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Archivo

Lun 15 Jul 2019

Encuentro Nacional de Delegados de Matrimonio y Familia

La jornada, que se desarrollará del 20 al 22 de agosto, tiene como objetivo reflexionar sobre los cambios culturales y transiciones sociales que afectan a la familia, para que a la luz de la enseñanza de la Iglesia se implementen nuevas formas de ayuda y acompañamiento para la Pastoral Familiar. Durante la jornada, dirigida a delegados y agentes de Pastoral Familiar en las Jurisdicciones Eclesiásticas de Colombia, se abordarán las temáticas: la familia en la postmodernidad: relativismo, individualismo, hedonismo, pluralismo; el relativismo y la ideología de género; el individualismo: las parejas que se cierran a la procreación; el hedonismo: el libertinaje y la educación para el amor; el pluralismo: la sociedad de consumo y los medios de comunicación social; la familia evangelizada y evangelizadora. Las personas interesadas en participar en el encuentro, que tiene por lema: “Familias evangelizadas y evangelizadoras”, por favor diligenciar el siguiente formular: https://comcecform.typeform.com/to/hbSvTyio Los asistentes también podrán conocer experiencias de formación para trabajo en sus jurisdicciones. Lugar: Casa de espiritualidad de la CEC (Carrera 58 No. 80 - 87, Bogotá D.C.) Mayor información: PBX: (57-1) 4 37 55 40 - Ext: 247 / Celular: 3115317961/ Correo: [email protected]

Vie 12 Jul 2019

Iglesia impulsa la reconciliación y la memoria en Caldono

El pasado sábado 6 de julio, gracias a una iniciativa pedagógica sobre memoria histórica que adelanta la Comisión de Conciliación Nacional (CCN) en representación de la Conferencia Episcopal, el salón de la Parroquia San Lorenzo del municipio de Caldono (Cauca) fue escenario de reflexión y diálogo sobre derechos humanos y Derecho Internacional Humanitario para 27 miembros de la comunidad, provenientes tanto del área urbana como de zonas rurales de ese y otros lugares aledaños como Santander de Quilichao. La actividad se desarrolló en el marco de la tercera sesión del diplomado en Memoria para la Construcción de Reconciliación y Paz, que adelanta la CCN en Caldono y paralelamente en el municipio de El Tambo a través de un equipo local de psicólogas vinculadas a esta Institución, y gracias al apoyo de los respectivos párrocos y de la Arquidiócesis de Popayán. Durante la jornada, a partir de diferentes dinámicas y espacios simbólicos propuestos por las facilitadoras poco a poco fueron surgiendo ideas sobre estos conceptos, ligadas a sus experiencias personales, especialmente como miembros de una comunidad que se ha visto profundamente afectada por el conflicto armado y que entre 1997 y 2014 fue víctima de más de 300 tomas guerrilleras. Paola Sinisterra, una de las profesionales de la Comisión de Conciliación Nacional que facilitó la actividad, reconoce la importancia de este trabajo en la región y la buena receptividad que ha tenido la comunidad con el proceso. Respecto a los temas abordados en esta región, aseguró que es importante que las comunidades entiendan que el principal escenario de socialización y aprendizaje tanto de derechos como de deberes es el hogar, “por tanto desde allí el trabajo debe ser más riguroso, educando desde el amor en los lugares donde se cimientan las bases”, agregó la psicóloga. Durante la sesión, el grupo se desplazó hasta el Cerro de Belén, un lugar que por años fue epicentro de enfrentamiento entre el Ejército y la guerrilla. Hoy, gracias a un Modelo de Reintegración Comunitaria (MRC) en el que participaron cerca de 400 personas entre campesinos, indígenas, excombatientes, institucionalidad y fuerza pública liderado también por la Iglesia Católica a través del párroco Javier Porras (oriundo del municipio) , se ha resignificado como un lugar para la reconciliación, el encuentro comunitario y la memoria. El Cerro de Belén será uno de los lugares a partir de los cuales los participantes del diplomado, de la mano del equipo de la Comisión, trabajarán la investigación de un hecho emblemático que les permita hacer un proceso de construcción de memoria histórica en su región, como aporte al proceso de reconciliación. Gracias al apoyo de las diferentes jurisdicciones, este diplomado se viene adelantando también en otras regiones del país afectadas por el conflicto armado, como Saravena (Arauca), Istmina (Chocó), Chaparral (Tolima), y Unguía y Apartadó (Urabá); el proceso finalizará en el mes de octubre del año en curso. Hace parte de un proyecto denominado Encuentro y memoria para la construcción de una cultura de reconciliación y paz que la CCN viene desarrollando con la cooperación de la Embajada de Alemania en Colombia, y que contempla tres líneas de trabajo: pedagogía, investigación y comunicación. Fuente: Oficina de comunicaciones de CCN

Vie 28 Jun 2019

[Convocatoria] CEC requiere auxiliar de librería

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Departamento de Administración y Talento Humano, convoca a todos los interesados en optar por una vacante para el puesto de auxiliar de librería. Asistir a la Dirección Financiera y Contable en el manejo comercial y operativo de la Librería, elaboración de informes y el archivo de la documentación correspondiente a estas actividades. Perfil: Técnico o Tecnólogo en carreras administrativas, sistemas, economía, contabilidad o estudiante de 4 semestre en adelante en carreras administrativas, economía, con experiencia mínima de un (1) año relacionadas con el cargo, habilidad en el manejo de computador, sistemas, office en general, archivo, con conocimiento del trabajo en equipo, formación en contabilidad y software contable (preferiblemente Siigo) con documentación al día (certificados). Condiciones contractuales: *Ubicación del puesto: en Bogotá * El titular del cargo será empleado por la Conferencia Episcopal de Colombia bajo un contrato regido por la legislación laboral Colombiana Laboral a término fijo inferior un año y de acuerdo con su desempeño y evaluación se prorrogará. * Reportará al Director de la Dirección Financiera y Contable. * Salario básico mensual SMLV de $1.059.000 y afiliaciones al Sistema de Seguridad Social (Salud, Pensión, ARL, Caja de Compensación). [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar convocatoria[/icon]

Lun 24 Jun 2019

Marisela*: La esperanza que se aferra a la fe

En el marco del Día Internacional del Refugiado, que se celebró el pasado 20 de junio, deseamos ofrecer el testimonio de una refugiada venezolana, que nos ayudará a entender y sensibilizarnos frente a esta problemática que padecen miles de personas en el mundo entero. Las colombianas y colombianos hemos sido migrantes, hemos sido refugiados. Hemos migrado para trabajar, para estudiar, por amor, por soñar un mejor futuro, pero también hemos huido de la violencia, del miedo, de la guerra y atravesado fronteras buscando protección, salvar nuestras familias, tener un futuro donde la vida tenga sentido. Quienes han sido migrantes saben que no es fácil. Nunca se sentirá la identidad plena de la propia tierra, siempre habrá temores asociados a no tener en la práctica los mismos derechos de las ciudadanas y ciudadanos del país donde vamos. Siempre habrá desarraigo, nostalgia, tristeza y dolor por lo que se ha dejado, pero también una mirada nueva sobre la vida, nuevos aprendizajes, otras relaciones, sabores, sonidos, olores nuevos, esperanzas y sueños por construir. Antes fuimos un país expulsor y ahora somos un país receptor. Miles de personas venezolanas están atravesando la frontera y aunque saben que no será fácil, dejan su familia, trabajo, relaciones y bienes, porque la falta de alimentos, muerte de un ser querido por falta de medicinas o el agobio de vivir a oscuras, sin agua, sin dinero, sin transporte público, los lleva a sobrevivir sin ninguna calidad de vida, o como dice Marisela* , la protagonista de esta historia “solo quienes han vivido en carne propia lo puede entender”. Saben que se enfrentan a un fenómeno inédito, la pérdida de las condiciones normales de vida, literalmente no se vive, se sobrevive, es una especie de canibalismo donde todos luchan contra todos. A muchos en el mundo todavía les cuesta creer. "El miedo es el sentimiento que nos hace medir nuestra valentía", dice Marisela y continúa: “la decisión no fue sencilla. Noches eternas de insomnio. Dejar atrás todo para lanzarse a la incertidumbre. Eran inevitables mis lágrimas a medida que se acercaba el día pautado para mi partida hacia un futuro incierto, un comenzar de cero", recuerda. Una muralla de dudas, así describe su drama. De ser funcionaria pública de un ministerio del gobierno chavista se convertiría en una solicitante de refugio más, no tenía más opciones que tragar entero y resistir las vejaciones en su trabajo por pensar distinto o dejar todo atrás. Y llegó el día: "Cerré mis ojos y junto a mi hija emprendí el camino hacia un país que había elegido como destino en busca de una vida más digna y sin extorsiones ideológicas. Al cruzar la frontera miró una bandera junto a un cartel que decía "Bienvenidos a Colombia”. No contuvo las lágrimas y mirando a su hija, se dijo en silencio "Ya estás aquí, debes ser fuerte por ella y por los que se quedaron, ya no hay marcha atrás". 24 horas más tarde, llegó con su hija a Bogotá, "lo primero que hice fue dirigirme a Cancillería para formalizar mi solicitud de asilo, luego busqué alojamiento y sin perder tiempo al día siguiente salí a buscar trabajo. En todas partes me pedían un permiso para trabajar (..) el mundo se me puso un poco pequeño, pero yo no me daría por vencida. En la habitación donde me hospedaba había una pequeña cocina, al día siguiente me levanté a las 5 de la mañana, preparé unas empanadas venezolanas y las mandé a vender con mi hija, ese primer día fue de suerte, se vendieron todas y nos encargaron más para el siguiente día, pero no era suficiente para reunir y cubrir nuestros gastos". Pasados 16 días llegó un email. Era de la Cancillería le informaban que debía pasar a retirar un salvoconducto que le permitiría la estadía en Colombia, mientras se estudiaban su caso. "Me sentí feliz y al día siguiente muy temprano me fui a recibir el salvoconducto, pero mi alegría se esfumó cuando me lo entregaron y en el mismo había una prohibición de ejercer actividades lucrativas. Por primera vez en mi vida me sentí como una indigente y llorando junto a mi hija me dirigí a Cancillería". Allí buscó a la abogada que llevaba su caso, pero un “ángel” para ella se le apareció. "Esa persona conmovida conmigo me envió a Pastoral Social –Caritas Colombiana"."Al llegar a Pastoral Social – Cáritas Colombiana fuimos recibidas con mucha amabilidad, allí sentí que no estaba sola, encontré una mano amiga que me hablaba con sinceridad y en todo momento puso a mi alcance lo que podían como institución ayudarme". Desde entonces Marisela comenzó a comprender muchas cosas de la legislación Colombiana en materia de refugio y asilo. Pastoral Social-Cáritas Colombiana le brindó protección legal y humanitaria, con la cual pudo ser acogida y protegida. Dos años después de dejar su vida en Venezuela, Marisela ha trabajado en varios oficios: camarera en hoteles, ayudante de cocinera, mesera, entre otros. Está en pocas palabras, integrada, "he llorado, me he sentido sin ánimos para continuar, pero hay una palabra incrustada en mi ser que no me ha dejado claudicar". Lleva 9 meses trabajando en un taller de costura y hace 5 meses le otorgaron el tan ansiado refugio. "Fue una alegría muy grande, porque al fin sentí que tenía un lugar donde era reconocida formalmente como ciudadana, estoy realizando un curso de emprendimiento en el SENA, estoy muy entusiasmada porque pronto emprenderé mi empresa de diseño y confección de ropa para niñas y a la vez muy agradecida a Pastoral Social –Cáritas Colombiana y su equipo de trabajo". Marisela es una de las muchas personas migrantes y refugiadas en el mundo y en nuestro país. La solidaridad construye puentes y la fe consiste precisamente en eso, mover montañas y hacer posible lo imposible. Marisela lo sabe. Sus ojos marrones se iluminan y asegura: "Mi fe es muy grande y de ahí se aferran mis esperanzas". (*) Nombre ficticio para proteger la identidad de la persona.

Dom 23 Jun 2019

Iglesia envía 22 nuevos misioneros para anunciar el Evangelio

En el contexto de preparación para el Año Misionero, impulsado por los obispos del país, el departamento de Animación Misionera de la Conferencia Episcopal de Colombia, en convenio con la Pontificia Universidad Javeriana, realizó el diplomado en Misión Ad gentes con una intensidad de 120 horas presenciales. Este proceso de formación contó con la participación de un grupo de 22 misioneros conformado porsacerdotes, seminaristas, religiosos y laicos, provenientes de diversas comunidades y Jurisdicciones Eclesiásticas dentro y fuera del país. Durante un mes, los participantes pudieron actualizarse en diversos temas relacionados con la animación misionera: la celebración del mes misionero extraordinario, convocado por el Papa Francisco; la misión dentro del contexto del proceso evangelizador en las diferentes jurisdicciones eclesiásticas; la cultura del encuentro y la evangelización en las periferias; el Sínodo de la Amazonía y el cuidado de la casa común; la inculturación en la globalización; los medios de comunicación y el anuncio del Evangelio; los desafíos de la misión en el mundo actual, entre otros. Al finalizar el diplomadolos participantes quisieron salir a las periferias para anunciar a Jesucristo medianteuna visita a algunos establecimientos carcelarios de la ciudad de Bogotáallí tuvieron la oportunidad de compartir con los internos para llevarles el mensaje del Evangelio. “Me siento infinitamente agradecida por la oportunidad que nos da la Iglesia de formarnos en este campo misionero, para mí fue una experiencia muy enriquecedora, y creo que fue una gran oportunidad de preparación al mes misionero extraordinario convocado por el Santo Padre”, comentó la hermana Elizabeth Paz, participante de la Comunidad de Hermanas Betlhemitas. Al concluir, se realizó el envío misionero de los 22 participantes que regresaron a sus comunidades de origen para seguir anunciando a Jesucristo.

Vie 21 Jun 2019

Articulación, desafío de la Pastoral Vocacional

Del 17 al 20 de junio la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), a través del Centro Pastoral de Comunión Eclesial, desarrolló en VI Congreso Nacional de Pastoral Vocacional, en el colegio Agustiniano de la ciudad de Bogotá, allí monseñor Guillermo Orozco Montoya, obispo de Girardota y miembro de la Comisión Episcopal de Vocaciones, dijo que este encuentro deja abierto el camino para consolidar lo que se podría llamar la nueva cultura vocacional. El prelado recordó que fueron convocados delegados de las pastorales de familia, jóvenes y vocaciones de las Jurisdicciones eclesiásticas y vida religiosa, con el propósito de entender que cada una de estas áreas articuladas, tiene la tarea de guiar la vocación que cada persona puede llegar a seguir en su vida personal. “Que en el trabajo que desarrollemos en las Jurisdicciones, no se hable de una sola pastoral, sino planteando desde la nueva cultura vocacional la misión que todos tenemos y desde allí hagamos la propuesta vocacional”, agregó. Destacó que para fortalecer la cultura vocacional en Colombia se debe realizar primero un trabajo muy claro y serio dentro de la pastoral familiar, “si la familia es la cuna de las vocaciones, nosotros tenemos que trabajar la pastoral familiar, sobre todo ahora que se vive una crisis familiar tan grande”. Asimismo, dijo que la pastoral juvenil es pastoral vocacional: “los jóvenes deben tomar conciencia que tienen una vocación y que deben plantearse cuál es”, por lo que hizo un llamado a los responsables de esta pastoral a ser responsables con la misión que deben cumplir de acompañamiento. Por su parte, el padre Manuel Vega León, director del departamento de Ministerios Ordenados y Vida Consagrada de la CEC, afirmó que el encuentro respondió al llamado que el Papa Francisco ha hecho en la Exhortación Apostólica 'Christus vivit', recordando que la vocación es tarea de todos y la pastoral vocacional está reflejada en cada acción pastoral que la Iglesia realiza. “El desarrollo de este congreso nos ha llevado a concluir con alegría y gozo que el tema vocacional sigue siendo un tema en la vida de la Iglesia, esta experiencia de reflexión a la luz de la Exhortación ha impulsado a los delegados de las pastorales de familia, juventud y vocaciones a continuar su tarea con mayor empeño en el acompañamiento a los jóvenes”, afirmó. El sacerdote comentó que en medio de tantas realidades que aquejan hoy a los jóvenes, son grandes los desafíos que deben llevar a los agentes de pastoral a propiciar espacios suficientes y generosos de acompañamiento y desde allí ellos puedan hacer discernimiento de su vocación y puedan encontrar a la persona de Jesús. Cabe destacar que a este congreso fueron invitados los obispos que participaron del Jubileo de jóvenes convocado por el Papa Francisco en Roma, quienes compartieron sus experiencias y testimonios, animando a todos los responsables en esta tarea de la pastoral vocacional. VER GALERÍA FOTOGRÁFICA

Jue 20 Jun 2019

Una Iglesia que acoge protege, promueve e integra

Desde 2001 por decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas se ha escogido el 20 de junio para celebrar el Día Internacional del Refugiado. La Iglesia católica colombiana, fiel al magisterio del Papa Francisco, en este día invoca los 4 verbos: acoger, proteger, promover e integrar, como parte de su acción evangelizadora y pastoral en favor no sólo de los refugiados, sino de migrantes, desplazados internos y víctimas de trata. Según los datos del informe anual de ACNUR Tendencias Globales, hecho público el día de ayer, en el mundo cerca de 70,8 millones de personas se encuentran desplazadas forzosamente de sus hogares. De los cuales 26 millones son refugiados, 4 millones solicitantes de asilo y 41.3 millones desplazados internos. A ello se debe sumar los que están en riesgo de apatridia. Durante su mensaje por la 105ª edición de la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado el Papa Francisco ha expresado su preocupación por las personas migrantes refugiadas, desplazadas y las víctimas de la trata y la exclusión que viven, quienes “ (…) se han convertido en emblema de la exclusión porque, además de soportar dificultades por su misma condición, con frecuencia son objeto de juicios negativos, puesto que se las considera responsables de los males sociales. La actitud hacia ellas constituye una señal de alarma, que nos advierte de la decadencia moral a la que nos enfrentamos si seguimos dando espacio a la cultura del descarte. De hecho, por esta senda, cada sujeto que no responde a los cánones del bienestar físico, mental y social, corre el riesgo de ser marginado y excluido” Monseñor Misael Vacca Ramírez, obispo de Duitama Sogamoso y responsable de la Comisión de Migración y Refugio de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) ha invitado a tener “la oportunidad para mirar cómo ayudarlos, brindándoles la información correspondiente, orientándoles donde pueden llegar a sus destinos, qué derechos pueden exigir y cuáles son las posibilidades en dichos países”. Por su parte, Monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social- Cáritas Colombiana, explica cuáles son los retos para desarrollar la acogida, protección, promoción e integración de las personas migrantes y refugiadas: “en este Día Mundial del Refugiado el mensaje de la Pastoral Social es hacer que nadie se sienta extraño, que nadie se sienta forastero entre nosotros, lograr un ambiente de acogida, que es el primer verbo que el Papa Francisco nos invita a poner en práctica, abrir las puertas, acoger, hacer sentir en casa a los que llegan y tratar de buscar las mejores soluciones para ellos. Muchas personas que transitan por nuestro país están en condiciones de vulnerabilidad, muchos sufren por la inestabilidad social de los territorios y pueden ser víctimas de abuso e incluso de reclutamiento por parte de grupos ilegales, por lo tanto, proteger es unos de los grandes desafíos en este momento frente a las poblaciones que llegan a Colombia”. Sin embargo, como indica Mons. Henao, no se trata solo de la acogida y protección sino de ir más allá: ser capaces de promover e integrar, porque “es una manera de hacer que estas personas que nos requieren, que claman por acogida también puedan ser reconocidos en sus capacidades, un país puede enriquecerse de la llegada de migrantes si sabe reconocer sus potencialidades. Además, Integrar tiene que ver con una realidad más profunda que la de estar presentes, la posibilidad de hacer parte de sentirse en un colectivo que te da el reconocimiento y abre un espacio para que tú puedas brindar todas tus potencialidades y en ese sentido integrar es una tarea que tiene que desarrollarse desde lo personal de cada individuo y en su capacidad más profunda”, indicó. Una Iglesia que construye puentes de solidaridad En cuanto al trabajo eclesial, hay importantes alianzas surgidas a la luz del trabajo mancomunado como el caso de la Red Clamor y el programa Puentes de solidaridad. Las Cáritas diocesanas, arquidiócesis, diócesis, vicariatos y hasta en las más recónditas parroquias del país, siempre están planificando acciones solidarias en favor de migrantes, refugiados y desplazados. Desde acciones mundialmente conocidas como la campaña “Compartiendo el viaje” hasta actividades muy puntuales como recolectas de ropa y comida, repartición de mercados, procesos de formación para combatir la trata y violencia contra los menores. Lina Peña, especialista nacional de protección, Refugio, Migración y Trata de Cáritas Colombia, considera que "podemos seguir trabajando una idea fuerza y es la siguiente: que en materia de Refugio y Migración siempre hay que tener en cuenta la relación entre país de origen, país de tránsito, país de permanencia y país de retorno o reasentamiento, así las soluciones son también multilaterales y no se recarga a uno solo. Así es como trabaja la Iglesia de modo interconectado y como ejemplo Red Clamor". Sin duda la crisis del hermano país Venezuela ha afectado al pueblo colombiano, pero eso no es obstáculo para la acción eclesial. En el caso de la diócesis de Cúcuta, Riohacha y Arauca, quienes desde hace muchos años vienen aunando esfuerzos para atender a esta población, a través de comedores, casas de pasos, centenares de procesos de acompañamiento jurídico, atención en salud y formación, más de 20 mil porciones diarias de comida. Pese a ello, muchas veces la acción de la Iglesia se torna insuficiente, pues con el pasar de los días aumenta la cantidad de venezolanos y venezolanas en el país. Según cifras de Migración Colombia ya alcanzan 1.500.000 personas. En este sentido, la Iglesia sigue en su línea de puertas abiertas, y parafraseando al Papa, no se trata solamente de migrantes o refugiados, también se trata de hermanos venezolanos que alguna vez tendieron la mano a millones de colombianos. Si bien la política interna y los problemas cotidianos agobian a la mayoría de nacionales, es necesario seguir haciendo esfuerzos comunes para hacer de Colombia una tierra de acogida y de reconciliación. De este parecer es la hermana Teresinha Monteiro, secretaria ejecutiva de la Fundación de Atención al Migrante (FAMIG) en Bogotá, quien asevera que la Iglesia es la madre que acoge, que cada una de las personas en situación de migración y refugio sepan que no están solos. Espacios de incidencia y acción pública Además del papel pastoral, espiritual y evangelizador, la Iglesia también ocupa espacios de incidencia pública. Son visibles los esfuerzos de cada una de las organizaciones eclesiales en animar al Estado colombiano a comprometerse con el Pacto Mundial de las migraciones y Refugio, suscrito por la ONU. Son estos espacios de incidencia los que de alguna manera han permitido al gobierno de Colombia emitir decretos de protección como el censo para venezolanos sin documento alguno mejor conocido como Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos (RAMV), otorgar el Permiso Especial de Permanencia y aceptar pasaportes vencidos como documento válido de viaje y permanencia. Claro está, aún hay tareas pendientes como es el caso de miles de niños de hijos de padres venezolanos nacidos en territorio colombiano, que se encuentran en situación de apatridia. Hoy día Internacional del Refugiado recordamos la invitación del Santo Padre: “la presencia de los migrantes y de los refugiados, como en general de las personas vulnerables, representa hoy en día una invitación a recuperar algunas dimensiones esenciales de nuestra existencia cristiana y de nuestra humanidad, que corren el riesgo de adormecerse con un estilo de vida lleno de comodidades. Razón por la cual, “no se trata sólo de migrantes” significa que al mostrar interés por ellos, nos interesamos también por nosotros, por todos; que cuidando de ellos, todos crecemos; que escuchándolos, también damos voz a esa parte de nosotros que quizás mantenemos escondida porque hoy no está bien vista.

Jue 20 Jun 2019

Colombia presente durante Congreso Mundial de Educación Católica

Este evento que se desarrolló en la ciudad de Nueva York, convocó a más de 500 líderes de escuelas católicas de todo el mundo, con el fin de discutir los desafíos y las oportunidades que enfrentan las escuelas católicas en la actualidad. El Congreso tuvo lugar en un momento histórico en que las inscripciones en las escuelas católicas están creciendo rápidamente en los países en desarrollo, mientras que son estables o decrecientes en muchos países desarrollados. Las escuelas católicas desempeñan un papel clave no solo para la transmisión de la fe a los estudiantes católicos, sino también para la salud de la Iglesia mundial. Las escuelas católicas deben promover la dignidad humana y el desarrollo humano integral. También son esenciales para la nueva evangelización y la educación de las generaciones futuras de representantes de la creaci6n. Los temas que se discutieron durante el Congreso incluyeron: Cómo promover una cultura de dialogo y paz, cómo fomentar la identidad cristiana de las escuelas, como proteger a la niñez de todas las formas de abuso, como garantizar que las escuelas sean inclusivas, como capacitar directores y profesores sobre las realidades de hoy, como educar hacia la sostenibilidad y como contribuir al dialogo con organizaciones internacionales. Además, se destacó cómo las escuelas católicas también desempeñan un papel esencial dentro de los sistemas educativos nacionales en muchos países. Las escuelas generalmente reciben a estudiantes de todas las religiones y las investigaciones recientes sugieren que contribuyen al logro del cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible (educación de calidad para todos). Queda un balance positivo frente a la escuela católica en el mundo y también muchos desafíos en la transformación social y humana desde la pastoral educativa de la Iglesia, según los hallazgos de las investigaciones recientes, basadas en el análisis realizado por Quentin Wodon, distinguido investigador afiliado con el Instituto Kellogg en la Universidad de Notre Dame. Según cifras expresadas durante el Congreso, a nivel mundial, en 2016, 62.5 millones de niños atendieron las escuelas católicas, un aumento en las inscripciones de casi 28 millones de niños o más del 80% desde 1980, cuando la inscripción representaba 34.6 millones. Además, 6 millones de jóvenes están inscritos en instituciones católicas postsecundarias. India tiene el mayor número de inscripciones en escuelas católicas, seguida por la República Democrática del Congo, Uganda, Kenia y Malawi. Francia, los Estados Unidos, Ruanda, Argentina y Colombia forman parte de los 10 principales países en términos de inscripciones totales en las escuelas católicas de preescolar, primaria y secundaria. En África, el 10.7 por ciento de todos los niños estaban inscritos en las escuelas católicas en 2016. Las inscripciones en África representaban el 43.7 por ciento del total de las inscripciones en las escuelas católicas de todo el mundo y se espera que este porcentaje continúe aumentando con el tiempo. Las escuelas católicas y otras escuelas basadas en la fe desempeñan un papel especialmente importante en los países del África subsahariana que han sido afectados por conflictos. Alcanzar a los pobres es una parte fundamental de la misión de las escuelas católicas. En 16 países africanos, la proporción de estudiantes del 20 por ciento más pobre de la población en escuelas católicas y otras escuelas basadas en la fe es de 16.0% contra 8.5% para las escuelas seculares privadas. Esto sugiere que las escuelas católicas y las escuelas basadas en la fe alcanzan un nivel sustancial de estudiantes muy pobres en comparación con las escuelas seculares privadas. Las escuelas católicas a menudo se perciben como una educación de calidad que también enfatiza los valores morales. En Burkina Faso, el rendimiento académico, la calidad de los docentes y la educación moral son las razones principales para elegir las escuelas cristianas. Respondiendo a las aspiraciones de los padres, las escuelas católicas y otras escuelas basadas en la fe, incluyendo las escuelas islámicas, ayudan a garantizar que los niños permanezcan escolarizados. Las escuelas católicas a menudo se benefician de fondos limitados o, en algunos casos, ningún financiamiento por parte de los estados, lo que genera ahorros presupuestarios para los gobiernos. En 38 países de la OCDE estos ahorros presupuestarios se estiman en aproximadamente US $ 63 mil millones (en paridad de poder de compra) por año. Colombia hizo presencia en este gran evento en las personas de Monseñor Miguel Fernando González, Obispo Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Ibagué y miembro de la Comisión Episcopal de Educación y Culturas, y el Padre Luis Carlos González Gómez, Director del Departamento de Educación, Cultura y Universidades de la Conferencia Episcopal Colombiana, además participaron por Colombia el Comité Ejecutivo de la Confederación Nacional Católica de Educación (CONACED). El evento que clausuró en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se realizó del 5 al 8 de junio en la Universidad de Fordham, en el campus del Lincoln Center, con una representación de más de 80 países de los distintos continentes