Vie 18 Abr 2025
…Entregó su espíritu
VIERNES SANTOEN LA PASIÓN DEL SEÑORAbril 18 de 2025Primera lectura: Isaías 52,13 - 53,12Salmo: 31(30),2 y 6.12-13.15-16.17 y 25 (R. 6a)Segunda lectura: Hebreos 4,14-16; 5,7-9Evangelio: Juan 18,1 - 19,42I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónCon base en las lecturas bíblicas de hoy Viernes Santo, los cristianos crucificados resucitan, por ese motivo la Cruz de Jesús es victoriosa. Crucificado que no resucita no es cristiano. Este dato no niega las preguntas que deja la muerte, ni las atrocidades de la violencia en la historia actual marcada por tantas guerras. Pero desde Jesús de Nazaret de la muerte nace la vida y nuevas oportunidades.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Poncio Pilatos está convencido de que el malhechor que las autoridades religiosas le presentaron a él es un hombre inofensivo, una persona sin extraña, alguien que, en lugar de defenderse de las acusaciones, comienza a darse aires de filósofo de la verdad (Jn 18,37-38), pero de ninguna forma representa peligro para Roma. Por ello, después de un breve y sumario interrogatorio, el procurador romano declara a los jefes del pueblo que no encuentra culpa alguna en Jesús (Jn 18,38) y propone concederle el indulto, según la costumbre en la fiesta de Pascua (Jn 18,39).Los jefes esperaban ese acontecimiento. Y como Pilatos gozaba de poca simpatía entre ellos -era un procurador romano que había subvertido las prácticas judías (Ant. 18,55)- era previsible que no los dejara satisfechos. Por esa razón, los jefes ya habían preparado sus cartas. ¿Pilatos quiere liberar a Jesús? Y, mientras tanto, los jefes le tienen preparado el pedido para liberar a Barrabás.Entonces Pilatos cree que, para aplacar la ira de las autoridades será suficiente con un severo castigo y manda flagelar a Jesús, lo somete al suplicio con el cual el condenado era exfoliado vivo, y con frecuencia el flagelado moría bajo los golpes (2Mac 3,38). Además, los soldados se conceden libertades y descargan toda su frustración y agresividad sobre el inerme condenado, la dan golpes, lo escupen, se burla y le clavan en la cabeza una corona de espinas (Jn 19,2).Y Pilato, por tercera y última vez, declara la inocencia de Jesús: “En él no encuentro culpa” (Jn 19,6). Las palabras del Prefecto Romano son un veredicto de absolución, y son definitivas. Para el evangelista, Jesús corre menos peligro con los enemigos de su pueblo -los romanos- que lo quieren liberar, que con sus líderes religiosos de su pueblo que buscan matarlo.Vista la ineficacia de la acusación a Jesús de ser un agitador político, un hipotético candidato a rey de los judíos, los jefes judíos no se entregan, y juegan una segunda carta, una acusación religiosa: “Nosotros teneos una Ley, y según esa Ley él debe morir, porque se hace Hijo de Dios” (Jn 19,7).A Pilato poco le importan las leyes religiosas, pero sí hay una frase peligrosa “se hace hijo de dios”, Pilato tiene más miedo (Jn 19,8). Pero había una costumbre entre los judíos no prevista por Pilato. Ellos jugaban su carta, pero dada la irrelevancia de la acusación de agitador político contra Jesús, y de la acusación religiosa de hacerse Hijo de Dios, sacan el as de la manga.Las autoridades judías conocen su pueblo y por último presentan la carta vencedora, la cual saben ellos, ninguno puede resistir: poner en peligro su puesto, arriesgar su carrera. “Si sueltas a este, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey es enemigo del César” (Jn 19,12). “Amigo del César” era un título nobiliario concedido por el emperador a unos pocos más cercanos. Para Pilato este sueño corre peligro ahora y por causa de aquel galileo extraño. ¿Qué sacrificar? ¿La propia carrera o a un inocente? No hay duda: a un inocente.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para compartir de la comunidad?Jesús no es el rey de los judíos, ni un peligro, ni el Mesías, sino el hombre, un sencillo ser humano. Pero sí es el que a la vista de los jefes judíos “enemigos de todos los humanos” (1Ts 2,15), no toleran. Jesús es la Palabra de Dios hecha humanidad (Jn 1,14), la plena realización del designio del creador sobre la humanidad; un ser humano con la condición divina (Jn 1,1). Pero este dato es intolerable para las autoridades religiosas, que ven en la manifestación del proyecto de Dios una amenaza a su poder y a su existencia: si Dios se fusiona con los seres humanos, ya no hay lugar para ellos como intermediarios, por eso no resisten ver “el hombre”.Jesús es una máscara de sangre, humillado, golpeado, coronado de espinas, escarnecido; al verlo muy seguramente se aplacará la ira de los jefes judíos, y Pilato, con toda su autoridad de juez, declara por segunda vez que no encuentra ninguna culpa en ese hombre (Jn 19,4), y lo muestra a sus acusadores: “He ahí el hombre” (ecce homo). ¡Ojalá nunca lo hubiera hecho! Al verlo, los sumos sacerdotes y los guardias gritaron: ¡Crucifícalo! ¡crucifícalo! (Jn 19,6).3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo Jesús?La posición de Pilato se torna cada vez más crítica, no puede correr el riesgo de condenar al hijo de un dios. Ahora el juez tiene miedo del imputado, y le pregunta ¿De dónde eres? (Jn 19,9). Pilato desea tener certeza, y quiere saber si está delante de un hombre o de un ser divino.Es el momento de Jesús. Tiene delante a un Pilato apabullado, el juez supremo intimidado por el imputado. Basta que Jesús responda a Pilato como le respondió a Nicodemo: “Dios no envío a su Hijo al mundo para juzgar el mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él” (Jn 3,17), y confirmaría su condición divina. Pero Jesús calla. El silencio de Jesús es elocuente, convence aún más de su inocencia a Pilato, Hijo de Dios o no, es preciso liberarlo cueste lo que cueste. Pedimos al Señor el regalo de asumir la vida diaria como se presenta, de esa manera asumimos nuestra misión y estamos siempre con Jesús de Nazaret._______________________Recomendaciones prácticas:•Motivar a los fieles a la Oración de la Liturgia de las Horas durante la visita al Santo Sepulcro.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa En esta solemne y sagrada celebración del Viernes Santo, nos reunimos para contemplar la pasión y muerte del Señor Jesús, se actualiza en nosotros su sacrificio redentor por nuestra salvación. En este día, renovamos nuestra fe en el amor infinito de Dios, que nos entrega a su Hijo para que, por su muerte en la cruz, tengamos vida eterna. Que esta liturgia nos lleve a experimentar profundamente el misterio del amor divino y la esperanza que brota de la cruz de Cristo.Monición a la Liturgia de la Palabra El amor infinito de Dios ha sido manifestado en su plenitud en la ofrenda redentora de Cristo en la cruz, su sangre derramada por la humanidad entera es un grito de misericordia de Dios por sus hijos. Escuchemos con atención y contemplemos la salvación que nos ofrece aquel que fue traspasado por nuestras rebeliones. Oración universal. Misal RomanoI. Por la Santa IglesiaOremos por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro Dios y Señor le concede la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos concede glorificarlo, como Dios Padre omnipotente, con una vida pacífica y serena.Ministro: Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo revelaste tu gloria a todas las naciones, conserva la obra de tu misericordia, para que tu Iglesia, extendida por toda la tierra, persevere con fe inquebrantable en la confesión de tu nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.II. Por el PapaOremos por el Santo Padre, el Papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda gobernar al pueblo santo de Dios.Ministro: Dios todopoderoso y eterno, cuya sabiduría gobierna el universo, atiende favorablemente nuestras súplicas y protege con tu amor al Papa que nos diste, para que el pueblo cristiano, que tú mismo pastoreas, progrese bajo su cuidado en la firmeza de su fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.III. Por el Pueblo de Dios y Sus ministrosOremos por nuestro obispo N., por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia, y por todo el pueblo santo de Dios.Ministro: Dios todopoderoso y eterno, que con tu Espíritu santificas y gobiernas a toda la Iglesia, escucha nuestras súplicas por tus ministros, para que, con la ayuda de tu gracia, te sirvan con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.IV. Por los CatecúmenosOremos por nuestros catecúmenos para que Dios nuestro Señor abra los oídos de sus corazones y les manifieste su misericordia, y para que, mediante el Bautismo, se les perdonen todos sus pecados y queden incorporados a Cristo, Señor nuestro.Ministro: Dios todopoderoso y eterno, que sin cesar concedes nuevos hijos a tu Iglesia, acrecienta la fe y el conocimiento a nuestros catecúmenos, para que, renacidos en la fuente bautismal, los cuentes entre tus hijos de adopción. Por Jesucristo, nuestro Señor.V.Por la Unidad de los CristianosOremos por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad.Ministro: Dios todopoderoso y eterno, que reúnes a los que están dispersos y los mantienes en la unidad, mira benignamente la grey de tu Hijo, para que, a cuantos están consagrados por el único Bautismo, también los una la integridad de la fe y los asocie el vínculo de la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.VI.Por los judíosOremos por los judíos, para que a quienes Dios nuestro Señor habló primero, les concede progresar continuamente en el amor de su nombre y en la fidelidad a su alianza.Ministro: Dios todopoderoso y eterno, que confiaste tus promesas a Abraham y a su descendencia, oye a compasivo los ruegos de tu Iglesia, para que el pueblo que adquiriste primero como tuyo, merezca llegar a la plenitud de la redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.VII. Por los que No Creen en CristoOremos por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino de la salvación.Ministro: Dios todopoderoso y eterno, concede a quienes no creen en Cristo, que, caminando en tu presencia con sinceridad de corazón, encuentren la verdad; y a nosotros concédenos crecer en el amor mutuo y en el deseo de comprender mejor los misterios de tu vida, a fin de que seamos testigos cada vez más auténticos de tu amor en el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.VIII. Por los que No Creen en DiosOremos por los que no conocen a Dios, para que, buscando con sinceridad lo que es recto, merezcan llegar hasta él.Ministro: Dios todopoderoso y eterno, que creaste a todos los hombres para que deseándote te busquen, y, encontrándote, descansen en ti; concédenos que, en medio de las dificultades de este mundo, al ver los signos de tu amor y el testimonio de las buenas obras de los creyentes, todos los hombres se alegren al confesarte como único Dios verdadero y Padre de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.IX. Por los GobernantesOremos por todos los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíe sus mentes y corazones, según su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos.Ministro: Dios todopoderoso y eterno, en cuyas manos están los corazones de los hombres y los derechos de las naciones, mira con bondad a nuestros gobernantes, para que, con tu ayuda, se afiance en toda la tierra un auténtico progreso social, una paz duradera y una verdadera libertad religiosa. Por Jesucristo, nuestro Señor.X.Por los que Se Encuentran en Alguna TribulaciónOremos a Dios Padre todopoderoso, para que libre al mundo de todos sus errores, aleje las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, concede seguridad a los que viajan, un buen retorno a los que se hallan lejos del hogar, la salud a los enfermos y la salvación a los moribundos.Ministro: Dios todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fortaleza de los que sufren, escucha a los que te invocan en su tribulación, para que todos experimenten en sus necesidades la alegría de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.