. Este Evangelio se volverá a proclamar en la Misa Crismal, y es envío misionero que nos compromete en el anuncio de la verdad y de la esperanza. Jesús lee su misma vida en el texto de Isaías, la gente escucha cómo en Él mismo se hace actual la promesa de Dios y cómo se abre la proclamación del tiempo de la gracia en el que la fuerza del amor puede cambiar lo que la fuerza de la injusticia y del desamor han querido derribar en la dramática historia de la humanidad. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Hoy también para nosotros se cumple la Escritura. La que escuchamos tantas veces con indiferencia, la que incluso tenemos en nuestras casas abierta en el mismo pasaje sin ser leída. El acoger la Revelación de Dios le propone al mundo en el que nos movemos, el testimonio valeroso y generoso de los creyentes que, como Jesús, sabemos que también se nos dio el Espíritu y se nos sigue enviando a proclamar la gracia del perdón, de la reconciliación, de la esperanza. Nuestra patria, nuestra comunidad, nosotros mismos, tenemos una sed de misericordia y de esperanza que nos ayude a vivir al estilo de Jesús, y que nos permita iluminar tantas cegueras, sostener tantos pasos vacilantes, devolver tantas oportunidades de vivir a quienes comparte nuestro camino. Jesús en la Sinagoga de su pueblo, Nazaret, nos vuelve a decir hoy que es el tiempo de la gracia, de la esperanza, de la vida nueva que esperamos construir juntos, movidos por el Espíritu, fortalecidos por la solidaridad con el dolor humano que se vuelve amor y vida como lo hizo Jesús. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Hoy en las lecturas aparece un detalle importantísimo en nuestras celebraciones de la fe: el que proclama la Palabra. En la primera lectura, Dios habla a su pueblo en la proclamación de la Ley, en la alegría de escuchar por voz humana, la llamada constante de Dios a la santidad y a la gracia. Es el sentimiento que deberíamos vivir cuando se nos proclama la Palabra, cuando hasta el mismo libro que la contiene, se hace invitación para que Jesús nos haga discípulos fieles que reconozcamos que ha llegado ya a su plenitud cuanto anunciaron los profetas y que los nuevos profetas de este mundo somos los que actuamos y vivimos en el estilo del Reino que se ha inaugurado en Nazaret, que tendrá por trono la Cruz y por corona compartida la Victoria Pascual de Cristo. La Madre de Jesús, que seguramente estaba también en Nazaret, nos ayude a descubrir que hoy, con nuestra disponibilidad, también se cumple la Escritura. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Conviene que la Palabra Divina que se va a proclamar, recupere su significación y por ello sería deseable destacar especialmente en el día de hoy el ambón, como espacio sagrado e incluso venerar con el incienso el Evangeliario, signo de Cristo, palabra hecha carne. Insistir en que no es correcto litúrgicamente pasar en la Misa a proclamar la Palabra de Dios valiéndose simplemente de unas «hojitas», pues esto no respeta ni la dignidad que se le debe a la Palabra, ni el sentido del momento litúrgico; para ello se han elaborado libros litúrgicos propios. Recordar que esta semana: El lunes 25 de enero, es la Fiesta de la Conversión de San Pablo, apóstol. Este mismo día, en el contexto del Jubileo de la Misericordia: Celebración ecuménica en la Basílica de San Pablo Extramuros.

Sáb 9 Ene 2016

Liturgia comienza el 2016 con ambiciosos proyectos

El 2015 ha sido un año de renovación en el departamento de Liturgia del episcopado colombiano. Publicaciones con nuevos bríos y un trabajo orientado a la colaboración, son los ejes que han marcado la gestión que termina. Su director, el padre Jairo Alberto Montoya destaca la elaboración del Plan Nacional de Predicación, una publicación tradicional del episcopado, que este año ha tenido toques novedosos. También menciona al Ordo que, a partir de un rediseño y una nueva presentación, quiere marcar una nueva etapa. Entrevista: Padre Jairo Alberto Montoya Pero si se habla de novedades, una de las que viene trabajando este departamento es la de App del Ordo, una aplicación para dispositivos móviles que en mayo de 2016 verá la luz en su primera fase. Así también se viene adelantando tareas con la Liturgia de la Horas para los fieles, que en el nuevo año tendrá una edición popular y unas instrucciones. Otro de los grandes logros del 2015 ha sido la conformación de la Comisión Nacional de Liturgia, un cuerpo de oración, reflexión y trabajo académico. El padre Jairo Montoya adelantó que para el 2016 se tiene previsto la realización de procesos de formación y capacitación al presbiterio y animadores de liturgia. Además se tiene previsto un EncuentroNacional de Directores, Profesores, Religiosos y laicos.

