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iglesia católica

Sáb 18 Dic 2021

Iglesia presenta investigación sobre causas actuales del conflicto armado

Entre los años 2020 y 2021, la Comisión de Conciliación Nacional (CCN), entidad adscrita a la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), en articulación con diferentes jurisdicciones eclesiásticas, desarrolló una investigación exploratoria de carácter cualitativo en 15 regiones del país sobre el conflicto armado, a través de un video evidencia los primeros resultados de este trabajo investigativo. El estudio tuvo como propósito central identificar las causas actuales del conflicto armado y aquellas acciones de reconciliación y paz que diferentes comunidades e instituciones, entre ellas, la Iglesia Católica, viene impulsando en estos territorios, de manera especial, tras la firma de los Acuerdos de Paz entre el Gobierno Nacional y la antigua guerrilla de las FARC. Esta investigación se constituye en la primera fase del proceso de renovación del Acuerdo Nacional de Mínimos para la Reconciliación y la Paz en Colombia, que llevará a cabo la Iglesia en el 2022. El documento, conocido como ‘Mínimos de reconciliación y paz’, fue una estrategia de incidencia política y social de 8 puntos que aportó la institución en el año 2013, como resultado de un proceso de consulta en el que participaron diversos actores de la vida social, económica, política y académica del país con propuestas territoriales, a propósito de las condiciones necesarias para alcanzar la reconciliación y la paz, con bases estructurales y permanentes en la sociedad colombiana. Los resultados generales de la sistematización de esta primera fase de renovación, que permiten evidenciar importantes cambios en el contexto del conflicto armado que vive Colombia actualmente, fueron presentados y validados el pasado 1 de diciembre durante un encuentro nacional en el que la CCN convocó a cerca de 50 personas en la sede de la Conferencia Episcopal en Bogotá, entre ellas, obispos, sacerdotes y agentes pastorales de diferentes jurisdicciones. Durante el espacio también fue dado a conocer, en exclusiva, un video documental con los hallazgos centrales hechos por el equipo de la Secretaría Técnica de la Comisión de Conciliación Nacional, a partir de las narrativas de personas entrevistadas en los 15 territorios: Chocó (Diócesis de Istmina-Tadó), Antioquia (Diócesis de Apartadó), Arauca (Diócesis de Arauca), Tolima (Arquidiócesis de Ibagué y Diócesis de El Espinal), Vichada (Diócesis de Puerto Carreño), Meta (Diócesis de Puerto Gaitán), Putumayo (Diócesis de Mocoa-Sibundoy), Nariño (Diócesis de Ipiales), Santander (Diócesis de Barrancabermeja), Norte de Santander (Diócesis de Ocaña), Cauca (Arquidiócesis de Popayán), Sucre (Diócesis de Sincelejo), Córdoba (Diócesis de Montelíbano) y La Guajira (Diócesis de Riohacha). Conozca los resultados y testimonios centrales del proceso, haciendo clic en el video:

Vie 17 Dic 2021

Día del Migrante: Una Iglesia que acoge, protege, promueve e integra

Al celebrarse este 18 de diciembre el Día Internacional del Migrante, la Iglesia Católica colombiana, fiel al magisterio del Papa Francisco, invoca los 4 verbos: acoger, proteger, promover e integrar, como parte de su acción evangelizadora y pastoral en favor de los migrantes. Monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social- Cáritas Colombiana, observó que desde el Antiguo Testamento se describió la presencia de Dios en la historia como el Dios del migrante, "el Dios de aquellos que se encontraban en camino y que buscaban horizontes donde establecer su vida y buscar protección". El directivo afirmó que el mundo de hoy está muy marcado por el fenómeno de las migraciones, hecho que toca a un gran número de países en los distintos continentes. Estos millones de personas en condición de migrante -agrega- "se generan por distintos motivos, tiene que ver con temas económicos, pero también con situaciones políticas, o por situaciones relacionadas con la estabilidad de cada uno de los países". Al recordar que este próximo sábado la Iglesia Católica conmemora esta fecha, pidió hacerlo con una nota espiritualidad y siguiendo la invitación que el Papa Francisco hizo durante su primer viaje como Pontífice a la Isla de Lampedusa, donde exhortó a la Iglesia a ser solidaria con los migrantes y realizar acciones concretas en favor de ellos.

Vie 3 Dic 2021

CCN brindó el taller: ‘Comunicaciones para las conflictividades sociales’

Con el propósito de fortalecer la pastoral de comunicaciones de la Iglesia Católica en favor de la reconciliación y la paz en la subregión del Urabá Antioqueño, la Comisión de Conciliación Nacional (CCN), en articulación con la Diócesis de Apartadó, desarrollaron los días 24 y 25 de noviembre, en el municipio de Necoclí, el ‘Taller de comunicaciones para las conflictividades sociales’ La actividad de encuentro y formación, que contó con la participación activa de cerca de 30 agentes de pastoral de diferentes parroquias de la jurisdicción, brindó espacios de reflexión y formación en conceptos y herramientas de comunicación, Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Fueron espacios teórico-prácticos, donde los participantes a partir de estudio de casos, tuvieron la oportunidad de plantear estrategias de comunicación.

Vie 26 Nov 2021

Testimonio de fe y esperanza que comparte la religiosa Gloria Cecilia

En un tono bajo y sereno la religiosa Gloria Cecilia Narváez Argoty, sostuvo un breve diálogo con el Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de Colombia, donde devela algunos de los momentos y las dificultades que pasó durante los cuatro años y ocho meses de su cautiverio. Expresa, que, siempre mantuvo viva la esperanza y vivió cada momento con mucha fe, paciencia y humildad, tomada de la mano de Dios y María Santísima. Además, narra cómo siguiendo el carisma de San Francisco de Asís, tuvo todo el tiempo del mundo para contemplar cada detalle del paisaje que le tocó vivir en el desierto. Agradeció por el agua, difícil y precioso líquido de conseguir en estos territorios, avistó el paso de los pájaros que cruzaban de una manera libre por el cielo e incluso bendijo los insultos y el maltrato que cada día recibía por parte de sus captores. A pesar de todo lo vivido durante su cautiverio, la religiosa extiende una invitación para que toda persona se arriesgue a vivir de manera generosa una aventura misionera de servició hacia los demás e incluso dice ella, “de estar dispuestos a entregar la vida sin fronteras por los más necesitados”. Finalmente, al pedirle que ofreciera una palabra de aliento a aquellas personas que sufren el flagelo del secuestro, la hermana Gloria Cecilia los invita a afianzar su fe en Dios y confiar en Él, orar mucho y no perder la esperanza, “solo así -asegura la religiosa- podremos lograr la libertad”. Recordemos que la retención de la religiosa de 59 años, oriunda del departamento de Nariño y miembro de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, se produjo un siete de febrero del 2017, estando ella en desarrollo de su servicio pastoral en la aldea de Karangasso, cerca de Koutiala, unos 400 kilómetros al este de Bamako (República de Malí – África Occidental). Con el propósito de poder compartir con nuestros lectores cada detalle que la religiosa Gloria Cecilia nos narró sobre su retención, presentamos la transcripción completa de la entrevista, que sin lugar a dudas nos llenará de lágrimas, pero también, nos permitirá agradecer a Dios por la vida de esta religiosa y la de tantas religiosas y religiosos que a lo largo del planeta entregan su vida de una manera generosa por los más necesitados. Lea el testimonio completo de la religiosa Pregunta: ¿Cómo vivió su experiencia de Dios durante estos cuatro años y ocho meses de cautiverio en el desierto? Gloria Cecilia. En medio de muchos grupos armados Al Qaeda y Talibanes. Viví con mucha confianza en Dios, con mucha oración desde lo que yo podía contemplar en el desierto, el salir del sol, alababa a Dios, en todo momento agradecí a Dios, como decía San Francisco de Asís: ‘si te azotan considéralo como una gracia’. Yo me decía: ‘acepta este momento como Dios te lo presenta y no quieras pedirle como tú quieres que sea’. Entonces, siempre puse esta prueba que Dios me permitió vivir, este cautiverio con mucha fe en Dios, con mucha paciencia, edificada con mi madre fundadora, la madre Caridad que decía ‘Alabar o callar, dejar que Dios nos defienda’. Dios no se deja ganar en generosidad, agarrarse fuertemente de Dios y de la Virgen Santísima y eso fue lo que yo viví. Yo sabía que nuestra Fundadora intercedió por mí, qué tantas hermanas que pasaron ya en nuestra congregación, que fueron los cimientos y los pilares de nuestra congregación, intercedieron por mí, que mi madre, mi familia, las hermanas de la Congregación y la Iglesia entera oraban por mí. Entonces lo viví con mucha fe, con mucha paciencia, con mucha humildad y pues fui creciendo, mi fe se afianzaba cada vez más, lo viví con serenidad, en ningún momento me desesperaba, claro como es natural uno tiene cierto miedo, pero yo lo viví confiada siempre en mi Dios. P. En nombre de la Vida Consagrada de Colombia, de la Conferencia Episcopal, de manera muy especial de la familia Franciscana le damos la bienvenida. ¿Cuéntenos cómo se fortalece el carisma Franciscano en esta experiencia, cuando San Francisco de Asís nos enseña a contemplar y a alabar a Dios en todas sus creaturas? GC: Yo viví esta contemplación de la creación como San Francisco lo proclamaba, ‘es mi hermana toda la creación’, el salir del sol para mí en el desierto era algo hermoso, contemplar ese color fuerte del sol radiante, ver cómo los camellos subían por esas montañas de arena, seguro caminaron muchos kilómetros, iban a buscar agua a un pozo, porque en el desierto hay que caminar muchos kilómetros para conseguir el agua. Yo alababa y bendecía a Dios por el agua que podía tener, dos litros de agua, yo decía: ‘en un desierto con un calor tan fuerte, como es de valiosa esta agua, como es de preciosa’, como Francisco de Asís lo decía y por ello le daba gracias a Dios; y si de pronto veía algún pajarito, yo contemplaba también ese momento, como Dios en ese pajarito que tenía su libertad iba y venía, podía también alabar y bendecir a Dios; incluso en los insultos y en el maltrato que estos grupos me hacían yo también lo alababa, yo decía, es una oportunidad que Dios me da para revisar mi vida de fidelidad frente a Él, para también purificarme yo y para bendecirlo por esta oportunidad que me da, por la paciencia, por la humildad, yo lo alabo y lo bendigo en todo momento; y si me tiraban un poco de leche o me tiraban lo que fuera, también lo alababa y lo bendecía. Yo sabía que la religión de ellos era el islam, yo me mantenía en mi fe y con la esperanza viva, porque mi familia es muy católica, en mi pueblo y en Nariño mismo somos muy creyentes y desde pequeña mi mamá nos afianzó en la fe y me decía mi mamá: Gloria ‘si uno es fósforo, usted no sea candela’, como mantenerme en esa paz y ser instrumento de paz. Yo pedía por las personas que me tenían secuestrada, dentro de esta espiritualidad Franciscana que es de mucha paz, yo proclamaba la oración de la Paz o a veces yo componía mis propias alabanzas a Dios con lo que yo podía admirar y bendecir, entonces yo creo que esta espiritualidad se afianzó más en el desierto. Y de por sí, vivir esa fraternidad universal dentro de la misión en la que estábamos, con la gente no había diferencia de religión, yo decía ‘aquí estoy frente a grupos extremistas’, es diferente de haber vivido nuestra misión allá en la vereda, allá era la fraternidad lo que nos unía, el podernos ayudar, el poder compartir con la gente y acá es diferente pero en medio de esa diferencia yo respeto mucho y bendigo a Dios. P. Valoramos mucho su testimonio de vida misionera. Qué consejo daría usted a tantos católicos, bautizados que quieren ir a prestar un servicio de misión en Colombia o en otra parte del mundo, a través de la misión Ad Gentes. GC: Les invitaría a ser generosos, estar dispuestos a entregar su vida sin fronteras, no encerrarnos. Nosotros sabemos que aquí en Colombia hay mucha necesidad; yo he tenido la oportunidad de estar en el Putumayo, en el Caquetá, en la bota Caucana, también en Bocas de Satinga y por Tumaco, yo veía mucha necesidad, pero también la presencia de Franciscanos, de otras comunidades y de misioneras (os) que están en estos territorios de misión. Por eso, es importante estar atentos a este llamado de la Iglesia, que nos hace el Papa Francisco, estar allá en la periferia, estar en los lugares donde nos necesitan, no por lo que somos, ni lo por lo que vamos a dar, sino por el testimonio. Yo me acuerdo ahora que salí del cautiverio un padre malinés me escribió y me dijo ‘hermana Gloria nosotros le agradecemos mucho por su testimonio de vida porque en este tiempo que usted estuvo cautiva la fe en Mali se ha afianzado, nos hemos unido más los católicos y ahora somos más fuertes’ y agregaba: ‘hermana, no es tanto dar, ni hacer cosas, sino testimoniar nuestra fe y estar ahí con la gente, nosotros nos hemos edificado y si todos los misioneros o bautizados tuviéramos esa fe tan grande, entonces pudiéramos vivir como hermanos y vivir en medio de la diferencia’ y todo eso me edificó también. Igualmente me edificó las palabras de monseñor Zerbo, el cardenal de Bamako en Mali, quien me dijo: ‘hermana Gloria cada día yo reservaba la comunión, decía, por la hermana Gloria’ y eso me llenó como de una alegría y decía además el cardenal que oraba en medio de tanta dificultad y tanto sufrimiento que se vive en Mali, y pues él estaba compartiendo conmigo, uniéndose espiritualmente, frente a esto, entonces, yo haría un llamado a todos para que nos entreguemos radicalmente y entreguemos nuestra vida en servicio de los demás. P. En Colombia hay muchos secuestrados, ¿Cuál sería su mensaje para ellos a partir de su experiencia particular? GC: Yo les pediría que tengan una confianza muy firme en la fe. Yo viví esta experiencia con uno de mis primos de la familia que estuvo siete años secuestrado, pero él decía ‘el Santo Rosario, Gloria, la sagrada Biblia cada vez yo tenía la oportunidad de reflexionar en la palabra de Dios’, que yo no la tenía allá por la religión, entonces de afianzarse mucho, creer mucho en Dios confiar en Él, agarrarse fuertemente de Dios y nunca perder la esperanza, Dios está con nosotros y si confiamos en Él podemos lograr nuestra libertad.

Jue 25 Nov 2021

Iglesia anima a seguir construyendo un proyecto de Nación basado en el bien común

En vísperas del inicio del tiempo litúrgico de Adviento, con el que la Iglesia se prepara espiritualmente para la celebración de la Navidad, los obispos envían un mensaje al pueblo colombiano en el que recuerdan algunos aspectos que han marcado la vida de los ciudadanos durante este año y hacen recomendaciones frente a lo que se avecina para el país, en materia de política y democrática. En su misiva enumeran los tiempos de luces y sombras que los colombianos han tenido que enfrentar como: pandemia, reaparición de formas de violencia armada, marchas, protesta social, reactivación económica, gestos concretos de solidaridad, retorno a los trabajos y a las aulas, entre otros. “Estas situaciones, -agregan- dolorosas y esperanzadoras a la vez, nos han concedido vestirnos con el sayal del luto y los atavíos de fiesta”. Un diálogo social permanente, franco y persistente Afirman, que, mientras se prende la primera vela de la corona de Adviento, el pueblo de Dios se ve iluminado “por el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, que nos anima a despojarnos de los atuendos de aflicción y a vestirnos de galas festivas con la convicción de que, por la práctica de una buena política, la del servicio desinteresado y del diálogo social permanente, brotarán los frutos de paz y de justicia que necesitamos todos y cada uno de los colombianos”. Este diálogo agregan, debe ser franco y persistente, “fundado en la consciencia de que somos, como colombianos, un solo pueblo, en y desde nuestras diversidades, con una riqueza y un patrimonio natural y cultural”. Los obispos recuerdan lo ya manifestado por el Papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti, 199: “Un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva: la cultura popular, la universitaria, la juvenil, la artística, la tecnológica, la cultura económica, la cultura de la familia y la de los medios de comunicación”. Un debate político que permita construir democracia Al referirse a los próximos comicios electorales que se avecinan para el año entrante, los prelados animan a los colombianos a asumir los desafíos de “un debate político que permita construir democracia al reconocer que tenemos una responsabilidad social de unos para con otros”. Finalmente, al desear un bendecido camino de Adviento, piden la intercesión de la Virgen María para que ella, ayude al pueblo colombiano a seguir construyendo un “proyecto de Nación basado en el bien común”. La misiva, es firmada por Mons. Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal; Mons. Omar Alberto Sánchez Cubillos, OP, arzobispo de Popayán y vicepresidente de la Conferencia Episcopal; y Mons. Luis Manuel Alí Herrera, obispo auxiliar de Bogotá y secretario general del episcopado. DESCARGAR MENSAJE DE ADVIENTO [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon]

Vie 19 Nov 2021

Pautas para vivir sinodalmente el Ciclo de la Manifestación del Señor

La Comisión Central del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), para la animación del Sínodo 2021-2023 pone a disposición de los creyentes estas pautas que servirán de apoyo para “hacer concreta la vivencia de la espiritualidad en esta coyuntura eclesial, de la mano de la Familia de Nazaret, primera Iglesia doméstica y sinodal”. En la presentación, el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis Manuel Alí, expresa que se trata de un documento que ofrece fundamentos bíblicos y patrísticos, orientaciones pastorales y un subsidio celebrativo para el Adviento, la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, la Navidad y el fin e inicio del año civil. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar pautas[/icon]

Vie 19 Nov 2021

Sacerdote Eudista elegido obispo para la Diócesis de Santa Marta

El padre José Mario Bacci Trespalacios, C.J.M., fue nombrado por el Papa Francisco como nuevo obispo de la sede de Santa Marta, en el departamento de Magdalena al norte de Colombia, convirtiéndose en el 49 prelado desde que se fundó la diócesis en 1534. El padre Bacci Trespalacios sucederá a monseñor Luis Adriano Piedrahita, quien el pasado 12 de enero de 2021, falleciera por la Pandemia del Coronavirus. El nuevo obispo de Santa Marta actualmente viene de ocupar el cargo como Provincial de la Congregación de Jesús y María de Colombia y Centroamérica. Perfil del padre José Mario Bacci Trespalacios Nació en Magangué (Bolívar) el 19 de marzo de 1971. Fue incorporado a la Congregación de Jesús y María – Padres Eudistas el 19 de agosto de 1995. Y el 17 de diciembre del mismo año fue ordenado presbítero. Inició la formación para la vida presbiteral en el seminario san Carlos Borromeo de Cartagena, por la diócesis de Magangué. Allí cursó el año propedéutico (1988) y la etapa filosófica (1989-1990). Al iniciar la etapa teológica ingresó a la CJM y realizó los estudios de teología en la Pontificia Universidad Javeriana (1991-1994). Realizó estudios de Licenciatura en Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma (2007-2011). Cursó un semestre de estudios en la Ecole Biblique de Jerusalén (2011). En el ejercicio del carisma fundamental de la CJM, ha vivido sus 25 años de vida ministerial al servicio de la formación presbiteral en seminarios diocesanos en Ecuador (1994-1999), República Dominicana (1999-2001), Brasil (2001-2007) y Honduras (2012-2016). En esos lugares desempeñó diversas responsabilidades: miembro del equipo de formación, encargado de la formación académica, docencia en Sagrada Escritura y rector. Algunos de esos seminarios estaban vinculados a parroquias cercanas y en ellas colaboró regularmente en las actividades pastorales. Desde el año 2016 se ha desempeñado como superior provincial de la Provincia Eudista de Colombia. Desde el año 2019 ejerce el segundo período en este servicio dentro de su Congregación. El 19 de noviembre de 2021, el Santo Padre Francisco lo nombró obispo de la Diócesis de Santa Marta. La ordenación episcopal y toma de posesión canónica del nuevo obispo de Santa Marta, Monseñor José Mario Bacci Trespalacios, se realizará el 25 de enero de 2022. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar BIOGRAFÍA[/icon]

Jue 18 Nov 2021

El Obispo sucesor de los Apóstoles

Por: Mons. José Libardo Garcés Monsalve - Al recibir el nombramiento que me ha hecho el Papa Francis­co, como Obispo de la Dióce­sis de Cúcuta, como sucesor de los Apóstoles les ratifico mi oración fer­viente al Señor con la intención del crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad, para seguir construyendo en camino sinodal, una comunidad viva, en salida misionera, al servicio de Dios y de los más pobres y nece­sitados. En la Iglesia Católica tenemos el re­galo de la sucesión apostólica, así lo enseña la Palabra de Dios cuando nos dice que: “El Señor llamó a los que Él quiso y se acercaron a Él. Desig­nó entonces a doce, a los que llamó Apóstoles, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar” (Mc 3, 13 - 15), y aprendieron de Jesús todo cuanto debían anunciar por todas partes. Esta designación fue una elección gratuita de Dios, los Apóstoles no eligieron el estado apostólico, fue el Señor quien los llamó, así lo expresa el Apóstol san Juan: “No me eligieron ustedes a mí, fui yo quien los elegí a ustedes. Y los he destinado para que vayan y den fruto abundante y duradero” (Jn 15, 16), de esta manera, fueron hechos portadores del testimonio de Jesús, de su muerte y resurrección y del anuncio gozoso de la gran noticia de la misericordia del Padre para toda la humanidad y de la presencia perma­nente en la Iglesia de los misterios de la Salvación. Para cumplir con el mandato del Señor de anunciar todo el misterio pascual de la pasión, muerte y resu­rrección de Nuestro Señor Jesucris­to, los Apóstoles instituyeron a otros hombres, con la misma autoridad y función en la Iglesia que ellos, y los llamaron Obispos, estableciendo a la vez colaboradores para el servicio del culto y el anuncio del Evangelio, a quienes llamaron presbíteros, y eli­gieron a otros para el servicio de la caridad, a quienes denominaron diá­conos (Cf. LG 20). Desde el mismo origen, con Pedro a la cabeza por elección del mismo Se­ñor y los demás Apóstoles, Nuestro Señor Jesucristo instituye la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, que sigue presente en los sucesores de los Apóstoles, que son los Obispos, que juntos conforman el Colegio Episcopal, al cual pertenecen to­dos los Obispos en co­munión con el Roma­no Pontífice, que en el momento actual es el Papa Francisco. Los Obispos presiden cada diócesis y garantizan la comunión en la ca­ridad, con Pedro y bajo la autoridad de Pedro; de tal manera, que la Iglesia de Cristo existe donde se encuentren hoy los sucesores de los Apóstoles, en comunión y obediencia al sucesor de Pedro, el Papa Francisco. Desde el principio hasta el día de hoy, el Obispo tiene la misión de ser testi­go de la Muerte y la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, principio de la comunión católica, animador de la misión de la Iglesia y estímulo para que el pueblo de Dios crezca en la fe, la esperanza y la caridad. Así lo enseña el Concilio Vaticano II cuando dice: “Con la consagración episcopal se confiere la plenitud del sacramento del Orden, que por esto se llama en la liturgia de la Iglesia y en el testimonio de los Santos Padres ‘supremo sacerdocio’ o ´cumbre del ministerio sagrado´. Ahora bien: la consagración episcopal, junto con el oficio de santificar, confiere también los de enseñar y regir, los cuales, sin embargo, por su naturaleza, no pue­den ejercitarse sino en comunión je­rárquica con la Cabeza y miembros del Colegio… los Obispos en forma eminente y visible, hacen las veces de Cristo, Maestro, Pastor y Pontífice, y obran en su nombre” (LG 21). La clave para el ejercicio del minis­terio episcopal está en la Comunión, afectiva y efectiva en el hoy de la historia con el Papa Francisco, como sucesor de Pedro y con la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, misterio que se hace presente en cada diócesis, donde está un Obispo legítimamente constituido y que a la vez es garantía de la sucesión apostó­lica, enseñanza que a la vez retoma Apare­cida cuando afirma: “Reunida y alimen­tada por la Palabra y la Eucaristía, la Iglesia Católica exis­te y se manifiesta en cada Iglesia Particu­lar, en comunión con el Obispo de Roma. Esta es, como lo afirma el Concilio, ‘una porción del pueblo de Dios confiada a un Obispo para que la apaciente con su presbi­terio” (DA 165). En virtud de esa institución divina, los Obispos representan a Cristo, de manera que escucharlos significa es­cuchar a Cristo. Así pues, además del sucesor de Pedro, también los otros sucesores de los Apóstoles represen­tan a Cristo pastor. Esto lo enseña el Concilio: “En la persona de los Obis­pos, a quienes asisten los presbíteros, el Señor Jesucristo, pontífice supre­mo, está presente en medio de los fieles” (LG, 21), realidad que tiene raíces en el Evangelio: “Quien los escucha ustedes, a mí me escucha (Lc 10, 16). De tal manera, que escuchar al Obispo sucesor de los Apóstoles es escuchar a Nuestro Señor Jesucristo. Los invito a que en espíritu de comu­nión, todos vivamos este comienzo de una nueva etapa, como diócesis en camino sinodal y en salida misionera. Por voluntad de Dios y llamado de la Iglesia, en cabeza del Papa Francisco, vengo a caminar con ustedes, con la convicción que yo los voy a escuchar, ustedes me van a escuchar y juntos vamos a escuchar al Espíritu Santo, que nos iluminará para discernir la Voluntad de Dios para este momento de nuestra historia diocesana, que será estar en salida misionera, buscando a los que están alejados, siguiendo el espíritu de la enseñanza de Apareci­da cuando afirma: “La Diócesis, en todas sus comunidades y estructuras, está llamada a ser una ‘comunidad misionera’, cada Diócesis necesita robustecer su conciencia misionera, saliendo al encuentro de quienes aún no creen en Cristo en el ámbito de su propio territorio y responder adecua­damente a los grandes problemas de la sociedad en la cual está inserta. Pero también, con espíritu materno, está llamada a salir en búsqueda de todos los bautizados que no partici­pan en la vida de las comunidades cristianas” (DA 168). Con este buen propósito nos pone­mos bajo la protección y amparo de la Santísima Virgen María, Estrella de la Evangelización, que nos protege y ampara y del Glorioso Patriarca San José nuestro patrono, que custodia nuestra fe, esperanza y caridad. Que ellos nos alcancen de Jesucristo todas las bendiciones y gracias necesarias, para emprender esta experiencia en camino sinodal y en salida misionera, para mayor gloria de Dios y salvación nuestra. En unión de oraciones, reciban mi bendición. + José Libardo Garcés Monsalve Obispo electo de la Diócesis de Cúcuta