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iglesia colombiana

Vie 4 Abr 2025

La Iglesia: Baluarte de confianza y credibilidad en la acción social

Por Pbro. Mauricio Rey Sepúlveda - La acción social es una de las dimensiones más urgentes y necesarias en la construcción de sociedades justas, fraternas y solidarias. Frente a los desafíos del siglo XXI - crisis humanitarias, pobreza extrema, cambio climático, conflictos armados y el deterioro del tejido social - las respuestas institucionales suelen ser insuficientes o estar condicionadas por intereses políticos y económicos. En este contexto, la Iglesia ha logrado consolidarse como una de las instituciones con mayor credibilidad en la acción social, no solo por su presencia histórica en el servicio a los más vulnerables, sino por su permanencia y acompañamiento activo en los territorios, y su total compromiso con la dignidad humana, la justicia y la paz.A lo largo de los siglos, la Iglesia ha demostrado que su labor no se reduce a una asistencia paliativa (desvirtuando la acción caritativa), sino que busca incidir en las estructuras que generan exclusión y desigualdad. Su papel como mediadora en conflictos y guerras, promotora de derechos humanos y defensora de los pobres, la convierte en un actor clave y agente dinamizador para la transformación social. En esta reflexión exploramos las razones por las cuales la Iglesia continúa siendo un referente de confianza en el ámbito social e identificamos los desafíos que enfrenta para seguir desempeñando este rol en un mundo de constantes cambios y vulneraciones.1.Un legado histórico de servicio y entregaLa vocación social de la Iglesia no es una tarea reciente ni una estrategia institucional; es dimensión esencial de su identidad y misión. Desde sus primeros siglos, inspirada en el Evangelio y en el ejemplo testimonial de Jesucristo, la comunidad cristiana se ha dedicado a la atención de los enfermos y vulnerables, a la acogida de los más necesitados y defensa de los marginados. La enseñanza de Jesús - “porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber” (Mt 25,35) - se ha convertido en el fundamento y elemento dinamizador de innumerables obras sociales a lo largo de la historia en el mundo entero.Durante la Edad Media, los monasterios no solo fueron centros de espiritualidad, sino también espacios de acogida para los pobres y desvalidos, hospitales para los enfermos y escuelas para quienes no tenían acceso a la educación. En tiempos de pandemias, pestes y hambruna, las órdenes religiosas han desempeñado un papel fundamental en la atención a los afectados, sin distinción de origen o condición.Con la llegada de la modernidad, la Iglesia adaptó su acción social a nuevos desafíos. En el siglo XIX, con la Revolución Industrial y la explotación de la clase trabajadora, la Iglesia elevó su voz a favor de la justicia con documentos como Rerum Novarum (1891) de León XIII, que defendió los derechos laborales y sentó las bases de la Doctrina Social de la Iglesia. Desde entonces, su labor ha continuado expandiéndose, dando origen a iniciativas como Caritas Internationalis, el Comité Católico Internacional de Migración, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y múltiples programas educativos y sanitarios en contextos de pobreza, emergencia humanitaria, subsidiariedad y solidaridad.2.La integridad y coherencia como base de la credibilidadUno de los factores que refuerzan la confianza en la Iglesia dentro de la acción social es su coherencia entre el mensaje y la práctica. A diferencia de muchas instituciones que pueden ver la ayuda humanitaria como un medio para obtener reconocimiento o influencia política, según intereses particulares, la Iglesia ha mantenido una postura constante basada en el servicio interesado en el desarrollo humano integral. Su labor no busca protagonismo ni responde a ciclos electorales o intereses económicos, sino a un compromiso ético centrado en la dignidad humana. Es ahí donde la integridad de su identidad compromete e implica a la Iglesia en verdaderos procesos de transformación social a partir de la transformación de la persona humana en concreto y ubicada en su contexto vital.La Doctrina Social de la Iglesia ha sido un pilar en esta misión. Desde Rerum Novarum (1891) hasta Fratelli Tutti (2020), los principios de solidaridad, subsidiariedad y bien común han guiado las acciones de miles de comunidades cristianas en todo el mundo. Este marco doctrinal ha permitido que la Iglesia no solo asista en emergencias a los afectados, sino que también promueva el desarrollo integral y sostenible, la justicia, la equidad y la inclusión social.En términos de impacto, la credibilidad de la Iglesia se ve reflejada en el testimonio de sus agentes de pastoral. Sacerdotes, religiosos y laicos han dado su vida en defensa de los más vulnerables, incluso en contextos de persecución y violencia. Ejemplos como San Óscar Arnulfo Romero (1917 - 1980) asesinado por denunciar las injusticias en El Salvador, o la labor de miles de misioneros en zonas de guerra y pobreza, muestran que la Iglesia no solo predica el Evangelio, sino que lo encarna con acciones concretas en sus procesos sociales humanizando la sociedad.3.Un puente de diálogo y reconciliaciónEn sociedades fracturadas por conflictos políticos, sociales y culturales, la Iglesia ha asumido un rol clave como mediadora, posibilitadora y constructora de paz. Su posición apartidista, su arraigo en las comunidades localizadas en los territorios y su autoridad moral le permiten ser un interlocutor confiable en procesos de perdón, reconciliación y paz.En América Latina, África y Asia, la Iglesia ha intervenido en negociaciones de paz, ha denunciado violaciones a los derechos humanos y ha acompañado a las víctimas de todo tipo de violencia. En Colombia, por ejemplo, el papel de la Iglesia en los diálogos de paz ha sido fundamental para la reintegración de excombatientes y la sanación de heridas comunitarias, promoviendo un perdón real y sincero, una reconciliación fraterna y esperanzadora, y una paz estable y duradera.Además de su acción en contextos de conflicto armado, la Iglesia promueve una cultura del encuentro en sociedades polarizadas, una recomposición de relaciones y un diálogo franco y abierto. Frente al individualismo y la fragmentación social, la Iglesia impulsa espacios de diálogo interreligioso, cooperación con otras organizaciones y formación en valores como la empatía, la justicia y la fraternidad, propuestas siempre actuales en medio de “culturas” de indiferencia y discriminación social.4.Desafíos para renovar la confianzaSi bien la Iglesia sigue siendo un referente de credibilidad en la acción social, enfrenta desafíos importantes en el contexto actual. La secularización, la crisis de confianza en las instituciones y los escándalos que han golpeado su imagen exigen un compromiso renovado con la transparencia, la autenticidad y la formación de líderes íntegros.Uno de los mayores retos contemporáneos es la necesidad de actualizar su acción social sin perder su identidad. La Iglesia debe responder a problemáticas emergentes como el cambio climático, la migración forzada, la movilidad humana, y las nuevas formas de pobreza, integrando su misión evangelizadora con soluciones innovadoras y sostenibles.Otro desafío clave es la formación de nuevas generaciones de agentes de pastoral y voluntarios con un fuerte sentido de vocación y compromiso ético. En un mundo donde la indiferencia y el asistencialismo pueden debilitar el impacto de la acción social, es crucial que la Iglesia siga promoviendo una caridad que no solo alivie necesidades inmediatas, sino que transforme realidades estructurales, para hacer el salto del Dar al Solidarizar.ConclusiónLa Iglesia ha sido y sigue siendo un baluarte de confianza y credibilidad en la acción social porque su compromiso con los más vulnerables es parte de su esencia. Su legado histórico, su coherencia entre el mensaje y la acción, y su capacidad para ser un puente de diálogo y reconciliación la convierten en una institución clave en la construcción de sociedades más justas y solidarias.Sin embargo, para seguir cumpliendo con esta misión en el siglo XXI, la Iglesia debe enfrentar los desafíos de esta generación con valentía y renovación. La credibilidad no se impone; se construye día a día con hechos concretos, con un servicio genuino y con una presencia que inspire esperanza en medio de las dificultades, dinamizando procesos transformadores de vida y sociedad.En un mundo donde muchas instituciones han perdido la confianza de la gente, la Iglesia tiene la oportunidad de reafirmar su papel como faro de esperanza, promoviendo la justicia, la paz y la dignidad de cada ser humano, sin excepción alguna, en su integralidad.Pbro. Mauricio Rey SepúlvedaDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana

Mar 1 Abr 2025

Obispos colombianos crean un Servicio para el Perdón, la Reconciliación y la Paz ante profundización de la violencia en el país

En medio de una Colombia cada vez más flagelada por la violencia, el conflicto armado, la desigualdad y la fragmentación social, la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) creó un organismo que le permitirá a la Iglesia articular, ampliar y fortalecer su trabajo por la reconciliación y la paz del país. Desde allí, se recogerán importantes experiencias como las que venía adelantando por cerca de 30 años la Comisión de Conciliación Nacional. Se trata del Servicio Episcopal para el Perdón, la Reconciliación y la Paz (SERP), un espacio desde el cual, fiel al Evangelio de Jesucristo y apoyada en su Doctrina Social, la Iglesia buscará fortalecer los procesos de escucha, promoción y educación en la cultura del perdón, la reconciliación y la paz, con mayor contundencia organizacional y un enfoque especial en la realidad de los territorios. Esto implicará el fomento del respeto de los derechos humanos, el Derecho Internacional Humanitario, la justicia y la convivencia pacífica.El primer encuentro oficial de este nuevo Servicio de la Iglesia colombiana se llevó a cabo los días 26 y 27 de marzo en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia. Participaron obispos, sacerdotes y miembros de la sociedad civil con amplia experiencia en temas de paz. Durante la reunión, se definieron las bases pastorales y líneas estratégicas del organismo.Una respuesta pastoral más contundente ante los desafíos del paísLa creación del SERP surge como iniciativa de la Comunidad de Presidencia de la Conferencia Episcopal de Colombia, como una evolución de la Comisión de Conciliación Nacional —creada y convocada por monseñor Pedro Rubiano Sáenz en 1995 para mediar en el conflicto armado estableciendo escenarios de confianza para el encuentro con diversos actores claves para la paz—, pero con un enfoque renovado: trabajar desde las regiones, con líneas pastorales claras, estructuras articuladas, y fomentando la participación de la sociedad civil.“La realidad compleja, cambiante y dramática de la violencia en el país, nos exige focalizar nuestros esfuerzos, como ciudadanos y pastores del Pueblo de Dios, hacia la generación de condiciones de posibilidad que favorezcan la construcción de una paz estable y duradera en nuestros territorios y comunidades; paz que nazca del perdón, la reconciliación, la promoción del desarrollo humano integral, el respeto del derecho internacional humanitario y la justicia, y sea expresión del acontecer del Reino de Dios en nuestro tiempo”, expresaron los integrantes de la Presidencia de la Conferencia Episcopal en su propuesta de creación del Servicio.Este Servicio Episcopal para el Perdón, la Reconciliación y la Paz también recoge la experiencia alcanzada durante varios años por el Consejo Episcopal de Paz (CEP). Estancia que, tras una decisión adoptada por los obispos durante su CXVIII Asamblea Plenaria del mes de febrero, se convierte ahora en la Comisión Episcopal de Paz (CEP), lo que le dará un mayor margen de acción e importancia misional, así como las comisiones de la Conferencia Episcopal de Colombia, desde las cuales los prelados definen el camino de la Iglesia colombiana desde diferentes dimensiones pastorales.Monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja, vicepresidente de la CEC y presidente de la Comisión Episcopal de Paz, explicó que la iniciativa nace del mandato evangélico: "Somos ministros de la reconciliación. La Iglesia recibe este legado y lo adapta a las circunstancias de Colombia".Tres niveles de acción en el SERPEl SERP articulará tres niveles o grupos de trabajo:1.Comisión Episcopal de Paz (CEP): Definirá líneas, visiones y prioridades pastorales en términos de reconciliación y paz; estará integrada por ocho obispos que representarán las regiones y por un miembro de la Comunidad de Presidencia de la Conferencia Episcopal. Sus integrantes actuales son:Por la Presidencia: Mons. Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja. Vicepresidente de la CEC.Provincias de Bogotá – Tunja: Mons. Julio Hernando García Peláez, obispo de Garagoa.Provincias de Bucaramanga – Nueva Pamplona: Mons. Ovidio Giraldo Velásquez, obispo de Barrancabermeja.Provincias de Cartagena – Barranquilla: Mons. Ariel Lascarro Tapia, obispo de Magangué.Provincias de Florencia – Villavicencio: Mons. Luis Albeiro Maldonado Monsalve, Obispo de Mocoa – Sibundoy.Provincias de Ibagué – Manizales: Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez, obispo de Armenia.Provincias de Medellín – Santa Fe de Antioquia: Mons. Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de Istmina-Tadó.Provincias de Popayán – Cali: Mons. José Saúl Grisales Grisales, obispo de Ipiales, y monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura.2. Grupo Asesor: Expertos de la sociedad civil, técnicos y académicos que asesorarán esta misión (antes miembros de la Comisión de Conciliación Nacional).3. Asistencia Técnica: Especialistas a cargo de la ejecución de las iniciativas y el enlace de los componentes.El padre Camilo Bernal Hadad, vicepresidente de la Corporación Minuto de Dios y miembro del Grupo Asesor, quien ha estado acompañando a la Conferencia Episcopal desde la Comisión de Conciliación Nacional durante los últimos 8 años, destacó una de las principales novedades del Servicio: "Antes trabajábamos solo con la presidencia de la CEC; ahora hay un diálogo directo con los obispos que conocen la problemática local".A nivel de la Conferencia Episcopal, este Servicio Episcopal para el Perdón, la Reconciliación y la Paz, también estará apoyado por el Secretariado Nacional de Pastoral Social – Cáritas Colombiana y por la Delegación para las Relaciones Iglesia-Estado, desde donde se apoyan los procesos de diálogo con los actores armados, lo que permitirá mayor integración y proyección para esta misión de la Iglesia.Principales dimensiones de trabajo del SERPDurante el primer encuentro, se definieron cuatro ejes centrales para el trabajo del Servicio:Espiritualidad: Base evangelizadora del proceso.Organización: Estructuras territoriales y nacionales para la paz.Articulación: Alianzas con instituciones locales e internacionales.Comunicación: Estrategias para proyectar y conectar iniciativas.Monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos enfatizó en el enfoque regional: "Cada obispo llevará este servicio a su territorio"."Entre más semillas de perdón y reconciliación sembremos, más frutos tendrá Colombia", agregó el padre Camilo haciendo énfasis en que el horizonte amplio el SERP será su trabajo por la cultura de paz."No somos técnicos ni políticos, somos pastores"El arzobispo de Tunja y vicepresidente de la Conferencia Episcopal aclaró: "El Papa Francisco nos recordó que somos ciudadanos y pastores. Todo lo que afecte la dignidad humana y la vida nos interesa". El SERP, insistió, priorizará la "artesanía de la paz" —como la llama el pontífice—, es decir, procesos comunitarios que complementen los marcos institucionales. Además, recordó que, como ciudadanos, tienen una responsabilidad grande en este propósito.En ese mismo sentido, el padre Bernal reconoció que, aunque el momento que vive el país es muy complejo, la creación de la cultura de paz es una misión que no da espera y que debe iniciarse desde las mismas familias, sembrando semillas de paz, por pequeñas que parezcan.“Esa va a ser nuestra tarea. Entre más semillas sembremos, más cuidemos y más las reguemos con agua viva del Espíritu Santo, pues esas semillas de perdón y reconciliación y de sanación, van a producir sus frutos, que es lo que nos interesa, que todos caminemos a desarmar nuestros espíritus, a encontrarnos en la diferencia y a construir una patria justa, fraterna, reconciliada y en paz”, concluyó.En contextoLa creación del SERP desde la Conferencia Episcopal de Colombia ocurre en un escenario de persistencia de violencias regionales y crisis humanitarias. Los obispos subrayan que su labor se inspira en el llamado a ser "profetas de esperanza", sin sustituir al Estado, pero acompañando y animando todos los esfuerzos que sean posibles desde lo pastoral y social.Vea el resumen audiovisual y los testmonios a continuación:

Vie 28 Mar 2025

Teología y doctrina al servicio de la realidad: Análisis de la verdad desde los históricamente excluidos

La Comisión y el Departamento de Doctrina de la Conferencia Episcopal dan a conocer un nuevo subsidio o documento de reflexión, en cuyos contenidos se abordan desafíos pastorales y sociales presentes en el país y en el mundo, a la luz del pensamiento teológico de la Iglesia Católica.En esta oportunidad, se trata de un artículo escrito por un grupo de profesores del programa de Teología de la Universidad San Buenaventura de la sede Bogotá. El texto, titulado “¿Verdad/mentira? Una interpretación teológica en clave de experiencia de la comunión radical de la realidad y del reconocimiento de los agentes”, propone una reflexión audaz que desmonta las dicotomías simplistas entre lo verdadero y lo falso, invitando a una lectura profunda de la realidad desde una "comunión radical" —una mirada ética y espiritual que reconoce los conflictos sociales pero también las voces silenciadas que los interpelan.La estructura del texto sigue la metodología pastoral “ver, juzgar y actuar”. Invita a cuestionar las "verdades prefabricadas" del poder y apuesta por un discernimiento colectivo, donde los agentes olvidados o “crucificados” de la historia (los excluidos, los pobres, las víctimas) son también portadores de luz.Claves del abordaje:· Verdad como praxis: No es un concepto abstracto, sino una construcción desde los márgenes, donde el grito del pobre es criterio de veracidad.· Comunión radical: Una apuesta por reconocer al otro no como problema, sino como sujeto de revelación, rompiendo con lógicas individualistas.· Agentes transformadores: El artículo destaca experiencias de comunidades que han hecho de la mentira oficial un terreno de lucha, mostrando que la verdad se encarna en la resistencia.Este marco —lejos de ser teórico— puede convertirse en herramienta para desafiar las ficciones del poder y tejer redes de esperanza. Como se señala en el texto: "No hay verdad sin justicia, ni justicia sin memoria".En un contexto como el colombiano —marcado por décadas de conflicto armado, desigualdad estructural y narrativas polarizadas— este artículo surge como una importante herramienta doctrinal y pastoral para considerar un marco teológico crítico que, lejos de evadir las tensiones sociales, las ilumine desde una ética de la comunión radical, donde la verdad no es monopolio de los poderosos, sino una construcción colectiva que involucra a todos.En contexto:A través de estos documentos de análisis que serán publicados mensualmente, los obispos que conforman la Comisión Episcopal de Doctrina y su Departamento en el Secretariado Permanente, con el apoyo de diversos teólogos, docentes y asesores, buscan aportar a la construcción de una visión crítica y esperanzadora entre la comunidad eclesial, para facilitar su discernimiento frente a los signos de los tiempos, así como responder con eficacia y caridad a los desafíos de la Iglesia y del país.

Jue 27 Mar 2025

"La tarea de la Iglesia es anunciar esa esperanza que es Jesús": Director de Misiones de la CEC y de OMP Colombia

Este miércoles 26 de abril se estrenó el tercer episodio del videopodcast de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). En esta oportunidad, el tema protagonista de ‘Diálogos en el Atrio’ fue la misión. En el espacio, el padre Samir de Jesús García Valencia, director de Animación Misionera de la CEC y director nacional de Obras Misionales Pontificias, explica cómo la misión de la Iglesia se convierte en signo de esperanza para la humanidad."La esperanza viene de adentro, viene del encuentro con el Señor, que es el motivo de la esperanza. Y esa esperanza que me viene de adentro, yo la comunico, yo la vivo, yo la experimento y la relaciono con todo lo que está a mi alrededor", expresa el presbítero.Durante el diálogo, el padre Samir recuerda la urgencia de salir de la autoreferencialidad para poder llevar a cabo esa misión. Además, realiza un recorrido por el sentido de la misión desde el magisterio pontificio, comparte las que para él deberían ser las características centrales de un verdadero misionero, recuerda cuál es la verdadera misión del bautizado y a quién le pertenece esa misión. Asimismo hace énfasis en la necesidad de fortalecer la comunión eclesial en Colombia y valorar la herencia misionera que se tiene. "La esperanza no es quedarme estático esperando, no es una esperanza pasiva. La esperanza es un movimiento siempre hacia afuera: Comunicar, dar testimonio, ser testigo. Los pies son característica del misionero. El Papa Francisco nos insiste en eso "Salgan, prefiero una Iglesia accidentada, herida por salir a la calle, que una Iglesia enferma por estar encerrada"".Para conocer los detalles, vea el episodio a continuación: 

Mié 26 Mar 2025

De las montañas de Nariño a los campos del Huila: Mons. Jaime Alberto Cabrera Arcos inicia su misión episcopal en la Diócesis de Garzón

Con una solemne celebración en la Catedral San Miguel Arcángel, este martes, 25 de marzo, monseñor Jaime Alberto Cabrera Arcos fue ordenado obispo y tomó posesión como décimo pastor de la Diócesis de Garzón.La ceremonia fue presidida por el Nuncio Apostólico en Colombia, monseñor Paolo Rudelli, y acompañada por quince obispos de diversas regiones del país, así como por sacerdotes, religiosos y fieles laicos de las diócesis de Garzón y Pasto. En su homilía, el representante del papa Francisco trazó un paralelo entre la solemnidad de la Anunciación – fiesta litúrgica celebrada en este día por la Iglesia Universal– y la misión del nuevo obispo: "Al centro de esta solemnidad están dos Sí: el de Dios a la humanidad, expresado por Cristo que dice 'Heme aquí', y el de María, 'Hágase en mí según tu palabra'. Monseñor Jaime será custodio de estos dos Sí: del Sí eterno de Dios a su pueblo y del Sí de la Iglesia que responde con fidelidad", afirmó. El Nuncio subrayó que el ministerio episcopal no es obra humana, sino "obra del Espíritu Santo", el mismo que consagró a Jesús en el Jordán y descendió sobre los apóstoles en Pentecostés. Recordó que el obispo está llamado a ser "signo vivo de la Encarnación":Un llamado a encarnarse en la realidad huilenseCon emotividad, monseñor Rudelli comparó el "Heme aquí” de Cristo con el Sí que el nuevo obispo pronuncia ante su diócesis: "A ti también hoy se te dona un cuerpo: el de esta Iglesia de Garzón. Un cuerpo de carne con rostros, historias, fragilidades y esperanzas. Un cuerpo que deberás amar como el Buen Pastor ama a sus ovejas". Este llamado a la proximidad resonó en el mensaje posterior de monseñor Jaime Alberto, quien prometió caminar junto a su grey: "No vine con equipajes pesados, pero sí lleno de amor. Quiero ser el primero en vivir la comunión, en salir como misionero y en dar testimonio, incluso con mi acento pastuso –que espero se mezcle pronto con el bambuco huilense”. Un llamado a la comunión, la misión y el testimonioEn su primer mensaje como obispo,monseñor Jaime Albertoagradeció el apoyo recibido y enfatizó los tres pilares que marcarán su ministerio:comunión, misión y testimonio. Inspirado en el libro de los Hechos de los Apóstoles (2, 42-47), señaló que su lema episcopal busca revivir el espíritu de las primeras comunidades cristianas:"Todo giraba en torno al misterio de Cristo, a la fuerza del Espíritu Santo que emanaba como una gran realidad: la comunión. Sin comunión no podemos hacer visible el Reino de Dios", afirmó el nuevo obispo.Frente a la misión, durante su ceremonia de ordenación y posesión también quiso destacar aSan Ezequiel Morenoy al mártirpadre Pedro Ramírez, de quienes reposan sus reliquias en esa diócesis, como modelos de evangelización y entrega.Entre sus prioridades, destacó:- Fortalecer la comuniónentre las 64 parroquias de la diócesis.- Impulsar equipos misionerospara llevar el Evangelio "a todas partes".- Promover el testimonio de fe, especialmente en un año marcado por celebraciones jubilares.Un obispo con raíces nariñenses y corazón huilenseNacido enSandoná, Nariño, y formado en la Diócesis de Pasto, monseñor Jaime Alberto expresó su amor por la tierra huilense, a la que llegó dispuesto a servir:"Vengo desde el sur de Colombia a esta bella tierra que no me vio nacer, pero que empecé a amar entrañablemente. Espero que mi acento pastuso vaya modulando al bello ritmo de un bambuco huilense", expresó el prelado.La ceremonia contó con la presencia de sumadre y hermanos, así como de autoridades civiles y eclesiásticas, entre ellas elarzobispo de Tunja y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, en representación de la Comunidad de Presidencia, elobispo de Pasto, monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro y el obispo de El Espinal, monseñor Miguel Fernando González.En contextoLa Diócesis de Garzón fue creada el 20 de mayo de 1900 por el Papa León XIII.Hace parte de la Provincia Eclesiástica de Ibagué, actualmente cuenta con 64 parroquias y abarca 22 municipios.Vea a continuación la transmisión de la ceremonia:

Vie 21 Mar 2025

Uno tenía una higuera plantada en su viña

TERCER DOMINGO DE CUARESMAMarzo 23 de 2025Primera lectura: Éxodo 3,1-8a.13-15Salmo: 103(102),1-2.3-4.6-7.8 y 11 (R. cf. 6)Segunda lectura: 1Corintios 10,1-6.10-12Evangelio: Lucas 13,1-9I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónSiempre insistimos en que la conversión es “volverse a Dios” y esto es cierto, pero ¿sabemos a qué Dios nos estamos convirtiendo? Esta pregunta se hace fundamental en este tercer domingo de cuaresma, cuando la Sagrada Escritura nos da unos primeros apuntes sobre quién es Dios. Ciertamente toda la Escritura nos habla de quién es Dios, pero no en términos ontológicos, sino en formas históricas.No es una elucubración acerca de lo que es Dios, sino una narración de cómo se le ha experimentado. La historia de Israel, es la historia de Dios con su pueblo y el relato del que podemos llamar, el renacimiento del pueblo por medio de Moisés, no es otra cosa que aprender a descubrir quién es ese Dios de los antepasados que se ha hecho Dios contemporáneo. El bautismo es el nuevo éxodo, así lo cantaremos en la vigilia Pascual y Pablo en la primera carta a los Corintios nos recuerda que ese itinerario es figura para nosotros, para que deseemos lo bueno. La idolatría es una confianza en un dios que no puede actuar (está hecho de falsedad y está yerto).Y quien confía en un dios falso, queda como él, muerto e inerte. La confianza está puesta entonces en el Señor, Él es la esperanza verdadera de los creyentes. Contrario a Israel, el cristiano debe permanecer en la roca firme que es Cristo. Por su parte, Lucas nos habla de la paciencia de Dios. El pecador tiene una esperanza, y esa esperanza es la paciencia de Dios. Que Dios le aguarda, no gasta afán en destruir, sino que da tiempo. ¿Acaso la esperanza no implica una ganancia de tiempo? El afán se traduce en desespero, pero Dios es quien sabe dar largura para dar oportunidad. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Parece que Moisés tampoco conoce a Dios. Sus sentimientos iniciales lo han llevado a intentar hacer justicia con sus manos (Ex. 2,11-14). La salvación obrada en este caso, no viene de un conocimiento de Dios, sino de un sentimiento lastimero que ve sin los ojos de Dios. Es muy hermoso que Dios le manifieste a Moisés que él también ha visto el sufrimiento de su pueblo y es ahí donde Moisés debe entender que no es sólo lo que él ve, sino lo que Dios también puede observar. ¿Cómo te miras a ti mismo? ¿Cómo ve Dios tu vida? Es necesario que Dios te presente su visión de la realidad, que él también haga lectura; y en esto coinciden Dios y Moisés, pero en lo que tiene que ver con el actuar, Moisés debe contar con Dios, como Dios ha contado con él. El llamado de la zarza es la exposición de cómo Dios ve a su pueblo, Moisés ha sido avistado y aquel que “es” entra en diálogo. El pastor de Jetró no sabe quién es Dios, debe aprender a acercarse a él despojado de sandalias y permitirse conocerlo. No puede darse la liberación sin el conocimiento de Dios, mejor, el Señor se da a conocer liberando. Ha liberado a Moisés de sus sandalias, para que camine a pie limpio hacia aquel que se llama “yo soy el que seré”. Moisés encuentra un Dios desconocido y entra en relación con él preguntando su nombre.El nombre le revela una identidad increíble: es el Dios que siempre estaba, aunque no lo reconociera. Es interesante que Moisés, quien tendrá la misión de llevar a la fe a Israel por el desierto, tiene que ser el primero en reconocer que Dios está. El camino de la conversión tiene este maravilloso paso, reconocer que Dios siempre estaba y que ahora yo mismo tengo la oportunidad de saber quién es Él. La aceptación de esta realidad misteriosa y siempre presente lleva al corazón humano a darse cuenta de que hay una esperanza de liberación que no depende ya de sus propias fuerzas, sino de la compañía de la gracia divina. Ahora si puede comenzar el camino hacia la libertad, porque Dios ha dicho: “yo estoy contigo” (Ex 3,12) y los signos venideros lo demostrarán. La maldad de los hombres no son un signo de que no hay esperanza de salvación o de que las cosas no pueden cambiar; al contrario, son una muestra de que Dios aún espera en nosotros. Eso lo ratifica Jesús en el Evangelio. ¿Cómo miran los demás las desgracias del mundo? Seguramente como un castigo o tal vez como el destino ineludible de la vida. Pero la visión de Jesús frente a tales males, representados en la muerte de los galileos o en los aplastados por la torre de Siloé, son una manera de ver que Dios da oportunidad, no porque sean mejores los que no viven adversidades, sino porque a todos les tiene paciencia. La conversión es reconocer que Dios espera también algo de mí; que incluso en los problemas está presente para mostrar que ese mal es una señal de que Él no abandona. Dios se da a conocer también en medio del mal, observa con atención y verás que en el desierto hay una zarza ardiendo esperando que una persona se atreva a acercarse. La esperanza del cristiano es saber que su Dios siempre espera. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Meditar esta palabra dominical genera siempre miles de interrogantes frente a Dios y su presencia. ¿Cómo descubrimos a Dios en medio del pecado o de las adversidades? El primer obstáculo es pensar que Dios aparece o debe presentarse como la solución a dichos problemas y no como el Dios que está, aunque el mal siga presente. Dios debe ser reconocido en primer lugar como aquel que acompaña sin importar que haya dificultades. De lo contrario, será un ser de usos y desusos, de que aparece y desaparece como un ser mágico que tiene como misión liberar de los líos y no como el que debe ser compañía. El acto del amor de Dios es como el amor de los esposos. Se ama a aquel que está conmigo, aunque no me solucione los problemas. Porque se cuenta con alguien que te sostiene en los momentos más significativos como en los más cotidianos. Es necesario que un convertido entienda que Dios está con él, que observa su vida porque le importa, pero que no siempre está deteniendo las malas decisiones como si no respetara la libertad que le ha dado al hombre. Que quiere que confíen siempre en Él para que la libertad sea usada para la felicidad y no como un capricho para el desenfreno. Si Dios está, muchas cosas habrá que desatar, muchas personas no estarán. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Necesitamos valorar más el atributo de la omnipresencia de Dios, pues lo limitamos a lo locativo y no a lo vivencial. Dios esta presente en todos los momentos de mi vida, conscientes o inconscientes. Necesitamos purificar este atributo, para dejar de pensar que su omnipresencia es sólo para ver nuestros pecados. Por eso muchos no creen o no confían en Dios. Lo ven como una sombra perseguidora y tóxica que impide la realización de la vida. La presencia total de Dios es discreta, amorosa, paciente. El que lo ve todo, también lo conoce todo y respeta todo. Pidamos la capacidad de la confianza en esta presencia de Dios que quiere llenar la vida, pues reconocer su “estar conmigo” llena de paz y tranquilidad. No crea una falsa expectativa de que no habrá problemas, sino una auténtica seguridad de que no permitirá que caiga cuando el peso quiere aplastar la existencia. Creer en el Dios omnipresente nos pone en actitud orante y le regala santidad a mi vida para estar presente en la vida de otros como medio salvífico y no para condenar. _______________________Recomendaciones prácticas:•25 de marzo. Solemnidad de la Anunciación del Señor. Motivar a los fieles para que participen de la Celebración Eucarística este día, aunque en Colombia no sea de precepto.•28 de marzo. 24 horas para el Señor•28 – 30 de marzo. Jubileo de los Misioneros de la MisericordiaII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaEn este tercer domingo de nuestro desierto cuaresmal, el Señor nos llama, para que en nuestro camino de conversión prestemos atención a su presencia permanente. Celebramos que Dios nunca nos abandona y que espera con paciencia a que todas las realidades que vivimos sean una forma de ver que está con nosotros. La Eucaristía será siempre signo de que Jesucristo está presente todos los días hasta el fin del mundo. Monición a la Liturgia de la Palabra Escuchemos atentos la Palabra de hoy, como creyentes que buscamos renovar nuestra fe bautismal, que sea la apertura del oído la que haga que reconozcamos al Dios liberador y confiemos en su paciencia amorosa.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, Dios ve y escucha la opresión de su pueblo. Confiémosle entonces nuestras oraciones por los sufrimientos de la Iglesia y los de todos los hombres y digamos: R. Padre, atiende nuestras súplicas.1.Te suplicamos por nuestra Iglesia, extendida por el mundo entero, para que con su continua conversión manifieste al mundo la seguridad de tu presencia. Oremos.2.Te pedimos por los encargados de gobernar a los pueblos, para que estén atentos a las necesidades de los más vulnerables y construyan una sociedad más justa y equitativa. Oremos. 3.Te rogamos por aquellos que no creen en Dios, para que descubran tu presencia amorosa en el testimonio de los creyentes. Oremos.4.Te pedimos nosotros reunidos en Eucaristía, para que la escucha de tu palabra y la recepción del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo nos asegure tu presencia permanente y nos aleje del pecado. Oremos.5.Te pedimos por todos los Misioneros de la Misericordia, para que sigan llevando el perdón a todos los rincones de la tierra. Oremos.Oración conclusivaPadre celestial, recibe con agrado estas súplicas de tus hijos en camino de conversión y concédenos tu gracia para comprender los dones que nos otorgas por medio de ellas. Por Jesucristo nuestro SeñorR. Amén.

Mié 19 Mar 2025

Obispos promueven formación de los sacerdotes colombianos para ser guías de las familias en tiempos de crisis

En medio de los múltiples desafíos que enfrentan las familias hoy —desde la desintegración de los hogares hasta la pérdida de valores cristianos—, la Iglesia católica colombiana está tomando medidas concretas para fortalecer su pastoral familiar.Del 12 al 13 de marzo, el Seminario Mayor La Providencia, en El Espinal (Tolima), fue sede del Congreso “Familia, prioridad pastoral”, un espacio de formación y reflexión que reunió a sacerdotes de la Arquidiócesis de Ibagué, las diócesis de Líbano-Honda, Girardot, Neiva, y los anfitriones, la Diócesis de El Espinal.A través de este evento se buscó brindar a los sacerdotes herramientas prácticas y conocimientos actualizados para acompañar de manera más efectiva a las familias en su vida cotidiana.La iniciativa se enmarca en un esfuerzo más amplio de la Iglesia colombiana por responder a los desafíos de la sociedad contemporánea. Con el respaldo de los obispos que conforman la Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia, se espera que este tipo de encuentros se conviertan en espacios permanentes de formación para los sacerdotes, contribuyendo así, desde los valores cristianos, a la construcción de familias unidas y sólidas, fundamento de una sociedad más justa y humana.Herramientas prácticas para enfrentar desafíos contemporáneosEl congreso contó con la participación de destacados expertos en temas familiares, como la doctora Victoria Cabrera y el doctor Cristian Conen, profesores del Instituto Latinoamericano de la Familia (ILFARUS) de la Universidad de La Sabana. A través de conferencias magistrales y espacios de diálogo, los sacerdotes profundizaron en temas como la salud relacional de las parejas, la importancia de los vínculos familiares y la promoción de valores cristianos en el hogar.La salud relacional de las parejas: un pilar para familias unidasEl doctor Conen, especialista en Derecho Matrimonial, compartió herramientas prácticas para fortalecer la “salud relacional” de las parejas: “El amor no es solo un sentimiento, es una acción. Se trata de trabajar en hábitos saludables que permitan la unidad, la armonía y el bienestar en la relación”, explicó. Además, destacó la importancia de prevenir la toxicidad en las relaciones y fomentar la benevolencia entre los cónyuges.La crisis de las familias y el rol de los sacerdotesConen también hizo hincapié en la crisis global que afecta a las nuevas generaciones, donde cada vez es más difícil promover y entusiasmar a los jóvenes para formar matrimonios y familias unidas.“Este es un gran desafío, no solo de Colombia, sino del mundo entero. Hay una crisis profunda en las vocaciones de las nuevas generaciones para fundar familias. Por eso, es fundamental que los sacerdotes cuenten con herramientas para promover y fortalecer estos vínculos”, afirmó.El experto resaltó el rol protagonista de los sacerdotes en esta labor:“Los sacerdotes tienen esa posibilidad de llegar a las familias porque tienen olor a familia, porque están cerca de las familias. Su cercanía y compromiso son esenciales para guiar y acompañar a las familias en su camino”, añadió. Incluso, resaltó la importancia de fortalecer cada vez más este trabajo pastoral para las vocaciones sacerdotales:“Formando familias generamos también la posibilidad de pedir vocaciones sacerdotales, porque sin vocaciones familiares no hay vocaciones también sacerdotales".Los tres vínculos esenciales de la familiaPor su parte, la doctora Cabrera enfatizó la importancia de fortalecer los vínculos conyugales, filiales y fraternales para construir familias estables y resilientes. Al respecto, afirmó:“En este congreso hemos podido trabajar acerca de tres vínculos muy importantes: 1. El vínculo conyugal. Es importante que un cónyuge privilegie a otro, en contraste con otros miembros de la familia. Él debe ser el más importante en la vida de una persona. 2. Las relaciones padres hijos, todos los hijos deben tener la misma importancia para los papás. No privilegia ninguno de los hijos, todos son importantes 3. La relación entre hermanos. Un hermano nunca se olvida. En la ley de la vida los papás se mueren, los papás se van, pero la relación entre hermanos debe ser fuerte, cercana, más allá de conflictos y riñas”.Una apuesta pastoral que buscará replicarse en todo el paísMonseñor Miguel Fernando González Mariño, obispo de El Espinal y presidente de la Comisión Episcopal de Matrimonio y Familia de la Conferencia, destacó la importancia de este congreso como una experiencia piloto que, con ayuda de instituciones como la Universidad de la Sabana, se buscará replicar en otras diócesis del país para fortalecer la pastoral familiar.“Este evento surge de la necesidad de formar a nuestros sacerdotes en el acompañamiento a las familias. Es un tema de todos los días: saber asesorar, guiar y ayudar a las familias en sus desafíos”, afirmó.Con este tipo de iniciativas, la Iglesia Católica colombiana reafirma su compromiso de acompañar a las familias en su misión de ser “iglesias domésticas” y de transmitir la fe y los valores cristianos a las nuevas generaciones. Como lo expresó el doctor Conen: “Formando familias unidas, formamos al ser humano en su capacidad de amar, que es su vocación fundamental”, aspecto que fue el espíritu del congreso.

Mar 18 Mar 2025

El Pensamiento Social Cristiano: claves para una transformación social integral

Por Pbro. Mauricio Rey Sepúlveda - El tejido social contemporáneo se encuentra en una encrucijada. La incertidumbre, la fragmentación y la instrumentalización del ser humano han erosionado los valores fundamentales que sostienen la convivencia y la justicia. Frente a este panorama, el Pensamiento Social Cristiano (PSC) se posiciona como una brújula ética capaz de orientar procesos de cambio, no desde la imposición de modelos cerrados, sino desde una propuesta que articula reflexión, acción y compromiso.Más que un cuerpo doctrinal rígido, el PSC es una dinámica de discernimiento en la que la realidad es interpelada a la luz de principios que permiten desentrañar sus causas profundas y proponer alternativas viables. Este análisis no solo busca exponer su relevancia teórica, sino evidenciar su impacto en la reconfiguración de los sistemas económicos, políticos y culturales.De la fragmentación a la reconstrucción del sentidoUno de los signos más evidentes de la crisis actual es la disolución de referentes compartidos. La sobrevaloración del individualismo, la relativización de la verdad y la pérdida de vínculos comunitarios han generado un vacío que se traduce en ansiedad social, polarización y crisis del compromiso cívico.Desde el PSC, la reconstrucción del sentido no pasa por un retorno nostálgico a modelos del pasado, sino por la capacidad de generar espacios de diálogo auténtico, donde la verdad y la libertad no sean vistas como opuestas, sino como dimensiones complementarias de la misma realidad.La educación juega aquí un papel central, pero no como mero mecanismo de transmisión de datos, sino como un proceso que debe formar criterios de juicio, estimulando el pensamiento crítico y la capacidad de reconocer en el otro a un interlocutor legítimo.Economía y ética: hacia una visión integral del trabajo y la producciónEl modelo económico dominante ha reducido el trabajo a una variable de ajuste, precarizando la existencia de millones de personas. La lógica de la rentabilidad inmediata ha dejado en segundo plano la pregunta por el significado del trabajo y su impacto en la construcción del bien común.El PSC invita a replantear el sentido de la actividad productiva, reivindicando el trabajo como una dimensión esencial de la realización humana. Esto implica:• Superar la dicotomía entre eficiencia y justicia social.• Impulsar modelos de producción que pongan en el centro la dignidad de la persona y el equilibrio ecológico.• Fomentar estructuras económicas basadas en la reciprocidad y la cooperación, en contraste con la competencia destructiva.La emergencia de iniciativas de economía solidaria, empresas con propósito social y modelos de comercio justo muestran que no se trata de una utopía, sino de un horizonte posible cuando la acción política y empresarial asume su responsabilidad ética.Poder y participación: reconstrucción de la esfera públicaLa democracia enfrenta una paradoja: mientras se multiplican los mecanismos formales de participación, crece el desencanto ciudadano y el escepticismo sobre la capacidad de las instituciones para generar cambios reales. El PSC aporta una perspectiva que va más allá de las estructuras políticas, entendiendo la participación como un proceso que se juega tanto en el ámbito institucional como en la vida cotidiana.Es necesario reconfigurar el concepto de ciudadanía, pasando de una visión pasiva centrada en el ejercicio del voto a una lógica de corresponsabilidad, donde cada persona se asuma como actor en la construcción del bien común. Esto implica:• Revitalizar el tejido asociativo y fortalecer los espacios de deliberación pública.• Combatir la corrupción no solo como fenómeno legal, sino como expresión de una cultura del privilegio.• Promover liderazgos basados en el servicio y no en la acumulación de poder.La regeneración del ámbito político no será el resultado de reformas aisladas, sino de un cambio de mentalidad que redescubra la dimensión comunitaria de la vida social.El desafío ecológico: una cuestión de justicia intergeneracionalEl deterioro del planeta no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de una cosmovisión que ha instrumentalizado la naturaleza y la ha reducido a un mero recurso explotable. El PSC introduce un cambio de perspectiva al situar la crisis ecológica dentro de una visión integral, donde el respeto por la creación es inseparable de la justicia social.El concepto de ecología integral, desarrollado en Laudato Si’, enfatiza que la degradación del medio ambiente y la exclusión de los más vulnerables son dos caras de la misma moneda. Esto nos lleva a repensar:• El modelo energético y el impacto de la extracción indiscriminada de recursos.• La cultura del descarte, que normaliza el desperdicio y la obsolescencia programada.• La ética del consumo, promoviendo estilos de vida sostenibles que no respondan solo a criterios de mercado.No basta con llamados genéricos a la responsabilidad ambiental. Es necesario impulsar estructuras normativas y económicas que hagan viable una transición hacia modelos productivos sostenibles sin que esto se convierta en una carga para las poblaciones más vulnerables.Espiritualidad y acción: la mística del compromisoUno de los riesgos en la aplicación del PSC es reducirlo a un catálogo de principios abstractos, desconectados de la vida real. Sin embargo, su verdadera fuerza radica en que no es solo un cuerpo de ideas, sino una forma de estar en el mundo.El compromiso con la justicia no puede ser sostenido solo por la indignación moral, sino que necesita una raíz profunda, una espiritualidad que lo nutra y le dé dirección. Esto se traduce en:• La capacidad de mantener la esperanza en medio de contextos adversos.• La disposición a asumir riesgos en la defensa de los más vulnerables.• La apertura al discernimiento, entendiendo que la acción social no es mera ejecución de planes, sino respuesta a una interpelación constante.El PSC, lejos de ser un esquema fijo, es una invitación a vivir la fe desde la historia concreta, reconociendo que el Evangelio tiene implicaciones radicales en la manera en que configuramos nuestras relaciones, nuestras instituciones y nuestras estructuras económicas.ConclusiónLa transformación social no ocurre por inercia ni por decretos. Requiere un cambio de mentalidad, una reorientación profunda de los valores que guían la convivencia y la organización de la sociedad. El Pensamiento Social Cristiano, en este sentido, no es un conjunto de respuestas prefabricadas, sino una herramienta crítica que permite interpretar los signos de los tiempos y generar respuestas creativas.Más que nunca, se necesita una inteligencia social capaz de articular análisis, acción y espiritualidad en un proyecto común que restituya la centralidad de la persona, impulse estructuras justas y fomente una cultura del encuentro. El desafío no es menor, pero la historia ha demostrado que las grandes transformaciones comienzan con comunidades convencidas de que otra realidad es posible.Pbro. Mauricio Rey SepúlvedaDirector del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana