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Ustedes son luz del mundo
Tags: predicación orante Liturgia evangelio Iglesia episcopado colombiano
QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Febrero 5 de 2023
Primera Lectura: Isaías 58, 7-10
Salmo: 112(111), 4-5.6-7. 8a y 9 (R. 4a)
Segunda Lectura: 1Corintios 2,1-5
Evangelio: Mateo 5,13-16.
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
A la luz de la Palabra de Dios que se proclama en este día:
• El creyente está llamado a ser testigo y reflejo del amor de Dios en el mundo.
• La misión del cristiano, como sal y luz, es transformar el mundo en nombre de Dios.
• El compromiso creyente y la fuerza de la fe no se basan sólo en las cualidades personales, sino en la disponibilidad para ser sacramento de la misericordia de Dios.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
Las lecturas de este Domingo –a poco más de dos semanas de iniciar el camino cuaresmal-, retoman algunos de los signos bautismales que caracterizarán la celebración de la Pascua. Así, el texto de Isaías plantea como un imperativo divino la fraternidad y la solidaridad con los más necesitados. Practicando la misericordia Dios se hace cercano y hace que la luz, signo de vida, brille en medio de la oscuridad.
En el mismo sentido el salmo alaba al hombre que teme al Señor y que brilla en medio de las tinieblas como una luz. También alaba al creyente que administra sus bienes con justicia.
San Pablo al escribir a la comunidad cristiana de Corinto, a la que había evangelizado unos años antes después de pasar por Atentas y su Areópago, evoca ese encuentro que debió ser bastante difícil: Corinto era una ciudad con mucha riqueza y con una moralidad muy deteriorada. Los valores del Evangelio debieron enfrentar muchas dificultades antes de que se hicieran vida en la vida de los corintios. Cuando Pablo vuelve la mirada sobre este proceso, invita a la comunidad a tomar conciencia de que fue obra de Dios, y no fruto de una astuta estrategia, de la capacidad persuasiva de Pablo o de su hábil oratoria. A pesar de la fragilidad y el temor del apóstol, Dios hace su obra y es él el que funda la fe de los corintios.
Finalmente, el Evangelio retoma el sermón del monte para plantear un imperativo: los creyentes deben ser como la sal que da sabor a la tierra y como la luz que ilumina el mundo, para que toda la humanidad pueda experimentar la misericordia del Padre en las buenas obras de los discípulos.
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
El contexto de la lectura del profeta Isaías es la práctica del ayuno que realiza el pueblo de Israel al volver del exilio, a finales del siglo V a.C. El profeta critica a los que imponen privaciones al cuerpo, pero no cambian el corazón. El verdadero ayuno es el que orienta la vida a practicar la justicia, la fraternidad y la solidaridad. El profeta no se cansa de insistir en la importancia de ser sensibles frente a quienes pasan necesidad y al final de la lectura introduce el tema de la luz que se retoma en el salmo y en el Evangelio de la lectura de hoy.
Es importante pensar en que, ni en la época de Jesús ni en la de Isaías, existía luz eléctrica, ni bombillos ni interruptores, ni fósforos ni encendedores, ni postes ni luminarias, ni pilas o baterías. Mucho menos teléfonos celulares con aplicaciones de linternas. La noche era un verdadero peligro y la luz un preciado tesoro. Cuando Jesús invita a sus discípulos a ser luz del mundo inmediatamente hace venir a su mente las palabras del salmo: “en las tinieblas brilla como una luz el que es honesto, compasivo, misericordioso y justo”. Por eso la meditación del texto completo del salmo 112 (111) nos invita a confrontar nuestra vida para ver si en nuestras acciones estamos siendo misericordiosos o si hemos dejado endurecer el corazón.
Esa misión de ser luz del mundo fue confiada a Israel en el Antiguo Testamento y ha sido encomendada con mayor radicalidad a la Iglesia: manifestar, a lo largo de la historia y en todos los contextos y culturas, la misericordia de Dios por medio de obras concretas, verificables.
En la misma línea se ubica la misión que Jesús encomienda a sus apóstoles para que sean como “una ciudad puesta en lo alto de un monte” (v. 14). Es común encontrar vestigios de ciudades y construcciones de antiguas culturas en la cima de los montes: la altura no sólo ayudaba a prever los ataques y facilitaba la defensa, sino que se constituía en bastión para toda la región. Pero cuando Jesús hace esta exhortación no invita a asumir un comportamiento llamativo o a tocar la trompeta cuando se practica la justicia o se hace limosna. Lo que hace es evocar la imagen presente en la mente de cualquier judío que proclama a Jerusalén y al monte del templo del Señor como una fuente de bendiciones para todos los pueblos (cf. Is 2, 2-5). A partir de entonces, ya no será Jerusalén sino la comunidad de sus discípulos la que irradiará bendiciones y a la que acudirán todas las gentes que buscan saciar sus necesidades, problemas y angustias.
Tal vez la misión más difícil de entender es la primera que señala Jesús cuando indica la misión de ser “sal de la tierra” (v. 13). Aunque hoy en día las prescripciones médicas invitan a reducir su consumo para no afectar la tensión, na de las principales funciones de la sal es dar sabor a los alimentos. Por eso desde siempre la sal ha sido símbolo de sabiduría y en ese contexto Jesús invita a sus discípulos a ser testigos de una sabiduría que llene de sabor la vida de los que les rodean, que alimente sueños y esperanzas, que conforte en los momentos de lágrimas y sufrimientos.
Pero cuando no existía energía eléctrica ni se habían inventado las neveras, la sal cumplía otra función imprescindible y era conservar los alimentos. Todavía nos quedan vestigio de ello en el pescado salado y en la carne oreada. En el mismo sentido, el cristiano debe ser sal de la tierra e impedir que el mundo se corrompa, se dañe, se pierda, se descomponga. La proclamación y vivencia de los valores del Evangelio son un testimonio que transforma la realidad y que ayuda a hacer visible el proyecto amoroso de Dios sobre el mundo.
Finalmente, la sal también cumplía una función contractual: garantizaba la inviolabilidad de los pactos y servía como medio de pago de los mismos (por eso incluso hoy en día la retribución por un trabajo se llama “salario”). También los cristianos son sal de la tierra en cuanto testimonian con sus obras que Dios es siempre fiel a su amor, cuando a través de nuestras buenas obras hacemos presente la misericordia del Señor.
Y es en este contexto que se puede orientar la comprensión de la segunda lectura: así como san Pablo recuerda a los Corintios que a pesar de su fragilidad Dios se hizo presente por medio suyo para transformarles la vida, Dios se sigue haciendo presente en el mundo por medio de cada uno de nosotros. El Señor necesita de nuestra inteligencia, de nuestras manos, de nuestras obras, de nuestras palabras para hacer presente su misericordia, su amor y su ternura.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Hagamos nuestra y hagamos vida las palabras de la oración colecta de la misa del jueves siguiente al miércoles de ceniza: “Que tu gracia, Señor, inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como su fuente y tienda siempre a ti, como a su fin”.
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Recomendaciones prácticas:
• 11 de febrero, Jornada Mundial de Enfermo. Promover la lectura del Mensaje del Papa para esta fecha.
• Es una de las fechas más oportunas para motivar, preparar y desarrollar la jornada parroquial de los enfermos ya que, reuniéndolos en el templo para la celebración eucarística, se les puede ofrecer también los sacramentos de la Reconciliación y de la Unción de Enfermos.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Nuevamente nos reunimos como familia creyente, para celebrar, en este primer día de la semana, la Victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado. Y muy en continuidad con la fiesta de la Presentación y de la Candelaria que celebramos hace unos días, hoy el Señor nos exhorta a ser sal de la tierra y luz del mundo, a ser fraternos y solidarios. Participemos en este banquete del amor de Dios para que salgamos renovados a ser testigos de su misericordia.
Monición a la Liturgia de la Palabra
No necesitamos ser perfectos para ser sal de la tierra y luz del mundo. San Pablo nos recuerda que es Dios quien realiza su obra a través de nosotros y que sólo debemos dejar que el Espíritu siga haciendo milagros y prodigios siendo dóciles a su acción y sensibles frente a las necesidades del mundo y de nuestros hermanos. Dispongamos a escucha con fe la Palabra que va a ser proclamada.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Dirijamos al Señor nuestras súplicas, con la certeza de que nuestro Padre siempre nos concede lo que más nos conviene.
R. Escúchanos, Padre de bondad.
1. Por el Papa, los Obispos y todos los ministros que ejercen el servicio de pastorear la Iglesia, para que mantengan un corazón dispuesto a velar por las ovejas de sus rebaños, atiendan sus necesidades y salgan alegres al encuentro de muchas otras que necesitan acercarse al Señor.
2. Por las autoridades civiles, militares y de policía del mundo y de Colombia, para que impulsen políticas y estrategias en beneficio de los más pobres y desamparados.
3. Por los que aún desconocen o no reconocen la misericordia de Dios, para que encuentren en el camino pastores buenos que los animen a hacer parte del rebaño del Señor.
4. Por los que sufren y pasan necesidad, para que experimenten la fuerza de Dios y la solidaridad de los creyentes, y nunca se dejen vencer por las dificultades de la vida.
5. Por todos nosotros, para que siempre encontremos descanso y consuelo en el corazón misericordioso del Hijo de Dios.
Oración conclusiva
Escucha Padre,
las súplicas que te presentamos,
por intercesión de tu Hijo,
Jesucristo, Nuestro Señor.
R. Amén.
Peregrinos de Esperanza
Vie 31 Ene 2025
“El divorcio exprés”: una píldora que no sana
Lun 2 Dic 2024
Vie 3 Ene 2025
Hemos visto salir su estrella y venimos a adorar al Señor
SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOREnero 05 de 2025Primera lectura: Isaías 60,1-6Salmo: 72(71), 1-2.7-8.10b-11.12-13 (R. cf. 11)Segunda lectura: Efesios 3,2-3a.5-6Evangelio: Mateo 2,1-12I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLas lecturas de este domingo del tiempo de navidad apuntan, como no podría ser de otra manera, a la presentación clara de Jesús hecho hombre entre los seres humanos. Es una suma de bienes, comenzando por la luz, lo que supone la presencia de Dios vivo; y mucho más allá de una sensación de placer es la realidad palpable de la inclusión de todos los hombres en el plan divino de la salvación. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Reconocemos en este texto del final del profeta Isaías un anuncio gozoso de la llegada de la luz; sin embargo, es como si la luz en sí no bastara para anunciarse por sí misma, hace falta quien la pregone; de hecho, el profeta ordena, impone el aviso: la luz ha de ser proclamada, el cambio de suerte de la oscuridad a la luz, de la opacidad al resplandor, de la pobreza a la riqueza no es algo que de suyo se suponga, sino que tienen un fuerte componente misional. Ya no es una esperanza, sino una certeza; el pregonero no invita a esperar sino a reconocer y a disfrutar. Es por eso que el Salmo 72, mesiánico por excelencia, se inscribe en este horizonte de los bienes de Dios presentes y no duda en describir la nueva situación como bienaventurada y dichosa, no hay que esperar ya al mesías, está presente y aquí están las maravillas asociadas a tanta grandeza.Pero mal haría el creyente en suponer que los dones de Dios son algo etéreo que da alegría como una sensación y como una emoción que, según su nombre lo indica, es algo que se mueve, se desplaza y como tal se puede fugar o acabar. La carta a los efesios es categórica cuando dice que se trata de algo que se conoce, de lo que se es consciente y que además tiene incidencia en la vida real, pues el misterio de Cristo ha sido revelado en favor de los no creyentes para que sean coherederos, miembros del cuerpo de Cristo Jesús y partícipes de la promesa, que ahora se ha revelado y cumplido. Finalmente, el evangelio según san Mateo, en este episodio hermoso de la adoración de los magos, nos regala la imagen que reúne todos componentes de luz, bienes mesiánicos, promesas cumplidas y certezas para el creyente. Son las distintas escenas, desde el lejano oriente hasta la humildad del pesebre de Belén, las que componen el mosaico preciso de la presencia plena de Dios entre los hombres. El brillo de la estrella, las riquezas de los dones, la sabiduría de los magos, la madre y su niño representan la suma de los antiguos bienes mesiánicos que no es necesario esperar más. Dios es realmente el Emmanuel, el Dios con nosotros. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?El adviento y la navidad nos han conducido por un camino de anuncios y certezas, de esperanzas y de realizaciones. Lo que al inicio, en el pesebre de Belén, fue un toque de sencillez contemplado por los más pobres del entorno, los pastores, ahora se presenta como algo grande, digno de los más eruditos de la tierra. Este actuar inédito de Dios puede ser captado y comprendido por los más pequeños y sencillos y también por los poderosos y sabios; la buena nueva de Dios viene para todos los seres humanos y por todos puede ser conocido y amado. Sin embargo, no se trata sólo de recibir el don de Dios, sino de ser consciente de él, de percibir las dádivas que suponen su presencia en nuestra historia. Es evidente que todos los hombres reciben los bienes del Señor, pero no todos tienen la dicha de saberlo. Esta solemnidad supone el reconocimiento de tanta dicha, por eso es tan propia de la navidad y da el punto de partida para la evangelización de todos los pueblos. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Oramos con fe a Dios vivo y real entre nosotros. Contemplamos su luz, recibimos sus dones, conocemos su amor. Reconocemos en todos los habitantes de esta tierra la presencia de Dios y rogamos porque cada uno de los bienaventurados sepa y pueda reconocer los dones de Dios anunciados y proclamados para alegría de todos los pueblos. Hoy nos sentimos universalmente iluminados, universalmente amados._______________________Recomendaciones prácticas:· Apertura de la Puerta Santa en San Pablo Extramuros.II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Nos reunimos como comunidad de fe en este itinerario de la natividad del Señor para celebrar la manifestación del Señor a todos los pueblos. Como Iglesia vivimos la alegría de la fe compartida, de la presencia de Dios que todo lo hace nuevo y de la certeza de que Dios está con nosotros. Celebremos con gozo esta solemnidad.Monición a la Liturgia de la Palabra Las lecturas son en verdad palabra que ilumina, pues sus referencias a la luz son un mandato a reconocer una realidad nueva en el Señor, como lo dice Isaías; y la presencia de Dios trae consigo todos los dones, lo cantamos en el salmo; luz y bienes que se materializan en la persona de Jesús en el mundo y ante las naciones, como hermosamente lo narra el evangelio de san Mateo y lo aplica san Pablo en bien de todos los pueblos. Escuchemos con atención.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos nuestra súplica confiada al Padre, que en su poder se digna mirarnos propicio y digamos,R.Te rogamos, óyenos.1. Te pedimos, Padre de bondad, por el Papa, los obispos y todos los que ejercen autoridad en la Iglesia, para que sean verdaderos emisarios de la luz y de la sabiduría que viene de lo alto. Oremos.2. Te pedimos, Padre de amor, por la Iglesia universal, para que sepa ejercer su encargo de ser portadora de esperanza y de paz entre todos los pueblos. Oremos.3. Te pedimos, Padre de misericordia, por los gobernantes de las naciones, para que sean verdaderos administradores de los bienes de Dios entre sus semejantes. Oremos.4. Te pedimos, Padre de piedad, por los más débiles de la sociedad, para que el gozoso anuncio de la venida de Dios entre nosotros sea motivo para recobrar la esperanza. Oremos.Oración conclusivaPadre, acoge nuestras súplicas y ya que nos has hecho partícipes de la gloria de tu Hijo nuestro Mediador y Hermano, concédenos cuanto te pedimos por Él que vive y reina por los siglos de los siglos.R. Amén.
Mar 31 Dic 2024
Una madre que contempla
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOSEnero 01 de 2025Primera lectura: Números 6,22-27Salmo: 67(66),2-3.5.6 y 8Segunda lectura: Gálatas 4,4-7Evangelio: Lucas 2,16-21I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónComenzamos el año nuevo dando gracias a Dios con el ofrecimiento de la Eucaristía, donde nos encontramos con Él, principio y fin de todo lo creado. Y en la puerta del nuevo año, nos reciben Jesús y María, para acompañarnos. Ellos nos tranquilizan ante lo desconocido y nos dicen: “No temas, vamos contigo”. Hoy la Iglesia nos invita a mirar a la Virgen María y meditar sobre el título más admirable que pueda tener una criatura en la tierra. Si ya ser madre es un misterio de amor y de ternura, que tiene sus raíces en la misma fecundidad de Dios, podemos preguntarnos, ¿cómo será ser madre de Dios? Dejemos que la Palabra de Dios nos introduzca en este gran misterio de amor.Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:•Primera lectura (Nm 6,22-27): Este es uno de los pasajes más hermosos del Pentateuco, por su forma poética y su contenido, con triple invocación del nombre divino. El rostro luminoso de Dios benévolo ilumina la existencia del pueblo de Israel y de todo buen israelita, lo colma de bienes, lo guarda de todo peligro; en una palabra, le concede la paz (cf. Sal 80,4.8.20). En los textos antiguos, los padres bendicen a sus hijos (cf. Gn 27; 48; 49), los reyes a sus súbditos (cf. 2 Sm 6,18; 1 R 8,55), los hermanos a sus hermanas (cf. Gn 24,60). En la tradición sacerdotal, la bendición corresponde al sacerdote (cf. Lv 9,22-23).•Segunda lectura (Gal 4,4-7): De la relación de San Pablo con María poco sabemos; de hecho, solo el texto de Gálatas 4,4 de los escritos paulinos hace referencia a la madre de Jesús: “Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley” (Ga 4, 4). El indica el cierre, la plenitud del tiempo. Con ello se quiere expresar que en Jesús el tiempo ha llegado a su final para dar paso a los tiempos mesiánicos. Para el apóstol, el acontecimiento de Jesucristo, que es “plenitud del tiempo”, inaugura el “ahora” definitivo de la salvación que ha irrumpido ya en el mundo. Por lo que respecta a la mención de la “mujer” en el texto, podría pensarse en una referencia puntual a la persona histórica de María y al nacimiento virginal de Cristo, ya que solo se señala a la madre y no al padre; así lo entendieron algunos autores patrísticos, y aunque se considere una interpretación anacrónica, lo cierto es que ya es inicio de una reflexión teológica del tema mariano que acentúa la colaboración de María en la obra salvadora de Dios. Sin embargo, aquí la intención de Pablo es subrayar la solidaridad liberadora de Cristo con todo el género humano. La referencia a la mujer resalta, ante todo, la humanidad concretísima de Cristo. Es probable que exista también una alusión a la primera mujer y a su descendencia (cf. Gn 3, 16) o descendiente.•Evangelio (Lc 2,16-21): Hoy se nos propone la continuación del relato del nacimiento de Jesús, que se leyó la noche de Navidad. Centrémonos pues en el Evangelio:1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Como hemos dicho, el Evangelio de hoy es continuación del relato del nacimiento de Jesús, y se compone de tres partes (1ª vv.1-6; 2ª vv. 7-14; 3ª vv. 15-21). Esta parte del relato de Lucas tiene un cierto sentido por sí mismo, en cuanto muestra la respuesta humana al momento anterior que es todo él mítico, revelador, divino, angelical y extraordinario. Los pastores van a comprobar el mensaje. Tienen que ser testigos oculares como lo han sido también escuchando, “lo que habían visto y oído” (cf. Is 43,10.12; 44,8). Los hechos comprueban las palabras y estas revelan el sentido de los hechos. Primero es el grupo reducido (2,17); después viene el divulgarlo (2,18); sigue la interiorización de María, que lo guarda en la memoria y lo medita (2,19). Ella es modelo de la Iglesia, que contempla los misterios de la vida de Cristo. Finalmente, los pastores regresan a sus casas glorificando a Dios (2,20).La circuncisión es signo de la promesa creída (cf. 2,21: cf. Gn 17,12) y es ley para Israel (cf. Lv 12,13). 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Los pastores van al encuentro de aquella Palabra que se ha hecho carne. Al llegar, encuentran a María, a José, y al niño acostado en un pesebre (2,16). Esta actitud de “salida” de los pastores es una constate bíblica. Los hombres y mujeres de la Biblia se ponen en marcha apenas se hace sentir la acción de Dios. Recordemos que María, después de la anunciación, se levanta y se pone en camino para “irse” de prisa como se dice en Lc 1,39. Aquí, La frase formulada tiene una intención teológica: María recorre el país según la voluntad y el plan de Dios con prontitud, lo que muestra en ella la obediencia, así como la armonía entre su fe y el designio de Dios. También los pastores “fueron de prisa” (2,16a) a asimilar el anuncio del Ángel. Dicha búsqueda tiene como don el “encuentro de María y José, y al niño acostado en el pesebre” (2,16b). Después de haber visto con sus ojos tal acontecimiento van y dan testimonio de él (cf. 2,17-18). En el testimonio de los pastores Lucas muestra el proceso discipular que vivirán María y los demás seguidores del Señor: escuchar su Palabra, salir de sí para anunciarlo con gozo a todas las naciones, y elevar juntos una alabanza y glorificación a Dios por sus grandes maravillas.En el contexto del capítulo 2 se dice que “María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (2, 19; cf. además 2, 33. 34. 48. 51). Se trata de una actitud profunda de María que como discípula escucha y medita sobre las maravillas que Dios iba a realizar en su Hijo. María tiene que meditar para comprender mejor los designios de Dios. Es una vivencia de fe en proceso, en camino; en otras palabras, María tiene que ir por el camino del discipulado. Guardando las normas de la modestia virginal, María no quiso comunicar a nadie los secretos de Cristo que había conocido, sino que esperaba el momento y el modo en que reverentemente habría de comunicarlos. Sin embargo, los mismos secretos que mantenía custodiados con su boca callada, los escrutaba con celo en su corazón.Después de la profundización de María en su corazón, los pastores no vuelven a sus casas de la misma manera. Lo hacen “glorificando y alabando a Dios por todo lo habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho” (Lc 2, 20). Ahora llegan a una experiencia de fe inalcanzable para los sabios del mundo (cf. Lc 10,21). También la Iglesia contempla hoy el misterio de la Virgen Madre como garantía definitiva de la verdad de la encarnación del Hijo de Dios. La afirmación de que “El Hijo de Dios se ha hecho hombre” podría ser un mito, un sueño, una ilusión. Sin embargo, hay una garantía evidente: “nació de la Virgen María”, se formó en su seno, nació de ella, como cualquier ser humano, lo tuvo en sus brazos y lo alimentó con su pecho. Dios ha querido de verdad hacerse uno de nosotros para ser hermano nuestro y, desde dentro de la humanidad, ser causa de nuestra salvación y, por tanto, de nuestra esperanza y alegría. La última referencia del Evangelio: “Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño…” (2,21). Jesús nace bajo la ley, como lo habíamos dicho antes con San Pablo (cf. Ga 4,4). Pero no es la ley quien salva, sino Él, como dice su nombre, dado por Dios, marcando su destino (cf. Is 12,2). En la homilía del Santo Padre Francisco, el 1 de enero de 2024, citando el texto de Gálatas mencionado, dijo: “Las palabras del apóstol Pablo iluminan el comienzo del nuevo año: «cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer» (Ga 4,4). Impacta la expresión “plenitud del tiempo”. Antiguamente, el tiempo se medía vaciando y llenando unas ánforas; cuando estaban vacías comenzaba un nuevo periodo de tiempo, que terminaba cuando estaban llenas. Esa es la plenitud del tiempo: cuando el ánfora de la historia está colmada, la gracia divina desborda; así pues, Dios se hace hombre y lo hace en el signo de una mujer, María. Ella es el camino elegido por Dios, ella es el punto de llegada de tantas personas y generaciones que, “gota a gota”, han preparado la venida del Señor al mundo. De este modo, la Madre está en el centro del tiempo. Dios se ha complacido de dar un giro a la historia por medio de María, la mujer. Con esta palabra la Escritura nos remite a los orígenes, al Génesis, y nos sugiere que la Madre con el Niño marcan una nueva creación, un nuevo comienzo. Por tanto, al principio del tiempo de la salvación está la Santa Madre de Dios, nuestra Madre santa”. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor Jesús, postrados ante ti, adoramos en silencio el misterio de tu nacimiento. La luz de tu venida nos arranca de la oscuridad de nuestras noches: Abandonando toda duda y compromiso, venimos a tu encuentro. Nuestros ojos te contemplan como Dios y hombre, poderoso y frágil, desde siempre en el seno del Padre y ahora puesto en un pesebre. Por eso brota un canto nuevo en nuestros labios, un canto colmado de asombro y gratitud. Te adoramos y te bendecimos, oh Cristo, nuestro Salvador: y queremos anunciar con alegría tu salvación a todos nuestros hermanos. Amén. La Iglesia nos propone para el 1 de enero, la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, que es el dogma mariano principal, desde él se explican todos los demás dogmas marianos. Fue San Pablo VI, quien en la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, tomó la decisión de comenzar el año bajo esta fiesta mariana. Es posible que algunos piensen que fue una decisión poco pedagógica, porque esa fiesta litúrgica mariana queda casi como olvidada en la celebración civil del año nuevo; pareciera que fuera un día no muy religioso. Sin embargo, considero que el Santo Padre en ese momento tuvo una intuición muy importante, colocando a María en el inicio del año, porque entre otras cosas, la maternidad se caracteriza por ejercerse sin reconocimiento previo de los que la reciben, sin percatarse muchas veces. La maternidad busca eficacia, busca servir, amar de una manera gratuita. Nos damos cuenta de lo que hemos recibido de la maternidad mucho tiempo después de haberla disfrutado. Un niño pequeño, está recibiendo todo el don de la maternidad y de la paternidad sin enterarse, poco a poco, tardará tiempo en preguntarse ¿qué tengo yo que no haya recibido, si todo es don, si todo es gracia? pero mientras tanto ha recibido mucho sin darse cuenta. Así es la maternidad. María es Madre desde el silencio. Por eso Pablo VI puso el misterio de María madre de Dios al comienzo del año, ligando el misterio de Cristo y de María, centrando bien la mariología en Jesucristo. Por esta razón, María ocupa un lugar importante en la vida cristiana. A propósito de esto, al Papa San Juan Pablo II, que tenía como lema de su pontificado "Totus tuus", le preguntaron, Santo Padre, ¿por qué es usted tan mariano? Y respondió: “por motivos cristocéntricos”. Un lema que significa “Todo tuyo” y que como es bien conocido, se dirigía a la Virgen María de la que era particularmente devoto. Ahora bien, ¿de dónde procede el lema y de donde lo toma San Juan Pablo II? Nos lo cuenta él mismo en la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, escrita el 16 de octubre del año 2002, al inicio del vigésimo quinto de su Pontificado: “Cuántas gracias he recibido de la Santísima Virgen a través del Rosario en estos años: Magnificat anima mea Dominum! Deseo elevar mi agradecimiento al Señor con las palabras de su Madre Santísima, bajo cuya protección he puesto mi ministerio petrino: Totus tuus!”.Por último, hablar de María, madre de Dios, nos descubre el misterio de la Iglesia. La Iglesia aprende de María a ser madre, a velar por sus hijos; la gran encomienda de Jesús en la cruz. “Mujer, ahí tienes a tu hijo… Ahí tienes a tu madre” (Jn 19, 26-27)._______________________Recomendaciones prácticas:•Apertura de la Puerta Santa en Santa María la Mayor•Jornada Mundial de la Oración por la PazII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, son varios los acontecimientos que enriquecen este día dentro del tiempo litúrgico navideño en que celebramos el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios: Octava de Navidad, circuncisión y la imposición del nombre de Jesús, maternidad divina de María, jornada mundial de la paz y comienzo del año civil. Especialmente, la liturgia de este día nos presenta a María como la Madre de Dios, que desde el siglo quinto fue la primera fiesta mariana de la Iglesia. Por su “sí” a la voluntad de Dios, María dio a luz a la fuente de la gracia. Ella, por su “sí” generoso es Madre de Dios y Madre de la Iglesia; es símbolo de la comunidad cristiana, en donde los creyentes, encontramos a Cristo. Iniciemos, pues, con gran alegría, nuestra Eucaristía de hoy. Monición a la Liturgia de la Palabra Vamos a escuchar a Dios que nos habla por medio de su Palabra. Las lecturas que ofrece la liturgia de hoy están en consonancia, pues todas hablan de bendición. La fórmula del libro de los Números expresa el deseo de que Dios proteja a su pueblo. En la segunda lectura, la bendición se da con el envío del Hijo de Dios, en la plenitud de los tiempos, y el Evangelio apunta a un rasgo característico de la personalidad de María: “conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón”. También nos cuanta cómo Jesús es educado en las tradiciones y costumbres de su pueblo. Por eso es circuncidado. En este mismo acto recibe el nombre que dará sentido a toda su vida: “Jesús: el Salvador”. Escuchemos con atención.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Confiando a Cristo, Rey de la paz, las primicias del nuevo año, con el firme propósito de cooperar en la edificación de un mundo nuevo, elevemos al Padre nuestra común oración:R. Escucha a tu pueblo, Señor.1.Por el Papa N., por nuestro Obispo N., por todos los pastores de la Iglesia, para que sean incansables mensajeros de la verdad y testigos de la paz, al servicio del pueblo de Dios. Oremos.2.Por todas las naciones, para que, superando la guerra y toda clase de violencia, pongan sus riquezas en común, al servicio de la gran familia humana. Oremos.3.Por las familias, para que realicen dentro de sí el modelo de la humanidad reconciliada en el amor e irradien en su entorno el Evangelio de la paz. Oremos.4.Por toda la humanidad, para que Dios Padre purifique al mundo de todo error, conceda salud a los enfermos, libertad a los oprimidos y paz a los que viven sin ella. Oremos.5.Por todos nosotros, que celebramos esta liturgia, para que, como Santa María, estemos siempre abiertos a la Voluntad de Dios, y acojamos su Amor y Misericordia. Oremos.6.Por esta Jornada Mundial de la Oración por la Paz, para que todos los que sufren el horror de la guerra, sean fortalecidos con el don de la Esperanza. Oremos.Oración conclusivaAcepta, Dios de bondad, nuestras súplicas, por intercesión de Santa María, la Virgen, que mereció llevar en sus entrañas al “Dios hecho hombre”, Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.R. Amén.
Vie 27 Dic 2024
Pero María atesoraba todas estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón.
DOMINGO DENTRO DE LA OCTAVA DE NAVIDADLA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉDiciembre 29 de 2024Primera lectura: Sirácida 3,2-6.12-14Salmo: 128(127),1-2.3.4-5 (R. cf. 84[83], 5a)Segunda lectura: Colosenses 3,12-21Evangelio: Lucas 2,41-52I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Solemnidad de la Sagrada Familia nos ofrece el testimonio de Jesús, María y José sobre la experiencia del amor familiar que, conducido por la fuerza de la gracia, nos permite vivir la experiencia de la gratitud por ser parte de una historia familiar en la que vivimos la experiencia de ser hijos y que, por la elección en Cristo, somos llamados a sembrar en nuestras familias el amor como camino de unidad, de reconciliación y generosidad en los hogares. En ella, los padres desarrollan su misión acompañando a los hijos a vivir su vocación como hijos de Dios que quieren hacer la voluntad del Padre haciendo lo que a Él le agrada, dedicándose a los asuntos del Reino de Dios como lo hizo Jesús.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La gratitud del don de ser hijos se expresa en el mandamiento de Honrar a padre y madre. En el capítulo 3 del libro del Eclesiastés, a la luz de Éxodo 20, 12 y Deuteronomio 5,16, el Ben Sirá instruye expresamente en que la vivencia del este precepto es signo inequívoco de la cualidad de un buen hijo. Las bendiciones que enumera el pasaje bíblico para quien asume este precepto brotan del lugar central que tiene en el decálogo: es el punto de unión entre la primera “tabla” dirigida al amor de Dios y la segunda dirigida al amor del prójimo. La llamada a cultivar y fortalecer el amor familiar se manifiesta en la carta a los Colosenses cuando el apóstol san Pablo exhorta a revestirse de Cristo. Lo que en el ámbito familiar significa asumir las actitudes de Jesús y su mensaje evangélico, que se lleva a cabo gracias a la fuerza del amor del que brota la perfección y que penetra en el corazón del creyente por la Palabra de Cristo. Este dinamismo tiene en las relaciones familiares: paterno-maternales, esponsales y filiales una oportunidad de manifestarse y revelarse para ser vividas “como le agrada al Señor”.Finalmente, el evangelio de Lucas, cuando presenta la imagen del niño Jesús en el templo, nos revela que los padres de Jesús están al servicio de acompañar al Niño a descubrir su Paternidad Divina y dedicarse a los asuntos de su Padre-Dios como su proyecto existencial para el cual ha de seguir creciendo en sabiduría y en gracia. La peregrinación en que participan refleja su disposición alegre a vivir en familia la fe mediante las acciones y gestos que reconocen como experiencias de salvación vividas en el pueblo de Israel. Los padres, si bien se ven sorprendidos por el desarrollo de la acción de Jesús, van contemplando la obra de Dios en Él y acogiendo este plan como un camino de fe y lo guardan en el corazón. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?La vocación al amor encuentra en la familia un lugar natural de comunión en el que cada uno desarrolla su identidad y responde al llamado personal a vivir como ciudadano y como creyente. En el contexto actual prima el individualismo reflejado en las formas de consumismo, emotivismo y pansexualismo que termina desvirtuando los vínculos familiares y aísla a cada miembro con la idea de que la felicidad se reduce a satisfacer sus deseos de modo absoluto. Por ello, el Papa Francisco en la exhortación Amoris Laetitia indicaba que, frente a una cultura del descarte, de lo frágil y lo efímero, se requiere fortalecer y consolidar el vínculo entre generaciones: “El vínculo virtuoso entre las generaciones es garantía de futuro, y es garantía de una historia verdaderamente humana. Una sociedad de hijos que no honran a sus padres es una sociedad sin honor” (A. L. 188).Este vínculo familiar se ve enriquecido con el fortalecimiento de las distintas relaciones que surgen dentro de esta comunión como son: •En el vínculo de los esposos, fundado sobre el amor generoso de la entrega, ellos viven la unidad en la diferencia y en el día a día, con la fuerza del Espíritu Santo, hacen que el amor, íntimo y profundo, vivido en el respeto y el apoyo mutuo, llene de sentido sus vidas compartidas.•En el vínculo entre los padres-madres y los hijos, la paternidad y maternidad responsable tiene como punto de partida el reconocimiento del don de la vida de hijo que ha sido llamado por Dios a existir y a desarrollar un camino de crecimiento que requiere ser acompañado por sus padres, quienes lo acogen en su hogar y asumen el compromiso de poner todos los medios para formarlo como un ser humano al servicio de la Iglesia y de la sociedad. Para ello son para sus hijos como testigos y maestros que con el testimonio de su vida y la tarea educativa les transmiten la fe y los introducen en la vida social para ser sus protagonistas en la búsqueda del bien común.•En el vínculo de la fraternidad, la familia cultiva en el arte de la convivencia humana y nos introduce a la fraternidad más universal en la sociedad. A su vez, la experiencia de los hermanos, educados en un ambiente de apertura al otro, de generosidad y servicio permite con mayor facilidad el reconocimiento de nuestra pertenencia a la Iglesia que es la familia de los hijos de Dios.Por ello, frente a la necesidad que tiene el ser humano de fortalecer los vínculos familiares para desarrollar su proyecto personal de vida, la Iglesia sale a su encuentro con una acción evangelizadora que lo acompañe y le ofrece los medios de la gracia para vivir el vínculo familiar. Esta tarea misionera es “una pastoral del vínculo, donde se aporten elementos que ayuden tanto a madurar el amor como a superar los momentos duros” (A. L., 211). La vida espiritual es el vínculo fundamental del que brotan y renacen los vínculos familiares como lo afirmó el papa Francisco al referirse a los esposos: “la espiritualidad matrimonial es una espiritualidad del vínculo habitado por el amor divino” (A.L., 315).3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La oración es familia es fuente de esperanza para agradecer los dones que Dios da a cada hogar, para asumir con valentía los desafíos que se presentan en su historia personal y para confiar en la Providencia Divina que no nos defrauda y que sostiene y guía constantemente a las familias como lo hizo con María y José al mostrarles el camino y enriquecerlos con su gracia para ser fieles a su vocación, perseverantes en su compromiso y audaces en el desarrollo de su misión.La oración por las familias nos sostiene en la certeza de que “la familia es al camino de la Iglesia” y “La oración refuerza la solidez y la cohesión espiritual de la familia, ayudando a que ella participe de la «fuerza» de Dios” (S. Juan Pablo II, Carta a las familias). «Jesús, María y José, la Sagrada Familia de Nazaret, hoy los miramos con admiración y confianza; en ustedes contemplamos la belleza de la comunión en el amor verdadero; les encomendamos a todas nuestras familias, para que se renueven en las maravillas de la gracia.Sagrada Familia de Nazaret, atractiva escuela del Santo Evangelio: enséñanos a imitar sus virtudescon una sabia disciplina espiritual, danos una mirada limpia que reconozca la acción de la Providencia en las realidades cotidianas de la vida.Sagrada Familia de Nazaret, fiel custodia del ministerio de la salvación:haz nacer en nosotros la estima por el silencio,haz de nuestras familias círculos de oración y conviértelas en pequeñas iglesias domésticas,renueva el deseo de santidad que sostiene la noble fatiga del trabajo, la educación, la escucha, la comprensión y el perdón mutuo.Sagrada Familia de Nazaret,despierta en nuestra sociedad la conciencia del carácter sagrado e inviolable de la familia, inestimable e insustituible.Que cada familia sea acogedora morada de Dios y de la paz para los niños y para los ancianos,para aquellos que están enfermos y solos, para aquellos que son pobres y necesitados. Jesús, María y José, a ustedes con confianza oramos y con alegría nos confiamos» (Papa Francisco)._______________________Recomendaciones prácticas:•Apertura de la Puerta Santa en San Juan de Letrán.•Apertura del año Jubilar en las Jurisdicciones Eclesiásticas (Catedrales y Cocatedrales).•Esta celebración puede ser la oportunidad para: La oración de consagración de las familias a la Sagrada Familia. Celebrar la renovación de los compromisos matrimoniales. A los esposos se les puede entregar la carta que el Papa Francisco escribió en el año 2021 con motivo de esta fiesta:https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2021/documents/20211226-lettera-sposi-anno-famiglia-amorislaetitia.html.•Enviar un mensaje de la comunidad parroquial a las familias animándolas a vivir su vocación de ser comunidad de vida y amor.II. Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la Misa Bienvenidos a la celebración de la Eucaristía de la Fiesta de la Sagrada Familia, en este primer domingo del Tiempo de Navidad. El nacimiento de Jesús fue en el seno de una familia, que honramos y reconocemos por su disposición a acoger en su vida el proyecto de Dios y a ser fieles al mismo. La Iglesia encuentra en la familia de Nazaret: José, María y Jesús un modelo de vida de hogar y un estímulo para renovar su convicción que su tarea evangelizadora pasa por ser familia de familias. Participemos con fe y oración.Igualmente, es motivo de gran alegría este domingo, la apertura del Año Santo en las Catedrales y concatedrales de la Iglesia Universal. Aprovechemos todos los medios que el Jubileo nos propicia para crecer en vivos deseos de santidad.Monición a la Liturgia de la Palabra “Que la Palabra de Dios habite en ustedes en toda su riqueza” (Col. 3,16). Estas palabras del Apóstol Pablo nos disponen a reconocer el tesoro de la revelación de Dios sobre la familia que tiene en el Amor su plenitud. Amor de los hijos que se expresa en el honor a sus padres; amor de los esposos entre sí, que se manifiesta en el respeto y la donación mutua; y el amor de los padres a los hijos, que se revela en la pedagogía del despertar religioso de su fe y del acompañamiento en su respuesta vocacional. Escuchemos con atención la Palabra de Dios.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Celebrando que el Hijo de Dios se encarnó, nació y creció en una familia, oremos a nuestro Padre diciendo:R. Padre, muéstranos tu amor.1. Por la Iglesia para que, como la gran familia de los hijos de Dios, siga anunciando el Plan de Dios sobre el matrimonio y la familia y sea siempre una casa abierta a todos los hogares, especialmente a las más pobres y débiles, y a quienes están solos y abandonados. Oremos.2. Por los gobernantes de las naciones para que sus políticas se encaminen a garantizar los derechos de las familias respetando y promoviendo su dignidad, su justa independencia, intimidad, integridad y estabilidad. Oremos.3. Por los animadores de la pastoral familiar para que revestidos del amor de Cristo salgan al encuentro de todas las familias de su comunidad parroquial y enriquecidos con los diversos dones y carismas: las escuchen, las acompañen en el camino del amor, les muestren la belleza del Evangelio y las guíen en la experiencia renovadora que Dios nos ofrece a todos. Oremos.4. Por las familias para que viviendo su unidad en el amor sean lugar de encuentro entre diferentes generaciones, dónde se ayuden mutuamente a crecer en sabiduría humana y divina y sean el cauce de renovación de la vida social. Oremos.5. Por los hogares para que, bajo la dirección de los padres, puedan vivir libremente su propia vida religiosa, educar a sus hijos, profesar públicamente su fe y propagarla sin sufrir alguna discriminación. Oremos.Oración conclusivaEscucha Padre, nuestra oración, que te presentamos en la fiesta de la Sagrada Familia y concédenos vivir con el mismo espíritu de esperanza, amor y fe con que ellos vivieron. Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.
Mié 25 Dic 2024
En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres
NACIMIENTO DEL SEÑOR (Misa del día)Diciembre 25 de 2024Primera lectura: Isaías 52, 7-10 Salmo: 98(97), 1.2-3ab.3cd-4.5-6 (R. cf. 3c) Segunda lectura: Hebreos 1, 1-6 Evangelio: Juan 1, 1-18I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa liturgia de este día de Navidad nos presenta el gran signo de la Palabra hecha carne. Esta Palabra es presentada como la que es llevada y anunciada por aquel que baja de las montañas. El gran anuncio de la liberación de Israel y el fin de su destrucción, es que “Dios reina ya” y que “Dios regresa”. Por eso, la voz del mensajero trae dos gracias: la paz y la salvación y, a su vez, anuncia dos cosas: una buena noticia y el reinado de Dios. Esta Palabra de salvación es la última y definitiva con la que Dios ha querido hablar a los hombres de hoy. Es la Palabra que sostiene y purifica a quien la recibe. Ella ha venido a colocar su morada entre los hombres y tomando la realidad frágil de la humanidad, la ha llevado a su auténtica finalidad, devolviéndole el ser auténtico y dándole la capacidad de vivir como verdaderos hijos de Dios. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El proceder de Dios se manifiesta de dos modos particulares: Palabras y acciones. Es un Dios de promesa y de cumplimiento. Esta es la manera como el profeta Isaías presenta la nueva salvación de Dios dada a Jerusalén. Es el nuevo despertar que trae desde la altura de las montañas la palabra salvífica de Dios que quiere ratificar que está presente. El pueblo conocerá y comprenderá que “yo estoy aquí”. Es Así que Isaías proclama la nueva visión de Dios, al que verán con sus propios ojos, como el Dios que viene y el Dios que reina. Las ruinas dejadas por los enemigos, su desolación, reciben ahora un mensaje de esperanza. Dios no los ha abandonado, pues es un Dios que ama a su pueblo. Como diría San Agustín “Dios no puede amar y abandonar”. La encomienda del mensajero trae dos gracias especiales: la paz y la salvación. El saludo de bienestar que ofrece el “shalom”, es deseado ahora para quien comprende que Dios ha venido. La carta a los hebreos hace comprender que Dios ha pronunciado la palabra definitiva. Dios es presentado como aquel que ha predicado una palabra última. Es su Hijo, el perfecto lenguaje del Padre. Por medio de Él la presencia de Dios se vuelve comunicación directa con los hombres. Ya no es una profecía, ya no es un lenguaje simbólico, es una presencia real y segura que dialoga. Es la Palabra que sostiene con poder. Este aspecto es sugerente en la carta. La Palabra tiene el poder de sostener el universo. No se trata de una fuerza gravitacional, se trata de aquel poder que no permite el decaimiento de toda la realidad existente. La vida de Cristo, entregada, es capaz de sopesar el pecado del hombre que lo lanza a tierra, a su debilidad.San Juan inicia su evangelio con un hermoso y profundo himno donde la palabra que se ha hecho carne, es la palabra eterna de Dios. Hay un movimiento muy profundo en el que el evangelista nos dice que la palabra que “estaba con Dios”, es la palabra que hace “morada entre nosotros”. La palabra encarnada trae la presencia del Dios eterno que, creando todo, no sólo lo invade todo, sino que lo asume todo. La presencia de Jesús es la gran predicación del Padre que nos dice que no sólo quiere estar cerca de los hombres, sino asumir a los hombres. Bien lo decía el gran padre de la Iglesia Atanasio: “El Hijo de Dios se ha hecho hombre para que los hombres llegaran a ser hijos de Dios”. Asume lo que va a redimir (Ireneo de Lyón) por amor eterno. El gran mensaje de la encarnación-nacimiento es que Dios, para salvar a los hombres se abaja como ninguna divinidad lo ha pretendido, tomando al hombre no exteriormente sino integralmente. Quien asume esta gracia, la del poder de ser hijo de Dios logra salvarse, es decir, logra tener a Dios totalmente.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad? Cada Navidad es una oportunidad de reconocer el obrar salvífico de Dios. No es la celebración de un nacimiento, es el canto jubiloso de que “Dios ha visitado y redimido a su pueblo” como lo expresó Zacarías en su cántico después de la mudez de la incredulidad. La fe es precisamente el poder hablar de lo que Dios ha obrado. Por eso, la Palabra de Dios de este día solemne ha querido resaltar el lenguaje de la palabra hecha carne. Lo que se ve en el pesebre es un lenguaje, una comunicación del Padre. El Hijo de Dios es Dios hablante, Dios comunicante. El silencio de la gruta de Belén rompe con un grito de Júbilo, que la noche de ayer cantó el coro de los ángeles: “hoy os ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor”.La salvación ha nacido y ella es Palabra eterna de Dios. ¿Cómo hemos asumido la palabra de este tiempo de adviento? ¿Qué palabra de Salvación me ha pronunciado Dios en este día? ¿Han percibido mis oídos el poder de la palabra de Dios? No se trata de recibir a Jesús en el corazón, se trata de recibir su palabra por el oído, pues “la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo. Pero yo digo, ¿acaso nunca han oído? ciertamente que sí: por toda la tierra ha salido su voz, y hasta los confines del mundo sus palabras”. Esta navidad es un llamado no a ver, sino a oír el mensaje del Padre a un mundo convulsionado y ensordecido por las voces contrarias a Dios.Es importante que resaltemos el grito de Dios, su llamado al mundo. Debemos ser como Israel, un pueblo menos interesados en la imagen visible de Dios y más preocupados en el mensaje de sus palabras. La idolatría nace no de una imagen, sino de una imagen que no habla, que no oye, que no tiene aliento en su boca, es decir, cuando no se percibe el mensaje que el autor quiere transmitir. Nuestra navidad puede ser un tiempo llego no imaginería, pero vacío de palabras, de mensajes, de llamados. ¿Dónde está hablando Dios hoy? ¿Has escuchado que te ha dicho: yo estoy contigo, tu eres mi hijo, he tomado tu carne para salvarte? ¿Te dice algo Jesús en el pesebre? Si aún no ha entrado a tus oídos esta palabra, entonces esta navidad también está llena del ruido mundano y sorda ante Dios. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo? La Palabra de Dios siempre es comprometedora. No hay nada que Dios diga y el hombre escuche que no tenga como resultado un diálogo y una acción. Esta navidad nos introduce al año del jubileo de la Esperanza, Dios quiere hablarnos de su gozo, Dios quiere transmitirnos su alegría. Por eso pedimos tener los oídos atentos a su anuncio gozoso. Anticipadamente nos hemos preparado con este año de la oración para señalar que el diálogo con Dios nos trae la esperanza de la salvación. Como María, la que escucha el anuncio del Ángel y luego dialoga con él para aceptar finalmente su plan de salvación. Esto es lo que necesitamos, creyentes orantes que comprendan que la oración es escucha de las palabras de Dios y al mismo tiempo aceptación de su Hijo, el Salvador. Reflejemos la actitud orante en la capacidad de la escucha también del hermano, del pobre, del equivocado. Que nuestras palabras no sean de condenación, que sean de esperanza y salvación. Lo que reflejan mis palabras no es sólo lo que hay en mi corazón, sino lo que he guardado de Dios en él.II.Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la Misa ¡Es Navidad! y la Eucaristía de este día nos dispone a la celebración de un gran acontecimiento: Dios está con nosotros. No se trata de una fecha histórica del pasado, sino de un encuentro presente. Hoy es un día para escuchar lo que Dios ha venido a decirnos en esta etapa final de la historia. Abramos nuestro ser para recibir la gracia que la presencia de Jesús nos trae y, como los ángeles, cantemos la gloria de Dios que del cielo viene a los hombres que Dios ama. Monición a la Liturgia de la Palabra Particularmente la Palabra de Dios de este día nos invita a tomar una actitud delante de ella. Esa actitud primera es la de la escucha. El nacimiento del Salvador es un mensaje de Dios al oído de los hombres, porque Jesús es la Palabra eterna que se nos anuncia. Escuchemos atentos y descubramos qué nos está diciendo Dios hoy por medio de Él.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Queridos hermanos, habiendo escuchado la Palabra de Dios y su mensaje de salvación, hablemos ahora con él en comunidad para que también Él nos escuche y digamos:R/ Padre, escucha nuestras súplicas.1.Padre Santo, te pedimos por la Iglesia, cuerpo de Cristo, para que el mensaje de la esperanza que anuncia día a día, sea aceptado en el corazón de los hombres que Dios quiere que se salven, roguemos al Señor.2.Padre Justo, te suplicamos por los gobernantes de las naciones, para que atentos escuchen la voz de sus pueblos, que piden la justicia y la paz, roguemos al Señor.3.Padre de bondad, te rogamos por los hombres que sufren en su cuerpo y en su espíritu, para que la palabra de Cristo llegue a ellos por medio de nuestra caridad, roguemos al Señor.4.Padre misericordioso, te pedimos por esta asamblea de fe, reunida en esta celebración navideña, para que mantenga el gozo de haber recibido la Palabra de salvación y la vivan intensamente en sus vidas, roguemos al Señor.Oración conclusivaPadre de infinita bondad, tu Hijo Jesús, nacido en este día, es la palabra que nos salva; Escucha ahora las palabras de tus hijos suplicantes y concédeles aquello que sirve para vivir permanentemente el gozo de tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.