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san lucas

Jue 20 Ene 2022

Hoy se ha cumplido esta Escritura

TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Enero 23 de 2022 Primera lectura: Nehemías 8, 2-4a.5-6.8-10 Salmo: 19(18), 8.9.10.15 (R. Jn 6,63c) Segunda lectura: 1Corintios 12, 12-30 Evangelio: Lucas 1, 1-4; 4,14-21 I. Orientaciones para la Predicación Introducción • El libro de Nehemías nos recuerda el momento en que Esdras, sacerdote y maestro, leyó el libro de la ley para motivar a la comunidad a mantener viva su identidad de pueblo elegido por Dios. • San Pablo al dirigirse a los Corintios, nos recuerda que todos somos miembros del cuerpo de Cristo que es la Iglesia, no como una estructura sino como un organismo vivo enriquecido por la presencia del Espíritu de Dios. • Jesús en la sinagoga de Nazaret, nos recuerda que la buena noticia del Evangelio se actualiza cada vez que la recibimos como comunidad creyente que se congrega para escuchar su Palabra. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La lectura de Nehemías nos recuerda lo acontecido a finales del siglo V a. C., cuando el pueblo judío había regresado del exilio de Babilonia, y en medio de una dominación extranjera deben mantener viva la identidad de ser pueblo elegido por Dios; por eso, Esdras, sacerdote y líder reconocido por el pueblo, se dirige a toda la comunidad al hacer la lectura del libro de la ley, y lo proclama solemnemente para dar identidad y sentido de pertenencia a los miembros del pueblo judío, ya que no todos habían regresado del exilio y varias comunidades se encontraban dispersas fuera de Palestina, pero la ley del Señor les permitía congregarse como pueblo elegido por Dios; así reconocen que lo importante es la vivencia de los mandatos y decretos del Señor para sentirse una comunidad elegida. La comunidad celebra un día de fiesta para dar gloria y alabanza a Dios por todo lo que ha hecho en medio de su pueblo santo. El apóstol Pablo escribe a los Corintios para recordarles que todos en diversidad de dones y carismas forman un solo cuerpo que es la Iglesia, comunidad de fe, es decir, un organismo vivo donde actúa la presencia del Espíritu de Dios. Así, la Iglesia es una sola familia donde todos los miembros son importantes, pero deben mantener cohesión y unidad, de modo que la cabeza es Cristo y todos los bautizados somos miembros de su cuerpo místico, de modo que todos estamos llamados a vivir la fraternidad y la caridad y en particularmente, debe ponerse atención a los más débiles y excluidos, ya que todos somos hermanos y debemos fijar la mirada en aquellos más frágiles y vulnerables. El Evangelio de Lucas comienza dirigiéndose a Teófilo, que significa hijo de Dios, de tal manera que podemos decir que es un mensaje escrito para todos los hombres y mujeres que somos hijos de Dios, y aquí se nos narra de modo ordenado todo los hechos y acontecimientos que Jesús realizó para salvarnos. En el pasaje que se lee este domingo se narra el acontecimiento de la sinagoga donde Jesús entra para la liturgia de la Palabra y actualiza el cumplimiento de las Sagradas Escrituras que anuncian un tiempo de gracia y de libertad para todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Jesús actúa lleno del Espíritu de Dios, y por eso, inaugura un tiempo de gracia y de esperanza para la humanidad. La gente fijó sus ojos en Jesús porque estaba ungido por la fuerza del Espíritu Santo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Al igual que el pueblo de Dios en el pasado, nosotros vivimos como en el exilio, en medio de un mundo hostil al Evangelio, pero en medio de tantas dificultades, debemos mantener la identidad de pueblo elegido por Dios. Somos una nación santa y la ley de Dios nos identifica, ya que la vivencia del mandamiento del amor nos estimula a caminar juntos con otros hombres y mujeres que han perdido la esperanza o se han dispersado perdiendo todo vínculo con el pueblo elegido por Dios. Nuestra pertenencia al pueblo de Dios nos debe mantener unidos para caminar como hermanos que se sienten corresponsables la misión evangelizadora que el Señor nos ha encomendado, pues por el bautismo hemos sido ungidos por el Espíritu Santo, de modo que somos miembros de la Iglesia que es el pueblo de Dios que camina en la historia. Esta Iglesia está conformada por todos los miembros de las diversas comunidades que caminan en distintos lugares del mundo pero que forman un único pueblo escogido por Dios pero enriquecido con la diversidad de dones y carismas de sus miembros, todo es posible porque formamos parte de un solo cuerpo que como un todo orgánico está unido a la cabeza que es Cristo, así formamos el “Cristo total”, del que bellamente hablaba san Agustín, al referirse a la unidad de la Iglesia donde todos estamos unidos íntimamente a Cristo que formamos un todo con él, nosotros como los miembros de su pueblo santo y él como la cabeza que conduce y da plenitud a todo el cuerpo. Es lo que nos recuerda el apóstol Pablo en la segunda lectura dirigida a los Corintios donde nos insiste que no debemos olvidar a los más frágiles y vulnerables porque también ellos forman parta de nuestra familia y debemos preocuparnos de su bienestar. En el Evangelio se nos invita a caminar juntos como pueblo de Dios con la firme convicción de que Cristo ha venido para dar sentido y plenitud a nuestra existencia. A nosotros, como hijos de Dios se nos dirige esta Palabra proclamada en el Evangelio para invitarnos a fijar nuestra mirada en Jesús, el único que da sentido y esperanza a nuestra vida, de modo que en este año caminamos con la certeza de que él nos trae un tiempo de gracia y bendición. Este año escuchamos hablar de la sinodalidad, que significa caminar juntos como miembros de la Iglesia para ayudarnos mutuamente y sentirnos hermanos unos de otros de modo que sintamos que somos el pueblo elegido por Dios camina en comunión con el papa y los obispos y todos juntos nos sentimos responsables de la tarea del anuncio del Evangelio, esa buena noticia que se actualiza cada vez que la proclamamos con fe y la escuchamos con atención, pues es el mismo Cristo quien nos sigue hablando para llamarnos a caminar en la unidos en la esperanza. Estamos en el domingo dedicado a la Palabra de Dios, y por eso como el pueblo acudimos para la escucha atenta de la buena nueva que el Señor nos dirige en el mensaje que hoy se proclama en la liturgia. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Al igual que el pueblo judío, hoy queremos tener los ojos fijos en Jesús, el que inicia y consuma nuestra fe, estamos seguros que al mirarlo a él no perderemos el rumbo y el horizonte de nuestro camino, sabemos que vamos caminando juntos y muchos hermanos nuestros van a nuestro lado. Le pedimos al Señor que nos conceda la apertura del corazón para escuchar su palabra y hacerla vida en nosotros con la certeza de que el Señor nos renueva cada vez que acudimos a su encuentro. _________________ Recomendaciones prácticas: • Celebramos el Domingo de la Palabra de Dios aprovechando los recursos que nos ofrece la liturgia de este día. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos: En este tercer domingo del tiempo ordinario, celebramos el día de la Palabra de Dios, hoy de modo especial, dirigimos nuestra mirada al Señor que nos convoca para actualizar su obra salvífica en nosotros, por eso nos disponemos para el encuentro fraterno en torno a la mesa de la Palabra y de la fracción del pan que nos congregan como miembros del pueblo santo de Dios. Participemos con alegría de este encuentro con el Señor. Monición a la Liturgia de la Palabra La palabra de Dios siempre es viva y eficaz, por eso, en Nehemías se nos invita a congregarnos como pueblo que guarda la ley del Señor como signo de identidad y pertenencia. San Pablo nos recuerda que todos somos los miembros del cuerpo y Cristo es la cabeza de este cuerpo que es la Iglesia. San Lucas dirige su mensaje a todos los hijos de Dios que se disponen a la escucha del mensaje para mantener los ojos fijos en Jesús que actualiza y da sentido al mensaje que se proclama. Escuchemos. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Al Padre que en su Hijo ha salvado al mundo, dirigimos nuestra mirada para presentar nuestra suplica confiada: R. Padre escucha nuestra plegaria. 1. Oremos por el papa y por todos los ministros de la Palabra para que seamos instrumentos eficaces en la proclamación de la buena noticia de la salvación. 2. Oremos por los gobernantes para que trabajen a favor de los más pobres y vulnerables mediante el respeto a la dignidad de la persona humana. 3. Oremos por quienes se dedican al estudio de la Sagrada Escritura, para que, iluminados por la efusión del Espíritu Santo, nos ayuden en la comprensión de la Palabra de Dios. 4. Oremos por la unidad de los cristianos, para que el diálogo entre cristianos de distintas confesiones, unidos por un mismo Bautismo, irradie con nuevo brillo en este camino Sinodal. 5. Oremos por los enfermos y por quienes padecen a causa de la violencia para que encuentren en Cristo, la fortaleza y en nosotros, la caridad fraterna. Oración conclusiva Escucha Padre bueno, todo lo que con fe te hemos presentado por medio de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Vie 26 Nov 2021

Se acerca su liberación

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO Noviembre 28 de 2021 Primera lectura: Jeremías 33, 14-16 Salmo: 25(24), 4-5ab.8-9.10 y 14 (R. cf. 130[129],5) Segunda lectura: 1Tesalonicenses 3, 12 - 4,2 Evangelio: Lucas 21, 25-28.34-36 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios de este domingo nos presenta: * En medio de tantas incertidumbres que nos presenta nuestra época, se levanta la voz de Dios que anuncia el cumplimiento de todas sus promesas, especialmente, de estar siempre con nosotros. * La virtud de la esperanza debe ser siempre una bandera de vida en nuestro camino de fe, pues el Señor siempre nos levanta para seguir amando y sirviendo. * La presencia de Dios en cada persona, en la Palabra, en la Liturgia y en la caridad, son los espacios donde hoy el Señor regresa a nuestras vidas para darnos la liberación integral del poder de pecado y darnos la fuerza en la santificación. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra de Dios, en el profeta Jeremías, proclama la fuerza vital de la esperanza para el pueblo; es una determinación clara para aprender a vivir siempre en y de la confianza ilimitada en el poder de Dios, presente en todos los acontecimientos de la vida. Cuánto bien nos hace proclamar desde esta Palabra la esperanza como estilo de vida en medio de tantos y crueles anuncios proféticos de desventura. También, en el trasfondo de la Palabra aparece la confianza (salmo responsorial), como expresión que define nuestra relación don Dios mismo. La confianza es el comportamiento propio de quien se siente hijo del Padre Celestial y experimenta que en Él está todo, en Él se cumple siempre su promesa; que Él provee infaliblemente. De otro lado, cuando la segunda lectura anuncia que el amor debe ser como la medida propia de quien espera en el Señor, viviendo la comunión con los hermanos. No es posible vivir la relación plena con el Señor, aun proyectándonos hacia la eternidad, si no somos conscientes de nuestro deber de ser excelentes prójimos con nuestros hermanos. En el Evangelio, se percibe una clave de vida: vigilancia sin tregua. Cuando nos tomamos en serio la vida, ésta empieza a dar frutos y éstos son para el crecimiento integral de la comunidad, para el bien de la Iglesia del Señor. La vigilancia de la cual habla el Evangelio indica el permanente cuidado que hemos de tener en nuestro modo de vida; un descuido puede ser fatal, pues son muchos los distractores del mundo que aparecen para desviarnos del camino y robarse la semilla de la Palabra sembrada en nosotros gracias a la predicación del Evangelio del Señor. Jesús es claro para darnos a conocer lo peligroso que es estar dormidos sobre los laureles; esa distracción nos puede costar la integridad de la vida interior, nos puede llevar a renunciar a lo esencial de la vida de fe que es la santidad, nos puede ocultar el bien y deslumbrarnos con la falsedad de las “mieles del pecado”. No podemos distraernos en trivialidades que sólo causan profunda tristeza al alma… esto es el engaño terrible del pecado que se nos ofrece como una “sabrosa posibilidad”, pero que se vuelve amargo sabor en lo profundo del corazón. Dios nos libre de descuidarnos en el camino de la fe y de la búsqueda sincera de la alta meta de la vida bautismal: la santidad cristiana. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Empezamos el tiempo santo del Adviento y con éste nos adentramos a pensar muy seriamente en nuestra vida y en lo que en ella debemos hacer. Jesús nos indica claramente que, si nos descuidamos, podemos pasarnos el tiempo haciendo muchas cosas y distraídos en lo que no es fundamental y, nos puede llegar el momento de la muerte y encontrarnos con las manos vacías de las obras que se esperan de un cristiano. El Evangelio es muy claro al decirnos que es urgente estar vigilantes y despiertos, sabiendo que es preciso que todos orientemos nuestra vida hacia Aquél que es la meta última de nuestro camino: Dios mismo. El tiempo de Adviento ha de ser una oportunidad para preguntarnos por la manera cómo hemos vivido la vida y cómo ha sido nuestra respuesta, desde la fe, a esta época compleja que nos ofrece nuevas posibilidades para evangelizar y anunciar la salvación del Señor a muchos que han perdido la ilusión de vivir. Desde ya debemos presentarnos al Señor, suplicándole con ferviente oración que Adviento y Navidad sean tiempos propicios para renovar nuestro amor al Él a la Iglesia. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La fuerza de la Palabra de Dios hecha oración nos pone en vigilancia para pensar en nuestra misión de fe, de ser signos de esperanza, especialmente de están más cerca de nosotros y sufren; que la fuerza de la oración nos mantenga a todos unidos en la confianza total en el poder infinito de Dios, proclamando con alegría que confiar en Él nunca nos defraudará. Es un momento privilegiado para descubrir cuán profunda es nuestra fe, cuán grande nuestra solidaridad y cuán seria nuestra responsabilidad. No es tiempo para descalificar, criticar, lanzar insultos o improperios… es tiempo de madurar. El Adviento es tiempo para estar más con el Señor y comprender que el camino de la iglesia en estas nuevas épocas, es un tiempo de testimonio cierto y creíble de la fe que anunciamos. Es tiempo para darnos cuenta que debemos tomarnos en serio la responsabilidad de ser los protagonistas de una vida que profundiza raíces en lo fundamental y comprender que, seguramente, muchas veces nos hemos olvidado de Dios o, sencillamente, le hemos dicho que “se quede allí afuera donde no nos incomode”, pues “queremos hacer vida sin Él”. No olvidemos que lo fundamental es invisible… lo demás… pasa. De allí, que nos recuerde la Escritura: “mantente en pie delante del Invisible como si lo vieras” (Cf. Hb 11,27). _______________________ Recomendaciones prácticas: • Para preparar una buena homilía, los sacerdotes, además de la Lectio Divina en un contexto de oración, pueden leer los numerales 93-96 de la Introducción del Leccionario de la Misa. • Bendecir la Corona de Adviento antecedida de una catequesis sobre su sentido litúrgico. Para esto, recurra al Bendicional, nn, 1235-1242. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa A tí, Señor levanto mi alma (Sal. 24, 1). Con esta aclamación introduce la Iglesia un nuevo ciclo litúrgico del misterio de Cristo, un tiempo que celebra su espera y manifestación, recordando su venida en medio de nosotros. El tiempo de adviento posee dos características: es el tiempo de preparación para la Navidad, solemnidad que conmemora la primera venida de Dios entre los hombres, y, a su vez, nos lleva a reflexionar sobre la segunda venida de Cristo, como juez y Señor de la Historia. Además de los momentos fascinantes y hermosos que tiene este tiempo que hoy estamos comenzando, el proceso sinodal en el que estamos inmersos desde el mes de octubre en nuestra Iglesia diocesana, nos llama a dejarnos educar por el espíritu entrando con audacia y libertad de corazón en un proceso de conversión. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios siempre es viva y eficaz; la escuchamos en actitud discipular, dejándonos tocar por su fuerza que transforma y nos renueva. Participemos en su proclamación y meditemos en el mensaje que el Señor nos anuncia hoy. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, dirijamos con confianza al Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Sumo Pastor de la Iglesia, nuestra oración y súplica, diciendo: R. Señor, escúchanos 1. Por una Iglesia que celebra, para que nuestro camino juntos en los próximos meses se base en la escucha conjunta de la Palabra de Dios y en la celebración de la Eucaristía en la comunión del Pueblo de Dios, oremos al Señor. 2. Por el Santo Padre Francisco, los obispos, los Sacerdotes y ministros de la Iglesia, para que la presencia del Espíritu Santo los renueve constantemente para ser signo de Jesucristo Salvador en las comunidades a ellos encomendadas, oremos al Señor. 3. Por todos los cristianos, para que, convencidos del triunfo de Cristo, puedan ser portadores del Evangelio de la vida a todos los hombres, oremos al Señor. 4. Por todos los que empezamos vivir esta experiencia de fe en el tiempo santo del Adviento, para que, vayamos adquiriendo la mente de Cristo y seamos dignos discípulos de Jesucristo, oremos al Señor. 5. Por los que sufren, los enfermos, los pobres y necesitados, para que la alegría del Espíritu que hace nuevas todas las cosas, los ilumine y sostenga, oremos al Señor. Oración conclusiva Padre de eterna misericordia, comparecemos ante tu trono de bondad, para presentarte nuestras necesidades. Danos las gracias que necesitamos para cumplir con nuestro deber. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 7 Nov 2019

“El Señor, que es fiel, les dará fuerzas y les librará del malo”

Primera lectura: 2M 7,1-2.8c-14 Salmo: Sal 17(16),1.5-6. 8b+15 (R. cf. 15b) Segunda lectura: 2Ts 2,16 - 3,5 Evangelio: Lc 20,27-38 Introducción • En estos últimos domingos del año cristiano, la temática de las lecturas apunta a la escatología, hacia el final de los tiempos. Empezando, hoy, por la fe en la resurrección de los muertos. El mes de noviembre está impregnado por este mensaje, que también cuenta con la celebración que ya hemos vivido de la fiesta de todos los Santos y la de los fieles Difuntos. • La mirada hacia el final de la vida y la promesa de Dios de una nueva vida resucitada. • El Dios cristiano es el Dios de la vida y de la alegría. Él ha transformado nuestra existencia y ha sembrado en ella la semilla de la esperanza. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Con cuatro frases descubramos la verdad escondida en cada uno de los textos que nos ofrecen las lecturas de este día. • “El rey de universo nos resucitará para una vida eterna”. • “Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor”. • “El Señor nos dé fuerza para toda clase de palabras y de obras buenas”. • “No es un Dios de muertos, sino de vivos”. Primera lectura: La historia de la persecución en tiempo de los Macabeos nos prepara para la escucha del Evangelio. Sucede en el siglo II antes de Cristo, en la persecución de Antíoco IV que, con una mezcla de halagos y amenazas, intenta seducir a los israelitas y conducirlos a la religión oficial pagana, olvidando la Alianza. Llega a profanar el Templo -lo dedicó a “Zeus Olímpico”- y obliga a los judíos a aceptar las costumbres helénicas. Es edificante la fortaleza de aquella madre y de sus siete hijos que resisten a todas las tentaciones y halagos y no quieren de ningún modo abandonar su fe y pasar al paganismo, con sus creencias y costumbres. Lo de comer o no la carne prohibida era solo un detalle: se trataba de algo más profundo, de mantenerse fieles al conjunto de la fe en Dios. Salmo: Las palabras del salmo son palabras de un creyente que está sufriendo por su fe, pero que espera en la ayuda de Dios: “presta oído a mí suplica... yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío”, para terminar con lo que se ha convertido también en antífona repetida, como expresión de la fe en la otra vida: “y al despertar me saciaré de tu semblante”. Segunda lectura: El apóstol Pablo quiere que sus cristianos de Tesalónica, en Grecia, tengan, por una parte, consuelo en sus dificultades -”un consuelo permanente”-, porque ya se están esforzando en ser fieles a su fe: “ya cumplieron y seguirán cumpliendo todo lo que les hemos enseñado”. Pero, a la vez, les desea que Jesús les conceda fuerzas para lo que les espera: “para toda clase de palabras y obras buenas... el Señor les dará fuerzas y los librará del malo... para que amen a Dios y esperen en Cristo”. Lo que ya se ha conseguido es pasado, pero hay que mirar al futuro: “para que la Palabra de Dios siga el avance glorioso que comenzó entre nosotros”. El Evangelio: Los saduceos, pertenecientes a las clases altas de la sociedad, no creían en la otra vida ni en la resurrección. Son ellos quienes hacen a Jesús una pregunta-trampa manifiestamente exagerada sobre los siete hermanos que se casan sucesivamente con la misma mujer a medida que va muriendo el anterior sin dejar descendencia. Esto es lo que mandaba la “ley del levirato”. La pregunta es: cuando llegue la resurrección ¿de cuál de ellos será ella la mujer? La respuesta de Jesús, sorteando hábilmente la ridícula pregunta, afirma, ante todo, la fe en la vida futura y la resurrección. Además, les recuerda que, en la otra vida, como no pueden morir, ya no se casaran, o sea, el matrimonio no tendrá́ ya sentido para la procreación, porque todos “son hijos de Dios y participan en la resurrección”. Dios es un Dios de vivos: para él todos están vivos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? La Palabra de hoy nos deja grandes lecciones para seguir fortaleciendo nuestra vida de fe y el seguimiento del Señor. • La fe que muestran todos los protagonistas en la primera lectura en la resurrección y en la otra vida es un hermoso ejemplo. Cuando están a punto de morir, los varios personajes de la historia van diciendo palabras muy significativas. Insisten en su fe convencida en la vida futura, en la resurrección que esperan. • Al final de la vida al despertar a la realidad última, nos espera el rostro del padre y sus brazos abiertos, si le hemos sido fieles. • Nuestro destino es la vida, no la muerte. Un destino de hijos, llamados a vivir de la misma vida de Dios y para siempre, en la fiesta plena de la comunión con él. Nosotros sabemos que, después de la resurrección de Cristo, los que nos incorporamos a él tendremos su mismo destino de resurrección. • La Palabra de Dios nos invita hoy a tener despierta esta mirada profética hacia el final del viaje, que, pronto o tarde, llegará para cada uno. Este mundo no es nuestra meta. Como no lo es el seno materno para el que ha sido concebido, porque está destinado a abandonar esa etapa transitoria de su existencia. Nosotros también estamos destinados a la plenitud de la vida en Dios. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Supliquémosle al Señor para que nos ayude a alzar la mirada y recordemos cuál es la meta de nuestro camino. La fe en la vida a la que Dios nos destina es la que ha dado luz y fuerza a tantos millones de personas a lo largo de la historia, y la que también a nosotros nos ayuda en nuestra vida de fidelidad humana y cristiana, abiertos a Dios, que es el destino de nuestra historia personal y comunitaria. Debemos pedirle al Señor Jesús que nos dé fuerza para seguir madurando en nuestro camino, porque nunca podemos sentirnos satisfechos de lo ya alcanzado. El “más allá́ ” sigue siendo también para nosotros un misterio. No pretendemos imaginar cómo es y cómo sucederán las cosas. Pero creemos a Cristo Jesús, el Maestro, que nos asegura que los que se incorporan a él, vivirán para siempre. Cuando Jesús anunció la Eucaristía, nos dijo que este sacramento iba a ser una garantía y un anticipo de la vida definitiva: “si uno come de este pan, vivirá́ para siempre, yo le resucitaré el ultimo día... el que me come, vivirá́ por mí, como yo vivo por el Padre”. A favor de los difuntos pedimos en la Plegaria Eucarística lo mismo que expresaba el salmo de hoy: “al despertar, me saciaré de tu semblante”. Por los difuntos pedimos: “admítelos a contemplar la luz de tu rostro”. Vamos bien encaminados, si somos fieles a la convocatoria eucarística dominical, con lo que significa también de fe y de comunión y de estilo de vida: Jesús mismo, Palabra y Alimento, nos va dando fuerzas y nos prepara para el encuentro definitivo con él, o sea, con la vida plena. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Estar atentos a las frases de la palabra en este día: - “Vale la pena morir a manos de los hombres cuando se espera que Dios mismo nos resucitará”. - “Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor”. - “El Señor, que es fiel, les dará fuerzas y les librará del malo”. - “No es Dios de muertos sino de vivos: porque para él todos están vivos”. 2. Palabras claves: Fe, resurrección, despertar, amor, consuelo, esperanza. 3. Hoy será apropiado decir uno de los prefacios de difuntos (el primero no, porque se refiere demasiado a la situación concreta del momento de la muerte), acompañado de la Plegaria Eucarística III. 4. Para el saludo inicial puede utilizarse el que se usa en la Cincuentena Pascual: “El Dios de la vida que ha resucitado…” 5. Enfatizar en que se va acercando el final del Año litúrgico, con su marcado acento escatológico.

Vie 20 Sep 2019

¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión?

Primera lectura: Am 8,4-7 Salmo: Sal 113(112),1-2.4-6.7-8 (R. 9, 19a) Segunda lectura: 1Tm 2,1-8 Evangelio: Lc 16,1-13 o Lc 16,10-13 Introducción • La Misión de la Iglesia es administrar con responsabilidad y generosidad los dones recibidos de Dios. Como lo dice la Sagrada Escritura “el que es honrado en lo poco también lo es en lo mucho”. A la Iglesia se le ha confiado la administración del tesoro de salvación, y de la cual se le pedirá cuentas. • Jesús quiere que sus discípulos sean libres, con la sabiduría necesaria para discernir sobre los bienes terrenales. Jesús considera a sus discípulos, como hijos de la luz; les da sabiduría para discernir, para alcanzar el reino eterno; todos los bienes de este mundo son del Señor y son solamente dados a ellos en uso, para que puedan adquirir la vida eterna. • La invitación de Jesús es clara, o sus discípulos sabrán transformar todo en vida eterna, hasta las suelas de sus sandalias y el cansancio diario de su misión, o sus corazones se apegarán a las cosas de este mundo y, entonces, para ellos será el fin. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La parábola conocida como la del “administrador astuto”, relata que había un hombre rico que tenía un mayordomo, y fueron a decirle que éste le estaba malgastando los bienes. Cuando el patrón le pide cuentas “el administrador se dice a sí mismo: ¿Qué haré, ahora que mi patrón me quite la administración? Cavar no tengo la fuerza, mendigar me da vergüenza; ya sé que cosa haré, para cuando me sea retirada la administración, haya alguno que me acoja en su casa”. Entonces el mayordomo aquel, llamó, uno a uno, los deudores de su patrón y le pregunta al primero: “¿tu cuanto debes a mi patrón?”: Este responde “cien barriles de aceite” él le dice: toma tu recibo, siéntate súbito y escribe cincuenta”, después, dice a otro: “tu cuanto debes? Responde: cien medidas de grano; le dice: toma tu recibo y escribe ochenta”. El patrón felicitó a aquel administrador deshonesto, porque había actuado con sagacidad. Ciertamente los hijos de este mundo son más astutos en sus relaciones que los hijos de la luz. Y termina Jesús aconsejando a sus discípulos: El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo mucho; y el que no tiene honradez en lo poco, tampoco la tienen en lo mucho. De manera que, si con las falsas riquezas de este mundo, ustedes no se portan honradamente, ¿quién les confiara las verdaderas riquezas? Para concluir que no se puede servir a Dios y a las riquezas. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? En esta parábola, que muestra la sagacidad de un administrador negligente, que denunciado por su mala administración, se ve obligado a pensar en el futuro de su vida, busca, inmediatamente, el modo de solucionar su difícil situación en la que se ha enredado, y da la impresión de convertirse solidariamente, desde un falso altruismo para con el prójimo, siendo generoso con lo que no le pertenece; solamente porque le conviene; y lo pone en acto, con medios muy discutibles, condonando deudas sustanciales y, por supuesto, engañando a su patrón. El patrón hace caso omiso de la deshonestidad de su empleado y felicita, en cambio, su astucia. Precisamente la astucia y sagacidad de este administrador infiel, la aprovecha Jesús como enseñanza de la parábola, para sus discípulos, advirtiendo que, el nivel de exigencia a los hijos de la luz, debe ser mayor y, sobretodo, diverso de aquel de los hijos de este mundo, en sus relaciones con los semejantes. En el momento de la crisis, este administrador sobretodo demuestra capacidad de aceptación de la realidad, de la nueva situación producida. Por lo tanto, la ejemplaridad de este hombre corrupto, no está en su actuar sin escrúpulos, sino en su discernimiento realista de la situación crítica en la cual se encuentra, y en el saber reaccionar en consecuencia. También para Jesús, éste es “un hijo de este mundo”. La pregunta de Jesús interpela a los hijos de la luz: ¿cómo es posible que no saben discernir la hora, la cercanía del Reino y poner en acto prontamente los gestos de conversión que son esenciales para la salvación? El administrador viene alabado, por la sagacidad y la astucia; y a esta astucia, no aplaude sólo el patrón, sino el mismo Señor, cuando dice: “los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz”; estos son perspicaces en el mal, pero en cuanto estos últimos, lo son en el bien. Y ¿quién puede decir a cuanta sagacidad y astucia recurren, para engañarse unos a otros, los hijos de este mundo? Hay que escuchar a los hijos de la luz y avergonzarse de dejarse vencer de los hijos de este mundo. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La Misión de la Iglesia, es administrar con responsabilidad y generosidad los dones recibidos de Dios. Como lo dice la Sagrada Escritura “el que es honrado en lo poco también lo es en lo mucho”. A la Iglesia se le ha confiado un tesoro de salvación, del cual se le pedirán cuentas de su debida administración. Como administradores pedimos al Padre, quien nos ha llamado a amarlo y servirlo como único Señor, tenga piedad de nuestra condición humana, nos salve de la codicia de las riquezas, y haga que, alzando al cielo las manos libres y puras, le demos Gloria con toda nuestra vida. Hoy sentimos de nuevo el reclamo del Padre, si no se es capaz de administrar la riqueza terrena con justicia y fidelidad, ¿cómo se podrá ser capaz de administrar la verdadera riqueza que es la vida en Cristo, los dones espirituales y la salvación? La clave, que nos presenta la Palabra de Dios, es la capacidad de discerni- miento. La salvación pasa auténtica y eficazmente, cuando hay coherencia entre la gestión de las dos riquezas: la visible y la invisible. De otra manera, la gestión injusta de la primera, vaciará de sentido, de comprensión y de actuación la segunda. Jesús quiere discípulos llenos de Espíritu Santo y de sabiduría. Los quiere con aquella sabiduría fluida, clara, capaz de transformar en gracia de salvación y de redención, también, hasta lo más terrenal que exista. No quiere sabiduría rígida, estática, legalizada, prisionera de las normas viejas y antiguas. Esta clase de sabiduría no le gusta a Jesús. No es la del Espíritu Santo, no es su don; es una sabiduría humana, no divina. El patrón, alaba al administrador deshonesto, no por su deshonestidad, sino por su habilidad con la cual había pensado su futuro. Usa los bienes ajenos para procurarse un futuro sereno y sin inconvenientes de aquel momento que, a su juicio, ningún otro camino era viable para El. También Jesús quisiera alabar a sus discípulos, “los hijos de la luz”, por su sabiduría para alcanzar el Reino Eterno, con los bienes que no les pertenecen; porque todos los bienes de este mundo son del Señor y son solamente dados a ellos en uso, para poderse adquirir la vida eterna. Jesús hace caer en cuenta que, casi todos disfrutan de los bienes donados por Dios, dándoles a éstos, un uso que no es propiamente de vida eterna. A sus discípulos les falta la verdadera sabiduría. Sin embargo, han sido dotados, protegidos, armados de Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad, temor del Señor. Es el Espíritu que lo ha guiado a Él, el Mesías, y le ha hecho transformar en vida eterna también, hasta el polvo que se pegaba a sus sandalias, a lo largo del camino. La invitación de Jesús es clara, o sus discípulos sabrán transformar todo en vida eterna, hasta las suelas de sus sandalias, o el corazón se apegará a las cosas de este mundo y, entonces, para ellos será el fin; de las cosas del mundo, podrían ser devorados y consumidos, hasta llegar a ser idolatras. En pocas palabras, o libertad plena, o esclavitud plena. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Resaltar y presentar en una cartelera la frase que Jesús presenta hoy en el Evangelio “El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel”. 2. Se sugiere el Prefacio Dominical VII, Misal p. 389, ya que hace énfasis en la obediencia de Cristo que nos recuperó los dones que habíamos perdido por nuestra desobediencia. 3. Escoger los cantos que vayan en sintonía con las oraciones y los textos bíblicos de este día. 4. Tener presente que el martes 24, es el día de Nuestra Señora de las Mercedes y día nacional del recluso. Es oportuno promover la oración, la visita y la caridad para con los privados de la libertad y sus familias. Con tiempo podría prepararse la donación de kits para compartir con ellos y sus familias.

Vie 12 Jul 2019

¿qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna?

Primera lectura: Dt 30,10-14 Salmo: Sal 69(68),14.17-18. 30-31.33-34.36ab+37 (R. cf. 145[144], 18) o Sal 19(18),8.9.10.11(R. 119[118], 105) Segunda lectura: Col 1,15-20 Evangelio: Lc 10,25-37 Introducción • El Deuteronomio nos recuerda que los mandamientos no son letra muerta, deben estar en nuestro corazón para ponerlos en práctica. • San Pablo nos presenta a Cristo como el principio y fundamento de todo, Él es la cabeza de la Iglesia y nosotros, como miembros de su cuerpo, hemos de seguir su ejemplo, haciendo lo mismo que él hizo. • La parábola del Buen Samaritano es una invitación a no descuidar el amor a Dios desde el compromiso de cuidar y velar continuamente por las necesidades del hermano.

Vie 12 Abr 2019

La voz del Pastor | Abril 14 de 2019

Reflexión del cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del santo Evangelio según San Lucas 22,14-23, 56

Jue 28 Mar 2019

La voz del Pastor | Marzo 31 de 2019

Reflexión del cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Evangelio según San Lucas 15, 1-3. 11-32

Vie 22 Mar 2019

La voz del Pastor | Marzo 24 de 2019

Reflexión del cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Evangelio de San Lucas 13,1-9