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Iglesia

Vie 24 Jul 2020

Un sacerdote que evangeliza por redes sociales

En medio de la pandemia, la Iglesia Católica reconoce la importancia de intensificar el acompañamiento espiritual a las poblaciones. Por eso, los sacerdotes de las diversas jurisdicciones eclesiásticas, que están en todo el territorio colombiano, se han puesto en la tarea de llegar a las comunidades a través de otros medios. Las redes sociales, por ejemplo, han cobrado mucha importancia en este momento de crisis; se han convertido en uno de los canales de información que más utilizan las jurisdicciones y comunidades religiosas. Para el padre Cristian Camilo Cárdenas Aguirre, sacerdote de la arquidiócesis de Ibagué,“predicar a través de estas plataformas digitales es como navegar mar adentro, pues uno se encuentra todo tipo de personas”. Este sacerdote de 29 años de edad y delegado episcopal para la pastoral juvenil, ha encontrado en las redes sociales la manera de evangelizar y llegarle a la población más joven. Se ha convertido en el sacerdote que, entre reflexiones y videos graciosos, ha llevado un mensaje de esperanza y enseñanza. “En la iglesia (templo) uno puede predicar siempre pero es a las mismas personas que conocen el evangelio, que son piadosas o religiosas, también personas que quieren empezar a ir por ese camino, ellos ya están acostumbrados a nuestro discurso y diálogo; pero cuando uno se atreve a predicar a través de las redes sociales, le llega a los ateos, católicos, protestantes, musulmanes, etc., a cualquier persona sea creyente o no. Esto es interesante porque uno se da cuenta que ellos también lo escuchan, se evidencia en los comentarios que dejan”, asegura el padre Cristian Cárdenas. Su accionar se ha basado en el evangelio de San Lucas, capítulo 5, versículo 4, en donde el Señor invita a ir mar adentro y echar redes. Esta forma de evangelizar la lleva a cabo desde hace aproximadamente 4 años cuando aún era diácono, inició publicando cada semana una reflexión sobre el evangelio en formato de video de 2 minutos. “Empecé con Facebook, luego Youtube e Instagram. En esta pandemia las personas han tenido más tiempo de estar en redes sociales y han necesitado más acompañamiento, eso ha hecho que la reflexión se haga todos los días. Después entré en Tik Tok, una red social en la que no quería estar; sin embargo, me motivaron mucho los jóvenes de la pastoral juvenil de la arquidiócesis y allí fue el boom”, comenta el padre Cárdenas. Para este sacerdote que evangeliza de un modo diferente en tiempos diferentes, lo importante es que quienes lo vean puedan sentir ese amor y alegría, sacarles por lo menos una sonrisa en estos momentos tan difíciles para todos. Además de las reflexiones, el padre Cristian Cárdenas responde preguntas de personas que, de una u otra forma, intentan atacarlo a él o sus creencias, con ellos tiende a ser sarcástico sin cruzar la línea del respeto, pues su objetivo es generarles curiosidad y que puedan caer en cuenta del error. Según cuenta, “en el canal de Tik Tok tengo algo que se llama ‘Sábado de tertulia’, lo hago a las 8 de la noche y se conecta gente de toda América Latina y Europa, también es un momento de entretenimiento, de tratar temas culturales y molestar un poco y soltar la diversión, la sana alegría. En estas tertulias, muchos jóvenes me preguntan a cerca de la vocación sacerdotal y ellos me propusieron hacer algo los martes que se llama ‘Conociendo de tu vocación con el padre Cristian’, ellos mismos eligieron el nombre del programa. Lo empecé hace unas semanas, yo no esperaba tanta acogida por ser nuevo, pero tiré las redes y el Señor me fue mostrando”. En aproximadamente 45 minutos, este programa logró llegar a más de 700 personas, muchos jóvenes pudieron no solo hacerle preguntas, sino también desahogarse y contarles que sentían el llamado de Dios. Las redes sociales se convirtieron en un semillero de vocación. El padre Cristian no es comunicador social ni experto en marketing digital, sin embargo, poco a poco ha ido adquiriendo mucha más experiencia sobre el mundo virtual. Sabe cuáles son los planos al grabar, ha aprendido a editar sus cortos videos y ha explotado su creatividad. “Algo muy bueno es que incluso la misma gente me ayuda, me dice: padre Cristian le faltó mejorar el sonido, el plano quedaría mejor así, ellos me aconsejan y sugieren cosas, eso hace que mejore mi experiencia. También he ido adquiriendo herramientas que me ayudan, como micrófono, trípode y las lámparas”, comenta el sacerdote. Finaliza asegurando que “la pandemia nos hizo entender que las redes sociales había que inundarlas de evangelio, porque si la Iglesia no lo hace, otras personas lo harán, pero con otro tipo de contenidos. En medio de la tragedia, la Iglesia ha podido actualizarse en este aspecto, el pulpito del siglo XXI son las redes sociales y aunque quizá tengamos mucha audiencia, pero no mucha acogida, son espacios que iremos ganando”. Usted lo podrá encontrar en las principales redes sociales como: Facebook: @padrecristian1 / Instagram: @padre_cristian /Tik Tok: @padrecristian

Vie 24 Jul 2020

Niños, jóvenes y adolescentes en esta Pandemia

Por: Mons. Carlos Arturo Quintero Gómez - Durante esta crisis mundial a causa de la pandemia, niños, adolescentes y jóvenes han tenido que confinarse, junto a sus padres, hermanos, adultos mayores y sus mascotas. Este encerramiento ha despertado en ellos, diversas emociones y una mezcla de sentimientos que los ha conducido a vivir en medio de la ansiedad, cuadros depresivos, al vaivén de la soledad, la incomprensión de los mayores, las desconfianzas y preguntas existenciales como: ¿Qué va a ser de mi vida? ¿Por qué este encerramiento? ¿Y mis sueños, metas e ideales? Algunos jóvenes se resisten a este aislamiento porque trae consigo frustraciones y dificultades para interactuar, incluso a muchos les cuesta estudiar, a través de la internet, lo que les ha llevado a desistir del estudio por considerar que la virtualidad los bloquea e impide el libre desarrollo de sus ideales. ¿Cómo ayudar a esta generación de los milenials y los centenials? ¿Cómo comprender sus sueños y animarles a vivir con pasión, sin desfallecer, entendiendo que aún pueden cumplir sus ideales? ¿Cómo estimularles a no dejar apagar en ellos su fe, su esperanza, su amor a Dios? ¿Cómo ayudarles a entender que Dios los ama y que esta crisis es una prueba? Tarea nada fácil, que exige de todos, compromiso, testimonio de vida y aprender a escucharles. Deberíamos entonces preocuparnos por los niños, traviesos por naturaleza, hiper activos y sensibles a los cambios, aunque terminan adaptándose, mejor que los adultos, muchas veces sin entender lo que ocurre. Preocuparnos por los adolescentes, que atraviesan por esta hermosa etapa de la vida, buscando afianzar su identidad, intensificando sus interacciones con sus pares y amigos, soñando la vida y discerniendo sobre el qué hacer. Es la edad de las relaciones en la que se forjan amistades, incluidas las redes sociales; hay una búsqueda de aprobación y deseo de participar en diversos colectivos. Y qué decir de la juventud, la edad de las decisiones, de las elecciones y de los riesgos. Todos estos valores, pueden llegar a congelarse en el tiempo y en el espacio, y traer consigo posibilidades de estancamiento, vidas que se pueden atrofiar y sueños que se pueden desmoronar. En muchos de ellos, se quebranta la alegría, se rompen los hilos de la confianza y la serenidad, se fracturan las relaciones, se esfuman los ideales. Y mientras esto ocurre en el corazón de muchos jóvenes, nuestra sociedad sigue impávida, preocupada por la reactivación económica, tan válido como la atención a los más desfavorecidos, pero debería también ser una ocasión para pensar la manera de acompañar a los niños, adolescentes y jóvenes. Desde la Iglesia, debemos pensar igualmente en los desafíos para la nueva evangelización, pues en estos tiempos muchos chicos, seguro se han ido enfriando espiritualmente, a pesar que en los hogares cristianos han intentado mantener viva la llama de la esperanza y el amor de Dios. La mejor manera de ayudarles es sin duda, con el buen ejemplo, escuchándoles, aconsejándoles, mostrándoles la verdad de la vida y el rostro misericordioso de Jesús. Como lo expresaba San Juan Bosco, es preciso aguantar y no enojarse; persuadir al niño en vez de amenazarlo, corregir al joven mejor que castigarle. De ahí la necesidad de “mantener un espíritu sereno, evitando las palabras hirientes, actuando con comprensión en el presente y esperanza en el futuro”. Decirle a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, las palabras de Jesús que les llama: “no tengáis miedo” e invitarles a correr el riesgo por Jesús, modelo auténtico del joven, que todo lo puede e instarles a mantener vivo en sus mentes y en sus corazones, los sueños que desean y pueden alcanzar. Carlos Arturo Quintero Gómez Obispo de Armenia

Jue 23 Jul 2020

Obispo electo de Barrancabermeja recibe Ordenación Episcopal

En la Catedral Nuestra Señora de la Pobreza en la ciudad de Pereira, monseñor Ovidio Giraldo Velásquez, obispo electo de Barrancabermeja, recibió este 22 de julio la Consagración Episcopal, por imposición de manos, unción y oración consecratoria de monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez, obispo de Pereira y quien actuó como ordenante principal. En un emotivo saludo, el obispo electo inició agradeciendo a Dios el haberlo llamado al ministerio episcopal y el hacerlo participe del Colegio Apostólico. “En los prodigiosos designios divinos y en los benevolentes y sabios caminos eclesiales, hoy he recibido el orden del episcopado con el encargo y la esperanza de que sea para el júbilo de Dios, la santificación del pueblo cristiano y el bien de la humanidad;con la firme esperanza de que así será con el favor de la gracia divina y el apoyo del pueblo santo, y de mi parte con la voluntad de permanecer unido a Dios y a la Iglesia” Así mismo pidió a Dios, Padre de misericordia, le conceda la gracia de “honrarlo con mi vida y mi palabra. También, con la vida y la palabra mostrar al mundo su bondad, su misericordia y su amor”. El prelado mencionó cómo desde su adolescencia sintió el llamado de Dios a servir desde el sacerdocio, llevando el Evangelio a donde fuera posible y hoy dice “como en otros jubilosos momentos y de manera especial, el Señor me ratifica esta vocación y misión”. “Al Espíritu Santo, presencia pura del amor divino, que siempre nos convoca para la verdad y al amor, le ofrezco la disposición de todo mi ser para que de manera constante e íntegra disponga de mí en orden a divisar y abrazar los designios del Padre y a llevar la buena nueva de Jesús en toda oportunidad”, apuntó. Al recordar a su diócesis, donde fue incardinado como sacerdote, La Dorada-Guaduas, extendió un saludo a cada uno de los obispos, sacerdotes, religiosas y fieles laicos, quienes en su caminar por este territorio le ofrecieron su afecto y cariño. A todos ellos “mi perenne gratitud por lo mucho recibido y lo tanto aprendido en la fe y la misión”. Igualmente, mostró gratitud al Papa Francisco por la designación al ministerio episcopal, expresando su profunda admiración y afecto. Al Nuncio Apostólico, monseñor Mariano Montemayor, expuso su complacencia por la atención con ocasión de su nombramiento, así como al Cardenal Marcos Ouellet, prefecto de la Sagrada Congregación para los obispos. Ante monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez, obispo de Pereira, se mostró agradecido por haberle permitido recibir su ordenación episcopal en esta sede, resaltando de él su acogida paterna, su testimonio pastoral y la pasión evangelizadora, materializada en la Red de Nueva Evangelización. “Gratitud que extiendo al presbiterio de Pereira, a los religiosos y fieles laicos de esta querida diócesis, donde siempre me he sentido hijo y hermano”. A los miembros de la Red de Nueva Evangelización, de la cual fue director desde el año 2013 hasta su nombramiento como obispo, les demostró su gratitud, extendido este saludo al equipo del Secretariado. “En los señores obispos de la Red constaté que el episcopado colombiano tiene su corazón generosamente ofrendado a Jesucristo y este hecho es todo un evangelio que colma de vitalidad y esperanza la iglesia colombiana y los hace dignos de todo afecto filial y obediencia pastoral”. No podía ser diferente la devoción y afecto demostrado hacia su familia, de quienes dice aprendió a conocer y a amar a Dios y al prójimo, ustedes dijo: “siguen siendo mi escuela de fe y caridad cristiana; siempre los necesitaré. Infinitas gracias, mamá. A papá, que Dios lo tenga en el lugar de los justos”. Igualmente reconoció la valiosa amistad de amigos, confesores, directores espirituales, benefactores, compañeros de misión y apostolado y comunidades parroquiales que a lo largo de su vida han estado presentes en su camino. Al exaltar la figura de Santa María Magdalena, proclamada por la Iglesia católica como “apóstol de los apóstoles”, pidió su ayuda “para mantener los ojos y el corazón fijos en la Pascua del Señor y para llevar con incesante gozo el anuncio de la buena nueva de la salvación a propios y extraños (…) En Santa María Magdalena exalto la vida y la obra de las incontables y santas mujeres que siguiendo las huellas de la Madre del Señor han colmado nuestra vida de bendiciones y han embellecido la Iglesia”. Al dirigirse al presbiterio de la diócesis de Barrancabermeja, religiosas, consagrados y fieles laicos, expuso que junto a María Magdalena, Jesús será “nuestro gozo, nuestro desvelo y nuestro tesoro, el tesoro que quiero compartir con todos ustedes a tiempo y a destiempo, con oportunidad o sin ella”. Finalmente, encomendó su episcopado bajo el amparo amoroso de la Santísima Virgen y el bienaventurado patriarca San José. “En ti honro la multitud de varones justos y buenos que han enaltecido el pueblo de Dios”. Respondiendo a los protocolos de bioseguridad establecidos ante la pandemia, el acto litúrgico contó con un reducido número de participantes, entre ellos: monseñor Hency Martínez Vargas, obispo de la Dorada-Guaduas y monseñor Luis Albeiro Cortés Rendón, obispo auxiliar de Pereira, quienes le acompañaron como primeros ordenantes y además un pequeño grupo de sacerdotes. Obispos, sacerdotes, religiosos(as), agentes pastorales y bautizados de Colombia y el mundo, pudieron acompañar espiritualmente al obispo electo a través de la transmisión por redes sociales que la diócesis de Pereira originó y que fue replicada por distintas jurisdicciones e instituciones de Iglesia del país, como signo de unidad, comunión y alegría ante este importante momento para la Iglesia. Fotos:Augusto Serna Arias.(Periódico La Verdad) Galería fotográfica VIDEO DE CEREMONIA

Mié 22 Jul 2020

“Mi tarea es proclamar la Palabra a tiempo y a destiempo, reprender y exhortar con paciencia y doctrina”

Precisó el nuevo arzobispo de Ibagué, monseñor Orlando Roa Barbosa, durante la toma de posesión canónica de su cargo, el 18 de julio. La ceremonia estuvo marcada por un sentimiento de gratitud hacia Dios y con el Papa Francisco por haber sido llamado desde el episcopado a servir como arzobispo de Ibagué. Durante su homilía el prelado agradeció la presencia y cercanía del Nuncio Apostólico, monseñor Luis Mariano Montemayor al hacerse presente en esta ceremonia: “Desde su llegada lo hemos visto muy diligente, muy activo en el cumplimiento de su misión al servicio del pueblo de Dios. Sabemos sus esfuerzos y sacrificios para acompañarnos en estos tiempos de pandemia, superando todas las dificultades y estar presente en ese día tan importancia para la iglesia de Ibagué”. Al hacer memoria de cada uno de los obispos que han pasado por esta Iglesia particular y el legado misionero marcado por ellos, hizo especial reconocimiento a monseñor Flavio Calle Zapata, como obispo emérito de esta Jurisdicción y quien estuvo presente en la ceremonia de posesión, por su entrega y celo pastoral a lo largo de los 16 años que pastoreó esta arquidiócesis. “Gracias por su entrega pastoral en la tarea evangelizadora, misionera, social y Josefina, ha dejado huella imborrable en nuestra querida iglesia particular de Ibagué”. Al dirigirse al clero de la arquidiócesis de Ibagué, les pidió ver en él un hermano, un amigo, un compañero de luchas y de esfuerzos en todas las tareas pastorales que desde allí se realicen. “Espero contar con ustedes de manera incondicional. Hoy nuevamente les pido comprensión por favor, no me exijan la santidad de mis antecesores porque ustedes saben que no la tengo y esto no es humildad, es verdad. Les vuelvo a pedir obediencia sincera y sobre todo lealtad con su obispo que el Señor ha puesto al frente de los destinos de nuestra querida iglesia particular de Ibagué al más indigno del episcopado colombiano”. Su saludo también se hizo extensivo a los religiosos, religiosas, diáconos, seminaristas y laicos delegados de las parroquias de Ibagué, a quienes animó a estar dispuestos a hacer la voluntad de Dios. Así mismo agradeció la presencia del alcalde de la ciudad doctor Andrés Fabián Hurtado, de las autoridades militares y de policía, pidiéndoles mantener una cercanía fraterna para seguir trabajando por el bien común, el bienestar y la armonía espiritual de los ibaguereños y de los tolimenses. El obispo está llamado a anunciar alegres noticias de salvación y paz a su pueblo El arzobispo pidió del Señor obtener los dones necesarios para responder con responsabilidad, alegría y sin desfallecer a la nueva tarea que se le ha puesto en sus manos “Me corresponde pastorear el rebaño que el Señor ha puesto en mis manos, mirar por él, no a la fuerza sino a buena gana como Dios quiere, no por sórdida ganancia sino con entrega generosa”. Luego tomando el texto del evangelista san Lucas sobre la invitación que hace Jesús a “Remar mar adentro y echar las redes para pescar”, allí donde Simón le respondió: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada, pero en tu palabra echaremos las redes”, al respecto el obispo recuerda que “el Señor nos pide muchas veces acciones sorprendentes, aparentemente irracionales, intrépidas y decididas” por lo que pidió no dudar ni un momento, antes bien repetir las palabras de Pedro: “Señor por tu palabra echaremos las redes”. “Mi tarea es proclamar la Palabra a tiempo y a destiempo” Al recordar la invitación que en su momento San Juan Pablo II, hizo a los obispos para cumplir con su misión evangelizadora, que consiste en efectuar tres tareas: enseñar, santificar y regir, dijo que estas tres acciones pastorales serán su ruta de trabajo a tiempo y a destiempo y que marcarán, con el apoyo de sus colaboradores, el caminar de esta Iglesia tolimense. “Ahora en todos los rincones de la arquidiócesis, mi tarea es proclamar la Palabra a tiempo y a destiempo, reprender, exhortar con toda paciencia y doctrina. Aquí, como en otras partes, debo tener claro que soy dispensador, regulador, custodio y promotor de los sacramentos, fundamento importante para la santificación de nuestro pueblo”, afirmó. Finalizó su homilía pidiendo la intercesión de la Virgen María, en la advocación de la Inmaculada Concepción, para que lo cubra con su manto de protección, la de San José, San Miguel Arcángel y los Santos custodios, para que siempre le acompañen en regir los destinos de esta Iglesia Ibaguereña.

Mar 21 Jul 2020

Boletín "Notas de Actualidad Litúrgica" No. 76

El Departamento de Liturgia del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), presenta el Boletín Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA N° 76: La Celebración de la Fe en la Pandemia - Reflexiones. El deseo es que estos aportes escritos y audiovisuales que se ofrecen contribuyan a iluminar y orientar el proceso de acompañamiento al pueblo de Dios en la celebración de su fe, en medio de la pandemia que vivimos. En esta dura y aleccionadora experiencia de la vivencia de la pandemia por la presencia del Coronavirus (Covid-19) en el mundo y en nuestro país, la Iglesia orienta y anima para que, en esta etapa de reapertura progresiva de los templos retornemos gozosos a la celebración litúrgica como modo de encuentro sacramental con Jesucristo y, a su vez, como discípulos misioneros, reemprendamos la tarea del anuncio del kerigma a los hijos de Dios dispersos, para que, a través, también, del uso conveniente y adecuado de los medios de comunicación y virtuales, sean iniciados y fortalecidos en su fe y disciernan modos de encuentro con el Señor resucitado, quien es camino seguro para la conversión, la comunión y la solidaridad (I A 3). En este contexto ofrecemos las presentes reflexiones escritas y, también, visuales, que iluminan y orientan en este proceso de acompañamiento al pueblo de Dios en la celebración de su fe en medio de la pandemia. Como pauta de orientación para este trabajo de colaboración en estos aportes reflexivos, se han tenido presentes los siguientes enunciados: ¿Qué estamos aprendiendo de la celebración de la fe en este tiempo del coronavirus? Espacios ofrecidos y buscados, modos de participación y comunicación de la fe. Si nada debe continuar lo mismo y algo o mucho debe cambiar, en cuanto a la celebración de la fe ¿qué se debería fortalecer? A partir de esta dura experiencia del confinamiento causado por el coronavirus ¿qué prioridades podrían implementarse para crecer en la participación, comunicación y vivencia de la fe? Agradecemos a todos los que, con interés y esmero, han colaborado con estos aportes, esperando que sean de motivación y orientación para continuar profundizando en esta reflexión de la celebración de la fe en la pandemia. Descargar Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA No. 76 Lea también: Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA" No. 71 Lea también: Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA" No. 72 Lea también: Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA" No. 73 Lea también: Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA" No. 74 Lea también Boletín "Notas de ACTUALIDAD LITÚRGICA No. 75

