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Plan de Predicación

Mié 20 Sep 2017

Los caminos de Dios son distintos de los caminos del hombre

En la Palabra que escuchamos con fe en cada Misa, el Señor nos traza el Camino que nos conduce a la Verdad y nos brinda la verdadera Vida. Escuchemos atentos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Is 55,6-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo: Sal 145(144),2-3.8-9.17-18 (R. 18a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Flp 1,20c-24.27ª[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Mt 20,1-16.[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Qué dice la Sagrada Escritura? Para este Domingo XXV la Liturgia nos propone una reflexión sería sobre los planes de Dios y los planes de nosotros, sus hijos, “Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos” (Is. 55,8). Así nos dice el Señor en Isaías; y por otra parte, Jesús mismo utiliza una contabilidad, una aritmética que no es la nuestra (Mt 20, 1-15). La razón que ofrece la Palabra para afirmar lo primero es la misma que emplea para lo segundo: “que el malvado regrese al Señor, y Él tendrá piedad” (Is. 55,7); “¿Vas a tener envidia tú, porque yo soy bueno?” (Mt 20,16). Por otra parte, el Señor va más allá de lo que nosotros deseamos o experimentamos; es Él quien mide nuestra capacidad, juzga nuestra labor y nos asigna la tarea. “Si el malvado abandona su camino y regresa al Señor, Él lo perdona (Is. 55,7); “Quiero dar a este último igual que a ti” (Mt 20,14); “Lo importante es que lleves una vida del Evangelio de Cristo (San Pablo a los Filipenses, 1,27). “Mi juez es el Señor” (1 Cor 4,4), “El Señor llegará con fuego y sacará a la luz la obra de cada uno” (1 Cor 3, 13) “Ni siquiera yo mismo me sé juzgar; es el Señor quien juzga. En la alternativa: gozar de Cristo o servir a la comunidad, (cfr. Filipenses 1, 23). Los caminos de Dios son distintos de los caminos del hombre; el tiempo de Dios no es igual, ni corre paralelo al tiempo del hombre. La obra mala del hombre suscita en Dios perdón (Is. 55,6); la obra buena del hombre suscita envidia en otro hombre (Mt 20, 15). La envidia es un pesar del bien ajeno (Astete), Es “vicio capital” es “sentir tristeza por el bien ajeno con inmoderado deseo de hacerlo suyo” (Cat. Igl. Cat, 2539). La envidia comenzó temprano en la Biblia: “Por la envidia del Diablo entró la muerte en el mundo” (Sab. 2, 24). Y se extendió o contagió: a Caín que mató a Abel (Gen 4, 3-8); a Esaú (Gen. 27, 41); a los hermanos de José (Gen 37,4); a Saúl que persiguió a David (1 Sam. 18, 7); hasta llegar al Nuevo Testamento, a los sacerdotes que entregaron a Jesús (Mc. 15,10). Dentro de los apóstoles (los discípulos buenos de Jesús) también se generó la envidia. La escena que en Mt sigue inmediatamente a la que leemos hoy, contrasta radicalmente con ella (Mt. 20, 20): “Los últimos serán primeros y los primeros serán últimos” y enseguida los Zebedeos buscan los primeros puestos. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decir a la comunidad en su realidad concreta? En tiempo de Nuestro Señor, al igual que en nuestro siglo, los dones de Dios son repartidos en diversa forma a unos y a otros. Queda claro que el Señor da a cada individuo según su capacidad (Mt 25,15). Pero la capacidad no es según lo que nosotros pensemos, sino de acuerdo con la respuesta (la responsabilidad) personal de cada uno. (“Servidor bueno y fiel,” “Siervo malo y perezoso” Mt 25, 23-26). Hoy día también la sociedad es exigente con los que ejercen autoridad. Y cada individuo, dentro de las comunidades humanas (familia, asociación, Iglesia) tiene su modo de exigir y, así, la motivación puede ser injusta y se generan las envidias. Se producen así conductas que son bien conocidas en nuestra tierra, que son antievangélicas y en mucho ilegales: arribismo, corrupción, desigualdad social. Vivimos en una sociedad cada vez más alejada de Jesús y del Evangelio. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Si en algún lugar se aprecia la desigualdad en el intercambio de dones es en la Eucaristía. Nosotros, los convertidos a Cristo, ofrecemos lo mejor que tenemos, “un sacrificio de alabanza, fruto de los labios que confiesan Su nombre” (Hb. 13,15), pero a pesar de nuestra sinceridad, la oblación no es nada junto al Don de Dios, su propio Hijo. Y aunque seamos los más santos ofreciendo a Dios nuestra vida, siempre la recompensa no será proporcional al trabajo realizado; es Dios quien mide y quien se excede, en forma infinita en su donación. Pero el Señor se complace en premiarnos no tanto los méritos sino la actitud de conversión con que nos acogemos a la llamada de Jesús. Lo dice Pablo en la epístola de hoy: “Lo que importa es que llevéis una vida digna del Evangelio” (Fil 1,27). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']RECOMENDACIONES PRÁCTICAS[/icon] Insistir en la expresiones: los planes de Dios no son los planes humanos, "El Señor está cerca de los que lo invocan" Convendría emplear la Plegaria eucarística para diversas circunstancias I: “La iglesia en camino hacia la unidad”, p. 514 del Misal. Al final de la Misa puede hacerse la fórmula de Bendición solemne: En el Tiempo Ordinario V, p. 477 del Misal. Como una actividad de pos visita del Papa Francisco convendría seguir las orientaciones y materiales que estará ofreciendo el Comité encargado de la visita, además de todos los esfuerzos de iniciativas locales al respecto. Recordar que: Hoy 24 para nosotros católicos, es la fiesta de María de las Mercedes y Día Nacional del Recluso. Nuestra oración por todos los que están privados de la libertad y sufren. También es día mundial del turismo. El viernes 29 es la fiesta litúrgica de los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. El próximo domingo se inicia el mes de octubre, dedicado especialmente al rezo del Santo Rosario y a oración y ayuda a las Misiones.

Vie 15 Sep 2017

No podemos pretender el perdón del Señor si no perdonamos al hermano

El mensaje de la Palabra hoy es fuerte y nos pide un compromiso decidido: no podemos pretender el perdón del Señor si no estamos dispuestos a perdonar a nuestros hermanos. Así nos lo anuncia el mismo Jesús con una parábola que conocemos bien, pero que en este día debe tocar nuestro corazón e impulsarnos a la reconciliación, al perdón y a la fraternidad. Primera lectura: Sir 27,30 - 28,7 Salmo: Sal 103(102),1-2.3-4.9-10.11-12 (R. 8a) Segunda lectura: Rm 14,7-9 Evangelio: Mt 18,21-35. 1. Contexto bíblico ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La parábola que nos propone el Señor en el Evangelio es supremamente clara y elocuente; está inserta, por demás, en el llamado “Discurso Eclesial”, donde el Señor nos revela el modo como debe vivir la comunidad de discípulos, la Iglesia. El desarrollo mismo de la historia conduce a una sola conclusión: es un imperativo el perdón de las ofensas que recibimos de los hermanos como condición para recibir el perdón del Señor por nuestras propias faltas. Así nos ha enseñado el Señor a orar en el Padre Nuestro. Conviene, para comprender mejor el mensaje, resaltar algunos detalles de la parábola: Sorprende la respuesta del Señor a Pedro: perdonar “setenta veces siete”, lo que en la práctica significa “siempre”. El perdón ilimitado es también un antídoto contra la venganza que quiere tomar más de lo que es justo. En la parábola se subraya la enorme diferencia que existe entre la inmensa cantidad que debe el empleado al rey y la pequeñísima suma que le adeuda el compañero al mismo empleado. La compasión del rey es un anuncio de la misericordia de Dios, que va siempre mucho más allá, tanto que el siervo no recibe un plazo para pagar la deuda, sino el perdón de todo. La actitud del siervo con su compañero contrasta fuertemente con la del rey. Se mencionan acciones bastante duras: lo agarró por el cuello, lo ahogaba, lo estrangulaba. También es duro el “no quiso” que se refiere a la no escucha de las súplicas del compañero, que son una copia exacta de las mismas que él presentó al rey. Los “compañeros se entristecieron”: es una alusión de la preocupación fraterna de la comunidad por quien es víctima del maltrato y de la injusticia. La lectura del Eclesiástico nos presenta el mismo mensaje del Evangelio desde la perspectiva sapiencial. Su proclamación invita a una actitud de vida llena de la sabiduría del Señor, que sabe y práctica el perdón a los semejantes como camino seguro para tener el propio perdón. 1.2 ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? El perdón de las ofensas que sufrimos de parte de nuestros hermanos no es tarea fácil, pero la Palabra nos invita a vivir el perdón como camino de encuentro con Dios y con los hermanos, como ideal de la comunidad de los discípulos de Cristo, como signo de reconocimiento de las propias faltas y de la misericordia que el Señor nos prodiga abundantemente. El cristiano no puede vivir en la lógica de la venganza, que es destructiva y termina por ser la mayor injusticia. La lógica del discípulo, su justicia superior, es la del perdón y la reconciliación. La reconciliación es urgente, porque es el camino para alcanzar los bienes mesiánicos o la reconciliación que Cristo nos alcanzó con su muerte en la cruz. Sólo es posible vivir la reconciliación con los demás cuando tenemos conciencia de la misericordia de Dios con nosotros. Esto significa, que el perdón sólo es posible cuando acudimos a motivaciones de fe, esto es, cuando dirigimos nuestra mirada al Señor El perdón está en el corazón de la vida cristiana: me hace hijo del Padre y hermano de mis semejantes, en comunión con Dios y con los hombres. El perdón no niega la realidad del mal, sino que la supone. Pero precisamente en ella se celebra el triunfo del amor gratuito e incondicional. Un amor que no perdona, no es amor. 2. Contexto situacional: ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decir a la comunidad en su realidad concreta? Necesitamos escuchar el mensaje del Evangelio de este día y acogerlo con fe, pidiendo al mismo tiempo la fuerza para vivirlo. Es la hora del perdón y de la reconciliación en nuestro país, en nuestros hogares, en nuestras comunidades. Tenemos que pensar en el perdón que el Señor nos regala cada día frente a nuestros propios yerros y dar el paso para perdonar a nuestros semejantes. Necesitamos experimentar la libertad que nos otorga saber perdonar a los demás. Conviene hacer una invitación especial a la reconciliación en el país, que será un don de Dios para todos, después de tanta violencia, destrucción y muerte, cuando estemos dispuestos a dejarnos transformar todos por la lógica del amor que Cristo nos enseñó. 3.Contexto celebrativo: ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La Eucaristía es el banquete del perdón, porque es el sacrificio que Cristo ofrece al Padre para reconciliarnos con él. En este sagrado banquete tomamos, además, el alimento que nos fortalece para vivir en la dinámica de la reconciliación y del perdón. Recomendaciones prácticas: Puede colocarse en cartelera o lugar visible la frase del Padre Nuestro: "Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Para el acto penitencial de la Misa se puede seguir el Formulario 3, eligiendo una invocación para el Tiempo Ordinario, p.p. 344 -345 del Misal. Se puede hacer la Plegaria Eucarística "de La Reconciliación" I, p. 501 del Misal. Como actividad de pos visita, conviene recordar en este día algunos de los mensajes que ha dejado el Papa Francisco al pueblo colombiano, especialmente los relacionados con el camino de nuestra nación hacia la paz. Tener presente que: Hoy es el día del Migrante, se recomienda orar por ellos en la Oración de los Fieles. El jueves 21 septiembre, es la fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista. El próximo domingo que es día del recluso sería oportuno motivar para que se presenten dones para cubrir necesidades de las familias de los hermanos que se encuentran en las cárceles.

Mié 30 Ago 2017

Toma tu cruz y sigue el Señor

Jeremías, Pablo, Pedro y los otros discípulos escuchan la palabra de Dios y se disponen a seguirle sin condiciones. También hoy los verdaderos discípulos del Maestro escuchamos la invitación a negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz y seguirle. No hay mensaje diferente. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Jr 20,7-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: Sal 63(62),2.3-4.5-6.8-9 (R. 2b) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 12,1-2 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 16,21-27[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1. Contexto bíblico 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El ministerio de Jeremías duró más de cuarenta años, marcado por momentos fuertes de persecución. El profeta ha sido elegido por Dios para “arrancar, arrasar, destruir, demoler, edificar y plantar” (1,10); su misión, en pocas palabras, consiste en reconstruir la vida de la nación en un momento crítico de la historia y el medio para lograrlo no es otro sino denunciar la corrupción y el pecado, especialmente de los gobernantes; pero esto no le ha traído sino burlas, persecuciones y decepciones. No fue nada fácil todo lo que debió afrontar, y él mismo sintió momentos de profundas crisis y desánimos. En el Salmo proclamamos una solemne oración pronunciada en el templo de Jerusalén y que celebra el absoluto abandono en Dios, fuente de auxilio y seguridad. El orante asocia su búsqueda de Dios con la sed, dando a entender que se trata de una gran necesidad y que sólo es posible saciarla en un lugar concreto: el templo (v. 3). Allí canta la felicidad de estar junto a Dios, se goza contemplando su fuerza y su gloria. En el Evangelio del domingo anterior, Pedro confesaba a Jesús como Mesías, Hijo de Dios vivo (Mt 16, 13-20), pero una vez el Maestro anunciaba la entrega de su vida, el Apóstol trata de persuadirlo, en primer lugar porque no alcanzaba a comprender la idea de un Mesías sufriente, y además de este detalle, por el simple hecho de que él, como seguidor suyo, no quería sufrir. Llama la atención como pasa a ser de “Roca” ahora es “escándalo”, porque ha puesto su pensamiento en criterios humanos: “Piensas como los hombres, no como Dios”. 1.2 ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Los textos de la liturgia de este domingo invitan a los cristianos a emprender el camino de Jesús, negándonos a nosotros mismos y llevando la cruz cada día. Mensaje central del texto del Profeta Jeremías es que fue capaz de renunciar a sus propios intereses, renunció a sí mismo y, dejándose seducir por Dios, perseveró en su misión de anunciar su Palabra en medio de la prueba y el dolor. Pablo, en la Carta a los Romanos, inicia una serie de exhortaciones en las que invita a los creyentes a no quedarse en simples palabras, sino que ha de reflejarse en un estilo de vida propio. Ellos no están llamados a cumplir los sacrificios de víctimas animales que exigía la ley, sino que deben aprender a hacer de su propia vida una ofrenda agradable a Dios. Se entiende así por qué Pablo insiste en la necesidad de no separar la fe de la vida cotidiana, tema ampliado en el Evangelio de hoy: los creyentes no pueden acomodarse a los criterios de este mundo (v. 2), sino que están llamados a un buen discernimiento de aquello que Dios quiere en cada momento de la existencia. En el Evangelio, Jesús establecerá tres condiciones para quien quiera ser su discípulo: 1. Ha de renunciar a sus propios intereses vitales, ha de expropiarse de sí mismo, convenciéndose de que no se sigue al Maestro para buscar beneficios personales. 2. Ha de cargar la propia cruz, signo, no de un sufrimiento sin sentido, sino de la entrega generosa y alegre por los demás. 3. Ha de saber que no sigue sus propios parámetros, sino un camino que ya ha recorrido y enseñado el Salvador, que no es otro, sino el de la donación total de la vida. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decir a la comunidad en su realidad concreta? Con frecuencia sucede que nos cuesta entender el plan de Dios: en la vocación cristiana está primero la obediencia a la palabra de Dios, antes que mis capacidades y modos de pensar y obrar. Llevado por el cariño de Pedro hacia Jesús trató de apartarlo del camino de la cruz: Pedro mira con ojos humanos la misión de Cristo en la tierra y no comprende la voluntad de Dios para llevar a cabo la obra de la salvación. Muchos cristianos andan como enemigos de la cruz, nos previene el Apóstol Pablo (cfr. Filp. 3, 17-19). La fe enseña que sin sacrificio no hay amor, no hay alegría verdadera, no se purifica el ama. El camino de la santidad va acompañado de la cruz y toda misión apostólica va fundamentada en este misterio de cruz, donde Cristo nos invita a llevarla cada día. Si deseo imitarlo, debo recorrer el camino que me ha indicado: “cargue con su cruz”. Es necesario llevarla con amor. Unidos a ella, participaremos del dolor de Cristo, en este mundo, pero también de la alegría serena que proporciona la práctica de la virtud, a la espera de la eterna felicidad. “Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por Mí, la encontrará”. Nos invita el Señor a negarnos, es decir, renunciar a todo lo que nos ata a este mundo y nos aleja de Dios, para vivir una entrega completa, sin reservas. Para qué tantos afanes y apegos a las cosas del mundo, si no llevan a la salvación. Si dejamos a un lado tantos placeres del mundo y aceptamos la cruz, encontraremos la verdadera felicidad. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La liturgia invita a vivir de acuerdo con la fe en obediencia al plan de Dios: evitar el apego a las riquezas y a lo efímero, el afán de posición social, y aceptar la invitación de Dios a llevar la cruz, dejarnos seducir por Él, como Jeremías. Este primer anuncio de la pasión de Jesús a los suyos es la motivación a comprender mejor la misión que le ha sido confiada, pero más aún es entender que la última palabra no la tiene la muerte sino la resurrección y la glorificación. La fuerza de la ola materialista, la ideología hedonista y otras corrientes más que buscan invadirlo todo, día a día ahogan la vida del cristiano y desvirtúan el sentido religioso de las comunidades de fe, oponiéndose a la doctrina de Cristo, quien una vez más nos dice: “El que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame”. No podemos quedarnos sólo contemplando la cruz, sino hacerla real: el discípulo moldea su vida en la dinámica del seguimiento, con la cruz a cuestas y con la certeza de resurrección. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Motivar a los fieles con una catequesis sencilla sobre la necesidad de aprender a llevar la cruz cada día: la cruz camino de santidad. Invitación a recuperar los verdaderos valores cristianos (vida, justicia, amor, verdad, paz) para evitar quedarnos en los ídolos del mundo (poder, riqueza, éxito, orgullo, mundanidad, placer). En lugar del acto penitencial se puede hacer la bendición y aspersión del agua en memoria del Bautismo (formulario II), como aparece en el Apéndice I del Misal, p. 1056. Puede emplearse el Prefacio Dominical IV: "La historia de la salvación", p.386 del Misal, por hacer relación a Cristo que nos dio nueva vida y nos abrió el camino del reino. La inminente visita del Papa Francisco, el miércoles, debe animar la vida de cada bautizado a comprender mejor la misión que le ha sido confiada. Al final de las Eucaristías es bueno invitar a la comunidad a hacer la oración por la visita apostólica del Papa Francisco a Colombia. Tener presente que: Hoy comienza la semana por la paz en Colombia (03 – 10 septiembre) Hoy es día de Oración Compartida entre las Iglesias Hermanas de Aquisgrán y Colombia. El viernes 08 septiembre, es la fiesta de La Natividad de La Santísima Virgen María. El sábado 09 septiembre, celebramos en Colombia a San Pedro Claver, presbítero, día de los Derechos Humanos.

Mar 22 Ago 2017

Sólo desde la experiencia de la fe podemos conocer bien a Jesús

Frente a quienes no han descubierto quién es Jesús, Pedro da la respuesta clara y segura sobre la persona y la misión de Jesús, revelando lo íntimo de su ser: el Mesías prometido, el Hijo de Dios. Al participar también nosotros hoy del Sacrificio de la Eucaristía, hacemos, unidos a Pedro, la confesión de fe. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Is 22,19-23 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Sal 138(137),1-2a.2bc-3.6+8bc (R. 80[79],18)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 11,33-36 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 16,13-20[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1. Contexto bíblico 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La Palabra escuchada nos permite centrar la mirada en el diálogo de Jesús con sus discípulos. Plantea un interrogante fundamental: ¿Quién es Él para la gente? y ¿Quién es Él para aquellos que lo han seguido durante algunos años? Casi todo el mundo pensaba que Jesús era un profeta, pero Pedro va más allá y lo reconoce como el Mesías, Hijo de Dios vivo. El profeta Isaías ofrece un oráculo contra Jerusalén (c. 22), dentro del cual el Señor reprende a Sobná, mayordomo del palacio (vv. 15 – 18), al mismo tiempo que anuncia su destitución y el llamado de un siervo fiel, llamado Eliacín (vv. 19 – 25). Centremos nuestra atención en la expresión “la llave de la casa de David” (v. 22), ya que es similar a lo que dice Jesús a Pedro en el Evangelio: en esta frase se afirma simbólicamente la autoridad sobre todo lo que había en el palacio real. La misión de Eliacín como nuevo mayordomo ha de entenderse como el más alto cargo que existía después del monarca; este personaje, al “tener las llaves del palacio”, tendrá la potestad de permitir que el reino fuese para el pueblo lo que verdaderamente debía ser: un referente para encontrar a Dios y hacer su voluntad, aun cuando los enemigos estuviesen asediando el país. Al inicio del capítulo 16 de San Mateo aparece nuevamente la hostilidad de las autoridades judías hacia Jesús y se acentuará especialmente durante la última semana del Salvador en Jerusalén. El Maestro va preparando su camino hacia la Cruz y va dejando a sus discípulos el “testamento espiritual” indicándoles qué han de hacer para prolongar su presencia en la historia. El texto que nos ofrece la liturgia de hoy plantea un interrogante fundamental: ¿Quién es Él para la gente y quién es Él para aquellos que lo han seguido durante algunos años? Casi todo el mundo pensaba que Jesús era un profeta (v. 14), pero Simón va más allá y lo reconoce como el Mesías, Hijo de Dios vivo, como el salvador esperado, concepción a la que llega gracias a una revelación divina (v. 17): el Padre le había concedido la gracia de ver a su Hijo como quien realmente era; faltaba, sin embargo, mirar si el Apóstol estaba dispuesto a configurar su vida con Él, si estaba dispuesto a aceptar su propuesta. 1.2 ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Sólo desde la experiencia de la fe podemos conocer bien a Jesús. La vida de Jesús transcurrió con normalidad sus primeros años. Luego, como narran los Evangelios, inicia su predicación en toda Galilea, su fama se difunde a través de sus predicaciones y milagros; unos lo reciben bien, otros lo rechazan. Los discípulos fueron privilegiados en la cercanía con Jesús y fueron comprobando cómo su Maestro era alguien fuera de lo común. Pero es gracias a la revelación del Padre hacia Pedro que pueden llegar a la confesión plena: “Eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Pedro fiel a la inspiración divina confiesa su fe; el Maestro responde destacando su misión, que es a su vez la misión de la Iglesia: “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. Ahora será clara la misión después de conocer la identidad del Maestro: anunciar a todo el mundo que Jesucristo es el Señor, Dios y hombre verdadero. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decir a la comunidad en su realidad concreta? Las palabras de Cristo a Pedro le dan un poder divino, inquebrantable para sustentar a la Iglesia. Dos mil años después, pasando por grandes tormentas, la Iglesia continúa en pie y, pase lo que pase, permanecerá firme hasta el final. Animada por el testimonio de los profetas, los mártires, las vírgenes, los confesores y todos los bautizados, llevará el mensaje de la salvación a todos los hombres en el mundo entero. Llama la atención la absoluta confianza que deposita Jesús en Simón y de ello darán cuenta los vv. 18 y 19: En primer lugar, su nombre es complementado con la alusión a la firmeza de la roca, firmeza que le vendrá, tal como en el caso de su confesión, por gracia divina: Pedro, como veremos el próximo domingo, era profundamente débil, pero precisamente aquí se evidencia que el valor y la fuerza le serán dados. La Iglesia, fundada sobre esta roca, será capaz de tapar las puertas del reino de los muertos y de las sombras y en eso consistirá precisamente su misión: mostrar que Dios reina derrotando las fuerzas del mal; es aquí donde se inscribe la frase alusiva a las llaves de dicho Reino en cuanto posibilidad de abrir sus puertas a los hombres y mostrar así que Dios gobierna amando. Finalmente, la mención al “atar – desatar” revela aquella costumbre de los rabinos consistente en “prohibir – permitir”: Pedro se transforma así en el responsable de enseñar qué está de acuerdo con el Reino y qué se aleja de este proyecto de Jesús, tanto a nivel doctrinal como disciplinario. Estando próximo el viaje de Jesús a Jerusalén para vivir su Pascua, quiere saber si los discípulos tienen conciencia de entender a quién están siguiendo y, a pesar de que en los capítulos siguientes tendrá que purificar su terquedad, asegura en la persona de Pedro a todos ellos su profunda confianza: efectivamente Él será capaz de fundar su Iglesia sobre roca firme, de modo que cumpla la misión de hacer actual y vivo el Reino de los Cielos en la medida en que rechaza las fuerzas del Hades y permite que los hombres, descubriendo la soberanía de Dios (llaves), aprendan cómo responder con fidelidad en cada momento de la vida (atar – desatar). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La celebración litúrgica de este domingo afirma la actitud que debemos tener hoy los católicos, como lo insiste la confesión de fe de Pedro y el texto de Pablo en la Carta a los Romanos. Ante Dios, una postura de humildad, reconociendo su grandeza y omnipotencia: “¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! Porque de Él, por Él y para Él existe todo”. Ante los hombres, haciendo la profesión de fe de Jesús como verdaderos discípulos y testigos, sin temor a las persecuciones. Quizá sea también la oportunidad para hacer un examen de conciencia: ¿Quién es Jesús para mí? ¿Cómo lo confieso ante los demás? Como lo enseñan hoy Pedro y Pablo, ¿estoy dispuesto a dar respuesta firme ante el mundo o prefiero huir ante los cuestionamientos y persecuciones? ¿Busco un Salvador de acuerdo a mis aspiraciones y deseos, sin escuchar la llamada del Señor a llevar la cruz cada día? Finalmente, animados por la Palabra, es necesario afirmar la unidad de la Iglesia en el amor y respeto al Santo Padre, quien como Pedro es la Roca sobre la que se edifica la Iglesia. Una antigua fórmula resume la doctrina acerca del Romano Pontífice: “Donde está Pedro, allí está la Iglesia, allí encontramos a Dios” (San Ambrosio, Comentario al Salmo XII). Como Vicario de Cristo lleva la alegría del Evangelio al mundo entero, en el mensaje de justicia, amor y paz. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] En ferviente oración seguiremos preparando a la visita del Santo Padre a Colombia, quien nos anima a confesar la fe en Jesucristo. Resaltar el significado y misión que en la Iglesia tiene el Santo Padre como Vicario de Cristo en la tierra y sucesor del apóstol Pedro. Reflexionar en la misión hoy de la Iglesia que edificada sobre Cristo, anuncia la salvación (atar y desatar). Profundizar en nuestra vida de bautizados y en la llamada a confesar la fe: como a Pedro, también el Señor nos concede gracias maravillosas. Tener presente que: El 29 de agosto, con motivo del martirio de san Juan Bautista, es la Jornada Nacional de Oración por los Cristianos Perseguidos. El sábado 2 de septiembre, con motivo de la ya cercana visita del Papa Francisco, se programa para toda Colombia una vigilia de oración, que se puede realizar según el material que ofrece el Comité para la visita del Papa Francisco. Participar de la jornada nacional de celebración penitencial del 1° al 5 de septiembre, motivando su realización en cada parroquia según conveniencias. El domingo 03 septiembre, se da inicio a la semana por la paz en Colombia.

Mié 16 Ago 2017

Rompamos las fronteras en el corazón

El mensaje bíblico de este domingo es el de una mirada universal para fortalecer nuestra apertura a los otros, a los de las fronteras, a las gentes diferentes de todo tiempo y lugar, a ejemplo de Jesús. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Is 56,1.6-7 [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: Sal 67(66),2-3.5.6+8 (R. cf. 4)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 11,13-15.29-32[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 15,21-28[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1. Contexto bíblico 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Los textos bíblicos nos presentan el mensaje de la universalidad de su actuar. Cada texto muestra cómo la presencia y la acción de Dios es universal y cómo la misión del Señor Jesús es inclusiva y de vivencia e intercambio de fe y de misericordia. El profeta Isaías presenta la principal razón para comprender la universalidad del culto y de la salvación: "porque mi casa será llamada casa de oración". Luego el Salmo invita a toda la tierra y a todos los pueblos a unirse para aclamar al Señor: "Que te alaben, oh Dios, todos los pueblos de la tierra”. San Pablo, de otra parte, salta a la otra orilla, la de los cristianos convertidos del paganismo, para hacerles comprender que, si bien, el pueblo judío rechazó al Salvador, de ningún modo Dios los ha excluido para siempre. La promesa de Dios permanece irrevocable. La misericordia de Dios hará que, un día, también el pueblo elegido se convierta: “Dios nos encerró a todos en la desobediencia para tener misericordia de todos”. Por su parte, el Evangelio nos recuerda tres realidades: la primera, (v. 21): que entre los Cananeos y los Judíos ha existido enemistad y conflictos. Que los habitantes de Tiro y Sidón, a donde Jesús sube, viven en una región cercana, pero tradicionalmente considerada 'pagana'; y como la mujer cananea viene de este territorio, es una extranjera e infiel. Una ‘pagana’ que reconoce a Jesús, lo identifica como Hijo de David, y que le suplica cure a su hija endemoniada. Salta a la vista el sentido teológico del pasaje, más que sus detalles de hecho histórico, en el intercambio entre la mujer siro fenicia y Jesús, manifiesta la misión universal inclusiva del Señor Jesús. La segunda, (vv. 23-24): que los discípulos intervienen y piden a Jesús que obre. Es una actitud sarcástica, ya que el fastidio por los gritos de la mujer pagana, es utilizado por los varones, discípulos, para quitar de en medio a una mujer, la que va gritando su desdicha. Y la actitud de Jesús, quien, en un primer momento, la ignora ni la mira ni le dirige la palabra. Pero luego la atiende y de forma austera le dice: "No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel." Así se pone en boca del Señor Jesús un hecho de la Iglesia primitiva: los partidarios de cierta exclusividad 'judía' en la misión, eran influyentes, de por sí. Aquí las palabras de Jesús se cargan de significado teológico para poner en claro quiénes son los que están más allá, los de frontera, las ovejas perdidas, y a dónde dirige su ministerio; y por eso en el hecho se descubre que es contrario al ministerio de Jesús, quien mantuvo contacto frecuente con los galileos, con los gentiles, con los judíos y los paganos. La tercera, (vv.25-28): que la mujer insiste, se postra ante Jesús y replica, pidiendo su socorro; y los discípulos desaparecen de la escena. Mientras que las palabras de Jesús, le dejan ver que está fuera de lo que le corresponde al pueblo escogido y para lo que es destinado. Ante lo que la mujer expone su sabio argumento: aún los perritos comen de las migajas que caen de la mesa. Insistencia sabia y persistente, que toca Jesús en su fuero íntimo de vida y misión y lo empuja a dar el paso y a elogiar la fe de la mujer, ahora sí reconocida, valorada, y atendida en lo que pide. De este modo, la fe de la mujer, en Jesús, y la compasión, de Jesús, por su hija, desencadena la misericordia y la sanación, la respuesta que prefigura la inclusión de los gentiles en la misión y obra salvadora de Jesús. Y junto a la universalidad e inclusión de la misión de Jesús, conviene puntualizar las pruebas que soporta la mujer cananea: indiferencia de Jesús, v.23; rechazo de Jesús, con dureza (v.24); constancia ante las duras palabras de Jesús que la compara con los perritos, ante lo que suplica y replica, con insistencia, un paradigma y ejemplo de fe (v.v25, 26, 27). 1.2 ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? La Sagrada Escritura nos dice que Dios cumplió en Jesús, su designio, de forma sencilla y maravillosa. Jesús, el enviado, desarrolló la mayor parte de su vida pública en la tierra prometida por Dios a su pueblo: “Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel”. Pero ahora pasa a tierra de gentiles, de extranjeros, y precisamente es una mujer pagana la que se acerca y le pide que cure a su hijita. Es una pagana, que con su fe inquebrantable y su gran humildad, obliga a Jesús a atender la curación pedida y a quedar admirado y elogiar la fe de aquella mujer. De nuestra parte preguntémonos por el lugar de los “paganos”, los “gentiles”, los “infieles” o de los “otros,”, en nuestra vida y misión. Vemos cómo el Señor Jesús vino a redimir a toda la humanidad, al pueblo judío, a los paganos y a las personas de todos los tiempos y lugares. Es claro que comenzó sirviéndose del pueblo escogido, el de su heredad. Dios por boca del profeta Isaías lo había prometido: que a los extranjeros cumplidores de la ley los traería a su monte santo, los alegraría y aceptaría sus ofrendas. Es lo que el pueblo de Dios proclama: “Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben”. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decir a la comunidad en su realidad concreta? Toda comunidad quiere y busca la unidad. Sin embargo, surgen personas, grupos, sectas y movimientos que promueven la discriminación por intereses egoístas o motivos étnicos, religiosos, nacionalistas, políticos, morales, económicos, territoriales y demás. Y los cuestionamientos se multiplican: ¿Quiénes están adentro? ¿Quiénes quedan afuera? O desde el punto de vista teológico ¿qué es lo endemoniado y lo extranjero? Y desde lo cultural-religioso ¿qué es lo puro y lo impuro (vv. 10-20)? Y, los prejuicios y los criterios tradicionales ¿quiénes pertenecen y quienes han sido excluidos (de la promesa, de la gracia, de la bendición o de la salvación)? En la Iglesia primitiva todo esto fue un tema de gran controversia, Jesús judío desarrolla su ministerio en las fronteras de Israel y, luego, va más allá y cura a personas paganas o extranjeras. Podemos decir que lo mismo sucede muchas veces con nuestras iglesias en la actualidad, en cuanto que existen criterios, así sean diferentes, para discriminar, diferenciar a quienes están dentro, de quienes están fuera. Siempre que erigimos criterios de pureza y de pertenencia, estamos discriminando y practicando la exclusión y juzgando de impuros o excluidos a los demás. Así nos convertimos en la medida del resto de la humanidad, como si fuéramos seres perfectos que están más allá del bien y del mal; y así nos estamos haciendo dueños del querer y señorío de Jesucristo; Mientras que la pedagogía del mensaje evangélico sobre el Reino, deja de lado todo tipo de exclusivismos y abre las puertas a todos. Nuevamente, Dios acoge a todos, no excluye. La persona está en primer lugar por sobre normas y tradiciones. Y la persona de fe auténtica, todo lo puede. Es nuestra mejor ayuda para quitar barreras y angustias. La confianza frente a las necesidades o pruebas, de cada día, se convierte en un acto de perseverancia en la fe y desata la ayuda de Dios. En el momento que discriminemos, dejamos de ser Iglesia convocada por Cristo, y nos convertimos en secta o separatistas. Nada justifica ni nuestra historia ni nuestra etnicidad, nuestras normas morales o hasta nuestra propia teología pueden jugar el rol de criterio válido de 'pureza' que nos coloque en una situación de privilegio aparente. Frente a todas las dificultades –como las de la mujer cananea– sólo nuestra oración con fe firme y confiada, y con actitud sincera, humilde y perseverante, motiva la atención de Dios y toca su corazón que se conduele y escucha nuestras plegarias. Es necesario que reconozcamos que Dios sigue siempre dispuesto a ayudarnos y que nos mira con ojos de misericordia, a pesar de nuestras miserias, nuestras infidelidades y nuestras realidades con las que solemos apartarnos de Él. Como a sus discípulos el Señor, Jesús nos llama a cultivar la fe y la humildad, la sencillez y la esperanza, para oír como la mujer: ¡”qué grande es tu fe; hágase contigo como quieres!” Y desde aquella hora obtendremos también la bendición que necesitamos. Si sabemos confiar en la voluntad de Dios y pasar las pruebas, convencidos que Él nos escucha y puede darnos misericordiosamente la respuesta, nos dirá: “Hágase contigo como quieres”. El compromiso que estamos llamados a asumir como Iglesia es: Dejémonos reconciliar por Dios (2Cor. 5,20). Promovamos la solidaridad, la unidad y el encuentro como Iglesia y como colombianos; vivamos el Perdón, la Reconciliación y la Paz, más allá de las víctimas de la violencia y los victimarios, del etnocentrismo y la discriminación racial hacia los afroamericanos y los indígenas, de la brecha divisoria entre muy pocos ricos y muchos pobres, entre jefes y políticos corruptos y el pueblo sufriente, entre grupos excluyentes y los líderes luchadores por un mañana mejor. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La celebración eucarística del domingo, vivida en un ambiente comunitario, incluso con los que no se conocen, es la mejor realización del universalismo en el bien actuar que hoy nos inculca la Iglesia. Son muchos los símbolos, ritos, mensajes y oraciones que nos invitan a esta apertura al otro, sin discriminación. El celebrante saluda, deseando la bendición de Dios para todos sin distinción. Enseguida, todos nos declaramos pecadores y todos pedimos el perdón. La oración colecta expresa el deseo, de todos, que Dios “infunda su amor en nuestros corazones”. El encuentro con el Señor Jesucristo nos anima a la apertura, al diálogo y al encuentro con Él y con los otros. A dejar que Él llene nuestro espíritu de su presencia y nos fortalezca para la misión. Todo en la celebración eucarística nos llama a la unidad y a la reconciliación. El Padrenuestro, unido a los momentos de perdón y paz, expresa nuestra disposición para el encuentro fraterno y para recibir la Santa Comunión. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] Preparar y presentar un relato o episodio de reconciliación o de ayuda a las víctimas. Resaltar el significado del saludo inicial y el momento de la paz eucarística. Escenificar el pasaje de Jesús con la mujer siro fenicia. Elegir cantos apropiados a los textos del día. Para el acto penitencial de la Misa se puede seguir el Formulario 3, eligiendo una invocación para el Tiempo Ordinario, p.p. 344 -345 del Misal. Puede emplearse el Prefacio Dominical VIII: "La Iglesia congregada por la unidad de la Trinidad", p. 390 del Misal, por insistir en congregar de nuevo en la unidad, a los hijos disgregados por la culpa del pecado. Tener presente que: El miércoles 23, es la fiesta de Santa Rosa de Lima, virgen, Patrona de América Latina. El jueves 24, es la fiesta de san Bartolomé, apóstol. El sábado 26, es en Colombia la memoria libre de santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, virgen.

Mié 9 Ago 2017

En Jesús encontramos el refugio y la paz

Las lecturas de hoy nos permiten escuchar el llamado de Dios, para encontrar en Jesús el refugio y la paz que tanto necesitamos en medio de tantas dificultades y tormentas que experimentamos en nuestra vida diaria. Él está aquí, conoce nuestra agitación y confusión ante los problemas de la vida y está dispuesto a recibir nuestras angustias. Lo único que nos pide es que cerremos los ojos del alma para decirle con calma que creemos en él y en él confiamos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: 1R 19,9ª. 11-13ª[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo: Sal 85(84),9ab+10.11-12.13-14 (R. 8)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Rm 9,1-5[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Mt 14,22-33[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1. Contexto bíblico 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El encuentro con Dios. La primera lectura nos presenta a Elías huyendo de las amenazas de muerte de Jezabel. Y después de ser alimentado con un pan privilegiado y misterioso se pone en camino durante cuarenta días y cuarenta noches hasta llega al Horeb (Sinaí), que es un lugar privilegiado de la revelación de Dios. Se refugia en una cueva para pasar la noche. Luego experimenta una manifestación de Dios, el cual se le revela no en el fuego, ni en el huracán, ni el terremoto sino en el susurro de una brisa suave. A nosotros nos revela que Dios en medio de las dificultades, de las amenazas, de la persecución, de los problemas de la vida siempre se hace presente en forma discreta, suave, ligera para animarnos a seguir adelante, sin vacilaciones, poniendo toda nuestra confianza en Él. “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”. El salmo es una plegaria comunitaria, a la cual Dios responde anunciado a los suyos la paz, la prosperidad y la bendición. Así que ante la angustia, la agitación y la falta de paz, se nos llama a la confianza y abandono en las manos del Señor. En la carta a los Romanos Pablo repasa todo lo que Israel ha recibido: la gracia de la filiación, la presencia de Dios, la alianza, la Ley dada por Dios en el Sinaí, el culto, las promesas, los patriarcas, y recuerda que Cristo mismo, en su existencia terrenal, histórica, ha nacido del pueblo de Dios. Experimenta sentimientos de dolor por la situación del pueblo de Israel. Desearía ser yo mismo un proscrito, separado de Cristo, si esto fuera útil a sus hermanos, los Israelitas. Qué bueno sería que a nosotros, que formamos parte de la Iglesia, nos conmoviera la situación que viven actualmente nuestros hermanos y estuviéramos dispuestos a dar la vida por la salvación de los alejados, de los indiferentes, de los cristianos de nombre. San Mateo en el evangelio: Después de haber alimentado a la multitud que lo seguía, Jesús manda a sus discípulos que vayan a la otra orilla en la barca, y despide a la gente. Mientras tanto, él se retira a la montaña para orar. Por qué Jesús se retira al monte? Para enseñarnos que el desierto y la soledad son propicios cuando debemos suplicar a Dios. También nosotros deberíamos buscar tanto el tiempo, como un lugar tranquilo para nuestras oraciones. Mientras tanto los discípulos, prácticamente obligados, se encuentran en la barca, azotados por una tempestad violenta, solos y a merced de las olas. Hay una enseñanza para que ellos aprendan a soportar valientemente todo lo que les suceda. A la cuarta vigilia de la noche él se acerca a ellos, caminando sobre el mar. Seguramente quería habituarlos a no buscar inmediatamente ser librados de las dificultades, sino a soportar los acontecimientos con coraje. Cuando parece que están fuera de peligro nuevamente experimentan el terror: Los discípulos, viéndolo caminar sobre el mar, se atemorizaron, pensando que fuera un fantasma; y por el miedo comenzaron a gritar. Junto a la tempestad, la aparición del Señor turba todavía más a los discípulos. Así los induce a ser pacientes y constantes en medio de las pruebas y tribulaciones. Pero Jesús inmediatamente les dirigió la palabra diciendo: “Animo, soy yo; no tengan miedo” Con estas palabras se disipan del todo los temores y les renace la fe. Es posible que nosotros no lo veamos en la oscuridad, pero lo podemos reconocer por la voz. Ahora interviene Pedro: Le respondió: “Si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas”. En esto se manifiesta la fe y el fervor de Pedro. El no solo cree que Jesús es capaz de caminar sobre el agua, sino que también puede hacer caminar a otros. Por eso desea acercarse inmediatamente a él. Y él respondió: “Ven”. Y Pedro, bajando de la barca, se puso a caminar sobre las aguas y llegó junto a Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, tuvo miedo. Y comenzando a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”. Inmediatamente Jesús, extendió la mano, la agarró y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?” Este milagro es más extraordinario que aquel de calmar la tempestad. El camina sobre las aguas y concede a otro hacer la misma cosa. Pedro caminaba hacia Jesús, feliz no tanto de caminar sobre las aguas, sino de acercarse a Jesús. Después no logra resistir la violencia del viento, y tiene miedo. No es suficiente estar cerca del Salvador, si no confiamos en Él. Lo que lo hace hundir es la poca fe. Jesús agarra a Pedro y lo sube a la barca. Tan pronto montaron en la barca, el viento cesó. Entonces los que estaban en la barca se postraron ante él, diciendo: “¡Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios!”. El acento de los textos bíblicos está puesto en la centralidad que debe tener la persona de Jesús en el discípulo y en la comunidad cristiana. Esta presencia es la que infunde paz y confianza para enfrentar las tormentas de la adversidad y las contradicciones de la vida. No olvidemos que esa barca es prefiguración de la Iglesia que tendrá que enfrentar las duras pruebas de la vida. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon]

Mar 1 Ago 2017

Que la experiencia de Cristo transfigure el dolor en gozo

La liturgia de la Palabra de este día pone delante de nuestros ojos la escena de la teofanía que se manifiesta a Daniel, como preanuncio de la teofanía del Tabor. Por su parte San Pedro da testimonio de lo que ha visto y contemplado durante la visión del Tabor. Si creemos en Aquel que ha resucitado de entre los muertos, y en aquel que un día lo transfiguró para alentarlo a cumplir la misión que su Padre le había confiado, estaremos en condiciones de asumir nuestra propia cruz de cada día, sin murmuración y sin exigir explicaciones. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Dn 7,9-10.13-14[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo: Sal 97(96), 1-2.5-6.9 (R. 1ª.9ª)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: 2P 1,16-19[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Mt 17,1-9[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1. Contexto bíblico 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Visión de Daniel sobre el Anciano y el Hijo del hombre: El texto nos presenta una teofanía maravillosa, que es como la promesa que se ha de realizar en Cristo. Allí se muestra la figura de un Anciano, cuya vestidura es blanca como la nieve y cuyos cabellos son puros como la lana. Nos muestra también que en las nubes del cielo venía como un Hijo de hombre, quien se dirigió a la presencia del Anciano, y a él le dio imperio, honor y reino. Ciertamente esta visión está relacionada con aquella de Pedro, Santiago y Juan en el monte Tabor, que confirma la identidad divina del Señor, y de la cual ellos serán testigos autorizados. El Salmo 97 nos hace presente la gloria de Dios, lo cual produce en todos nosotros expresiones de exultación y gozo porque reconocemos en Él al Altísimo sobre toda la tierra. Ante la teofanía de Dios, ante la contemplación de su gloria, cómo no experimentar la alegría, la exultación y el gozo grande de verlo, hasta llegar a la postración de quien reconoce su presencia. San Pedro, por su parte, se nos presenta como testigo presencial de la visión de la majestad de nuestro Señor Jesucristo en la Transfiguración, y la contemplación de la Gloria sublime de Dios, y la escucha de esa declaración de que Jesús es el Hijo predilecto de Dios, pero no solo él sino los otros dos apóstoles, quienes transmiten hechos de los que han sido testigos oculares y que el Padre mismo ha testificado. Como Pedro y sus compañeros también nosotros deberíamos convertirnos en testigos convencidos de las manifestaciones del amor infinito que Dios nos ha tenido en nuestro Señor Jesucristo y llegar al extremo de arriesgar la vida para comunicar lo que hemos visto y oído en nuestra experiencia de la Cruz y de la Resurrección del Señor Jesús. Hoy en el pasaje de la Transfiguración se nos asegura que la vida cristiana termina con la victoria y la glorificación, si luchamos con y al lado de Cristo. En la colina del Tabor, nos dice la Palabra, que Jesús dejó al pie de la colina a los apóstoles, y con Pedro, Juan y Santiago subió a su cumbre, en el momento en que bajaba una nube blanca, luminosa que cubrió la colina. En la nube venía Dios y, con Él, Moisés, legislador de Dios y libertador de su pueblo Israel y Elías, vidente de Israel y defensor de la religión de Yahvé. Venían a celebrar con Jesús una reunión en la cumbre. Allí permitió Jesús que la divinidad se le saliera por los poros del cuerpo y le convirtiera, por la luz interior de su gloria, en hombre de alabastro luminoso. Habló entonces su Padre e hizo la revelación más trascendental de la historia: “Este es mi Hijo, el predilecto, escúchenlo”. 1.2 ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Señor, danos fuerzas para subir a la colina del Tabor. Danos ojos para ver tu gloria y hermosura, y desde allí ver también las necesidades de nuestros hermanos. Danos corazón para sentir tu embeleso y conmovernos ante nuestros hermanos pobres, marginados y necesitados que te representan. Danos oídos para escuchar la voz de tu Padre, y la tuya, en tus palabras y en tus obras, y también la voz de nuestros hermanos excluidos. Danos pies para bajar de esa colina para que también todos ellos hagan experiencia de Ti y de tu amor, y así transfiguren su dolor en gozo. Jesús subió al monte a orar. Él quiere preguntar al Padre Dios (como hombre): “Padre estoy haciendo tu voluntad, al dirigirme hacia Jerusalén. Él no quiere dar un paso sin consultar al Padre. Ante los problemas no buscaba resolverlos solo. Él sabía dónde estaba la solución. Iba a un sitio solitario a hablar con el Padre celestial. Pero no basta la voz de las criaturas. La misma voz de Dios vino a decirle a Jesús que estaba totalmente de acuerdo con su modo de obrar. Dios vino en una nube, para los israelitas es algo que tiene gran valor. La nube luminosa significó siempre la gloria de Dios. El monte de la Transfiguración fue para Jesús como una aprobación final y definitiva desde el cielo. También nosotros antes de dedicarnos a hacer obras y a trabajar con nuestras manos deberíamos dedicarnos a orar en intimidad con el Padre. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon]

Lun 24 Jul 2017

La perla preciosa es Jesús

La perla preciosa de la que nos habla el evangelio, no es otra cosa que el mismo Jesús, por quien vale la pena dejarlo todo a fin de que en Él, alcancemos la verdadera felicidad y de Él, aprendamos la auténtica sabiduría. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: 1R 3,5.7-12[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Sal 119(118),57+72.76-77.127-128.129-130 (R. 97a) [/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Rm 8,28-30[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Mt 13,44-52 (forma larga) o Mt 13,44-46 (forma breve).[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1. Contexto bíblico 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro de 1 Reyes 3,5-13, presenta una lectura teológica de la historia del reinado de Salomón, esto significa, que para el autor sagrado es importante la narración histórica de los hechos, pero lo fundamental es poder sumergirse en el texto y escrutar el mensaje de Dios, que se actualiza cuando la comunidad se reúne para la lectura orante de la Palabra. Nos ofrece el texto el tema de la sabiduría como don divino y guía de la vida y de las opciones del fiel servidor; un paralelo se encuentra en el libro de la Sabiduría, capítulos 6-9. Salomón es considerado como el iniciador y artífice de toda una reflexión sapiencial. La oración en forma de himno, puesta en sus labios, es una invocación solemne dirigida al «Dios de los padres y Señor de la misericordia» después de un reconocimiento a las acciones de Dios a favor de sus mayores y ante la iniciativa de Dios, surge la súplica humilde de Salomón para que se le conceda el don preciosísimo de la sabiduría “…te pido me concedas sabiduría de corazón…”. Es importante resaltar que el don de la Sabiduría es pedido en un contexto de oración litúrgica; el rey se dirigió a los altos de Gabaón donde se levantaba un santuario, y después de haber celebrado un grandioso sacrificio, en la noche tiene un sueño-revelación y al recibirlo nos desvela la razón de ser de la sabiduría: juzgar al pueblo, discernir entre el bien y el mal» (1 Reyes 3, 9; Sabiduría 9, 4.10). El Sabio Salomón intuía que sin la gracia de la Sabiduría le sería imposible ser el rey que el pueblo esperaba y sobre todo, no podría agradar a Dios que lo había llamado a ese servicio, «pero yo no soy más que un muchacho y no sé cómo actuar, soy tu siervo y me encuentro perdido…” . Afirmaba san Juan Pablo II que “es fácil intuir que esta «sabiduría» no es la simple inteligencia o la habilidad práctica, sino más bien la participación en la mente misma de Dios que «con tu sabiduría formaste al hombre» (Sb 9,2). Es, por tanto, la capacidad de penetrar en el sentido profundo del ser, de la vida y de la historia, yendo más allá de la superficie de las cosas y de los acontecimientos para descubrir el significado último, querido por el Señor. El Salmo 118 es una alabanza a la Palabra de Dios, es reconocer que esa Palabra es creadora, portadora de luz y que cumplirla es la garantía para llevar una vida que glorifique a Dios. Es un himno que reconoce la Palabra como un don que se transforma en norma de vida y que requiere ser aprendida gradualmente y con la pedagogía de Dios. A través de la Palabra el autor conoce la misericordia divina que sale a su encuentro, lo ilumina y lo fortalece para que su vida sea un reflejo de la voluntad de Dios. El salmista se siente débil y reconoce sus caídas, y, sobre todo, confiesa la necesidad de la gracia divina para mantener su fidelidad a la Palabra. La Segunda lectura de Rm 8,28-30, nos desvela que la única finalidad de la acción salvadora de Cristo es hacernos semejantes a Jesucristo. Es un don y una tarea que Él va haciendo en la acción del Espíritu Santo, ese Espíritu que nos permite orar y que ora, él mismo, en nosotros, como lo ensañaba Pablo el domingo anterior. Gracias al Espíritu, el Hijo está continua y dinámicamente presente en nosotros. A Pablo le gusta manifestar con énfasis esta presencia íntima de Cristo y lo hace en dos cartas: "Él vive en mí" (Ga 2, 20) y "Para mí, la vida es Cristo" (Flp 1, 21). Sin embargo, la expresión “los destinó” requiere de una precisión para evitar pensar que si la iniciativa es de Dios estaría sacrificando la libertad del hombre. No hay que buscar en la Escritura un tratado sobre la predestinación. Para meditar el texto, primero hemos de poner fin al modo en que estamos tentados de considerarlo: no se trata en absoluto de individuos, sino de un pueblo. Esto hace que cambie considerablemente la perspectiva. Suele producirse un error en la comprensión de los términos empleados por Pablo que confunden nuestras ideas sobre la libertad y nos producen dudas acerca de lo que, en sí misma, es la justicia de Dios. Predestinar, predestinación... es una idea que comporta una significación de anterioridad que en absoluto aniquila la libertad; la preposición (antes) significa que la iniciativa viene de Dios. Por otra parte, si la iniciativa no viene del hombre, sino de Dios, ello no significa que el hombre quede inactivo; la palabra "predestinado", aunque signifique iniciativa divina, significa también respuesta activa y libre. San Juan resume admirablemente el problema cuando escribe: "Nosotros amemos, porque Él nos amó primero" (1 Jn 4,19). La certeza de nuestra esperanza se funda en el amor de Dios que nos ha amado antes. Adrien Nocent, afirma que “Pablo describe el proceso de nuestra divinización y de nuestra gloria: "Dios nos ha conocido", es decir, nos ha amado; "nos ha destinado a ser imagen de su Hijo", es decir, ha tomado la iniciativa de esta transformación; nuestra respuesta, nuestra fe activa, ha significado para nosotros la gracia de ser "justificados", es decir, tratando de interpretar lo que Pablo ha querido decir, nos ha hecho participar en su propia vida y, por consiguiente, nos ha dado la gloria”. Evangelio: Mt 13,44-52 (forma larga) o Mt 13,44-46 (forma breve). El evangelista debe dar respuesta a una comunidad que todavía no tenía la certeza de optar definitivamente por Jesús, habían dudas si teniendo seguridades humanas, era conveniente correr el riesgo por alguien, de quien aún, no tenían un profundo conocimiento. Y presenta a un Jesús que usando dos parábolas busca seducir y fascinar a los indiferentes frente a su proyecto de amor. La propuesta es que vale la pena dejar los tesoros adquiridos humanamente y no cerrase a la posibilidad de encontrar un tesoro más valioso, el Reino de Dios. Alegrarse por haber encontrado el Reino es tal que la renuncia a todo lo demás es un gesto lógico. Entendiendo el Reino como la presencia de Dios en Jesucristo, que lo revela a la humanidad como Padre. Esa búsqueda del verdadero tesoro requiere vida de oración, testimonio de vida, experiencia personal, con Aquel que en el encuentro conmigo me permita entender su proyecto de amor: optar por el tesoro-Jesucristo no se puede reducir a exponer la doctrina, ayuda indudablemente, es fundamental, compartir la experiencia de la fe para guiar a los hermanos y suscitar una búsqueda apasionada por Jesús. 1.2 ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? 1.- La sabiduría es como una lámpara que ilumina nuestras opciones morales de todos los días y nos conduce por el camino recto «que sabe lo que es grato a tus ojos y lo que es recto según tus preceptos» (Sab 9). Por este motivo la Sabiduría nos da la certeza que Dios con su sabiduría está junto a mí y «me asiste en mis trabajos» diarios (Sab 9,10), revelándonos el bien y el mal, lo justo y lo injusto. El cumplimiento de la Ley otorga ya una satisfacción íntima al alma piadosa: da ciencia, prudencia, sabiduría para conducirse en la vida, y, al mismo tiempo, procura consuelo, alegría íntima y conciencia tranquila, este es el fruto de quien encuentra el verdadero Tesoro y opta por Él. 2.- Los temores de una opción radical por el Reino son el reflejo de la ausencia de la auténtica sabiduría y la realidad de la cultura posmoderna que relativiza las opciones y fragua un concepto equivocado de libertad. Es ahí, donde surge la necesidad de un verdadero discernimiento. 3.- El ser humano quiere verse libre de situaciones de duda, indiferencia, sentirse libre de falsos tesoros, para poder vivir plenamente su vida espiritual. Cuando pide que se le otorgue la vida, ha de entenderse en este sentido de «vivencia» plena de su personalidad espiritual: «No sólo pide ser librado de la muerte, sino de todo lo que, dentro o fuera, comprime y paraliza la vida y le impide hacer uso de ella y gozarla a placer; porque la "vida" incluye las ideas de luz, de alegría y de prosperidad. Encuentra su plena realización en la comunión con Dios» y esa es la iniciativa divina a la cual hemos sido llamados en Cristo. 4.- Optar por el verdadero tesoro requiere vida de oración, experiencia significativa de fe con el Señor, silencio interior, alejarnos de tanta superficialidad, abrirnos con mayor confianza a su misterio insondable, tener vida de comunidad, para que el testimonio de los hermanos suscite la búsqueda alegre de Jesús. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon]