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evangelio

Vie 27 Mar 2020

La voz del Pastor | Marzo 29 de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Juan 11,3-7.20-27.33B-45

Sáb 21 Mar 2020

¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión?

Primera Lectura: 1S 16,1b.6-7. 10-13a Salmo: Sal 23(22),1-3a.3b-4.5.6 (R. cf. 2a) Segunda Lectura: Ef 5,8-14 Evangelio: Jn 9,1-41 (forma larga) o Jn 9,1-3-17.34-38 (forma breve) Introducción Desde el encuentro personal con la Palabra de Dios, los textos para este domingo nos ofrecen reflexionar sobre: • Dios ve el corazón, el hombre las apariencias. • El buen Pastor. • Jesucristo, luz del mundo que vence las tinieblas del pecado. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Este cuarto domingo de cuaresma, Laetare (gozo y alegría por la cercanía de la Pascua), en que se lee el capítulo noveno del Evangelista según san Juan, nuestro Señor Jesucristo se manifiesta como la luz del mundo que vence las tinieblas del pecado y de la muerte. El evangelista San Juan muestra a Jesucristo como la Luz, mediante una pieza magistral de la narrativa propia del ciego de nacimiento. Este Evangelio, introduce al lector en una narrativa fascinante, que esconde una enseñanza profunda sobre la identidad de Jesucristo que se devela progresivamente. En esta narración el evangelista ilustra dos formas pedagógicas de la narrativa: el contraste y la espiral. El contraste, ya que constantemente está contraponiendo la Luz con las tinieblas, la Gracia con el pecado, la Resurrección con la muerte; y la espiral, que es la forma progresiva de ir develándose el Señor, y de irse descubriendo a quienes tienen un encuentro personal con Él. Por tanto, en este contraste el evangelista muestra, mediante la narración, que Jesucristo es la Luz que vence el pecado y la muerte-tinieblas, manifestadas en un hecho real de la ceguera física. Los judíos daban una explicación heredada de la tradición para quienes nacieran con un defecto físico, asociándolos a un malestar espiritual, producto de un pecado; así, la ceguera, era consecuencia del pecado heredado de sus padres o ancestros. Jesucristo corrige esta interpretación mostrando que las deformaciones congénitas o las enfermedades, no corresponden estrictamente a una consecuencia de una vida moral pecaminosa; y se vale de la debilidad, usándola como oportunidad para generar una nueva interpretación, una nueva creación, una oportunidad de mostrar la obra perfectísima de Dios en la creación, mediante la Redención de Jesucristo, Dios hecho hombre. En esta misma línea, se manifiesta Jesucristo, quien vence las tinieblas, por medio de la Luz, con una nueva creación. Él hace nuevas todas las cosas, Él vino al mundo a renovar y a redimir. El hecho simbólico de usar barro y soplar, agua y enviar a lavarse, purificar, indica el sentido de una nueva creación. En el relato de la creación que se encuentra en las primeras páginas del Génesis, Dios crea al hombre Adán, con este gesto simbólico del barro e insufla aliento de vida. Jesucristo, Dios hecho hombre, que obra sobre la creación, la restaura, la perfecciona y le da un nuevo sentido, un nuevo horizonte de vida. En este mismo sentido se mueve la segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios, puesto que el apóstol contrasta la luz con las tinieblas, usando la figura de la noche y la oscuridad, con la figura del día con la luz. Jesucristo, es la Luz que no tiene ocaso, que vence las tinieblas del pecado y de la muerte, mediante la resurrección y la vida definitiva. Será en la noche de la Pascua, dónde se develará el misterio escondido, en el que Jesucristo, Luz del mundo, mediante el Cirio Pascual encendido del Pregón Pascual, vence toda oscuridad, tiniebla, pecado y, sobre todo, vence la muerte con su Resurrección. Otro aspecto que muestra el Evangelio, es que la ceguera no es simplemente física, sino que hay una ceguera espiritual, que impide ver la obra de Dios, que obstaculiza la fe, mediante el increencia; por ello, el evangelista san Juan también va a indicar este contraste entre los ciegos que no ven, aunque vean físicamente, pero que, en realidad, están ciegos, porque no creen en la obra de Dios, que vence las tinieblas del mundo. La otra forma pedagógica que usa el Evangelista San Juan es la narrativa de la espiral. En el capítulo nueve, se va mostrando de una manera progresiva, en un crescendo, la forma cómo se va realizando un itinerario de fe de una persona que no conoce al Señor, porque era ciego, hasta el punto de ser interrogado sobre él y su identidad, y desde dentro va emergiendo la forma como va creciendo el conocimiento del Señor desde lo físico hasta lo espiritual. Al principio, el ciego de nacimiento ignoraba la identidad de quién era Jesús, y poco a poco va pasando por pruebas de interrogatorios, que empuja a la persona a buscar, saber dar respuesta a quienes le preguntan; y así, paulatinamente, indicar que se trata de un profeta, da cuenta con sus palabras, que es el Señor, y finalmente, capaz de manifestar que es discípulo, de confesar que cree en el Señor y postrarse ante Él, asumiendo las consecuencias de ser expulsado de la sinagoga 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Las lecturas de este domingo invitan, tanto personal como comunitariamente, a revisar cuáles son aquellas tinieblas, oscuridades, pecados que impiden ver la Luz de Cristo, manifestada en cada uno de nosotros desde el Bautismo. Los textos sagrados invitan a hacer un recorrido progresivo de nuestra historia de fe. Identificar los momentos, en que, de manera ciega, ignorábamos, desconocíamos, o no veíamos las obras de Dios en nuestra vida. Instantes de la vida de desolación, oscuridad y hasta crisis y pérdida de la fe. La Palabra de Dios, invita, sin ambages, a no quedarse en las tinieblas, a identificar esos instantes de oscuridad, en donde la luz, puede vencer las tinieblas, en dónde Jesucristo está rompiendo los moldes de nuestros egoísmos y pecados y está ungiendo nuestro barro, haciendo nuevas creaturas e invitando a que renovemos nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. El Evangelio nos invita a que busquemos en la Iglesia la piscina probática, dónde lavarnos; la fuente bautismal, donde como manantial de agua viva nos brinda la oportunidad de verlo, sentirlo, experimentarlo en nuestra vida; pero también, de confesar su nombre, sin miedo a que seamos rechazados. El mundo de hoy se debate entre las tinieblas y la luz. Los cristianos de hoy serán, con su testimonio de vida, quienes puedan mostrar al mundo la vida nueva que Jesucristo realiza en la comunidad, mediante la alegría del Evangelio, la fe de poder creer en Él, y la esperanza de poder brindar al mundo desahuciado, razones para seguir esperando mediante la vivencia fraterna del amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pedimos al Señor que podamos ser discípulos misioneros al encuentro de Jesucristo vivo y resucitado, mediante el compromiso misionero de ser instrumentos de salvación, catequistas, lectores, ministros de la Eucaristía, evangelizadores, laicos comprometidos en la misión de la Iglesia, para llevar al mundo sumido en las tinieblas, la luz de Jesucristo. Que podamos iluminar las tinieblas, ayudar a la humanidad a quitarse las escamas que le impiden ver al Señor; que podamos confesar nuestra fe, sin miedos al qué dirán, que podamos llevar a otros hermanos a la fe, que ayudemos encontrar la luz de Jesucristo a muchas personas que carecen de sentido en sus vidas, porque no han encontrado la forma que Jesucristo les ilumine sus tinieblas. Le pedimos al Señor que seamos instrumentos de luz mediante las buenas obras de misericordia. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Es el cuarto domingo de Laetare, indica gozo, alegría y esperanza por la cercanía de la Pascua. 2. En este domingo se puede usar ornamento de color rosado, signo de ir dando pasos hacia el blando de la fiesta pascual. También, se pueden emplear los instrumentos musicales y adornar el altar con flores. 3. El Prefacio de hoy es propio: El ciego de nacimiento, Misal, p 103 4. Se podría emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal, p. 105 5. Invitar a prepararse bien y acudir al sacramento de la Reconciliación y Penitencia. Pastoralmente, sería oportuno programar celebraciones penitenciales por arciprestazgos. 6. Tener presente que, el miércoles 25 de Marzo, es la solemnidad de la Anunciación del Señor.

Vie 28 Feb 2020

La voz del Pastor | Marzo 1 de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 4,1-11

Vie 14 Feb 2020

"El Señor Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida"

Primera Lectura: Is 58,7-10 Salmo: Sal 112(111),4-5.6-7. 8a+9 (R. 4a) Segunda Lectura: 1Co 2,1-5 Evangelio: Mt 5,13-16. Introducción A la luz de la Palabra de Dios que se proclama en este día: • El creyente está llamado a ser testigo y reflejo del amor de Dios en el mundo. • La misión del cristiano, como sal y luz, es transformar el mundo en nombre de Dios. • El compromiso creyente y la fuerza de la fe no se basan sólo en las cualidades personales, sino en la disponibilidad para ser sacramento de la misericordia de Dios. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las lecturas de este Domingo –a poco más de dos semanas de iniciar el camino cuaresmal-, retoman algunos de los signos bautismales que caracterizarán la celebración de la Pascua. Así, el texto de Isaías plantea como un imperativo divino la fraternidad y la solidaridad con los más necesitados. Practicando la misericordia Dios se hace cercano y hace que la luz, signo de vida, brille en medio de la oscuridad. En el mismo sentido el salmo alaba al hombre que teme al Señor y que brilla en medio de las tinieblas como una luz. También alaba al creyente que administra sus bienes con justicia. San Pablo al escribir a la comunidad cristiana de Corinto, a la que había evangelizado unos años antes después de pasar por Atentas y su Areópago, evoca ese encuentro que debió ser bastante difícil: Corinto era una ciudad con mucha riqueza y con una moralidad muy deteriorada. Los valores del Evangelio debieron enfrentar muchas dificultades antes de que se hicieran vida en la vida de los corintios. Cuando Pablo vuelve la mirada sobre este proceso, invita a la comunidad a tomar conciencia de que fue obra de Dios, y no fruto de una astuta estrategia, de la capacidad persuasiva de Pablo o de su hábil oratoria. A pesar de la fragilidad y el temor del apóstol, Dios hace su obra y es él el que funda la fe de los corintios. Finalmente, el Evangelio retoma el sermón del monte para plantear un imperativo: los creyentes deben ser como la sal que da sabor a la tierra y como la luz que ilumina el mundo, para que toda la humanidad pueda experimentar la misericordia del Padre en las buenas obras de los discípulos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El contexto de la lectura del profeta Isaías es la práctica del ayuno que realiza el pueblo de Israel al volver del exilio, a finales del siglo V a.C. El profeta critica a los que imponen privaciones al cuerpo, pero no cambian el corazón. El verdadero ayuno es el que orienta la vida a practicar la justicia, la fraternidad y la solidaridad. El profeta no se cansa de insistir en la importancia de ser sensibles frente a quienes pasan necesidad y al final de la lectura introduce el tema de la luz que se retoma en el salmo y en el Evangelio de la lectura de hoy. Es importante pensar en que, ni en la época de Jesús ni en la de Isaías, existía luz eléctrica, ni bombillos ni interruptores, ni fósforos ni encendedores, ni postes ni luminarias, ni pilas o baterías. Mucho menos teléfonos celulares con aplicaciones de linternas. La noche era un verdadero peligro y la luz un preciado tesoro. Cuando Jesús invita a sus discípulos a ser luz del mundo inmediatamente hace venir a su mente las palabras del salmo: “en las tinieblas brilla como una luz el que es honesto, compasivo, misericordioso y justo”. Por eso la meditación del texto completo del salmo 112 (111) nos invita a confrontar nuestra vida para ver si en nuestras acciones estamos siendo misericordiosos o si hemos dejado endurecer el corazón. Esa misión de ser luz del mundo fue confiada a Israel en el Antiguo Testamento y ha sido encomendada con mayor radicalidad a la Iglesia: manifestar, a lo largo de la historia y en todos los contextos y culturas, la misericordia de Dios por medio de obras concretas, verificables. En la misma línea se ubica la misión que Jesús encomienda a sus apóstoles para que sean como “una ciudad puesta en lo alto de un monte” (v. 14). Es común encontrar vestigios de ciudades y construcciones de antiguas culturas en la cima de los montes: la altura no sólo ayudaba a prever los ataques y facilitaba la defensa, sino que se constituía en bastión para toda la región. Pero cuando Jesús hace esta exhortación no invita a asumir un comportamiento llamativo o a tocar la trompeta cuando se practica la justicia o se hace limosna. Lo que hace es evocar la imagen presente en la mente de cualquier judío que proclama a Jerusalén y al monte del templo del Señor como una fuente de bendiciones para todos los pueblos (cf. Is 2, 2-5). A partir de entonces, ya no será Jerusalén sino la comunidad de sus discípulos la que irradiará bendiciones y a la que acudirán todas las gentes que buscan saciar sus necesidades, problemas y angustias. Tal vez la misión más difícil de entender es la primera que señala Jesús cuando indica la misión de ser “sal de la tierra” (v. 13). Aunque hoy en día las prescripciones médicas invitan a reducir su consumo para no afectar la tensión, na de las principales funciones de la sal es dar sabor a los alimentos. Por eso desde siempre la sal ha sido símbolo de sabiduría y en ese contexto Jesús invita a sus discípulos a ser testigos de una sabiduría que llene de sabor la vida de los que les rodean, que alimente sueños y esperanzas, que conforte en los momentos de lágrimas y sufrimientos. Pero cuando no existía energía eléctrica ni se habían inventado las neveras, la sal cumplía otra función imprescindible y era conservar los alimentos. Todavía nos quedan vestigio de ello en el pescado salado y en la carne oreada. En el mismo sentido, el cristiano debe ser sal de la tierra e impedir que el mundo se corrompa, se dañe, se pierda, se descomponga. La proclamación y vivencia de los valores del Evangelio son un testimonio que transforma la realidad y que ayuda a hacer visible el proyecto amoroso de Dios sobre el mundo. Finalmente, la sal también cumplía una función contractual: garantizaba la inviolabilidad de los pactos y servía como medio de pago de los mismos (por eso incluso hoy en día la retribución por un trabajo se llama “salario”). También los cristianos son sal de la tierra en cuanto testimonian con sus obras que Dios es siempre fiel a su amor, cuando a través de nuestras buenas obras hacemos presente la misericordia del Señor. Y es en este contexto que se puede orientar la comprensión de la segunda lectura: así como san Pablo recuerda a los Corintios que a pesar de su fragilidad Dios se hizo presente por medio suyo para transformarles la vida, Dios se sigue haciendo presente en el mundo por medio de cada uno de nosotros. El Señor necesita de nuestra inteligencia, de nuestras manos, de nuestras obras, de nuestras palabras para hacer presente su misericordia, su amor y su ternura. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hagamos nuestra y hagamos vida las palabras de la oración colecta de la misa del jueves siguiente al miércoles de ceniza: “Que tu gracia, Señor, inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como su fuente y tienda siempre a ti, como a su fin”. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se pueden resaltar las frases: «Ustedes son la luz del mundo» y «ustedes son la sal de la tierra» 2. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 3. Sería oportuno hacer hoy el rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario II, del Misal, p. 1056. 4. Para que favorezca la meditación de la Palabra de Dios, conviene que haya breves momentos de silencio, antes de que inicie la Liturgia de la Palabra, después de la primera y, si hay, segunda lectura, y una vez terminada la homilía. La finalidad de estos silencios es que, con la ayuda del Espíritu Santo, la asamblea medite brevemente lo que escuchó, saboree la Palabra de Dios y se prepare la respuesta más conveniente (Cfr. OGMR 45 y 56). 5. Se sugiere el Prefacio Dominical I: Misterio Pascual y pueblo de Dios, para continuar acentuando el tema de ser luz del mundo. 6. Tener presente que el martes, 11 de febrero, se conmemora a la Bienaventurada Virgen María de Lourdes y se realiza la Jornada Mundial de Enfermo. Es una de las fechas más oportunas para motivar, preparar y desarrollar la Jornada parroquial de los enfermos ya que, reuniéndolos en el templo para la celebración eucarística, se les puede ofrecer también los sacramentos de la Reconciliación y de la Unción de Enfermos.

Vie 14 Feb 2020

La voz del Pastor | Febrero 16 de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 5,17-37

Vie 7 Feb 2020

La voz del Pastor | Febrero 09 de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 5,13-16

Vie 7 Feb 2020

Somos llamados a vivir con rectitud y a cumplir la ley plenamente

Primera Lectura: Is 58,7-10 Salmo: Sal 112(111),4-5.6-7. 8a+9 (R. 4a) Segunda Lectura: 1Co 2,1-5 Evangelio: Mt 5,13-16. Introducción A la luz de la Palabra de Dios que se proclama en este día: • El creyente está llamado a ser testigo y reflejo del amor de Dios en el mundo. • La misión del cristiano, como sal y luz, es transformar el mundo en nombre de Dios. • El compromiso creyente y la fuerza de la fe no se basan sólo en las cualidades personales, sino en la disponibilidad para ser sacramento de la misericordia de Dios. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las lecturas de este Domingo –a poco más de dos semanas de iniciar el camino cuaresmal-, retoman algunos de los signos bautismales que caracterizarán la celebración de la Pascua. Así, el texto de Isaías plantea como un imperativo divino la fraternidad y la solidaridad con los más necesitados. Practicando la misericordia Dios se hace cercano y hace que la luz, signo de vida, brille en medio de la oscuridad. En el mismo sentido el salmo alaba al hombre que teme al Señor y que brilla en medio de las tinieblas como una luz. También alaba al creyente que administra sus bienes con justicia. San Pablo al escribir a la comunidad cristiana de Corinto, a la que había evangelizado unos años antes después de pasar por Atentas y su Areópago, evoca ese encuentro que debió ser bastante difícil: Corinto era una ciudad con mucha riqueza y con una moralidad muy deteriorada. Los valores del Evangelio debieron enfrentar muchas dificultades antes de que se hicieran vida en la vida de los corintios. Cuando Pablo vuelve la mirada sobre este proceso, invita a la comunidad a tomar conciencia de que fue obra de Dios, y no fruto de una astuta estrategia, de la capacidad persuasiva de Pablo o de su hábil oratoria. A pesar de la fragilidad y el temor del apóstol, Dios hace su obra y es él el que funda la fe de los corintios. Finalmente, el Evangelio retoma el sermón del monte para plantear un imperativo: los creyentes deben ser como la sal que da sabor a la tierra y como la luz que ilumina el mundo, para que toda la humanidad pueda experimentar la misericordia del Padre en las buenas obras de los discípulos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El contexto de la lectura del profeta Isaías es la práctica del ayuno que realiza el pueblo de Israel al volver del exilio, a finales del siglo V a.C. El profeta critica a los que imponen privaciones al cuerpo, pero no cambian el corazón. El verdadero ayuno es el que orienta la vida a practicar la justicia, la fraternidad y la solidaridad. El profeta no se cansa de insistir en la importancia de ser sensibles frente a quienes pasan necesidad y al final de la lectura introduce el tema de la luz que se retoma en el salmo y en el Evangelio de la lectura de hoy. Es importante pensar en que, ni en la época de Jesús ni en la de Isaías, existía luz eléctrica, ni bombillos ni interruptores, ni fósforos ni encendedores, ni postes ni luminarias, ni pilas o baterías. Mucho menos teléfonos celulares con aplicaciones de linternas. La noche era un verdadero peligro y la luz un preciado tesoro. Cuando Jesús invita a sus discípulos a ser luz del mundo inmediatamente hace venir a su mente las palabras del salmo: “en las tinieblas brilla como una luz el que es honesto, compasivo, misericordioso y justo”. Por eso la meditación del texto completo del salmo 112 (111) nos invita a confrontar nuestra vida para ver si en nuestras acciones estamos siendo misericordiosos o si hemos dejado endurecer el corazón. Esa misión de ser luz del mundo fue confiada a Israel en el Antiguo Testamento y ha sido encomendada con mayor radicalidad a la Iglesia: manifestar, a lo largo de la historia y en todos los contextos y culturas, la misericordia de Dios por medio de obras concretas, verificables. En la misma línea se ubica la misión que Jesús encomienda a sus apóstoles para que sean como “una ciudad puesta en lo alto de un monte” (v. 14). Es común encontrar vestigios de ciudades y construcciones de antiguas culturas en la cima de los montes: la altura no sólo ayudaba a prever los ataques y facilitaba la defensa, sino que se constituía en bastión para toda la región. Pero cuando Jesús hace esta exhortación no invita a asumir un comportamiento llamativo o a tocar la trompeta cuando se practica la justicia o se hace limosna. Lo que hace es evocar la imagen presente en la mente de cualquier judío que proclama a Jerusalén y al monte del templo del Señor como una fuente de bendiciones para todos los pueblos (cf. Is 2, 2-5). A partir de entonces, ya no será Jerusalén sino la comunidad de sus discípulos la que irradiará bendiciones y a la que acudirán todas las gentes que buscan saciar sus necesidades, problemas y angustias. Tal vez la misión más difícil de entender es la primera que señala Jesús cuando indica la misión de ser “sal de la tierra” (v. 13). Aunque hoy en día las prescripciones médicas invitan a reducir su consumo para no afectar la tensión, na de las principales funciones de la sal es dar sabor a los alimentos. Por eso desde siempre la sal ha sido símbolo de sabiduría y en ese contexto Jesús invita a sus discípulos a ser testigos de una sabiduría que llene de sabor la vida de los que les rodean, que alimente sueños y esperanzas, que conforte en los momentos de lágrimas y sufrimientos. Pero cuando no existía energía eléctrica ni se habían inventado las neveras, la sal cumplía otra función imprescindible y era conservar los alimentos. Todavía nos quedan vestigio de ello en el pescado salado y en la carne oreada. En el mismo sentido, el cristiano debe ser sal de la tierra e impedir que el mundo se corrompa, se dañe, se pierda, se descomponga. La proclamación y vivencia de los valores del Evangelio son un testimonio que transforma la realidad y que ayuda a hacer visible el proyecto amoroso de Dios sobre el mundo. Finalmente, la sal también cumplía una función contractual: garantizaba la inviolabilidad de los pactos y servía como medio de pago de los mismos (por eso incluso hoy en día la retribución por un trabajo se llama “salario”). También los cristianos son sal de la tierra en cuanto testimonian con sus obras que Dios es siempre fiel a su amor, cuando a través de nuestras buenas obras hacemos presente la misericordia del Señor. Y es en este contexto que se puede orientar la comprensión de la segunda lectura: así como san Pablo recuerda a los Corintios que a pesar de su fragilidad Dios se hizo presente por medio suyo para transformarles la vida, Dios se sigue haciendo presente en el mundo por medio de cada uno de nosotros. El Señor necesita de nuestra inteligencia, de nuestras manos, de nuestras obras, de nuestras palabras para hacer presente su misericordia, su amor y su ternura. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Hagamos nuestra y hagamos vida las palabras de la oración colecta de la misa del jueves siguiente al miércoles de ceniza: “Que tu gracia, Señor, inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como su fuente y tienda siempre a ti, como a su fin”. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se pueden resaltar las frases: «Ustedes son la luz del mundo» y «ustedes son la sal de la tierra» 2. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 3. Sería oportuno hacer hoy el rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario II, del Misal, p. 1056. 4. Para que favorezca la meditación de la Palabra de Dios, conviene que haya breves momentos de silencio, antes de que inicie la Liturgia de la Palabra, después de la primera y, si hay, segunda lectura, y una vez terminada la homilía. La finalidad de estos silencios es que, con la ayuda del Espíritu Santo, la asamblea medite brevemente lo que escuchó, saboree la Palabra de Dios y se prepare la respuesta más conveniente (Cfr. OGMR 45 y 56). 5. Se sugiere el Prefacio Dominical I: Misterio Pascual y pueblo de Dios, para continuar acentuando el tema de ser luz del mundo. 6. Tener presente que el martes, 11 de febrero, se conmemora a la Bienaventurada Virgen María de Lourdes y se realiza la Jornada Mundial de Enfermo. Es una de las fechas más oportunas para motivar, preparar y desarrollar la Jornada parroquial de los enfermos ya que, reuniéndolos en el templo para la celebración eucarística, se les puede ofrecer también los sacramentos de la Reconciliación y de la Unción de Enfermos.

Vie 31 Ene 2020

La voz del Pastor | Febrero 03 de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio según Lucas 2,22-40