Mié 30 Ago 2017
Toma tu cruz y sigue el Señor
Jeremías, Pablo, Pedro y los otros discípulos escuchan la palabra de Dios y se disponen a seguirle sin condiciones. También hoy los verdaderos discípulos del Maestro escuchamos la invitación a negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz y seguirle. No hay mensaje diferente.
Lecturas
[icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Jr 20,7-9[/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: Sal 63(62),2.3-4.5-6.8-9 (R. 2b) [/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 12,1-2 [/icon]
[icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 16,21-27[/icon]
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon]
1. Contexto bíblico
1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
El ministerio de Jeremías duró más de cuarenta años, marcado por momentos fuertes de persecución. El profeta ha sido elegido por Dios para “arrancar, arrasar, destruir, demoler, edificar y plantar” (1,10); su misión, en pocas palabras, consiste en reconstruir la vida de la nación en un momento crítico de la historia y el medio para lograrlo no es otro sino denunciar la corrupción y el pecado, especialmente de los gobernantes; pero esto no le ha traído sino burlas, persecuciones y decepciones. No fue nada fácil todo lo que debió afrontar, y él mismo sintió momentos de profundas crisis y desánimos.
En el Salmo proclamamos una solemne oración pronunciada en el templo de Jerusalén y que celebra el absoluto abandono en Dios, fuente de auxilio y seguridad. El orante asocia su búsqueda de Dios con la sed, dando a entender que se trata de una gran necesidad y que sólo es posible saciarla en un lugar concreto: el templo (v. 3). Allí canta la felicidad de estar junto a Dios, se goza contemplando su fuerza y su gloria.
En el Evangelio del domingo anterior, Pedro confesaba a Jesús como Mesías, Hijo de Dios vivo (Mt 16, 13-20), pero una vez el Maestro anunciaba la entrega de su vida, el Apóstol trata de persuadirlo, en primer lugar porque no alcanzaba a comprender la idea de un Mesías sufriente, y además de este detalle, por el simple hecho de que él, como seguidor suyo, no quería sufrir. Llama la atención como pasa a ser de “Roca” ahora es “escándalo”, porque ha puesto su pensamiento en criterios humanos: “Piensas como los hombres, no como Dios”.
1.2 ¿Qué me dice la Sagrada Escritura?
Los textos de la liturgia de este domingo invitan a los cristianos a emprender el camino de Jesús, negándonos a nosotros mismos y llevando la cruz cada día. Mensaje central del texto del Profeta Jeremías es que fue capaz de renunciar a sus propios intereses, renunció a sí mismo y, dejándose seducir por Dios, perseveró en su misión de anunciar su Palabra en medio de la prueba y el dolor.
Pablo, en la Carta a los Romanos, inicia una serie de exhortaciones en las que invita a los creyentes a no quedarse en simples palabras, sino que ha de reflejarse en un estilo de vida propio. Ellos no están llamados a cumplir los sacrificios de víctimas animales que exigía la ley, sino que deben aprender a hacer de su propia vida una ofrenda agradable a Dios. Se entiende así por qué Pablo insiste en la necesidad de no separar la fe de la vida cotidiana, tema ampliado en el Evangelio de hoy: los creyentes no pueden acomodarse a los criterios de este mundo (v. 2), sino que están llamados a un buen discernimiento de aquello que Dios quiere en cada momento de la existencia.
En el Evangelio, Jesús establecerá tres condiciones para quien quiera ser su discípulo: 1. Ha de renunciar a sus propios intereses vitales, ha de expropiarse de sí mismo, convenciéndose de que no se sigue al Maestro para buscar beneficios personales. 2. Ha de cargar la propia cruz, signo, no de un sufrimiento sin sentido, sino de la entrega generosa y alegre por los demás. 3. Ha de saber que no sigue sus propios parámetros, sino un camino que ya ha recorrido y enseñado el Salvador, que no es otro, sino el de la donación total de la vida.
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO SITUACIONAL[/icon]
¿Qué me sugiere la Palabra que debo decir a la comunidad en su realidad concreta?
Con frecuencia sucede que nos cuesta entender el plan de Dios: en la vocación cristiana está primero la obediencia a la palabra de Dios, antes que mis capacidades y modos de pensar y obrar. Llevado por el cariño de Pedro hacia Jesús trató de apartarlo del camino de la cruz: Pedro mira con ojos humanos la misión de Cristo en la tierra y no comprende la voluntad de Dios para llevar a cabo la obra de la salvación. Muchos cristianos andan como enemigos de la cruz, nos previene el Apóstol Pablo (cfr. Filp. 3, 17-19).
La fe enseña que sin sacrificio no hay amor, no hay alegría verdadera, no se purifica el ama. El camino de la santidad va acompañado de la cruz y toda misión apostólica va fundamentada en este misterio de cruz, donde Cristo nos invita a llevarla cada día. Si deseo imitarlo, debo recorrer el camino que me ha indicado: “cargue con su cruz”. Es necesario llevarla con amor. Unidos a ella, participaremos del dolor de Cristo, en este mundo, pero también de la alegría serena que proporciona la práctica de la virtud, a la espera de la eterna felicidad.
“Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por Mí, la encontrará”. Nos invita el Señor a negarnos, es decir, renunciar a todo lo que nos ata a este mundo y nos aleja de Dios, para vivir una entrega completa, sin reservas. Para qué tantos afanes y apegos a las cosas del mundo, si no llevan a la salvación. Si dejamos a un lado tantos placeres del mundo y aceptamos la cruz, encontraremos la verdadera felicidad.
[icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon]
¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión?
La liturgia invita a vivir de acuerdo con la fe en obediencia al plan de Dios: evitar el apego a las riquezas y a lo efímero, el afán de posición social, y aceptar la invitación de Dios a llevar la cruz, dejarnos seducir por Él, como Jeremías. Este primer anuncio de la pasión de Jesús a los suyos es la motivación a comprender mejor la misión que le ha sido confiada, pero más aún es entender que la última palabra no la tiene la muerte sino la resurrección y la glorificación.
La fuerza de la ola materialista, la ideología hedonista y otras corrientes más que buscan invadirlo todo, día a día ahogan la vida del cristiano y desvirtúan el sentido religioso de las comunidades de fe, oponiéndose a la doctrina de Cristo, quien una vez más nos dice: “El que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame”. No podemos quedarnos sólo contemplando la cruz, sino hacerla real: el discípulo moldea su vida en la dinámica del seguimiento, con la cruz a cuestas y con la certeza de resurrección.
[icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon]
Motivar a los fieles con una catequesis sencilla sobre la necesidad de aprender a llevar la cruz cada día: la cruz camino de santidad.
Invitación a recuperar los verdaderos valores cristianos (vida, justicia, amor, verdad, paz) para evitar quedarnos en los ídolos del mundo (poder, riqueza, éxito, orgullo, mundanidad, placer).
En lugar del acto penitencial se puede hacer la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo (formulario II), como aparece en el Apéndice I del Misal, p. 1056.
Puede emplearse el Prefacio Dominical IV: "La historia de la salvación", p.386 del Misal, por hacer relación a Cristo que nos dio nueva vida y nos abrió el camino del reino.
La inminente visita del Papa Francisco, el miércoles, debe animar la vida de cada bautizado a comprender mejor la misión que le ha sido confiada.
Al final de las Eucaristías es bueno invitar a la comunidad a hacer la oración por la visita apostólica del Papa Francisco a Colombia.
Tener presente que:
Hoy comienza la semana por la paz en Colombia (03 – 10 septiembre)
Hoy es día de Oración Compartida entre las Iglesias Hermanas de Aquisgrán y Colombia.
El viernes 08 septiembre, es la fiesta de La Natividad de La Santísima Virgen María.
El sábado 09 septiembre, celebramos en Colombia a San Pedro Claver, presbítero, día de los Derechos Humanos.