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Actualidad

Dom 10 Oct 2021

Mi encuentro con Gloria Cecilia Narváez en la Basílica de San Pedro

Como una feligrés más, con su hábito franciscano y en compañía de una hermana joven de su congregación –las Franciscanas de María Inmaculada– estaba Gloria Cecilia Naváez en la Basílica de San Pedro en la Eucaristía de apertura del Sínodo de los Obispos en la mañana de este domingo 10 de octubre. La noche anterior había visto un tuit de la Presidencia de Mali anunciando su liberación. Fue lo último que leí antes de acostarme. Recordé el Magníficat y pensé: “el buen Dios hace proezas”. No me hubiera dado cuenta de su discreta presencia en el corazón del Vaticano de no haber sido por el papa Francisco que se acercó a una de las barandas cercanas al sector donde nos encontrábamos los invitados del sínodo –en mi caso, como miembro de la comisión de comunicación–. Francisco caminó directamente hacia donde se encontraba ella, como suele hacerlo cuando se encuentra con las multitudes. Los demás nos fuimos aproximando atraídos por el imán de su bondad. Estaba sonriente. La saludó casi abrazándola y luego dijo en voz alta, mirando a otras hermanas que estaban allí: “¿todas son religiosas?”. Yo respondí en voz baja, “también estamos algunos laicos”. Alguien a mi lado gritó: “¡bravo Francisco!”. Y el Papa siguió su camino para dar inicio, minutos después, a la Eucaristía. Lágrimas de alegría Cuando todos comenzaron a volver a sus lugares me quedé mirando a aquella religiosa a quien Francisco había saludado tan afectuosamente. Entonces descubro que se trataba de Gloria Cecilia Narváez, la hermana colombiana secuestrada hace cuatro años, ocho meses y dos días por un grupo yihadista vinculado a Al-Qaeda, por quien hemos orado y de quien hemos escrito en múltiples oportunidades, con la esperanza en su liberación. “Haga hasta lo imposible por liberarme”, había pedido al papa Francisco a inicios de 2018 en un mensaje que le dio la vuelta al mundo. Allí estaba ella con Francisco, y recién caía en la cuenta cuando le pregunté: “¿eres Gloria Cecilia?”. Me dijo que sí con un tenue hilo de voz y con un gesto en su mirada. Me abalancé sin meditarlo y le dije: “Soy Óscar Elizalde, de Colombia, déjame darte un abrazo en nombre de millones de colombianos”. No pude contener algunas lágrimas de alegría. Enseguida le pregunté cómo estaba, y me narró el sufrimiento de muchas religiosas que han vivido el drama del secuestro, como ella. Su voz se entrecortaba. “Las deformaron mucho, las amordazaron”, narró. No me habló de su sufrimiento, sino del de otras hermanas que han corrido con peor suerte. Al instante se acercaron también la Hna. María Luisa Berzosa, Cristina Inogés Sanz y Rafael Luciani. Nos tomamos algunas fotos mientras la abrazábamos expresándole nuestra alegría. Luego le pregunté “¿a qué te aferraste en todo este tiempo?”. No lo dudó: “a Dios”. Se le cortó la voz un poco. “Muy duro…”, continuó. En ese momento me pidieron regresar a mi puesto de inmediato. Le alcancé a decir que luego de la misa quería seguir conversando con ella, y no dejaba de mirarla de reojo desde mi silla (a unos siete metros en diagonal, dos filas adelante). Cuando empezó la misa pensé en ir a darle otro abrazo cuando llegara el momento de la paz, antes de la comunión, pero ella tuvo que salir antes. La vi retirarse con la misma discreción con que estaba sentada allí, en la Basílica de San Pedro, como una parroquiana más. Me alegré de verla acompañada de su hermana de comunidad. Escrito por: Óscar Elizalde Prada Portal católico Vida Nueva - Colombia

