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evangelio del domingo

Vie 17 Abr 2020

La confianza en el Señor resucitado disipa las tinieblas del aislamiento y la duda

Primera Lectura: Hch 2,42-47 Salmo: Sal 118(117),2-4.13-15ab.22-24 (R. cf. 1) Segunda Lectura: 1P 1,3-9 Evangelio: Jn 20,19-31 Introducción Al celebrar el domingo de la misericordia, evocamos la memoria de san Juan Pablo II que, con su testimonio de fe le enseñó a la Iglesia a mantener los ojos fijos en la misericordia de Jesús resucitado. Mirarnos en la misericordia de Dios es aprender a ser misericordiosos como el Padre “la humanidad no encontrará ni tranquilidad ni paz hasta que se vuelva con plena confianza a mi Misericordia...” (Jesús a Santa María Faustina, vidente y apóstol de la Divina Misericordia). Iluminados por la Palabra fijamos nuestra atención en tres ideas • La paz es un regalo que nos da Cristo resucitado. • La confianza en el Señor resucitado disipa las tinieblas del aislamiento y la duda. La confianza es la esperanza firme que se tiene en una persona, la capacidad para soportar las dudas. La confianza sólo puede depositarse en la relación interpersonal, no puede confiarse en el azar. • La misericordia es tema privilegiado del magisterio del Papa Francisco que nos enseña: “La misericordia de Dios es tan grande, tan grande. Recordemos la historia de la pobre viuda que fue a confesarse con el cura de Ars (su marido se había suicidado; había saltado del puente al río. Y lloraba. Y dijo: “Yo soy una pecadora, pobrecilla. ¡Pero, pobre mi marido! ¡Está en el infierno! Se suicidó y el suicidio es un pecado mortal. Está en el infierno”. Y el cura de Ars dijo: “Deténgase, señora, porque entre el puente y el río está la misericordia de Dios”. Hasta el final, hasta el final, está la misericordia de Dios” (Homilía 18.03.2019). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El evangelista narra que la presencia del Señor Resucitado les trajo la paz y una paz que tiene el valor del sacrificio que, lo evidencia al mostrarles las llagas y el costado (Cfr. 20,19-20). Esta acción de Jesús permitió que los presentes tuvieran la certeza de la presencia real del resucitado y se alejaran llenos de confianza de la posibilidad de pensar que, la resurrección era una invención humana, les mostró sus llagas. Así, ellos se dieron cuenta que no era una visión, era Él, el Señor, y se llenaron de alegría. El Papa Francisco reflexionando este enseña “Ocho días después, Jesús entró de nuevo en el Cenáculo y mostró las llagas a Tomás, para que las tocase como él quería, para que creyese y se convirtiese en testigo de la Resurrección. También a nosotros, hoy, en este domingo que san Juan Pablo II quiso dedicar a la Divina Misericordia, el Señor nos muestra, por medio del Evangelio, sus llagas. Son llagas de misericordia. Es verdad: las llagas de Jesús son llagas de misericordia”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Jesús nos invita a contemplar sus llagas, a estar cerca de ellas, es el Señor que desea, en medio de nuestra sociedad ensombrecida, sanar nuestras llagas de injusticia, de guerra, indiferencia, odio, venganza, polarización. Para lograrlo hay que encontrarse con el resucitado, experimentar gozo y alegría, sentirnos misericordiados; en otras palabras: sin reconciliación es muy difícil ser misericordiosos El Papa Francisco citando a San Bernardo, en su comentario al Cantar de los Cantares (Disc. 61,3-5; Opera omnia 2,150-151), sostiene que el santo se detiene justamente en el misterio de las llagas del Señor, usando expresiones fuertes, atrevidas, que nos hace bien recordar hoy. Dice él que «las heridas que su cuerpo recibió nos dejan ver los secretos de su corazón; nos dejan ver el gran misterio de piedad, nos dejan ver la entrañable misericordia de nuestro Dios». Lo cruento de la tarde del calvario se transformó por gracia de Dios en paz, confianza, misericordia. Este es el camino que debemos transitar para superar los momentos de extremismos que nos agobian, sumergirnos en la misericordia de Dios dejarnos transformar en signos creíbles de su Cruz y Resurrección. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Debemos pedirle al Señor que nos dé un corazón misericordioso como el suyo. Capaz de perdonar, incansable en la búsqueda de la reconciliación. La síntesis de la liturgia de este domingo de la misericordia es que “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, «rico de misericordia» (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como «Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad» (Ex34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la «plenitud del tiempo» (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr. Jn 14,9). “Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios” (MV 1). RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se sugiere llevar en alto el Evangeliario y Leccionario, en la procesión de entrada, como la Palabra Escrita que testifica la Acción del Espíritu Santo y de los Apóstoles que pusieron por escrito la experiencia de la Resurrección. 2. Conviene hacer un momento de sagrado silencio en el acto penitencial y después de la invitación a orar: “Oremos” (Cfr. OGMR 45). 3. Sería oportuno hacer hoy el Rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial, al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, propio para la cincuentena pascual, Misal, p. 1058. 4. Tener presente que el Prefacio es el de Pascua I: «El Misterio Pascual», con la parte propia: «en este día». Convendría seguir el Canon Romano o Plegaria Eucarística I, con las partes propias que contiene. 5. Para la bendición final de la Misa se puede usar la fórmula solemne de la Vigilia Pascual, Misal, p. 219. Para despedir al pueblo se agrega el doble Aleluya. 6. Con las segundas Vísperas de este domingo termina la Octava de pascua. 7. Por ser un día en el que se privilegia la Misericordia, en la tarde de este día, se podría invitar a la comunidad a una hora santa y rezar la coronilla de la misericordia. 8. Promover con antelación una acción caritativa 9. Invitar a los niños y jóvenes a visitar los hogares del adulto mayor. 10. Recordar que esta semana, el sábado 25 de abril, es la fiesta de San Marcos Evangelista.

Vie 17 Abr 2020

La voz del Pastor | 19 de abril de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Juan 20,19-31

Sáb 11 Abr 2020

La voz del Pastor | 12 de abril de 2020

Reflexión del Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia Lectura del Santo Evangelio segúnSan Mateo 28,1-10

Vie 3 Abr 2020

¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión?

Primera Lectura:Is 50,4-7 Salmo:Sal 22(21),8-9.17-18a.19-20. 23-24 (R. 2a) Segunda Lectura: Flp 2,6-11 Evangelio:Mt 26,14 - 27,66 (forma larga) o Mt 27,11-54 (forma breve) Introducción Al iniciar las celebraciones de la Semana Santa, la liturgia de hoy nos introduce a este tiempo especial de oración y meditación profundas en el Misterio Pascual de Cristo: • En el domingo de ramos, en la pasión del Señor, celebramos la aclamación a Jesús como Rey y Mesías en su entrada triunfal en Jerusalén y el anuncio de su pasión y muerte donde se proclama como el Salvador. • Isaías ya prefigura la misión de Jesús: perseguido acepta el sufrimiento y no renuncia a su tarea encomendada porque experimenta la ayuda del Señor y confía plenamente en Él; sabe, además, que ha sido llamado a consolar y a salvar. • Algunos autores hablan del himno cristológico de San Pablo, en la carta a los Filipenses que leemos hoy, como un credo cristiano primitivo. En él se ratifica la actitud de entrega y servicio de Jesús: “se hace esclavo de todos”. De condición divina, se despojó de su grandeza y se entrega y por eso Dios lo exaltó. Como siervo sufriente Dios lo glorifica. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El relato de la Pasión según san Mateo inicia con la traición de Judas. Los jefes del pueblo encuentran un aliado en un discípulo de Jesús, mostrando cómo se presentan las tentaciones que pueden hacer romper la vinculación con Jesús. Luego se pasa a la cena con los discípulos en el marco de las fiestas de la Pascua. Jesús allí resume el sentido de su vida, interpreta el signo misterioso de su muerte, hace el anuncio de la traición de Judas. Jesús conoce lo que le sucederá, pero sabe que su entrega hace parte del plan de Dios. La cena se convierte en despedida de Jesús y confiere un significado especial a la entrega del pan y vino; muestra lo que ha sido su vida y su misión: entrega. Después de cantar los himnos salieron hacia el monte de los olivos. El ambiente se torna oscuro no solo físicamente sino espiritualmente, hay abandono y negación. Jesús ora y pide oración a sus discípulos para que se haga la voluntad del Padre y para no caer en la tentación. Jesús tiene que sellar con su sangre la Nueva Alianza que ha anticipado en la cena, entregando su vida por todos. La oración de Jesús es motivación para que sus discípulos encuentren siempre en este diálogo con el Padre la fuerza para cumplir su voluntad. Con el arresto de Jesús comienza a ponerse en marcha el plan de los jefes del pueblo. Mateo deja bien claro que al aceptar Jesús su destino de muerte, asume el plan de salvación del Padre manifestado en las Escrituras. La tropa viene a capturar a Jesús y se resalta la figura del traidor, uno de los doce, y al mismo tiempo el evangelista resalta la figura de Jesús expuesta constantemente en su predicación: el amor a los enemigos. Pasa Jesús ante el consejo de los ancianos a un proceso injusto con testimonios falsos, pero sigue firme y valiente. No así Pedro, quien débil y temeroso, con fe titubeante niega a Jesús, y así queda el maestro solo. La muerte de Judas muestra la iniquidad del proceso y la inocencia de Jesús. El interrogatorio de Pilatos, es parecido al que ha sufrido ante el consejo de los ancianos, lleno de burlas y condenas y acusado de blasfemo por proclamarse rey. El pueblo pide la muerte de Jesús y la quiere en cruz, la forma más vergonzante y cruel. Pilatos al lavarse las manos hace responsable al pueblo de esa muerte. Posteriormente es sometido a burlas por parte de los soldados antes de la crucifixión. Toda la narrativa de este momento de la crucifixión tiene alusiones al Antiguo Testamento para mostrar que todo sucede según el plan salvífico de Dios. Luego viene la narración de la muerte de Jesús. Las palabras de Jesús que evocan el salmo 22 y la confesión del oficial romano, manifiestan la relación de Jesús con su Padre y su verdadera identidad. Después de la muerte de Jesús, un discípulo reclama el cuerpo para darle sepultura como prescribe la ley. Esta actitud de José de Arimatea contrasta con el abandono de los discípulos en la hora decisiva. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Jesús va a Jerusalén a cumplir su misión, ofreciendo a todos los dones de la salvación. Empieza este camino con su entrada triunfal en la que con un gesto profético se presenta como Mesías-Rey, poniendo de manifiesto la conversión que se necesita para reconocerlo y seguirlo. Todos los signos de esta entrada a Jerusalén muestran un reinado de paz y servicio a favor de su pueblo, eso es lo que significa “entrar montado en un asno”. Es un Mesías pacífico y humilde que no seguirá los caminos del poder y de la gloria de los reinos de este mundo. De ahí surgen las palabras de aclamación y los gestos de alabanza realizados por la gente que lo reconocen como Mesías y la súplica de salvación que manifestaban con el “Hosanna”. El Sanedrín se preocupa porque es mucha la muchedumbre que sube con Jesús a Jerusalén. Ahí empezará su pasión. Jesús asume el sentido último de su misión y su venida a este mundo: la entrega de su vida por amor. El será coherente con su predicación de un Reino de justicia, paz y amor, de las bienaventuranzas, de asumir la cruz, del amor incondicional, de entregar la vida. En la lectura de la pasión del Señor vemos ratificado el mensaje de la vida de Jesús que es entrega a favor y por amor a los demás, y por ese amor va a la cruz y asume un proceso injusto, lleno de calumnias, injurias, golpes, insultos y burlas. Siempre que leemos la pasión del Señor vemos que lo que motiva a Jesús a entregarse en la cruz es el amor. Elige morir Él para que nosotros tengamos vida, vida nueva y en abundancia. San Pablo nos dice que “así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos. (Rom 5, 19), y Pedro dice: “Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con sus heridas han sido sanados”. (1 Pe 2,24). Estos y muchos textos nos muestran el amor de entrega de Jesús por nosotros. La pasión del Señor que escuchamos es una evidencia del amor de Dios que envía a su hijo para la salvación de todo el género humano. Y Él obediente a la voluntad de su Padre asume un misterio de amor sin límites. Hoy tenemos que repetir que este acontecimiento de salvación “ha sido hecho por mí”. Asociemos a nuestras vidas esta doble realidad que vivimos hoy: la acogida de Jesús en Jerusalén y el drama de la Pasión; el “Hosanna” festivo y el grito repetido muchas veces: “¡Crucifícalo!”; la entrada triunfal y la aparente derrota de la muerte en la cruz. Entreguemos los momentos gozosos que vivimos, nuestros triunfos y alegrías, la belleza de la vida, los amigos y los proyectos. Pero también entreguemos los momentos de tristeza, pérdida, dolor y fracaso de nuestro caminar. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? En este comienzo de la Semana Santa supliquemos a Jesús que estos días se conviertan en un verdadero retiro espiritual en el que nos encontremos con Él. Un verdadero encuentro con: Jesús humilde y obediente:Acerquémonos a Jesús que escoge tomar la naturaleza humana de humillación (Kenosis) despojo y obediencia, en condición humana, sin privilegio alguno y con todas las humanas limitaciones. Aprendamos de Jesús anonadado, siervo obediente que acepta el plan del Padre. Agradezcamos a Cristo inmolado místicamente y entregado como cordero sacrificado en la Nueva Alianza y que también se entrega en la cruz como cordero que a todos nos trae la verdadera redención del pecado y la salvación. Que con San Bernardo digamos: “clama la cruz, claman los clavos, claman las heridas, que verdaderamente nos amó Dios… esto quiso padecerlo para que a través de las heridas de su carne se dejasen ver las entrañas de su caridad”. Jesús entregado:Glorifiquemos a Jesús que se muestra dueño de sus acciones y se ofrece libremente al sacrificio por amor; va libremente a cumplir la voluntad del Padre. La corona de espinas, el manto de púrpura, el bastón puesto en su mano, pondrán de relieve, paradójicamente su majestad y realeza. Se entrega y en su pasión muestra como es rey y reina y a través del sufrimiento es rey y salva a los hombres porque dice sí al plan de salvación. Jesús orante:En la pasión vemos a un Jesús orante, en permanente comunión con su Padre, para hacer siempre su voluntad. Asumamos la actitud de Jesús en la última Cena con sus discípulos, en Getsemaní y en la crucifixión, ofreciendo su vida, sus acciones y poniendo todo en las manos del Padre. Ante la angustia, el desasosiego, las lágrimas y el desaliento Jesús ora porque ha comenzado la pasión cruenta en su alma, Él no quiere ceder, sigue orando y sigue amando la voluntad del Padre que también es la suya. La oración hace que el terror de la pasión no lo venza, que no desista. Así supliquemos al Señor que valoremos la oración en nuestras vidas, circunstancias y pasiones. Vemos como los discípulos sin oración son nada, la oración es la fuerza para vencer cualquier dificultad. Al final la oración en Jesús se hace más intensa: “...Pero que no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” … porque “ha llegado la hora, ya llega el que me va a entregar”. Estas realidades y vivencias del Señor en su misterio de salvación, manifestados en el relato de la pasión, son una proclamación de Jesucristo como Mesías que debemos interiorizar como hijos de Dios, son un Kerigma que debemos seguir anunciando como Misioneros del Señor. Digamos nuevamente: que por nosotros los hombres y por nuestra salvación se dio el plan salvador de Dios por la libre obediencia de Jesús. La pasión fue para Jesús la hora del testimonio supremo de toda su vida, que aprendamos nosotros el sacrificio, el servicio y la solidaridad y nos comprometamos con la extensión del reino de Dios. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Tener presente que hay tres formas de conmemorar la entrada del Señor a Jerusalén. (Misal p. 129 ss.). Convocar para esta procesión de manera especial a los niños y jóvenes. 2. Al concluir la procesión y llegar al altar se omiten los ritos iniciales y se prosigue con la oración colecta. 3. Para la lectura de la Pasión no se llevan cirios ni incienso, se omite el saludo y la signación del libro; la ausencia de estos signos manifiesta la austeridad de estos días. Al proclamar la muerte de Cristo se debe hacer una pausa para guardar silencio y ponerse de rodillas durante unos instantes. 4. Para la lectura de la Pasión se sugiere que se proclame entre tres lectores, y reservar la parte propia de Cristo para que la lea el sacerdote. 5. Tener en cuenta que tiene prefacio propio: “La Pasión del Señor”, Misal, p. 138. 6. Se puede emplear como oración de bendición sobre el pueblo, la propia para este domingo, Misal pág. 139. 7. Evangelizar la piedad popular: conviene instruir a los fieles en que lo más importante en este día es la celebración de la Misa y, en ella, la lectura de la Pasión del Señor. Es importante realizar la bendición y procesión con su carácter litúrgico y darle el aspecto de una “Puerta de la Semana Mayor. La cual incluye los actos litúrgicos y los de la piedad popular.

Jue 12 Mar 2020

El mundo de hoy se debate entre las tinieblas y la luz

Primera Lectura: Éx 17,3-7 Salmo: Sal 95(94),1-2.6-7ab.7c-9 Segunda Lectura: Rm 5,1-2.5-8 Evangelio: Jn 4,5-42 (forma larga) o Jn 4,5-15. 19b-26. 39a.40-42 (forma breve). Introducción Del evangelio que se nos ofrece para nuestra reflexión y vivencia en este domingo cuaresmal, resaltamos: • La mujer del pozo que en el diálogo con Jesús le manifiesta el deseo de beber de esa agua que Él ofrece, se puede relacionar con la sed del pueblo de Israel en el desierto del Sinaí, necesidad que produce incomodidad hasta aguantar y protestar. Un Dios que los ha conducido al desierto para exterminarlos: pecado del pueblo. Pero, por un capricho del hombre no va Dios a anular su plan de salvación. • El agua viva de que habla Jesús está relacionada con el don de Dios, porque Él es el don del Padre para la salvación del hombre; es el agua nueva y el agua del bautismo, es la gracia del Espíritu Santo, es decir el mismo Cristo “salvador del mundo”, quien se ofrece como Agua para que no tengan ya más sed. • El verdadero culto que se tributa a Dios es “en Espíritu y Verdad” 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Este cuarto Evangelio que relata el diálogo entre Jesús y la samaritana es propuesto para este tercer domingo de cuaresma como preparación y confrontación sincera para la celebración de la Pascua. Se recalcan las siguientes ideas: • Jesús entra a Sicar, ciudad de Samaria. Situación que enmarca la relación conflictiva entre judíos y samaritanos. • Jesús rompe con barreras culturales y va a lo concreto, en búsqueda de otras personas para llevarles la salvación. • Pozo de Jacob, encuentro en la hora sexta entre Jesús y una mujer de Samaria. Jesús busca conversación, el tema: la sed y el agua para calmarla. Le pide a la samaritana le dé de beber, lo cual produjo sorpresa en esta mujer, porque cómo un judío le pide agua, Jesús responde: ¡Si conocieras el don de Dios! • Jesús se presenta a la mujer y le hace la reflexión sobre el agua nueva, agua viva que llega hasta la vida eterna. • La mujer observa que Jesús no tiene como sacar agua, pero su corazón se va abriendo al diálogo y ahora, es ella quien le solicita a Jesús que le dé de esa Agua. • Continúa el diálogo, Jesús le pregunta por su marido, a lo cual ella responde que no tiene, pero el Señor le hace caer en cuenta que ha tenido cinco y el que tiene ahora no lo es. Se desvía la conversación sobre el lugar de adoración, a lo que Jesús le responde: “los que dan culto auténtico adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque esos son los adoradores que busca el Padre. Dios es Espíritu y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y verdad.” Jesús se le manifiesta como el Mesías. • La mujer sale corriendo al pueblo a contar la experiencia con Jesús, lo que le ha dicho y se cuestiona ¿no será el Mesías? Y se convierte en una samaritana que anuncia a Jesús, como el esperado. Se da en ella el cambio y la transformación de incrédula a creyente y misionera. • Los discípulos le ofrecen a Jesús alimentos, pero Él les responde: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra”. • Finaliza el texto en el encuentro de Jesús con los samaritanos quienes creen en Él, samaritanos salvados, pueblo que estaba peleando con los judíos. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En este diálogo entre Jesús y la samaritana se observan aspectos que son importantes de identificar y reflexionar: el agua viva, la adoración a Dios y la identidad de Cristo que llegan a enmarcar la relación conflictiva entre judíos y samaritanos. La samaritana que representa al pueblo de Samaria, la región donde se daba culto a cinco dioses (2 Re 17,24ss), que representaban sus cinco maridos; el culto que daban a Yahvé era ilegítimo, no ajustado al principio del único santuario. Además, esta samaritana simboliza a quienes buscan a Dios por caminos equivocados. Importancia de conocer verdaderamente a Dios. El pozo de Jacob cobra importancia en el AT, hay que recordar que es un agua viva, la cual se debe beber para mantenerse activo, fuerte, laborioso, pero el agua de Jesús es un Don de Dios, mayor que el don de Jacob. Agua viva que se convierte en manantial al interior de la persona, no superada por ninguna otra agua. Es un don divino, Don de Dios unido al conocimiento de Cristo, porque es Él, el don del Padre, gracia del Espíritu Santo que pide y crea relaciones de Verdad: Espíritu y Verdad que es Cristo, Salvador del Mundo, como lo confiesan los samaritanos. El único interés de Cristo es la salvación de todos los hombres y el ofrecerles su Agua para que no tengan ya más sed. Este Don se identifica con el agua viva, sinónimo de salud, de vida eterna. Se encuentran textos paralelos y aclaratorios dados por el mismo Evangelio: Jn.7,37 “El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba…”. Jn.3,5 En diálogo con Nicodemo: “el que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”. Relación agua y Espíritu en referencia al bautismo, un agua que regenera y una vida que crece en Jesús. El agua es símbolo de los bienes mesiánicos y de la sabiduría. Nosotros como pueblo de Israel, estamos sedientos de Dios. Estemos seguros que quien nos llenará la sed de felicidad es Él. Además, no hay que olvidar que el agua es considerada uno de los grandes bienes de los pueblos, especialmente de los que habitan el desierto, luego la sed puede adquirir connotaciones espirituales y materiales para quienes la viven y sacian. El lugar de adoración, se da desde los criterios de Dios y no de los hombres: en Espíritu y Verdad, porque Dios es Espíritu. La verdadera adoración está orientada solo a Dios, no a lugares humanos de culto marcados por la división. ¿En qué hacemos consistir nuestro culto a Dios? 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Es el momento de la intimidad con el Señor, es abrirle el corazón, es fortalecer la empatía y la confianza, dejar que de mi interior fluyan palabras de cercanía, de alabanza, de petición, de súplica, de manifestarle que tengo sed de Él y como el salmista: mi tierra árida necesita ser regada o como la samaritana dame de esa agua viva. Jesús me invita a mirar mi vida desde su propia vida, desde su amor y misericordia. Me ofrece su don: ¿Cómo podríamos silenciar nuestro canto de alabanza? ¿qué tiene que ver en mi vida este encuentro que tuvo Jesús con la samaritana? ¿será que participo en disputas religiosas y eclesiales? ¿conozco por experiencia personal que Jesús es el Salvador del mundo? RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Es importante hacer énfasis en que la Cuaresma es un tiempo para fortalecer la gracia del Bautismo y para purificar la fe recibida. 2. Se puede subrayar las palabras: agua, agua nueva, agua viva, agua bautismal; don, don de Dios, don como signo del amor del Padre; revelación, autorevelación; vida, vida plena, vida eterna; adoración, adoración al Padre, adoración en Espíritu y Verdad. 3. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 4. Para que favorezca la meditación de la Palabra de Dios, onviene que haya breves momentos de silencio, antes de que inicie la Liturgia de la Palabra, después de la primera y, si hay, segunda lectura, y una vez terminada la homilía. La finalidad de estos silencios es que, con la ayuda del Espíritu Santo, la asamblea medite brevemente lo que escuchó, saboree la Palabra de Dios y se prepare la respuesta más conveniente (Cfr. OGMR 45 y 56). 5. Hacer énfasis en Cristo que se hace Agua viva, especialmente, en la Eucaristía. Invitación a participar digna y convenientemente en ella. 6. El Prefacio de hoy es propio: La Samaritana, Misal, p. 95. 7. Tener presente que, el jueves, 19 de marzo, se celebra la solemnidad de san José, esposo de la Santísima Virgen María.

Jue 5 Mar 2020

La fe en Jesús y la comprensión de sus palabras son los rasgos que caracterizan al verdadero discípulo

Primera Lectura: Gn 12,1-4a Salmo: Sal 33(32),4-5.18-19. 20+22 Segunda Lectura: 2Tm 1,8b-10 Evangelio: Mt 17,1-9 Introducción Estos textos unifican la liturgia y conducen a señalar con claridad la “llamada de Dios” a hombres concretos y en contextos determinados, orientan su acción a identificar con plena certeza cómo ir logrando la unidad de la humanidad. Es la pedagogía de la fe, la forma como Dios nos comunica sus misterios en nuestro caminar. • La fe del patriarca Abrahán es de total disponibilidad y entera obediencia a Dios quien, sintiendo su llamada e invitación a salir de su tierra, patria y casa paterna, en un desarraigo total, lo conduce a convertirse en un emigrante, un apátrida y un huérfano, sin ninguna seguridad humana, solo la de Dios. • San Pablo nos recuerda que él es apóstol por la voluntad de Dios y que participa de su plan salvífico “tomando parte en los duros trabajos del Evangelio”; como Abrahán, Pablo está dispuesto a aceptar el llamado de Dios. • En el pasaje de la transfiguración, la elección de Jesús se dirige a Pedro, Santiago y Juan, quienes estarán presentes en la agonía de Getsemaní, y en el ejercicio de la subida al Tabor, el mismo Cristo nos revela su rostro auténtico y manifiesta el amor eterno e infinito de Dios hacia su criatura. ¡Es Cristo que habita la plenitud de la divinidad, es verdadero hombre y verdadero Dios! 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los textos son una mirada para ver, cómo, a través de la historia la llamada de Dios a los hombres se da en diversos momentos, circunstancias; así, llama a personas: Abrahán, Timoteo… para que participen en el plan de salvación, en medio de las angustias, dificultades y vicisitudes. Esta llamada se hace más evidente en el llamado de Dios, en Cristo, a los apóstoles, a quienes invita a vivir su transfiguración, que explica por adelantado el camino de la pasión. Relato evangélico, ubicado después del primer anuncio de la pasión, es una palabra de ánimo para los discípulos, quienes han de seguir a Jesús en camino sinodal de entrega y olvido de sí. El texto es una narración que muestra el gozo, la gloria, la manifestación del Padre y la glorificación de Jesús, son anuncios que preludian la pasión, muerte y resurrección que comunica Jesús a sus discípulos camino a Jerusalén; propuesta ésta contraria a lo que soñaban los discípulos que esperaban un Mesías terrenal liberador. Toma Jesús a sus discípulos Pedro, Santiago y Juan y se transfigura delante de ellos, como se observa en los tres sinópticos que presentan esta narración, los cambios en el rostro de Jesús, su resplandor y el color de sus vestidos sorprenden a estos hombres, suceso acompañado de la presencia de Moisés y de Elías conversando con él, la nube luminosa de donde proclama la voz del Padre, que su Hijo es el amado, el predilecto, el escogido, a quien se le debe escuchar; Jesús los anima y los refuerza en su fe vacilante y en perspectiva de la cruz. luego, de nuevo Jesús y los tres apóstoles bajaban del monte y les recomienda hacer silencio frente a la experiencia vivida. La fe en Jesús y la comprensión de sus palabras son los rasgos que caracterizan al verdadero discípulo. Es importante detenerse en los personajes. Moisés quien sella la Alianza, mediador entre Dios y el pueblo; Elías representa la Ley y los profetas. Son ellos el resumen del A.T. Hubo un diálogo alrededor del éxodo que Jesús cumpliría en Jerusalén: pasión, muerte y resurrección: Pascua, plenitud de la liberación para quienes creemos en Él. En este pasaje evangélico se percibe un mensaje de fe, de esperanza; mensaje teológico de la fe pascual de Jesús, porque ¡es Él quien viene a dar plenitud a la Ley y a la profecía! Es en Jesús en quien se realiza la total liberación de la esclavitud, el Profeta de la última hora y Palabra total y definitiva que pronuncia el Padre: “¡Éste es mi hijo amado en quien me complazco: escúchenlo!”, y Jesús es el nuevo Templo, en el que vive totalmente el mismo Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Es importante, identificar a través de estas lecturas, que el sufrimiento y el dolor son dos experiencias propias en todos los momentos del ser humano, que ponen a prueba sus más profundas convicciones, porque en el rostro transfigurado de Cristo está centrado el escándalo de la cruz, pero al mismo tiempo ayuda en la meditación serena y profunda de este acontecimiento a resolver el enigma de la vida misma en las penas y sufrimientos del hombre, y a vivir en la esperanza del encuentro definitivo con Dios. No se puede quedar en la cumbre eternamente, hay que descender, pero no para tener los primeros puestos, porque se puede afirmar que los que están arriba no saben lo que hay abajo, o los que están abajo no saben lo que sucede arriba, hay que recordar que existe un arte para conducirse en las diferentes circunstancias. En el camino del hombre hacia Dios y de Dios hacia el hombre se da un llamado y una respuesta, es una vocación a la santidad para obtener una bendición, porque es el mismo Dios quien presenta a los hombres a Jesús: a su Hijo, al amado, al predilecto para que lo escuchen y le sigan y hagan parte en su gloria, en su plan de salvación. Para participar de este proceso de salvación se requiere que el hombre esté fortalecido en la fe, que haya confianza, desinstalamiento y fidelidad en el desierto de la vida, aún en el fracaso, como lo señala Pablo, porque es en esa misma situación de flaqueza, donde se realiza la eficacia, así, Jesucristo “...actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2, 7-8); es en el escarnio de la cruz, donde Jesús muestra su realeza. El mensaje litúrgico de hoy está orientado hacia un optimismo radical y de esperanza firme, porque la transfiguración es posible para el cristiano, para el hombre nuevo en una nueva sociedad, donde Jesús se convierte en compañero de camino hacia la meta final, porque él dará la gracia de superar la prueba de la fe para experimentar la grata liberación en la auto renuncia, el despojo hacia el abrazo gozoso de la cruz en la cuaresma de la vida, en camino sinodal hacia la pascua de Cristo. No hay que olvidar que en la vida parroquial se debe promover la contemplación del rostro de Cristo a través de la Eucaristía, porque en ella está Cristo real, verdadera y sustancialmente presente. Igualmente, animar la visita a Jesús Sacramentado, y otros medios que promueven el contemplar y descubrir el rostro de Cristo, para que el cristiano configure cada día más su vida con Él. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromi- so la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Este encuentro con Jesús, a través de su Palabra, conduce a contemplarlo desde la escena de la transfiguración, invitación a entrar en la montaña de la comunicación con el Señor: subir con Jesús a la montaña implica dejar momentos de la vida diaria para entrar en relación con él. Y, en ese encuentro pedirle a Jesucristo que vaya transformando la vida, para vivir el misterio de la cruz y del sufrimiento y estar en cara a la resurrección. Pedir en la oración a tener actitudes de escucha, atenta a la acción de Dios y agradecer al Señor las manifestaciones de su amor recibidas a lo largo de la vida. Orientar a los feligreses a vivir la escena de la teofanía del Padre y del Hijo, para que Jesús esté presente en medio de la comunidad y en el corazón de quienes han abierto su corazón a Dios. Es importante contemplar a Jesús radiante, lleno de gloria, plenitud de la Ley y de la Profecía e invitar a la adoración y a la alabanza: te bendecimos, te adoramos, te damos gracias… con frases como: ¡levántate, no tengas miedo!, ¡éste es mi Hijo amado…escuchadle! RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Insistir en el llamado, la escucha, la respuesta de Dios a los hombres y del hombre a Dios, teniendo en cuanta la disponibilidad para hacer su voluntad saliendo, muchas veces, de las situaciones cómodas y rutinarias en que se vive. 2. Hacer un esfuerzo por elegir los cantos que vayan en sintonía con las oraciones y los textos bíblicos del día. 3. El Prefacio de este día es propio “La Transfiguración del Señor”, Misal, p. 87 4. Animar y preparar a los equipos parroquiales para la realizar de la Lectio Divina Dominical de la Palabra de Dios.

Jue 20 Feb 2020

La caridad perfecta crece en el camino de la conversión continua

Primera Lectura: Lv 19,1-2.17-18 Salmo: Sal 103(102),1-2.3-4.8+10.12-13 (R. 8a) Segunda Lectura: 1Co 3,16-23 Evangelio: Mt 5,38-48. Introducción Desde la Palabra de Dios en contemplación, podemos reflexionar: • Invitados a ser santos porque el Señor, nuestro Dios, es santo. • La compasión y la misericordia de Dios nos mueven a ser felices amando a Dios y al prójimo, como a nosotros mismos. • Nuestro compromiso es amar más allá de lo ordinario, de lo legal o lo lógico. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra nos invita a mirar nuestros comportamientos y relaciones, las leyes, las costumbres, normas y principios éticos y morales, para reconocer la misericordia, la bondad y la belleza de Dios; y para que aceptemos su invitación a ser santos e ir más allá de lo común, a hacer lo que nos lleva a la perfección: • Ser sencillos, humildes y acogedores; • Amar y servir más, a los enemigos y a los que nos hacen mal; • Evitar los odios, rencores, resentimientos y deseos de venganza. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Amar y servir, para ser santos, hacer el bien a quienes nos tratan mal o nos exigen más de la cuenta y ser cristianos de verdad. Amar y hacer el bien a todos, es el signo de fidelidad en el seguimiento del Señor Jesús, y de crecimiento en santidad como discípulos servidores. El Señor Jesús nos pide una actitud moral más allá de la ordinaria, para ser santos y poder participar del Reino de los cielos; nos llama a poner por obra la caridad perfecta: se trata de una caridad en la que no caben ni el odio, ni el insulto, ni el renegar de Dios, ni el deseo de lo que es contrario a la voluntad de Dios, a vivir la caridad a medias. La caridad perfecta crece en el camino de la conversión continua; vivir la caridad tiene muchos retos, por eso es exigente y difícil, pero reconfortante y satisfactoria. La meta es llegar a participar del Reino de los cielos, vivir la caridad y ser santos para lograrlo. El medio es amar y servir, mantener la oración para suplicar ardientemente la sabiduría para seguir creciendo en caridad, que nos ayude para que el perdón sea de corazón y para que nuestras luchas y dolores se conviertan en medios y oportunidades que engrandezcan nuestro testimonio de anunciadores del amor de Dios para toda la humanidad. El Papa Francisco en La Alegría del Evangelio 4, nos recuerda que: Todos tienen el derecho de recibir el Evangelio. Los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable.” 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Señor, ayúdanos a alcanzar la perfección de vida por el ejercicio de la caridad fraterna vivida en familia y comunidad, según el Evangelio. Que el encuentro con el Señor Jesucristo avive el deseo de amar y servir a quienes nos niegan su amor y servicio. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Se puede resaltar la frasea: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lv 19,18) 2. Es muy recomendable que, desde antes de la celebración litúrgica, se guarde silencio en el templo, en la sacristía y en los lugares anexos. De modo que todo se disponga devota y debidamente para la acción sagrada (Cfr. OGMR 45). 3. Sería oportuno hacer hoy el rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, Formulario I, del Misal, p. 1053. 4. Se sugiere la Plegaria Eucarística “De la Reconciliación II”, Misal, p. 508 5. Propiciar un momento de silencio, después de la oración comunión, para dar gracias a Dios Padre por la presencia de Jesús en la eucaristía y en nuestras vidas. 6. Tener presente que el próximo miércoles, 26 de febrero, es Miércoles de Ceniza, inicio del Tiempo de Cuaresma; día de ayuno, abstinencia y obras de caridad; comienza la Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes. Liturgia de las Horas Tomo II, Salterio 4ª semana. Convendría hacer una adecuada catequesis que disponga al ayuno y a la abstinencia cuaresmales. 7. La ceniza se debe hacer de ramas de árboles o de los ramos bendecidos del año anterior y se impone sobre la frente o sobre la cabeza, directamente con los dedos (no con sellos de corcho u otro material). Se debe corregir o evitar cualquier cosa que pueda llevar a la práctica supersticiosa de la imposición de la ceniza.

Vie 31 Ene 2020

¿Mensajeros de luz o hacedores de oscuridad?

Primera Lectura: Ml 3,1-4 Salmo: Sal 24(23),7.8.9.10 (R. cf. Dn 3, 53a) Segunda Lectura: Hb 2,14-18 Evangelio: Lc 2,22-40 (forma larga) o Lc 2,22-32 (forma breve). Introducción La Fiesta de la Presentación del Señor: • Nos invita a mirar nuestra vida y nuestra historia con los ojos de Simeón, para poder percibir con la mirada de fe la acción de Dios y para ver la salvación que sigue ofreciendo cada día por medio nuestro, pues estamos llamados a ser luz de Cristo para que Cristo sea luz del mundo. • Es una motivación para que nosotros imitemos al pueblo judío, que reconocía que todo lo que era y tenía venía de Dios y, en señal de reconocimiento, le ofrecía las primicias de la tierra y los primogénitos de las familias. ¿Cuál es y cómo es nuestra ofrenda? • Es la Fiesta de la Vida Consagrada y es la oportunidad para orar por todos aquellos hombres y mujeres que viven la radicalidad de los valores del Evangelio y entregan su vida al Padre, como Jesús, en las manos de María. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las lecturas de esta Fiesta presentan un breve texto de uno de los llamados “profetas menores”, Malaquías, el último de los libros del Antiguo Testamento, que aparece en nuestras Biblias. En él se presenta la figura de un mensajero que prepara el camino del Señor que ya viene para entrar en el Templo y purificar a su pueblo. El Salmo invita a alabar al Señor en su Templo y a abrir las puertas de nuestro corazón para que el Señor se siente allí en su trono y ordene nuestras vidas. En la segunda lectura, un fragmento de la Carta a los Hebreos presenta a Jesús como un sumo sacerdote que, además de ser misericordioso, comparte la condición humana y eso le permite ayudar a los que experimentan dificultades y sufrimientos. En el evangelio, San Lucas relata uno de los últimos eventos de la infancia de Jesús: su presentación en el Templo, que da lugar al cántico de Simeón y a la profecía de Ana y que cierra con la descripción de la vida oculta de Jesús en Nazareth. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Las lecturas de esta Fiesta nos vinculan con la Navidad: ya pasaron cuarenta días desde que celebramos el nacimiento de Jesús y es una buena oportunidad para evaluar los frutos que, de dicha celebración, se manifiestan en la vida de cada uno de nosotros. Esta fiesta es una de las más antiguas de la Iglesia, desde el siglo IV en oriente y desde el siglo VII en Roma. Para recordar las palabras de Simeón, que describió al niño como “luz que ilumina a las naciones”, se organizaba una procesión nocturna con velas, por lo que se llamó también la Fiesta de la Candelaria. Se trata de una buena oportunidad para preguntarnos qué partes oscuras de nuestra vida ha iluminado o quiere iluminar el Señor. Y para cuestionarnos también si estamos siendo, como esas candelas que llevamos, la luz de Cristo para iluminar a las personas que nos rodean y las circunstancias que vivimos. El nombre del libro del que está tomada la primera lectura es Malaquías, que significa “mi mensajero”. Una oportunidad adicional para preguntarnos si somos mensajeros de alegría, de paz, de misericordia, de bondad y de todo aquello que Jesús nos ha revelado del Padre. Porque a veces nos dejamos amargar por las dificultades de la vida y lo que hacemos es contagiar agresividad, violencia, rabia, egoísmo y otros antivalores que debiera evitar el creyente. ¿Mensajeros de luz o hacedores de oscuridad? El texto de Malaquías que critica las ofrendas que presenta el pueblo mientras obran injusticias contra los más necesitados, también nos invita a mirar críticamente la práctica de nuestras ofrendas, porque muchas veces con ellas pareciera que se quiere “comprar” a Dios, porque otras veces son tan mezquinas que se limitan a la moneda de más baja denominación que hay en nuestro bolsillo, porque muchos creen que cumplen cuando dan el diezmo y otros más insensatos creen que todo se reduce a dar plata. Por el contrario, el culto que Dios quiere y la ofrenda que nos pide es una vida íntegra y un comportamiento justo, fraterno, solidario y misericordioso. ¿Cómo estamos ofrendando? La segunda lectura tiene una expresión hermosa: “Dios no tiende la mano a los ángeles” sino a los humanos, que somos frágiles y débiles, que tenemos dificultades y sufrimientos. La tentación de querer ser perfectos, de creer que Dios nos ama porque nos portamos bien, es lo que el Papa Francisco ha criticado en muchas oportunidades con el nombre de “Pelagianismo”. Qué bueno que en esta fiesta podamos experimentar el amor gratuito y generoso de Dios por nosotros, así como somos, sin méritos y sin falsas apariencias. El texto del Evangelio nos permite imaginar, en la monumental explanada del Templo, una multitud incontable de guardias, comerciantes, mendigos y diversos grupos de personas. Casi todos son profundamente creyentes. Y, sin embargo, sólo Simeón y Ana perciben que ese neonato es la luz del mundo. Esa es la maravilla de la fe, que nos permite ver en profundidad, que nos deja percibir lo que no se ve a simple vista, que nos ayuda a descubrir la acción de Dios, cuando otros creen que se trata sólo de casualidades y coincidencias. Preguntémonos si estamos viviendo como verdaderos creyentes, es decir, reconociendo la voz y la acción de Dios en nuestra vida y en nuestra historia. En efecto, no basta con ser personas devotas y religiosas para ver el mundo con una perspectiva de fe. San Lucas presenta a Simeón como un hombre “en el que estaba el Espíritu Santo” (¡como nosotros, bautizados, que hemos sido consagrados como templo del Espíritu!). Ojalá el Espíritu nos de la paz, la serenidad, la bondad que irradiaba Simeón y nos haga testigos de la luz en medio de la oscuridad. Una característica común de Simeón y Ana es que ambos no cesan de “alabar a Dios”. ¡Qué decir de muchos de nosotros que sólo nos comunicamos con Dios cuando tenemos necesidades o para pedirle cosas! Alabemos a Dios y démosle gracias por todas sus bendiciones, siendo nosotros mismos bendición para los demás. Una palabra final en relación con la Fiesta de la Vida Consagrada. No sólo es la oportunidad para orar por todos los religiosos y religiosas que han consagrado su vida para servir con mayor radicalidad al Señor y a sus hermanos, sino también para suplicar al Señor que siembre la semilla de la vocación en el corazón de muchos neños y jóvenes; y que sea él quien se encargue de hacerla crecer y fructificar. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Tratemos de hacer esta semana, todos los días, individualmente o en familia, una oración (o el santo Rosario) a la luz de una vela, para recordar nuestro compromiso de ser, como la Virgen María, luz para los que nos rodean, para llevar la luz de Cristo a todos los rincones de la tierra. RECOMENDACIONES PRÁCTICAS: 1. Esta fiesta de la Presentación del Señor, que está muy en la piedad popular y que tiene un carácter principalmente cristológico, honra a Cristo, en la bendición, procesión y conservación de las candelas, como “luz para alumbrar a las naciones” (Lc 2,32). 2. El segundo aspecto de esta fiesta, es el mariano. En efecto, por el rito de la purificación a que se sometió María, el pueblo en su piedad ha visto una manifestación de la humildad de la Virgen y, por tanto, en esta celebración y en este día, la ocasión para tener presentes a los que realizan los servicios más humildes en las diversas formas de vida consagrada, de ahí la Jornada Mundial de Vida Consagrada. 3. Y un tercer aspecto de esta fiesta percibido en la piedad popular, es la sensibilidad del pueblo por el acontecimiento de la concepción ydel nacimiento de una vida nueva. En efecto, como la Virgen María es madre de Cristo, Cabeza del Cuerpo Místico, las madres cristianas se consideran como tales en el plan de Dios por engendrar nuevos hijos para la Iglesia. Es por esto que también se prevé para este día una bendición para las madres, tanto antes como después del parto. (Cfr. Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia 120 – 123). 4. Tanto la bendición de los cirios y la procesión como la Misa, tienen su esquema propio que conviene preparar para elegir los elementos pastoralmente más apropiados para la celebración de esta fiesta de la Presentación del Señor. 5. Invitación a rezar el Santo Rosario, con ocasión de la Fiesta de la Presentación del Señor. 6. Organizar una presentación y bendición de niños recién nacidos y de madres gestantes 7. Evaluar la posibilidad de organizar una procesión de la Virgen de la Candelaria.