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Iglesia

Vie 26 Oct 2018

Iglesia católica lideró caminata por la solidaridad con los migrantes

Bajo el lema “Un Millón de Kilómetros por Nuestros Sueños”, la Iglesia Católica adelantó hoy, 26 de octubre, en Bogotá, la caminata en solidaridad con los migrantes venezolanos. Al respecto monseñor Héctor Fabio Henao Gaviria, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social, aseguró que esta fue una jornada que permitió visibilizar la problemática y mostrar la solidaridad tanto de la Iglesia como del pueblo colombiano con la población que padece este flagelo. “Hemos hecho un ejercicio de peregrinación con un grupo de migrantes venezolanos que buscan refugio (…) la jornada ha permitido sensibilizar y mostrar los gestos de hermandad que se han dado por parte de la Iglesia y el pueblo colombiano. Hay que resaltar que aún hay mucho espacio para proteger, acoger, integrar y abrir espacios hacia nuestros hermanos de Venezuela como nos lo recuerda el Papa Francisco”, afirmó. Dijo, además, que la Iglesia a través de la Pastoral Social trabaja en la sensibilización con las comunidades enfatizando la importancia de apoyar a los migrantes. “Dios nos ha entregado la tierra no por pedazos, ha entregado el planeta para que lo habitemos como familia humana y garanticemos los derechos de todos. En este sentido no hay lugar para la xenofobia o la discriminación, aquí lo que se impone es la capacidad de reconocer a los demás como seres humanos, abrirle los brazos y los espacios para la integración”, apuntó, Finalmente, comentó que la caminata que se realizó el por el sendero de Monserrate se realizó atendiendo el llamado del Papa Francisco para acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados. Esta iniciativa fue convocada por el Secretariado Nacional de Pastoral Social/Caritas Colombiana, junto con la Fundación de Atención al Migrante de la Arquidiócesis de Bogotá y miembros de la Comisión de Movilidad Humana. [icon class='fa fa-download fa-2x']Descargue mensaje final[/icon] "El llamando de @Pontifex_es significa solidaridad y apoyo" #migrante #venezolana en caminata en @cerromonserrate en #Bogotá en marco de la campaña mundial compartiendo el viaje #ShareJourney @caritasalc @caritasdevzla. pic.twitter.com/mI5NYRpROf — Cáritas Colombiana (@pastoralsocialc) 26 de octubre de 2018 Compartimos el viaje con #migrantes y #refugiados en #Colombia subiendo el @MonserrateCerro #ShareJourney @caritasalc @episcopadocol pic.twitter.com/MTBXi3OCfL — Cáritas Colombiana (@pastoralsocialc) 26 de octubre de 2018

Vie 26 Oct 2018

Iglesia y Estado aúnan esfuerzos para la protección de patrimonio cultural

En el marco del convenio de cooperación institucional entre el Ministerio de Cultural y la Conferencia Episcopal de Colombia para la protección, recuperación, conservación, restauración, sostenibilidad y divulgación del patrimonio cultural, se llevó a cabo la Primera Sesión del año de la Comisión Mixta, en la Sede del Ministerio de Cultura. Durante el encuentro se presentaron los avances en las obras y proyectos de intervención a nivel nacional y se proyectaron las acciones conjuntas a desarrollar a corto y mediano plazo. Alberto Escovar Wilson-White, Director de Patrimonio del Ministerio de Cultura de Colombia, destacó el trabajo que la Comisión viene adelantando desde hace ocho años y precisó que “como Ministerio se han comprometido a actualizar los estudios técnicos para la Catedral de Socorro, en Santander, que en este momento está pasando por una situación complicada; vamos a ver si a través de la escuela taller de Cartagena, con un apoyo que nosotros entregamos podemos atender una necesidad que se presenta en el claustro de San Pedro Claver en Cartagena; y nos hemos comprometido a hacer una visita técnica a la parroquia La Ermita, en Cali, que está viéndose afectada por el permanente paso del MIO, que es muy próximo a la Iglesia y la vibración probablemente le está ocasionando ciertas dificultades estructurales”. El funcionario también se refirió a las obras en marcha y concluidas: “Terminamos la restauración de la Iglesia de Chivatá - Boyacá; la restauración de la Iglesia de Dominguillo – Santander de Quilichao (Cauca) y mostramos el avance en la obra en la Iglesia de San Andrés de Pisimbalá, cerca de Tierradentro, porque es una Iglesia que se ha quemado ya en dos ocasiones anteriores, confiamos que ya después de esta restauración eso no vuelva a suceder. También se está gestionando la intervención en la Catedral de Manizales (restauración de los vitrales)”. Tras la ratificación del Ministerio de Cultura, en cabeza de la abogada y especialista en Derecho Constitucional y en Relaciones Internacionales, Carmen Vásquez Camacho, de continuar apoyando estas acciones de preservación del patrimonio histórico y cultural de Colombia, Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, obispo auxiliar de Cali y presidente de la Comisión Episcopal de Educación, Cultura y Universidades, se mostró complacido con el trabajo conjunto adelantado y señaló que desde la Comisión Episcopal se está construyendo un manual para la protección de los bienes patrimoniales. “Es un manual que queremos se vuelva normativo para todas las Iglesias Particulares”. En la reunión también participaron el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Monseñor Oscar Urbina Ortega; el director del Departamento de Educación, Cultura y Universidades del Episcopado, Pbro. Luis Carlos Gonzáles; representantes de la Arquidiócesis de Bogotá y el equipo base de la Iglesia Católica y del Estado para este tema.

Vie 26 Oct 2018

Digamos NO AL ABORTO

Por: Mons. Víctor Manuel Ochoa Cadavid - En estos días se nos presenta nuevamente el tema de la despenalización del aborto en Colombia, tema que suscita en todos los miembros de nuestra comunidad una gran sensibilidad y necesita también una palabra clara y precisa para orientar a los hombres y mujeres que viven la fe. Tenemos presente también que estos hechos suscitan un gran drama entre quienes tienen que enfrentarlo, poniéndonos de frente al gran tema del valor de la vida humana. En el designo amoroso de Dios, en las normas y modelo de vida que nos ha regalado, resuena claramente en la Palabra de Dios el precepto: “No matarás” en el libro del Éxodo (Ex 20, 13) y que Jesucristo en el Sermón de la montaña nos recuerda claramente (Mateo 5, 21). La vida humana es sagrada. Ella pertenece solamente a Dios, está en sus manos y en su plan, desde el momento mismo de la concepción hasta el término final de la misma. Ningún hombre o mujer puede atribuirse el derecho a matar o “interrumpir la vida humana”, se puede intentar disfrazar con otras palabras este hecho, pero siempre será el asesinato de una vida inocente, un acto realizado por un sicario. Como recientemente nos enseñó el Papa Francisco). En la cultura occidental, en el espacio jurídico y en el diario vivir de nuestro contexto social, toman cada vez más fuerza los “Derechos humanos”, algo justo y necesario, que lleva a fortalecer las condiciones de vida, los derechos y obligaciones de todos en el marco que pretende dar a cada uno lo que le corresponde. Muchos se han empeñado en este frente -de los derechos humanos-, pero con figuras de lenguaje y palabras, a veces ambiguas, se quiere destruir uno de los derechos fundamentales de la persona humana, el derecho a la vida, un derecho inalienable, que pertenece concretamente pertenece a un embrión o a un feto no nacido, o a un niño que ya es viable para una vida autónoma. Esta creatura es una persona humana, sujeto de deberes y derechos por parte de la sociedad. ¿Es justo matar un niño a pocos días de su nacimiento? ¿Es licito matar una vida inocente en los días que su nacimiento es ya viable, en los parámetros de la capacidad técnica de la medicina para mantener la vida? En una forma equivocada se van abriendo espacios para nuevos “derechos” (derecho al aborto, a nuevas formas de unión de parejas del mismo sexo, a la eutanasia, al uso de drogas) pero que no corresponden a la moral ni a la ética humana, leída en sus verdaderos fundamentos antropológicos. Podemos decir que descansan estas reflexiones sobre una antropología equivocada. El derecho a la vida humana es un derecho natural e inalienable, que también es tutelado por la Constitución de la República de Colombia (“El derecho a la vida es inviolable”, Articulo 11). No puede existir una forma de manipulación del lenguaje, que lleve a presentar el aborto, con otras palabras o con otra modalidad de expresión que lo descargue de su peso moral. El aborto es la conculcación de un derecho a la vida, es la muerte de un ser humano que tiene derecho a nacer y a recibir lo necesario para ser autónomo y cumplir el plan de Dios para el hombre. La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde su inicio, es decir desde la concepción misma (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2270). A una creatura indefensa, a un hombre en potencia, tiene que respetarse su derecho a la vida, debe protegerse y debe garantizarse. Si se invoca el respeto a los derechos humanos, debería respetarse el primero y fundamental entre todos: el derecho a la vida, el derecho a nacer. El aborto es un hecho contrario a la moral católica y a la ética, es claro que matar una vida humana está íntimamente ligado a la acción que consideramos “mala”. Este llamado se repite para la vida humana en todos los contextos y en el tiempo de su existencia. Nuestros Legisladores deben reflexionar y pensar que su tarea legislativa, tiene que defender, cuidar, garantizar la vida de todos los hombres y mujeres, también ciudadanos, incluso los no nacidos. El hombre, en su ser mismo, desde la concepción tiene que ser defendido en su integridad. De frente a la dramática realidad el aborto, se nos presentan el derecho fundamental a la vida, contrapuesto a otro presunto “derecho” a decidir el aborto, como si la vida del niño fuera propiedad de la madre (un derecho individual de la madre). En la reflexión sobre el aborto en Colombia debemos tener claro que cuanto se ha aprobado en su momento por la Corte Constitucional, la despenalización del aborto, con la sentencia C-355/2006, puede ser considerada como una ley injusta desde la moral católica. Respetuosamente, con las autoridades civiles legislativas, debemos señalar que esta decisión establece la apertura a este grave atentado a la vida humana, el aborto, sin pasar por la decisión del legislador y al ratificar su decisión se está fortaleciendo una decisión que va contra la vida humana. El uso de la expresión “interrupción del embarazo” quiere descargar de su peso moral la acción de matar a un niño que ha sido concebido (y que está condicionado por la situación de violencia-violación, posee deformidades o padece enfermedades, disturba la concepción sicológica de la madre). San Juan Pablo II, el gran apóstol de la familia y de la vida, define el aborto como el matar la vida humana –de forma deliberada y directa- en la fase inicial de su existencia, entre la concepción y el momento del nacimiento natural (San Juan Pablo II, Encíclica Evangelium Vitae, n. 58). Como ciudadanos, pero como cristianos, disentimos del pretendido “derecho al aborto” que va apareciendo en las reflexiones y sentencias judiciales. Recordemos a los lectores que este tipo de aproximación jurídica viene desde la famosa sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América (Sentencia Roe vs. Wade: Sentencia 410 US 113 / 1973). Esta decisión abrió la puerta al aborto en forma legan en USA. En esta ella se pretende defender el “derecho de la mujer al aborto” y el derecho a la privacidad en la persona que toma esta decisión. Este tipo de concepción jurídica va entrando y permeando también nuestra jurisprudencia en detrimento del valor de la vida humana. No podemos de ninguna manera defender el aborto como un derecho, más bien es el ataque y la destrucción de la vida humana. En la teología católica, no podemos hacer prevalecer el aparente “derecho personal” de la mujer sobre el derecho real y fundamental a la vida de la vida humana que tiene el derecho a nacer (derecho inviolable del “nasciturus”). El niño en el vientre de su madre no es una “cosa”, algo que puede ser desechado sin ninguna consecuencia ética o valor moral. Todos tenemos que defender la vida humana, potenciar sus derechos, fortalecer las acciones que ayuden el nacimiento de los niños y, también las acciones que ayuden a las madres -en necesidad o en condiciones de pobreza o enfermedad- para llevar a término el nacimiento de los niños. Estas interpretaciones jurídicas que van contra la persona humana, contra el derecho fundamental a la vida, abren necesariamente la puerta a una reflexión sobre el derecho que poseen las personas que viven la vocación a las tareas sanitarias (médicos, enfermeras, personal administrativo y de servicios), así como las Instituciones a invocar el derecho a la objeción de conciencia para realizar el aborto. Es necesario que encontremos el camino para la defensa de la vida humana, para procurar su respeto y su fortalecimiento en nuestra comunidad. Ello nos hace mirar con fe y responsabilidad el futuro. Del respeto de la vida humana, en todo momento de su existencia, surge el fortalecimiento de nuestra comunidad y entorno social. + Víctor Manuel Ochoa Cadavid Obispo de la Diócesis de Cúcuta

Jue 25 Oct 2018

"Construir una agenda regional de paz"

Fue el propósito del encuentro que se llevó a cabo en la ciudad de Cali, donde participaron obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, organizaciones sociales, y étnico territoriales del Suroccidente y Pacífico colombiano. El evento que se realizó los días 24 y 25 de octubre, dio como fruto la construcción de una agenda eclesial de paz para estas regiones del país, que contribuirán a la convivencia, la reconciliación y el buen vivir de las comunidades. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Ofrecemos a continuación el comunicado de prensa ofrecido al cierre de este encuentro.[/icon]

Jue 25 Oct 2018

Únase a caminata mundial en solidaridad con los migrantes y refugiados

El viernes 26 de octubre a las 8 am en las escalinatas del santuario a Monserrate en Bogotá, se dará inicio a la marcha con migrantes y refugiados: Un Millón de Kilómetros por Nuestros Sueños, convocada por el Secretariado Nacional de Pastoral Social/Caritas Colombiana, junto con la Fundación de Atención al Migrante de la Arquidiócesis de Bogotá y miembros de la Comisión de Movilidad Humana quienes se suman a la campaña impulsada por el Papa Francisco Compartiendo el viaje. Esta iniciativa mundial está animando a comunidades de todo el mundo a pasar tiempo con los migrantes y refugiados, para conocerlos, caminar y vivir en solidaridad con ellos. Esta caminata es una oportunidad para unirse a los migrantes y refugiados y divulgar un mensaje de esperanza, amor y solidaridad, en un mundo que lo necesita, especialmente en Colombia por la afluencia migratoria de hermanos procedentes de Venezuela a causa de las difíciles situaciones que este país. Todos estamos llamados a participar y formar parte de este momento histórico. ¿De qué historia queremos formar parte: una de desesperación y parálisis o de esperanza y solidaridad mundial? Caminando junto a los migrantes y refugiados, no solo creamos un vínculo de amistad y comprensión, sino que también enviamos un mensaje a los líderes mundiales, diciéndoles que los muros, las barreras y los discursos para fomentar el miedo no tienen futuro. “La esperanza es el impulso a compartir el viaje, porque el viaje se hace de a dos”. Papa Francisco Compartiendo el viaje responde a la llamada del Papa Francisco para promover la "cultura del encuentro". Al abrir nuestros corazones y mentes a los demás, fortalecemos nuestras relaciones y comunidades. Hacemos nuestro viaje hombro con hombro y también viajamos del uno hacia el otro. Para participar inscríbase al correo [email protected]. Mayor información comuníquese en Bogotá: 2177919 – celular: 3124348359 - 3128011128

Mar 23 Oct 2018

VII Foro: “Por un desarrollo integral y solidario del territorio

El próximo jueves, 25 de octubre, se realizará en el Campus Universitario de la Católica del Norte, en Santa Rosa de Osos – Antioquia, el VII Foro Diocesano, el cual tiene como objetivo “ofrecer un espacio de encuentro, reflexión y diálogo sobre el desarrollo integral y solidario del territorio” Según lo han mencionado sus organizadores, con este espacio “se busca hacer presencia en las tres regiones pertenecientes a la Jurisdicción de la Diócesis de Santa Rosa de Osos (Norte, Nordeste y Bajo Cauca), con el fin de generar una reflexión e invitación a las comunidades de asumir la responsabilidad en sus territorios, de proteger su entorno por medio del diálogo, la formación y la proyección y, así, dar pasos en la transformación de las realidades que afectan directamente al territorio”. La reflexión estará guiada a la luz de los 51 años de la Encíclica Populorum Progressio (El desarrollo de los pueblos), que advierte el problema, cada vez mayor, del desequilibrio social en los pueblos latinoamericanos y el Documento Medellín (1968). En esta oportunidad, el VII Foro Diocesano busca analizar el desarrollo que como cristianos debemos asumir, tal como lo propone Pablo VI (1967): “El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre. Con gran exactitud ha subrayado un eminente experto: «Nosotros no aceptamos la separación de la economía de lo humano, el desarrollo de las civilizaciones en que está inscrito. Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera» (Nº. 14). Este espacio académico está dirigido a sacerdotes de la diócesis, religiosas, alcaldes, empleados públicos, líderes sociales, comunitarios y parroquiales y estudiantes comprometidos con lo social. Ejes temáticos e invitados: Comprendiendo el desarrollo integral y solidario: Sociólogo John Jairo Serna, Universidad Católica de Oriente Acercándonos al desarrollo integral y solidario: Pbro. Casildo Rodríguez Bravo Desarrollo integral y solidario en contextos locales territoriales: Dr. Javier Ignacio Molina, Gerente Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial – PDET. Lo central del foro será un panel de experiencias, el cual contará con intervenciones de 30 minutos donde se abordará una mirada Diocesana desde lo pastoral y otra desde la realidad civil y social; finalmente, se desarrollará un espacio para conversar con el público. Mayores informes se pueden comunicar con Fabián Rendón al correo electrónico [email protected] o al teléfono 3117195370. [icon class='fa fa-download fa-2x'] Formulario de inscripción[/icon]