Sáb 9 Oct 2021

Episcopado celebra con gozo liberación de la hermana Gloria Narváez

A través de un video mensaje, monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, presidente de la Comisión de Misiones de la Conferencia Episcopal de Colombia, confirmó la liberación de la religiosa Gloria Cecilia Narváez, secuestrada en Malí, África desde el 7 de febrero de 2017. “Como presidente de la Comisión de Misiones del episcopado colombiano, con inmensa alegría doy el anuncio de la liberación de la hermana Gloria Cecilia Narváez, religiosa de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de María inmaculada, hace poco fue liberada allí en Mali África”, afirmó el prelado. El también obispo de Istmina - Tadó, al manifestar su alegría por la liberación de la hermana Gloria Cecilia, agradeció la gestión realizada por la Santa Sede, la Nunciatura Apostólica de Colombia y la Conferencia Episcopal de Colombia. “Damos Gloria y bendición a Dios por este momento tan gozoso de la Iglesia universal y de la Iglesia en Colombia”, finalizó diciendo el prelado Fotos: Tomadas de internet

Mié 6 Oct 2021

Iglesia anima a Martha a reflexionar frente a decisión de la eutanasia

A propósito del anuncio hecho por Martha Liria Sepúlveda, a quien el próximo 10 de octubre le aplicarán, por decisión propia, la eutanasia activa, la Conferencia Episcopal de Colombia, a través de monseñor Francisco Antonio Ceballos Escobar, presidente de la Comisión Episcopal de Promoción y Defensa de la Vida, le ha enviado un mensaje para que reflexione sobre la decisión y le recuerda que Dios siempre nos acompaña. "Martha, la invito a reflexionar serenamente sobre su decisión; ojalá, si las circunstancias se lo permiten, lejos del acoso de los medios de comunicación que no han dudado en tomar su dolor y el de su familia, para hacer una suerte de propaganda de la eutanasia, en un país profundamente marcado por la violencia". El también obispo de Riohacha, en la misiva observa que ante las convicciones cristianas, "la muerte no puede ser la respuesta terapéutica al dolor y al sufrimiento en ningún caso. La muerte propiciada mediante el suicidio asistido o la eutanasia no resulta compatible con nuestra interpretación de la dignidad de la vida humana, como sí lo es la utilización de los cuidados paliativos". Finalmente, el prelado exhorta a todos los católicos a unirse en oración por la señora Martha, su hijo, sus familiares y los profesionales que le rodean en la toma de esta decisión. Así también, la invita a ella para que se una a la eucaristía que ofrecerá próximo sábado nueve de octubre de 2021, a las ocho y treinta de la mañana, desde la Iglesia Catedral Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha y que será transmitida por las redes de @Episcopadocol y @PaginaDiocesisDeRiohacha, "en la cual oraremos por su vida, para que el Señor, quien asumió el dolor hasta la muerte y una muerte de cruz, le dé el valor de acompañarlo, hasta la misma cruz". Martha Liria Sepúlveda Campo es una madre de 51 años de Medellín, padece de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), esta es una enfermedad de las neuronas en el cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal que controlan el movimiento de los músculos voluntarios, que afecta a 5 personas de cada 100 mil en el mundo. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar comunicado[/icon]

Mié 29 Sep 2021

“Yo soy cura de pueblo”: Mons. Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá

El portal católico ALETEIA, con corresponsalía en Colombia, le extendió una invitación a monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, para dialogar y conocer sobre la vida pastoral que Dios y la Iglesia Católica le ha encomendado. » Lea AQUÍ la entrevista completa Se siente el más pequeño de los obispos, aunque tiene la responsabilidad más grande como pastor de la Iglesia católica de Colombia. El mismo día de su ordenación como presbítero, a los 27 años, fue nombrado párroco y, poco a poco, le fueron llegando nuevas tareas de servicio. Él es Luis José Rueda Aparicio, nacido en San Gil, departamento de Santander, en el oriente del país. Pero, ¿cómo un párroco de provincia llegó a ser arzobispo de una jurisdicción con más de ocho millones de habitantes y presidente de la Conferencia Episcopal? “Por la misericordia de Dios, que nos da la misión y nos da la gracia para cumplirla”, admite con la humildad que lo caracteriza. Monseñor Rueda Aparicio habla con naturalidad en su despacho del Palacio Arzobispal, su casa en el centro histórico bogotano, un lugar que ocupa desde hace más de un año, después de una posesión atípica, en plena pandemia y con tan solo quince personas en la Catedral Primada. En medio de esas circunstancias difíciles empezó su labor pastoral a través de los canales de comunicación católicos. Bajó al Señor Caído del Cerro de Monserrate y recorrió con la imagen las parroquias, para pedir por el fin de la pandemia, que ha cobrado la vida de 35 sacerdotes de la ciudad. Apenas pudo, organizó reuniones presenciales con presbíteros, religiosas, laicos y, especialmente, con las comunidades que más le duelen: los habitantes de calle, los migrantes, las prostitutas y los privados de la libertad. Sus respuestas siempre los muestran como un pastor sencillo y cercano a sus interlocutores. La «G» por la «T» –¿Por qué usted dice que cambió la «G» de Geología por la «T», de Teología? Nací en un hogar católico en el que soy el décimo de doce hermanos. Desde niño la Eucaristía fue muy importante y así lo viví por el testimonio de mis padres. Cursé bachillerato técnico y me gradué como soldador de metales. A los 18 años presté el servicio militar y después entré a trabajar con mi padre, en construcción. Luego, trabajé en una fábrica de cemento, tenía un buen noviazgo y había ganado una beca para estudiar Geología. ¡Pero el Señor me cambió la «G» por la «T», de Teología! Entré al seminario, a los 27 años fui ordenado presbítero y ese mismo día fui nombrado párroco de Albania, una pequeña población donde serví y aprendí por dos años. Aunque en el seminario se enseñan la parte doctrinal y muchos elementos éticos y espirituales, uno aprende a ser sacerdote con los campesinos, los líderes, el alcalde, los médicos, los docentes, los catequistas y los laicos. De allí pasé a la parroquia de otro pequeño pueblo llamado Curití y después estudié Teología Moral en Roma. A mi regreso seguí ejerciendo en otros pueblos de mi región, entre ellos, San Gil, Pinchote, Mogotes y Barichara. –¿En algún momento pensó en ser obispo? Hasta ese momento había desarrollado la labor pastoral en mi propia tierra. Sin embargo, Dios me tenía destinado para un encargo mayor, el de obispo en Montelíbano, en el norte del país. Fue una gran sorpresa. Yo pensé que mi vida iba a transcurrir en la felicidad de ser párroco. Le había pedido al obispo que me mandara a una zona rural. Esa era mi ilusión, pero el plan de Dios era otro. Montelíbano es una diócesis muy bella, donde encontré un clero muy sacrificado, en medio de difíciles situaciones de orden público. Allí aprendí a navegar por los ríos y a andar muchas horas a lomo de mula para llegar a los más apartados caseríos. Fueron seis años, de 2012 a 2018, en los que fui muy feliz, en medio de limitaciones económicas, pero de inmensas riquezas espirituales. En 2018 el papa Francisco me nombró arzobispo de Popayán. El mismo pontífice me entregó el palio en el Vaticano, pude hablarle y expresarle mis temores. Pero también recibí de él palabras de ánimo y de aliento. En Popayán compartí de cerca con los indígenas, los afrocolombianos, los sacerdotes y las religiosas que acompañan a los pueblos que han sufrido por tanta violencia. Allí hay problemas de narcotráfico, cultivos ilícitos y abandono del Estado, pero nunca abandono de la Iglesia. Aprendí a luchar por estas comunidades y caminar con ellas. – ¿En qué condiciones viven las comunidades de esas regiones tan apartadas en las que usted vivió? Están muy abandonadas, porque el Estado colombiano es muy centralista. Hay tierras buenas y el campesino colombiano es trabajador, pero no hay carreteras para sacar los productos. Salen a la labranza, pero están desestimulados, no tienen energía eléctrica, no tienen internet. Hay zonas donde un médico llega cada cinco años y las mujeres tienen que andar varias horas a lomo de mula antes de un parto. Aquí es donde aprovechan las fuerzas negativas, como el narcotráfico, y les pagan a los campesinos para que cultiven coca. Por eso, ellos terminan siendo las primeras víctimas de un eslabón que termina en la nariz de habitantes de Nueva York o París que consumen la cocaína. La segunda víctima es la tierra, porque estos cultivos la sacrifican. La última víctima es el consumidor, pero de por medio están la economía y las instituciones del país. Red de fe, esperanza y amor –¿Cuál ha sido el papel de la Iglesia colombiana? La iglesia está haciendo lo que debe hacer con los recursos que posee, pero no tiene todas las respuestas a los problemas económicos y políticos de Colombia y como Iglesia estamos trabajando permanentemente. ¿Se imagina usted qué pasaría si sacamos las cinco mil parroquias que tiene Colombia? Sin duda, perderíamos una red de fe, esperanza, amor y de servicio concreto. –¿Luego de su experiencia lejos de la capital, cómo recibió su designación como primado de Colombia? Todavía no lo entiendo. Fue muy duro porque yo soy de provincia, he sido párroco y soy cura de pueblo, servir es mi ilusión y mi anhelo, pero es Dios quien da la misión y la gracia para cumplirla. Además, para esta tarea cuento con el trabajo de mis tres obispos auxiliares, más de mil sacerdotes, cientos de religiosas y millares de laicos. Meses después, mientras recorría las parroquias de Bogotá, muere por covid el obispo de Soacha, población cercana, y el Papa me nombra administrador apostólico de esa diócesis. Ha sido una riqueza conocer la zona y ampliar mi corazón, frágil y pequeño, para que quepa el amor de Dios. Mucho rostros –¿Por qué decidió compartir el palio con los habitantes de calle? El palio es la ovejita herida, descarriada y sufriente que es atraída por el amor de Dios Padre, simboliza el pueblo y yo estoy dispuesto a tomar sus heridas. Lo hice porque en la ciudad encontramos miles de rostros heridos y sufrientes, entre ellos los habitantes de calle que en Bogotá son más de 15.000. ¿Usted se imagina ese número? Esa es una parroquia callejera, de personas que viven debajo los puentes, en los caños, algunos de ellos profesionales, hombres y mujeres que son despreciados, pero son seres humanos con alma. También hay otros rostros sufrientes: los migrantes. Ellos son los nuevos pobres del mundo y me conmueven hasta las entrañas. Por otra parte, están los presos de las cuatro cárceles de Bogotá, muchos han pasado diez, veinte navidades, veinte Semanas Santas allí, con historia difíciles de dolor y de enfermedad. A ellos hay que sumar a las trabajadoras sexuales, que seguramente fueron empujadas a ese camino. Ante todos estos rostros no puedo evitar quebrantarme emocional y espiritualmente. –A todas esas tareas de servicio que le llegaron de manera inesperada, se sumó su elección como presidente de la Conferencia Episcopal… Yo decía: «Señor, yo soy de una de las diócesis más pequeñas de Colombia, soy el más pequeño de mi familia, soy el más pequeño de los obispos de Colombia… ¡Yo no sé por qué el Señor me pone esta tarea! Pero veo ahí la voluntad de Dios y lo entiendo como un servicio. Jamás he vivido el ministerio como un privilegio, ni como una autoridad, yo me siento hermano y servidor de todos y el Señor, que me ha llamado a todas estas labores pastorales, verá cuándo me llama a la eternidad. Fuente: Portal AleteiaTwitter: @AleteiaES

Vie 24 Sep 2021

Episcopado presenta micrositio dedicado al Sínodo 2021-2023

Con el ánimo de motivar en el Pueblo de Dios la participación en el proceso de escucha del Camino Sinodal que emprenderá la Iglesia Universal desde el mes de octubre de 2021, el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano -SPEC ha dispuesto de un micrositio web que contará con información, subsidios e insumos para la vivencia del Sínodo en Colombia. El episcopado ha constituido un equipo sinodal compuesto por cuatro comisiones: teológica, espiritual, metodológica y comunicacional, es a partir de allí, que cada comisión dio inició a la elaboración de material que podrá servir como marco de preparación a la primera fase del Sínodo en las Iglesias locales y otras realidades de Iglesia. Este material podrá ser descargado del micrositio web. VISITE EL MICRO SITIO WEB [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ[/icon] Sínodo 2021 - 2023 Fue el pasado mes de mayo cuando se hizo público el itinerario sinodal aprobado por el Papa Francisco para la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que debe tener lugar en octubre de 2023 con el lema: 'Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión'. Con esta convocatoria, el Pontífice “invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre la sinodalidad: un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia”. De ahí, la comunión con el obispo de Roma para que en todas las diócesis del mundo se dé inicio a un itinerario al Sínodo, que arranca el 17 de octubre y concluye en el mes de octubre de 2023. Se trata de actividades orientadas a ayudar a entender y vivir la sinodalidad en la Iglesia. Son cuatro las fases contempladas como itinerario: diocesana y nacional entre 2021 y 2022, y continental y mundial entre 2022 y 2023 para concluir en octubre de este último año en Roma con la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

Mié 22 Sep 2021

Manual de celebraciones para la apertura del proceso sinodal 2021 - 2023

El próximo 17 de octubre la Iglesia Católica en Colombia, en comunión con el Papa Francisco, vivirá un acontecimiento eclesial que marca un hito en la historia de la Iglesia, se trata de la apertura del sínodo en las Iglesias locales y otras realidades eclesiales. Para vivir este acontecimiento puntual, la Santa Sede propone dos encuentros: “Un momento de encuentro/reflexión y un momento de oración/celebración”, frente a ello, la Comisión del Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC) para la Espiritualidad del proceso sinodal, propone algunas pautas metodológicas y un subsidio celebrativo, que bien puede ser enriquecido por cada Iglesia local. Este subsidio estará disponible en el sitio web de la Conferencia Episcopal de Colombia [icon class='fa fa-download fa-2x'] Descargar AQUÍ[/icon] Sínodo 2021 - 2023 Fue el pasado mes de mayo cuando se hizo público el itinerario sinodal aprobado por el Papa Francisco para la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que debe tener lugar en octubre de 2023 con el lema: 'Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión'. Con esta convocatoria, el Pontífice “invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre la sinodalidad: un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia”. De ahí, la comunión con el obispo de Roma para que en todas las diócesis del mundo se dé inicio a un itinerario al Sínodo, que arranca el 17 de octubre y concluye en el mes de octubre de 2023. Se trata de actividades orientadas a ayudar a entender y vivir la sinodalidad en la Iglesia. Son cuatro las fases contempladas como itinerario: diocesana y nacional entre 2021 y 2022, y continental y mundial entre 2022 y 2023 para concluir en octubre de este último año en Roma con la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Visita [icon class='fa fa-download fa-2x']AQUÍ[/icon]el sitio oficial del Sínodo 2021-2023

Sáb 18 Sep 2021

Conferencias: “Llamados a caminar en la sinodalidad”

Con el ánimo de motivar en el Pueblo de Dios la participación en el proceso de escucha del Camino Sinodal que emprenderá la Iglesia Universal desde el mes de octubre de 2021, el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano -SPEC - ha constituido un equipo sinodal compuesto por cuatro comisiones: teológica, espiritual, metodológica y comunicacional, que serán un apoyo para las diocesis en la primera fase del Sínodo. En este contexto, la comisión teológica inició su trabajo, proponiendo una serie de conferencias denominadas: “A caminar en la sinodalidad”, las mismas se realizarán los días 21, 28 de septiembre y el 05 de octubre, a partir de las 7:00 p.m. Por su parte, monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, ha extendido la invitación a toda la comunidad católica para se hagan presentes y participen de estos encuentros que se realizarán de manera virtual, a través de las redes de @Episcopadocol Conferencistas y temáticas 21 de septiembre | El Sínodo de la sinodalidad | Rafael Luciani. Teologo Venezolano. Miembro de la comisión teológica del Sínodo de los Obispos 28 de septiembre | La sinodalidad en Hch 10 (Lectio divina. Pedro y Cornelio) | P. Fidel Oñoro Consuegra, Doctor en Sagrada Escritura 05 de octubre | La sinodalidad que la Iglesia necesita | Mons. Nelson Jair Cardona, obispo de San José del Guaviare Sínodo 2021 – 2023 Fue el pasado mes de mayo cuando se hizo público el itinerario sinodal aprobado por el Papa Francisco para la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que debe tener lugar en octubre de 2023 con el lema: 'Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión'. Con esta convocatoria, el Pontífice “invita a toda la Iglesia a interrogarse sobre la sinodalidad: un tema decisivo para la vida y la misión de la Iglesia”. Como antesala a este acontecimiento eclesial, el Papa Francisco inaugurará en Roma el 09 de octubre el Camino Sinodal que se extenderá en la fase diocesana hasta abril de 2022 para continuar con la fase continental. Así también, el domingo 17 de octubre, los obispos de Colombia en cada jurisdicción, animarán esta misma celebración. Son cuatro las fases contempladas como itinerario: diocesana y nacional entre 2021 y 2022, y continental y mundial entre 2022 y 2023 para concluir en octubre de este último año en Roma con la XVI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Sitio oficial del Sínodo 2021-2023 [icon class='fa fa-download fa-2x'] AQUÍ [/icon]

Vie 17 Sep 2021

Monseñor Ali: "Necesitamos crear redes para ayudar a las víctimas de abusos"

En el marco de la celebración de la Conferencia Internacional sobre la Protección de Menores, que se realizará en Varsovia del 19 al 22 de septiembre, monseñor Luis Manuel Ali Herrera, Obispo Auxiliar de Bogotá, y miembro de la Comisión Pontificia de Protección de Menores, concedió una entrevista a Vatican News, donde se refirió a este tema, resaltando la importancia de crear redes para poder ayudar y acompañar a las víctimas de abusos. Lea completa la entrevista “Este va a ser un evento muy importante para crear lazos, para saber que en este trabajo de prevención y de acompañamiento a las víctimas, es necesario que todos nos unamos, que formemos redes de ayuda y para eso vamos como Comisión Pontificia, para hacernos presentes en Polonia para este Encuentro tan significativo para todas las Iglesias que están en la Europa Oriental”, lo dijo Monseñor Luis Manuel Ali Herrera, Obispo Auxiliar de Bogotá, Secretario de la Conferencia Episcopal de Colombia y miembro de la Comisión Pontificia de Protección de Menores, en el marco de la Conferencia de las Iglesias del Centro y del Este de Europa, sobre el tema: "Nuestra misión común es proteger a los hijos de Dios", evento organizado por la Comisión Pontificia de Protección de Menores y la Conferencia Episcopal de Polonia, del 19 al 22 de septiembre en Varsovia, Polonia. Crear lazos para ayudar a las víctimas El Obispo Auxiliar de Bogotá, dialogando con nuestro colega, el Padre Manuel Cubías, explicó que se han generado muchas expectativas sobre esta Conferencia, sobre todo, por el esfuerzo que esta realizando la Iglesia para crear ambientes donde se protejan a los menores y personas vulnerables. “Este va a ser un evento muy importante para crear lazos – afirmó Monseñor Ali Herrera – para saber que en este trabajo de prevención y de acompañamiento a las víctimas, es necesario que todos nosotros nos unamos, que creamos unas redes de ayuda y para eso vamos como Comisión Pontificia, para hacernos presentes en Polonia para este Encuentro tan significativo para todas las Iglesias que están en la Europa Oriental. Además, para aprender de ellos, saber que hay iniciativas interesantes que debemos conocerlas, exteriorizarlas y también enriquecernos de todo el trabajo que se está haciendo en estos países y en todas estas Iglesias”. ¿Qué redes y practicas existen ya en la Iglesia Latinoamericana que permitan ser un espacio donde se cuide a los menores y personas vulnerables? R.- En estos últimos años, sobre todo, las Conferencias Episcopales Nacionales en todo el territorio de Latinoamérica y El Caribe han implementado sus líneas guías. También, las Conferencias Episcopales han implementado Comisiones Nacionales y Regionales con profesionales, sacerdotes, digamos con personas que trabajan en este campo del acompañamiento de menores de edad y personas vulnerables y ellos han realizado equipos en cada una las Iglesias locales. Además, es importante señalar todo el trabajo que se está realizando desde el CELAM. Por ejemplo, hace 2 meses tuvimos un Curso de formación de Obispos de Latinoamérica y El Caribe. De igual manera tengo que reconocer el liderazgo que tiene la CLAR, es decir, el Consejo de Religiosos Latinoamericanos que, con el liderazgo de la Hermana Liliana Franco, ha motivado en todas estas provincias regionales en Latinoamérica un trabajo para la protección de los menores y las personas vulnerables. Por último, desearía resaltar todo el trabajo que está realizando SEPROME, de la Universidad Pontificia de México, que ha realizado cursos de formación en toda Latinoamérica y ha creado redes en Argentina, en Chile, Colombia, en Venezuela junto con las Conferencias Episcopales y las Conferencias de Religiosos en todas las Naciones para ir formando nuestros líderes y a nuestros laicos y religiosos y sacerdotes en la prevención y también en el acompañamiento de las víctimas. ¿En América Latina, cómo se va dando el proceso de escucha y de atención a las víctimas? ¿La Iglesia se ha convertido en un espacio donde poder sanar las heridas? R.- Sin duda alguna, sobre todo, el liderazgo lo tienen las Iglesias locales y también las Comunidades Religiosas locales. Se ha implementado varias oficinas que, en algunas Naciones tiene nombre de “Protección de menores”, en otras “Para la implementación de la cultura del buen trato”, otras tienen el nombre de “Entornos protectores” y desde esas oficinas en las Iglesias locales, pero también como le dije en las Comunidades Religiosas Regionales, allí se ha implementado un acompañamiento a las víctimas, no sólo escucha, sino también de ir acompañando a ellas a las denuncias, tanto civiles como canónicas y después a todo el proceso de justicia y de reparación. Ciertamente falta mucho camino, pero creo que hemos iniciado y sobre todo, hay iniciativas muy interesantes en cada una de las Regiones. ¿Cuál es la realidad de los casos de abusos en América Latina, no solo en el ámbito eclesial, sino también en el seno de la familia y el ámbito civil? R.- Nosotros somos una cultura, y lo digo hablando de toda la cultura Latinoamericana y El Caribe, que quiere y ama a los niños, a las niñas, y a los adolescentes, y respeta a las personas vulnerables. Pero, sin duda alguna, también hay elementos de esa misma cultura que motiva al irrespeto, a la falta de delicadeza con los menores de edad, por ejemplo, hay ciertas actitudes permisivas en la música, en los bailes, en el lenguaje musical de los jóvenes que no son tan delicados y prudentes cuando se tiene que presentar estas cosas a los niños. Se ve una cierta tolerancia a un lenguaje muy hipersexualizado y todo esto pues genera una falta de respeto a los menores de edad. También se percibe en nuestra cultura Latinoamericana situaciones en las cuales se va tolerando ese abuso desde la familia, de la escuela, desde los contextos sociales y es la razón por la cual la Iglesia Católica tiene que unirse no solamente entre el las diócesis y las Comunidades Religiosas, sino también con las ONGs de la región y con los Estados para que juntos podamos reconocer que la violencia sexual, en abuso sexual, es un problema social. Fuente: Vatican News Entrevista a Monseñor Manuel Ali Herrera