Lun 4 Ene 2016

Dejémonos empujar a la misión

La voz del Señor que abre el cielo es la que confirma y empuja la misión de Jesús para que alcance hasta los límites del orbe, dejemos que esta misma Palabra abra nuestros corazones y nos empuje a la misión. Escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Isaías 42,1-4.6-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 29(28),1a+2.3ac-4.3b+9b-10 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Hechos de los Apóstoles 10,34-38[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 3,15-16.21-22[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Con el genio de un pintor la liturgia de la Palabra de este domingo, quiere seguir esclareciendo el rostro de Dios, revelando su misterio, durante 3 domingos el ciclo C se dedica a dibujar o a revelar la epifanía de Dios. Hoy estamos ante esta segunda pincelada, que está a punto de dejar la obra de Dios bellamente representada ante los ojos humanos. A diferencia de los otros evangelios para Lucas Juan está en un segundo plano, nunca se afirma que bautice a Jesús, la fuerza para Lucas va a radicar en el Espíritu Santo que unge al Señor y en la voz del cielo que confirma la identidad de Jesús y su misión. Para el evangelista tanto el Jesús como su bautismo inauguran el tiempo nuevo: la irrupción de Dios en la historia, por eso la espera del pueblo no se va a cumplir con el signo de la conversión propuesto por Juan, sino por la profundidad del bautismo cristiano. Aquel solo era con agua, este en cambio es con Fuego y Espíritu, aquel solo llevaba a la conversión, el nuevo bautismo no solo constituye el perdón de los pecados, sino que abre el cielo y da la filiación divina. Por eso no está reservado solo a unos cuantos, sino que está dado para todos, pues como afirma Pedro en casa de Cornelio “Dios no hace acepción de personas”, esta dimensión universal de la fe, querida y esperado por la profecía de Isaías 42 que leemos hoy, se cumple por la revelación suprema de Jesús, luz de las naciones. Las lecturas lejos de buscar retratar los elementos antiguos del bautismo de Juan o de cualquier otro rito de aquel tiempo están expresando la novedad del bautismo cristiano: Es una acción trinitaria para regalar al hombre, a todos los hombres, el don de la filiación divina, el don de sentirse hijos muy amados, los predilectos, sin embargo esto no puede quedarse ahí, sino que, siguiendo la lógica del evangelio de Lucas, debe llevar a cada fiel a vivir la dimensión misionera de su fe, pues los textos de la Palabra que leemos en este día así lo demuestran y exigen. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] La gran herida de la pastoral en este tiempo es el olvido de la maravilla de ser hijos. Si en los cristianos la dignidad de la filiación divina fuera explicita, seguramente no existirán las injusticias y vejámenes que contemplamos ante nuestros ojos. Cada uno se esforzaría por vivir como exige la dignidad a la que ha sido llamado y por permitir que los otros también vivieran como hijos. La dignidad que hemos adquirido en el bautismo no es accidental, sino esencial, hace parte de nuestra condición de vida cristiana. El problema nace cuando a causa de la cerrazón del corazón no escuchamos la voz del Padre y no vivimos la unción del Espíritu que hemos recibido y que nos ha cristificado. Una pastoral adecuadamente iluminada por la Palabra tendría que llevar a cada fiel a vivir su dignidad cristiana, a que anuncie a los demás aquella realidad que poseen y así lograr juntos la construcción del Reino de Dios en medio de los hombres, por eso todo bautizado debe vivir su fe en clave de misión, pues la fe que no se comparte se estanca, se pierde, en cambio como decía san Juan Pablo II: La fe crece dándola. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Estamos celebrando el jubileo de la misericordia y el primer paso para sentir este don maravilloso del corazón del Señor no es sentirnos pecadores, sino sentirnos hijos. Esta dimensión tendría que marcar todo nuestro caminar durante este año, pues al experimentar dicho don: al sentir que también a nosotros, como a Jesús, el Padre nos llama sus hijos, nos unge con el Espíritu y nos envía a toda la tierra, tendría que convertirse en la consigna de toda nuestra vida. En la fiesta de la Epifanía, Dios se nos ofrecía pequeño y débil, ahora en su bautismo se nos presenta como el ungido y como el hijo ¿estamos viviendo estas realidades en nuestra historia de vida personal? Ahora que, con este domingo, estamos concluyendo la celebración de las fiestas de navidad y estamos a punto de iniciar la primera parte del tiempo ordinario, ¿Qué tanto hemos descubierto la cercanía de Dios que nos hace miembros de su familia? ¿Estamos siendo nosotros la presencia de Cristo? [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Sería conveniente administrar el sacramento del bautismo en este día. Si no se administra el sacramento del bautismo, podría usarse el rito para la bendición y la aspersión del agua, p. 1053 del Misal Romano, que ocuparía el lugar del acto penitencial. Recordar que: Hoy finaliza el tiempo de Navidad y desde mañana, lunes 11 de enero, comienza la primera parte del Tiempo Ordinario, que se prolonga hasta el martes 9 de febrero. Se sigue el formulario de la Misa para la semana I del Tiempo Ordinario, p. 291 del Misal Romano. Liturgia de las Horas Tomo III, Salterio 1ª semana.

