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diócesis de Cúcuta

Sáb 1 Jun 2019

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Este domingo celebramos la Solemnidad de la Ascensión del Señor. En los evangelios encontramos dos textos que nos relatan este acontecimiento de fe, 40 días después del domingo de la Resurrección. San Lucas en el capítulo 24 (Lucas 24, 50-53) y San Marcos en el capítulo 16 (Marcos 16, 19) nos relata este acontecimiento particular en el cual Jesús, acompañado de los 11 discípulos Asciende glorioso hacia el cielo. El relato de este acontecimiento de la vida del Salvador es presentado, con más amplitud de detalles, por San Lucas en el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hechos 1, 9-11). En este relato, abunda en detalles y elementos precisos de este momento de la vida de Cristo y su despedida de esta tierra. En los relatos hay una clara y sentida realidad teológica: El envío de los Apóstoles a evangelizar y a predicar en toda la tierra. Es el mandato misionero de Jesús. Al oriente de la ciudad de Jerusalén, en la cúspide de una pequeña montaña, que comienza en el llamado Huerto de los Olivos, en el camino hacia Betania, se encuentra el monte de la Ascensión, donde el Señor vuelve al Padre, lugar significativo y de gran belleza, hoy ocupado por un lugar religioso de los musulmanes. Para nosotros es la oportunidad de celebrar esta Solemnidad en la liturgia, que trae a nuestra historia este hecho de la vida del Maestro. La Ascensión del Señor abre a la comunidad creyente las puertas de un bello y largo camino, el camino de la vida de la Iglesia y de la Evangelización, que terminará cuando se acabe esta historia dramática, llena de gozos y esperanzas, de pruebas y de dolor, en la que se mueve nuestra vida y la vida de la Iglesia. Dicen los Evangelios que Jesús fue preparando este momento de dos modos: En la Última Cena tras ofrecerse como alimento y vida de sus apóstoles, les prometió de diversos modos que cuando retornara al Padre les regalaría el don admirable del Espíritu Santo, como consta en los capítulos 14, 15, 16 del Evangelio de San Juan. Es la promesa del Consolador, del Paráclito, que nos servirá de abogado y que regala a la Iglesia la fuerza evangelizadora para predicar a Jesucristo como Salvador del mundo entero. En los Evangelios Sinópticos, en varias presencias suyas les anunció que el retorno al Padre era inminente y, finalmente los citó para despedirse y para enviarlos a anunciar la verdad y la vida a todos los pueblos. Podemos leer esto con atención y cuidado en el texto que hemos citado en los Hechos de los Apóstoles. Aquel día glorioso, la Ascensión, la celebrábamos en jueves, ahora, en la esperanza, el Domingo de la Ascensión nos centra en la familia que celebra la Pascua de Jesús, como cada semana, pero en el clima de envío y de misión que hace de los Bautizados. Un elemento central de esta fiesta y de los relatos de la Palabra de Dios, es que somos enviados a proclamar la vida de Jesús, a santificar la historia de la humanidad, a conversar con las culturas para hallar en cada pueblo las huellas del amor divino que el Espíritu Santo ha inscrito en cada ser humano. Estamos llamados a ANUNCIAR A JESUCRISTO, salvación y vida para todos los hombres y mujeres en la historia de la humanidad. Es aquí donde adquiere sentido la belleza de una Iglesia peregrina que proclama la fe, que muestra al mundo que Jesús, el Hijo de Dios, Dios verdadero, nos ha traído la misericordia que sana y salva, que ilumina y acompaña la vida. En esta fiesta tenemos que sentirnos comprometidos y, sobre todo, parte de la Iglesia que es misionera y anuncia una gran verdad, la Redención. Quiero resaltar esta dimensión, aquella jornada de la Ascensión inaugura la realidad misionera de una Iglesia que nació del costado traspasado del Señor para ser enviada al mundo, para ser puesta como la servidora más abnegada, más viva, más cercana al corazón de la humanidad, de una Iglesia en la que María sigue acompañando el camino de todos con la misma alegría con la que acompañó, en el cenáculo a los Apóstoles en la espera del Espíritu Santo (Hechos 2, 1-4). Este es el contexto de esta Celebración, de importancia litúrgica y misionera para nuestra Diócesis. Somos “Peregrinos” también en un mundo confuso en el que los enemigos de Cristo se empeñan en frustrar la obra de la salvación, en una sociedad sedienta de verdades auténticas, en una familia humana en la que, si bien no faltan los dolores, esta comunidad de creyentes que somos los Bautizados y Enviados, tiene la gloriosa tarea de ser el cuerpo vivo cuya cabeza, que es Cristo glorificado, ha abierto para siempre la puerta de la esperanza y tiene la perentoria indicación del Señor que la consagra como testigo del amor de Dios siempre, en todas partes, aun en medio de la adversidad. La Ascensión, con su carácter de SER ENVIADOS, es también día de oración por los comunicadores, para que, fieles a la verdad que salva, anuncien la esperanza, proclamen la paz, muestren cómo Dios sigue acompañando el camino de la historia y venciendo el poder de la mentira, del pecado, de la muerte, cada vez que se anuncia la salvación. Esta Solemnidad nos pone en la espera del don maravilloso del ESPÍRITU SANTO, que recibiremos en PENTECOSTÉS, donde el Don maravilloso de la fuerza de Dios vendrá para animarnos, fortalecernos y llevarnos a todos a dar testimonio de Cristo. Bautizados y Enviados, vayamos a ANUNCIAR A JESUCRISTO al mundo, a ser testigos del amor del Maestro, para dar vida a todos. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo Diócesis de Cúcuta

Mar 21 Mayo 2019

Pascua, ¡Alegría misionera!

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - ¿Por qué buscar entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado” (Lucas 24, 5-6). Estamos en el tiempo de la Pascua, el acontecimiento fundamental de la fe. Jesucristo ha resucitado y nos ha redimido. Esta afirmación nos llena de alegría y de esperanza, es el fundamento de nuestra identidad de cristianos. Cuanto hemos celebrado en los días de la Pascua, pueden aparecer en nuestra realidad como un lugar común, celebrar la pasión y resurrección de Cristo. Hechos que conocemos y tenemos impresos en nuestra mente, también por un fuerte componente de cultura y realidad social. Los invito para que reflexionemos en la centralidad de esta verdad y de este acontecimiento de salvación. Sólo entrando profundamente en esta verdad de fe, podemos obtener la salvación y encontrar una nueva vida en Cristo. Podemos mirar signos y símbolos, historias y hechos que nos parecen comunes y casi parte de la cultura o del entorno social en el cual nos hemos educado. Hay un misterio profundo que hemos vivido y que marca la historia de los hombres: La salvación que Cristo nos ofrece. Estos días hemos recorrido con Jesús su camino de dolor y de sufrimiento; lo hemos visto crucificado y experimentando el dolor humano, como ningún otro ser. De la muerte del Señor, de Él mismo surge una fuente de vida y de misericordia para todos nosotros. La muerte de Jesucristo y su sacrificio lavan y borran el pecado de todos los hombres, en todos los momentos de la historia humana, restableciendo una comunión con Dios que se había perdido por el pecado de los primeros hombres, que había roto el plan de Dios para la creación y para el sujeto humano. Esta verdad de fe, toca la existencia de cada uno de nosotros, profundamente, exigiendo una respuesta concreta y una forma de vida, un comportamiento existencial que corresponda a la fe que hemos aceptado. Hemos contemplado a Cristo que derrama su sangre, la entrega libremente por los pecados de los hombres. Uno de los grandes directores de cine de nuestro tiempo, M. Gibson en la “Pasión de Cristo”, nos ha hecho contemplar esta escena con gran fuerza y crudeza, incluso, llegando a escandalizar a muchos por las fuertes escenas que transmiten el dolor y la muerte de Cristo. Estos días son los días de la alegría y de la luz, de la esperanza y del gozo por esta nueva existencia que hemos recibido de Cristo, especialmente por el bautismo, por ese concreto signo sacramental, en el cual participamos del Señor y de su victoria. En la Cruz, hemos visto el “amor hasta el extremo” (Juan 13,1) El misterio de Cristo doliente es un misterio de amor, en el cual Él, sufriendo, restaura y renueva la vida de todos los hombres, haciéndonos capaces del cielo. En ese madero merecemos todos la justificación, al aceptar ese don de Cristo. Pascua es restauración, renovación, actualización del plan de Dios para los hombres, en el tiempo y en la historia Él, Jesucristo, hace nuevas todas las cosas (Apocalipsis 21, 5). Es una buena noticia, que se sigue con el mejor de los anuncios: Dios ha cumplido sus promesas al resucitar a Jesús de entre los muertos (Hechos 13, 32-33). Esta es la verdad, el centro de nuestra fe cristiana. Cristo con su resurrección de entre los muertos, ha vencido a la muerte y nos ha dado una nueva vida. Cada uno debe vivir esta experiencia de aceptación, en la fe, de la salvación que Jesucristo ofrece a todos los hombres en el tiempo y en la historia. Allí debe presentarse la respuesta generosa de cada hombre al plan de Dios. Querido hermano en la fe, este es el centro de nuestra fe. No creemos en un muerto, no miramos solamente el misterio grandioso y redentor de la Cruz, sino que creemos en Cristo Glorioso y resucitado, vencedor del mal y de la muerte. Este es el ANUNCIO DE JESUCRISTO, que hacemos a todos los hombres de nuestro tiempo. De este anuncio gozoso, alegre, de la alegría que regala Cristo Vencedor de la muerte, surge la DIMENSION MISIONERA de nuestra Iglesia, tenemos que ser misioneros y difusores de este mensaje de vida, para que todos en la tierra tengan vida y una vida que es eterna, que no pasa, que supera las condiciones humanas y de limitaciones del hombre. Los relatos bíblicos de la resurrección de Cristo nos regalan premura para anunciar a Cristo (Magdalena va a buscar un muerto y se encuentra la noticia gozosa de Cristo viviente (Marcos 16, 1; Lucas 24, 1). Pedro y Juan corren también al sepulcro a corroborar el sepulcro vacío (Lucas 24, 9ss) y San Pedro confirma esta verdad de fe. La fe fue transmitida por la palabra y el testimonio de vida de los Apóstoles y de los primeros cristianos. Hoy en nuestro tiempo, en nuestras circunstancias tenemos que ANUNCIAR A CRISTO y con gran celeridad llevar su mensaje a todos los hombres. Cristo es nuestra Paz (Efesios 2, 14), que nos regala la alegría de la esperanza (Romanos 12, 12). Cantemos todos la alegría de Cristo Resucitado verdaderamente de entre los muertos, para salvarnos y darnos nueva vida. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Vie 12 Abr 2019

