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evangelio

Vie 14 Ene 2022

Voz del Pastor | 16 de enero de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Juan 2,1-11

Jue 13 Ene 2022

"Hagan lo que Él les diga"

SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Enero 16 de 2022 Primera lectura: Isaías 62,1-5 Salmo: 96(95), 1-2a.2b-3.7-8a.9-10ac (R. cf. 97[96],6) Segunda lectura: 1Corintios 12, 4-11 Evangelio: Juan 2, 1-11 I. Orientaciones para la Predicación Introducción - Jesús y María con su presencia nos ofrecen el vino de la verdadera alegría y el amor. - Los carismas que el Espíritu da a la Iglesia son para la unidad y la edificación de la misma. - Hemos terminado las fiestas de navidad y empezamos un nuevo tiempo de reflexión, el tiempo ordinario. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El profeta Isaías (62,1-5) trae un anuncio de gran consuelo, el pueblo de Israel que había sido desterrado, va a gozar ahora de la salvación, va a “romper la aurora de su justicia y su salvación va a llamear como antorcha” y utiliza una bella comparación presentando a Yahvé como un esposo fiel y al pueblo de Israel como a su esposa. Durante el destierro, se le llamó a la tierra prometida “abandonada” y “devastada” pero el texto que hoy escuchamos, afirma que se acerca el día en que será llamada la “favorita” y “desposada”. Dios se presenta como un esposo fiel “te prefiere a ti… como un joven se casa con su novia, así se desposa el que te construyó”. El salmo 96 (95) hace una especial referencia y eco a la lectura del profeta Isaías, la oración del salmista está cargada de alegría y alabanza “Contad las maravillas del Señor a todas las naciones” “proclamad su victoria … decid a los pueblos: el Señor es Rey y Él gobierna a los pueblos rectamente”. El apóstol san Pablo nos acompañará durante 7 domingos con la lectura continuada de la última parte de la primera carta a los Corintios, nos ofrecerá reflexiones prácticas en las que Pablo responde a la comunidad de Corinto, marcada por grandes diferencias como, por ejemplo, la brecha entre los ricos y los pobres, corrupción y desenfreno. Uno de los problemas que afectaba a la comunidad, es el de la diversidad de carismas y dones que se podían evidenciar entre ellos: sabiduría e inteligencia, milagros, profecías, don de lenguas y de interpretación… entre otros. Para Pablo lo importante es que estos dones nunca vayan a destruir la Unidad y que los miembros de la comunidad lleguen a experimentar a “un mismo Espíritu, un mismo Señor, un mismo Dios” es decir, que todos los dones y carismas que Dios nos da, deben ser “para el Bien común”. San Juan en el Evangelio (Jn. 2,1-11) narra el primer milagro de Jesús, la conversión del agua en vino, en el bello relato de “las bodas de Cana”. En la escena aparece la Madre del Señor que, ante la carencia de vino, recomienda a quienes sirven en la boda “Hagan lo que Él les diga”, este primer momento del relato, nos podría llevar a contemplar la valiosa intercesión de María. Igualmente, podríamos descubrir en el texto la importancia y el valor del matrimonio; sin embargo, lo que se resalta para este domingo, es la presentación de Jesús en el comienzo de su ministerio, el Señor realiza su primer signo, muestra su gloria y fortalece la fe de sus discípulos. El vino que se sirve de modo exagerado, es el mejor, esto para insistir en que ya ha pasado lo antiguo (AT) y llega lo nuevo (NT) y lo nuevo es lo mejor, es Cristo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Recuerdo con gratitud las experiencias de los retiros espirituales durante mi proceso formativo y luego en la predicación de retiros en las etapas de la formación inicial y con sacerdotes, en estos espacios de oración y reflexión, aprendí a valorar la acción del Espíritu Santo en mi propia vida y en la vida de la Iglesia, es una gracia precisar en la propia vida el sentido del servicio al que hemos sido llamados, al igual que los dones y carismas con los que Dios enriquece a las comunidades. Los dones y carismas que da el Espíritu, son para el bien y la unidad de la comunidad, no son para beneficio propio, son para la edificación de la Iglesia, de tal modo que cuando nos hacemos consientes de las gracias que el Espíritu nos ha otorgado, es nuestra misión poner esos dones y carismas al servicio de la unidad de nuestras comunidades, en medio de la diversidad. El camino sinodal que ha iniciado la Iglesia de caminar juntos, implica el reconocimiento de las gracias y talentos que cada persona posee y contribuir para que los diversos dones y carismas se pongan al servicio de la unidad y edificación de la Iglesia para que ella sea casa y escuela de comunión. Las comunidades cristianas se enriquecen con la diversidad de servicios en los distintos espacios de la vida de la Iglesia (la autoridad, la enseñanza, la animación, la caridad, la fraternidad, la administración, la evangelización, la liturgia, etc…) estos servicios realizados con responsabilidad, ayudan a desarrollar valiosas experiencias comunitarias donde el encuentro con los hermanos, la formación permanente de los laicos, las vivas experiencias de oración y las distintas acciones misioneras contribuyen al crecimiento de la Iglesia. La unidad tiene un punto de referencia o una fuente de la que se nutre permanentemente, “Un solo Señor, un solo Dios, un solo Espíritu”, Dios mismo fortalece a su Iglesia, la cohesiona y la dota de lo necesario para que ella pueda crecer y servir mejor. El Evangelio también nos ofrece el testimonio de María, que procura mantenernos unidos y confiados a su Hijo, “Hagan lo que Él les diga” Él es el vino nuevo, el mejor, que alegra el corazón y se sirve para la unidad. El Señor se sigue entregando y ofreciendo por la unidad de la Iglesia, Él sigue convirtiendo el agua en vino de alegría y esperanza para todos, en especial para los corazones que han perdido la alegría de haber sido llamados a la santidad, a la entrega a Dios y al seguimiento de Jesús en el matrimonio, la vida consagrada o el ministerio sacerdotal. Dios ama a su Iglesia como un esposo, la ama con ternura y bondad, como lo relata el profeta Isaías, lo hace de un modo exagerado, con el derroche del vino de la alegría “seis tinajas, de cien litros cada una”. Cristo bendice con su presencia una boda y convierte el agua en vino, este gesto en el Evangelio de Juan, se constituye en la manifestación de la hora de Jesús, el comienzo de su vida pública, es el momento en el que se cumplen las promesas del Antiguo Testamento y se da comienzo al Nuevo Testamento, símbolo de ello es el mejor vino, el más bueno, el que se sirve con generosidad en la mesa del altar, ese vino generoso y abundante es Cristo, vino de amor, alegría y fiesta, es con este vino que se inaugura un nuevo tiempo, que será siempre optimista y esperanzador. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Al comenzar esta nueva etapa del tiempo ordinario, tiempo litúrgico caracterizado por la esperanza, por el conocimiento de la persona de Jesús en el Evangelio de Lucas y este vivo ambiente de sinodalidad, la Palabra y la Eucaristía será nuestro alimento que ira convirtiendo nuestras tristezas y preocupaciones en alegría. Hoy le pedimos al Señor que venga a compartir con nosotros en nuestra fiesta dominical, queremos asegurarle que hemos escuchado hoy a su amada madre, María y que vamos a esforzarnos con mayor empeño en hacer lo que Él nos diga. Como Iglesia en camino sinodal debemos asumir el compromiso de trabajar para que a nadie le falte el vino del amor, de la unidad, de la justicia, de la fraternidad, y como María estemos siempre atentos a servir con generosidad, poniendo nuestros dones y carismas al servicio de los demás, especialmente de los más necesitados. __________________ Recomendaciones prácticas: • Al preparar la homilía, téngase en cuenta que el domingo II se refiere aún a la manifestación del Señor, celebrada en la Epifanía, por el fragmento tradicional de las bodas de Caná. A partir del domingo III, empieza la lectura semicontinua del Evangelio de San Lucas (Cfr. OLM, n., 105). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Sean todos bienvenidos a la celebración de la Santa Misa, hoy domingo día del Señor, dispongamos nuestros corazones para escuchar atentamente la Palabra y participar dignamente de la fracción del pan. Con la celebración de la fiesta del Bautismo del Señor hemos iniciado el llamado “tiempo ordinario”, sin embargo, la liturgia de la Palabra de este domingo aún se sigue haciendo eco de la manifestación del Señor. En concreto lo descubriremos en el relato del Evangelio que nos ofrece el episodio de las Bodas de Caná. Dispongámonos, pues, a vivir este encuentro con la Palabra, entrando con audacia y libertad de corazón en un proceso de conversión. Monición a la Liturgia de la Palabra La liturgia de la Palabra nos ofrece hoy la imagen de la celebración de unas bodas, el profeta Isaías presenta a Jerusalén como la novia con la que el Señor quiere contraer matrimonio, estas bodas, anunciadas en la primera lectura, se han hecho realidad en la persona de Jesús; Él no permite que se acabe el vino de la alegría, del amor, sirve el mejor de los vinos de modo abundante y manifiesta así su gloria presente en este mundo. Escuchemos con atención este mensaje. Oración Universal o de los Fieles. Presidente: Elevemos nuestras súplicas al Padre, con la confianza que nos da sabernos llenos de su amor y miembros de su Iglesia y digamos: R. Te rogamos, óyenos. 1. Por la Iglesia extendida por todo el mundo, para que el Señor le conceda la paz, la unidad y la alegría de la fe. Oremos. 2. Por los gobernantes de nuestro país, para que implementen políticas que construyan la unidad, la solidaridad y el progreso de todos los pueblos. Oremos. 3. Por una Iglesia que celebra, para que nuestro camino sinodal juntos en los próximos meses se base en la escucha conjunta de la Palabra de Dios y en la celebración de la Eucaristía en la comunión del Pueblo de Dios. 4. Por los que sufren a causa de la violencia y de la guerra, por los que están enfermos, para que probando el vino nuevo que es Cristo, alegren sus corazones y con esperanza superen sus dificultades. Oremos. 5. Por los que nos hemos reunido a celebrar esta Eucaristía, para que escuchemos atentamente la petición de la Madre de Dios que nos dice: “hagan lo que Él les diga”. Oremos Oración conclusiva Padre, tú aprecias la obediencia de tus hijos y nos concedes el vino de la alegría en abundancia, acoge las peticiones que te hemos dirigido con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Vie 7 Ene 2022

Voz del Pastor | 09 de enero de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Lucas 3,15-16.21-22

Jue 6 Ene 2022

Jesús se bautizó. Mientras oraba, se abrió el cielo

EL BAUTISMO DEL SEÑOR Enero 09 de 2022 Primera lectura: Isaías 42,1-4.6-7 Salmo:29(28), 1a y2.3ac-4.3b y9b-10 Segunda lectura: Hechos de los Apóstoles 10,34-38 Evangelio:Lucas 3,15-16.21-22 Orientaciones para la Predicación Introducción * La celebración de la fiesta del Bautismo del Señor nos confirma el inmenso amor de Dios, que ha enviado a su Hijo al mundo para salvarnos. * El bautismo nos hace hijos de Dios en el Hijo eterno del Padre. También son, pues, para nosotros las palabras del Padre: Tú eres mi hijo amado o mi hija amada * El compromiso que debe surgir de esta celebración debe ser el de renovar nuestra conciencia bautismal, nuestra adhesión al misterio pascual del Señor y nuestro esfuerzo por vivir en Cristo. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El pasaje de Isaías y el salmo se anticipan proféticamente a la llegada del Mesías, luz de las naciones. En ambos sobresalen las imágenes de presentación de la gloria del Señor; invitan a “mirar”, a “contemplar”, a “recibir” al Mesías y a celebrar su acción salvífica. De modo particular, Isaías presenta al Mesías como sobre quien Dios ha puesto su Espíritu, el elegido y preferido, el que sostiene a los débiles e implanta la justicia, el que realiza la alianza y es luz de las naciones, el que rescata de la esclavitud. En esta misma perspectiva se sitúa otro pasaje de Isaías (61, 1-2), que Jesús proclama en la sinagoga de Nazareth, afirmando a continuación: “Hoy se cumple esta escritura que acaban de oír” (Lc 4,16-19). La narración del Bautismo del Señor que nos propone el Evangelio de San Lucas es la más breve y simple de los evangelios sinópticos. No obstante, en ella se resaltan tres consideraciones particulares: * La identidad propia de la misión de Juan que es preparar los caminos para el Mesías y el reconocimiento de Jesús como verdadero Salvador. * La supremacía de Cristo, que viene para bautizar con Espíritu Santo y fuego. * La teofanía que revela al Hijo como amado y predilecto del Padre. Estos tres aspectos, al inicio del ministerio público del Señor, anticipan el anuncio del Reino, el llamado a la conversión y la misión de convocar a todos los hombres para que experimente el amor de Dios. El breve trozo de los Hechos de los Apóstoles recoge estas afirmaciones y las convierte en fundamento y dinamismo misionero, pues aseguran el llamado de todos los pueblos, sin distinciones, a la fe en el Señor y al disfrute de la paz que el trajo a las naciones. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La fiesta del Bautismo del Señor concluye la celebración de la navidad y es puente hacia el tiempo ordinario.En el espíritu de la Liturgia, este hecho representa ya un llamado a la vivencia, en nuestro día a día, de nuestra condición de hijos e hijas de Dios. San Juan Pablo II decía que la fiesta de hoy nos brinda la oportunidad de ir, como peregrinos en espíritu, a las orillas del Jordán para participar en el acontecimiento maravilloso del bautismo de Jesús y descubrirnos también nosotros, insertados por nuestro bautismo en el misterio pascual de Cristo, predilectos, amados y enviados por el Padre (Homilía en la Fiesta del Bautismo del Señor, 2001). En efecto, Jesús acude al bautismo de Juan como un gesto de abajamiento y de redención, para conceder a las aguas el poder de hacernos a nosotros hijos de Dios y para asociarnos definitivamente a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por esto, las lecturas de la Palabra de Dios en esta fiesta nos conducen a la contemplación de Cristo, Mesías y Salvador, amado del Padre, lleno del Espíritu Santo, con el propósito de que nosotros seamos más conscientes de la grandeza de nuestro propio bautismo. Por tanto, en este día, estamos invitamos a sentirnos… * Como Cristo, hijos amados de Dios. Éste es el núcleo de nuestra vida cristiana y la experiencia que se debe ir forjando cada día en nosotros. Como enfatiza en diversos pasajes de sus cartas el Apóstol San Juan, la prueba de que Dios nos ama es que envió a su hijo como propiciación para nuestros pecados. * En Cristo, miembros de su cuerpo místico que es la Iglesia o piedras vivas del edificio que es la misma Iglesia, llamados a la comunión y participación en la vida y misión de todos los bautizados, a dar testimonio de la vivencia del mandamiento del amor, que es el distintivo de los cristianos, con las obras de misericordia y en la búsqueda de la justicia, de la libertad y de la verdad. * En Cristo, ungidos y llenos del Espíritu Santo para anunciar a todos los pueblos el Reinado de Dios. Esta invitación nos invita a la configuración más perfecta con Cristo, para la tarea de la Evangelización con todas sus implicaciones, para pasar “haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal, porque Dios está con nosotros (Cfr. Hch 10, 38). Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La oración de la comunidad cristiana en esta fiesta del Bautismo del Señor debe centrase en la petición de una conciencia más viva del don del bautismo y de sus efectos en nosotros, así como del compromiso de vivir completamente en Cristo. Además, es oportuno insistir en el compromiso bautismal en medio de la Iglesia, expresado en la fe, la esperanza y la caridad de todos los creyentes, como comunidad de discípulos y misioneros. No debería faltar la invitación a renovar los procesos de iniciación cristiana, tanto de los niños como de los adultos, subrayando la responsabilidad de los padres en la educación de los hijos y de los catequistas en la preparación para los sacramentos. _________________ Recomendaciones prácticas: * Si las circunstancias pastorales lo permiten, hoy podría celebrarse el bautismo de algunos niños en la Eucaristía con la participación de la comunidad de fieles. * Como en la fiesta de la Epifanía, hoy es un día propicio para pedir por la Evangelización de los pueblos y por las misiones. * Comienza la primera parte del Tiempo Ordinario del 10 de enero hasta el 1°de marzo (semana Iª - VIIIª). Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa ¡Sean todos bienvenidos a este banquete de amor, en donde Cristo se hace verdadera comida y bebida para nuestra salvación! Hoy termina el tiempo de Navidad con la celebración del Bautismo del Señor. Este acontecimiento, narrado por los cuatro evangelistas, que hoy recordamos desde el relato de san Lucas, nos permite apreciar la grandeza e importancia especial de este sacramento instituido por el mismo Jesucristo en las aguas del río Jordán. Celebremos con fe y dispongámonos a renovar en esta Eucaristía nuestra identidad bautismal, de ser hijos de Dios y de vivir el mandamiento del amor. Monición a la Liturgia de la Palabra El profeta Isaías nos lleva a fijar nuestra mirada en el siervo del Señor. Por su parte, san Pedro nos recuerda que Jesucristo pasó por la tierra haciendo el bien porque Dios estaba con él; y el evangelista Lucas nos invita a presenciar, en un clima de oración y contemplación, el acontecimiento del bautismo de Jesús con la intervención del Padre, que lo proclama Hijo amado y predilecto. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos nuestras súplicas a Dios Padre, por mediación de su Hijo amado Jesucristo. Digamos con fe y esperanza: R. Dios de amor, escúchanos. Te pedimos por el Papa, los obispos, presbíteros, diáconos, religiososy fieles laicos, para que asumiendo los compromisos del bautismo puedan ser siempre testigos de Cristo, constructores de paz y promotores de esperanza, oremos. Te pedimos por los gobernantes de las naciones, para que sus políticas y programas se orienten al bien común, y no a intereses particulares o mezquinos que atentan contra la dignidad de las personas, oremos. Te pedimos por los oprimidos y abatidos, por los enfermos y desesperados, por los que están al margen de la ley o caminan por sendas oscuras, para que se dejen tocar por Cristo y abran las puertas de su corazón al cambio de vida y a la conversión, oremos. Te pedimos por el buen fruto de todas las iniciativas pastorales de nuestra comunidad, especialmente de la catequesis con la que se preparan los padres y padrinos para el bautismo de los niños, y con aquella que se disponen los niños y adolescentes para la primera comunión y confirmación, oremos. Te pedimos por todos los que nos hemos congregado en esta celebración eucarística, para que nos dejemos encontrar por tu Hijo amado, y al igual que él podamos hacer el bien y no el mal, oremos. Oración conclusiva Acoge, Padre bueno, estas súplicas que te presentamos con fe y esperanza. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Vie 31 Dic 2021

Voz del Pastor | 02 de enero de 2022

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 2,1-12

Vie 24 Dic 2021

Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los maestros

LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ Diciembre 26 de 2021 Primera lectura: Eclesiástico 3, 2-6.12-14 Salmo: 128(127), 1-2.3.4-5 (R. cf. 84[83], 5a) Segunda lectura: Colosenses 3, 12-21 Evangelio: Lucas 2, 41-52 I. Orientaciones para la Predicación Introducción * Las virtudes domésticas de la familia de Nazaret modelo para todas las familias cristinas. * Dios quiso compartir la vida de una familia, pobre, trabajadora y perseguida. * La Iglesia nos invita a valorar la familia, cuna de la vida, de la ternura y el servicio. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro del Eclesiástico 3, 2-6.12-14, llamado también Sirácida porque fue escrito por Jesús hijo de Sira, es uno de los últimos libros de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento. La perícopa que leemos hoy, narra algunos aspectos de las relaciones entre los padres y los hijos y las bondadosas consecuencias para quienes honran a sus padres, entre otras: expían sus pecados, cuando rezan serán escuchados por Dios y tendrán larga vida. Igualmente, exhorta a los que somos hijos a ser constantes en honrar a los padres, a no abandonarlos, a comprenderlos en su vejez y en sus limitaciones. El salmo 128 (127) dibuja el cuadro ideal de la familia bendecida, con descendencia, los hijos en torno a la mesa, gozando todos del amor y la misericordia del Señor, fruto del que “teme al Señor y sigue sus caminos”. El apóstol Pablo, en su carta a la comunidad de Colosas (Col. 3,12-21) les presenta el ideal de un proyecto de vida comunitaria, “Vístanse de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión”, actitudes que deben estar acompañadas por una gran capacidad de amor y perdón. La mejor imagen para comprender esta enseñanza del apóstol, es la vida comunitaria de la familia, el texto define y orienta cómo deben ser las relaciones entre los esposos, entre los padres y los hijos, haciendo que la paz de Cristo actúe de árbitro en los corazones, permaneciendo en acción de gracias, sustentando la vida común con el amor mutuo, la riqueza de la Palabra y orando con salmos, himnos y canticos inspirados. San Lucas (2,41-52) nos trae la escena en la que Jesús, a la edad de doce años, va con sus padres al templo de Jerusalén, los padres pierden el cuidado de su hijo, el niño se pierde, se queda hablando con los doctores de la ley, mientras José y María están de regreso a Nazaret, esto provoca la angustiosa búsqueda del niño que al encontrarlo suscita un reclamo justo de José y de María, la respuesta del niño desconcierta, no se puede comprender con facilidad “¿por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en la casa de mi Padre?”. Esta Escena de la infancia de Jesús deja entrever la misión que Él tiene, el Señor ha venido a revelarnos al Padre. Mientras llega el momento de iniciar su vida pública, san Lucas nos recuerda que el niño regresó con sus padres a Nazaret, “allí Él iba creciendo en sabiduría, estatura y gracia ante Dios y los hombres” y “María conservaba estos signos en su corazón”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Recordar hoy a la Sagrada Familia y escuchar el rico mensaje de la Palabra de Dios, llena el corazón de sentimientos gratos, de recuerdos bondadosos de mi familia y de tantos hogares que, a lo largo del ejercicio del ministerio Dios me ha permitido conocer; son tantas las historias buenas que podríamos contar, de cómo Dios se hace presente en las historias de nuestras familias a través de los valores del Evangelio como son: el amor, la comprensión, el diálogo, la misericordia y el perdón. Pero con realismo y un profundo respeto a la vida de las familias, tengo que reconocer que también muchos hogares sufren con amargura, desengaños, infidelidades, separaciones traumáticas, violencia, entre muchos otros flagelos, contrarios al profundo ejemplo de la Sagrada Familia y los valores del Evangelio. La Sagrada Familia se presenta hoy como un modelo digno de ser imitado y amado por todos nosotros, las virtudes de José, el amor de María y la obediencia del Hijo que crecía bajo el amparo y las enseñanzas de su hogar, deberían ser copiadas por todas las familias. Si las familias en crisis se dieran la oportunidad de vivir estos valores, la acogida, la comunión, la fe en el Señor, la fortaleza en medio de las dificultades y la aceptación de la voluntad de Dios, nuestras sociedades serían más maduras y puestas a la tarea de un mundo mejor. La liturgia de la Palabra de este día nos presenta un programa válido para todos, el mundo sería distinto si le diéramos la justa importancia a la familia y al papel formativo que ella realiza, nos iría mucho mejor si los padres cumplen bien su vocación, no solo de engendrar hijos, sino de educarlos para el bien, para el amor, la justicia y el respeto a los demás y si los que somos hijos, cuidamos bien y amorosamente de nuestros padres, llevaríamos a plenitud lo que nos dice hoy san Pablo, todos vestiríamos el uniforme de la misericordia, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el amor y la capacidad de perdón. El cuarto mandamiento de la ley de Dios “honrar a padre y madre” evoca a nuestra memoria el deber que tenemos como hijos, de modo especial cuando nuestros padres se hacen mayores, tanto en la enfermedad, como en la soledad no los podemos abandonar. El hijo que actúa con bondad y misericordia con sus padres, recibirá la bendición de Dios, esta es la recompensa, del que con fidelidad, alegría y amor venera a sus padres. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El programa dibujado por Dios sobre la vida familiar no es fácil llevarlo a la práctica, tiene grandes exigencias, este no sería viable, si no es por la fuerza y la gracia que Dios mismo da a las personas para que se comprometan de corazón en la edificación de familias virtuosas, personas de fe, familias orantes, que saben perdonarse y convivir, que se saben amadas por Dios e invitadas a vivir en la perfección de los hijos de Dios. Para que la familia cumpla bien su designio en el mundo, se requiere de la fe, puesto que la familia experimenta un amor tan especial, que solo encuentra su fuente en el amor de Dios, expresado tan bellamente en el amor de la Familia de Nazaret. A pesar de nuestras fragilidades y limitaciones humanas, Dios sabe que todos poseemos la capacidad de amar, de perdonar, de vivir con fidelidad su llamado a servir en la educación de los hijos, en la construcción de un mundo donde brillen los valores del respeto, de la solidaridad y la fraternidad, esto se logra solo en la medida que la familia sea capaz de inculcar esos valores en cada integrante del hogar. Por eso nuestras oraciones en la celebración de la fiesta de la Sagrada Familia, para elevar nuestras suplicas al cielo y pedir a la familia de Nazaret que nos ilumine y nos conceda siempre su valiosa asistencia en la búsqueda permanente de las virtudes domesticas que adornan a las familias cristianas. Por esta razón no podemos descuidar la acción de gracias que es la Eucaristía, ni la Palabra de Dios y con estas dos mesas que se nos sirven cada domingo, llegar a momentos de oración sentidos, profundos y cada vez más frecuentes en nuestras comunidades y de modo especial en nuestros hogares. Con la ayuda de Dios e iluminados siempre con su amor misericordioso, seremos capaces de superar infidelidades, violencias, mal trato, etc. A través de la vivencia de la Eucaristía y de la escucha de la Palabra, la familia será capaz de crecer en la convivencia humana y cristiana. Hoy la familia de Nazaret va al templo para orar y ofrecer culto a Dios, toda la familia está abierta al encuentro con Él, ¿cómo no permitirnos que esta imagen impregne nuestras propias familias de la necesidad que todos tenemos de Dios, de su gracia y fortaleza, para que de los hogares cristianos surjan las vocaciones que la Iglesia necesita? ________________________ Recomendaciones prácticas: • Promover la bendición de la familia. Para esto, el Bendicional ofrece varios formularios. Ver los números 44-135. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hermanos, reunidos como pueblo de Dios, dispongamos nuestro corazón para escuchar la Palabra de Dios y participar de la fracción del pan. Luego de haber conmemorado solemnemente el nacimiento del Señor, hoy, la Iglesia nos invita a fijar la mirada en la familia de Nazaret. San Pablo VI considera que, Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio. Colocamos aquí junto al altar a todas las familias de nuestra comunidad, los hogares que con amor ponen en práctica las virtudes domesticas de la familia de Nazaret y de modo especial aquellos hogares donde hay dificultades y diversos males, para que Dios les bendiga con el don de la paz y el amor. Participemos todos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios de este domingo, nos habla de las virtudes domésticas que los hogares deben asumir en el camino del seguimiento de Jesús, el libro del Eclesiástico, al igual que el salmo nos presentan el modo de relacionarse de las familias, valores en los que el Señor Jesús se educó, creció y maduró. Escuchemos con atención el mensaje de hoy. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Con toda la Iglesia presentemos al Padre, por mediación de Jesucristo, el Señor, nuestras familias. Él que quiso compartir la vida de un hogar humano. A cada intención nos unimos diciendo: R. Señor, bendice nuestros hogares. 1. Por la Iglesia, para que su presencia en el mundo impregne a todas las familias y personas de buena voluntad de las virtudes domésticas de la familia de Nazaret. Oremos. 2. Por los gobernantes y personas que tienen autoridad en el mundo, para que sus decisiones siempre estén a favor de la familia y del respeto a la vida humana. Oremos. 3. Por el don de la palabra, para que en este camino del Sínodo nos animemos a hablar con valentía y parresia, integrando la libertad, la verdad y el amor. 4. Por las familias que sufren a causa de las dificultades económicas, la enfermedad o la falta de entendimiento, para que nos esforcemos por vivir en paz y armonía. Oremos. 5. Por todos nosotros, para que aprendamos a vivir como una sola familia, nos esforcemos por vivir en paz y armonía con los miembros de nuestra comunidad, superando con caridad fraterna nuestras diferencias. Oremos Oración conclusiva Padre bueno, que has querido que tu Hijo, engendrado antes de todos los siglos, fuera miembro de una familia humana, acoge estas súplicas que te presentamos con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 23 Dic 2021

Nacimiento del Señor (Misa de día)

NACIMIENTO DEL SEÑOR (Misa del día) Diciembre 25 de 2021 Primera lectura: Isaías 52,7-10 Salmo: 98 (97),1.2-3ab.3cd-4.5-6 (R. cf. 3c) Segunda lectura: Hebreos 1,1-6 Evangelio: Juan 1,1-18 I. Orientaciones para la Predicación Introducción * Cristo es la Palabra Eterna del Padre y, por lo tanto, existe desde siempre. No ha habido un momento en el que el Hijo no haya existido, generado eternamente por el Padre: “En el principio existía la Palabra… Todo se hizo por ella y sin ella nada se hizo” (Jn 1,1.3). * La Palabra Eterna se hizo carne. La Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo es un acontecimiento histórico. La historicidad de la primera venida de Cristo manifiesta que la “economía de salvación” es un plan de amor en el que Dios Padre busca la salvación integral de su creatura. * “Y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14b) inaugurando una nueva etapa en la historia (cf. Hb 1,2); este acontecimiento nos llena de alegría y con gozo aclamamos a nuestro Rey y Señor (Sal 97) pues es el mensajero de la Paz que trae la “Buena nueva” (Is 52,7). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Leemos en la primera lectura de esta Solemnidad un texto que pertenece al llamado “Libro de la consolación” que puede llamarse propiamente un “Evangelio” puesto que anuncia una Buena Noticia al pueblo de Israel: la liberación de un cautiverio. El nuevo Pueblo lee este anuncio en prospectiva de Cristo: Él es el príncipe de la paz que viene al mundo a deponer la espiral de violencia, se encarna para dar el parte de victoria sobre el pecado y la muerte, se hace hombre para consolar y restaurar las ruinas de la humanidad caída. El salmo 97 tiene, por ello, el sabor de una alegría que se celebra personalmente y en comunidad; la vinculación de instrumentos musicales, voces y actitudes de júbilo demuestran un gozo inusitado y permiten que esa alegría sea contagiosa hasta los confines de la tierra pues nadie se puede sustraer a la celebración de la “Victoria de nuestro Dios”. La novedad de la primera venida de Cristo inaugura, por ello, una nueva etapa de la historia. La carta a los Hebreos deja en claro que en la antigüedad Dios buscó diversos métodos para comunicarse con su Pueblo; sin embargo, el Plan de Dios, buscando efectividad, encontró que la mejor manera para hablar con los hombres era a través de su Palabra. Cristo inaugura la etapa final de la historia, en la que nos encontramos desde su venida en la carne. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Como lo recuerda el evangelista Juan, la Palabra – “Dios Hijo Único” –, “acampando” entre nosotros, nos permite vivir la novedad de la cercanía a Dios a quien nadie ha visto jamás sino por medio suyo. Sin embargo, esta luz esplendorosa no siempre ha sido conocida y recibida; subsiste, entonces, el tema de la libertad humana para acoger la salvación. Dios Hijo Único ha venido al mundo para que todos recibamos “gracia tras gracia”; la oferta es libre de ser acogida: el corazón humano, desde la encarnación de Cristo, será el escenario de aquella “singular batalla” de muerte y vida, de tinieblas y luz, que canta el himno “Victimae Paschali Laudes” y que será finalmente saldada por la victoria pascual de Cristo destruyendo las tinieblas de manera definitiva. Aunque Cristo, con el misterio de su nacimiento, muerte en cruz y resurrección, ya ha vencido las tinieblas gracias a su luz admirable, sin embargo, el cristiano debe luchar incansablemente por actualizar cotidianamente este Misterio de salvación en la vida personal y comunitaria. El Nacimiento de Cristo debe redundar en los compromisos por la conversión espiritual y la transformación social; ya lo expresó de manera magistral San Atanasio: “Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios” (De Incarnatione, 54, 3); este proceso de “divinización”, como lo llamaron los Padres de la Iglesia, aunque encuentra su plenitud en la “segunda venida de Cristo”, sin embargo, inicia en la historia, tras su “primera venida” y corresponde al proceso de humanización. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Contemplemos la magnificencia del Dios Hijo Único en la sencillez del Niño de Belén, admiremos su luz que vence cualquier tiniebla, acojamos su presencia que llena de alegría todo ser. Sintámonos creados por amor y re-creados por misericordia: el Catecismo de la Iglesia Católica recuerda en el numeral 359 unas palabras contundentes de San Pedro Crisólogo que nos pueden ayudar a contemplar el Misterio que hoy celebramos: «San Pablo nos dice que dos hombres dieron origen al género humano, a saber, Adán y Cristo [...] El primer hombre, Adán, fue un ser animado; el último Adán, un espíritu que da vida […] aquel primer Adán tuvo principio, pero este último Adán no tiene fin. Por lo cual, este último es, realmente, el primero, como él mismo afirma: "Yo soy el primero y yo soy el último"». Oremos para que reconozcamos en Cristo la clave de interpretación de nuestras vidas. Así lo recordó el Concilio Vaticano II: “El misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (Gaudium et spes, 22) pues Cristo indica el camino de trascendencia que capacita para vivir la ley nueva del amor y restaurar desde allí al género humano. ___________________ Recomendaciones prácticas: • Los sacerdotes pueden presidir o concelebrar tres Misas, con tal que se celebren en las horas indicadas. En las Misas de Navidad puede elegirse, según se considere más oportuno, cualquiera de los tres formularios de lecturas. • Promover la reunión familiar y el compartir fraterno en torno al pesebre. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa “¡Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios!”. El mundo entero, lleno de luz y alegría, canta las maravillas de la salvación. Celebremos en concordancia de motivos y de espíritu el Nacimiento de Nuestro Salvador y que el gozo que hoy experimentamos en esta asamblea eucarística redunde en buenas obras en beneficio de nuestros hermanos. Monición a la Liturgia de la Palabra Cristo es Palabra del Padre y tiene un mensaje para comunicarnos: el del amor infinito de Dios buscando nuestra salvación. Él, que es la Palabra por medio de la cual fueron creadas todas las cosas, recrea nuestro interior para que podamos acoger la nueva vida que nos ofrece. Escuchemos atentamente. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Cristo, luz de las naciones, ha nacido para indicarnos el camino que conduce a la vida eterna. Elevemos a Dios Padre nuestras súplicas para que nos ayude a reconocer en su Hijo Unigénito el misterio de la salvación. R. Por tu Hijo Jesucristo, ¡escúchanos, Oh Padre! 1. Por la Iglesia, que ha emprendido el camino de la sinodalidad, para que, a ejemplo de Jesucristo, “imagen de Dios invisible”, sea también ella viva imagen del amor de Dios que camina a nuestro lado. Roguemos al Señor. 2. Por los gobiernos del mundo entero para que, siguiendo a Jesucristo, “Rey de las Naciones”, trabajen por consolidar proyectos de promoción humana y justicia social. Roguemos al Señor. 3. Por nuestra comunidad y nuestras familias para que, atendiendo a Jesucristo, “Sol de eternos rayos”, se disipen las tinieblas de nuestros errores y busquemos siempre la reconciliación y la paz. Roguemos al Señor. 4. Por cada uno de nosotros para que Jesucristo, que nos ha hecho salir de la “cárcel triste que labró el pecado”, nos conduzca hacia la conversión integral y permanente. Roguemos al Señor. 5. Por aquellos que padecen dolores morales o físicos para que sean animados y favorecidos por Jesucristo, que es “consuelo del triste y luz del desterrado”. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Te los pedimos por Jesucristo, tu Hijo, manifestado hoy al mundo en la humildad de nuestra carne, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Jue 23 Dic 2021

Nacimiento del Señor Jesús (Misa de media noche)

NACIMIENTO DEL SEÑOR (Misa de media noche) Diciembre 25 de 2021 Primera lectura: Isaías 9,1-6 Salmo: 96(95),1-2a.2b-3.11-12.13 (R. cf. Lc 2,11) Segunda lectura: Tito 2,11-14 Evangelio: Lucas 2,1-14 I. Orientaciones para la Predicación Introducción En esta singular Solemnidad de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, la Palabra de Dios nos ofrece algunas ideas temáticas: - En Isaías el nacimiento del Mesías se profetiza en un contexto de luz que derrota las tinieblas, alegría y gozo que supera toda tristeza, alivio y fuerza que derriba cualquier yugo y opresión - El nacimiento de Cristo marca en el Evangelio una especial diferencia con los relatos de origen de los potentados: ha nacido en la humildad y sencillez de un pesebre, ha privilegiado a los laboriosos pastores como testigos, su poder está encaminado a dar “gloria a Dios” y “paz a los hombres”. - Reconocer a Jesucristo, el Señor, como Mesías (primera venida), es acoger asimismo la salvación que conlleva, necesariamente, una motivación parenética por la cual Tito invitará a llevar una “vida sobria, honrada y religiosa” con tensión escatológica (segunda venida), aguardando la aparición gloriosa de Jesucristo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La profecía de Isaías está poblada de imágenes que remiten al contexto bélico; por ejemplo, el enemigo busca la oscuridad para atacar; si el Pueblo pierde la guerra le esperan días de tristeza y el yugo opresor que impone el vencedor infiel será insoportable. Por ello, el profeta remite a Madián (v. 3) como si se tratara de una huella mnémica: Madián (cf. Jueces 7) es el recuerdo del poder magnífico de Dios que derrota al enemigo no porque haya propiciado la fuerza de los ejércitos del rey ni la valentía del soldado (cf. Salmo 32) sino porque su existencia ya es victoria anticipada que se logra no con la fuerza de un ejército de miríadas sino con un resto humilde. Es la humildad de aquel “niño que nos ha nacido”, del “hijo que se nos ha dado” (v. 5), de quien, siendo Dios desde toda la eternidad, ha sido engendrado del Padre desde antes de todos los siglos, consubstancial a Él (cf. Conc. de Nicea), pero, también, engendrado de María Virgen, según la humanidad, por nosotros y por nuestra salvación (Cf. Conc. de Calcedonia) por lo cual decimos de Él: “es verdadero Dios y verdadero hombre”. Dios es eterno por su esencia, pero es histórico por su presencia real entre nosotros, por su cercanía al ser humano, su creación más excelsa. Por esta maravilla, con el salmo 95, exultamos de gozo junto a toda la creación para glorificar al “Señor que ya llega a regir la tierra” con justicia y fidelidad. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Palabra de esta celebración nos invita a tener presentes las actitudes de Cristo: obediencia al plan de salvación trazado por el Padre Dios, humildad para cumplir su Voluntad, servicio para demostrar que su obediencia y humildad son originales y no impuestas. Dirigiendo nuestra mirada a la Sagrada Familia de Nazaret encontraremos herramientas útiles para vivir estas actitudes en nuestras vidas y sociedad. Serviría mucho que meditáramos en aquellas palabras del Papa Francisco en su Carta Apostólica Patris Corde (8 de diciembre de 2020) cuando exalta la “valentía creativa” de San José: “Con la obediencia superó su drama y salvó a María” (P.C., 3), con humildad acogió el plan de salvación dejando de lado “sus razonamientos para dar paso a lo que acontece y, por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia” (P.C., 4). Y, reconciliándose con su propia historia, con su realidad, se ofrece como servidor incondicional: “El cielo intervino confiando en la valentía creadora de este hombre, que cuando llegó a Belén y no encontró un lugar donde María pudiera dar a luz, se instaló en un establo y lo arregló hasta convertirlo en un lugar lo más acogedor posible para el Hijo de Dios que venía al mundo (cf. Lc 2,6-7)” (P.C., 5). Hoy más que nunca, en un contexto social tan fluctuante y líquido, el anuncio de la obediencia, humildad y servicio es un desafío pues se trata de proclamar la estabilidad de una misión que se consolida en la entrega a un plan definido, conciso, permanente. La comunidad en general y el cristiano en particular que reconoce su misión, a ejemplo de Jesús, necesariamente adquiere un proyecto estable de humanización personal y busca que ese plan llegue a sus hermanos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pidamos al Padre Dios en esta Santa Noche que nos conceda la gracia de ser obedientes y dóciles a su voluntad; que sepamos reconocer la luz del plan universal de salvación que ilumina nuestro proyecto de salvación personal. En la humildad personal y el servicio a los demás hacemos presente la historicidad de la Encarnación y su poder transformador en cuanto que no seguimos una “fábula ingeniosa” (cf. 2 P 1, 16) que nos desentiende de la realidad terrena sino a una Persona, real y concreta, que encontramos en la Palabra, en los sacramentos, en los hermanos. __________________ Recomendaciones prácticas: • Promover la cena familiar, después de la Misa de la Vigilia. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En esta Noche Santa, llena de luz y alegría por el Nacimiento del Salvador, reunámonos en torno al Altar para ofrecer a Dios la acción de gracias por el misterio de la Redención y nuestras súplicas para que, asumiendo las actitudes de Cristo, hecho hombre, podamos contemplarlo en el misterio eucarístico y en nuestro prójimo. Participemos activamente. Monición a la Liturgia de la Palabra En esta ocasión, la Palabra de Dios nos deja en claro que el Padre Eterno tiene un plan de salvación para la Humanidad. No somos fruto de la casualidad, sino que somos objeto del amor de Dios que nos ha creado y nos ha redimido. Seamos testigos de este amor, como los pastores, y glorifiquemos al Dios de la Paz como lo hicieron los ángeles en la noche de Navidad. La Calenda: el Pregón de Navidad Les anunciamos, hermanos, una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo; escúchenla con corazón gozoso. Habían pasado miles y miles de años desde que, al principio, Dios creó el cielo y la tierra e hizo al hombre a su imagen y semejanza; y miles y miles de años desde que cesó el diluvio y el Altísimo hizo resplandecer el arco iris, signo de alianza y de paz; en el año 752 de la fundación de Roma; en el año 42 del imperio de Octavio Augusto, mientras sobre toda la tierra reinaba la paz, en la sexta edad del mundo, hace 2018 años, en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel, ocupado entonces por los romanos, en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada, de María virgen, esposa de José, de la casa y familia de David, nació Jesús, Dios eterno, Hijo del eterno Padre y hombre verdadero, llamado Mesías y Cristo, que es el Salvador que los hombres esperaban. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Acudamos al Padre de la Misericordia que por su gran amor envió a su Hijo al mundo y supliquémosle diciendo: R. Por la encarnación de tu Hijo, escúchanos, Señor. 1. Padre de bondad, que has constituido a tu Iglesia como prolongación de la obra redentora de tu Hijo Jesucristo, haz que, en comunión con el Papa N.N. y los demás pastores, sepamos “caminar juntos” en obediencia y servicio. Roguemos al Señor. 2. Dios de justicia y de paz, concede a los gobernantes de la tierra, especialmente a nuestros mandatarios nacionales y locales, el deseo de trabajar con transparencia por el desarrollo de nuestras comunidades. Roguemos al Señor. 3. Padre de la unidad, en este Año de la Familia, te encomendamos, de manera especial, nuestros hogares para que sean un vivo reflejo de acogida y servicio, de reconciliación y fraternidad. Roguemos al Señor. 4. Dios de amor, ayúdanos a defender siempre el don valioso de la vida desde el momento de su concepción hasta su desenlace natural de modo que con nuestros actos demos testimonio del inapreciable valor de la existencia. Roguemos al Señor. 5. Dios de todo consuelo, te rogamos en esta Noche Santa por todos aquellos que experimentan cualquier dificultad, especialmente los enfermos, los perseguidos, los maltratados, los desempleados, los que pasan hambre; anima nuestros corazones para que seamos generosos y solidarios con nuestro prójimo. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Padre Dios, que nos has iluminado con la claridad de tu Hijo, escucha las súplicas que por su intercesión te presentamos y concédenos el gozo de sabernos hijos tuyos. Por el mismo Cristo, Nuestro Señor. R. Amén.