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evangelio

Vie 19 Nov 2021

Tú lo dices: soy rey

NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO Noviembre 21 de 2021 Primera lectura: Dn 7,13-14 Salmo: Sal 93(92),1ab.1c-2.5 (R. cf. Dn 7,14) Segunda lectura: Ap 1,5-8 Evangelio: Jn 18,33b-37 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios de este domingo nos presenta: • El reino de Dios no tiene fin y se manifiesta en el tiempo a través del servicio generoso de la Iglesia y de personas de buena voluntad. • El Reino de Dios es llamado para vivir su admirable majestad que se entiende como su misericordia infinita que santifica al hombre. • Quien ama sirve y quien sirve se dona hasta el límite del sacrificio; el servicio entendido como diaconía es expresión concreta del amor que se ejerce en la donación de la vida integral para los demás. • Los discípulos de Cristo están llamados a vivir en la verdad que viene a ser la expresión de una vida íntegra, sin divisiones interiores ni esclavitudes; servir libera de la esclavitud servil del pecado. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra de Dios, en el profeta Daniel, nos indica que es vital, en la experiencia de fe, crecer en la contemplación del misterio de Dios; aprender seriamente que, para poder servir en la misión evangelizadora, primero se debe orar y estar en permanente comunicación con el Señor; admirarnos de su majestad y de su grandeza y majestad, pero, a la vez, en su cercanía a cada uno de nosotros. Él es soberano de todo, pero, también se goza siendo cercano a sus hijos. También, en el trasfondo de la Palabra aparece la santidad (salmo responsorial), como expresión que define a Dios mismo. Si entendemos la santidad como el fruto de la presencia del Espíritu Santo, se subraya la grandeza que ha hecho en nosotros el Bautismo y la Confirmación que nos ha sellado como hijos de Dios para ser “el suave olor de Cristo” (2 Cor 2,15) y esto es lo que indica la crismación en el Bautismo y en la Confirmación, para ser presencia del Señor: es marcar con el sello del Espíritu la persona, indicar que todo, aún su propia carne, son para Dios y para la santidad. De otro lado, cuando la segunda lectura proclama que Cristo es el Alfa y Omega, nos anuncia la trascendencia de la vida creada por Dios y manifestada en la persona; la temporalidad terminada no indica culminación definitiva de la existencia del ser humano. En Cristo se vive para siempre y esto brota de la vida bautismal. Es bueno pensar que la ausencia física no es desaparición; la sepultura no es cancelación de la memoria; la lápida sólo encierra el signo del cumplimiento de aquel signo evangélico de que la semilla germina al caer en tierra; se sepulta para que haya vida…paradoja extraña y doliente, pero, ciertamente reconfortante. Aparece la expresión “el Rey de los judíos”; contrastan el reinado temporal y el reino eterno; lo primero, nos sugiere la libertad frente a los bienes temporales; lo segundo, que “siendo de la tierra”, tenemos espíritu que nos lanza hacia la eternidad; Dios nos “diseñó” con amor eterno para que, desde la temporalidad, nos lacemos hacia la vida plena y eterna. Recordemos siempre: nuestra visibilidad corporal pasa, pero, la persona vive eternamente. ¡Qué alegría saber que en nuestro interior existe la eternidad en semilla! 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La Palabra de Dios en esta solemnidad nos recuerda que el Reino de Dios es servicio y servicio alegre. La lógica de este mundo nos empuja a triunfar, como sea… y el triunfo para la mayoría se mide por las conquistas económicas y los logros humanos, justos y nobles, pero, casi nunca nos detenemos a mediar que la realización plena del ser humano está en el amar a Dios y servirlo generosamente en los demás. Recordemos que nada quedará de nuestra vida en la vida de los demás, si sólo nos preocupamos por conseguir, acumular, “ser y vivir para sí mismo”. Un canto así nos lo recuerda: “amar es entregarse, olvidándose de sí, buscando lo que a otro pueda ser feliz”. La dicha del cristiano está en arraigar su vida en Señor, nutrir su fe en la comunidad eclesial y proyectar todo esto en la vida del servicio. Un buen discípulo no se cansa de servir; creámosle al Señor y pensemos seriamente que la lógica de este mundo nos vuelve seres egoístas, posesivos, acumuladores e indiferentes ante la situación de los demás. La Palabra nos interpela para que no nos dejemos contagiar del virus de la ambición que tiene muchos síntomas, tales como consumismo, indolencia, indiferencia, intolerancia, etc. El reinado de Cristo es servicio. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La expresión celebrativa del reinado de Cristo y su proyección misionera es la Eucaristía y ésta se puede definir como la montaña por donde se llega a la claridad inefable de Dios que es Amor. Y con esto, suplicamos con voz potente al Señor: ¡manda servidores abnegados a tu amplia y profusa mies!... ¡Sí! … manda Señor santos discípulos que muestren a todos, una imagen auténtica de Jesucristo, diácono de la humanidad, pues, en el servicio alegre a los demás, se halla la realización plena de nuestro humano y bautismal. La súplica de este día nos ayude a comprender que Evangelizar es contemplar para anunciar; estar a los pies del Maestro; es penetrar en Dios para descender “al llano” y con kerigmático anuncio decir que el amor está vivo, que nunca muere y es difusivo. Así se podrá decir con certeza que desde aquí está el cielo y se experimenta sirviendo y quien sirve en la Iglesia, reina con Cristo. Un verdadero servidor del Señor, presente en el prójimo, ha de sumergirse en el abismo de Dios, contemplando y anunciando lo contemplado; sólo quien se encumbra, con la fuerza del soplo del Espíritu, a las alturas, puede ver con soberana nitidez desde el ángulo de Dios. No se puede llegar a la altura sin la mano abierta del hermano que se tiende solícita y amable cuando ocurre la caída o ésta se perfila como tentación; no se asciende sin la ayuda del otro; paso a paso… Esta solemnidad, que cierra el año litúrgico, nos recuerda el compromiso bautismal de entregar lo mejor de sí para que otros puedan vivir la experiencia del Resucitado y el gozo de dar sin esperar, sabiendo que hay una lógica i-lógica en el Evangelio: perder es ganar; pues ciertamente es el testimonio de la Cruz de Cristo, el Señor; Él se da totalmente por todos para rescatarnos para su Reino. La dinámica del mundo de hoy nos mueve a buscar lo que queremos, a postrarnos ante la ambición de poseer muchas cosas, a dar rienda suelta a las apetencias de la carne, a pensar de modo egoísta en el bienestar personal… eso es perder la vida, porque “ganamos el mundo” y nos perdemos para Dios y para el prójimo… allí está la pérdida más grande y triste del ser humano: acumular para sí, guardar para sí, vivir para sí; todo esto es cerrarse para los demás y, especialmente, para el Señor nuestro Dios. Cuando nos tomamos en serio el Evangelio, la vida cambia: nos damos con alegría a los demás, compartimos con gusto lo que tenemos, estamos atentos a las necesidades del hermano, trabajamos con gusto y no sólo esperando el salario… todo esto es dar la vida, incluso, sufrir en silencio las críticas, las descalificaciones, las calumnias y hasta persecuciones, sufridas por procurar vivir con coherencia el Evangelio del Señor. No podemos desconocer que asumir ser un buen cristiano nos implica una vida de exigencia mayor, de coherencia vigilante, de renuncias, etc., y esto implica que haya momentos fuertes de purificación… pero, ¡no tengamos miedo! porque el Señor ha vencido el mundo (Cf. Jn 16, 25). II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Al reunirnos hoy para celebrar nuestra fe, damos gracias a Dios por la Iglesia, servidora de la Evangelización. Lo hacemos en espíritu de alegría al recibir a Jesucristo, Rey del Universo, en su Palabra y en su Eucaristía. Celebremos esta liturgia con alegría y esperanza. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios siempre es viva y eficaz; la escuchamos en actitud orante y nos dejamos tocar por su fuerza que transforma y nos renueva. Participemos en su proclamación y meditemos en el mensaje que el Señor nos da hoy, como Iglesia, que comprende que servir es reinar y que el Reinado del Señor es vida eterna. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Acudamos, hermanos, a Cristo a quien Dios Padre ha puesto como instrumento de propiciación y ha constituido Rey universal y santificador de cuantos creen en Él. Digamos juntos: R. Qué venga tu Reino, Señor 1. Oremos al Señor por el Santo Padre Francisco y toda la Iglesia, para que, el Espíritu lo ilumine, lo fortalezca y lo llene de sus dones para que siga guiando a la Iglesia según el corazón de Cristo y sirviendo a los demás como expresión de reinado del buen Dios. Oremos al Señor, 2. Oremos al Señor por todos los Ministros de la Iglesia, Obispos, Sacerdote y Diáconos, servidores del Reino, para que, el Espíritu Santo los renueve constantemente para seguir siendo signo de Jesucristo Salvador. Oremos al Señor. 3. Oremos al Señor por quienes nos gobiernan, para que, iluminados del triunfo de Cristo, ejerzan su función como verdaderos servidores de la comunidad para el progreso integral de la comunidad, en espíritu de generosidad y honesta administración. Oremos al Señor. 4. Oremos al Señor por las familias y los jóvenes, para que, suscite en su corazón el anhelo ferviente de continuar sirviendo a los demás, y así el Reino de Dios florezca en lo más íntimo de sus vidas. Oremos al Señor. 5. Oremos al Señor, por los que sufren, los enfermos, los pobres y necesitados; por la anhelada paz en Colombia, para que, la alegría del Espíritu que hace nuevas todas las cosas nos traiga frutos de alegría y paz constantes. Oremos al Señor. Oración conclusiva Padre Santo, confiados en la abundancia de tus dones, te presentamos nuestras intenciones y necesidades. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 5 Nov 2021

Esta viuda pobre ha echado más que nadie

TRIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Noviembre 7 de 2021 Primera lectura:1R 17,10-16 Salmo: Sal 146(145),7.8-9a.9bc-10 (R. 1) Segunda lectura: Hb 9,24-28 Evangelio: Mc 12,38-44 (forma larga) o Mc 12, 41-44 (forma breve) I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios nos exhorta a reflexionar sobre: • La Justicia en la tierra es la consecuencia de vivir la misericordia que viene del cielo. • La pureza de las intenciones se refleja en la gran riqueza de acciones en favor de los hermanos, especialmente los menos favorecidos. • El peligro para la Iglesia si se llegasen a introducir comportamientos ajenos a su naturaleza. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Profeta Elías nos recuerda las fatales consecuencias que caen sobre la tierra cuando se adolece de la falta del sentido de la misericordia, que es el resultado de la idolatría, pues la adoración de dioses falsos sólo genera estructuras de injusticia, ya que ellos supuestamente `piden sacrificios´ especialmente de sangre que, por lo general, la aportan los más débiles y pobres. Esto genera terribles estructuras de pecado e injusticia, situación que no deja a Dios indiferente. Por esta razón el gran Profeta Elías confronta al rey de Israel por dar su apoyo al culto de los ídolos y cuya consecuencia es la agobiante sequía que cae sobre la tierra, la cual ha de ser sufrida por todos, incluido el profeta. En medio de tanta tragedia se hace patente la acción misericordiosa de Dios que, en el salmo de hoy, nos anuncia la generosidad de Dios, que "hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos”. En la Carta a los Hebreos se nos recuerda el gran salto cualitativo de la misericordia, que ya no consiste en hacer obras de justicia externas a la persona, sino en el don total de sí mismo a Dios y que Jesús realiza cuando asume el cruento sacrificio con el que da Gloria al Padre, llegando, así, a la cumbre de la vivencia de este don del sacerdocio, del cual Jesús es el supremo representante. En el Evangelio de San Marcos aparecen los modelos contrastantes de comportamiento, especialmente de los representantes de las cuestiones religiosas. La figura de la viuda pobre es presentada por Jesús como el perenne modelo ideal de comportamiento para la comunidad cristiana. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El Evangelio de Marcos de este domingo nos aproxima a la última semana de la vida pública de Jesús. Es la última de las siete diatribas de Jesús, en este caso, contra los escribas, por lo que recurre a la sátira y a la ironía, ya que Jesús quiere que sus discípulos eviten este tipo de comportamientos dentro de la comunidad, pues serían un peligro para la subsistencia de la misma, porque si dichas actitudes se infiltrasen dentro de la comunidad se tomarían como expresión de la acción de Dios, lo cual afectaría gravemente su imagen y la de la Iglesia, en relación con ella misma y con el mundo. El respeto ha de ser el mismo para todos en su máximo grado, no sólo para los que tienen cargos de responsabilidad; por eso Jesús quiere abrir los ojos a sus discípulos y, en ellos, a todos nosotros. Los escribas, eran los intérpretes oficiales de la Ley, la Torá, pues eran quienes emitían las debidas explicaciones de la ley para que se pronunciasen las sentencias de los tribunales. El Libro del Eclesiástico (Sirácida 38) habla de la actitud de los escribas y el honor que debía tributárseles. Lo que preocupa a Jesús de los escribas es que sus actitudes se podrían replicar en los discípulos: a. Su manera de vestir, que es una expresión de petulancia y exclusión, ya que no quieren que los confundan con la gente simple e ignorante. El sumo sacerdote era considerado el representante de Dios en la tierra por lo que debía ser contemplado por todos, por eso, sus vestidos debían ser espectaculares y por eso llevaba las piedras preciosas en el pecho, signo de las tribus de Israel, y las campanillas en el borde de su vestido que servían para llamar la atención. La casta sacerdotal y, en tono menor, los escribas, se tenía por algo superior dentro de la sociedad y lo manifestaban con la fastuosidad en el vestir que llegaba a extremos teatrales de boato y extravagancia. b. Los saludos debían ser ofrecidos con gran ritual y deferencia por parte de todos. c. Los primeros puestos en las sinagogas y en los banquetes. d. Sus oraciones eran una comedia para convencer a todos de que Dios estaba de su parte. Todo esto era para Jesús una comedia ridícula. Además, algunas de sus acciones eran deplorables, pues devoraban los bienes de las viudas en lugar de ser sus defensores. Por todo eso recibirán una condena mayor. Ahora viene la parte de bella. En el templo, lugar de inmensas riquezas porque recibía dinero proveniente de todo el orbe conocido de parte de los judíos de la diáspora, aparece una viuda pobre, sin ninguna señal que reclame algún respeto en sus vestidos. Ella asistió el templo para cumplir íntegramente la ley haciendo la ofrenda de toda su vida, representada en las desvalorizadas monedas. Jesús invita a sus discípulos a observar un bello ejemplo de la verdadera grandeza: como viuda y como pobre no reclama la atención de ninguno. Al comportarse así hace como Jesús quiere: es una verdadera discípula. Y donde los demás dan de lo superfluo, ella, en cambio, da su vida entera: lo que tenía para vivir. Para ser discípulo no basta con dar una ofrenda económica consistente, sino que se ha de poner toda la vida al servicio del diseño de Dios, entregando la vida como un don de amor a los hermanos. La viuda es una mujer dócil al impulso del espíritu. El evangelio hace notar el contraste entre los que dan de lo que les sobra y los que hacen el don de sí mismos. En San Marcos el servicio del verdadero discípulo ha de ser silencioso sin demostraciones espectaculares. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Para un comportamiento como el que pide Jesús en el Evangelio de hoy es necesario cultivar una actitud muy particular: ser castos. Esta actitud, como un gran don de Dios hay que pedirla al cielo y, además, requiere de nuestra máxima donación. Es la suprema enseñanza que nos aporta el Sumo Pontífice, el Papa Francisco, al establecer el Año de San José, del cual estamos en la recta final, y que en su documento oficial Patris Corde nos afirma: “La tradición también le ha puesto a José, junto al apelativo de padre, el de “castísimo”. No es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer. La castidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándolo libre incluso para equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida. La felicidad de José no está en la lógica del auto-sacrificio, sino en el don de sí mismo. Nunca se percibe en este hombre la frustración, sino sólo la confianza. Su silencio persistente no contempla quejas, sino gestos concretos de confianza. El mundo necesita padres, rechaza a los amos, es decir: rechaza a los que quieren usar la posesión del otro para llenar su propio vacío; rehúsa a los que confunden autoridad con autoritarismo, servicio con servilismo, confrontación con opresión, caridad con asistencialismo, fuerza con destrucción. Toda vocación verdadera nace del don de sí mismo, que es la maduración del simple sacrificio”. Rogamos para que el Padre del cielo, por su Hijo, casto y obediente, nos permita vivir la lógica de la donación total de nosotros mismos, entregados al auténtico amor, reflejado en relaciones humanas castas, prudentes y misericordiosas como Él quiere. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, nos alegramos de tenerles hoy aquí, pues la Palabra nos interpela para que hagamos un examen sobre el estado de nuestro corazón, nuestra mente, nuestras actitudes y acciones. El ejemplo de dos viudas nos llevará de la mano para comprender la confianza plena en Dios y la donación de la entera existencia para que nuestras vidas se ajusten plenamente a su querer. Participemos con inmensa alegría de este encuentro con el Señor. Monición a la Liturgia de la Palabra La Iglesia, comunidad de los discípulos y hermanos, requiere de comportamientos apropiados, que, vividos en la fe, nos ayudarán a ser más dóciles a los impulsos del Espíritu. Que este mismo Espíritu nos haga percibir el contraste entre los que dan de lo que les sobra y los que hacen el don de sí mismos, según el Evangelio que hoy se proclama. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, reunidos en nombre de Jesucristo, elevemos con afecto filial nuestra oración a Dios Nuestro Padre, para pedirle por todas las necesidades del mundo, especialmente la justicia. Digamos: R. Padre Santo, te alabamos por tu misericordia 1. Para que la Iglesia, extendida por todas las naciones, conserve la integridad de la fe y el Papa, los obispos, sacerdotes y todos los ministros de la Iglesia, se santifiquen más cada día para bien de la humanidad y propagación del Reino de Dios. Oremos. 2. Para que todos los que van a recibir los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confirmación, obtengan una fe más viva mediante el encuentro personal con Cristo y donen sus vidas como discípulos y misioneros del Reino de Dios. Oremos. 3. Para que todos los que sufren por causa de la enfermedad, el hambre, la incomprensión y la injusticia, sean ayudados por la caridad eficaz de sus hermanos cristianos. Oremos. 4. Para que todos los aquí reunidos, conscientes de ser templos del Espíritu Santo, manifestemos con obras el Misterio de salvación que estamos celebrando. Oremos. Se pueden añadir otras intenciones personales… Oración conclusiva Padre santo, Tú conoces nuestras necesidades, nosotros te las confiamos y sabemos que las atenderás. benignamente dándonos el auxilio esperado. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 28 Oct 2021

«Amarás al Señor, tu Dios. Amarás a tu prójimo»

TRIGÉSIMOPRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Octubre 31 de 2021 Primera lectura: Dt 6,2-6 Salmo: Sal 18(17),2-3a. 3bc-4. 47+51ab (R. Dt 6,4) Segunda lectura: Hb 7,23-28 Evangelio: Mc 12,28b-34 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Palabra de Dios que se nos ofrece para este domingo, nos presenta para nuestra oración: • Dios movido por su infinito amor nos ha creado, nos conserva el ser y nos invita a estar con él en la eternidad. • Por amor envió a su propio Hijo, quien asume nuestra condición humana para ser intermediario entre su Padre y los hombres. • Jesús con sus palabras y obras nos va a enseñar a tener los mismos sentimientos de Dios, amándolo a Él sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, dejando claro que así cumplimos la ley entera. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Evangelio comienza presentándonos a un maestro de la ley que acude a Jesús, admirado por la respuesta dada a unos saduceos (ver versículos anteriores). La pregunta que se le ocurre hacerle es: ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? Era esta una pregunta común en las escuelas rabínicas. En la respuesta de Jesús, se resalta el monoteísmo israelita, la fe en un único Dios que “reclama” de sus creaturas un amor integral, por eso las palabras “con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El texto también presenta cómo el amor está por encima de todo sacrificio, de nada valen estos sino se hacen con el corazón. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El amor verdadero es lo que da sentido a nuestra existencia, a nuestra vida cristiana y a todo nuestro obrar. Este amor está alejado de todo sentimentalismo, pues no se limita a frases bonitas, sino que implica toda la realidad humana, exige heroísmo, el vencernos a nosotros mismos, superar pruebas, sacrificarnos por el otro, etc. El mismo Cristo con su sacrificio nos da ejemplo de lo que es amar, hasta la muerte y muerte en Cruz (Flp 2,8). La liturgia de la Palabra de este día nos pide amar a Dios con toda el alma, con toda la mente y con todo el ser y amar al otro como a nosotros mismos. Dios nos ha amado hasta el extremo y nosotros como buenos hijos debemos responder con amor. Pero para dar esta respuesta nuestro afecto debe incluir también al otro, al prójimo, por quien Cristo también derramó su sangre. ¿Cómo amaremos a Dios a quien no vemos, si no amamos a nuestros hermanos a quien si vemos? (Cfr. 4. 1 Jn 4,20) 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Santísima Trinidad, gracias por tanto amor que has depositado en mí. Mi existencia, mis hermanos y todo el universo, han brotado de tu infinita caridad, la cual se ha manifestado de forma excelente en la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Perdón por no corresponder a ese amor, ayúdame a vivir la verdadera caridad en mi vida, lléname, buen Dios de tu Santo Espíritu que es Amor, para poder amarte a ti y al prójimo como lo quieres Tú. Te lo pido por intercesión de mi madre la Virgen María y de mi padre san José. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos nos hemos reunido en este día, para celebrar la Santa Eucaristía dándole gracias a Dios por todo el amor que ha depositado en nuestros corazones, a la vez que le pedimos nos ayude a corresponder a tantas gracias recibidas y a vivir la caridad para con nuestros hermanos. Participemos con un corazón alegre en estos Sagrados Misterios. Monición a la Liturgia de la Palabra La liturgia de la Palabra en este día nos invita a reflexionar en el mandamiento del amor como principio de vida cristiana. Debemos amar a Dios con toda nuestra alma y nuestro ser, y al prójimo como a nosotros mismos. Tenemos el ejemplo de Jesús, sumo y eterno sacerdote, quien amando a los suyos se ofrece en un sacrificio único y perfecto por la salvación de todos, haciendo de su entrega una ofrenda agradable al Padre. Escuchemos con atención la Palabra de Dios. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos, queridos hermanos, a Dios nuestro Padre, que tanto ha amado al mundo hasta el punto de entregarnos a su propio Hijo, como víctima de reconciliación. Digamos: R. Dios de amor escucha y ten piedad 1. Por la Iglesia, para que, a través de la práctica de la caridad con los más necesitados, sea reflejo del amor Divino que alcanza a todo hombre. 2. Por quienes ejercen funciones de gobierno en el ámbito civil, para que orienten sus acciones pensando en el bien común y en la dignidad de la persona humana. 3. Por todos aquellos que durante este tiempo de pandemia experimentan sufrimiento, soledad, cansancio y enfermedad, para que reciban en sus corazones el alivio que trae el Espíritu Santo. 4. Por los aquí reunidos, para que, al recibir estos Sagrados Misterios, encendamos nuestros corazones en el amor del Hijo que se entrega por nosotros en el altar. Se pueden añadir otras intenciones personales. Oración conclusiva Escucha, Padre bueno las súplicas que nosotros tus hijos te hemos dirigido, con la esperanza de que serán escuchadas. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 22 Oct 2021

La voz del Pastor | 24 de octubre de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Marcos 10,46-52

Jue 21 Oct 2021

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación»

JORNADA MUNDIAL DE LAS MISIONES Octubre 24 de 2021 Primera lectura: Is 56, 1.6-7 Salmo: Sal 66, 2-3.5.7-8 Segunda lectura: Ef 3 2-12 Evangelio: Mc 16, 15-20 I. Orientaciones para la predicación Introducción • La salvación es para todos los que por la fe se adhieran al mensaje del Señor. • La salvación no es exclusiva para un determinado grupo. • El mandato misionero de Cristo es para ir a anunciar el Evangelio a todo el mundo. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El pasaje de Isaías que leemos este domingo corresponde al Trito-Isaías que a su vez está organizado en tres partes, y en el caso del texto que nos ocupa se ubica dentro de la primera parte de los capítulos 56 al 59, donde se denuncian los aspectos negativos de Israel y se ofrece un mensaje de esperanza para el futuro de la humanidad. Así, el mensaje de este día, nos habla del universalismo de la salvación mediante la figura del lugar de culto como casa de oración, abierta para todos sin excluir a nadie. Esto se debía a que en la época del Exilio se habían presentado muchas dificultades para ofrecer sacrificios en la ciudad de Jerusalén, por lo que los judíos buscaron otro modo de relacionarse con Dios mediante la escucha de la Torá y la oración como medios para comunicarse con Yaveh. Ahora el culto y la relación con Dios no se limita únicamente al templo, sino que se habla del monte como lugar de encuentro y casa de oración, para todos aquellos hombres y mujeres que quieran acceder a la comunión con el Señor. El apóstol san Pablo en su carta a los Efesios nos dice que la salvación no es algo exclusivo del pueblo judío, sino qué por gracia de Dios, a él como anunciador de la Buena Nueva, le ha sido confiado este anuncio que es para todos los pueblos y así se incluye a los gentiles que no pertenecían al pueblo hebreo. A estos se les llama los coherederos de la salvación y con esto se reconoce que los primeros herederos fueron los judíos; a ellos, en primer lugar, se les reveló este mensaje de salvación, pero posteriormente la herencia también se dio para los paganos como coherederos, es decir, que se comparte la herencia de la salvación junto con los judíos. Así, la salvación es una herencia a la que todos podemos acceder por gracia de Dios como don reservado para los hombres y mujeres de buena voluntad que se adhieren a Jesucristo mediante la fe. En el Evangelio nos encontramos con el epílogo de San Marcos donde se narra el envío solemne de los discípulos por parte de Jesús resucitado. El envío es para aquellos que son testigos de la resurrección del Señor, todos los que son discípulos de Cristo y pueden dar testimonio de la buena noticia de la Vida que ha vencido a la muerte. Ese envío es para ir todo el mundo conocido, es decir que no debe quedar ningún lugar sin ser partícipe de este anuncio, por lo tanto, es una tarea ardua y exigente porque son muchos los hombres y mujeres que aún no lo han recibido y para ellos es este mensaje de salvación. De este anuncio también participa la creación como obra salida de las manos de Dios y que experimenta la redención que trae Jesucristo para toda la humanidad. Para recibir la salvación se pone como condición fundamental la fe para el sacramento del bautismo como puerta de entrada a la salvación, de modo que es una tarea que aún se sigue realizando, ya que muchos hombres y mujeres no se han bautizado y necesitan de este anuncio para poder creer. Los discípulos que son enviados tienen la garantía de que no están solos, ellos como enviados serán acreditados por los mismos signos y hechos que acompañaron al maestro. Jesús después de haberlos enviado es elevado al cielo a la diestra de Dios y desde allí sigue acompañando a la Iglesia como aquel que intercede delante de la presencia del Padre para que esta tarea misionera se siga cumpliendo, por eso los discípulos salen a anunciar el Evangelio y son acreditados con los signos que realizan en nombre de Jesucristo. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? La salvación es un don que Dios hace para toda la humanidad, no hay nadie excluido de ella, pues Dios ama a todos sus hijos y su deseo es que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, tal como lo recuerda la oración colecta de la misa por la evangelización de los pueblos. Pero para acceder a la salvación solo hay una condición, y es la aceptación de Cristo por la fe, es la fe la que posibilita el sacramento del bautismo como puerta de entrada a la salvación. Por eso, Jesús envía a sus discípulos para que en su nombre anuncien la buena noticia de la salvación, al igual que lo hizo san Pablo en su momento, que abrió paso al anuncio del Evangelio entre los pueblos paganos, también nosotros como bautizados estamos llamados a anunciar esta salvación para que los hombres y mujeres de buena voluntad abracen la fe y reciban el sacramento del bautismo. Es cierto que este mandato misionero aún falta por cumplirse, ya que en el mundo actual son muchos los hombres y mujeres que aún no acogen la fe o muchos no se han bautizado, o incluso habiéndose bautizado se han alejado y permanecen indiferentes viviendo como si Dios no existiera. Por eso nosotros como discípulos del Señor, por el bautismo somos enviados para seguir llevando la buena noticia del Evangelio a todo el mundo, eso es a todos los lugares del planeta donde hace falta este anuncio y un anuncio que hace partícipe a toda la creación, pues también ella como la obra salida de las manos de Dios necesita experimentar la salvación que Dios ha traído para todo el género humano. Para comonecesidad de un encuentro profundo y sincero con el Señor, cara a cara con él, para poder ser testigos de su Palabra, ya que necesitamos experimentar la fuerza de su resurrección, pues Él sigue vivo en medio de su pueblo y no nos ha dejado solos, ante las dificultades o limitaciones de nuestra condición humana, debemos saber que él mismo Cristo nos ha prometido estar con nosotros; los mismos signos y prodigios que él realizó durante su pasó por la tierra, son los mismos signos que nos acompañan a nosotros como sus discípulos, pero necesitamos acercarnos a él por medio de la fe y la oración que son los medios que nos posibilitaran un encuentro personal con Jesucristo para poder tener la fortaleza de quienes le anuncian en la misión. El Papa Francisco en su homilía del 19 de octubre de 2019, nos decía que “la Iglesia, está en misión en el mundo: la fe en Jesucristo nos da la dimensión justa de todas las cosas haciéndonos ver el mundo con los ojos y el corazón de Dios; la esperanza nos abre a los horizontes eternos de la vida divina de la que participamos verdaderamente; la caridad, que pregustamos en los sacramentos y en el amor fraterno, nos conduce hasta los confines de la tierra”. Hoy como ayer somos enviados por Jesús para que anunciemos el Evangelio con alegría como lo hicieron los apóstoles que fueron testigos del Resucitado. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En este domingo mundial de las misiones, nos dirigimos a ti, Padre bueno para pedirte que nos concedas un corazón sensible para que podamos adquirir un compromiso misionero, sabemos que en el mundo son muchos los hombres y mujeres que no te conocen o habiendo escuchado hablar de ti, se han alejado por diversas causas. Concédenos la fe y entrega necesaria para que nuestros corazones ardan de alegría y se decidan a anunciarte entre los hermanos para que tu Hijo Jesucristo sea conocido y amado por todos. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos reunimos en torno al altar para dar gracias a Dios por el bautismo que nos inició en la vida de la fe y nos compromete como discípulos y misioneros de Jesucristo para ir por todo el mundo y predicar el Evangelio. Pidamos al Señor que nos permita cumplir su mandato misionero para anunciarlo con alegría. Participemos con fe en esta celebración. Monición a la Liturgia de la Palabra La salvación es un don que Dios ofrece a la humanidad, todos tenemos acceso a Dios tal como lo relata el profeta Isaías, esto no es para un grupo exclusivo como lo recuerda San Pablo a los Efesios; así, al igual que los discípulos en el Evangelio, nosotros somos enviados a proclamar la buena noticia de la salvación a toda la creación. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: A Dios Padre, que en su Hijo nos envía como discípulos y misioneros de su Palabra, elevemos nuestra suplica confiada diciendo: R. Padre bueno, ayúdanos a anunciar tu Palabra 1. Por el Papa y los ministros consagrados, para que con su predicación den testimonio de la salvación que Dios ofrece a toda la humanidad. 2. Por los gobernantes, para que garanticen el respeto a la libertad religiosa y se permita el anuncio del Evangelio en todo el mundo. 3. Por las familias, para que sean educadoras en la fe y con su testimonio anuncien el Evangelio de la vida. 4. Por los misioneros, para que con nuestra oración y la ayuda material, sigan anunciando a Cristo con valentía. 5. Por los que no conocen a Cristo, para que reciban el anuncio del Evangelio y abracen la fe que se les predica. Se pueden añadir otras intenciones personales... Oración conclusiva Acoge Padre, nuestra súplica confiada y envía operarios que anuncien tu Palabra a todas las naciones. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.

Jue 14 Oct 2021

La mies es abundante y los obreros pocos

VIGESIMONOVENO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Octubre 17 de 2021 Primera lectura: Is 53,10-11 Salmo: Sal 33(32),4-5.18-19.20+22 Segunda lectura: Hb 4,14-16 Evangelio: Mc 10,35-45 (forma larga) o Mc 10, 42-45 (forma breve) I. Orientaciones para la Predicación Introducción En su camino hacia Jerusalén que es un símbolo de su marcha hacia la hora pascual de su muerte y resurrección, Jesús anunció por tercera vez que iba a ser entregado y morir, en este contexto llega la petición de los dos apóstoles de estar en la gloria y la lección que luego da Jesús a todos: • El siervo de Dios, Jesucristo, sufriendo por todos nosotros “representa” a todos los hombres y mirándolo a Él, el Padre misericordioso reconcilia a toda la humanidad. • Jesucristo es nuestro “Sumo y Eterno Sacerdote” que perpetua su obra en la vida de los sacerdotes que entregan su vida por el bien de todos. • Jesús propone un modelo de grandeza diferente para sus discípulos: el humilde servicio reciproco, la entrega total de cada uno por el bien de los hermanos. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Este domingo la liturgia nos lleva a reflexionar en torno al carácter servicial de la autoridad, y del seguimiento de Cristo. Dos de los protagonistas del relato son los hermanos Santiago y Juan, apóstoles de Jesús. Estos hermanos se dirigen a Jesús con un pedido muy especial; “Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Jesús responde claramente que no saben lo que piden. Jesús había anunciado a sus discípulos que debía padecer, morir y resucitar al tercer día. Este pedido de Santiago y Juan nos muestra que quienes acompañaban a Jesús en ese momento, estaban inmersos en sus propios intereses, y no habían captado correctamente las palabras de Jesús. Quieren participar de la gloria de Cristo, y este es un magnífico deseo, el mejor que cualquier hombre puede desear en su vida. Pero desconocen que el camino de la Gloria es el de la Cruz. Confunden la gloria con una propia aspiración personal, el éxito terreno, el prestigio y la honra. A la pregunta de Jesús, acerca de si pueden beber el cáliz y recibir el mismo bautismo, ellos responden que sí. Jesús consintió, pero con respecto al pedido de sentarse a la derecha o a la izquierda en el Reino, Jesús dice, que sólo al Padre le corresponde concederlo, y no a él. “Beber el cáliz”, del sufrimiento o de la alegría era una metáfora muy usada en la literatura judía para referirse a los dolores o alegrías que debía experimentar una persona; aquí se refiere a la Pasión de Cristo. No es una pretensión equivocada la de los hermanos, su deseo es vivir algo grande e inmenso, aunque no lleguen a comprender que se trata del Reino de los cielos. Por lo tanto, no es una grandeza según los esquemas del mundo en que todo se mide por el éxito, poder, dinero, etc. Sino que Jesús propone un camino diferente para lograr esta grandeza: la humildad. Los otros diez apóstoles que escucharon el pedido de los hermanos Santiago y Juan, se indignaron, y tuvieron malos sentimientos. Surge en ellos el veneno de la envidia y de la ambición, sentimientos comunes de quienes buscan el poder, y el reconocimiento. Es por eso que Jesús pone el ejemplo de los gobernantes, y de los poderosos, haciendo un llamado a no ser como ellos. Para ser “grande”, hay que hacerse servidor, y para ser el primero, hay que hacerse el sirviente de los hermanos. Esto no es sólo una enseñanza de Jesús, sino lo que Él mismo vino hacer: a servir y a dar su vida en rescate de una multitud. Jesús enseña con sus palabras, pero más aún con su propia vida. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Jesús critica el modelo reinante en su tiempo y que se ha perpetuado hasta nuestros días, el entender la autoridad como dominio y tiranía. A todos nos gusta más ser servidos que servir. Ocupar los primeros lugares que los últimos, buscamos poder esclavizar a otros, sí podemos. El mal uso de la autoridad no solo habría que referirlo al ámbito social y político que nombra Jesús, sino también al familiar, comunitaria y eclesial. Todos tenemos la tentación de dominar y tiranizar a los demás. La Iglesia, toda entera, como comunidad de discípulos de Jesús, debe ser servidora de la Humanidad, y no dueña y señora. No apoyada en el poder, sino dispuesta al amor servicial, animada por el ejemplo de Jesús en el lavatorio de la Última Cena. Ante la situación que vive la humanidad y también nuestras comunidades se nos pide a todos como Iglesia una actitud de renuncia y sacrificio que refleje el verdadero amor y seguimiento cristiano. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Nosotros, como los discípulos de Jesús, Santiago y Juan, también con frecuencia le pedimos cosas al Señor, que aparentemente son buenas, pero no responden a la construcción del Reino de Dios en medio de nosotros. Los discípulos de Jesús comprendieron después la grandeza de la cruz y aprendieron a renunciar a todo por los valores más sublimes. En este domingo le pedimos al Señor que nos ayude a entender el seguimiento cristiano como una búsqueda de la entrega y del servicio a los más necesitados. Los hombres no queremos beber el cáliz de la pasión, el cáliz de la humillación, los hombres deseamos cosas sublimes, pero rechazamos las humildes. Debemos recordar que nadie puede construir un edificio elevado si antes no ha puesto firmes los cimientos. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos congrega el Señor este domingo, para escuchar su Palabra y alimentarnos de su Cuerpo y de su Sangre. El mensaje que la Palabra de Dios tiene para nosotros no es fácil de vivir. Sin embargo, tenemos como ejemplo a Cristo, que cargó con nuestros pecados. Todos estamos llamados a beber del cáliz de este sufrimiento, entregándonos al servicio de los demás. En la Eucaristía, en que renovamos la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, Dios nos da la fuerza que necesitamos para seguir a Jesús, para servir a los demás. Celebremos con fe y esperanza. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios viene a nuestro encuentro y lo hace de manera especial en la celebración de la Eucaristía. Hoy nos recuerda que en nuestro anuncio sólo tenemos a Cristo pobre y crucificado. En este siervo de Dios, encontramos la salud, la esperanza y la victoria ante las adversidades; sin embargo, ello implica que abracemos la cruz cada día. Dispongamos nuestro ser, para escuchar este mensaje de salvación. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos: Cristo Jesús, habiendo entregado su vida por nosotros, se hizo servidor de la humanidad. Es justo elevar nuestras voces suplicantes a Dios Padre, en este domingo, diciendo: R. Escúchanos, Padre misericordioso 1. Oremos por la Iglesia extendida por todo el universo, por sus ministros ordenados, por los religiosos y los laicos, para que, haciendo de su vida una entrega continua, sean evangelizados y evangelicen a sus hermanos. Oremos. 2. Oremos por quienes tienen el encargo de gobernar a las naciones, para que no busquen ser servidos, sino servir desinteresadamente, según el modelo que encontramos en la persona de Jesús, misionero del Padre. Oremos. 3. Oremos por todos los que sufren, de manera especial por los pobres, los más afectados por la pandemia y los enfermos, para que nuestro servicio fraterno alivie sus sufrimientos. Oremos. 4. Oremos por todos los que participamos en esta celebración, para que a imitación de Jesús, Siervo de Dios, aprendamos a servir y dar la vida por todos. Oremos. Se pueden añadir otras intenciones personales... Oración conclusiva Padre Santo, que has enviado a tu Hijo al mundo para que nuestros pueblos en Él tengan vida, escucha la oración que confiados te presentamos Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Vie 24 Sep 2021

La voz del Pastor | 26 de septiembre de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Marcos 9, 38-43. 45.47-48

Vie 17 Sep 2021

La voz del Pastor | 19 de septiembre de 2021

Reflexión de monseñor Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Marcos 9,30-37