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Episcopado al día

Mié 10 Mayo 2017

Diócesis de Quibdó se solidariza con el paro cívico en Chocó

Cierre de iglesias y reducción de acciones litúrgicas son algunas de las manifestaciones de la Diócesis de Quibdó para expresar su solidaridad con las movilizaciones que desde el día de hoy tienen lugar en Chocó con el fin de exigir, una vez más, soluciones de raíz a los problemas de la región. El paro cívico convocado por el comité cívico por la salvación y dignidad de Chocó pretende protestar por el incumplimiento del Gobierno Nacional frente a los acuerdos con los cuales se levantó un paro llevado a cabo nueve meses atrás. Según los voceros del comité, el 95% de lo pactado en aquella ocasión sigue sin cumplirse. Por eso el pliego de la movilización de este año mantiene puntos del pliego anterior, en el cual se exigía, entre otras cosas, construcción de un hospital de tercer nivel, garantía de acceso a servicios públicos y conexión vial entre Quibdó, Medellín y Pereira. Preocupa, de forma particular, la agudización del conflicto armado en el departamento. Con la salida de las FARC de algunas zonas se han intensificado los combates entre la guerrilla del ELN y grupos paramilitares, para hacerse con el control territorial, sin que la Fuerza Pública logre garantizar la seguridad de la población civil. Se multiplican las amenazas y los desplazamientos forzados. Nuevamente se están minando territorios de comunidades étnicas. La Iglesia local ha hecho un llamado para que los habitantes de Chocó exijan respuesta a sus derechos “dando signos de su tradición pacifista y evitando, consecuentemente, cualquier acto de violencia”. Para la Diócesis, la situación que vive la región hunde sus raíces en el abandono estatal y en prácticas de corrupción en los niveles nacional, departamental y municipal. Fuente: Revista Vida Nueva Foto: Tomada de Internet

Mié 10 Mayo 2017

Iglesia recuerda que Buenaventura requiere soluciones de impacto social

Monseñor Epalza Quintero invitó a que ningún habitante de Buenaventura se margine del paro, además animó para que las protestas se expresen de manera pacífica. A raíz del paro que está convocado para el 16 de mayo, el obispo de Buenaventura, Monseñor Héctor Epalza Quintero, afirmó que estas acciones recuerdan que se debe “vencer la indiferencia y fortalecer la solidaridad para alcanzar el bien común y no el bienestar de unos cuantos”. Si bien hay un acompañamiento y solidaridad con las exigencias de la población de Buenaventura, el prelado en un comunicado, precisó que esta iniciativa es liderada por organizaciones sociales del territorio. “Ni su Obispo, ni la Pastoral Social, son quienes organizan dicho paro cívico indefinido (…) la Diócesis de Buenaventura acompaña y se solidariza con las justas exigencias del pueblo bonaverense, pues dicho paro cívico indefinido demanda del Gobierno Nacional soluciones de gran impacto social, económico y ambiental”, puntualizó. “El gran problema de Buenaventura es vencer la indolencia y la indiferencia y su gran potencial será el sentido de pertenencia de sus habitantes, su compromiso y solidaridad para alcanzar el bien común como pueblo, no al bienestar de unos pocos” Dentro de los aspectos estructurales que demandan atención, precisa la comunicación, se encuentra: Cobertura en prevención, atención en salud de baja, media y alta complejidad, medicina tradicional. Recuperación y conservación de cuencas y otros ecosistemas estratégicos degradados. Cobertura, calidad y pertinencia de la educación básica, media técnica y universitaria. Fortalecimiento y promoción masiva de las prácticas culturales, recreativas y deportivas. Saneamiento básico e infraestructura, operación pública y comunitaria de los servicios públicos domiciliarios. Acceso a la justicia y reparación a las víctimas individuales y colectivas. Ordenamiento del territorio como hábitat para la vida y el bienestar colectivo, con reparación y nuevas viviendas para las familias. Fortalecimiento de la producción local, regional y otras medidas económicas, jurídicas y políticas que garanticen la generación de empleos y los ingresos requeridos por las familias. [icon class='fa fa-download fa-2x' link='']DESCARGA EL COMUNICADO[/icon]

Lun 8 Mayo 2017

"Como Abraham, voy a esta tierra con fe para servir en nombre de Cristo"

El prelado calificó esta encomienda como una gran oportunidad y pidió a los fieles mucha oración para que Dios le guie en esta nueva misión. Así lo expresó Monseñor Edgar Aristizábal Quintero, obispo electo de Yopal, al referirse al nuevo servicio pastoral que le ha sido encomendado y que espera cumplir “con fe, humildad, alegría y responsabilidad”. “Voy serenamente a una tierra que no conozco, con grandes retos para continuar este pastoreo y animar en la fe a sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y a toda la comunidad (…) Como Abraham quiero servir en nombre de Cristo, ayudar a evangelizar, anunciar la Palabra de Dios y brindar un servicio con caridad; sin duda, es una gran oportunidad”, enfatizó. De otra parte, el prelado se mostró agradecido con la Arquidiócesis de Medellín, con su obispo Monseñor Ricardo Tobón Restrepo y con los fieles por “las enseñanzas y confianza" que recibió durante los casi 6 años que sirvió como obispo auxiliar. “Ha sido una oportunidad bella para aprender y crecer en la fe (…) Gracias al arzobispo, al clero, comunidades religiosas y parroquiales; gracias por estar cerca de mí y les pido mucha oración para que Dios me ayude en esta nueva misión”. La Diócesis de Yopal fue creada el 29 de octubre de 1999 por Su Santidad Juan Pablo II. Está conformada por los municipios de: Sácama, Pore, Nunchía, Yopal, Pajarito, Recetor, Aguazul, Chámeza, Monterrey, Sabanalarga, Villanueva y parte de los municipios de Hato Corozal, Paz de Ariporo, Tauramena y el corregimiento de Morcote (Nunchía), que pertenecía a la Diócesis de Duitama – Sogamoso. Esta Iglesia Particular hace parte de la Provincia Eclesiástica de Tunja y está dividida eclesiásticamente en cuatro Vicarías Foráneas o Arciprestazgos.

Jue 4 Mayo 2017

Iglesia Católica presenta un balance de la ayuda que se prestó en Mocoa

30 mil litros de agua y 60 toneladas de alimentos son algunas cifras de la ayuda que prestó la Iglesia Católica en Mocoa. Monseñor Luis Albeiro Maldonado, obispo de Mocoa, hizo un consolidado de las ayudas humanitarias recibidas y explicó que todo se ha distribuido en los 16 albergues que se establecieron en la ciudad luego de la tragedia del 31 de marzo y 1 de abril que cobró la vida de más de 300 personas. El prelado puntualizó que las ayudas fueron entregadas en la cárcel municipal, en el hospital José María Hernández y en las 4 parroquias que congregan el mayor número de damnificados. “Se han entregado 30.721 litros de agua, 13 toneladas con elementos de aseo pañales, toallas higiénicas y guantes; 29.1 toneladas de ropa, calzado y frazadas; 212 colchones y colchonetas; 624 kilos de elementos de cocina y 60.6 de toneladas de alimentos”, afirmó. El prelado destacó que aunque los problemas aún no se han solucionado, el impacto se ha ido superando gracias a la ayuda y solidaridad de todo el pueblo colombiano. “Luego de un mes no se han resuelto todos los problemas, pero si se va saliendo de las situaciones más difíciles, especialmente de todo lo que genera el primer momento de impacto”. Monseñor Albeiro Maldonado resaltó la cercanía de los obispos, el apoyo brindado por parte del episcopado a través de la Pastoral Social, del clero de religiosos y religiosas, de los sacerdotes de la diócesis, del equipo de voluntarios diocesanos y de una serie de instituciones que han estado presentes. Finalmente, precisó que en este momento se requiere un trabajo coordinado para entregar las ayudas a quienes las requieren. En este marco recordó que es importante que el Estado asuma su tarea en la reconstrucción de las zonas que fueron devastadas por la avalancha y así superar este terrible suceso.

Vie 21 Abr 2017

Misericordia: Dios viene a nuestro encuentro

El segundo domingo de pascua se celebra en la Iglesia la llamada fiesta de la Divina Misericordia. Mons. Elkin Fernando Álvarez Botero, Obispo auxiliar de Medellín y Secretario General de la Conferencia Episcopal, nos entrega algunas pistas para comprender el significado de esta fiesta y para vivirla con profunda actitud de fe. ¿Cuál es el origen de la fiesta de la Divina Misericordia? El Papa Juan Pablo II, en el año 2000, decretó que el segundo domingo de pascua se continuara llamando de la “Divina Misericordia”. Ya lo había anunciado previamente en la ceremonia de canonización de Sor María Faustina Kowalska, quien es llamada “apóstol de la misericordia”. ¿Qué significa para los católicos la Divina Misericordia? Si bien el tema de la eterna misericordia de Dios aparece reiteradamente en los escritos bíblicos, considero que los católicos tuvimos oportunidad de reflexionar bastante sobre ella a partir de la celebración del Año de la Misericordia, que el Papa Francisco regaló a la Iglesia, a partir del 8 de diciembre del 2015 El Santo Padre, en la Bula con la que proclamó este Jubileo extraordinario, consignó una frase que me llamó poderosamente la atención porque resume el significado profundo de la Divina Misericordia: “Es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro; es la vía que une a Dios y al hombre”. Así, pues, la Divina Misericordia es el inmenso amor de Dios para todos, es la entraña misma de Dios, es la revelación de sí mismo. Misericordia significa que Dios es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia” (Sal 102, 8-9). Y todavía más: la misericordia es la revelación total de su amor en Cristo; por eso, Jesús es el rostro de la misericordia del Padre. Él fue enviado para mostrarnos el inmenso amor de Dios. ¿Tiene algún significado particular que celebremos la fiesta de la Divina Misericordia en la pascua? A mi modo de ver, el domingo escogido corresponde a una intuición particular de San Juan Pablo II. Y no podemos olvidar que él mismo partió para el cielo un día de la Divina Misericordia. Más allá de estos datos, existe estrechísima relación entre misericordia y misterio pascual, porque Dios nos ha revelado su mayor amor, el amor llevado hasta el extremo, en la pasión, muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo. El apóstol San Pablo atestigua en la carta a los Corintios que el núcleo de la fe es justamente el misterio pascual de Cristo: “que Cristo murió por nuestros pecados, según las escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las escrituras; que se apareció…” (1 Cor 15, 3-5). No se trata para nada de una muerte aparente, ni mucho menos de una resurrección metafórica. Cristo resucitó de verás; es un hecho histórico; no se puede limitar únicamente a una experiencia interior de los discípulos. Si fuera así, ¿habría Pablo insistido con tanta fuerza en el testimonio de Cristo resucitado?: “si Cristo no resucitó, nuestra predicación es vana y vana también su fe” (1Cor 15,13). No creo que aquí el apóstol esté hablando solo de una experiencia interna del resucitado. ¿Cómo sabemos de la misericordia de Dios? Ya he mencionado que Jesucristo es el rostro de la misericordia de Dios, la revelación completa y definitiva de su amor. Así que conocemos la Divina Misericordia en Cristo. Subrayo dos aspectos. En primer lugar, que la Encarnación, esto es, que Cristo, el Hijo de Dios se haya hecho hombre, es de por sí un acto de misericordia. Así lo dice San Juan: “En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados” (1Jn 4,10). Cristo es Dios con nosotros; es Dios verdadero y es Hombre verdadero. El Hijo de Dios tomó nuestra condición, sin dejar de ser Dios, y puso su “tienda” entre nosotros. Ilumina sobremanera el himno que aparece en la carta a los Filipenses: “Siendo de condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos” (Fil 2,7). En segundo lugar, que toda la vida de Jesús entre nosotros, que nos ha llegado de modo particular por los Evangelios, es un anuncio de la misericordia de Dios. El Evangelio, el anuncio del reino, los milagros y, finalmente, la pasión, muerte y resurrección, como ya lo he dicho, son revelación de la misericordia de Dios. Pero, algunos ponen en duda la historicidad de los Evangelios. Usted, ¿que dice al respecto? Transmito lo que nos dice la Dei Verbum del Concilio Vaticano II: “Nadie ignora que, entre todas las Escrituras, incluso del Nuevo Testamento, los Evangelios ocupan, con razón, el lugar preeminente, puesto que son el testimonio principal de la vida y doctrina del Verbo Encarnado, nuestro Salvador… La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al cielo” (n. 18-19). El testimonio de los Evangelios sobre la vida de Jesús y el anuncio del reino es muy claro. Es cierto que no podemos entender los Evangelios únicamente bajo el criterio de una crónica histórica al estilo moderno. Con el relato de los acontecimientos también va la confesión de fe. Los relatos bíblicos no nos dicen solamente qué pasó –el hecho y la forma de narrarlo-, sino también por qué pasó –el mensaje para la fe-. De tal manera que los textos de la Sagrada Escritura, especialmente los Evangelios, nos traen el acontecimiento histórico de Jesús de Nazaret con la confesión de fe de la comunidad. ¿Qué tiene que ver María con la Misericordia de Dios? María es Virgen y Madre en el pleno sentido de estas palabras; ella está unida indisolublemente al misterio de la misericordia de Dios. Él la eligió y la llenó de su gracia, justamente en orden al plan salvífico. Por eso, por gracia de Dios, fue preservada del pecado, es Virgen, Madre de Dios y Madre de la Iglesia. Ella, asunta al cielo, sigue intercediendo por sus hijos, discípulos amados, a quienes recibió en el momento de la cruz. Por todo lo anterior, llamamos a María Madre de misericordia. Así lo confiesa la Iglesia, la comunidad de los discípulos de Cristo, que ve en María su propio modelo. Foto: Tomada de Internet

Lun 17 Abr 2017

“El aporte del Papa Benedicto XVI fue inmenso”: Monseñor Elkin Álvarez

A propósito de los 90 años que cumplió el Papa Emérito Benedicto XVI, el Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), monseñor Elkin Fernando Álvarez Botero, aseguró que el legado de Joseph Ratzinger ha sido muy claro y abundante, sobre todo en su magisterio. El prelado destacó a Benedicto XVI como uno de los teólogos más grandes de la Iglesia. En ese marco, resaltó su “rico aporte” en la comprensión e implementación del Concilio Vaticano II. Sobre su renuncia, en febrero de 2013, recordó que esta acción deja la lección de una clara conciencia de que el peso de un pontificado debe ser llevado con todas las energías, aspecto que el Papa consideró no le eran suficientes. Benedicto XVI (Joseph Aloisius Ratzinger) nació en Marktl am Inn, Baviera, Alemania el 16 de abril de 1927 y fue el papa número 265 de la Iglesia católica. Resultó elegido el 19 de abril de 2005 tras el fallecimiento de San Juan Pablo II. El 11 de febrero anunció su renuncia al solio y el 28 la hizo efectiva. Tras ello, se celebró el cónclave del que resultó electo el cardenal Jorge Bergoglio, que tomó el nombre de Francisco.

Jue 16 Mar 2017

Iglesia acompaña desarrollo de infraestructura educativa en Guaviare

Como reconocimiento por su interés y acompañamiento en la mejora de la educación en el departamento de Guaviare, la Dirección Nacional del SENA invitó a monseñor Francisco Nieto Súa a poner la primera piedra en el lote donde se construirá un moderno edificio que posibilitará la adquisición de conocimientos y destrezas tanto a la población actual como a los cerca de 500 jóvenes que se reincorporarían a la sociedad con la implementación de los acuerdos de paz. Durante el evento en San José, capital del departamento, monseñor Francisco Nieto, actual obispo de la Diócesis de Engativá, quien estuvo a la cabeza de la Iglesia de Guaviare por cerca de cinco años, expresó su satisfacción por la labor que adelanta su sucesor, monseñor Nelson Jair Cardona, de quien dijo es una persona joven, dinámica, que tiene la energía para acompañar a las comunidades y apoyarlas en su desarrollo y bienestar tanto social como espiritual. También hizo un reconocimiento a los sacerdotes, religiosos y religiosas que “trabajan con profundo respeto con y por las comunidades indígenas, así como por las personas de todos los credos en este bello territorio que se proyecta como polo de desarrollo. El obispo pidió en oración al Espíritu Santo, “que ilumine nuestras mentes para que pongamos nuestra visión en los más vulnerables”. En el acto inaugural del lote de esta nueva sede del SENA el director nacional de la institución, Alfonso Prada, explicó que serán seis edificios entre los que se prevén espacios para robótica, laboratorios, polideportivo, gimnasio y cafetería, que permitirán a estudiantes obtener herramientas para laborales para la vida, y a los desmovilizados, dar su primer paso para la recuperación de sus vidas y sus familias. Fuente: Diócesis del Guaviare

Mar 14 Mar 2017

“El Papa visitará a todo un país”: Monseñor Misael Vacca Ramírez

Monseñor Misael Vacca Ramírez, obispo de Duitama Sogamoso, lamentó que el Papa Francisco no pueda visitar Boyacá, sin embargo recordó que la visita papal no es a una región, sino a todo un país. Así lo manifestó durante una entrevista con TOCA Stereo de Boyacá. El prelado aseguró que las ciudades que visitará el Papa representan a Colombia y que la decisión de no incluir a otras regiones se debió al temas de tiempo y posibilidades de acceso. “Fue muy difícil escoger más lugares debido al tiempo breve que tiene el Papa para esta visita pastoral”, explicó el obispo. Monseñor Vacca Ramírez recalcó que la comisión de obispos que trabajó la visita del Papa buscó que el Sumo Pontífice estuviera en el mayor número de sitios, pero esto fue imposible. Finalmente, encomendó a la Virgen María la visita del Papa Francisco y deseo que la presencia del máximo líder de la Iglesia permita que los colombianos nos reconciliemos, vivamos en justicia y paz.