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Hay que confiar en Dios paciente y justo
Tags: predicación orante evangelio del domingo Tiempo ordinario tiempo litúrgico Iglesia

Predicación Orante de la Palabra
DECIMOSÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Julio 26 de 2020
Primera lectura: 1R 3,5.7-12
Salmo:119(118),57+72. 76-77.127-128.129-130 (R. 97a)
Segunda lectura: Rm 8,28-30
Evangelio: Mt 13,44-52
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
De las lecturas de este domingo podremos elegir entre tres ideas fundamentales que podrán tenerse en cuenta para la predicación:
• Hay que confiar en Dios paciente y justo. En la red de arrastre, con su revoltijo de peces buenos y malos, se puede ver cómo Dios espera la conversión de sus hijos hasta la separación final.
• El Reino de los cielos está por encima de todo y por él se ha de sacrificar todo lo demás, del mismo modo que el joven Salomón prefirió el don de la Sabiduría a los bienes materiales.
• El Plan completo de Dios, que implica vocación, elección, predestinación y justificación, tiene como finalidad el destino de Gloria para quienes participen de la vida resucitada de Cristo.
En esta propuesta desarrollaremos la segunda, por la necesidad que tenemos en estos tiempos de volver a centrar a Dios como la razón de nuestra vida y colocar de nuevo los fundamentos de la Fe en Cristo para dar razón de nuestra esperanza.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
El Reino de los cielos está por encima de todo y por él se ha de sacrificar todo lo demás. Podríamos decirlo también de otro modo: Dios es el primero y centro de nuestra existencia, honrarlo, servirlo y amarlo, por sobre todas las cosas nos da la plenitud de la vida y la felicidad. Esta relación con Él es el tesoro escondido, es la perla preciosa. Jesús es el tesoro, Él es la perla. Veamos cómo nos lo presenta la misma Sagrada Escritura:
Dios le dice a Salomón: “Pídeme lo que crees que debo darte”. Esta expresión usada por Dios encierra algo muy importante para el joven rey: ¿Qué es lo que verdaderamente necesitas Salomón? ¿Qué es lo importante para ti? ¿Dónde podrías colocar tu seguridad para garantizar el éxito de tu reinado? Un joven que se enfrenta a una realidad nueva, que tiene delante un numeroso pueblo para gobernar, podría haberle pedido a Dios entregarle la vida de los enemigos, vencer todas las batallas, adquirir riquezas necesarias para abastecer a su pueblo y, además, larga vida para disfrutar de los placeres y beneficios que le diera el ser rey de Israel.
Lo que podría desconcertar a nuestra mirada simplemente humana es la respuesta del rey: “Concede a tu siervo un corazón atento para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal”. Salomón pide conocimiento y discernimiento. Es sorpresiva la respuesta. Tú y yo, habríamos pedido riquezas, bienes, salud, éxito en nuestras empresas, justificando que necesitaríamos de todo esto para gobernar al pueblo. Salomón pide lo único que necesita, lo esencial para poder gobernar: La sabiduría que viene de Dios mismo. En otros términos, Salomón escoge a Dios por encima de todo lo demás. Lo prefiere a Él, del mismo modo como Jacob lo luchó hasta obtenerlo y se ganó el amor de Dios, su aceptación; por el contrario, Esaú obtuvo el rechazo de Dios porque prefirió su interés propio y lo material, dejando de lado el amor de Dios; es por esto por lo que en la carta a los Romanos se lee: “Amé a Jacob y rechacé a Esaú” (Cfr. Ml1, 2-3; Rm 9,13).
Esta es la propuesta del evangelio de hoy: Jesús nos dice que la verdadera sabiduría es la del que sabe despojarse para adquirir el nuevo modo de ver la realidad que trae el Reino por Él inaugurado. El Tesoro es el mismo Jesús, quien lo encuentra, vende todo lo que tiene, da el dinero a los pobres y sigue al Señor (Cfr. Mt 19,21). La “relación” con Jesús, quien es “la sabiduría misma”, es la perla preciosa; por ella, el vendedor de perlas finas vende todas las que tiene y compra la única necesaria, la fundamental para su vida. Quien llega a conocer a Jesús, llega a creer en Él y adquiere, por consecuencia, el don del discernimiento, esto es, se vuelve capaz de saber qué es lo bueno, porque agrada al Señor y qué es lo malo, es decir lo que no le agrada.
La carta a los hebreos llama adulto en la fe a quien es capaz, por costumbre, de discernir entre el bien y el mal; quien no ha llegado a esta capacidad es todavía un niño y por lo mismo necesita todavía lechita (Cfr. Hb 5,14). Para llegar a ser este adulto en la fe, es necesario buscar la sabiduría de la misma manera como el hombre de hoy busca el dinero y lo rastrea como a un tesoro (Prov 2,4).
A este punto podríamos preguntarnos: ¿Qué ganamos con preferir al Señor? El adulto en la fe llega a darse cuenta que: “el que le da todo al Todo, porque es el Todo, el Todo le da todo”. Así lo dice Dios a Salomón: “Por haber pedido esto [La Sabiduría], y no una vida larga o riquezas para ti ni tampoco la vida de tus enemigos, obraré según tu palabra: te concedo una mente sabia e inteligente como no ha habido antes de ti ni surgirá otro igual después. Te concedo también aquello que no has pedido: riquezas y gloria mayores que las de otro rey mientras vivas y…te daré larga vida”. Simplemente entonces: “Quien busca primero el Reino de Dios y su justicia todo lo demás vendrá por añadidura” (Mt 6,33) y, ante la interpelación de Pedro a Jesús, “Nosotros que lo hemos dejado todo por seguirte, ¿qué ganaremos?” La respuesta de Jesús es contundente: “Yo les aseguro que nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones, y en el mundo venidero, vida eterna” (Mc 10,29-30).
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
Este año particularmente hemos experimentado la necesidad de permitir que esta palabra ilumine nuestras vidas. La pandemia vivida con el covid-19 nos ha dejado abundantes enseñanzas. Dios ahora, en este tiempo, entra en diálogo con cada uno de nosotros y nos dice: ¡Pídanme lo que crean que debo darles! La claridad de nuestra respuesta depende del lugar que ocupe el Señor en nuestra existencia. Si conscientemente hemos dado a Dios el primer lugar, si amarlo, servirlo y honrarlo es la finalidad de toda nuestra vida, entonces seremos capaces de dar la misma respuesta del rey Salomón: ¡Dame un corazón sensato para conocer lo que es grato a tus ojos; dame la sabiduría asistente de tu trono; dame la conversión a Jesucristo; dame la fe!.
El libro del Eclesiástico nos hace entender que esta Sabiduría está escondida y es como un tesoro oculto (Eco 20,30), es por esto por lo que, en el Evangelio, Jesús busca entusiasmarnos por su Reino y nos lo compara a un tesoro escondido. ¡Cuando un hombre lo encuentra, vuelve a esconderlo y, de tanta alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel!.
Es importante subrayar tres aspectos de lo que hoy podemos leer:
• Se trata de un tesoro-sabiduría que está escondido: El valor de la verdad.
• Produce una alegría tal, que impulsa a la decisión de venderlo todo: El valor del desprendimiento.
• Se compara el Reino con la perla de más valor: El valor de la fe.
Con respecto al primero, al valor de la verdad, es necesario, ir a la primera carta de los Corintios, donde, en efecto, el apóstol Pablo nos transmite que Dios quiso salvar el mundo mediante una sabiduría oculta, escondida a los ojos de los soberbios, a quienes se dicen a sí mismos inteligentes y sabios. Una sabiduría que sólo puede ser comprendida por los “pequeños, humildes y sencillos”. Se trata de la verdad que nos libera, el conocimiento absoluto, es la sabiduría de la Cruz, locura y necedad para quien no cree y fuerza de Dios para los que se vuelven pequeños. Únicamente los pobres, es decir, hombres y mujeres considerados de ordinario como desgraciados, son felices, ya que son aptos para recibir la bendición del Reino. El profeta Sofonías los define como los humildes, los “anawim” (2,3), quienes viven sumisos a la voluntad divina. Son los oprimidos, porque reclaman justicia para los débiles, pequeños e indigentes: “Dice el Señor, seré inflexible porque [los que se creen sabios] venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias, pisan contra el polvo de la tierra la cabeza de los débiles” (Am 2,6-7). De ahí que el profeta Isaías anuncie a voz en grito: “Destruiré la sabiduría de los sabios e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes” (Is 29,14; 1 Co 1,19).
El segundo aspecto, relacionado con el valor del desprendimiento, tiene que ver con que el hallazgo del tesoro produce una alegría sin límites, ante la cual “lo demás” palidece: Con Jesús en nuestra vida lo tenemos todo, Él es la riqueza y nosotros los pobres que aspiramos a merecerle. Las cosas, las personas, los planes y proyectos de quien encuentra el tesoro, pasan a un segundo plano y sólo adquieren sentido si vienen iluminados por este encuentro. En este orden de ideas comprendemos la profunda exclamación de San Pablo: “Lo que antes consideré ganancia, lo tengo ahora por pérdida con tal de ganar a Cristo. Más aún, juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por Él perdí todas las cosas; incluso las tengo por basura para ganar a Cristo y encontrarme arraigado en Él” (Filp 3,7-9). Es tanta la alegría de Pablo que llega a proclamar con su misma vida: “Estoy crucificado con Cristo, ya no soy yo quien vivo, es Cristo quien vive en mi” (Gal 2,19-20).
En tercer lugar, el Reino de Dios viene comparado con la perla preciosa. El mercader encuentra la perla más fina, la de más valor y lleno de esta alegría mencionada antes, vende todas las demás perlas para comprar la única que necesita: logra la lucidez necesaria para renunciar al mundo y sus veleidades, el despojo que enaltece porque creemos en su promesa de eternidad. Su valor máximo también está en que su alegría ilumina la adversidad y la carga de sentido. Por ejemplo, la enfermedad de ser considerada un castigo pasa a convertirse en bendición; igualmente, a todo sufrimiento, a causa de este tesoro-perla que es la fe, se le descubre su sentido y su finalidad para la existencia. Así ha ocurrido con el coronavirus padecido este año en el mundo entero. La pandemia se convirtió en una oportunidad para aprender a valorar lo esencial de la existencia y emprender un camino de regreso a Dios.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Pidamos al Señor que seamos capaces de preferirlo a Él, haciendo que todo cuanto hagamos cotidianamente tenga la finalidad de agradarlo. Que podamos colocar en Él nuestra seguridad y que, como el rey Salomón, le pidamos al Padre que nos conceda un corazón sensato para poder conocerlo y discernimiento para saber dónde está el bien y dónde está el mal, porque hoy, como dice Isaías. “llamamos a la oscuridad luz y a la luz oscuridad; a lo amargo lo llamamos dulce y a lo dulce amargo” (5,20). Supliquemos al Señor que podamos llegar a ser adultos en la fe mediante la escucha de la Palabra, la vivencia en comunidad y celebración de la eucaristía.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Queridos hermanos y hermanas: el Señor ha permitido que nos encontremos de nuevo para celebrar la santa Eucaristía. En ella encontraremos la luz y la fuerza para asumir la vida en esta semana, buscando agradar en todo a Dios Padre, prefiriéndolo por encima de todas las creaturas y cosas. Participemos con alegría.
Monición a la Liturgia de la Palabra
En las lecturas de hoy, Dios nos va a hacer un ofrecimiento maravilloso; el mismo que le hizo al rey Salomón: “Pídeme lo que crees que debo darte” ¿Cuál será nuestra respuesta? Esta soló dependerá del lugar que Dios ocupe en nuestra vida. La luz del Espíritu Santo nos ayudará a descubrir el tesoro que está escondido ya dentro de nosotros y ganar la Perla de máximo valor que es Jesucristo para que podamos alcanzar la plenitud de la felicidad. Escuchemos con atención.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Invoquemos a Dios Padre que envió al Espíritu Santo para que con su luz santísima penetre las almas de sus fieles y digámosle:
R. Ilumina Señor a tu pueblo
1. Te pedimos Padre por el Papa, fortalécelo, acompáñalo y asístelo con tu sabiduría, para que, como el rey salomón, él siga orientando la Iglesia haciéndonos centrar nuestra evangelización en lo esencial, el anuncio de tu Hijo Jesucristo. Oremos.
2. Te pedimos Padre Santo, que asistas con la luz de tu Santo Espíritu a nuestros gobernantes, para que, llenos de la sabiduría que procede de ti, puedan legislar y orientar a los pueblos prefiriéndote a ti por encima de todas las cosas. Oremos.
3. Te pedimos Padre lleno de amor, que asistas a toda tu Iglesia en este tiempo de necesidad para que en su acción pastoral pueda hacer que tus hijos descubran el tesoro del Reino de los cielos. Oremos
4. Te pedimos Padre por todos los que sufren a causa del COVID-19, para que, puedan ver, por la fe, el sentido redentor de cuanto ofrecen y su fortaleza venga de la cruz como de su fuente. Oremos
5. Te pedimos Padre de amor, por todos los que estamos celebrando esta Eucaristía, para que cuanto hagamos en nuestra vida diaria agrade a ti. Oremos.
Oración conclusiva
Acoge Padre compasivo,
estas súplicas que hoy te presentamos con fe.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

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Jue 30 Mar 2023


¡Firmemos pactos por la vida y contra la muerte!
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Jue 16 Mar 2023
Él fue, se lavó, y volvió con vista
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA «Laetare» Marzo 19 de 2023 Primera Lectura: 1 Samuel 16,1b.6-7. 10-13a Salmo: 23(22),1-3a.3b-4.5.6 (R. cf. 2a) Segunda Lectura: Efesios 5,8-14 Evangelio: Juan 9,1-41 I. Orientaciones para la Predicación Introducción Desde el encuentro personal con la Palabra de Dios, los textos para este domingo nos ofrecen reflexionar sobre: • Dios ve el corazón, el hombre las apariencias. • El buen Pastor. • Jesucristo, luz del mundo que vence las tinieblas del pecado. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Este cuarto domingo de cuaresma, Laetare (gozo y alegría por la cercanía de la Pascua), en que se lee el capítulo noveno del Evangelista según san Juan, nuestro Señor Jesucristo se manifiesta como la luz del mundo que vence las tinieblas del pecado y de la muerte. El evangelista San Juan muestra a Jesucristo como la Luz, mediante una pieza magistral de la narrativa propia del ciego de nacimiento. Este Evangelio, introduce al lector en una narrativa fascinante, que esconde una enseñanza profunda sobre la identidad de Jesucristo que se devela progresivamente. En esta narración el evangelista ilustra dos formas pedagógicas de la narrativa: el contraste y la espiral. El contraste, ya que constantemente está contraponiendo la Luz con las tinieblas, la Gracia con el pecado, la Resurrección con la muerte; y la espiral, que es la forma progresiva de ir develándose el Señor, y de irse descubriendo a quienes tienen un encuentro personal con Él. Por tanto, en este contraste el evangelista muestra, mediante la narración, que Jesucristo es la Luz que vence el pecado y la muerte-tinieblas, manifestadas en un hecho real de la ceguera física. Los judíos daban una explicación heredada de la tradición para quienes nacieran con un defecto físico, asociándolos a un malestar espiritual, producto de un pecado; así, la ceguera, era consecuencia del pecado heredado de sus padres o ancestros. Jesucristo corrige esta interpretación mostrando que las deformaciones congénitas o las enfermedades, no corresponden estrictamente a una consecuencia de una vida moral pecaminosa; y se vale de la debilidad, usándola como oportunidad para generar una nueva interpretación, una nueva creación, una oportunidad de mostrar la obra perfectísima de Dios en la creación, mediante la Redención de Jesucristo, Dios hecho hombre. En esta misma línea, se manifiesta Jesucristo, quien vence las tinieblas, por medio de la Luz, con una nueva creación. Él hace nuevas todas las cosas, Él vino al mundo a renovar y a redimir. El hecho simbólico de usar barro y soplar, agua y enviar a lavarse, purificar, indica el sentido de una nueva creación. En el relato de la creación que se encuentra en las primeras páginas del Génesis, Dios crea al hombre Adán, con este gesto simbólico del barro e insufla aliento de vida. Jesucristo, Dios hecho hombre, que obra sobre la creación, la restaura, la perfecciona y le da un nuevo sentido, un nuevo horizonte de vida. En este mismo sentido se mueve la segunda lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios, puesto que el apóstol contrasta la luz con las tinieblas, usando la figura de la noche y la oscuridad, con la figura del día con la luz. Jesucristo, es la Luz que no tiene ocaso, que vence las tinieblas del pecado y de la muerte, mediante la resurrección y la vida definitiva. Será en la noche de la Pascua, dónde se develará el misterio escondido, en el que Jesucristo, Luz del mundo, mediante el Cirio Pascual encendido del Pregón Pascual, vence toda oscuridad, tiniebla, pecado y, sobre todo, vence la muerte con su Resurrección. Otro aspecto que muestra el Evangelio, es que la ceguera no es simplemente física, sino que hay una ceguera espiritual, que impide ver la obra de Dios, que obstaculiza la fe, mediante el increencia; por ello, el evangelista san Juan también va a indicar este contraste entre los ciegos que no ven, aunque vean físicamente, pero que, en realidad, están ciegos, porque no creen en la obra de Dios, que vence las tinieblas del mundo. La otra forma pedagógica que usa el Evangelista San Juan es la narrativa de la espiral. En el capítulo nueve, se va mostrando de una manera progresiva, en un crescendo, la forma cómo se va realizando un itinerario de fe de una persona que no conoce al Señor, porque era ciego, hasta el punto de ser interrogado sobre él y su identidad, y desde dentro va emergiendo la forma como va creciendo el conocimiento del Señor desde lo físico hasta lo espiritual. Al principio, el ciego de nacimiento ignoraba la identidad de quién era Jesús, y poco a poco va pasando por pruebas de interrogatorios, que empuja a la persona a buscar, saber dar respuesta a quienes le preguntan; y así, paulatinamente, indicar que se trata de un profeta, da cuenta con sus palabras, que es el Señor, y finalmente, capaz de manifestar que es discípulo, de confesar que cree en el Señor y postrarse ante Él, asumiendo las consecuencias de ser expulsado de la sinagoga. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Las lecturas de este domingo invitan, tanto personal como comunitariamente, a revisar cuáles son aquellas tinieblas, oscuridades, pecados que impiden ver la Luz de Cristo, manifestada en cada uno de nosotros desde el Bautismo. Los textos sagrados invitan a hacer un recorrido progresivo de nuestra historia de fe. Identificar los momentos, en que, de manera ciega, ignorábamos, desconocíamos, o no veíamos las obras de Dios en nuestra vida. Instantes de la vida de desolación, oscuridad y hasta crisis y pérdida de la fe. La Palabra de Dios, invita, sin ambages, a no quedarse en las tinieblas, a identificar esos instantes de oscuridad, en donde la luz, puede vencer las tinieblas, en dónde Jesucristo está rompiendo los moldes de nuestros egoísmos y pecados y está ungiendo nuestro barro, haciendo nuevas creaturas e invitando a que renovemos nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. El Evangelio nos invita a que busquemos en la Iglesia la piscina probática, dónde lavarnos; la fuente bautismal, donde como manantial de agua viva nos brinda la oportunidad de verlo, sentirlo, experimentarlo en nuestra vida; pero también, de confesar su nombre, sin miedo a que seamos rechazados. El mundo de hoy se debate entre las tinieblas y la luz. Los cristianos de hoy serán, con su testimonio de vida, quienes puedan mostrar al mundo la vida nueva que Jesucristo realiza en la comunidad, mediante la alegría del Evangelio, la fe de poder creer en Él, y la esperanza de poder brindar al mundo desahuciado, razones para seguir esperando mediante la vivencia fraterna del amor. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? Pedimos al Señor que podamos ser discípulos misioneros al encuentro de Jesucristo vivo y resucitado, mediante el compromiso misionero de ser instrumentos de salvación, catequistas, lectores, ministros de la Eucaristía, evangelizadores, laicos comprometidos en la misión de la Iglesia, para llevar al mundo sumido en las tinieblas, la luz de Jesucristo. Que podamos iluminar las tinieblas, ayudar a la humanidad a quitarse las escamas que le impiden ver al Señor; que podamos confesar nuestra fe, sin miedos al qué dirán, que podamos llevar a otros hermanos a la fe, que ayudemos encontrar la luz de Jesucristo a muchas personas que carecen de sentido en sus vidas, porque no han encontrado la forma que Jesucristo les ilumine sus tinieblas. Le pedimos al Señor que seamos instrumentos de luz mediante las buenas obras de misericordia. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Hoy se permite el sonido de los instrumentos musicales y el altar se puede adornar con flores. • En este domingo se celebra el segundo escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 803-804 del Misal Romano. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos y hermanas bienvenidos a esta Eucaristía donde Jesucristo, Luz del mundo, ilumina nuestras vidas con su Palabra y alimenta nuestra alma con su cuerpo y sangre, restaurándonos y haciendo de nosotros nuevas creaturas para la misión y el envío. Vivamos con fe y alegría este encuentro con el Señor. Monición a la Liturgia de la Palabra Como oyentes atentos de la Palabra, acojamos con gozo el mensaje del Señor que abre los ojos de nuestra fe, limpia la ceguera de nuestras tinieblas y nos invita a ser reflejos de su Luz. Escuchemos con atención la Palabra del Señor. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Al Señor de la gran misericordia dirijamos ahora nuestras intenciones en bien de cuantos hoy se acogen a su bondad. A cada una de las plegarias unámonos diciendo: R. Ilumínanos, Señor con la Gracia de Tu Espíritu. 1. Te pedimos Dios Padre, que renueves a la Iglesia con el soplo de tu Espíritu y la purifiques con las aguas del bautismo; para que podamos ser instrumentos de tu luz ante el mundo. 2. Te pedimos Dios padre, por los gobernantes de las naciones, para que, abriendo sus ojos a las necesidades de los pobres, enfermos y desplazados, puedan atender y ayudar al progreso de sus pueblos. 3. Te pedimos Dios Padre, por nuestra comunidad parroquial para que, fortaleciendo su fe, alentando su esperanza y enciendo su amor, atienda las penurias de los más necesitados. 4. Te pedimos Dios Padre, por los enfermos, que se encuentran en las clínicas y hospitales, los que se encuentran solos y abandonados, para que muevas hacia ellos el corazón de sus familiares y demás hermanos. 5. Te pedimos Dios Padre, por cada uno de nosotros que participamos en esta Eucaristía, para que abras nuestros ojos, renueves nuestras vidas, y con tu Luz podamos iluminar nuestras tinieblas del pecado y del egoísmo. Oración conclusiva Atiende benigno, Señor estas súplicas que te presentamos, Por mediación de Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Jue 9 Mar 2023
Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna
TERCER DOMINGO DE CUARESMA Marzo 12 de 2023 Primera Lectura: Éxodo 17,3-7 Salmo: 95(94),1-2.6-7ab.7c-9 Segunda Lectura: Romanos 5,1-2.5-8 Evangelio: Juan 4, 5-42 I. Orientaciones para la Predicación Introducción El Tercer domingo de cuaresma en la tradición catecumenal está vinculado al primer escrutinio de quienes van a ser bautizados en la Pascua y resplandece un tema muy bautismal para guiar la celebración: El agua se hace protagonista en la historia de la salvación. - El agua brotando de la roca es un signo del don y una respuesta a las necesidades de la peregrinación (primera lectura) - La ausencia de agua debe ser motivo de búsqueda y crecimiento, no un motivo de rebeldía y murmuración (salmo responsorial) - Agua y amor de Dios se reclaman para ser siempre derramados en la vida de quienes se abren a la acción de Dios. - Jesús es el agua viva que sacia y da sentido a la existencia (Evangelio). 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La peregrinación de un pueblo en camino de libertad, narrada en la primera lectura se vuelve la experiencia prototípica del inconforme que suele ver enorme los límites y muy pequeños los dones y bondades de Dios. El camino de la murmuración no resuelve nada con Dios, es el acto de confianza lo que produce resultados y la fe se vuelve acción que sacia la sed. El salmo 95 (94) es una clara respuesta a la primera lectura y un memorial continuo de que tentar a Dios y dudar no es el camino sino entrar por la voluntad del Señor. El camino de la conversación debe luchar contra el endurecimiento del corazón y en cuaresma este camino debe tomar formas concretas en un itinerario de acciones transformadoras. La segunda lectura presenta a la comunidad de Roma una realidad humana que puede ser de oscuridad pero que en el misterio pascual de Cristo se transforma y se vuelve una efusión de la gracia. Como el agua, el amor se derrama y da vida. El tercer domingo de la Cuaresma en el ciclo A, nos presenta la figura de Jesucristo como el Agua viva. Y nos pone en tónica de redescubrimiento del Bautismo. Hemos recorrido 2 domingos en los cuales hemos descubierto que los humanos tenemos la tentación a la puerta pero que igualmente el poder de Dios puede transfigurarnos y llevarnos a la experiencia de lo divino y a la certeza de la resurrección. Ahora, el camino cuaresmal nos dice que, sólo bebiendo de la fuente, que es Cristo, podemos vencer la duda y la tentación. El texto de la samaritana sigue siendo un texto catecumenal que se presenta en el movimiento del conocer de la mujer y en la auto - revelación de Jesús que finalmente se manifiesta como el agua viva, el agua corre y hace que en creyente brote esa misma agua. El movimiento del texto de este domingo empieza en el conocer y termina en el creer, pero esto pasa por la experiencia de Jesús: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo». En este tercer domingo, nuestra experiencia recorre la suerte de Israel y clamamos nuevamente al Señor diciendo “Danos agua que beber” (primera lectura) pero lo hacemos recordando que nuestra fe no puede titubear en el camino (salmo) debido a que “el amor ha sido derramado en nosotros por el Espíritu que se nos ha dado” (segunda lectura) y así el culmen de todo es Cristo como agua viva (Evangelio). 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En una sociedad como la nuestra, con muchas ilusiones no alcanzadas y sueños no realizados, hay siempre la tentación de detener la marcha y hasta dudar de las promesas de Dios. La Palabra de Dios dice: “en el peligro grité al Señor y él me escuchó”, por eso hay que recordar siempre que el proceso de la fe no excluye las dificultades, sino que las interpreta y les da un sentido. En Cristo la humanidad haya una respuesta y un sentido. Proclamar que Jesús es el agua viva nos lleva a pensar que no podemos dejar de lado el agua viva que no se apaga y nos convierte en torrentes para los demás, por buscar riachuelos y pequeños estanques que nos prometen mucho y nos dejan sin esperanzas cumplidas. En Cuaresma la tentación no tiene la última palabra, es necesario dejarnos transfigurar para apagar definitivamente la sed. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El prefacio de la Samaritana es motivo de oración y nos relata que la sed produce un efecto fundamental en la persona “encender en ella el fuego del amor divino”. Es necesario un compromiso misionero que surge del encuentro con Jesús, es necesario salir a invitar para que otros vengan a ver y a escuchar. La sed debe ser saciada en el conocer: Conocer y ser conocidos por el Señor. Para contemplar, puede servir repetir siempre la frase del evangelio que define lo que ocurre en la vida del bautizado: “Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna” _________________________ Recomendaciones prácticas: • En este domingo se celebra el primer escrutinio de preparación para el bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia pascual a los sacramentos de la iniciación cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentra en las pp. 801-803 del Misal Romano. • Se debe recordar que la eucología de este domingo en el ciclo A tiene un prefacio propio. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La eucaristía de este domingo nos evoca un lugar, el pozo de Sicar y nos lleva al encuentro con el Señor, que sacia nuestra sed y nos reconforta en el camino. Dejemos que la acción del Resucitado sea una realidad en la vida de nuestra comunidad y oremos por los catecúmenos que recibirán el bautismo en la noche santa de la Pascua, para que juntos podamos descubrir que no hay otra fuente de vida distinta al Señor. Monición a la Liturgia de la Palabra El itinerario cuaresmal nos regala ahora una Palabra que refresca y da vida. El agua se presenta como un símbolo de la vida de Dios en una comunidad y la garantía de un Dios fiel a sus promesas. Escuchemos con fe. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Como el sol abrasador que trajo la sed, hoy presentamos nuestras ansiedades y esperanzas al Señor que siempre nos atiende. R. Sacia nuestra sed, Señor. 1. Para que El Papa Francisco y los ministros de la Iglesia sepan acompañar las esperanzas de la humanidad y ayuden a descubrir la púnica posibilidad de saciar la sed, que es Cristo, el Señor. Roguemos al Señor. 2. Para que en las naciones reine siempre la justicia y la paz y se busquen condiciones dignas para los hombres que tienen ansia de plenitud. Roguemos al Señor. 3. Para que, en medio del dolor y sufrimiento, el Señor apague la sed de quienes se ven agobiados y desesperanzados. Roguemos al Señor. 4. Para que el camino sinodal posibilite a toda la búsqueda de los intereses comunes y beneficie la humanidad, haciendo de la Iglesia un hospital de campaña que sea sensible a la sed que agobia a hombres y mujeres de las diferentes culturas, razas y credos. Roguemos al Señor. 5. Para que quienes celebramos esta liturgia veamos colmadas nuestras esperanzas y seamos fortalecidos en la fe que hace brotar agua de las peñas. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Tú que eres nuestro Dios y Señor, recibe las oraciones que te presentamos y apaga la sed de nuestra peregrinación bajo la cruz de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

Vie 3 Mar 2023
Su rostro resplandecía como el sol
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA Marzo 5 de 2023 Primera Lectura: Génesis 12, 1-4a Salmo: 33(32), 4-5.18-19. 20 y 22 Segunda Lectura: 2Timoteo 1, 8b-10 Evangelio: Mateo 17, 1-9. I. Orientaciones para la Predicación Introducción El camino cuaresmal en el ciclo A está marcado por un claro itinerario catecumenal que lleva a conectar la vida de la comunidad con la experiencia diaria, siempre tocada por la tentación (primera semana) pero llamada siempre a una transformación (segunda semana). De esta manera que el proceso catecumenal y la renovación bautismal para la que se prepara la comunidad cristiana y que se llevará a cabo en la Pascua parten un llamado concreto del Señor en dimensiones muy marcadas: Toda llamada implica salir de sí mismo y de las propias seguridades para asumir un proyecto en el que el Señor traza el horizonte y la obediencia del llamado va concretando (primera lectura) Toda esperanza se basa en la confianza de que Dios siempre cumple su palabra (Salmo responsorial) La llamada del Señor es un camino de iluminación, como ocurre en el camino bautismal (segunda lectura) Quien se deja llevar por el Señor y responde positivamente a su llamada, sabe que día a día su vida se transfigura y sigue un camino que le conduce a la experiencia gloriosa de la resurrección (Evangelio) 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Texto del libro del Génesis enmarca la experiencia del llamado de Abraham en un continuo proceso de peregrinación, de salida y de búsqueda. La experiencia del llamado lleva a desposeerse y a ser motivo de bendición para los demás, de tal manera que la bendición es el resultado de la obediencia. El Salmo 33(32) canta la misericordia y fidelidad de Dios frente a quien sabe esperar. Toda esperanza se ancla en la certeza de que Dios cumple sus promesas y que su Palabra siempre se cumple. El texto de 2 Timoteo es una ayuda en el camino de este domingo porque configura la llamada con el misterio de la cruz. El hombre de Dios toma parte en el misterio pascual de Cristo y se configura de tal manera que su existencia se vuelve un resplandor del Evangelio, de la buena noticia de salvación. El centro de la liturgia de la Palabra lo ocupa en este domingo el texto de Mateo sobre la transfiguración del Señor. Mateo siguiendo el esquema del evangelista Marcos (9,2-10) presenta una reflexión sobre la misión de Jesús a partir de una experiencia judía de la revelación de Dios en el monte Sinaí y ahora muestra que esa revelación es Jesús mismo a quien se debe escuchar. Toda la narración habla de manifestación divina: un monte alto, rostro como el sol, vestidos blanquísimos, Moisés y Elías, nube, voz. En el segundo domingo de Cuaresma la liturgia de la Palabra nos recuerda que tenemos una vocación que trae bendición (primera lectura) y ello exige poder ver, contemplar y esperar (salmo responsorial) que Dios llama e ilumina (segunda lectura) y transforma radicalmente la existencia (Evangelio). El bautismo fue llamado en la antigüedad cristiana el sacramento de iluminación. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? En el camino cuaresmal, el ascenso a la montaña santa de la Pascua está marcado por unas estaciones de abastecimiento muy concretas, que son las liturgias dominicales. De manera concreta, caminar significa hacer experiencia de salida y en cuaresma esa salida implica donación y entrega de sí. El camino sinodal reclama una comunidad dispuesta a ponerse en camino, una comunidad que se renueva y resplandece por la respuesta a la llamada del Señor. No todos caminan hoy bajo la cruz de Cristo, pero sí todos pueden ver el resplandor de quienes hemos decidido hacer experiencia de Cruz. Haremos camino siendo discípulos del Mesías crucificado, viviendo nuestro bautismo como iluminación y haciendo que todos puedan ver la gloria del Señor 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? El prefacio de la misa de este día, nos insiste en que “por la pasión, se llega a la gloria de la resurrección” y eso nos lleva a dar gracias a Dios permanentemente al poder ver el resplandor de su rostro. Este misterio se refleja a la comunidad en una vida donada, en una cuaresma hecha camino y experiencia de peregrinación. Ver el resplandor del rostro me compromete con el pobre y el necesitado: Ayuno, oración y limosna tienen que ser verdaderamente pilares de vida cuaresmal y no solamente ideas bonitas de una predicación. Este domingo debe comprometer a la comunidad a dejar ver el resplandor del rostro de Dios a otros: caridad, fraternidad y diálogo. Una manera concreta de contemplar puede ser repetir siempre en la semana la frase que resuena del Evangelio: “Su rostro resplandecía como el sol” y hacer experiencia de vida esta frase. _______________________ Recomendaciones prácticas: • En este domingo II de cuaresma hay un llamado desde la oración colecta a ESCUCHAR la voz del Señor para poder contemplar. Una insistencia concreta de este día debe ser la escucha y atención a la Palabra proclamada. • Una propuesta pastoral en el camino sinodal puede hacer que haya experiencia de visita, de peregrinación, de salida de las comunidades a las periferias existenciales: el mundo del otro, del pobre, del marginado, del anciano, del que está en soledad, etc. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Hoy, el Señor nos ha llamado a salir de nuestras seguridades y nos ha traído a esta celebración, como experiencia de subida al monte. Este segundo domingo de Cuaresma nos convoca junto al altar para ver resplandecer el rostro del Señor, pero gustando la grandeza de su amor en el memorial de su pasión, celebrado en la Eucaristía. Participemos con gozo de esta experiencia. Monición a la Liturgia de la Palabra Llamados a escuchar, hoy nos disponemos como comunidad a un camino de salida y de subida, a una configuración con Cristo crucificado. Dejemos que la Palabra hoy vaya haciendo su obra y nos prepare para renovar nuestra fe en la noche santa de la Pascua. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Subamos al Monte con el Señor y entreguemos nuestra plegaria para que podamos ser transfigurados y configurados como verdaderos discípulos. R. Haz brillar tu rostro sobre nosotros, Señor. 1. Que tu luz ilumine al Papa Francisco, a los obispos y ministros de la Iglesia para que siempre y en todo lugar sean signo de tu misericordia. Roguemos al Señor. 2. Que seamos una gran nación, bendecida en nuestros líderes y gobernantes, para que vivamos en la libertad y en la fidelidad de la fe. Roguemos al Señor. 3. Que tomemos parte en los padecimientos por el Evangelio y así seamos cercanos al pobre, al desvalido, al que vive en soledad y tristeza. Roguemos al Señor. 4. Que nosotros esperemos siempre en Señor y así fortalezcamos nuestros esfuerzos por hacer del camino sinodal una práctica permanente en la vida de la Iglesia. Roguemos al Señor. 5. Que podamos repetir siempre: “Qué bueno es que estemos aquí” y así seamos una asamblea contemplativa y comprometida con la transformación del mundo. Roguemos al Señor. Oración conclusiva Haz, Señor, que nunca temamos y podamos contemplar tu acción en el mundo para que a la luz de tu cruz podamos siempre responder con generosidad y capacidad a tu llamado. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén.

Mié 22 Feb 2023
Jesús ayuna cuarenta días y es tentado
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA Febrero 26 de 2023 Primera Lectura: Génesis 2, 7-9; 3,1-7 Salmo: 51(50), 3-4.5-6a. 12-13.14 y 17 (R. cf. 3a) Segunda Lectura: Romanos 5, 12-19 Evangelio: Mateo 4, 1-11 I. Orientaciones para la Predicación Introducción La Iglesia, el miércoles pasado inició el camino cuaresmal con la imposición de la ceniza; así, en el primer domingo de cuaresma damos un primer paso hacia la pascua del Señor, con su testimonio como vencedor de las tentaciones. El silencio del Aleluya y del Gloria en la misa y la proclamación de la Palabra, nos preparan para hacer un camino cuaresmal, austero y, a la vez, muy profundo, en compañía del Señor Jesús; Él nos ayudara domingo tras domingo a disponer el corazón, para celebrar el acontecimiento redentor, que ofrece su vida en la cruz y resucita para nuestra salvación. Cada domingo de cuaresma será un escalón más en ese ascenso al monte santo de la pascua del Señor. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro del Génesis 2,7-9; 3,1-7 cuenta el origen del hombre, del pecado y la perdida de los dones originales con los que fue creada la humanidad. Hoy se nos narra cómo después de la gran obra creadora que Dios hizo, nos encontramos casi de inmediato con la división del corazón mediante el surgimiento de la tentación y el pecado. En la descripción del origen de todo lo que existe, incluida la humanidad misma, con un lenguaje lleno de sabiduría, como aquel detalle en que se recuerda que fuimos hechos de barro y que todos participamos de esa misma realidad de fragilidad. El texto señala cómo nuestros primeros padres fueros seducidos por el enemigo, quien les promete ser como dioses; el hombre alargando su mano y tomando del fruto prohibido, desobedece a la voluntad y querer de Dios. Las consecuencias de la desobediencia las contará las páginas que siguen del libro del Génesis. El salmo 50, nos invita a la oración y a la súplica de perdón: “misericordia, Señor, hemos pecado, crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro”. Esta plegaria es con la que hoy la Iglesia, recoge nuestros sentimientos, puesto que, desde el origen de la humanidad hasta nuestros días, nos experimentamos débiles y pecadores, hechos todos del mismo barro. San Pablo en la carta a los Romanos 5,12-19 hace una especial conexión entre la primera lectura y el Evangelio, es decir entre Adán y Cristo. Las consecuencias del pecado del primer Adán, por la que vino la muerte y la condena, ha quedado superada por entero por el segundo Adán, Cristo Jesús, consiguiendo el perdón, venciendo la muerte, y rescatando a los hombres de todos los tiempos, de la muerte definitiva, empezando por el primer hombre, Adán. En el Evangelio de Mateo 4,1-11, Jesús después de ser bautizado, es llevado por el Espíritu para ser tentado, donde el tentador intenta desviarlo de su misión mesiánica. Pasados cuarenta días de ayuno, Jesús experimenta las tentaciones; esos cuarenta días nos recuerdan los cuarenta años del pueblo de Israel caminando en el desierto, superando diversas tentaciones y dificultades; en el contexto del desierto suceden las tentaciones. El demonio quiere que Jesús saque provecho para sí, de su condición mesiánica, “Si eres Hijo de Dios” … “tírate y Dios encargara a sus ángeles” … “todo esto te daré si te postras y me adoras proponiéndole a Jesús un mesianismo fácil, con prebendas y prestigio; sin embargo, Jesús sale victorioso al decirle: “No solo de pan vive el hombre…”, “No tentaras al Señor tu Dios” y “Al Señor tu Dios adorarás…”. Así, Jesús está listo para llevar a cabo su obra mesiánica, impulsado por el Espíritu, lleva consigo la Buena Noticia del Reinado de Dios. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Hoy debemos enfatizar que estos 40 días en los que vivimos la cuaresma, están íntimamente unidos a los 50 días de la pascua; es decir que tendremos 90 días para caminar con Jesús, recoger su mensaje, cambiar nuestra manera de pensar y convertirnos para participar con Él de su muerte; morir a la esclavitud del pecado y resucitar con Él a una vida nueva, de gracia y amor. A la luz de los textos litúrgicos de este domingo se puede acentuar el sentido de la cuaresma como preparación para la pascua del 2023, Hoy se inaugura ese camino hacia la pascua y nos indica el modo de vencer con Cristo las tentaciones; de tal modo que, pasando nuestra vida por el acontecimiento de la muerte del Señor, moriremos al pecado, al hombre viejo, y resucitaremos a una vida nueva, de gracia y salvación. Con esta perspectiva pascual, podemos entender el tiempo litúrgico de la cuaresma, más que un periodo estrictamente penitencial, en un tiempo de encuentro con el Señor; es un encuentro con sus actitudes y con su amor misericordioso, es decir, que la cuaresma son 40 días de gracia en los que experimentamos la fortaleza del Señor quien nos enseña en medio del desierto y con su Espíritu, a vencer la tentación y el pecado de nuestras vidas. Por una parte, Adán y Eva cedieron a la tentación, y por otra, el pueblo de Israel en su camino por el desierto y luego en la tierra prometida también cayeron en muchas tentaciones; con la persona de Jesús el adversario fue vencido y la tentación fue rechazada. La pregunta para nosotros es ¿cómo estamos enfrentando la tentación? Lo hacemos cómo Adán y Eva que desobedecieron a Dios o cómo el pueblo de la primera alianza, que se hizo indiferente e infiel a las promesas y al amor providente del Señor, o cómo Jesús que, en el desierto, después de 40 días de ayuno, enfrentó y venció con grandeza de espíritu al tentador. Ningún hombre está libre de la lucha entre las fuerzas del bien y del mal, entre la vida y la muerte por ello, debemos agudizar nuestros sentidos, nuestra fe, para evitar caer frente a las maniobras del maligno que disfraza el mal como si fuera algo bueno. Sin duda todos hemos sentido la debilidad del pecado, pero, quienes creemos en Jesús, también hemos experimentado la fuerza de su gracia y el poder de su Palabra, que con su entrega amorosa en la cruz y en su gloriosa resurrección, nos señala el camino que da vida eterna. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La Iglesia nos invita hoy a caminar juntos, de modo sinodal; ese camino no está libre de dificultades que nos hagan sufrir y dudar de la vocación a la santidad a la que fuimos llamados. Con seguridad, quienes hacen este camino en compañía de Jesús, tienden con mayor empeño, a buscar el bien y a luchar con dignidad y corazón valiente, contra las tentaciones y el pecado. Por desgracia muchos de nosotros, al igual que Adán y Eva, sedemos a la tentación y nos hacemos incapaces de contener la gracia que Dios nos otorga. Hoy la Iglesia nos regala este tiempo (cuaresma) para que, en la vivencia de las prácticas cuaresmales, se fortalezca nuestro espíritu y se consolide el Evangelio que nos hace capaces de descifrar lo que es bueno y agradable a Dios. Toda la vida de Jesús está dedicada a la lucha contra el mal; sabemos que esta escena no fue el único momento en el que el tentador quiso seducir el corazón del Señor; en la hora más difícil del ministerio del Señor, la muerte, Jesús tuvo la tentación de rechazar el cáliz de dolor que debía asumir para salvar al mundo y también venció; es decir, hasta el final supo hacer la voluntad de Dios nuestro Padre. Lo mismo pasa con nosotros, nunca vamos a dejar de tener tentaciones, lo importante es saber asumir con entereza de corazón la voluntad del Padre del cielo; “vencer” se hace todos los días pidiendo con fe la fortaleza que viene de lo alto. Finalmente, la cuaresma es la oportunidad que nos da la vida, para dar el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos de Dios, es decir, que, durante el tiempo de la cuaresma y la pascua, estamos llamados a celebrarlo, con signos de conversión, de una autentica vida interior, de amor y servicio a los hermanos, sobre todo, de darle muerte al pecado para una vida nueva en Cristo resucitado. _______________________ Recomendaciones prácticas: • Este domingo se celebra el rito «de la elección» o «inscripción del nombre» para los catecúmenos que serán admitidos a los sacramentos de iniciación cristiana en la Vigilia Pascual, empleando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las páginas 799-800 del Misal Romano. II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos hemos reunido para celebrar el día de Señor, escuchando su Palabra y participando de la fracción del pan. En esta celebración del primer domingo de cuaresma, iniciamos un camino hacia la pascua, marcado por la austeridad de los signos litúrgicos, las prácticas de cuaresma y un sincero espíritu de arrepentimiento de nuestros pecados, todo esto como preparación para la festiva celebración de la pascua del Señor. Que, al participar de esta Santa Misa, nos impregnemos de la actitud del Señor, que, venciendo la tentación, hoy da testimonio a todos los que creemos en Él, de fidelidad y obediencia al Padre del cielo. Participemos con alegría. Monición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios en este domingo, nos señala a través del ejemplo de Jesús, el modo como debemos obedecer al Padre, haciendo gala de una decidida actitud humilde para vencer la tentación a fuerza del bien. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Pidamos al Padre del cielo que, al comenzar este camino de cuaresma, experimentemos en nuestros corazones arrepentidos su gracia y su misericordia. R. Oh Señor, escucha y ten piedad. 1. Por la Iglesia, para que se siga manteniendo firme ante las tentaciones de los poderes de este mundo. Oremos. 2. Por los ministros ordenados, para que, durante el camino de la cuaresma, reaviven en el corazón el compromiso de fidelidad y obediencia a Dios. Oremos. 3. Por los gobernantes para que el afán de poder y tener, no los lleve a despreciar a las personas y el bien común. Oremos. 4. Por los que sufren, para que, nuestra caridad y el pan de la Palabra, reavive en ellos la esperanza de tiempos mejores. Oremos. 5. Por quienes estamos aquí reunidos, para que, después de haber escuchado el Evangelio sepamos con Cristo, vencer la tentación. Oremos. Oración conclusiva Dios Padre, tú que conoces la fragilidad de la naturaleza humana, herida por el pecado de Adán, escucha las oraciones de tu pueblo para que, venciendo las tentaciones del maligno, seamos testimonio de verdadera conversión y fidelidad a tu mensaje. Por Jesucristo Nuestro Señor. R. Amén.