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"Recibo mi nombramiento con sentimientos de profunda gratitud con Dios y con la Iglesia”
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Son las palabras del padre Ovidio Giraldo Velásquez, al haber sido designado por el Papa Francisco como nuevo obispo de Barrancabermeja, luego de haber sido aceptada la renuncia de monseñor Camilo Castrellón, quien estaba al frente de esta Jurisdicción.
“Siento el reto de ensanchar mi corazón y mi mente para alcanzar con mi afecto cristiano y mi solicitud pastoral a todos los fieles y habitantes del territorio de la diócesis de Barrancabermeja; por lo cual siento la necesidad de pedir el apoyo de la oración".
Retos a seguir en época de pandemia y postpandemia
Al referirse a los retos que ha de asumir la Iglesia durante y después de la pandemia, el prelado apunta que se tendrá que hacer una lectura y discernimiento permanente de los signos de los tiempos que lleven a encontrar los caminos adecuados, atendiendo así las necesidades del momento y visualizando las tendencias del futuro.
“Esto ayudará a que todos nos orientemos adecuadamente hacia la época de postpandemia y saquemos las mejores lecciones y potencialidades de esta especial situación (…) El tiempo de la postpandemia debe ser para globalizar la solidaridad, la fraternidad y la corresponsabilidad social, como desde hace un tiempo lo ha venido pidiendo el Papa Francisco", afirma el prelado.
El obispo electo, hace especial énfasis al acentuar que Iglesia seguirá reforzando su acción pastoral en todos los aspectos “para que nadie se quede atrás, ni nadie perezca en esta dura travesía y, al contrario, crezcamos en humanidad y fraternidad cristiana afectiva y efectiva”.
La paz y la reconciliación son un camino constante y requiere del compromiso de todos
Para el nuevo obispo el trabajar por la paz y la reconciliación es algo que se debe hacer a tiempo y a destiempo por considerarlos valores invaluables y esenciales para el bien de las personas, las familias y las instituciones.
Así también afirma que el trabajo por la paz es una realidad dinámica que requiere de creatividad y no debe quedar marcado solo como una meta “sino como condiciones naturales de la feliz existencia humana y del progreso de los pueblos y las regiones”.
“En esta tarea hay que seguir insistiendo con la palabra, con el testimonio y con la adecuación o generación de estructuras que vayan consolidando una sociedad reconciliada y en paz. Cambiemos la palabra “sociedad” por la palabra “región””.
En este mismo sentido, al reconocer que el tema de la paz es un proceso complejo que requiere la participación de todos los actores de la nación, también advierte que para ir caminando en esta vía se hace necesario recuperar la confianza entre las personas, las comunidades y las instituciones, incentivando la capacidad del diálogo y la concertación en las vecindades y en las instituciones.
“Para esto es importante generar espacios de encuentro y reencuentro, de escucha, de celebración de la vida, de la fe y de los hitos históricos con el fin también de contemplar las raíces del ser y de las culturas como bagaje fundamental para la construcción de una sociedad sana, alegre, entusiasmada con la vida y generosa con la historia de la nación”, indica.
Considera que para caminar hacia la construcción de la paz es importante que se brinden oportunidades para todos y a todo nivel: “en la expresión cultural, en la garantía de los derechos individuales y colectivos, en la capacitación laboral y en la formación académica, en el cuidados de la salud, en el empleo, en el emprendimiento y la empresa, en las artes y el deporte, en el servicio y la atención de la cosa pública, en la realización de los sueños”. Al referirse a una cultura de la cooperación y la sociatividad, el prelado dice que se hace necesario trabajar en “una cultura de la hermandad y la buena vecindad”.
“En mí encontrarán un convencido y entusiasta compañero de camino”.
Este es el mensaje que les dirige a los fieles y al clero de la diócesis de Barrancabermeja, a la vez que les anima a cultivar la fe y la esperanza cristiana “así podremos no sólo sobrellevar o sobrepasar este tiempo de crisis sino llegar a una época de mucha plenitud, a una situación que nos hagan ver los cielos nuevos y la tierra nueva prometidos por Dios” y continúa sus palabras al clero invitándolos para que sigan acompañando a las comunidades, siendo “maestros de la fe, hombres de esperanza y gestores de la caridad”.
“Les traigo la paz” (Juan 20, 19.21.26)
Vie 5 Abr 2024
Mar 23 Abr 2024
Conferencia Episcopal de Colombia apoyará la búsqueda de personas dadas por desaparecidas en el marco del conflicto armado
Dada la magnitud y el profundo dolor que ha producido la desaparición de personas en el contexto del conflicto armado en Colombia, la Iglesia Católica colombiana formalizó este lunes, 22 de abril, un convenio que tiene como propósito central apoyar la búsqueda de tantos hombres y mujeres que han sido víctimas de este delito. El acuerdo fue firmado entre la Conferencia Episcopal de Colombia y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD).En la reunión de formalización, en representación del episcopado, estuvieron presentes monseñor Luis Manuel Alí Herrera, secretario general y monseñor Juan Carlos Barreto Barrero, obispo de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Por parte de la UBPD, Luz Janeth Forero Martínez, directora de la entidad, fue quien firmó el convenio.Aunque desde la creación de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas como entidad transicional en el año 2017, en el marco del Acuerdo de Paz establecido entre el Gobierno Nacional y las Farc, se han venido adelantando acciones de colaboración conjunta, este acuerdo formaliza la cooperación interinstitucional y define una ruta de acción concreta.La amplia presencia y credibilidad de la Iglesia Católica en los territorios, representa un elemento clave para apoyar esta importante tarea. De allí, que las acciones definidas en dicha ruta implican la articulación directa con los administradores de los cementerios a cargo de la Iglesia, especialmente de aquellos ubicados en sitios de interés forense para la UPBD, para realizar el acompañamiento humanitario en las labores de prospección, exhumación y recuperación de cuerpos. Además, actividades pedagógicas en las jurisdicciones eclesiásticas del país, encuentros con obispos y directores diocesanos de pastoral social para la socialización del convenio, así como apertura de espacios de interacción entre las instituciones durante momentos clave como el de la Semana por la Paz.“La búsqueda humanitaria y extrajudicial es una tarea absolutamente compleja por y se hace indiscutiblemente en los territorios con la información, en los territorios, con socios, con distintos actores. En el caso particular de nuestro trabajo con la Conferencia Episcopal, por ejemplo, han sido un canal, un puente muy importante para divulgar el mandato de la unidad, para que las personas con confianza, con credibilidad, se acerquen a nosotros y nos hagan solicitudes de búsqueda frente a esos desaparecidos. También nos han acompañado de una manera significativa, por ejemplo, desde la Pastoral Social, en hacer que nuestras entradas a los territorios sean mucho más seguras gracias a la gran credibilidad que tiene la institucionalidad religiosa en muchos territorios”, afirma Luz Janeth Forero.Inicialmente, el acuerdo tendrá una vigencia de dos años y permitirá identificar roles concretos para cada institución; el Secretariado Nacional de Pastoral Social asumirá una especie de coordinación. Desde la Iglesia, estará transversalizado por una misión esencialmente pastoral, inspirada en el Evangelio, que pide estar cerca de todos, especialmente de quienes más sufren, como aquellos que han padecido la pérdida de un ser querido en contextos tan dolorosos, como el de la desaparición forzada. “Por eso nosotros desde nuestro aporte espiritual-pastoral, pues terminamos siendo también un apoyo psicosocial para estas familias y queremos entonces apoyar las iniciativas que en coordinación se harán con la unidad de búsqueda de personas dadas por desaparecidas”, explica monseñor Juan Carlos Barreto.Según reportes de la UBPD, el conflicto armado en Colombia ha dejado a más de 100.000 personas desaparecidas, una preocupante cifra que se traduce en historias, rostros y recuerdos que mantienen viva la esperanza en quienes las buscan. De allí, la importancia de este convenio.A continuación vea el informe:
Lun 22 Abr 2024
Cardenal Luis José Rueda valora expresión democrática y pacífica de las marchas e invita al Gobierno a escuchar a los diversos sectores
En representación de la Iglesia Católica colombiana, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado, se pronunció sobre las marchas desarrolladas en el país este domingo 21 de abril. El purpurado destacó el sentido pacífico de las movilizaciones y las describió como "una experiencia democrática, popular, social", en la que un importante número de ciudadanos que demostró su amor por el país, salió a manifestar en diversas regiones "que hay cosas que debemos mejorar, que hay preocupaciones, pero que también hay esperanzas". Dijo también que el Gobierno Nacional tiene en estos llamados una importante oportunidad para escuchar y reconocer la diversidad de expresiones que se tienen.A propósito de las nuevas marchas que está convocando el Presidente de la República Gustavo Petro para el próximo miércoles 1 de mayo, fecha en la que se conmemora el Día Internacional del Trabajo, el primado de Colombia, destacó su valor desde un enfoque de construcción y de unidad:"Que sean bienvenidas las marchas, la movilización, la del 1 de mayo y todas las que vengan, siempre y cuando manifiesten sobre todo la búsqueda de encontrarnos, no de separarnos. No que se dan marchas que van a ratificar la separación entre nosotros, sino marchas que nos lleven a unirnos, pero además que se realicen en un ambiente de tranquilidad, de respeto y de paz a las personas y a los bienes".Vea a continuación el mensaje del cardenal Luis José Rueda Aparicio:
Vie 19 Abr 2024
Obispos eméritos de Colombia se reunieron para generar aportes al trabajo de la Iglesia colombiana y universal con énfasis sinodal
Este 15 y 16 de abril, en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia, se reunieron veinte obispos eméritos del país para desarrollar su encuentro anual. En esta oportunidad, bajo el propósito central de abordar aspectos relacionados con la realidad eclesial y sociopolítica del país, así como para estudiar el documento síntesis de la primera etapa de la asamblea general del sínodo de los obispos, desarrollada en octubre de 2023.Los prelados fueron convocados y acompañados permanentemente por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y presidente del episcopado, quien los escuchó y tomó en cuenta sus recomendaciones para el trabajo de la Iglesia colombiana y para hacer eco de ellas en la siguiente fase de la asamblea sinodal. Esto, reconociendo su amplia experiencia y la importancia de los aportes que aún pueden realizar, pese a estar retirados del gobierno pastoral por su edad.El cardenal Jorge Enrique Jiménez Carvajal, arzobispo emérito de Cartagena, quien lideró el espacio, destacó esta oportunidad: “Es bonito sentir las manos extendidas, pero además de la fraternidad, sentir que algo podemos aportar nosotros al caminar de Iglesia colombiana y eso se le debe al señor cardenal Rueda, quien es el presidente de la Conferencia Episcopal y que valora este encuentro y lo manifiesta especialmente, nos anima y está con nosotros todo el tiempo”.A propósito del discernimiento que realizaron sobre la situación actual del país, el cardenal Jiménez remarcó que pese a tantos desafíos y preocupaciones que se viven, la Iglesia está llamada a sembrar esperanza: “la esperanza de que lo que se acerca no es un precipicio, sino que podemos construir verdaderamente una Colombia digna de todos los colombianos, de todos los jóvenes y especialmente de los que están más necesitados”.A continuación, conozca los detalles, narrados por el cardenal Jorge Enrique Jiménez:
Mié 17 Abr 2024
“La historia contará el legado de sus obras”: Cardenal Rueda sobre el Cardenal Pedro Rubiano Sáenz durante su Misa Exequial
Cientos de personas, entre familiares, amigos, obispos, sacerdotes, consagrados, autoridades civiles y militares, así como fieles laicos, participaron en las honras fúnebres del cardenal Pedro Rubiano Sáenz, arzobispo emérito de Bogotá, quien durante tres periodos fungió como presidente del episcopado colombiano. El papa Francisco también se unió a esta despedida a través de una carta que envió al cardenal Luis José Rueda Aparicio, en la que encomendó al purpurado, que ya vive su Pascua, a la Virgen de Rosario de Chiquinquirá y lo reconoció como un pastor que "con su dedicación y trabajo ofreció su vida por el bien de la Iglesia".El primer momento de oración por su Eterno Descanso, se produjo este martes 16 de abril en la capilla del Seminario Conciliar de Bogotá donde los restos mortales del cardenal permanecieron en cámara ardiente. Posteriormente, en la mañana del miércoles, su cuerpo fue trasladado a la Catedral Primada de Colombia. Allí se llevó a cabo la Santa Misa Exequial, que fue presidida por el cardenal Rueda Aparicio y contó con una masiva asistencia.Durante su homilía, el primado de Colombia destacó varios de los roles que ejerció el cardenal Rubiano. Además, se refirió a las ordenaciones de los nueve obispos que celebró durante su episcopado: Alfonso Cabezas Aristizábal, Fernando Sabogal Viana, Octavio Ruiz Arenas, Oscar Urbina Ortega, Daniel Caro Borda, José Roberto Ospina Leongomez, Héctor Epalza Quintero, Francisco Antonio Nieto Súa y José Daniel Falla Robles.“La historia contará, de manera completa, el legado de sus obras. Su misión apostólica será motivo de gratitud del Pueblo fiel de Dios, y su esperanza lo llevará a la casa de Dios nuestro Padre, donde se colmarán todos los anhelos de su vida, que fueron muchas veces expresados en su salmodia: “Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida, espera en el Señor, querido hermano Pedro Rubiano Sáenz, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. (Salmo 26)”, así concluyó su reflexión el cardenal Luis José Rueda Aparicio.A continuación, vea la homilía completa, compartida por la Oficina de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá: