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Plan de Predicación

Lun 17 Jul 2017

Sembremos semillas de perdón, reconciliación y paz

La Palabra de Dios es luz para nuestro diario vivir. Hoy nos exhorta a ser sembradores de la semilla de su Reino anunciado por Jesús. Semillas de perdón, reconciliación y paz; de justicia con sabor a misericordia divina. Seamos tierra fértil para dar frutos de paz. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Sb 12,13.16-19[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo: Sal 86(85),5-6.9-10.15-16a (R. 5a)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Rm 8,26-27[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Mt 13,24-43 (forma larga) o Mt 13,24-30 (forma breve)[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Contexto bíblico 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El libro de la sabiduría es una mirada contemplativa sobre la historia del pueblo de Israel, que observa con asombro la manera indulgente de un Dios que no condena a quienes practican la injusticia contra el pueblo elegido, sino que los acoge. El autor sapiencial, da la impresión, que no entiende como Dios permite la idolatría y más aún, espera y acoge con tolerancia a quienes la promueven e incluso les prodiga perdón, como en su tiempo a los cananeos, (Ex 23,28; Dt 7,11.20). El autor sapiencial desvela una faceta profunda de la justicia de Dios. No se deja llevar por su poder universal, con el cual puede destruir al idólatra, a sus consecuencias, sino que da tiempo, permite que su tiempo y el del hombre se sincronicen de tal manera que en el encuentro resplandezca el rostro del verdadero Dios y se ilumine la oscuridad de quien buscándolo se ha extraviado del verdadero camino. La paciencia de Dios frente a la condenación del pecado permite ver con fuerza escatológica, que la voluntad de Dios es “esperar” el arrepentimiento del pecador (1 Tim 2,3-6). En conclusión, el texto resalta la misericordia de Dios en el castigo de los pecados para dar lugar al arrepentimiento. El salmo 85, es el reflejo “desarticulado” de la realidad sufriente de una persona que confía su situación a la misericordia de un Dios que no le abandona, sino que el orante, espera que ese Dios a quien clama, desborde sobre él su infinita ternura. En el centro del salmo hay un cántico, en el que se mezclan sentimientos de gratitud con una profesión de fe en las obras de salvación que Dios realiza delante de los pueblos (cf. vv. 8-13). No cabe duda, una oración en medio de la idolatría, exige, reconocimiento de la grandeza de Dios, fe en su infinita misericordia y la esperanza que todos en algún momento de la existencia, pondremos a Dios como el Señor de nuestra vida. En Romanos (8,26-27), el apóstol pone de manifiesto que la oración va más allá de métodos y de técnicas; no basta la simple intención humana para sumergirse en la gracia de Dios por medio de la oración, que puede desfallecer a causa de la fragilidad humana. El apóstol pone de manifiesto la acción del Espíritu Santo que da fuerza a la voluntad humana para permanecer en la oración en medio de las dificultades. El apóstol anuncia que el Espíritu Santo es dinamismo de acción, como también de oración, es el mediador eficaz del anuncio de la salvación obrada por Cristo y la garantía del auténtico testimonio cristiano. El Evangelio según san Mateo, en la llamada parábola del sembrador, nos ofrece la oportunidad de acercarnos al corazón de Jesús y contemplar lo que él sentía y pensaba sobre el Reino de Dios que anunciaba y nos explica el misterio de su vida: “es el misterio del reino, el mismo de su Palabra en nosotros”. El capítulo 13 de san Mateo, le ofrece al lector orante del evangelio, cuatro parábolas que tienen como destinatario al pueblo y de ese pueblo hay un grupo, los discípulos, a quienes les entrega también en cuatro parábolas los elementos para el verdadero discernimiento. Es la oportunidad para que los discípulos, entren en el ámbito de Dios y se apropien de los elementos con los cuales Dios actúa en la historia, la manera como fija su mirada misericordiosa en la realidad y puedan hacer una “teología de la historia”, es decir, interpretar los signos de los tiempos cargados de conflictos, con estructuras de violencia, con la misericordia de Dios y evitar que la realidad los inhabilite para llegar a ser justos como Dios es justo. La Parábola revela la existencia del Reino de Dios, pero no ha llegado a su plenitud, y debemos enfrentar la resistencia que surge frente al anuncio del Reino y tener claridad que nos encontramos en la fatiga de la siembra y de la pesca y tenemos la esperanza de celebrar el banquete de la justicia que reconcilia y nos permite vivir en paz. 1.2 ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? La Palabra de Dios como luminaria en el camino, indica que si queremos ser verdaderamente “justos”, nuestra justicia se debe inspirar en la justicia de Dios, que ante el pecador, le entrega su ternura y comprensión y frente al pecado es radical, y esa simbiosis, aparentemente contradictoria, le permite al ciudadano de a pie, entender que “el hombre justo debe ser humano para poder ser hombre de esperanza” (v. 19). El fruto maduro del hombre justo a imagen de Dios, es sembrar la dorada semilla de la esperanza de la conversión de los hermanos. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon]

Jue 13 Jul 2017

¿Qué clase de terreno somos?

Las lecturas de hoy nos invitan a meditar sobre la eficacia de la Palabra de Dios en nuestra vida. No podemos conformarnos con solamente escuchar la Palabra de Dios, sino que debemos entenderla. No basta con recibirla con alegría, sino que ella debe llegar a lo más profundo del corazón y moldearnos según la voluntad de Dios. A nosotros nos toca ser terreno fértil en el que la voluntad de Dios se pueda cumplir y la eficacia de la Palabra pueda manifestarse. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Is 55,10-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo: Sal 65(64),10.11.12-13.14[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Rm 8,18-23[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Mt 13,1-23 (forma larga) o Mt 13,1-9 (forma breve)[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1. Contexto bíblico 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? “La palabra de Dios es viva y eficaz”. Hermosamente el profeta Isaías nos presenta cómo a pesar de las pruebas por las que estemos pasando, del desierto que a veces llega a nuestras vidas, el desánimo que entorpece nuestro caminar y fidelidad a Dios, su Palabra siempre permanece, es actual y sigue dando frutos. San Pablo a los Romanos complementa muy bien este mensaje porque nuestros sufrimientos no están separados de los del mundo, pero tampoco son comparados con la gloria que un día se nos ha de manifestar. Es por eso que debemos luchar cada batalla con una fe total, sin caer en la desesperación. La Palabra de Dios anima nuestro caminar, pero requiere que nuestro corazón sea un terreno fecundo para que de mucho fruto y fruto en abundancia. En efecto, la parábola del sembrador que nos presenta el evangelio de san Mateo, sin lugar a dudas, nos interroga: ¿qué clase de terreno somos? nos pone en alerta de las diferencia en las personas que reciben y obedecen a la Palabra de Dios. Como también las actitudes o circunstancias personales o comunitarias que impiden que el mensaje produzca frutos. En conclusión, como dice el salmo de hoy: Dios siempre está presente en medio de nosotros, nos habla en su palabra, nos cuida, nos colma de bienes. Nunca nos abandona y en su hijo Jesucristo nos trae las semillas de su reino eterno para que nosotros demos fruto. 1.2 ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”. Estas palabras del salmo 118, nos ayudan a reflexionar sobre la trascendencia que en la vida del cristiano debe tener la Palabra de Dios; pero también si, como seguidores del Señor, su palabra hace mella en nuestros corazones, si de verdad en cada oportunidad que se nos presenta tenemos el corazón abierto a las inspiraciones del Espíritu que ilumina nuestro camino o, por el contrario, le colocamos obstáculos al mensaje de amor, como nos lo muestran las lecturas de hoy: simplemente oír la palabra y no llevarla del corazón a la acción, quedando muerta. O escuchar esa palabra y dejarla absorber por las aflicciones, las persecuciones, los tropezones de la vida. Pero también por los afanes diarios que nos ocupan en todo menos en lo que es verdaderamente importante: escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon]

Jue 6 Jul 2017

"El Padre y yo somos uno"

“Ustedes no están en la carne, sino en el espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes”. Que este santo Espíritu nos permita escuchar, meditar, y llevar a la práctica la Palabra que va a ser proclamada. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: Za 9,9-10[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo: Sal 145(144),1-2.8-9.10-11.13cd-14 (R. 20[19],7)[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Rm 8,9.11-13[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Mt 11,25-30[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? «Nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». La liturgia de este domingo nos invita a contemplar la íntima relación de Jesús con su Padre, que se manifiesta en un conocimiento mutuo y en una identidad compartida “el Padre y yo somos uno”. Jesús no sólo revela el rostro misericordioso del Padre, a quien trata con la más absoluta confianza, sino que se presenta como el único camino que lleva al Padre, “nadie va al Padre sino por Mi”. Esta profunda realidad nos permite entender el sentido de la oración agradecida de Jesús en el evangelio de hoy: “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra”. Pero el motivo de esta acción de gracias es también, reconocer la sabiduría del Padre que ha decidido dar a conocer los secretos del reino a la gente sencilla, a los humildes. Los sabios y entendidos no han tenido la humildad y sencillez necesarias para acoger el reino predicado por Jesús. Sin embargo, el corazón de los pequeños y sencillos está dispuesto a recibir el don de Dios, la salvación y la gracia presente en Jesucristo. «Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados». Jesús conoce la dura realidad que vive el pueblo, los sencillos de corazón. Tienen que soportar un gran peso que los doctores de la ley les imponen, porque han hecho del cumplimiento de la ley un régimen de tiranía. Pero el Padre del cielo, que mira el corazón de los que sufren, en el cuerpo o en el alma, envía a su Hijo para aligerar la carga «carguen con mi yugo…, porque es llevadero y mi carga ligera». El yugo de Jesús es el amor, por eso cuando le preguntan por el primero y fundamental de los mandamientos les responde: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser y a prójimo como a ti mismo”. 1.2 ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? El Señor Jesús nos hace dos invitaciones fundamentalmente: la primera a una relación íntima con el Padre, Dios. Pero para ello necesitamos la gracia de su Espíritu que suscita en nosotros la virtud de la humildad. Tener un corazón sencillo que esté siempre dispuesto a acoger con alegría la propuesta del reinado de Dios. La segunda invitación es a asumir su yugo. Los pobres, los pequeños, los humildes están invitados a encontrar el descanso, que no es la inactividad, sino el estilo de vida propio del Hijo de Dios, que trae la salvación, la verdadera liberación. San Pablo nos ha enseñado que no tengamos más deuda con nuestros hermanos que la del amor. Ese es el yugo suave y llevadero que nos propone el Hijo de Dios. Adherirse a Cristo es caminar en el amor, el amor a Dios y a los hermanos. Sin alardes, sin autosuficiencia, sino en la humildad aprendida del Rey que entra justo y victorioso cabalgando en un asno. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon]

Jue 29 Jun 2017

La vida cristiana es un camino, un itinerario

«Cantaré eternamente tus misericordias, Señor». Con esta aclamación del salmo la Palabra de Dios nos hace hoy un llamado a ser hombres y mujeres a acoger a Dios que viene a nuestro encuentro para llenarnos con su bendición. Reconozcamos su paso entre nosotros y acogiéndolo a él, también abramos las puertas de nuestra vida para acoger a los hermanos. Invoquemos al Espíritu Santo para que nos ayude a recibir con gozo y humildad la Palabra de Dios. Lecturas [icon class='fa fa-play' link='']Primera lectura: 2 R 4,8,-11.14-16a[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Salmo: Sal 89(88),2-3.16-17.18-19[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Segunda lectura: Rm 6,3-4.8-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link='']Evangelio: Mt 10,37-42[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Una mujer acoge en su casa al profeta Eliseo, pues para ella es un hombre de Dios. Ante esta actitud creyente, Dios le hace una promesa por boca del profeta: «El año que viene, por estas fechas, abrazarás a un hijo». El salmo 88 proclama eternamente las misericordias del Señor, pues «Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: camina, oh Señor, a la luz de tu rostro». San Pablo recuerda que hemos sido incorporados, por el Bautismo, a la muerte de Cristo y con Él llamados a caminar en una vida nueva, en la cual se ha de morir al pecado y vivir para Dios. El Evangelio, al concluir el discurso apostólico del capítulo 10, Jesús advierte que seguirle a él es asunto prioritario; no puede haber nada ni nadie por encima de él. Además, Jesús al vincular a esta prioridad a sus enviados, se identifica con la Iglesia, cuya presencia en el mundo ha de ser un signo que invita a “recibir en casa” al Señor que quiere morar allí. Quien así actúe «no perderá su paga». [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon]

Jue 22 Jun 2017

El Señor nos invita a ser valientes y anunciar el Evangelio

A través de la Palabra de Dios, en este domingo, Jesús invita a sus discípulos a que no tengan miedo y que sean valientes al anunciar el evangelio. Hoy el llamado es para cada uno de nosotros a que, fieles a su misión y guiados por el Espíritu Santo, seamos servidores y testigos de la verdad. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Jr 20,10-13[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Sal 69(68), 9-10.14.33-34 (R.. 35,10)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Rm 5,12-15[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 10,26-33[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las lecturas para este domingo centran su atención en la fe, en la confianza en Dios, por parte del pobre y del humilde, quien sufre y se le ataca constantemente por su condición. Por esta razón, al acercarse al Señor siente su protección y considera que es la oportunidad de poder sentirse amado y respaldado. Como agradecimiento se dirige a Dios para alabarlo y bendecirlo, comprometiéndose en esa gran misión de ser recto en su obrar y de tener la disponibilidad para servir a los demás. El cristiano en su cercanía a Dios, se siente comprometido en trabajar incansablemente por ser bueno en cada cosa que hace, consciente de que Dios le recompensa de acuerdo a su buen obrar. Pues, en un mundo deshonesto y que le incita al mal, es consciente que debe revestirse del amor de Dios y emprender con alegría la misión que Jesús le ha encomendado: “Vayan por todo el mundo y anuncien la buena noticia a toda la creación” (Mc 16, 15), es la buena nueva de Jesús que en definitiva lo hace libre. Experimentar el miedo y el abandono es una condición casi que necesaria del ser humano al reconocer que necesita de Dios y puede acercarse a él con toda confianza, esto lo hace consciente de su filiación y que no está sólo en el camino: “No tengáis miedo a los hombres porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse” (Mt 10, 26). Es así como la luz de Cristo, le permite establecer ese vínculo con el Señor, que le da seguridad, fortaleza y claridad: “Solo sé una cosa: que era ciego y ahora veo” (Jn 9, 25). [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon]

Jue 8 Jun 2017

Dios es familia y comunidad

La Palabra de Dios que ahora escucharemos nos revela a un Dios, que no es solitario, sino a un Dios familia y comunidad de Amor. Dejémonos transformar e irradiar por su palabra que nos da fuerza para ser sus testigos en el mundo. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Éx 34,4b-6.8-9[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo Sal Dn 3,52ac.53a+54a.55a+56a (R. 52b) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 2Co 13,11-13[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Jn 3,16-18[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] 1.1 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Hoy viene a la memoria la historia del pueblo de Dios liberado de Egipto que llega a la meta: el Sinaí. En este texto (Ex. 34. 4b-6.8-9) se hace evidente la preocupación continua, solícita y amorosa de Dios por Israel su pueblo. Los Israelitas habían despreciado las promesas de Dios y en su corazón había anidado la infidelidad, adorando un ídolo (becerro de oro). Moisés había roto las tablas de la ley lleno de disgusto y una gran desilusión, sin embargo, no dejó de interceder ante el Señor a favor de su pueblo. Dios le invita a subir la montaña lugar de la manifestación de Dios. Allí, en medio de una nube, símbolo de la presencia divina, Dios se revela en términos de acción amorosa, él es “Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad.” Ex. 34,6. El himno de alabanza en el libro de Daniel (3,52. 53. 54. 55. 56) que se salmodia en la liturgia de la Palabra, recoge un fragmento del cántico de los tres jóvenes, es una letanía que aclama la gloria de Dios que se hace presente en la historia de los hombres: es el “Dios de nuestros padres” (3,52), presente en el templo de su santa gloria y que a la vez, se sienta en el trono de su reino. La conclusión de la segunda carta a los Corintios (13.11-13) responde a las divisiones internas y a los conflictos que desvirtúan la predicación de Pablo. La alegría es fruto de la fe en Cristo, al igual que la paz, si no se vive alegre y en paz ¿cómo puede estar presente en medio de la comunidad “el Dios del amor y de la Paz”? (2 Cor. 13,11). El “beso santo” (2 Cor 13,12) es un gesto que evidencia la comunión entre los creyentes en Cristo. Finalmente San Pablo expresa su deseo de bendición e implora la gracia del amor y de la comunión de Jesucristo, de Dios y del Espíritu Santo. En el evangelio de Juan (3,16-18), que presenta la figura de Nicodemo, doctor de la ley, fariseo, miembro del sanedrín, judío piadoso, preocupado por la salvación, recordamos el diálogo de Jesús con Nicodemo centrado en la necesidad de nacer de nuevo y de lo alto. Para Nicodemo Dios se ha revelado de una vez por todas en la ley. El hombre solo puede encontrar a Dios en la ley. El evangelio de éste día nos ofrece una idea muy distinta, Dios no se revela al hombre a través de la ley, sino a través de su Hijo. Dios no es revelado como juez o legislador, sino como Padre amoroso, que no quiere que ninguno de sus hijos se pierda, sino que todos se salven (cfr. 1 Tm. 2,4). Creer en el Hijo significa aceptarlo como Señor, Salvador, él da la vida eterna. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] ADQUIERE EL PLAN DE PREDICACIÓN[/icon]

Vie 26 Mayo 2017

El Señor nos invita a salir y ser testigos de la Fe

Hermanos, después de haber caminado con Jesús durante la pascua, celebramos hoy con fe que Él es elevado al cielo y glorificado a la diestra de Dios, como preludio de nuestra entrada en el Reino de Dios. Vivamos esta Eucaristía con amor y fe y permitamos que la celebración nos vaya haciendo gustar hoy de las alegrías que nos esperan en el cielo. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Hch 1,1-11[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 47(46),2-3.6-7.8-9 (R. cf. 6)[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: Ef 1,17-23 o Hb 9,24-28; 10,19-23[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Mt 28,16-20[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO BÍBLICO[/icon] Con el relato evangélico que nos ofrece hoy la liturgia de la Palabra se da fin a la narración del evangelio de San Mateo (Mt. 28, 16-22). Este dato es importante porque nos indica que todo termina con una tarea que el Resucitado encomienda a los discípulos: “Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre le Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os mandé” (19-20a). Así mismo la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles (Hec. 1, 1-11) nos muestra a Jesús dando instrucciones a sus discípulos antes de separarse de ellos, pero además las palabras de los personajes vestidos de blanco también exige de los discípulos un compromiso con la instauración del reinado de Dios “Galileos, ¿qué hacéis ahí parados mirando al cielo?” (Hec. 1, 11a). En este pequeño paralelo entre el texto evangélico y la primera lectura captamos tres ideas que podemos resaltar: 1. La comprensión de la misión que el Señor Resucitado ha mandado a sus discípulos es progresiva, pues antes de ascender a la derecha del Padre, como lo prefigura el Salmo de este día “Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado” (Sal. 47, 9), el Señor se deja ver por ellos, dando pruebas de que está verdaderamente vivo. Los discípulos progresivamente también van ascendiendo en la comprensión del misterio que presencian. 2. La ascensión viene acompañada de una promesa, el Espíritu Santo: “Pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros” (Hec. 1, 8); “Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre le Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt. 28, 19). Así los discípulos, llenos del Espíritu Santo, serán testigos del Resucitado hasta los confines del mundo. 3. Los discípulos asumen un mandato misionero, son enviados por Jesús para anunciar su Reino. Ahora serán testigos del que está sentado a la derecha del trono de Dios como lo ratifica la carta a los Efesios que también proclamamos este día: “Dios desplegó está fuerza en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su diestra en los cielos, por encima de todo principado, potestad, virtud, dominación” (Ef. 1, 20-21a). Es claro que la liturgia de la Palabra de este día de la Ascensión del señor quiere resaltar la realeza de Jesús, que no ha terminado la construcción de su reinado, sino que, a través de la misión encomendada a sus discípulos, y con el don del Espíritu Santo, sigue construyendo el Reino de Dios en medio de los hombres. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] Esta celebración de la Ascensión del Señor no puede dejarnos simplemente anhelando el cielo para estar al lado de Jesús, al contrario, tiene que motivarnos a peregrinar en este mundo con más esfuerzo y más pasión por las cosas del cielo. No podemos quedarnos mirando al cielo, tenemos que salir cada día y ser testigos, entre los hermanos, de lo que Dios ha hecho en nosotros. Ahora nuestras familias, nuestros trabajos y nuestro estudio, son verdaderos terrenos donde el mensaje de Dios tiene que ser llevado e instaurado. A través de cada uno de nosotros, que ahora solo vivimos la vida del resucitado, Dios manifiesta su bondad y su gran poder a los hombres. Jesús nos ha puesto una misión a todos los que somos sus discípulos, hacer que todos los pueblos de la tierra también se conviertan en sus discípulos, no hay límites para el mensaje de Dios y por eso la Iglesia en cada bautizado debe llevar el mensaje de Dios, primero en su corazón, para luego entregarlo en todas las realidades que se desenvuelva cotidianamente. Es en las familias bien constituidas donde aprendemos que Dios está todavía cuidándonos, protegiéndonos, mostrándonos su gran amor. Soy yo, con mis actitudes y mis palabras el que muestro que Dios está reinando en mi vida, por eso cuando amamos a alguien buscamos agradarle en todo, así amamos a Dios, cuando buscamos agradarlo siempre con nuestra obras. La Ascensión del Señor es la celebración no de que Dios nos ha dejado para irse a la derecha del Padre, sino de que Dios aún está con nosotros, que está de un modo nuevo con nosotros, entre nosotros y para nosotros. Ahora somos nosotros los bautizados el campo de acción de Dios, a través de nosotros sus hijos, Dios es bondadoso, misericordioso, amoroso. Cuando nos sentimos en realidad hijos, entonces cada vez somos la mejor expresión de nuestro Padre, nos parecemos al Padre y hacemos y decimos lo que hace y dice el Padre, en definitiva, vivimos la misma vida de Jesús, que ahora es ascendido al cielo para estar a la derecha de su Padre, ya que en este mundo hizo visible al Padre con su vida y su actuar. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link='']CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Liturgia de este domingo se va desarrollando como una explosión de frutos, de alegría pascual. Es cierto que cada domingo, que celebramos la Resurrección del Señor, celebramos también con Jesús nuestra propia resurrección; pues este domingo también, con la Ascensión del Señor, celebramos nuestra victoria, nos llenamos de esperanza y sabemos entonces lo que nos espera y por eso nos llenamos de una inmensa alegría, al ver prefigurada en Cristo nuestra propia victoria, son las palabras de la oración colecta de este día: “Concédenos, Dios Todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria”. Y después termina la oración con una dimensión claramente eclesial: “donde nos ha precedido Él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo”. Esta oración colecta es una magnífica síntesis del misterio que celebramos en la Ascensión del Señor. En verdad exultamos de alegría porque en realidad estamos celebrando en la eucaristía la prefiguración de la nuestra ascensión, también el sacerdote que preside la celebración nos irá indicando que vamos subiendo a Dios a través de este misterio de la eucaristía, nos invitará en la introducción del prefacio para que levantemos el corazón y nosotros seguros diremos que ya lo tenemos levantado hacia el Señor. Es en la celebración donde vislumbramos el gran misterio que aún no está en nosotros plenamente, pero que pregustamos ya en esta tierra con las celebraciones litúrgicas. En la celebración de la eucaristía, cuando el sacerdote nos despida diciendo: “Pueden ir en paz” tenemos que sentir que es el mismo Jesús diciéndonos que no podemos quedarnos parados mirando al cielo, sino que debemos llevar a donde vayamos cada día, lo que hemos oído y recibido, y así hacer de todos los que nos encontremos, verdaderos discípulos del Señor. [icon class='fa fa-play' link='']Recomendaciones prácticas[/icon] Puede ponerse la siguiente frase en la cartelera: “Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre le Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os mandé” (Mt. 28, 19-20a). Resaltar el significado del bautismo como la vida en la familia trinitaria, la cual nos sumerge en la obra de Dios, nos hace hijos, hermanos y templos del Espíritu. Esta solemnidad tiene Misa de la Vigilia (en la tarde del sábado) y Misa del día. El Prefacio es propio de la solemnidad; y que si se hace la Plegaria Eucarística II o III, en el memento (Acuérdate, Señor…) hay un recuerdo propio para esta Solemnidad de la Ascensión del Señor. Recordar que en este día se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, sería recomendable tener presente el mensaje el Papa. Invitar a la comunidad a mantenerse en espíritu de oración en la novena de preparación para la solemnidad de Pentecostés. Recordar que esta semana: El miércoles 31, es la fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen María. El domingo 4 de junio, es la Solemnidad de Pentecostés. Sería muy importante preparar y celebrar la Vigilia de Pentecostés en un ambiente de oración, de encuentro eclesial de todos los grupos apostólicos de la parroquia, resaltando que con la fiesta del Espíritu Santo se concluye el tiempo pascual. Además, esta Solemnidad de Pentecostés puede ser un momento especial para hacer una catequesis sobre la paz, teniendo en cuenta el documento de la Conferencia Episcopal Colombiana: “Artesanos de la perdón, la reconciliación y la paz”.

Vie 19 Mayo 2017

El Espíritu Santo es la promesa del Padre que debemos pedir

El Espíritu Santo es promesa del Padre que debemos pedir y la Iglesia nos lo confiera por los signos de los sacramentos, y ello para que siempre nos acompañe en la comprometida tarea de la vida cristiana, escuchemos. Lecturas [icon class='fa fa-play' link=''] Primera lectura: Hch 8,5-8.14-17[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Salmo: 66(65),1-3a.4-5.6-7a.16+20 (R. 1) [/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Segunda lectura: 1P 3,15-18[/icon] [icon class='fa fa-play' link=''] Evangelio: Jn 14,15-21[/icon] [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO BÍBLICO[/icon] La Pascua es el gran tiempo para meditar con la Escritura, lo que sucedió al inicio del anuncio del Evangelio, por parte de los discípulos de Jesús y sus seguidores, en los primeros tiempos de la Iglesia: Los diáconos, ministerio que sobresale en los primeros siglos de la Iglesia, no solo sirvieron a las mesas de las viudas y de los pobres, en Jerusalén, sino que también anunciaron el Evangelio en aquellos lugares donde era impensable que se hiciera, porque a Jesús no lo quisieron recibir. Ahora es tal la acogida al anuncio del diácono Felipe, que en Samaria muchos reciben el bautismo. Noticia que alegra a los apóstoles y son Pedro y Juan quienes confirman en la fe e imponiendo sus manos dan el Espíritu Santo a los ya bautizado por Felipe. Bautizados que confirmados en la fe por el don del Espíritu Santo se unen a la alabanza de la tierra entera para Dios, conjuntamente con la naturaleza que se renueva en la Pascua. Renovación que se hace por el Espíritu Santo que resucita a Jesús. Espíritu que capacita para dar razón de la fe al mundo aun en medio de las dificultades que este ponga a los creyentes. Por ello Juan nos recuerda hoy la promesa de ese don que es el Espíritu Santo que capacita a los que creen en Jesús para permanecer fieles a la alianza sellada en Él por el Espíritu Santo, que ha sido la promesa del Padre y pedida por Jesús para que permanezca al lado, acompañando a los que creen en Él. Jesús no deja solo a sus discípulos, Él conoce, Él acompaña, pero el mundo no. Solo el que cree en Jesús conoce el Espíritu Santo. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO SITUACIONAL[/icon] Hoy y siempre el Evangelio debe seguir siendo proclamado por los presbíteros y diáconos, como también por todo bautizado consciente de su compromiso con Cristo resucitado y confirmado por la Iglesia en cada generación, mediante el ministerio de los obispos. Pero todo creyente debe capacitarse cada día más para dar razón de su fe, para poder llevar al mundo a tener conciencia de alabar y bendecir al que ha venido a salvarnos, aunque de momento se pase por situaciones difíciles, no tener miedo de sufrir por hacer el bien de anunciar el Evangelio. El primer lugar de evangelización es la familia, desde allí se comienza la construcción de la paz, y qué mejor que en este tiempo pascual: “Si la familia logra concentrarse en Cristo, él unifica e ilumina toda la vida familiar. Los dolores y las angustias se experimentan en comunión con la cruz del Señor, y el abrazo con él permite sobrellevar los peores momentos.” (AL 317.) El sacramento de la confirmación capacita al que recibe el don del Espíritu Santo, para ser testigo de Dios en el mundo, con la certeza de que es Cristo mismo quien acompaña dando su fuerza para poder presentar el mensaje de salvación al hombre del presente. Jesucristo no ha dejado solos a sus discípulos, a su Iglesia, ahora tiene un nuevo modo de acompañarnos a vivir la alianza que es amor misericordioso que da Él que venció en la cruz. El confirmado es testigo que anuncia en los diferentes contextos de la humanidad el Evangelio, el cual como semilla se esparce por la acción del Espíritu Santo en la educación de los pueblos, no como ensayos fallidos de una educación sino como una verdad proclamada de la dignidad humana.(Asamblea CEC 101). A través de nuestras instituciones educativas y de los espacios pedagógicos, promovemos un modelo educativo integral, humanizador, que propicia la formación de la niñez y la juventud para la construcción de un mejor mañana. Impulsamos la educación para la paz, desde los criterios del Evangelio. [icon class='fa fa-arrow-circle-right fa-2x' link=''] CONTEXTO CELEBRATIVO[/icon] La Liturgia de este domingo se va desarrollando como una explosión de frutos, de alegría pascual. Esta celebración es: anuncio, don, gracia y presencia de Jesús que se fue pero permanece con nosotros; tomar conciencia de ello, es entrar en la promesa del Padre, recibir el don del Hijo que es el Espíritu Santo, que se nos da para que los bautizados podamos vivir en plenitud aquí y ahora, el gran acontecimiento de la presencia , y permanencia de Dios con nosotros que se hace vida en el pan y en el vino, para acompañar a aquellos que envía como portadores de su Buena Nueva, fortalecidos por la gracia de ese pan (Cuerpo), y de ese vino (Sangre), que precisamente se transforman por la acción del Espíritu Santo, y que también, a todos los que creemos, nos transforma para contarle y cantarle al mundo entero las maravillas realizadas por Dios en nuestra historia presente. [icon class='fa fa-play' link=''] Recomendaciones prácticas[/icon] 1. Se podrían destacar palabras como: Anuncio, Promesa, Don, Gracia. 2. Mantener el presbiterio con signos festivos de pascua, especialmente las flores, el cirio pascual encendido y bellamente adornado. 3. Se puede colocar algunos signos alusivos al Espíritu Santo, fuego, agua, manos en gesto de imposición, crismera con el santo crisma, paloma. 4. Para el acto penitencial se sugiere el rito para la bendición y la aspersión del agua, del Misal, Apéndice I, formulario II, p. 1056, del Misal. 5. Puede hacerse uso del Prefacio II de Pascua p. 376 o Prefacio IV de Pascua, p. 378 del Misal. 6. Tener presente que: - Es el momento oportuno para ambientar la novena al Espíritu Santo, que inicia el viernes 26 de mayo. - El viernes 26, es en Colombia la memoria obligatoria de santa Mariana de Jesús Paredes y Flórez. - El domingo 28 de mayo, en Colombia es la solemnidad de la Ascensión del Señor, que tiene Misa de la Vigilia y Misa del día.