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Nueva edición del Calendario Litúrgico Propio de Colombia
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Por Pbro. Jairo de Jesús Ramírez Ramírez- La disposición de las celebraciones durante el año litúrgico es fijada por un calendario, general o particular, sea que haya sido establecido para uso de todo el Rito Romano o para el uso de una Iglesia particular o de una familia religiosa. En el calendario general se inscribe el ciclo total de las celebraciones, a saber, las fiestas del Misterio de Salvación en el Propio del tiempo, de los santos que tienen una importancia universal, y por esta razón son celebrados obligatoriamente por todos, y también de otros santos que manifiestan la universalidad y la continuidad de la santidad en el Pueblo de Dios. Los calendarios particulares contienen celebraciones especialmente propias, armonizadas de manera adecuada con el ciclo general. Así, cada Iglesia particular o familia religiosa debe honrar de manera particular a los santos que por una razón peculiar le pertenecen.
La primera legislación del Episcopado Colombiano que modificó el Calendario General se dio en el marco de la XXXIX Asamblea Plenaria, celebrada del 4 al 14 de julio de 1983, con la correspondiente aprobación de la Santa Sede (Cfr. N. Prot. 171292/I). En esa ocasión, los señores Obispos, regularon los días festivos religiosos, así: días de precepto, es decir, con la obligación para los católicos de participar en la Santa Misa y observar el descanso festivo: todos los Domingos del año; el primero de enero, solemnidad de Santa María, Madre de Dios; el 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María; y el 25 de diciembre, solemnidad de la Navidad del Señor. Trasladaron a Domingo: la Epifanía del Señor, la Ascensión del Señor, el Cuerpo y la Sangre del Señor (Corpus Christi). Dejaron de ser de precepto: el 19 de marzo, solemnidad de San José; el 29 de junio, solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo; el 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen; y el primero de noviembre, solemnidad de todos los Santos.
Cuarenta años después de esta primera legislación el Episcopado da otro paso. Esta vez, en relación con la celebración de los santos. Los señores Obispos, en la CXIV Asamblea Plenaria, celebrada del 6 al 10 de febrero de 2023, aprobaron el Propio de los santos de Colombia y, consiguientemente, fue confirmado por la Santa Sede, el 9 de noviembre de 2023 (Cfr. Prot. N. 190/23). En consecuencia, el santoral quedó como se relaciona en la siguiente tabla:
Enero
Solemnidad- Domingo comprendido entre el 2 y el 8 de enero- (EPIFANÍA DEL SEÑOR)
Fiesta-Domingo después de la Solemnidad de Epifanía- (BAUTISMO DEL SEÑOR)
Mayo
03-Fiesta- (EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ)
04-Fiesta (SANTOS FELIPE Y SANTIAGO, APÓSTOLES)
19-Memoria libre-(Santa María Bernarda Bütler, virgen)
Solemnidad- VII Domingo Pascua- (ASCENSIÓN DEL SEÑOR)
Fiesta- Jueves después de Pentecostés- (NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE)
Solemnidad- Domingo después de la Santísima Trinidad-(SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO)
Julio
09-Fiesta-(BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ. PATRONA DE COLOMBIA)
10-Memoria libre- (Santos Agustín Zhao Rong, presbítero, y compañeros mártires)
Agosto
09-Memoria libre- (San Ezequiel Moreno, obispo)
Septiembre
09- Memoria obligatoria - (San Pedro Claver, presbítero)
Octubre
09-Memoria libre- San Luis Bertrán, presbítero
21-Memoria obligatoria-(Santa Laura de santa Catalina de Siena Montoya y Upegui, virgen )
Son varios los cambios que trae la segunda edición del Calendario propio. El más notable, es la anticipación de la celebración de la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote al jueves después de la Solemnidad de Pentecostés, como se halla actualmente en el calendario universal; antes se celebraba el jueves después de la Solemnidad del Corpus Christi. Esta fiesta fue instituida por Benedicto XVI, el año 2012, para impulsar la vida de santidad del clero y la llamada vocacional al sacramento del Orden . Los señores obispos, promovieron el cambio como signo de comunión con la Iglesia universal.
Otra novedad es la celebración de santa Laura de santa Catalina de Siena Montoya y Upegui, primera santa colombiana, con el grado de memoria obligatoria. El Episcopado colombiano deseó el grado de fiesta para la santa, como consta por las diversas ocasiones que lo solicitó a la Sede Apostólica (Cfr. Prot. SPEC N. 16596/13; Prot. N. 15718/14; Prot. N. 17316/16; 18229/19), pero no fue aprobado, dado que este grado le corresponde únicamente al patrono principal de la nación o de la diócesis (Cfr. Calendaria Particularia, n. 8). Sin embargo, nada impide que, en una diócesis o familia religiosa, la celebración de la santa reciba mayor solemnidad de la que le corresponde en toda la nación, por especial relación con ella, en razón de origen, larga permanencia, muerte o culto inmemorial y aún vivo (Cfr. Calendaria Particularia, n.25).
No aparecen en la nueva versión del Calendario propio: santa Mariana de Jesús Paredes y Flores, virgen (26 de mayo); san Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero (26 de junio); santa Beatriz de Silva, virgen (17 de agosto); y santa Teresa Jornet e Ibars, virgen (26 de agosto). Son celebraciones que, por ser del Calendario universal o del Martirologio romano, pueden celebrarse en sus respectivos días, sin necesidad de estar inscritas en el Calendario propio. Al Calendario nacional, se “reserva la fiesta del patrono principal y otras celebraciones de santos o de beatos particularmente relacionados con la nación” (Calendaria Particularia, n. 8). El deseo de honrar a una familia religiosa específica por su contribución a la vida de la nación no es criterio suficiente para incluir un santo en el calendario propio. Es fácil darse cuenta de que, siguiendo este criterio, el calendario nacional perdería su carácter específico para convertirse en gran medida en una especie de colección de celebraciones propias de las familias religiosas presentes en la nación.
Además, nótese también que cada familia religiosa celebra sus santos y beatos según el calendario aprobado por el moderador supremo y confirmado por la Santa Sede. De ello se deduce que los fieles que así lo deseen pueden participar habitual y libremente en tales celebraciones en las iglesias de la familia religiosa. Así, los fieles pueden asociarse espiritualmente con la comunidad religiosa, participando en sus celebraciones litúrgicas, que se desarrollan también con sus propios textos y en el contexto específico, por ejemplo, de una peregrinación .
Tampoco aparecen en esta nueva versión del Calendario Propio: santo Toribio de Mogrovejo, obispo (23 de marzo), patrono del episcopado latinoamericano, desde el 10 de mayo de 1983, por disposición del Papa Juan Pablo II; santa Rosa de Lima, virgen (23 de agosto), patrona de América Latina; y la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe, patrona de América Latina (12 de diciembre). La razón es que son celebraciones del Calendario regional de América Latina y no exclusivamente de Colombia.
Hay quienes se preguntan por la presencia de los santos Agustín Zhao Rong, presbítero, y compañeros mártires (10 de julio), en el Calendario Propio. Se trata de santos que en el calendario General se celebran el 9 julio. Pero debido a que en esta fecha concurre la Fiesta de la Bienaventurada Virgen María del Rosario de Chiquinquirá, patrona de Colombia, la memoria de estos santos se traslada para el 10 de julio. Lo mismo sucede con los santos Felipe y Santiago, Apóstoles (4 de mayo). Esta fiesta, en el Calendario General, se celebra el 3 de mayo, pero en Colombia concurre también la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz (3 de mayo), que prevalece sobre la de los santos Apóstoles, entonces, se traslada para el 4 de mayo.
De otro lado, se debe anotar que el episcopado colombiano solicitó, a la Santa Sede, incluir en el Calendario Propio, advocaciones marianas, como: Bienaventurada Virgen María, Auxilio de los cristianos (24 de mayo), Bienaventurada Virgen María del Carmen (16 de julio) y Bienaventurada Virgen María de la Merced (24 de septiembre) , pero esta solicitud fue denegada. La razón es que pueden ser celebradas haciendo uso de los formularios de la Collectio Missarum beate Mariae Virginis (Colección de Misas de la Virgen María), sin necesidad de estar inscritas en el Calendario Propio .
Concluimos con cuatro afirmaciones más. Primera, los cambios de esta nueva edición del Propio de Colombia, están inspirados en la reforma conciliar del Vaticano II que reafirmó el principio de que las celebraciones de los santos, en las que se proclaman las maravillas de Cristo en sus siervos, si bien son importantes, no deben prevalecer sobre las celebraciones de los misterios de la salvación que tienen lugar semanalmente, los domingos y durante el año litúrgico (Cfr. Sacrosanctum Concilium, n. 111).
Segunda, es evidente la necesidad de confeccionar los Calendarios Propios de las Iglesias locales. Las celebraciones propias de cada diócesis son: la fiesta del patrono principal, que, con todo, por razones pastorales, puede convertirse en solemnidad. La fiesta del aniversario de la dedicación de la iglesia catedral, así: en la Catedral, Solemnidad; en la Diócesis, fiesta. La memoria del patrono secundario, si lo hay. Las celebraciones de santos y de beatos, regularmente inscritos en el Martirologio romano o en su Apéndice, y particularmente relacionados con aquella diócesis, por ejemplo, por razón de origen, larga permanencia, muerte o culto inmemorial y aún vivo (Cfr. Calendaria Particularia, n. 9). También, se incluye el aniversario de la ordenación episcopal del Ordinario del lugar, con grado de fiesta.
Tercera, la oportunidad de preparar el santoral propio en vistas de la nueva edición del Misal Romano, permitió revisar cuanto había sido aprobado hasta ahora. En estos últimos años el Dicasterio para el Culto Divino y la Diciplina de los Sacramentos ha visto una gran tendencia a sobrecargar los Calendarios propios con santos que, según la actual normativa, pueden ser celebrados sin necesidad de estar inscritos en el mismo.
Y cuarta, con esta aprobación, se despeja el camino para continuar la preparación de la esperada nueva edición del MisaConferencial Romano y, de la primera edición, para Colombia, del Leccionario de los Santos.
Referencias bibliográficas
1. Concilio Vaticano II. Constitución sobre la Sagrada Liturgia (4 de diciembre de 1963). Madrid: BAC, 1989.
2. Pablo VI. Normas Universales del Año Litúrgico y el Calendario, 14 de febrero de 1969.
3. Sagrada Congregación para el Culto Divino. Instrucción Calendaria Particularia, 24 de junio de 1970.
4. Juan Pablo II. Carta Apostólica Santo Toribio, sobre la recognitio como patrono de los obispos de América Latina, 10 de mayo de 1983.
5. Congregación del Clero. Rescripto sobre la recognitio del nuevo Calendario de días festivos religiosos en Colombia, 12 de julio de 1983. Prot. N. 171292/I.
6. XXXIX Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano (4 al 14 de julio de 1983). “Instrucción Pastoral con ocasión del nuevo Calendario de días festivos religiosos en Colombia”, 14 de julio de 1983, en: SPEC. Conferencias Episcopales de Colombia, t. III. Bogotá: Itagral, p. 1182.
7. Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Notificazione su alcuni aspetti dei calendari e dei testi liturgici propri (20 de septiembre de 1997).
8. Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos: Carta a los presidentes de las conferencias episcopales sobre la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, del 23 de julio de 2012. Prot. N. 452/12/L.
9. Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Decreto sobre la Confirmatio del Calendario Propio de Colombia, 9 de noviembre de 2023. Prot. N. 190/23.
P. Jairo de Jesús Ramírez Ramírez
Director del Departamento de Liturgia del SPEC
Lex orandi, lex credendi, lex vivendi
Jue 2 Mayo 2024
Mié 3 Abr 2024
Mi Pascua en el Darién
Por P. Arturo Arrieta Aguas - Escrito en "Lajas Blancas", campamento en el Darién.Un sol inclemente azota uno de los campamentos a las orillas de la selva del Darién, donde día a día llegan, de diferentes partes del mundo, cientos de migrantes. Algunos, con la alegría nerviosa de haber pasado la selva, pero con el desconcierto de no saber qué les espera; otros con el corazón desgarrado por haber dejado atrás a otros que ya no llegaran; otros sencillamente llegan...Así fue, estuve en el Darién, en "Lajas Blancas", por el lado de la frontera con Panamá. La vida me trajo aquí nuevamente, y haber visto tantos videos y fotos no se compara con tener la realidad de frente. Siempre la misma escena: niños y más niños que ni entienden lo que pasa, hombres y mujeres casi sin poder caminar. A algunos, por hablar otra idioma, no les entendía lo que me decían, pero su gesto es suficientemente claro: una mano extendida con insistencia hacia nosotros, la otra señalando su estómago y una mirada desgarradora difícil de olvidar.Otra imagen se me ha quedado de manera especial. La de un joven que, con su mirada perturbada, no paraba de llorar diciéndome: "hay niños que murieron ahogados en el rio". Y hoy aquí pensaba: ¿Cómo viviré mi Pascua ahora que llegue a Colombia? ¿Qué podré decir en cada celebración? ¿No sería mejor callar? Sin embargo, ahora entiendo tal vez mejor el acontecimiento de la Pascua que, en imágenes sencillas pero certeras, ha sabido recoger lo esencial del misterio de Dios y de su entrega.Mateo nos dice que el día se tornó oscuro desde la hora sexta hasta la hora novena, desde el mediodía hasta las tres de la tarde (Mateo 27, 45). En el mundo es de noche y los hombres caminamos en tinieblas. Creemos saberlo todo y no vemos lo esencial. El relato tiene mucho de cierto. Si Dios resucita a su Hijo, siempre será para iluminar nuestra ceguera y abrir nuestros ojos al dolor del hermano que sufre.La manera más auténtica de celebrar la pasión del Señor es reavivar nuestra compasión, sin esto se diluye nuestra fe en el “Dios crucificado” y se abre la puerta a toda clase de manipulaciones. Que nuestro beso al crucificado nos ponga siempre mirando hacia quienes cerca o lejos de nosotros viven sufriendo con sus sufrimientos espirituales y materiales, hasta que un día celebremos la pascua celestial y el señor no responderá si eres de los míos “porque tuve hambre y me diste de comer”.La muerte de Jesús trajo frío y hace frío en el mundo actual. Falta el calor del verdadero amor. Se han helado muchos corazones, se han helado muchos países bloqueados por la superficialidad y el bienestar, muchas veces no somos capaces de sentir verdadera compasión por tantos crucificados vivos. El relato dice la verdad...Si Dios resucitó a su Hijo, será para poner en el mundo el calor del amor y la misericordia, este es el sentido de la Pascua.Solo hay una manera de vivir como resucitados: abandonar nuestras presunciones y seguridades, dejar de engañarnos, no confiar en tantas palabras vanas que salen de nuestra boca y tener el coraje de creer más en el amor y en la compasión. Podemos ser mejores, en el mundo puede crecer la solidaridad, pero eso sí, Dios solo puede resucitar allí donde se le deja entrar, y solo se le deja entrar allí donde se deja entrar al amor. Bendiciones.Padre Arturo Arrieta AguasDirector de Pastoral Social de la Diócesis de PalmiraDirector de la Red Clamor - Capítulo Colombia
Vie 1 Mar 2024
¡Atravesemos el Desierto!
Por el Padre Rafael Castillo TorresDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas colombianaNuestra tradición judeocristiana concede una gran importancia al libro del Éxodo y el Papa Francisco lo sabe. Por ello en su mensaje de cuaresma para este año, el cual fue entregado a la Iglesia el primer domingo del adviento, nos hace una clara exhortación: “Del mismo modo que Israel en el desierto lleva todavía a Egipto dentro de sí ―en efecto, a menudo echa de menos el pasado y murmura contra el cielo y contra Moisés―, también hoy el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar”.1.Nuestro punto de partida.En la experiencia vital de Moisés, cuando él pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, un día, decidió ir, con ese rebaño, más allá del desierto. Ese fue el día en que dejó de recorrer los archiconocidos caminos de siempre y se dio a la tarea de explorar nuevas hojas de ruta. Ese día pudo llegar hasta donde ninguna caravana había llegado; ese día sucedió lo estupendo porque llegó hasta el Horeb donde Dios se le reveló y tuvo un encuentro personal con Él. Dios no se esconde, sino que arde en el misterio del desierto sin consumirse y nos llama a quitarnos, también a nosotros, las sandalias para que experimentemos la santidad de esta rica experiencia. Justo aquí, en el desierto, es donde Dios se comunica con nosotros para compartirnos una misión, tal como lo hizo con Moisés.2.El grito que debemos escuchar.La mayor afirmación y llamado del Papa Francisco en su mensaje, es invitarnos a reconocer que través del desierto Dios nos guía a la libertad y para ello nos invita a meditar el pasaje de Éxodo 3, 7-10: “Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa. Ahora, pues, ve; yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto”.Nosotros, por el estudio de la literatura y el conocimiento de la historia de la humanidad, sabemos que, desde Espartaco, pasando por Carlos Marx y las luchas de independencia de muchos pueblos, se han dado no pocas epopeyas de liberación. Hay, sin embargo, algo muy significativo en lo que nos propone el Papa Francisco refiriéndose a la gesta de liberación del pueblo de Israel. Muchas de esas luchas se hicieron al margen de Dios y no han faltado otras que se hayan hecho en contra de Dios. Pero esta gesta de liberación del Pueblo de Israel se hizo por inspiración de Dios. En el origen de todo, en efecto, se encuentran las palabras que Dios dirigió a Moisés y en las que el Papa Francisco enfatiza tanto. Miremos cómo, en estas palabras, hay un cambio significativo de protagonista en el discurso. Dios comienza diciendo: “he bajado...”, pero termina ordenando a Moisés: “ahora, pues, ve...”. La manera que tiene Dios de liberar a los que sufren, es mover a los hombres para que los liberen. Definitivamente cuando Dios trabaja el hombre suda.3.Es tiempo para la justicia.Esta reflexión del santo padre, nos debe llevar a reconocer que toda injusticia, toda violación de derechos, toda opresión despierta un grito que implora justicia. No se trata de reprimir o adormecer ese clamor, sino de reconocer que la voluntad de Dios está inscrita en este clamor. A Dios le ofenden las desigualdades, pero sobre todo le ofende la violación de los Derechos de sus hijos e hijas. Derecho violado al hombre es derecho violado a Dios mismo. Por eso cuando la balanza se inclina de un lado, Dios normalmente se monta del otro.Tengamos presente cómo la revelación del nombre de Dios ocurrió precisamente con ocasión de la liberación de Egipto (Ex. 3, 13-15). Y todo aquel que sepa lo que significa para los semitas conocer el nombre de alguien estará en condiciones de interpretar el significado de ese dato: ¡Israel conoció la identidad de Dios luchando por su libertad! A esto hay que añadir que fue precisamente en el Sinaí donde Israel fue invitado a formalizar la alianza con Yahvé (Ex. 19,1-8). Qué bueno que a partir de esta reflexión nosotros pudiéramos reconocer que lo específicamente cristiano no es el compromiso ético de solidaridad con los pobres en la defensa de sus derechos, ello es irrenunciable para todo hombre y mujer, sino hacer en ese compromiso la experiencia de Dios”.Necesitamos hacer el desierto cuaresmal para vivir la presencia de Dios y vivirla sin miedos y con profunda confianza. Busquemos espacios a solas con Dios. Allí encontramos la fuerza para seguir andando. Será un momento especial para silenciar nuestro sistema nervioso y tomar conciencia de que enraizarnos en Dios, no es un tiempo perdido. Es en el silencio donde Dios mejor nos trabaja, como trabajó a Moisés, es allí donde nos va restaurando, crece nuestra paz interior y nuestra vida se va unificando. Recodemos las palabras de San Juan de la Cruz nacidas del silencio y de sus soledades en muchos desiertos: “Olvido de lo creado; memoria del Creador; atención a lo interior; y estarse amando al amado”.
Jue 25 Ene 2024
Monseñor, ¡Feliz aniversario episcopal!
Por P. José Antonio Díaz - Monseñor José Mario: Al cumplirse hoy los dos años de su ordenación episcopal y posesión canónica, los sacerdotes le felicitamos en una profunda actitud de agradecimiento a Nuestro Señor Jesucristo, Buen Pastor, por el don de su persona y ministerio.Conocemos aquella frase del Sermón 340, 1 de San Agustín: “Para ustedes soy obispo, con ustedes soy cristiano”. A propósito, le decimos a Usted, Monseñor, que ha encarnado claramente la exigencia de ser modelo de obispo y pastor entregado al servicio del ministerio con claridad y decisión, teniendo presente el de Cristo, que se hace servidor de muchos, compañía cercana en el camino.Sienta el aprecio y el cariño de toda la Diócesis de Santa Marta, de tantos hombres y mujeres de buena voluntad que le estiman, entre ellos sus sacerdotes, con los que debe existir un vínculo especial. Recordemos que la unidad del presbítero con el Obispo tiene su raíz ontológica y salvífica en el don compartido del sacramento del Orden, que tiene en el episcopado su plenitud. Este sacramento funda una relación que entraña tanto igualdad, es decir, fraternidad, como obediencia al Obispo, pues es nuestro padre.Unidos en oración, en la diócesis, agradecemos a Dios por su ministerio. Pedimos al Señor Jesús que lo continúe guiando, acompañando y fortaleciendo en la misión que le ha sido encomendada, bajo el amparo de nuestra Madre, María Santísima.P. José Antonio DíazSacerdote de la Diócesis de Santa Marta
Mar 23 Ene 2024
¿Qué significa dar limosna?
Por Pbro. Rafael Castillo Torres - El próximo miércoles, 14 de febrero, con la imposición de la ceniza, sobre nuestra frente y cabeza, los cristianos católicos damos inicio al tiempo fuerte de la cuaresma. Un tiempo de reflexión y oración en el que hacemos, todos, nuestro mejor esfuerzo, por volver a Dios en espíritu de conversión y hacerlo con más verdad y amor.Desde el Secretariado Nacional de Pastoral Social/ Cáritas colombiana de la Conferencia Episcopal de Colombia, reconocemos y valoramos la generosidad de cada Iglesia particular, parroquia, pequeña comunidad, movimiento apostólico, comunidad religiosa, seminario mayor, empresa, bancos de alimentos, organizaciones de la sociedad civil y colectivos comunitarios, que, desde sus privaciones voluntarias han sido generosos con sus donaciones. Son razones suficientes para agradecer a Dios.Han sido muchos los gestos y prácticas que, en el sentido de cuanto recomendó San Juan Pablo II, nos han permitido globalizar la solidaridad en signos muy concretos como el ser más generoso, con lo cual mostramos los cambios que se van dando en nuestros corazones. Cambios que no solo nos han llevado a adoptar una postura diferente ante nuestros hermanos en necesidad sino a ver cómo, en cada uno de nosotros, está actuando una fuerza que nos atrae y empuja hacia el bien, el amor y la bondad. Es Dios queriendo una vida más digna para todos.Una de las prácticas espirituales y sociales a la cual nos exhorta la Iglesia en este tiempo de la cuaresma, y que ya es un hábito pastoral en la Iglesia de Colombia, es el ejercicio de la caridad, ayer llamado limosna, hoy, nuestra “Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes”. Por estos días de la cuaresma, en el desarrollo de esta iniciativa, muchos fieles verán a sus párrocos, religiosos y religiosas y a un sinnúmero de laicos, entregar unas alcancías pequeñas y organizar actividades con las familias, escuelas, colegios, oficinas y negocios, para colocar en esas alcancías las colectas de esas actividades como los pequeños ahorros de nuestras privaciones voluntarias. Todo ello como expresión del sacrifico para compartir con el otro desde nuestra pobreza.Veremos igualmente cómo se incrementa la solidaridad en los bancos de alimentos en su esfuerzo, cada vez más creciente, por sostener ese puente entre la carencia y la abundancia. Con ello mostramos tres exigencias profundas en el orden de la caridad: 1. La globalización de la solidaridad. 2. Cuando hay amor todas las cosas se multiplican. 3. Somos hijos de un Padre Providente que nos ha educado responsablemente para ser mucho con lo poco que tenemos. En virtud de ese creciente deseo que siente todo cristiano de conocer las verdades que hacen referencia a su vida de Fe, qué bueno que, en nuestro camino de preparación a la Cuaresma, nos adentremos en el sentido de la limosna, una de las prácticas cuaresmales que con el ayuno y la oración han de acompañarnos durante todo nuestro desierto cuaresmal. Partamos de reconocer que hoy por hoy, la palabra “limosna” ha quedado tan desacreditada después de varios siglos de cultura burguesa, llegándose a un punto tal en que ni siquiera puede pronunciarse. Hoy, a mucha gente, le resulta muy difícil comprender por qué la limosna recibe elogios tan extraordinarios en la Biblia y en la tradición de Iglesia. Para ellos, la palabra “limosna” evoca una práctica poco gravosa para el donante, humillante para el beneficiario e ineficaz para resolver el problema de la pobreza.Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, escritor de la Rusia Zarista, en su obra Los demonios, en Obras completas, coloca en boca de uno de sus personajes: “El placer de la limosna es un placer altivo e inmoral, un deleite del rico en su riqueza y poder, y en la comparación de lo que él significa con lo que significa el mendigo. La limosna corrompe así tanto al que la da como al que la recibe, y, además, no alcanza su objeto porque no hace sino aumentar la mendicidad”.Considero importante que regresando a las Sagradas Escrituras como, a la sana tradición del magisterio de la Iglesia, nos apremiemos en aclarar cómo algunos contemporáneos nuestros y el mismo Dostoyevski, aunque empleen la misma palabra – limosna-, están hablando de cosas muy, pero muy diferentes.La lingüística nos ha enseñado que, con frecuencia, las palabras de un texto antiguo, que para el lector de entonces tenía un significado determinado, traducidas en pura equivalencia lingüística, evocan hoy una idea completamente distinta debido a que el lenguaje está sometido a continuos cambios. Cuando ocurre tal cosa, los traductores deberían recurrir a nuevos términos que tengan la misma capacidad expresiva que tuvieron los antiguos. Así no habrá equivalencia lingüística formal, pero sí equivalencia dinámica.Este es el caso de la palabra griega eleemosyne(limosna), que en la traducción de los 70 sabios suele traducir el hebreo Sedaqah (justicia), y con este sentido se utiliza en el Nuevo Testamento. Para la Biblia, y esto es muy importante precisarlo, dar limosna equivale a hacer justicia. Todavía hoy los mendigos judíos para pedir limosna utilizan la palabra sedaqah, esto es, justicia, o bien exhiben un letrero en el que llevan escrita esa palabra.Podríamos decir que la limosna, en sentido bíblico, es hacer justicia en nombre Dios a quienes no se la hacen los hombres. En nuestra lengua española hay una expresión muy significativa a este respecto: el mendigo es llamado “por–diosero” ya que reclama su limosna por Dios - “Háganme justicia en nombre de Dios”. Así la limosna, lejos de sustituir las reformas estructurales, tan necesarias en esta Colombia, la exige a gritos y en nombre de Dios porque está denunciando que la justicia de Dios no coincide con la justicia de los hombres, y hay que hacerlas coincidir. De aquí bien podríamos concluir que la limosna suple de momento la falta de justicia, pero sin renunciar a ella.Si desde la justicia de los hombres la limosna viene a ser para nosotros un acto voluntario, desde la justicia de Dios es obligatoria. Por ello, a la tradición cristiana le ha gustado referirse a la limosna en términos de un impuesto “no exigible por vías de apremio, sino de amor”; en relación a lo cual dice San Agustín a los cristianos: “Ustedes son cobradores de ustedes mismos”.Pidamos en esta Cuaresma, ya cercana, la gracia de descubrir que lo importante no es saber cómo podemos ganar más dinero, sino cómo podemos ser más humanos. Que lo importante no es cómo puedo llegar a conseguir algo, sino cómo puedo llegar a ser yo mismo, en mi esfuerzo por volver mi rostro a Dios.