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evangelio

Vie 2 Feb 2018

El Señor puede curar a todos

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Mié 31 Ene 2018

Colombia rumbo al Encuentro Mundial de las Familias 2018

El próximo encuentro mundial de las familias tendrá lugar en Dublín, capital de la República de Irlanda, del 21 al 26 de agosto de 2018, y llevará como lema: «El Evangelio de la familia: alegría para el mundo». Para animar la participación de las familias colombianas a esta jornada, el departamento de Matrimonio y Familia de la Conferencia Episcopal dio inicio al proceso de inscripción, que estará apoyado a través de la agencia de viajes Aviatur. REGISTRATE PARA PARTICIPAR Cargando... Aviatur, fue seleccionada a través de una convocatoria abierta, como la agencia de viajes que brindará todo el acompañamiento, apoyo y servicios para las familias peregrinas que participen de esta Jornada. Por su parte el padre Daniel Bustamante Goyeneche, director del departamento de Matrimonio y Familia del episcopado, será el encargado de coordinar y animar desde lo pastoral la presencia de las familias que asistan a Dublín. Este evento internacional que se realiza cada tres años, congrega a familias de todo el mundo para celebrar, rezar y reflexionar acerca de la importancia del matrimonio y la familia como piedra angular de nuestras vidas, la sociedad y la iglesia. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar programa de viajes[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] Visite el sitio oficial de la Jornada[/icon] [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar carta para la Jornada Mundial de las Familias[/icon]

Vie 19 Ene 2018

Convirtámonos y sigamos a Jesucristo

Primera lectura: Jon 3,1-5.10 Salmo Sal 25(24),4-5ab.6+7bc.8-9 (R. Cfr. 18) Segunda lectura: 1Co 7,29-31 Evangelio: Mc 1,14-20 En el Tercer Domingo del tiempo Ordinario, se sugieren tres temas para reflexionar y profundizar. El primero tiene que ver con el llamado a la conversión universal, que traspasa las fronteras. El profeta Jonás se resiste a obedecer a Dios, quien lo envía a un pueblo pagano a predicar la conversión de sus pecados e idolatrías, un pueblo que no es judío, por lo tanto, diferente a su cultura, religiosidad y costumbres. El segundo, se relaciona con el desapego a los bienes materiales y la invitación a asumir una actitud de indiferencia hacia los valores que presenta el mundo temporal. Y el tercero, es el llamado que Jesucristo hace a los primeros apóstoles a seguirlo, dejándolo todo. ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Jonás profeta, después de atravesar la etapa de discernimiento y resistencia de su vocación, acepta la misión que Dios le encomienda: predicar la conversión a un pueblo pagano. El profeta obedece en contra de su voluntad. El autor sagrado pone al Señor en ¨actitud de arrepentimiento¨, frente a la reacción del pueblo, que escucha, obedece y se convierte. El pueblo Ninivita asume gestos propios de conversión: escuchar, ayunar, dejar de obrar el mal, vestirse de saco, son señales de arrepentimiento. El Apóstol San Pablo, frente a la inminente llegada del Señor y la brevedad del tiempo, recomienda unas actitudes de desapego y relativización hacía los valores de este mundo que son pasajeros: los que tienen mujer, los que lloran, los que están alegres y los que disfrutan la vida, les recomienda vivir en una actitud de indiferencia, frente a los sentimientos, sufrimientos y alegrías del mundo. El Evangelista san Marcos, muestra a Jesús en continuidad con el llamado a la conversión del pueblo ninivita en el primer testamento, así invita a arrepentirse de los pecados y a caminar en la presencia de Dios. Sin embargo, el Evangelio observa un plus, que modifica y cualifica el esquema anterior del profetismo veterotestamentario. En efecto, en Jesucristo, Dios cualifica y altera el resultado de la conversión a través del llamado y elección de los primeros apóstoles, es decir, haciendo presente la vocación y el Reino de Dios no solo en el pueblo ninivita, sino dentro de cada uno; no solo en los pecadores y humildes de manera genérica, sino en la persona de cada apóstol o discípulo que decide dejarlo todo para comenzar una nueva vida en el Señor. Así, la vocación del apóstol y el discípulo se convierte en sí misma, en un llamado de conversión. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? La Palabra pone al ministro que es un discípulo de Jesucristo, a reflexionar sobre la misión y el llamado a la conversión, mediante el testimonio de su vida. Cuando se leen estos tres testimonios de Jonás, san Pablo y de nuestro Señor Jesucristo, interroga el mismo testimonio sacerdotal. El profeta anuncia y denuncia la Palabra de Dios en la vida personal, comunitaria, en la Iglesia y en el mundo actual. Invita a la conversión mediante la confesión y reparación de los pecados propios y del pueblo, y empuja a ofrecer, como miembro de la Iglesia, el perdón, el amor y la reconciliación de Dios consigo mismo, con los hermanos, con la comunidad y con la creación entera. Sugiere revisar el contenido de la predicación, el mensaje de salvación, las injusticias que se ven y quizá se omiten por temor a sufrir las consecuencias de un anuncio profético. Pone a pensar, cómo la Palabra que se anuncia y se denuncia, se convierte para el sacerdote mismo, no solo en palabra externa, sino en tarea y compromiso de vivir con convicción, siendo testigo de una realidad que involucra y no deja pasar indiferente al ministro que la proclama. Finalmente, entusiasma a ser testigo, discípulo amado, que, con la palabra y el testimonio de conversión, ayuda a construir el Reino de Dios. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Como pueblo de Dios, y comunidad en formación, la Palabra sugiere considerar tres dimensiones: 1. Nuestra vocación de hijos de Dios, a través del Sacramento del Bautismo, nos constituye en sacerdotes, profetas y reyes. Esta vocación profética, hace que la Palabra de Dios penetre en nuestro corazón, anuncie y denuncie lo que hay que cambiar en nuestra vida personal, para generar dinámicas de conversión que partan desde nuestra realidad. 2. El contenido del mensaje profético es el Reino de Dios manifestado en Jesucristo. Dios que se encarna para nuestra salvación y cuyo Reino se inaugura cuando nos abrimos a la conversión, nos pide despojándonos de todo aquello que no nos ayuda a caminar en la presencia del Señor. 3. Dios manifestado en Jesucristo, nos elige para ser un pueblo santo, que inicia a caminar desde el llamado a la conversión personal para seguirlo en el cuerpo que es la Iglesia; nos invita a desprendernos de todo aquello que no nos ayuda a construir el Reino de Dios en nuestras vidas. Dios que es Padre, lleno de ternura y misericordia, lento a la ira y rico en clemencia para los que lo invocan, nos motiva a reconocer con humildad que siendo pecadores, podemos caminar en su presencia para ser acompañados y ayudados en nuestro diario acontecer. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? El encuentro con Jesucristo, cambia y transforma nuestra existencia de una condición pecadora a una renovación permanente de nuestra vida. Jesús nos llama, nos convierte, nos convoca, nos elige para le sirvamos y caminemos en su presencia, para hacernos discípulos misioneros que llevemos su palabra por doquier y nos envía a dejarlo todo para seguirlo y hacer comunidad saliendo al encuentro de todas las personas que Él pone en el camino de nuestra existencia. El encuentro con Jesucristo vivo nos convierte en testigos de su amor. Las palabras del Papa Francisco en su visita a Colombia nos ayudan a reflexionar en este camino de conversión. En efecto, nos animó no solo a dar el primer paso para la paz y la reconciliación, sino a seguir caminando y dando pasos de verdadera conversión con la verdad, la justicia el amor y la reconciliación: “La palabra de Jesús tiene algo especial que no deja indiferente a nadie; su Palabra tiene poder para convertir corazones, cambiar planes y proyectos. Es una Palabra probada en la acción, no es una conclusión de escritorio, de acuerdos fríos y alejados del dolor de la gente, por eso es una Palabra que sirve tanto para la seguridad de la orilla como para la fragilidad del mar”. (Homilía, Parque Simón Bolívar, Bogotá, 7 de septiembre 2017). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] DESCARGA LAS ORIENTACIONES[/icon]

Vie 19 Ene 2018

Dios se hace presente en medio de nosotros todos los días

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Mié 6 Dic 2017

En Adviento debemos allanar los caminos y abrir el corazón

Primera lectura: Is 40,1-5.9-11 Salmo Sal 85(84), 9ab+10.11-12. 13-14 (R. 8) Segunda lectura: 2P 3,8-14 Evangelio: Mc 1,1-8 En este segundo domingo de adviento, la Liturgia de la Iglesia nos presenta una llamada para continuar nuestro camino de encuentro con el Señor, evitando los tropiezos externos. El camino del adviento no es de negación sino de gran expectativa y por ello se hace prioritario preparar, abrir caminos, allanar y disponer el corazón para que la Palabra se haga carne en la vida de cada ser humano y de cada comunidad. El llamado de Juan el Bautista es un grito de conversión y de retorno a lo que Dios quiere, por eso el adviento debe ser un espacio providencial para la conversión, de tal manera que el Hijo de Dios venga en la humildad de nuestra carne, pero cuando estemos dispuestos y listos para su llegada.

Vie 1 Dic 2017

Adviento, tiempo de esperanza, misericordia y paz

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Jue 23 Nov 2017

Seamos testigos de la infinita misericordia del Señor

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Lun 20 Nov 2017

Será tu cruz nuestra bandera y tu evangelio nuestra ley

La Iglesia celebra hoy la solemnidad de Jesucristo, Rey universal. No es una fiesta de triunfalismo ni ostentación. Es, al contrario, una paradoja como las bienaventuranzas: proclamamos rey al que se hizo obediente hasta la muerte y al que no quiso ser servido sino servir a todos. En medio de un mundo que rinde culto al dinero, al poder, a la fama y a las apariencias, proclamamos que el verdadero Rey Mesías es el Siervo de Dios, Jesucristo nuestro Pastor que nos invita a reinar con Él si cargamos su cruz. Primera lectura: Ez 34,11-12.15-17 Salmo: Sal 23(22),1-3a.3b-4.5.6 (R. 1) Segunda lectura: 1Co 15,20-26.28 Evangelio: Mt 25,31-46. El Papa Pío XI instituyó (11 diciembre 1925) la fiesta de Cristo, Rey del Universo, que debía celebrarse el último domingo de octubre. Después de la Reforma Litúrgica del Concilio Vaticano II se estableció que debía celebrarse el último domingo del año litúrgico. Contexto bíblico ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Un rey en el contexto bíblico y hasta la edad media era dueño y señor de la vida y de la muerte, autoridad indiscutible sin otra norma porque él es la ley. Sin apelación posible porque sobre él sólo está Dios. Cuando la Iglesia estableció esta fiesta ya casi nadie tomaba muy en serio a los reyes. Menos aún entre nosotros, que nunca hemos tenido rey. Por eso hay que recuperar el significado de ese título en la Biblia. Hay que releer 1Samuel 8,10-20 para recordar el poder del rey y comprender lo que significó, que, pasado el tiempo, el pueblo de Israel, desilusionado de los reyes malos e injustos, empezara a decir “El Señor es nuestro rey”. Así lo proclama el Salmo 92 en el que los judíos repatriados, que no querían más reyes malos o ineptos cantan “El Señor reina, vestido de majestad.” La lectura de Ezequiel nos invita a entender que el ungido esperado, ese rey es pastor que se encarga de nosotros “como se encargan de su rebaño los pastores cuando las ovejas se les dispersan… Buscaré la oveja perdida, recogeré a la lisiada…. Las apacentaré como es debido.” El evangelio nos asegura, de otra parte, que el Señor, en su gloria, hará justicia; pero su ley es de misericordia, ternura y amor. Cuando Cristo “vuelva glorioso…cuando entregue su reino a Dios Padre” (2ª lectura) “se sentará en su trono glorioso” para juzgar (Evangelio). Y nos revela de antemano el cuestionario de evaluación. “A la tarde de la vida te examinarán en el amor”, resumió bellamente San Juan de la Cruz. Y aclara que se evaluará el amor a Jesús por lo que hacemos o dejamos de hacer a cualquier persona, así sea de “los más pequeños”, es decir, a los más limitados, más discriminados o a los más invisibilizados, los desechados o descartados en nuestro mundo. Contexto situacional: ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decir a la comunidad en su realidad concreta? “Es necesario que Cristo reine” (2ª lectura 1 Co) En nuestra sociedad, en nuestro país, en el mundo actual, ¿quién reina? Mirando lo que pasa aquí y en todas partes, lo que gobierna el mundo no es muy diferente del tiempo de Pilato: frente al poder de las grandes potencias, del imperio del dinero y las trampas, la manipulación de los medios y los juegos políticos y financieros, resulta loco creer en un rey humillado, coronado de espinas y luego crucificado. San Pablo dice que es una locura y un escándalo. Jesús dice que vino no para ser servido sino para servir. Que vino para dar testimonio de la verdad. Servir a los demás y ser testigo de la verdad es implantar su Reino. Es entrar en una lógica distinta de la del poder (o de aparentar, que hoy es tan importante), la ganancia y la dominación. Es vivir en la lógica de servir y entregar la vida, la opción de la verdad y del amor. El Reino de la justicia y el perdón, a la medida del amor del Padre. Cada vez que ponemos en práctica las bienaventuranzas, que son como la Carta Magna del Reino de Dios, Jesús reina en nosotros y en nuestro mundo. “Será tu cruz nuestra bandera y tu evangelio nuestra ley.” El Reino se hace realidad en nuestro mundo cuando trabajamos para promover los valores evangélicos que son la paz, la justicia, el amor y la verdad. Cuando ponemos por obra la misericordia (Obras de misericordia). Cada vez que favorecemos el diálogo y evitamos la discordia, cada vez que logramos justicia sin odio y violencia, somos constructores del Reino de Jesús. “Tú reinarás, dulce esperanza… habrá por fin paz y bonanza, felicidad habrá doquier.” Contexto celebrativo: ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Cada vez que celebramos la Eucaristía estamos proclamando el reinado de Dios, uniéndonos a Jesucristo en el sacrificio reconciliador de su muerte y resurrección, de modo que “por Cristo, con Él y en Él” sea glorificado el Padre. Reconocer a Jesús como Rey es acompañarlo hasta que “entregue el reino a Dios Padre”. (1Corintios 15,24) Al enseñarnos el Padre nuestro, Jesús nos enseñó a ofrecer al Padre nuestra sumisión a su Reino: “Venga tu reino, hágase tu voluntad”. Y todos los días aclamamos diciendo: “Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor.” Recomendaciones prácticas El himno Tú reinarás es muy oportuno como canto de entrada, destacando el sentido de la segunda estrofa. Otra posibilidad sería utilizarlo como homenaje especial después de la homilía. O en la comunión. El canto “Al atardecer de la vida” de Cesáreo Gabaraín, puede ser utilizado en la presentación de los dones o en la comunión. Tener presente que el formulario de la Misa es propio En este domingo y su correspondiente semana, termina el año litúrgico 2017. Es bueno que los fieles comprendan el año litúrgico y su dinámica. Vamos a comenzar el año litúrgico 2018 el próximo domingo, iniciando el ciclo del Adviento como preparación a la Navidad. Desde el próximo domingo se utiliza el Leccionario dominical Ciclo B. Lecturas bíblicas del tiempo Ordinario y del Oficio de lectura Año II (par).. Liturgia de las Horas Tomo I. Tener presente que el jueves 30 de noviembre, es la fiesta de San Andrés, apóstol.