Diócesis de Cúcuta y Corponor le dicen ¡no! a la palma de cera

En el marco de la campaña: "Porque la Vida es Sagrada, Vive esta Semana Santa en Paz con la Naturaleza” que adelanta la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), se ha unido la Diócesis de Cúcuta, para reafirmar el compromiso con el cuidado del medio ambiente. Este miércoles 10 de abril, en las instalaciones de la curia diocesana, fueron entregadas de manos del director general de Corponor, Gregorio Angarita Lamk, 4 mil palmas al Obispo de la Diócesis de Cúcuta, Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, las cuales tienen como destino ser sembradas en cada una de las comunidades parroquiales de la ciudad de Cúcuta. El fin de esta iniciativa es promover la protección de los recursos naturales y el no uso de la palma de cera durante la celebración de la Semana Santa, ya que esta palma tarda más de 20 años en crecer y es la vivienda de muchas especies silvestres. Entre las 4 mil palmas recibidas por esta Iglesia particular se encuentran dos especies: palma areca y palma real o también llamada palma de Cúcuta. Monseñor Víctor Manuel expresó que en la vida litúrgica, es un compromiso cuidar el medio ambiente, “como lo llama el Papa Francisco en Laudato si’: la casa común”, refiriéndose a la Encíclica de Su Santidad, publicada en el 2015, donde hace un llamado urgente sobre el daño que el ser humano causa por el uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto en este planeta. Por su parte, el director de Corponor manifestó que este acto es una invitación para que el Domingo de Ramos, se siembre vida y adquirir el compromiso de “no comprar palma de cera, no permitir que se comercialice nuestro árbol nacional y sobre todo, que podamos sembrar palmas para que en el futuro haya mayor conservación ambiental”. Angarita Lamk, afirmó que “gracias a la Diócesis podemos llegar a todas las comunidades, enviando el mensaje de compromiso, de sembrar y cuidar”. Además aseguró que otras 15 mil palmas van a ser entregadas en el departamento y que su distribución será canalizada por la Iglesia católica. Fuente: Of. de comunicaciones diócesis de Cúcuta

Jue 28 Mar 2019

Peregrinación de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá llega a Norte de Santander

El cuadro peregrino de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, que se encuentra en un recorrido por el país con motivo del centenario de su coronación próximo a cumplirse este 9 de julio, llegará a Norte de Santander. Los frailes dominicos coordinan esta visita para llevar a cada Diócesis y Arquidiócesis un mensaje de reconciliación y renovación bajo la figura de María. El lienzo de la reina y patrona de los colombianos será recibida por la Diócesis de Cúcuta el sábado 30 de marzo, alrededor de las 12 del mediodía se celebrará la Sagrada Eucaristía en la Catedral San José, presidida por Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de esta Iglesia particular. La réplica del cuadro de la Virgen de Chiquinquirá arribará a La Garita, decanato de San Pablo (Los Patios) y estará en las parroquias: Catedral San José de Cúcuta, San Martín de Porres, San Luis Gonzaga, Nuestra Señora del Rosario de Monguí y San Antonio de Padua (El Zulia); entre otros lugares. Su visita se extenderá hasta el martes 2 de abril, donde partirá hacia la Diócesis de Ocaña, para continuar reuniendo a la comunidad con el propósito de renovar la fe y rezar a la madre de todos los colombianos por la reconciliación del país.

Mar 19 Mar 2019

Un millón de raciones para los venezolanos

Ante la grave crisis que vive la frontera colombo-venezolana, la Iglesia católica, la Diócesis de Cúcuta, siguiendo cuanto nos enseña el Señor en su Evangelio: “Porque tuve hambre y me dieron de comer”…. (Mt. 25, 35), desde el 5 de junio de 2017 a la fecha, ha distribuido UN MILLÓN DE RACIONES (almuerzos y cenas) y otro tanto más en desayunos en la Casa de Paso Divina Providencia. Llegamos a esta cifra en la Solemnidad de nuestro patrono San José, quien nos ha ayudado propiciando la presencia de muchos voluntarios y donantes para atender estas urgentes necesidades, buscando ser hospital de campaña como bien nos lo recuerda el Santo padre Francisco “la Iglesia se parece a un hospital de campaña a donde llegan personas heridas buscando la bondad y cercanía de Dios”. Sea la ocasión para elevar nuestra oración de acción gracias a Dios por quienes mantienen en pie esta obra de caridad. Los ochocientos católicos voluntarios, religiosos y religiosas, sacerdotes y diáconos, donantes, coordinados por el Padre José David Caña Pérez, hacen posible que la Diócesis de Cúcuta se convierta en profecía de la caridad de la Iglesia. Gracias a nuestros donantes: (Programa Mundial de Alimentos (PMA), Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), CARITAS INTERNATIONALIS, ADVENIAT, Conferencia Episcopal de los Estados Unidos). Animamos a todas las personas de buena voluntad y organizaciones a continuar ejerciendo la caridad con los más pobres y necesitados. El Señor en su infinita bondad bendice a las familias cucuteñas por la generosidad y disponibilidad que han tenido desde el comienzo de la crisis fronteriza para servir con amor a su prójimo. Así lo vemos en ocho comedores de caridad que al estilo de la Casa de Paso la ‘Divina Providencia’ abren sus puertas diariamente para acoger a los hermanos, colombianos retornados y venezolanos que se encuentran en los barrios periféricos de la ciudad. Hoy 19 de marzo hacia el mediodía (12:00 m.), Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo de Cúcuta, presidirá una oración de gracias en la Casa de Paso ‘Divina Providencia’.

Mié 13 Mar 2019

Profanan la parroquia Nuestra Señora de Torcoroma en Cúcuta

Según lo informó la diócesis de Cúcuta en la madrugada de este lunes 11 de marzo, desconocidos ingresaron a la parroquia Nuestra Señora de Torcoroma, y se llevaron el Sagrario que guardaba copones y hostias consagradas. En un comunicado explicaron que los ladrones robaron “sacrílegamente el más preciado don que la Iglesia posee, el Cuerpo de Cristo Nuestro Señor”. “Con reverencia y amor conservamos el Cuerpo de Cristo en los Sagrarios, para la comunión de los fieles y para la adoración eucarística. La celebración de la Eucaristía y el culto de las Especies sagradas, perpetúan en el tiempo y en la historia la vida de la Iglesia y fortalece la vida cristiana”, añadió el mensaje de la diócesis. “La profanación de la Eucaristía, su robo, es un sacrilegio que nos duele y llena de tristeza. El robo de las Especies eucarísticas toca lo más profundo de la fe en nuestra comunidad cristiana, es una herida profunda que debe entristecernos a todos, a cada una de nuestras comunidades”. Ante el robo del Sagrario, la diócesis señaló “no podemos quedar inmóviles. Exigimos a los autores de este grave sacrilegio restituir dignamente las Sagradas formas”. “Quienes han robado el Santísimo Sacramento, son reos de graves penas en la Iglesia. El Código de Derecho Canónico establece: ‘Quien arroja las especies consagradas, o las lleva o retiene con una finalidad sacrílega, incurre en excomunión latae sententiae, reservada a la Sede Apostólica’”. La Diócesis de Cúcuta señaló además que “se suspenderá el culto sagrado en la Parroquia de Nuestra Señora de Torcoroma, hasta que celebremos un Acto de reparación y penitencia, unido a la celebración de la Santa Misa, el próximo jueves 14 de marzo 2019, a las 6 pm, que presidirá el Obispo de Cúcuta, Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid”.

Dom 10 Mar 2019

Jurisdicciones presentes en Expocátolica

El común denominador de los expositores de las cinco jurisdicciones eclesiales que visitaron Bogotá en Expocátolica 2019, fue el trabajo social en favor de los más vulnerables y necesitados. Artesanías de exportación desde la puerta al Llano La Pastoral Social de la Arquidiócesis de Villavicencio, durante la feria estuvo exhibiendo artesanías pintadas en acrílico y porcelana, fibras en algodón tejidas y tarjetas en materiales naturales, elaboradas por niños y jóvenes con capacidades diferentes. “Estamos animando a la gente para que se sensibilice frente al proceso de desarrollo de las personas con diversidad funcional” comentó la Hermana Elsa Salazar, Subdirectora de la Pastoral Social de esta Jurisdicción. Añadió: “trabajamos con ellos desde que son niños y luego adultos, les ayudamos en la comercialización con el objetivo que generen algún ingreso y dejen de ser una carga total para sus familias”. Este programa que lleva 14 años cuenta hoy con 150 beneficiarios que son acompañados con un equipo interdisciplinar de 10 personas, también tiene el apoyo solidario de la Fundación Caminos de la Esperanza de Alemania quien ayuda en la exportación de los productos en ese país. Dentro de otras obras que atiende esta Jurisdicción, está el Banco de Alimentos Papa Francisco que atiende 800 familias al mes a través de entregas en los barrios de los sectores más vulnerables de la capital del departamento del Meta; y el Banco de Ropa Madre Teresa de Calcuta que contribuye a solucionar la necesidad de vestido de 400 familias al mes. Mejoramiento de viviendas pobres en Barranquilla En un espacio experiencial, la Arquidiócesis de Barranquilla “quiso ambientar una vivienda humilde del departamento del Atlántico, la cual se ha beneficiado con el programa de mejoramiento de vivienda focalizado en elaboración de pisos”, así lo expresó Danilo Gómez Iglesias, director de la Pastoral Social. Esta acción se da en respuesta a que muchas viviendas tienen pisos en tierra y el propósito de este programa, que nació en el año 2013, es que las familias reciban los materiales de construcción así como la capacitación para la elaboración de sus pisos. Según el director de Pastoral, a la fecha han sido beneficiadas 4.850 familias que además de poder tener un espacio más cómodo para vivir, puedan mejorar sus relaciones de convivencia con su familia y vecinos, esto a través del acompañamiento de trabajares sociales y psicólogos que ayudan a fortalecer el tejido social de estas comunidades. “Este proceso ha animado a otras jurisdicciones como a las Jurisdicciones de Montería, Cartagena y Sincelejo, para conocer la experiencia e implementarla. Con ellos hemos compartido la metodología y hoy en día tienen un número importante de pisos realizados” puntualizó Gómez iglesias. De otra parte, en este mismo stand, a través de una actividad recreativa con una sopa de letras esta Jurisdicción dio a conocer La Catedratón, que busca recaudar fondos para construir templos en barrios muy pobres en esta ciudad. Cabe resaltar que esta obra en 15 años ha logrado construir 110 templos. En Cali se trabaja por alejar a niños y jóvenes de la guerra Por su parte, en el stand de la Arquidiócesis de Cali, Pedro Cárdenas, Coordinador de la Pastoral de Catequesis, exaltó el trabajo que se realiza con jóvenes mayores de edad que han estado inmersos en dinámicas de violencia (pandillismo, oficinas de cobro, narcotráfico), comentó que a través de este proceso han logrado que 210 de ellos estén trabajando. Añadió que hoy a través del programa Arrancando los niños de la guerra, “son 200 niños que a través de la cultura, el deporte, la recreación, el acompañamiento psicológico y espiritual se han alejado de esos ambientes hostiles”. Más de un millón de raciones para migrantes venezolanos La Diócesis de Cúcuta, dio a conocer sus medios de comunicación orientados a la evangelización como son: emisora Vox Dei Cúcuta y el periódico la Verdad. Según el padre Diego Eduardo Fonseca Pineda, Subdirector del Centro de Comunicación de esta Jurisdicción, estos medios han estado al servicio de dos obras principales. La primera es la Casa Divina Providencia, “donde ofrecemos una ración de comida diaria para los hermanos que pasan por la frontera, llegando a 5 mil almuerzos diarios y un millón de personas que se han alimentado desde 2017”. La segunda acción busca fortalecer el hogar para niños vulnerables de la Diócesis y también una guardería para niños migrantes venezolanos, en esta ocasión para esta causa están animando desde Expocátolica a hacer donaciones a la Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes. Bogotá: camino, verdad y vida La Arquidiócesis de Bogotá contó con tres ambientes denominados camino, verdad y vida, los cuales fueron planteados en un concepto de ciudad con elementos urbanos de la capital colombiana (edificios, transporte, naturaleza). El primer ambiente (camino) contó con una foto museo, que mostró la oferta pastoral en formación de la fe en proyectos de evangelización de la juventud, de la familia, iniciación cristiana entre otros. En el segundo (verdad) se presentó la oferta educativa de la Arquidiócesis que cuenta con 19 colegios, una universidad, un Seminario Mayor y Diaconado Permanente. En el tercer ambiente (vida) se encontró toda la oferta social, así como el trabajo del Banco de Alimentos, la Fundación de Atención al Migrante, entre otras. Es de destacar el trabajo social realizado de manera conjunta con las diócesis de la Provincia Eclesiástica de Bogotá (Zipaquirá, Facatativá, Girardot, Engativá, Fontibón, Soacha y el Obispado Castrense), a través del proyecto caminar en la esperanza que busca prevenir y acompañar terapéuticamente a quienes son dependientes a diversas adicciones, así como a sus familias. “Este programa lleva dos años y en Bogotá 16 parroquias se han vinculado con personas que se están formando para asistir en este proceso a afectados por este flagelo”, mencionó Olga Monrroy, Secretaria General del Centro de la Dimensión de lo Social. En este stand de igual modo, el padre Wilfran Oyola García, Director Ejecutivo de la Fundación de Atención al Migrante de esta Jurisdicción, informó que en el último año en los distintos centros de acogida han atendido a más de 16 mil personas y anunció que están trabajando este año en “un proyecto que pretende abrir nuevos centros de atención en parroquias en Usme, Ciudad Bolívar, El Centro y El Codito, con el fin de brindar una mejor atención a los migrantes que están en la ciudad, especialmente con los que tienen vocación de permeancia”. El sacerdote explicó que en estos lugares van a acoger a la población en situación migratoria en temas de salud, nutrición, acompañamiento psicosocial y jurídico, así como serán puente para que puedan acceder a un empleo o a capacitación.

Lun 4 Mar 2019

Ser la profecía de la caridad en la frontera

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - Es un drama humano, de tristeza y dolor el que vivimos actualmente en la frontera. La Diócesis de Cúcuta tiene dos de los puentes que unen a Venezuela y a nuestra nación, Colombia: los puentes Simón Bolívar y el General Santander, tenemos también el nuevo puente de “Tienditas”. Por ellos pasan diariamente entre 45 y 70 mil personas para aprovisionamiento de alimentos o para buscar atención médica y hospitalaria, como para hacer provisión de todo cuanto falta en la hermana nación, también para emigrar a Colombia o a otras naciones de América Latina. Desde el inicio de esta crisis, en agosto de 2015, hemos querido poner a Cristo en el corazón y en la vida de estos hermanos que sufren, dando esperanza y aliento a sus urgencias y necesidades. La caridad de Cristo nos ha inspirado y el Padre José David Caña y un grupo de más de 800 servidores, miembros de grupos apostólicos y Movimientos Eclesiales han asumido este servicio a los necesitados. Precisamente, este drama ha comenzado desde el día 17 de agosto de 2015, cuando inició la deportación de más de 22 mil colombianos desde Venezuela. Es esta la historia que nos ha unido fuertemente, la frontera en esta zona es algo “vivo”, donde familias están emparentadas desde siglos pasados, se cruzaba con libertad y fraternidad en ambos lados del territorio. Ciertamente esta situación de dolor del pueblo venezolano nos afecta a todos. Nuestra Diócesis y especialmente nuestra ciudad de San José de Cúcuta han aumentado notoriamente el asentamiento de personas en las periferias pobres de la ciudad. Muchas parroquias han recibido centenares de familias. Solo una parroquia, la Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza ha tenido el asentamiento de más de 1500 familias en el transcurso de un año. Esta emergencia ha suscitado también la urgencia de otras necesidades que tienen que resolverse: son más de 6.000 niños venezolanos que vienen a las escuelas en nuestra ciudad. El área metropolitana de Cúcuta tiene más del 20% de desempleo y una tasa de informalidad del 75%, personas que trabajan sin sus aportes a seguridad social, buscando de alguna manera completar sus necesidades. En nuestros centros de atención, la Casa de Paso y los comedores de caridad, entregamos unos 10.000 almuerzos diarios. Solo la Casa de Paso la ‘Divina Providencia’ entrega unas 5.000 raciones calientes cada día, sin contar cuanto entregamos al final de estas, lo que llamamos con gracia, “el repele”, que es pasta , atún y alverjas, con un pan. Entregamos también otro tanto en ocho (8) parroquias de Cúcuta: Parroquia Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de los Dolores, Jesús Cautivo, La Sagrada Familia, San Antonio, Inmaculado Corazón de María, Nuestra Señora de Fátima, Comedor La Misericordia, San Alberto Hurtado. Esta situación ha sacado lo mejor de nuestra Diócesis, son 800 voluntarios que atienden esta emergencia de humanidad y de caridad. Los agentes pastorales, los miembros de los movimientos apostólicos, los sacerdotes, los diáconos y religiosas atienden a estos hermanos con necesidades. Hemos repartido un millón de raciones en 18 meses, ordenadamente, a personas en grandes necesidades. También hemos procurado atender en un dispensario médico a unas 800 personas diariamente, con cuatro médicos, solo para la entrega de medicinas en atención y direccionamiento hacia los hospitales. Nuestro gran aliado es San José, que procura los alimentos y trae a los servidores que entregan su tiempo y su amor a estos hermanos en “la caridad de Cristo”. La Iglesia Católica, está dando esta ayuda desde hace más de tres años, hemos entregado muchos alimentos a hermanos que sufren y tienen necesidad, muchas toneladas de amor y caridad. En ocasión de la Navidad 2018, el Nuncio Apostólico, Monseñor Luis Mariano Montemayor, entregó más de tres toneladas de alimentos en nombre del Papa Francisco a familias venezolanas en Cúcuta, para hacerles vivir el nacimiento de Cristo con más alegría. También, un grupo de médicos y enfermeras que trabajan por los enfermos y necesitados han prestado su ayuda para el cuidado de los enfermos y de los niños, entregando medicinas gratuitamente. Esa ayuda es urgente, necesaria, esperada por muchas madres de familia, por ancianos. Muchos venezolanos sienten cansancio, manifiestan la tristeza por ver a su nación en estas circunstancias, esperan con fe en Dios que puedan retornar a condiciones de vida digna, donde no les falte el pan y la atención médica. Tenemos delante de nosotros el drama de familias enteras que caminan por Colombia buscando el pan y un poco de abrigo. Es la hora de la oración y la petición a Dios por estos hermanos que tanto lo necesitan. Sigamos todos apoyando la caridad y el cuidado a estos hermanos que en otros momentos nos ayudaron y acogieron. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de Cúcuta