Mar 21 Jul 2020

Hay que confiar en Dios paciente y justo

Predicación Orante de la Palabra DECIMOSÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Julio 26 de 2020 Primera lectura: 1R 3,5.7-12 Salmo:119(118),57+72. 76-77.127-128.129-130 (R. 97a) Segunda lectura: Rm 8,28-30 Evangelio: Mt 13,44-52 I. Orientaciones para la Predicación Introducción De las lecturas de este domingo podremos elegir entre tres ideas fundamentales que podrán tenerse en cuenta para la predicación: • Hay que confiar en Dios paciente y justo. En la red de arrastre, con su revoltijo de peces buenos y malos, se puede ver cómo Dios espera la conversión de sus hijos hasta la separación final. • El Reino de los cielos está por encima de todo y por él se ha de sacrificar todo lo demás, del mismo modo que el joven Salomón prefirió el don de la Sabiduría a los bienes materiales. • El Plan completo de Dios, que implica vocación, elección, predestinación y justificación, tiene como finalidad el destino de Gloria para quienes participen de la vida resucitada de Cristo. En esta propuesta desarrollaremos la segunda, por la necesidad que tenemos en estos tiempos de volver a centrar a Dios como la razón de nuestra vida y colocar de nuevo los fundamentos de la Fe en Cristo para dar razón de nuestra esperanza. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Reino de los cielos está por encima de todo y por él se ha de sacrificar todo lo demás. Podríamos decirlo también de otro modo: Dios es el primero y centro de nuestra existencia, honrarlo, servirlo y amarlo, por sobre todas las cosas nos da la plenitud de la vida y la felicidad. Esta relación con Él es el tesoro escondido, es la perla preciosa. Jesús es el tesoro, Él es la perla. Veamos cómo nos lo presenta la misma Sagrada Escritura: Dios le dice a Salomón: “Pídeme lo que crees que debo darte”. Esta expresión usada por Dios encierra algo muy importante para el joven rey: ¿Qué es lo que verdaderamente necesitas Salomón? ¿Qué es lo importante para ti? ¿Dónde podrías colocar tu seguridad para garantizar el éxito de tu reinado? Un joven que se enfrenta a una realidad nueva, que tiene delante un numeroso pueblo para gobernar, podría haberle pedido a Dios entregarle la vida de los enemigos, vencer todas las batallas, adquirir riquezas necesarias para abastecer a su pueblo y, además, larga vida para disfrutar de los placeres y beneficios que le diera el ser rey de Israel. Lo que podría desconcertar a nuestra mirada simplemente humana es la respuesta del rey: “Concede a tu siervo un corazón atento para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal”. Salomón pide conocimiento y discernimiento. Es sorpresiva la respuesta. Tú y yo, habríamos pedido riquezas, bienes, salud, éxito en nuestras empresas, justificando que necesitaríamos de todo esto para gobernar al pueblo. Salomón pide lo único que necesita, lo esencial para poder gobernar: La sabiduría que viene de Dios mismo. En otros términos, Salomón escoge a Dios por encima de todo lo demás. Lo prefiere a Él, del mismo modo como Jacob lo luchó hasta obtenerlo y se ganó el amor de Dios, su aceptación; por el contrario, Esaú obtuvo el rechazo de Dios porque prefirió su interés propio y lo material, dejando de lado el amor de Dios; es por esto por lo que en la carta a los Romanos se lee: “Amé a Jacob y rechacé a Esaú” (Cfr. Ml1, 2-3; Rm 9,13). Esta es la propuesta del evangelio de hoy: Jesús nos dice que la verdadera sabiduría es la del que sabe despojarse para adquirir el nuevo modo de ver la realidad que trae el Reino por Él inaugurado. El Tesoro es el mismo Jesús, quien lo encuentra, vende todo lo que tiene, da el dinero a los pobres y sigue al Señor (Cfr. Mt 19,21). La “relación” con Jesús, quien es “la sabiduría misma”, es la perla preciosa; por ella, el vendedor de perlas finas vende todas las que tiene y compra la única necesaria, la fundamental para su vida. Quien llega a conocer a Jesús, llega a creer en Él y adquiere, por consecuencia, el don del discernimiento, esto es, se vuelve capaz de saber qué es lo bueno, porque agrada al Señor y qué es lo malo, es decir lo que no le agrada. La carta a los hebreos llama adulto en la fe a quien es capaz, por costumbre, de discernir entre el bien y el mal; quien no ha llegado a esta capacidad es todavía un niño y por lo mismo necesita todavía lechita (Cfr. Hb 5,14). Para llegar a ser este adulto en la fe, es necesario buscar la sabiduría de la misma manera como el hombre de hoy busca el dinero y lo rastrea como a un tesoro (Prov 2,4). A este punto podríamos preguntarnos: ¿Qué ganamos con preferir al Señor? El adulto en la fe llega a darse cuenta que: “el que le da todo al Todo, porque es el Todo, el Todo le da todo”. Así lo dice Dios a Salomón: “Por haber pedido esto [La Sabiduría], y no una vida larga o riquezas para ti ni tampoco la vida de tus enemigos, obraré según tu palabra: te concedo una mente sabia e inteligente como no ha habido antes de ti ni surgirá otro igual después. Te concedo también aquello que no has pedido: riquezas y gloria mayores que las de otro rey mientras vivas y…te daré larga vida”. Simplemente entonces: “Quien busca primero el Reino de Dios y su justicia todo lo demás vendrá por añadidura” (Mt 6,33) y, ante la interpelación de Pedro a Jesús, “Nosotros que lo hemos dejado todo por seguirte, ¿qué ganaremos?” La respuesta de Jesús es contundente: “Yo les aseguro que nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones, y en el mundo venidero, vida eterna” (Mc 10,29-30). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Este año particularmente hemos experimentado la necesidad de permitir que esta palabra ilumine nuestras vidas. La pandemia vivida con el covid-19 nos ha dejado abundantes enseñanzas. Dios ahora, en este tiempo, entra en diálogo con cada uno de nosotros y nos dice: ¡Pídanme lo que crean que debo darles! La claridad de nuestra respuesta depende del lugar que ocupe el Señor en nuestra existencia. Si conscientemente hemos dado a Dios el primer lugar, si amarlo, servirlo y honrarlo es la finalidad de toda nuestra vida, entonces seremos capaces de dar la misma respuesta del rey Salomón: ¡Dame un corazón sensato para conocer lo que es grato a tus ojos; dame la sabiduría asistente de tu trono; dame la conversión a Jesucristo; dame la fe!. El libro del Eclesiástico nos hace entender que esta Sabiduría está escondida y es como un tesoro oculto (Eco 20,30), es por esto por lo que, en el Evangelio, Jesús busca entusiasmarnos por su Reino y nos lo compara a un tesoro escondido. ¡Cuando un hombre lo encuentra, vuelve a esconderlo y, de tanta alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel!. Es importante subrayar tres aspectos de lo que hoy podemos leer: • Se trata de un tesoro-sabiduría que está escondido: El valor de la verdad. • Produce una alegría tal, que impulsa a la decisión de venderlo todo: El valor del desprendimiento. • Se compara el Reino con la perla de más valor: El valor de la fe. Con respecto al primero, al valor de la verdad, es necesario, ir a la primera carta de los Corintios, donde, en efecto, el apóstol Pablo nos transmite que Dios quiso salvar el mundo mediante una sabiduría oculta, escondida a los ojos de los soberbios, a quienes se dicen a sí mismos inteligentes y sabios. Una sabiduría que sólo puede ser comprendida por los “pequeños, humildes y sencillos”. Se trata de la verdad que nos libera, el conocimiento absoluto, es la sabiduría de la Cruz, locura y necedad para quien no cree y fuerza de Dios para los que se vuelven pequeños. Únicamente los pobres, es decir, hombres y mujeres considerados de ordinario como desgraciados, son felices, ya que son aptos para recibir la bendición del Reino. El profeta Sofonías los define como los humildes, los “anawim” (2,3), quienes viven sumisos a la voluntad divina. Son los oprimidos, porque reclaman justicia para los débiles, pequeños e indigentes: “Dice el Señor, seré inflexible porque [los que se creen sabios] venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias, pisan contra el polvo de la tierra la cabeza de los débiles” (Am 2,6-7). De ahí que el profeta Isaías anuncie a voz en grito: “Destruiré la sabiduría de los sabios e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes” (Is 29,14; 1 Co 1,19). El segundo aspecto, relacionado con el valor del desprendimiento, tiene que ver con que el hallazgo del tesoro produce una alegría sin límites, ante la cual “lo demás” palidece: Con Jesús en nuestra vida lo tenemos todo, Él es la riqueza y nosotros los pobres que aspiramos a merecerle. Las cosas, las personas, los planes y proyectos de quien encuentra el tesoro, pasan a un segundo plano y sólo adquieren sentido si vienen iluminados por este encuentro. En este orden de ideas comprendemos la profunda exclamación de San Pablo: “Lo que antes consideré ganancia, lo tengo ahora por pérdida con tal de ganar a Cristo. Más aún, juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por Él perdí todas las cosas; incluso las tengo por basura para ganar a Cristo y encontrarme arraigado en Él” (Filp 3,7-9). Es tanta la alegría de Pablo que llega a proclamar con su misma vida: “Estoy crucificado con Cristo, ya no soy yo quien vivo, es Cristo quien vive en mi” (Gal 2,19-20). En tercer lugar, el Reino de Dios viene comparado con la perla preciosa. El mercader encuentra la perla más fina, la de más valor y lleno de esta alegría mencionada antes, vende todas las demás perlas para comprar la única que necesita: logra la lucidez necesaria para renunciar al mundo y sus veleidades, el despojo que enaltece porque creemos en su promesa de eternidad. Su valor máximo también está en que su alegría ilumina la adversidad y la carga de sentido. Por ejemplo, la enfermedad de ser considerada un castigo pasa a convertirse en bendición; igualmente, a todo sufrimiento, a causa de este tesoro-perla que es la fe, se le descubre su sentido y su finalidad para la existencia. Así ha ocurrido con el coronavirus padecido este año en el mundo entero. La pandemia se convirtió en una oportunidad para aprender a valorar lo esencial de la existencia y emprender un camino de regreso a Dios. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pidamos al Señor que seamos capaces de preferirlo a Él, haciendo que todo cuanto hagamos cotidianamente tenga la finalidad de agradarlo. Que podamos colocar en Él nuestra seguridad y que, como el rey Salomón, le pidamos al Padre que nos conceda un corazón sensato para poder conocerlo y discernimiento para saber dónde está el bien y dónde está el mal, porque hoy, como dice Isaías. “llamamos a la oscuridad luz y a la luz oscuridad; a lo amargo lo llamamos dulce y a lo dulce amargo” (5,20). Supliquemos al Señor que podamos llegar a ser adultos en la fe mediante la escucha de la Palabra, la vivencia en comunidad y celebración de la eucaristía. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos y hermanas: el Señor ha permitido que nos encontremos de nuevo para celebrar la santa Eucaristía. En ella encontraremos la luz y la fuerza para asumir la vida en esta semana, buscando agradar en todo a Dios Padre, prefiriéndolo por encima de todas las creaturas y cosas. Participemos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra En las lecturas de hoy, Dios nos va a hacer un ofrecimiento maravilloso; el mismo que le hizo al rey Salomón: “Pídeme lo que crees que debo darte” ¿Cuál será nuestra respuesta? Esta soló dependerá del lugar que Dios ocupe en nuestra vida. La luz del Espíritu Santo nos ayudará a descubrir el tesoro que está escondido ya dentro de nosotros y ganar la Perla de máximo valor que es Jesucristo para que podamos alcanzar la plenitud de la felicidad. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu Santo para que con su luz santísima penetre las almas de sus fieles y digámosle: R. Ilumina Señor a tu pueblo 1. Te pedimos Padre por el Papa, fortalécelo, acompáñalo y asístelo con tu sabiduría, para que, como el rey salomón, él siga orientando la Iglesia haciéndonos centrar nuestra evangelización en lo esencial, el anuncio de tu Hijo Jesucristo. Oremos. 2. Te pedimos Padre Santo, que asistas con la luz de tu Santo Espíritu a nuestros gobernantes, para que, llenos de la sabiduría que procede de ti, puedan legislar y orientar a los pueblos prefiriéndote a ti por encima de todas las cosas. Oremos. 3. Te pedimos Padre lleno de amor, que asistas a toda tu Iglesia en este tiempo de necesidad para que en su acción pastoral pueda hacer que tus hijos descubran el tesoro del Reino de los cielos. Oremos 4. Te pedimos Padre por todos los que sufren a causa del COVID-19, para que, puedan ver, por la fe, el sentido redentor de cuanto ofrecen y su fortaleza venga de la cruz como de su fuente. Oremos 5. Te pedimos Padre de amor, por todos los que estamos celebrando esta Eucaristía, para que cuanto hagamos en nuestra vida diaria agrade a ti. Oremos. Oración conclusiva Acoge Padre compasivo, estas súplicas que hoy te presentamos con fe. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

Mar 21 Jul 2020

Obispo de Santa Marta: "Lecciones que nos deja el Covid-19"

En medio del ambiente santo e histórico de la Catedral Basílica Menor de Santa Marta, Monseñor Luis Adriano Piedrahita Sandoval, Obispo de esta Iglesia particular, en la Eucaristía del XVI domingo del tiempo ordinario, dijo que, “el estado de pandemia nos ha dejado lecciones que son como caminos señalados por Dios”. Esto invita a reconocer la fragilidad humana en todas sus vertientes. Tomando la lectura del evangelio San Mateo 13, 24 – 43, dejó claro que, “dicha fragilidad deja ver la limitación, la debilidad, la indefensión, la incapacidad e impotencia para afrontar la adversidad que supera nuestras previsiones y capacidades”. Así entonces, nos llamó a “ser más humildes, menos prepotentes y arrogantes, a dejar de creernos menos dioses y más creaturas”. Recordó que cada uno está en capacidad de aportar a un mundo nuevo, entrando en sintonía con Dios. Según esto, es importante revitalizar la vida comunitaria fortalecer la responsabilidad social y la solidaridad. El prelado fue enfático al hacer un paralelo entre lo biológico y lo social: “Se habla de aplanar la curva de contagios por el coronavirus. Igualmente es necesario aplanar la curva de la pobreza, de la carencia, de las desigualdades sociales, de la inequidad, discriminación, polarización, indiferencia, del daño ambiental causado por la ambición en el uso de los recursos naturales”. Por lo que continuó diciendo que “es urgente repensar el modelo de desarrollo para hablar de una casa común y de una sola familia, como nos lo decía el Papa, para que viajemos en la misma barca”. Como pastor del rebaño diocesano de Santa Marta, pidió a sus ovejas cuidar diligentemente la semilla del Evangelio sembrada, protegerla de la mala hierba que trata de ahogarla, de tal manera que se conserve como una buena espiga de trigo, para ser fermento en el mundo a través de nuestras buenas obras, por más pequeñas e insignificantes que ellas sean. Fuente: Of. de comunicaciones diócesis de Santa Marta

Mar 21 Jul 2020

Dios guía nuestra historia

Por: Mons. Omar de Jesús Mejía Giraldo - Mensaje del arzobispo de Florencia con motivo del primer aniversario de la creación de la Provincia Eclesiástica de Florencia. Saludo cordial de Paz y Bien. Todo lo que Dios crea lo crea por amor, con amor y para el amor. Dios guía nuestra historia. Dios es el Señor de la vida. Dios es y todo lo demás es desde Dios. A Dios demos gracias hoy y siempre, por la obra que ha realizado en nuestra Iglesia Particular, por todo lo que hoy sigue haciendo y por lo que hará hasta los confines de la historia. Hace un año estábamos celebrando con júbilo, con alegría y gozo la ceremonia litúrgica y canónica en la que el Señor Nuncio apostólico, Luís Mariano Montemayor, en representación del Santo Padre Francisco elevaba nuestra Iglesia particular de Florencia a la dignidad de Arquidiócesis metropolitana. Hoy damos gracias al buen Dios de la misericordia, porque “ha estado grande con nosotros por eso estamos alegres” (Cf Sal 125). Damos gracias al Santo Padre, porque se ha dignado mirar con amor y esperanza la Iglesia de la amazonia colombiana. Damos gracias a Dios por tantos misioneros y misioneras que han entregado su vida por la causa del Evangelio en esta porción del pueblo de Dios que peregrina en medio de múltiples sombras y luces de esperanza cristiana. Infinita gratitud a los misioneros capuchinos, a los misioneros del Instituto de la consolata, por donar sus vidas en las selvas húmedas y malsanas de la amazonia de los siglos pasados; gracias, porque ustedes han sido, desde Cristo y con el poder del Espíritu Santo, quiénes han sembrado por primera vez la semilla del Evangelio en estás tierras de “indios” (pueblos originarios), de colonos y mestizos, de campesinos, de hombres y mujeres de tesón y luchadores por forjar un mundo mejor. Hoy es un día para dar gracias a Dios por los obispos, sacerdotes, religiosos (as) y tantos fieles laicos que han asumido con dedicación y esmero la causa del Reino de Dios, en esta porción de Iglesia, que se ha gestado y desarrollado en la amazonía colombiana, sólo y únicamente con el afán de dar gloria a Dios y servir a los hermanos. Gracias a ustedes queridos obispos, sacerdotes, religiosos (as), seminaristas y hermanos todos, por ser fieles al Evangelio. Gracias a todos: a las autoridades civiles, militares y de policía, gracias al mundo de las comunicaciones, gracias a los líderes y demás hombres y mujeres de esta bella amazonia colombiana por acoger con afecto, cariño y esperanza el mensaje del Evangelio que les anunciamos en nombre del Señor. Un año como Arquidiócesis, liderando el trabajo misionero en la amazonia colombiana. Un año con la delicada tarea de ser Sede Metropolitana. Un año de grandes acontecimientos en la Iglesia: Sínodo de la Amazonia, Exhortación apostólica, “Querida Amazonia”. Un año de grandes crisis mundiales y de grandes transformaciones sociales. Un año en el que nos ha correspondido asumir una Pandemia: COVID 19, realidad para la cual ninguno estábamos preparados. Sin embargo, aquí estamos en actitud de esperanza, animados y animándonos unos a otros y diciéndonos: ¡Siempre adelante, Dios guía nuestra historia! Dice la Palabra: “Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré (Mt 11,28). Estimados obispos, queridos sacerdotes, religiosos (as), agentes evangelizadores, misioneros (as), hermanos todos, no pensemos que a nosotros nos ha correspondido vivir el momento más difícil de la historia, por favor, no. Observemos con la lupa de la fe el pasado y nos daremos cuenta como tremendos gigantes, hombres y mujeres de fe, nos llevan sobre sus hombros. Nuestra generación ha sido bendecida, porque hemos sido beneficiados de las Semillas del Reino que han sembrado nuestros mayores. Venimos generalmente de hogares bien constituidos, de una sociedad, por lo menos en su exterioridad, con un nivel económico estable (aunque no todos). Estábamos muy esperanzados y teníamos momentos de cierta placidez, porque, creíamos que habíamos superado una guerra fratricida que nos ha desgastado por más de medio siglo. Teníamos un cierto nivel de alivio. Pero, aquí estamos en un contexto de mundo totalmente novedoso e incierto. Como personas de fe, no podemos perder la esperanza, a nosotros nos corresponde vivir con alegría y serenidad el “instante vital” en el cual estamos insertos. Una vez más y de una manera contundente la historia nos ha dicho: “Somos frágiles y nos necesitamos los unos a los otros”. Nos habíamos creído autosuficientes, creíamos que nos bastábamos solos. El Santo Padre Francisco nos lo ha recordado: “Vamos en la misma barca”. Una vez más la vida nos dice: por esencia somos sociables, sin la comunión con Dios, con los demás y con la naturaleza moriremos, porque todo está interconectado. La vida es una integridad, en la cual entendemos que, si un miembro sufre, todos sufren con él (Cf 1 Cor 11,1-ss). La fe nos enseña que debemos ir siempre hacía adelante en busca de la tierra prometida (Cf Gén 12,1-9). No es tiempo de llorar, no es tiempo de lamentaciones, no es tiempo para estar buscando culpables; en este momento, “quien piensa pierde”. La historia más pronto que tarde, nos explicará el momento histórico que estamos viviendo. Por ahora, asumámoslo sin pusilanimidad, vivámoslo con esperanza, con sensibilidad humana y divina. No nos sentemos a llorar sobre la leche derramada. Es tiempo para la esperanza. Estemos seguros de que la historia venidera no será igual a la de ayer. Ojalá superemos lo odios, las venganzas, los resentimientos, los deseos desesperados por enriquecernos en contra del plan de Dios, destruyendo al ser humano y gastando sin misericordia las riquezas de la naturaleza. En muchas cosas no podemos seguir como antes; por eso, no estemos pensando, ¿y cuando será que volvemos al mundo de antes? ¿Cuándo será el día cero? En nuestra misión y tarea como Iglesia los invito a confiar absolutamente en el amor providencial y misericordioso de Dios. Perdónenme que haga una referencia a mi madre, ella dice: “Dios no se ha muerto ni está enfermo”. Nuestra fe nos enseña que “Dios es amor” (1 Jn 4,8). “Dios nos primerea en el amor” (Francisco). El amor de Dios que ama tanto e infinitamente al mundo es un amor que se manifiesta en su naturaleza eterna, inmutable, omnipresente, omnisciente y omnipotente (atributos divinos naturales). Y a su vez, es un Dios que se manifiesta en su amor, en su justicia, en la Verdad, en su Sabiduría y en su santidad (atributos divinos morales). Puede ser que esta situación se alargue por mucho tiempo, nadie lo sabe, hoy vivimos en el mundo de lo impredecible, al fin, la fe es búsqueda, expectativa, tensión, camino, desierto. La fe se plenifica en la esperanza y en la caridad. Por eso, en actitud orante, con espíritu sinodal, soñemos la Iglesia como la soñó Cristo, soñemos la Iglesia como la sueña el Santo Padre Francisco, soñemos la Iglesia como la soñamos en las conversaciones callejeras, soñemos la Iglesia como la deseamos tantas veces en nuestros planes de pastoral. Somos Iglesia con rostro amazónico y en salida misionera: soñemos con el Santo Padre con una conversión cultural, social, sinodal y eclesial. Desbórdense, nos decía el Papa Francisco en el sínodo de la Amazonia. Desbordémonos, queridos hermanos obispos en amor por las almas. Dios nos regale celo y creatividad pastoral. Desbordémonos, estimados sacerdotes, en vida divina, en espiritualidad, en Evangelio, en caridad fraterna, en misericordia, en compasión, en entusiasmo y entrega por causa del Reino de Dios. Desbordémonos en amar a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados, desde Dios y para la mayor honra y gloria de Dios. Desbordémonos estimadas religiosas (os), seminaristas, misioneros, misioneras, agentes de evangelización en amor por la Palabra, al Magisterio de la Iglesia y en amor a la Santísima Virgen María. Serán guías segurísimos en la iluminación de la realidad que estamos viviendo. Desbordémonos, querida sociedad amazónica, en la búsqueda de una nueva sociedad, una sociedad más incluyente, donde todos, de verdad seamos y nos sintamos hermanos. Líderes religiosos, también de otras confesiones religiosas, somos amazonia, somos territorio, somos identidad regional. Líderes políticos y sociales, institucionalidad, es la hora de la unidad. Solos no somos capaces, solos nos fraccionamos, nos reventamos y nos revientan. Urgente que entre todos luchemos por la dignificación de la salud pública en la amazonia colombiana. El Papa Francisco nos dice: “Una sociedad que descuida a los más frágiles, sobre todo, los niños y los ancianos, es una sociedad enferma”. Urgente, queridos gobernantes, la buena utilización de los recursos públicos, que estos tengan de verdad el fin de prestar un servicio al bien común, por amor a Dios, que estos bienes, sean sagrados. Querida sociedad, por favor, ya, vinculemos la actitud ética en nuestro pensar y actuar cotidiano. Esta pandemia ha puesto a prueba nuestra humanidad. A todos nos ha sacudido, la institucionalidad tendrá que ser diferente a partir de ahora. La Iglesia tendrá que ser la Iglesia de Cristo. La sociedad tendrá que ser una sociedad nueva. Es hora de que todos asumamos nuestra propia responsabilidad. El presente es ya. No esperemos el día cero, quizás nunca llegará, no ocultemos más el misterio de la muerte, a todos nos alcanzará. No centremos nuestra mirada solo en los súper poderes de la ciencia y de la técnica. Recordemos: Dios guía nuestra historia. Es impostergable la necesidad imperiosa de construir una sociedad más fraterna, donde no haya una brecha tan prolongada entre los ricos, los más ricos, los pobres y los más pobres. Caigamos en la nota: No hay actos individuales que no tengan consecuencias sociales, la vida es siempre una vida en común. El nuevo humanismo significa fraternidad universal. Ya se ha dado la revolución industrial, la revolución de la ciencia y la tecnología, estamos en la revolución virtual; el futuro del mundo tendrá que ser una revolución de la fraternidad, comencemos ya. Somos una casa común y una sola familia, como nos lo ha recordado tantas veces el Papa Francisco. ¿Queremos derrotar el COVID? Derrotemos primero nuestros egoísmos, vivamos la solidaridad humana. Seamos cómplices para hacer el bien. Atendamos con urgencia el campo de la salud, cada uno aportemos lo que esté de nuestra parte, hagámoslo pensando siempre en el bien común y no solo en mi propio bien. Seamos solidarios, cuidémonos para cuidar a los demás. Agentes de la salud, gracias por su esfuerzo, por su entrega y por su generosidad. Administradores de salud, por favor, es urgente un plan de salud más proactivo en el tema de la prevención, recuerden el dicho popular: “es mejor prevenir que curar”. Con seguridad que “es menos costoso prevenir que curar”. A todos, un llamado a la esperanza, no a la resignación, ¡de esta salimos todos o nos hundimos todos! No a la nostalgia por volver al pasado. Hoy es el tiempo de Dios. Dios guía la historia. Hoy es la gran oportunidad para que soñemos una sociedad, todos juntos y de la mano de Dios. Hoy es el momento oportuno para decirle a nuestras comunidades ancestrales, ustedes tienen razón, la clave está en el “Buen vivir”. Cada uno de nosotros es indispensable, somos diferentes, pero, aquí esta la clave: desde la diversidad construiremos la unidad. Líderes religiosos, institucionalidad, hermanos todos…, el futuro es ya. Dios guía nuestra historia. Necesitamos seamos próximos unos de otros. Tenemos que ser próximos a los más débiles de la sociedad, no para seguir alimentando su pobreza, sino para que entre todos jalonemos un futuro mejor, donde el “Buen vivir”, no sea un privilegio de unos cuantos, sino un honor de todos. El futuro es ya. ¡Ánimo, de la mano de Dios y juntos podemos!. + Omar de Jesús Mejía Giraldo Arzobispo de Florencia