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violencia

Jue 15 Oct 2020

Marcha por la Paz en Quibdó

Continuando con la apuesta a un pacto por la vida y la paz en la costa pacífica, el comité coordinador de la “Marcha por la Paz de Quibdó”, del cual hace parte la diócesis de esta ciudad, realizará este viernes 16 de octubre, a partir de las 9 de la mañana, una jornada ciudadana que busca visibilizar y denunciar las graves situaciones de violencia e inseguridad que se viven en esta región del país. “Invitamos a la ciudadanía quibdoseña a participar en este acto ciudadano para expresar el rechazo a todas las violencias y proponer caminos de solución”, han señalado sus organizadores. La iniciativa, han explicado sus promotores, busca: "Convocar a la sociedad civil y a las autoridades a emprender un camino conjunto que permita recuperar la tranquilidad ciudadana y solucionar las causas estructurales que han favorecido los homicidios, las extorsiones, los hurtos y la permanente zozobra de la población". La marcha tendrá un recorrido que iniciará frente al parque Centenario y concluirá en el Malecón, a la vez que busca realizarse cumpliendo con los protocolos de bioseguridad exigidos por las autoridades de salud. "Para poder asistir a esta jornada ciudadana, se observarán los cuidados necesarios de protección y aislamiento. No se permitirá la presencia de personas sin tapabocas y sin disposición a guardar el distanciamiento social", aseguraron. Hacen parte del Comité coordinador de la marcha: La Ruta Pacífica de Mujeres, Mesa de Juventud del Comité Cívico, Colectivo Social Habla Quibdó y la diócesis de Quibdó. Según las últimas cifras ofrecidas por la Policía Nacional, en lo que va corrido del 2020 en la capital de Chocó, han sido asesinadas 118 personas. Actualmente, Quibdó tiene uno de los niveles de muertes violentas más altos y, tristemente, sigue en incremento. Las siguientes son las cifras presentadas por Medicina Legal y la Policía Nacional. Homicidios en Quibdó 2012: 127 2013: 108 2014: 82 2015: 80 2016: 124 2017: 98 2018: 75 (dato de Medicina Legal), 98 (dato de Policía). 2019: 93 2020: 118 (dato de la Policía)

Jue 1 Oct 2020

'Reportajes Pacífico Étnico'. Una realidad para muchos invisible

Avanzando en la tarea de visibilizar caminos que llevan a la paz y la reconciliación, la Coordinación Regional del Pacífico Colombiano -CRPC- realizó el pasado 25 de septiembre la presentación de una iniciativa denominada: 'Reportajes Pacífico Étnico' se trata de un audiovisual que busca contar la realidad y las problemáticas que enfrenta la región, narrada desde las voces de quienes habitan esto territorios. Desde la costa pacífica nariñense, Cauca, Buenaventura, Riosucio, Quibdó, Istmina y Cali, subregiones de la CRPC “nos hemos unido para que Colombia y el mundo conozcan las afectaciones a los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales -DESCA-, la implementación del Acuerdo de Paz y también las iniciativas de esperanza de las comunidades de esta región”, reportó este organismo. La CRPC es una red de organizaciones étnico-territoriales que, en alianza con las jurisdicciones eclesiásticas de esta región (copartes), trabaja en la defensa y protección de las comunidades y sus territorios, a través del seguimiento a los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales que afectan a la región. Según lo indicaron, 'Reportajes Pacífico Étnico' surgió en medio de la pandemia, en un contexto en que el trabajo con las copartes de la CRPC empezó desde la virtualidad, fue así como el equipo dinamizador asumió este reto, permitiendo conocer lo que sucede en los territorios y el trabajo de las organizaciones con las comunidades. “El apoyo de ese organismo dinamizador es importante para que desde las zonas se evidencie y difunda la situación de derechos humanos, defensa del territorio y la crisis del Covid-19; teniendo en cuenta que la pandemia ha evidenciado la falta de garantías en los DESCA y la ausencia de políticas por parte del gobierno nacional que protejan a las poblaciones del Pacífico colombiano”, señalaron. 'Reportajes Pacífico Étnico' se emitirá todos los viernes, a las 6 de la tarde, a través de la Fanpage de la CRPC (@coordinacionpacifico) y serán retransmitidos en las redes de las copartes que conforman esta gran alianza de organizaciones.

Mar 22 Sep 2020

Sobre la situación social y la violencia

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Un repaso de las enseñanzas del Papa Francisco en su visita a Colombia. Estos días hemos experi­mentado situaciones muy complejas y dolorosas en el país, con la muerte violenta de muchas personas, con el ataque indiscriminado de estructuras y personas que sirven a la comuni­dad, como lo son los comandos de Policía y los lugares cercanos a nuestras viviendas que cuidan de nosotros. Las imágenes, el dolor de muchas personas que lloran a sus muertos, las imágenes de los servidores de la Policía Nacional, el sufrimien­to de muchas personas que han tenido que vivir las limitaciones del transporte, especialmente en la ciudad capital, Bogotá, en otras importantes ciudades, incluidos los desórdenes de nuestra ciu­dad de San José de Cúcuta, nos hacen reflexionar profundamente en cuanto ha sucedido y retomar elementos que nos ayuden a releer y explicar nuestra realidad social. Ha coincidido este fenómeno so­cial de desorden y violencia, con la Semana por la Paz, que cada año nos invita a celebrar la Iglesia colombiana, por medio de la Con­ferencia Episcopal de Colombia y el Secretariado Nacional de Pasto­ral Social. Esta semana coincidía exactamente con los tres años de la Visita Pastoral que realizó el Santo Padre FRANCISCO a Colombia en el año 2017 (del 6 al 11 de sep­tiembre 2017) y que nos ha dejado un magisterio muy valioso, intere­sante y casi que profético para leer las situaciones que vivimos. El Papa FRANCISCO nos invitó, con un sugestivo lema DEMOS EL PRIMER PASO a caminar hacia la PAZ que Colombia tanto necesi­ta. Nos invitaba a dejar de lado la violencia armada y a “encontrar caminos de reconciliación”. Po­nía este objetivo como un camino de esperanza, en el que “la búsque­da de la paz es un tra­bajo siempre abierto, una tarea que no tiene tregua y que exige el compromiso de todos. Trabajo que nos pide no decaer en el es­fuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstácu­los, diferencias y dis­tintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, su al­tísima dignidad, y el respeto por el bien común” (Encuentro con las Autoridades, el Cuerpo Diplomáti­co y algunos Representantes de la sociedad civil, Palacio de Nariño, 7 de septiembre 2017). Pasados los días y los meses, ve­mos que este cami­no de reconciliación aparece como algo difícil de encontrar, sobretodo porque no tenemos la vivencia de caminos de recon­ciliación y no se logra una convivencia pací­fica. Si bien existe un gran error y una gran falta, al excederse en la fuerza y matar a una persona humana sin razones, ello ha sido reconoci­do por las autoridades, nada nos puede llevar a una violencia ge­neralizada que suscita más vio­lencia. Es importante cuanto nos recuerda el Papa, es necesario que en el centro de las acciones políti­cas, sociales y económicas se pon­ga como horizonte el respeto del bien común y, especialmente de la vida humana. En ese mismo encuentro, el Papa nos decía: “Cuanto más difícil es el camino que conduce a la paz y al entendimiento, más empeño he­mos de poner en reconocer al otro, en sanar las heridas y construir puentes, en estrechar los lazos y ayudarnos mutuamente”. En este momento es necesario el entendi­miento, la serenidad, para sanar heridas y buscar todos ayudarnos mutuamente. Para la Iglesia Católica, existe un compromiso irrenunciable e ina­plazable para la construcción de la paz, para buscar que, en el res­peto de la vida humana, se pueda construir una sociedad libre de enfrentamientos y dolor, donde se derrame sangre humana que lo único que produce es la crea­ción de más violencia y más do­lor. A este propósito las palabras del Papa son bien significativas y nos hacen reflexionar ampliamen­te: “La Iglesia, en fidelidad a su misión, está comprometida con la paz, la justicia y el bien de todos. Es consciente de que los principios evangélicos constituyen una di­mensión significativa del tejido so­cial colombiano y por eso pueden aportar mucho al crecimiento del País; en especial, el respeto sagra­do de la vida humana, sobre todo la más débil e indefensa, es una piedra angular en la construcción de una sociedad libre de violencia” (Gran encuentro de oración por la Reconciliación nacional, 8 de sep­tiembre 2017). Es necesario en este momento una gran responsabilidad de parte de las autoridades, también en la defensa de la ley y el orden, para evitar más derramamiento de san­gre y suscitar más violencia en el entorno social de Colombia. Un apartado del discurso el Papa en el encuentro con las autoridades nacionales y el cuerpo diplomá­tico: “El lema de este País dice: «Libertad y Orden». En estas dos palabras se encierra toda una ense­ñanza. Los ciudadanos deben ser valorados en su libertad y prote­gidos por un orden estable. No es la ley del más fuerte, sino la fuerza de la ley, la que es aprobada por todos, quien rige la convivencia pacífica. Se necesitan leyes justas que puedan garantizar esa armonía y ayudar a superar los conflictos que han desgarrado esta Nación por décadas; leyes que no nacen de la exigencia pragmática de or­denar la sociedad sino del deseo de resolver las causas estructurales de la pobreza que generan exclusión y violencia. Sólo así se sana de una enfermedad que vuelve frágil e indigna a la sociedad y siempre la deja a las puertas de nuevas cri­sis. No olvidemos que la inequidad es la raíz de los males sociales (cf. ibíd., 202).” (Encuentro con las Autoridades, el Cuerpo Diplomáti­co y algunos Representantes de la sociedad civil, Palacio de Nariño, 7 de septiembre 2017). En las condiciones excepcionales que estamos viviendo es necesario conservar el orden, además de garantizar las condi­ciones de vida de los colombianos, allí se encuentra un camino de gran responsabili­dad para quienes de­tentan las armas del derecho que garanti­zan el bien común, pero es nece­saria también la responsabilidad y el respeto desde la fuerza de la ley. Tampoco podemos ver imágenes de gran dolor y ataque desmedi­do a quienes representan y deben fortalecer la convivencia pacífica. Todos, ciudadanos, autoridades civiles, fuerza pública tenemos que mantener la cordura y hacer respetar la dignidad de la perso­na humana y evitar episodios de confrontación. Ninguna situación de injusticia, puede garantizar o defender escenas de guerrilla urba­na y destrucción. Las escenas de violencia y de muerte que hemos presenciado quedarán marcadas en la historia del país, en lustros no las había­mos vivido. Precisamente el Papa FRANCISCO, en su Visita Apos­tólica, refiriéndose a otro aconteci­miento muy doloroso, la muerte de muchas personas, adultos, jóvenes y niños en Bojayá (Departamen­to del Chocó), nos decía palabras que iluminan y hacen reflexionar ampliamente sobre cuanto hemos vivido: “Nos reunimos a los pies del Crucificado de Bojayá, que el 2 de mayo de 2002 presenció y su­frió la masacre de decenas de per­sonas refugiadas en su parroquia. Esta imagen tiene un fuerte valor simbólico y espiritual. Al mirarla contemplamos no sólo lo que ocurrió aquel día, sino también tan­to dolor, tanta muerte, tantas vidas rotas, tan­ta sangre derramada en la Colombia de los últimos decenios. Ver a Cristo así, mutilado y herido, nos interpela. Ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva su rostro y con él nos mira y nos ama. Cristo roto y amputado, para nosotros es «más Cristo» aún, por­que nos muestra una vez más que Él vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo; y para enseñar­nos también que el odio no tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte y la vio­lencia. Nos enseña a transformar el dolor en fuente de vida y resurrec­ción, para que junto a Él y con Él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor.” (Gran en­cuentro de oración por la reconci­liación nacional, Villavicencio, 8 de septiembre 2017). Reflexionemos delante de tantas vidas rotas, delante de tanta vio­lencia. Es la hora de la PAZ, de la reconciliación, donde, como dice el Papa “Es la hora para des­activar los odios y renunciar a las venganzas y abrirse a la convi­vencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una ver­dadera cultura del encuentro fra­terno. Que podamos habitar en ar­monía y fraternidad, como desea el Señor. Pidámosle ser constructores de paz, que allá donde haya odio y resentimiento pongamos amor y misericordia” (Idem). Que retomar estas enseñanzas del Papa FRANCISCO, en estos mo­mentos, nos sirva para crecer en nuestra opción segura y clara por la paz, rechazando la violencia, arropando a los familiares de quie­nes han muerto con el consuelo cristiano, arropando a los heridos, laicos y policiales, siendo solida­rios y caritativos con los que su­fren. Es la hora de la paz y de la reconciliación, es la hora de la serenidad y de un gran diálogo social. Tenemos que dar nuevos pasos hacia la paz: “Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar un paso en esta di­rección [el encuentro personal con Cristo] que es aquella del bien co­mún, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza huma­na y de sus exigencias” (Francisco, Homilía en Cartagena, 10 septiem­bre 2017). Concluyo con las bellas palabras del Romano Pontífice en la sentida despedida de Cartagena de Indias: “Colombia, tu hermano te necesita, ve a su encuentro lle­vando el abrazo de paz, libre de toda violencia, esclavos de la paz, para siempre” (Francisco, Despe­dida, Cartagena de Indias, 10 de septiembre 2017). Seamos todos esclavos de la paz que nos regala el encuentro personal con Jesucristo. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Lun 21 Sep 2020

Obispos de Colombia piden poner fin a la maquinaria de la muerte

Frente a los últimos acontecimientos de las masacres perpetradas en los municipios de Buenos Aires (Cauca), en Mosquera y El Charco (Nariño), la Conferencia Episcopal de Colombia, al rechazar estos hechos violentos manifiestan su cercanía a los familiares de las víctimas fallecidas y pide por la pronta recuperación de los heridos. “Los Obispos católicos, con profundo dolor por la muerte de estos hermanos, oramos por su eterno descanso y manifestamos nuestra solidaria cercanía a sus seres queridos, a las comunidades municipales a las que pertenecían, a la Arquidiócesis de Popayán y a la Diócesis de Tumaco. También pedimos al Señor la pronta recuperación de los heridos”. En el comunicado los obispos se muestran consternados por estos hechos y piden de quienes generan la violencia poner fin a esta maquinaria de muerte. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Sáb 19 Sep 2020

Iglesia en el Cauca hace llamamiento a la paz y al diálogo

Ante los preocupantes hechos de violencia que aquejan en estos territorios del Cauca, el Arzobispo emérito y Administrador Apostólico de Popayán, Iván Marín López, hizo un llamamiento a la paz, al diálogo y a la escucha, para que se respete la vida de las comunidades que habitan esta región caucana. "Todos como una gran familia navegando en la misma barca, tenemos que implorar al Señor nos dé el don de la sabiduría para hacer los discernimientos necesarios y buscar el bien común; el don de entendimiento, buscar la comunión, por medio de la oración y suplicar al Señor que nos libere de las tempestades de la intolerancia, del odio, la violencia y el resentimiento", expresó el prelado. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Lun 7 Sep 2020

En tiempos de pandemia también se construye la paz

Por: Mons. Juan Carlos Cárdenas Toro - La primera semana de septiembre se ha institucionalizado en Colombia como la Semana por la Paz. Durante estos duros días por la pandemia del COVID-19, se han hecho notar muchos rasgos esperanzadores del ser humano: la generosidad, la solidaridad, el heroísmo de los servidores de la salud y otros sectores sociales, entre otros. Pero también se han evidenciado preocupantes signos oscuros que nos interpelan y tienen que movilizar para mejorar. Numerosos hechos violentos revelan el aumento de la agresividad en las personas: violencia intrafamiliar, contra las mujeres, los niños, asaltos callejeros, a establecimientos de comercio, a peatones y usuarios de bicicletas, masacres perpetradas por distintos grupos armados contra sectores específicos de la población como jóvenes, líderes sociales, comunidades indígenas, muestran que no solo se ha multiplicado exponencialmente el contagio del COVID-19 sino también el muy triste y mucho más letal de la violencia. Por ello nos viene bien hacer esta semana una buena lectura del mensaje que el Papa Francisco nos regaló para la jornada mundial de la paz que se celebra todos los 1 de enero: «La paz como camino de esperanza: diálogo reconciliación y conversión ecológica» Mientras circula toda clase de informaciones que infunden desconcierto y confusión y muchos líderes locales y globales parecerían estimular sentimientos que infunden animadversión hacia otras regiones y naciones, el Papa hace un llamado a la esperanza, perseverando en tender puentes y espacios de diálogo reconciliador. Si bien cuando vio la luz el mensaje del Papa publicado el 1 de enero aun no nos encontrábamos en medio de la pandemia, sus palabras son oportunas: «la esperanza es la virtud que nos pone en camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables» (Francisco, 53 Jornada Mundial de la Paz, enero 1 de 2020). El Santo Padre deja claro una de las causas que alimentan los conflictos y violencias: «nuestro mundo vive la perversa dicotomía de querer defender y garantizar la estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza, que termina por envenenar las relaciones entre pueblos e impedir todo posible diálogo» (JMP, 2020). ¿Cómo romper el miedo que mantienen a las sociedades inmersas en círculos de violencia en muchos niveles? El Papa Francisco plantea la vía de la fraternidad: «basada sobre nuestro origen común en Dios y ejercida en el diálogo y la confianza recíproca. El deseo de paz está profundamente inscrito en el corazón del hombre y no debemos resignarnos a nada menos que esto» (JMP, 2020). Si algo tenemos que aprender de esta pandemia, nos lo recordó el Papa el 27 de marzo, es que todos somos igualmente vulnerables y que en las manos de todos, remando juntos, esta la salida a la crisis. Este razonamiento podemos también ponerlo para otras dificultades, como las de la violencia fratricida que vivimos en nuestro país. Estos días de confinamientos y mucho tiempo para pensar, vayamos a lo profundo de nuestra conciencia y redescubrámonos como hermanos, ni iguales ni perfectos, pero todos hijos de una misma tierra: en nuestras manos está hacer de esta una nación donde haya espacio y posibilidades de vida digna para todos o seguir tercamente viéndonos como enemigos y tiñendo cada centímetro cuadrado de la patria con sangre de hermanos. ¿Ansiamos la vacuna para liberarnos del Coronavirus? En nuestras manos ya tenemos el antídoto para nuestra larga historia de violencia: cultivar la paz por el camino de la esperanza, en diálogo honesto y fraterno, asumiendo cada uno su propia parte de responsabilidad. Finalmente, al tiempo con la Semana por la Paz, tenemos la jornada de las migraciones. En esta ocasión el Santo Padre nos convoca a recordar que como tantos hermanos y hermanas nuestras deben dejar su tierra para buscar un mejor porvenir en tierras extrañas, Jesús tuvo que refugiarse con su familia en Egipto cuando apenas era un bebé. Y desde esta perspectiva, una vez más nos convoca para acoger, promover e integrar a los migrantes y desplazados internos. + Juan Carlos Cárdenas Toro Obispo Auxiliar de Cali Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano - CELAM

Mar 25 Ago 2020

"Hemos llegado a un punto escandalosamente doloroso"

Esta ha sido la expresión de Monseñor Elkin Álvarez Botero, secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), tras referirse a las masacres que siguen ocurriendo en varias regiones de país. El prelado en diálogo con la agencia católica ACIPRENSA lamentó lo que está pasando y advirtIó que estos asesinatos no son hechos aislados, sino que tienen que ver con fenómenos que suceden de tiempo atrás. A continuación la entrevista con ACIPRENSA: Mons. Elkin Álvarez Botero, secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), lamentó que con las recientes masacres ocurridas en los últimos días, se ha llegado a un punto “escandalosamente doloroso” en el país. “Creemos que detrás de estas masacres hay una degradación muy alta de la violencia. No sabemos de dónde proviene y las reales causas de esto, pero hemos llegado a un punto escandalosamente doloroso para el pueblo colombiano”, dijo el también Obispo Auxiliar de Medellín en declaraciones a ACI Prensa. Las masacres en el mes de agosto han cobrado la vida de 42 personas. La última ocurrió el domingo 23 en el municipio de Venecia, en el departamento de Antioquia, donde fueron asesinadas tres personas, incluyendo un menor de edad. Mons. Álvarez dijo a ACI Prensa este lunes que “según lo que hemos conversado con los obispos de las regiones afectadas, estas masacres no son hechos aislados, tienen que ver con fenómenos que suceden desde hace muchos años”. Recordó que el Episcopado siempre los ha denunciado, así como lo ha hecho ante “la economía ilícita que genera todo el proceso del narcotráfico”. “No sabemos a ciencia cierta qué grupos están comprometidos en esto, pero probablemente haya grupos armados ilegales de los que ya son conocidos y que están causando terror en la región”, agregó el Obispo. “El Episcopado colombiano ha emitido un comunicado reclamando nuevamente el derecho a la vida que es el derecho fundamental, pidiendo a los grupos armados cesar la violencia y pidiendo al gobierno más intervención y presencia en estas regiones; y pidiendo además que se sigan concretando los acuerdos de paz, para poder seguir trabajando con regiones donde haya más seguridad en la vida de todas las personas”, resaltó el Prelado. Un día antes de la masacre del municipio de Venecia, fueron asesinadas seis personas en el departamento de Nariño y otras dos están desaparecidas. El 21 de agosto ocurrieron dos masacres. Una en el municipio rural de El Tambo, en el departamento del Cauca, donde fueron asesinadas seis personas que habrían sido ejecutadas por miembros de la disidencia de las FARC. La otra masacre ocurrió en el corregimiento El Caracol en el departamento de Arauca, donde la disidencia de las FARC habría sido la autora de los cinco asesinatos. El 18 de agosto tres miembros de la comunidad indígena awá fueron asesinados en el departamento de Nariño. Tres días antes, ocho jóvenes fueron ejecutados en el pueblo Catalina del municipio de Samaniego, también en el departamento de Nariño. El 12 de agosto fueron asesinados cinco menores de edad en el Llano Verde, un barrio en el oriente de Cali, en el departamento del Valle del Cauca. El 2 de agosto fue reportada una masacre de seis personas en el área rural del municipio de Puerto Santander de Cúcuta. El 23 de agosto, el presidente de Colombia, Iván Duque, indicó a RCN que “hay personas que dicen que las masacres volvieron o los asesinatos colectivos volvieron; y es que no volvieron porque no se han ido, desde 1998 tenemos 1.361 incidentes de estos en el país y en nuestro Gobierno llevamos 37, el 2.7% de estos hechos. Estos crímenes deben enfrentarse sin hipocresía y con determinación”. Tras visitar Cali y Samaniego, el mandatario dijo que “lo primero que tenemos que hacer es esclarecer los hechos y que los culpables se conozcan y tengan sanciones ejemplarizantes por los hechos deleznables”. En declaraciones a ACI Prensa, Mons. Elkin Álvarez resaltó que “en las regiones afectadas las diócesis están muy presentes ante este tipo de hechos. La presencia de los sacerdotes en las comunidades es valiosa y muy tenida en cuenta”. “Ha habido acompañamiento a los familiares de las víctimas y también se siguen con todos los procesos de paz a nivel eclesial, buscando la reconciliación y llamando a defender la vida”, concluyó. Fuente: Agencia católica ACIPRENSA

Mié 19 Ago 2020

Obispos del Cauca y Nariño preocupados por incremento de la violencia

Ante la preocupante situación de violencia que se está registrando en el sur occidente colombiano, los obispos que conforman la Provincia Eclesiástica de Popayán, alzan su voz de rechazo a los acontecimientos de los últimos días donde fueron asesinados 13 jóvenes, 5 en Cali y 8 en Samaniego (Nariño). A la vez que expresan su saludo solidario a las familias de los fallecidos. “Rechazamos con dolor y tristeza los hechos ocurridos en Cauca y Nariño y expresamos profunda preocupación por la grave situación de violencia y atropello a los derechos humanos que atraviesan los dos departamentos, ofrecemos oraciones y manifestamos nuestra cercanía y solidaridad a las familias de los jóvenes vilmente asesinados en el municipio de Samaniego y otras regiones del sur occidente colombiano”. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]