SISTEMA INFORMATIVO
La Eucaristía nos educa para la misión
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Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - En este momento de la vida de la Iglesia, el Papa Francisco nos ha hecho un llamado reiterativo a la misión y plantea la evangelización como el cumplimiento del mandato del Señor de ir por todas partes a anunciar el mensaje de la salvación: “vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a poner por obra todo lo que les he mandado” (Mt 28, 19-20), esta es la misión que asumimos en nuestra Diócesis de Cúcuta, cuando todos estamos en salida misionera cumpliendo el desafío siempre nuevo de la misión evangelizadora de la Iglesia en esta porción del pueblo de Dios que se nos ha confiado, para dar a conocer la persona, el mensaje y la Palabra de Nuestro Señor Jesucristo.
Este mandato es para todos los bautizados y de manera especial, para los ministros que tenemos esta tarea por elección de Dios y llamado y envío de la Iglesia, con el gozo de predicar el Evangelio, tal como lo afirma Papa Francisco: “La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera” (Evangelii Gaudium #21), que se expresa mediante el fervor pastoral que cada discípulo misionero siente en su corazón y que lo realiza haciendo renuncias y sacrificios en la alegría de la gracia de Dios que lo mueve, aceptando el llamado del Señor a “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20).
El fervor misionero tiene que brotar de la Eucaristía bien celebrada y vivida con intensidad, donde transformamos la vida en Jesucristo, para salir a dar testimonio con la vida y con las palabras de lo que celebramos en la Santa Misa. Cuando se termina la celebración de la Eucaristía en el templo, comienza otra celebración que compromete toda la existencia. La asamblea reunida en comunión sale a cumplir el mandato del Señor, por eso los participantes del sacrificio eucarístico se dispersan por los caminos del mundo, en calidad de testigos de la Muerte y Resurrección de Cristo entre los hermanos.
La gran noticia del Evangelio cuando llega a nuestro corazón, no es posible guardarla, sino que se experimenta la urgencia de comunicarla. Tener la gracia de gozar en la Eucaristía de un amor que va hasta el extremo, invita al compromiso misionero, porque tanto amor no se puede esconder dejándolo para sí, sino que hay que salir a proclamarlo. Esta es la misión de la Iglesia, salir a comunicar el don recibido en la Eucaristía y hacerlo con el poder del Espíritu que la Eucaristía entrega a cada uno cuando recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Así lo enseña el Documento de Aparecida cuando afirma: “La Eucaristía, fuente inagotable de la vocación cristiana es, al mismo tiempo, fuente inextinguible del impulso misionero. Allí, el Espíritu Santo fortalece la identidad del discípulo y despierta en él la decidida voluntad de anunciar con audacia a los demás lo que ha escuchado y vivido” (DA 251).
Se trata de salir a hacer el anuncio de lo que hemos vivido en la celebración eucarística, dando testimonio de nuestro Señor Jesucristo y convirtiéndonos en auténticos discípulos misioneros del Señor. No es el anuncio de cualquier relato, es la gran noticia del Evangelio que nos da la vida eterna. Así lo enseña Aparecida cuando afirma: “La fuerza de este anuncio de vida será fecundo si lo hacemos con el estilo adecuado, con las actitudes del Maestro, teniendo siempre a la Eucaristía como fuente y cumbre de toda actividad misionera” (DA 363), de tal manera que la Eucaristía educa al creyente para la misión. De ahí se desprende la importancia de la Eucaristía dominical, pues la familia cristiana vive y se cultiva para la misión en la mesa eucarística, ya que “sin una participación activa en la celebración eucarística dominical, no habrá un discípulo misionero maduro” (DA 251).
Por el bautismo comenzamos el proceso de vida cristiana para ser discípulos misioneros del Señor, que se va fortaleciendo con los demás sacramentos, encontrando en “la Eucaristía la fuente y culmen de la vida cristiana” (LG 11), esto quiere decir su más alta expresión y el alimento que fortalece la comunión, para comunicarlo a los demás como buena nueva de Jesucristo, que nos convoca como hijos de un mismo Padre y hermanos entre sí, llamados a participar de la misión evangelizadora de la Iglesia, ya que, “en la Eucaristía, se nutren las nuevas relaciones evangélicas que surgen de ser hijos del Padre y hermanos en Cristo. La Iglesia que la celebra es ‘casa y escuela de comunión’, donde los discípulos comparten la misma fe, esperanza y amor al servicio de la misión evangelizadora” (DA 158).
Como creyentes en Cristo, seguimos comprometidos con la misión, cumpliendo con alegría el mandato del Señor, de ir por todas partes a anunciar la Palabra, el mensaje y la persona de Nuestro Señor Jesucristo, siendo cristianos en salida misionera, ya que “en virtud del bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero” (EG 120), que recibe la fuerza y el impulso evangelizador de la Eucaristía que celebramos y del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo que recibimos. Que la Santísima Virgen María, Estrella de la Evangelización y el glorioso Patriarca San José, alcancen del Señor todas las gracias y bendiciones necesarias, para colaborar en la misión evangelizadora de la Iglesia, con la certeza que la Eucaristía nos educa para la misión.
Sigamos adelante. Reciban mi bendición.
+ José Libardo Garcés Monsalve
Obispo de la Diócesis de Cúcuta



Las piedras y las tentaciones
Mié 22 Mar 2023

Caminemos juntos en la acción catequética
Sáb 11 Mar 2023

Jue 9 Mar 2023
Cambios urgentes y necesarios
Por: P. Rafael Castillo Torres - Una vez más, como cada año, hemos dado inicio al tiempo fuerte de la Cuaresma en el que la Palabra del Señor y el llamado de la Iglesia nos están gritando, a la manera de Juan Bautista en el desierto, la necesidad de una profunda conversión que nos permita volver a Dios con más verdad y amor. Por lo general no nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Sin embargo, cuando conocemos en el Evangelio la invitación de Jesús, nos damos cuenta de que su invitación a convertirnos es una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana. Cuando Dios se acerca a nosotros es porque quiere sanar nuestra vida. Para Jesús la conversión no es forzada. Es un cambio que crece en nosotros a medida que caemos en la cuenta de que Dios quiere hacer nuestra vida más humana y feliz, como sucedió con Zaqueo, quien después de su encuentro con Él, en su casa, pudo resarcir a sus víctimas cumpliendo con deberes de justicia que eran de estricto cumplimiento y los exigía la ley; pero también se va volcar en favor de los pobres de Jericó, cumpliendo con deberes de solidaridad, que los exige la conciencia y son de amplia obligación. Jesús, restaurador de vidas, en las victimas y en Zaqueo es también el restaurador de las relaciones comunitarias que hacen posible la reconciliación. Qué bueno que en el itinerario cuaresmal y a la luz del momento que vivimos como nación nos hiciéramos unas preguntas que puedan orientarnos en el cambio que todos necesitamos, pero del cual, particularmente está urgida nuestra nación: ¿Cuándo tiene futuro un pueblo? Cuando es capaz de reconocer sus errores; cuando sabe confesar su pecado y cuando abre caminos nuevos a una convivencia más humana como lo han propuesto recientemente nuestros pastores en el documento Líneas Orientadoras para una Pastoral para la Reconciliación y la Paz. ¿Cuál es nuestra mayor equivocación como Nación? Haber impedido que Dios reine aquí y ahora, entre nosotros, como verdadero Padre de todos. Cerrarnos con plena conciencia y plena advertencia al llamado que hay en el fondo de todo ser humano al respeto a la vida como nos lo recordó recientemente monseñor FadI Bou Chebl Abi Nassif, Exarca católico oriental del rito Maronita en Colombia perteneciente al Patriarcado Antioqueno: “¿Antes de hacer un aborto, por qué no le preguntamos a ese niño en gestación si quiere vivir o no? Dios es el dueño de la vida y nadie la puede tocar sino Dios. Respetamos la vida humana desde el inicio hasta el último momento. Jesús vino al mundo para humanizar nuestra humanidad. Un ser humano…si es verdaderamente humano… es incapaz de parar una vida humana”. Otra de nuestras grandes equivocaciones es cerrarnos al dialogo civilizado; a no acoger el llamado del Papa Francisco en Fratelli Tutti a dar los signos creíbles de la solidaridad y la fraternidad que hacen posible una amistad social; a seguir manteniendo la violencia, con obstinación, a pesar de los esfuerzos por hablar con todos y la búsqueda de caminos nuevos. Nos cuesta entender que la violencia ha traído siempre males mayores que aquellos que intenta resolver y nos impide avanzar hacia una convivencia más libre y justa. Será un gran día cuando reconozcamos como nación que este enfrentamiento sólo originará vencedores y vencidos, pero no hombres y mujeres libres que sepan dialogar. ¿Cuál es la tarea que sigue y en la cual, la Iglesia quiere ayudar? La Iglesia colombiana, desde sus tres instancias, la Relación Iglesia / Estado; la Comisión de Conciliación Nacional y el Secretariado Nacional de Pastoral Social/ Cáritas colombiana, es consciente de que debemos contribuir a que se abran nuevos caminos. No podemos seguir por el camino viejo de siempre porque esa ha sido nuestra mayor tragedia. En Colombia es notoria la fatiga de la guerra que sólo ha traído violencia, sangre y luto en tantas familias. Es una violencia que ha sido el resultado de viejas violencias e injusticias, cometidas durante largos años. Ello nos lleva a preguntarnos: ¿no es una grave equivocación responder con los mismos métodos? En toda su larga experiencia de acompañar comunidades y procesos, tanto en la conflictividad de las ciudades como en los confinamientos y atropellos que históricamente se han dado y se siguen dando en la Colombia olvidada, la Iglesia ha aprendido que la violencia sólo busca una solución rápida y eficaz a los graves problemas de nuestro pueblo. Pero lo hace sembrando nuevas violencias y enfrentamientos. No transforma las conciencias. No nos educa para construir una sociedad diferente, más respetuosa con los derechos de las personas y de los grupos. Ella siempre coje el atajo, y ya sabemos que coger atajos, es correr el riesgo de no llegar nunca a la verdadera meta. ¿Qué alternativas justas y humanas nos puede ofrecer la violencia? ¿Puede prepararnos para ser una sociedad donde la última palabra nazca del pueblo en ejercicio y rescate de una democracia deliberativa y profunda, antes que nacer de quienes ostentan el poder y el monopolio de las armas? No es posible una alternativa de paz y justicia para nuestro pueblo, si no reaccionamos todos frente a acciones, represiones y manipulaciones de diverso signo, que, sin respetar el valor absoluto de cada persona, la convierten en instrumento al servicio de unos intereses políticos cuestionables. No hay planteamientos políticos intocables. Ni la unidad actual del Estado Colombiano, ni la independencia que hoy puedan pensar y sentir que tienen los grupos alzados en armas y las estructuras criminales que hoy confinan y someten comunidades enteras. Nada justifica la destrucción de la vida que se está dando entre nosotros. Nuestra postura cristiana evangélica debe ser firme, aunque se tenga que enfrentar a organizaciones, partidos o grupos cuyas siglas o pensamientos sintamos que son muy cercanas al Evangelio y a la doctrina social de la Iglesia. Colombia necesita reconocer un camino cuaresmal lleno de gozo y esperanza. Avanzar es limpiar nuestra mente de egoísmos e intereses que empequeñecen nuestro vivir cotidiano. Es la hora de liberar el corazón de esas angustias y complicaciones creadas por nuestro afán de poder y posesión. Tengamos presente que nunca es tarde para convertirnos, porque nunca es tarde para amar. Nunca es tarde para ser más feliz y nunca es tarde para dejarnos perdonar y renovar por Dios. P. Rafael Castillo Torres Director del Secretariado Nacional de Pastoral Social

Mié 8 Mar 2023
Mujeres rurales, sembradoras de esperanza
Por: Mons. Fernando Chica Arellano - Cuando el mundo entero conmemora el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, conviene detenerse un momento a considerar la situación en la que vive la mitad de la humanidad y analizar qué retos se derivan de ello para nuestro actuar cotidiano. Sin duda, hay muchos enfoques posibles. En estos párrafos vamos a poner el foco en las mujeres rurales, desde una perspectiva creyente. De entrada, recuperamos algunos párrafos de la carta pastoral “La Iglesia en Aragón al servicio del mundo rural”, publicada en 2019 con el sugerente e interpelador subtítulo de “Nazaret era un pueblo pequeño”. En el número 32 se menciona explícitamente a las mujeres rurales, con estas palabras: “Como Pastores hemos constatado también el aspecto positivo que supone que el mundo rural tenga rostro femenino. Sabemos que la presencia y el dinamismo de nuestras mujeres del mundo rural ha obrado grandes maravillas. Han garantizado la vida de nuestros pueblos. Además de dirigir sus hogares y colaborar en las tareas agrícolas y ganaderas, las aragonesas de nuestros pueblos han impulsado iniciativas culturales, asociativas, de creación de empleo, han cuidado a los mayores y han sido pilares de la educación y de la transmisión de la fe y sus valores”. En este contexto, los obispos subrayan que “María es la mujer rural por antonomasia” (n. 37) y que las mujeres rurales “son reflejo de María de Nazaret, la mujer capaz de lanzarse a la aventura de forma inmediata al saber que otra mujer necesita su ayuda y su presencia. No duda en emprender un largo viaje con el fin de servir desde lo que hoy se denomina frecuentemente la sororidad o ayuda mutua entre las mujeres, para transformar un mundo que mueven con su generosidad, a pesar de que todavía no sean valoradas adecuadamente” (n. 35). Aluden aquí al lema de la Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Lisboa en este verano de 2023, tomado del evangelio de Lucas, en concreto de la escena de la Visitación: “María se levantó y partió sin demora” (Lc 1, 39). Como ya había advertido el Santo Padre en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, María “es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura” (n. 286). “Es el amor que se hace cercano y concreto. Es un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. […] La ternura es el camino que han recorrido los hombres y las mujeres más valientes y fuertes” (Fratelli Tutti, n. 194). Entre esas mujeres audaces están, claramente, las que viven en las zonas rurales, en zonas remotas y vulnerables, con frecuencia desdeñadas por los centros en donde se toman las decisiones que cambian la vida y la hacen progresar. Son mujeres que no se rinden, que trabajan sin desfallecer por encima de propagandas o intereses sesgados. Mujeres que se crecen ante la adversidad. Como decía Francisco hace unos meses: “Las mujeres rurales tienen mucho que enseñarnos sobre cómo el esfuerzo y el sacrificio nos permiten construir redes que garanticen el acceso a los alimentos, la distribución equitativa de los bienes y la posibilidad de que cada ser humano cumpla con sus aspiraciones” (tuit del 15 de octubre de 2021, Día de la Mujer Rural). En efecto, en numerosas regiones del mundo, el genio femenino encara diariamente la penuria. Una penuria que se manifiesta con formas diversas y lacerantes. Ellas la combaten aportando ese suplemento de fuerza, de resiliencia y de creatividad que se requiere para hacer frente a lances cada vez más acuciantes e intrincados. A estos desafíos se refirió Su Santidad en el primer Encuentro con los Movimientos Populares, que tuvo lugar en Roma en el año 2014: “Veo que aquí hay decenas de campesinos y campesinas, y quiero felicitarlos por custodiar la tierra, por cultivarla y por hacerlo en comunidad. Me preocupa la erradicación de tantos hermanos campesinos que sufren el desarraigo, y no por guerras o desastres naturales. El acaparamiento de tierras, la desforestación, la apropiación del agua, los agrotóxicos inadecuados, son algunos de los males que arrancan al hombre de su tierra natal. Esta dolorosa separación, no es sólo física, sino existencial y espiritual, porque hay una relación con la tierra que está poniendo a la comunidad rural y su peculiar modo de vida en notoria decadencia y hasta en riesgo de extinción. (…) Por favor, sigan con la lucha por la dignidad de la familia rural, por el agua, por la vida y para que todos puedan beneficiarse de los frutos de la tierra”. Al año siguiente, en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), el Papa se hizo presente, igualmente, en el II Encuentro con Movimientos Populares, en donde pronunció estas animosas palabras: “De esas semillas de esperanza sembradas pacientemente en las periferias olvidadas del planeta, de esos brotes de ternura que luchan por subsistir en la oscuridad de la exclusión, crecerán árboles grandes, surgirán bosques tupidos de esperanza para oxigenar este mundo”. En definitiva, sabemos que “la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un hecho que doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos” (Fratelli Tutti, n.23). Pero también sabemos que las mujeres rurales son fuente de entusiasmo e innovación para revertir esta situación y que nuestro compromiso creyente nos impulsa a apoyarlas en este camino, un camino de humanidad común y de fraternidad universal. Fernando Chica Arellano Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA

Lun 6 Mar 2023
La Cuaresma del encuentro
Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Este año, la Cuaresma comprende este mes marzo y la primera semana de abril. En medio encontramos dos importantes solemnidades: la de San José, el 19 y la Anunciación del Señor, el 25. ¿Cómo vivir este tiempo de gracia? Desde tiempo muy antiguo, la cuaresma ha ocupado un lugar preponderante en la vida de la Iglesia. En estos momentos en que se exalta la libertad, resulta que nos vemos atrapados por formas sutiles de esclavitud: estilos de vida, tradiciones, costumbres, dependencias, vicios… cuarentenas, toques de queda, confinamientos… Por eso es necesario volver a mirar e imitar a quien quien pudo afirmar que “la verdad los hará libres” (Jn. 8,31). En estos momentos en que nos quieren dominar el miedo, la incertidumbre, la enfermedad, las amenazas de guerra…Anhelamos recuperar la paz interior y la fortaleza de ánimo. La cuaresma es “es un tiempo de verdadero cambio y renovación, tiempo para volver a respirar a pleno pulmón, tiempo para poner en orden tantas confusiones, para entablar relaciones auténticas, para establecer diálogos rotos… todo para llegar a la salvación” (Lectio Divina, Ed. Verbo Divino. Vol. 3, pg. 6). Por eso durante la cuaresma y su liturgia, Dios se hace el encontradizo. Cada uno de los ciclos cuaresmales nos proponen un tema central y didáctico. Veamos el ciclo A que corresponde a este año 2023, que tiene como eje central, el anuncio del itinerario bautismal. Este es un tiempo especial para poner la mirada en las profundidades de nuestro bautismo. El 1er domingo es el del encuentro de Jesús con Satanás en el desierto. Nos tenemos que preparar para la lucha que debemos tener ante las tentaciones, presentadas hoy de manera hábil como lo bueno y hace plenamente feliz. Cristo vence las tentaciones. Él nos enseña a vencerlas. El 2º domingo es el encuentro de Jesús con el Padre en la transfiguración, donde el Padre proclama a Jesús como Hijo amado; donde se revela el misterio de la cruz; El Padre cumple su pacto de amor enviando a su Hijo amado. Con esta revelación en el monte Tabor, Jesús pretende arrebatar a los discípulos el escándalo de la cruz y darles fuerza para los momentos de prueba y dolor. El 3er domingo es el del encuentro de Jesús con la mujer Samaritana. Aquí Jesús se presenta como la figura del nuevo templo; a él se le debe adorar en espíritu y en verdad. Se introduce directamente en el misterio del agua que calma la sed definitiva: el agua que da vida. El agua bautismal. El 4º domingo es el del encuentro de Jesús con el ciego de nacimiento. En este sacramento admirable, puerta a la vida sacramental de la Iglesia, el bautizado es liberado de las tinieblas y es llamado a vivir como hijo de la luz. El 5º domingo es el del encuentro con Marta y María y la resurrección de su hermano Lázaro. Es el preludio de la resurrección de Jesucristo, que en relación con el bautismo, es la muestra de cómo este sacramento nos hace pasar de la muerte a la vida. La cuaresma 2023 sea, pues, un momento especial para tener la experiencia del encuentro con Jesús, y dejando que su palabra, sus signos, su llamado a la conversión, logren permear realmente la vida de cada de uno de quienes deseamos prepararnos de la mejor manera para la gran fiesta de la Pascua. Hemos de ser solidarios, a través del encuentro con el pobre y necesitado. La Campaña de Comunicación Cristiana de bienes, así como los actos de penitencia, ayuno, oración y limosna, broten de un corazón que sabe que a través de ello se purifican los corazones y hacemos extensivo el encuentro de Jesús con los más pobres y desvalidos de la tierra. Si salimos al encuentro de Jesús, y la vez nos dejamos encontrar por Él, nuestra vida de bautizados resplandecerá. Tenemos que dejar de ser ser bautizados de título, para serlo de vida, en Cristo. +Luis Fernando Rodríguez Velásquez Arzobispo de Cali

Jue 2 Mar 2023
Itinerario espiritual de Cuaresma y Semana Santa
Por: P. Jairo de Jesús Ramírez Ramírez - La Oración Colecta del primer Domingo de Cuaresma subraya el objetivo del Ciclo Pascual: “Avanzar en la inteligencia del Misterio de Cristo, para vivirlo en su plenitud” . Para lograrlo, la Iglesia nos da en abundancia la Palabra de Dios, las celebraciones litúrgicas y los ejercicios de piedad, sugeridos para la Cuaresma, el Sacro Triduo y la Pascual. En este escrito quiero esbozar la riqueza celebrativa de la Cuaresma y la Semana Santa, a partir de los textos litúrgicos y algunos documentos del Magisterio. Puede ser una guía útil para la catequesis y para la vivencia espiritual de aquellos fieles que deseen profundizar en este itinerario hacia la Pascua. I. LA CUARESMA En primer lugar, la Cuaresma que, “con su doble carácter, prepara a los catecúmenos como a los fieles en orden a la celebración del Misterio Pascual” . En este sentido, el leccionario ha sido confeccionado. El ciclo A, subraya “el camino bautismal de la iglesia”; el ciclo B, “la glorificación de Cristo”; y el ciclo C, “llamada a la conversión y al perdón”. Enseguida les propongo las Etapas de la Iniciación Cristiana de Adultos, según el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos (RICA): 1. Precatecumenado, es el periodo del primer anuncio, en el que la persona se siente atraída por la persona de Cristo, gracias al testimonio del discípulo misionero. • Entrada en el catecumenado (RICA 73-97), es el rito celebrativo que marca el inicio de la etapa catequética de quien ha optado por ser cristiano. La celebración se estructura en los siguientes ritos: dialogo entre el ministro y el candidato, signación en la frente, introducción en el templo, celebración de la Palabra, entrega de los evangelios, súplicas por los catecúmenos, despedida. 2. El catecumenado. Es el periodo de la catequesis. Dura el tiempo que sea necesario. En este periodo los catecúmenos son acompañados por la Iglesia mediante celebraciones de la Palabra de Dios (n, 100), exorcismos (n. 101), bendiciones (n. 102), unción con el óleo de los catecúmenos (n.130). • Elección o inscripción del nombre (RICA 133), se celebra el Primer Domingo de cuaresma, con los siguientes ritos: presentación de los candidatos (n. 143), admisión o elección (n. 147), súplicas por los elegidos (n. 148), despedida. 3. Purificación o iluminación, es un periodo de formación inmediata para la celebración de los Sacramentos de Iniciación cristiana que tiene ligar entre III y V Domingo de Cuaresma. En este periodo tiene lugar los siguientes ritos: los escrutinios, que son tres: tercer domingo, cuarto domingo y quinto domingo de Cuaresma; las entregas (símbolo y oración dominical); rito del Effetá. El leccionario del Ciclo A ha sido pensado para este proceso de formación. Este periodo es, prácticamente, el retiro espiritual para recibir estos sacramentos. • Celebración de los Sacramentos de la Iniciación Cristina, se reciben en la Vigilia Pascual. Son tres sacramentos que el elegido recibe esta solemnísima noche: Bautismo, confirmación, Eucaristía. 4. El Tiempo de la Mistagogía, recibidos los sacramentos de la Iniciación cristina, prosigue la etapa de la mistagogía, en la octava de pascual y en el Tiempo pascual. Es la introducción a los misterios de la salvación. Se trata de un tiempo en el que los recién bautizados reciben la catequesis sobre el sentido de los signos que han estado presentes en la celebración los sacramentos. Miércoles de Ceniza Es un día penitencial obligatorio para toda la Iglesia y que comporta la abstinencia y el ayuno . La imposición de la ceniza (sacramental) significa la condición del hombre que confiesa externamente su culpa ante el Señor y expresa su voluntad interior de conversión, confiando en que el Señor se muestre compasivo con él, el signo debe culminar con la celebración del sacramento de la reconciliación. Domingos de Cuaresma Leccionario Ciclo A: el camino bautismal de la iglesia Primer domingo: Ayuno y tentación del Señor (Mt 4, 1-11) Segundo Domingo: La glorificación del señor (Mt 17, 1-9) Tercer Domingo: La Samaritana (Jn 4, 5-42). Cuarto Domingo: El ciego de Nacimiento (9, 1-41). Quinto Domingo: La Resurrección de Lázaro (Jn 11, 1-45). Ciclo B: la glorificación de Cristo Primer domingo: Ayuno y tentación del Señor (1, 12-25). Segundo Domingo: La glorificación del señor (Mc 9, 1-9). Tercer Domingo: Purificación del templo (Jn 2, 13-25). Cuarto Domingo: Dios mando a su hijo para salvar al mundo (Jn 3, 14.21). Quinto Domingo: El grano de trigo… (Jn 12, 20-33). Ciclo C: llamada a la conversión y al perdón Primer domingo: Ayuno y tentación del Señor (Lc 4, 1-13). Segundo Domingo: La glorificación del señor (Lc 9, 28b-36). Tercer Domingo: Llamad a la conversión (Mc 13, 1-9). Cuarto Domingo: El Hijo pródigo (Lc 15, 1-3.11-32). Quinto Domingo: La adúltera perdonada (Jn 8, 1-11). Celebraciones litúrgicas para este tiempo: Las ferias privilegiadas, desplazan cualquier memoria o fiesta, excepto, San José (19 de marzo); la Anunciación (25 de marzo). • La Eucaristía y la Liturgia de las Horas. • Lectura de la Pasión del Señor • Lectio Divina. • Celebraciones penitenciales. • Viacrucis : palabra, silencio, canto, movimiento procesional y parada meditativa. • Veneración al Cristo Crucificado. Espiritualidad cuaresmal: acercarse a las fuentes que poseemos a mano: los leccionarios (los títulos de las lecturas y del evangelio, los salmos y sus respuestas; el Misal (oraciones, anáfora, las antífonas), la liturgia de la Horas (antífonas, salmos, cántico evangélico, preces, títulos, sentencias, colectas sálmicas , etc.,), las prácticas penitenciales sugeridas por la Iglesia (ayuno, oración y limosna); la Lectio Divina. II. LA SEMANA SANTA “La cuaresma continúa hasta el jueves. A partir de la misa vespertina, “en la Cena del Señor”, comienza el Triduo pascual, que continúa durante el Viernes de la Pasión y el Sábado Santo, y tiene su centro en la Vigilia pascual y acaba con las Vísperas del Domingo de Resurrección”. EL DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR (ABC) Comprende a la vez el presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión. Se hace procesión con ramos desde un lugar adecuado; esta procesión goza de una especial solemnidad; se proclama el Relato de la Pasión del Señor completa (no se saluda al pueblo como de costumbre, no se signa el evangelio, no se llevan cirios, ni con incienso); se hace homilía. EL TRIDUO PASCUAL Es sagrado el ayuno de los dos primeros días del Triduo, en los cuales, según una antigua tradición, la Iglesia ayuna “porque su esposo ha sido arrebatado” (Tertuliano). El viernes santo de la Pasión del Señor hay que observar en todas partes el ayuno y la abstinencia, y se recomienda que observe también durante el Sábado Santo, a fin de que la Iglesia pueda llegar con espíritu ligero y abierto a la alegría del Domingo. Se encarece vivamente la celebración en común del Oficio y Laudes de la Mañana del Viernes de la Pasión del Señor y también del Sábado. Jueves Santo En la mañana está la Misa Crismal. Pero toda la atención se debe centrarse en los misterios que se recuerdan en la misa: es decir, la Institución de la Eucaristía, la Institución del Orden Sagrado, y el mandamiento del amor sobre la caridad fraterna. Son estos los puntos que conviene recordar en esta celebración. En esta misa debe participar toda la comunidad, no se permite la celebración sin pueblo, el sagrario debe estar vacío al iniciarse la celebración; se prepara con anticipación una capilla convenientemente adornada, que invite a la oración y a la meditación; las campanas se tocan durante el Himno del Gloria y no volverán a sonar hasta la Vigilia pascual; el lavatorio de los pies. Terminada la oración después de la comunión, comienza la procesión, precedida por la Cruz en medio de cirios e incienso, en la que se lleva el santísimo Sacramento por la Iglesia hasta el lugar de la reserva, mientras tanto se cantan cantos adecuados. El Santísimo Sacramento debe ser reservado en un sagrario o en una urna. No ha de hacerse nunca una exposición con la custodia u ostensorio. El sagrario o la urna no han de tener la forma de un sepulcro: la capilla no se prepara para representar la sepultura del Señor sino para conservar el pan eucarístico destinado a la comunión del viernes de la Pasión del Señor. Invítese a los fieles a una adoración prolongada durante la noche del Santísimo Sacramento en la reserva solemne después de la misa. Pasada la media noche, la adoración debe hacerse sin solemnidad, dado que ha comenzado ya el día de la Pasión del Señor. 1. Vienes Santo de la Pasión del Señor En este día, en que ha sido inmolada nuestra víctima pascual, la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la salvación de todo el mundo. No se celebra la Eucaristía, se distribuye la Eucaristía únicamente durante la acción litúrgica de la Pasión del Señor. La acción litúrgica consta de liturgia de la palabra, oración universal, adoración de la Cruz y sagrada comunión). El sacerdote y los ministros se dirigen en silencio al altar, sin canto alguno. Hecha la debida reverencia al altar, se postran rostro en tierra; esta postración, que es un rito propio de este día, se ha de conservar diligentemente por cuanto significa . Los fieles, durante el ingreso de los ministros, están de pie, y después se arrodillan y oran en silencio. Estructura: 1. Pasión proclamada: Liturgia de la Palabra. 2. Pasión invocada: Oración universal 3. Pasión venerada: adoración de la Cruz. 4. Pasión comunicada: comunión eucarística. 2. Sábado Santo El del sábado es la kénosis mayor del año; ni siquiera el cuerpo encuentra cómo expresarlo, permanece en silencio y ayuno. Es el día más neonatológico de todo el año. En este día los fieles viven de la oración con la Liturgia de las Horas (cf. Lectura patrística del Oficio). Se recomienda vivamente, la Veneración de la Cruz y de la imagen de la virgen de los dolores, más que las agrandes aglomeraciones, prefiérase la oración silenciosa. Vigilia Pascual Esta es una noche de vela en honor de Señor; ha de considerarse como la madre de todas las vigilias. Toda la celebración de la Vigilia pascual debe hacerse durante la noche. Por ello, no debe escogerse ni una hora tan temprana que la vigilia empiece antes del inicio de la noche, ni tan tardía que concluya después del alba del domingo . Estructura: 1. Lucernario: Pascua cósmica. El Cirio es bendecido y adornado porque es símbolo de Cristo luz. La procesión de las tinieblas a la luz, la peregrinación de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, guiada por la columna de fuego, iluminación bautismal que cada uno recibe de Cristo para ser siempre hijo de la luz. El pregón. La proclamación del anuncio pascual es momento solemne y antiguo, lírico y cargado de teología que debe realizarse en una atmósfera de fe y de gozosa escucha, con plena participación. Momentos sobresalientes del Pregón : 1. Invitación al gozo Pascual a la asamblea del cielo, a la tierra, a la Iglesia entera, a la asamblea reunida; 2. la gran oración de bendición y de exaltación de la Pascua del Señor, la noche dichosa, síntesis de las noches salvíficas de Dios en la Historia de la salvación; 3. el canto de la teología de la redención pascual: ¡Oh feliz culpa que mereció tal redentor! Es la noche verdaderamente dichosa que reconcilia la tierra, al cielo y al hombre a su Creador. Se canta la victoria de Cristo, victoria de los cristianos; 4. el ofrecimiento de la alabanza de la Iglesia y del signo luminoso del Cirio pascual 2. Liturgia de la palabra: Pascua de la Historia: 7 del A.T; epístola, Evangelio. 3. Ritos bautismales: Pascua de los neófitos: liturgia bautismal, invocación de los santos, bendición de la pila bautismal y los demás ritos del bautismo y de la confirmación (si hay adultos); si no hay bautismos se bendice el agua y se hace la renovación de las promesas bautismales; termina con la oración de los fieles. 4. Liturgia eucarística: Pascua de los fieles. (Continuación de la litúrgica eucarística). 3. Domingo de Resurrección Teniendo a la Celebración solemnísima de la Sagrada Eucaristía como su centro, en la celebración litúrgica de este día, merecen un relieve especial las Vísperas bautismales, como celebración vespertina de la presencia del Cristo en la Iglesia y de la gloria del Resucitado, Luz gozosa de la santa gloria del Padre, ojalá precedidas por el lucernario, con la presencia de los neófitos. ________________________________________ DESCARGUE EL TEXTO EN PDFAQUÍ ________________________________________