Sáb 2 Ene 2016

Seamos peregrinos de la Fe

La peregrinación de la fe es el tema que nos muestran los textos de este día, para que nadie se quede estático sino que se ponga en camino con el don de la propia existencia a encontrarse con Dios y a establecer vínculos de solidaridad fraterna con todos los hermanos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Isaías 60,1-6[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 72(71), 1-2.7-8.10b-11.12-13 (R. cf. 11) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Efesios 3,2-3a.5-6[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mateo 2,1-12[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La manifestación del Hijo del eterno Padre en nuestra propia carne abre para toda la humanidad nuevos tiempos, los que Él mismo Padre había determinado desde la creación, cuando el hombre estaba inmerso en la luz de la gloria divina y que el pecado había oscurecido, haciendo al hombre enemigo de Dios. Esta enemistad sigue latente según el relato del Evangelista Mateo, cuando nos muestra a unos paganos caminando al encuentro del “Rey de los judíos” que ha nacido en Belén, mientras que las autoridades políticas y religiosas del pueblo de Israel experimentan “sobresalto”, pues ha aparecido la luz que pone al descubierto lo que hay en el corazón del hombre. Cerrarse a su resplandor y permanecer en plena noche fue el camino elegido por este grupo liderado por Herodes, sendero diametralmente opuesto al de Pablo, quien siendo también judío se regocija en haber conocido el misterio revelado y por el cual, ha sido constituido miembro del cuerpo de Cristo y partícipe de todos los dones concedidos por el Padre a aquellos que se acojan a su luz, rindiendo la propia existencia para servir a la construcción del Reino de Dios. El Verbo, por su Encarnación, ha recorrido el camino que le acerca al hombre, asumiendo la naturaleza humana; ahora el hombre, es convocado a caminar hacia el encuentro con Él, para presentar nuestro ser como un humilde presente a Aquel que nos ha enriquecido con toda clase de dones espirituales y materiales. En la pequeñez el Padre eterno manifiesta la grandeza de su poder, para convocar entorno a la fragilidad del niño a todos los pueblos de la tierra, para que en adelante no haya sino un solo rebaño bajo el cayado de un solo pastor. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Quien lee desde la fe el misterio de la Encarnación como la más grande bendición divina, no puede menos que llenarse de alegría, otra realidad que sobresale en los textos bíblicos. Aquellos que han vivido como deportados en tierra extrajera, que habían salido de la ciudad de Dios (vivir en su amistad), retornan habiendo dejado atrás el yugo del pecado y apuran presurosos el paso para llegar al encuentro del Señor. También hoy. muchos hombres llegan ante nosotros preguntando por Aquel que es fuente de la plena felicidad: lo hacen los jóvenes en su rebeldía para ajustarse a los modos del mundo actual, que ellos encuentran distante de ser el ambiente deseable para el desarrollo integral de la persona: las injusticias, el dolor de los más débiles, los carentes de posibilidades de desarrollo, los intrincados caminos para acceder al estudio de calidad o encontrar un trabajo digno son algunos de los motivos de sus búsquedas. Hay búsqueda de felicidad en aquellas parejas de esposos que ven fracturarse la confianza y fidelidad juradas ante el altar del Señor, asumiendo como solución la ruptura del vínculo sagrado. Anhelan felicidad los niños que crecen sin la presencia de su padre o madre, aquellos que carecen del calor hogareño, aquellos que están atados a vivir en la ignorancia porque no tienen acceso al estudio, a la salud, a un trato digno. Buscan felicidad todas las mujeres que hoy son ignoradas, ultrajadas o sometidas a condiciones inhumanas de esclavitud. Encontramos entonces muchas búsquedas y grandes insatisfacciones, que el recién nacido quiere iluminar con su luz, quiere transformar con su presencia, quiere acompañar con su gracia. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Eucaristía que ahora celebramos congrega a muchos hombres y mujeres convocados a ser cuerpo, familia de Dios. Ella nos llama a romper las múltiples barreras personales o comunitarias que hemos levantado y que son fuente de división y discordia. La epifanía es un canto a la unidad, a la luz, a la vida, a la alegría. Por ello todos los que vivimos este misterio, estamos llamados a salir desde nuestro contacto íntimo con el Niño de Belén al encuentro con los hermanos que recorren muchas sendas equívocas y que esclavizan. Esta epifanía debe despertarnos de nuestro letargo espiritual, ese que nos hace celebrantes inactivos, que nos impide salir a participar a los hermanos de los dones que se nos han otorgado. Como Pablo estamos convocados a confesar que nuestra vida es Cristo y Él es nuestra máxima riqueza, que sin su presencia se oscurece la existencia humana y crecen en número e intensidad las mezquindades, llevándonos a vivir aferrados a egoísmos, a levantar muros, a separar, a dañar. La Epifanía de nuestro Señor Jesucristo conduzca a todos los aquí congregados a salir por los caminos del mundo, como estos peregrinos que han llegado hasta el portal, para comunicar con alegría cuanto en gratuidad se nos ha otorgado. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Convendría Insistir en que el personaje central en este día es Jesucristo, el Niñito del Pesebre, y el misterio de la salvación revelado a todos y para todos por Él; y no las figuras de los llamados «tres reyes magos». Encender una luz al frente del pesebre podría ser elemento pedagógico. En la entrada procesional podría incluirse que algunos miembros lleven dones de especial significado y se depositen ante el pesebre con una finalidad específica: un mercado como solidaridad con los pobres, el agua como signo de la naturaleza que debe cuidarse, unas biblias para entregar a los fieles para que su fe sea iluminada, entre otros. Convendría hacerse la fórmula de bendición solemne: «En el primer día del año», p. 471 del Misal Romano.

Lun 28 Dic 2015

El niño Dios es artífice de la Paz

Acerquémonos al Banquete que el Señor nos sirve en la Mesa de su Palabra, para acoger la bendición dada a la humanidad en su Hijo, Palabra eterna del Padre, que ha entrado en el mundo por obra del Espíritu en María, Madre de Dios y Madre de todos los hombres. Este pequeño niño que contemplan los pastores en la gruta de Belén, es el artífice de la paz verdadera y duradera. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera Lectura: Números 6,22-27[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo de respuesta: 67(66),2-3.5.6+8[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda Lectura: Gálatas 4,4-7[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Lucas 2,16-21[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Llegamos a este día para proclamar nuestra fe en Aquel que es verdadero Dios y verdadero hombre. Él es la bendición del Padre para toda la humanidad, que se ha realizado con la entrada del Verbo eterno en este mundo, tramite la maternidad de María y que, al igual que los pastores, nosotros somos invitados a acercarnos hasta Él para adorarlo como a nuestro Salvador. Los sacerdotes de la antigua alianza, alentados por Moisés, han proclamado: “el Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor”; así mismo proclama la Iglesia y hoy venidos adorarlo, porque todo los anuncios han llegado a plenitud en el pesebre, allí la Buena Nueva nos es presentada por una Madre y un padre, como “el niño acostado en el pesebre”. Contemplarle, llena la existencia de estos humildes hombres de un gozo desbordante, confirmándoles que lo dicho por los mensajeros divinos es verdad. Dios no miente, no se margina de la vida de los que ama, sobre ellos derrama con desbordante bondad su favor. Pablo nos resume toda esta verdad en una confesión que en su sencillez refleja una profunda densidad: “cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer”. Así testimonia que lo acontecido en el pesebre es obra divina, haciéndonos ver como parte del diseño salvador la Encarnación del Verbo y la maternidad de María. En una y otra acción resplandece la bendición divina, para que todos nosotros fuésemos rescatados y viniéramos a ser “hijos por adopción”, capacitándonos para proclamar en fuerza del Espíritu, que Dios es nuestro Padre. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] El regocijo de la Iglesia por el don otorgado nos hace estallar en cánticos de alabanza y reconocimiento de la gloria divina. No se trata de una fiesta entre muchas, es la Fiesta con mayúscula, el Sol de la Justicia brilla reluciente en el hoy de nuestra historia. Ha venido al mundo nuestra paz y reconciliación, a pesar de nuestro pecado, Dios ha fijado su mirada en nosotros y nos ha bendecido, tomando nuestra carne en el seno virginal de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. En este año de la misericordia, la pacificación es el fruto de la intervención divina, que no quiere a sus hijos viviendo lejos del abrazo paternal del amor, por eso se nos invita a llegar con confianza a Aquel que se ha compadecido de nuestros extravíos, de nuestras miserias, de nuestras pobrezas. No quiere ser el Dios distante, frío, indiferente, pues tiene un corazón que se conmueve ante la desnudes que origina en nosotros el pecado y, nos recoge entre sus manos para sanar nuestras heridas, fortalecer nuestra fragilidad, acompañar nuestra camino. La paz es don divino y esfuerzo humano, ha indicado en reiteradas ocasiones nuestra Madre la Iglesia, ella viene de la contemplación del misterio divino, de la admiración ante su obra, para desembocar en una entrega generosa de nuestro ser. María se extasía ante el recién nacido y, solo atina, guardar todo en su corazón. Esta actitud contemplativa de María antes que quietud, es respuesta de compromiso, adquiriendo fuerza aquellas palabras proclamadas por la Virgen al momento de la anunciación: “hágase en mí según tu palabra”. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Celebrar este día de la Maternidad divina de María, esta jornada mundial de oración por la paz, este inicio del año civil, es ser invitados a clamar la bendición divina del Padre sobre el mundo, trabajando con denodado empeño en la tarea evangelizadora en el seno de nuestras comunidades, para que muchos ante tan alegre noticia –como los pastores– vayan presurosos al encuentro de Jesús, fuente de la paz verdadera. Hemos dado un paso del 2015 al 2016 por pura gracia, por bendición de Dios, otorgándosenos así una nueva oportunidad para la gracia de Dios, que nos esforcemos por vivir de tal manera que nosotros mismos seamos bendición para los demás, prolongación de la bendición dada en el Hijo eterno, en María –Madre nuestra-, en esta Eucaristía: fiesta de la vida de los hijos del Padre, memoria de las acciones salvíficas y alimento para fortalecer a todos los que alegrándonos con la llegada del Verbo al mundo, nos comprometemos a ser servidores de la vida, de la misericordia, del amor, de la justicia y de la paz. El Papa Francisco propone en su mensaje para esta Jornada de Oración por la Paz, transitar el camino que nos lleve a salir de nosotros mismos, de nuestros instalamientos y comodidades, en definitiva a salir de nuestros egoísmos para ir al encuentro del hermano. De allí que ofrece rasgos de este camino, cuales son: “la maduración de una cultura de la legalidad, de la educación al diálogo y a la cooperación”, indicando que son “formas fundamentales de reacción constructiva” ante las múltiples cuestiones que afligen a la humanidad. Decirnos hoy, feliz año nuevo, es comprometernos con estas actitudes que indica el Papa y con muchas otras que testimonian nuestra condición de hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, bendecidos con la maternidad de María. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Hacer notar el carácter festivo de la celebración con los cantos, la disposición del lugar, alguna ornamentación a la imagen de María y una ofrenda con destinación a los pobres para subrayar la reconciliación y la paz. Celebrar con dignidad, para que el celebrar del mundo no absorba la grandeza del misterio que se nos brinda y termine por ocultarlo ante nuestros ojos. Jornada Mundial de Oración por la paz. Convendría tener presente el mensaje del Santo Padre para esta Jornada. Recordar que el próximo domingo, 3 de enero, es la solemnidad de La Epifanía del Señor. Tiene Misa de la Vigilia (sábado 2 en la tarde) y Misa del día. Apertura de la Puerta Santa de la Basílica de Santa María la Mayor