Lun 22 Oct 2018

Hipócrates no era católico

Por: Mons. Luis Fernando Rodríguez Velásquez - Vuelve y juega. De nuevo es puesto sobre el tapete el tema del aborto en Colombia. Da pena constatar cómo un pensamiento “liberal” quiere ser impuesto en el modo de vivir del pueblo, y cómo, sutilmente se pretende también dar vía libre a la llamada mentalidad eugenésica, en la que de manera egoísta y con argumentos a veces rebuscados, se busca eliminar un ser que dicen ser imperfecto. Si la criatura que viene en el vientre materno trae una malformación que “haga inviable su vida”, la misma naturaleza, que sabe más que nosotros, hará su trabajo. ¿Por qué entonces anticiparnos realizando en la criatura el aborto? El hecho de una malformación o imperfección fetal, nunca podrá ser razón para justificar el aborto. Es doloroso el reciente debate y fallo sobre la definición de los tiempos límite para realizar el aborto en Colombia, frente a lo cual los magistrados “deciden” no establecer tiempo, y permiten que se realice el aborto incluso en avanzado estado de gestación. Es claro que esto llevaría realizar lo que los médicos definen “infanticidio”, que llevó precisamente al nuevo pronunciamiento de los magistrados, prácticamente obligando a los médicos a realizar dicha acción en contra de una vida naciente. Por todo lo anterior, me parece importante recordar algunos pasajes del Magisterio, especialmente de San Juan Pablo II, que permitan dar luces sobre la posición que todos los hombres y mujeres de buena voluntad, y especialmente, los católicos, debemos tener presente para “saber dar razón de nuestra fe” (1Pe. 3,15). En la encíclica Evangelium vitae, San Juan Pablo II hace una prolongada reflexión sobre la penosa consolidación de una cultura de la muerte, y entre otras cosas afirma: “«Vivid como hijos de la luz... Examinad qué es lo que agrada al Señor, y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas» (Ef 5, 8.10-11). En el contexto social actual, marcado por una lucha dramática entre la «cultura de la vida» y la «cultura de la muerte», debe madurar un fuerte sentido crítico, capaz de discernir los verdaderos valores y las auténticas exigencias (n. 95) (la negrilla es mía). En este orden de ideas, el Papa de la vida, Juan Pablo II, invita a tomar conciencia del profundo significado del quinto mandamiento de la ley de Dios, no matar, y recuerda que “La vida humana es sagrada e inviolable en cada momento de su existencia, también en el inicial que precede al nacimiento. El hombre, desde el seno materno, pertenece a Dios que lo escruta y conoce todo, que lo forma y lo plasma con sus manos, que lo ve mientras es todavía un pequeño embrión informe y que en él entrevé el adulto de mañana, cuyos días están contados y cuya vocación está ya escrita en el « libro de la vida » (cf. Sal 139 138, 1. 13-16)” (n. 61). Otro aspecto, también de amplia discusión que emerge en este tipo de problemáticas, es lo que tiene que ver con la calidad de las leyes, la fuerza obligante que de ellas deriva, y la postura de quienes las consideran injustas y pueden, amparados también por la ley, apelar a la objeción de conciencia. De nuevo, Juan Pablo II, nos ilumina: “En continuidad con toda la tradición de la Iglesia se encuentra también la doctrina sobre la necesaria conformidad de la ley civil con la ley moral, tal y como se recoge, una vez más, en la citada encíclica de Juan XXIII: «La autoridad es postulada por el orden moral y deriva de Dios. Por lo tanto, si las leyes o preceptos de los gobernantes estuvieran en contradicción con aquel orden y, consiguientemente, en contradicción con la voluntad de Dios, no tendrían fuerza para obligar en conciencia...; más aún, en tal caso, la autoridad dejaría de ser tal y degeneraría en abuso». Esta es una clara enseñanza de santo Tomás de Aquino, que entre otras cosas escribe: «La ley humana es tal en cuanto está conforme con la recta razón y, por tanto, deriva de la ley eterna. En cambio, cuando una ley está en contraste con la razón, se la denomina ley inicua; sin embargo, en este caso deja de ser ley y se convierte más bien en un acto de violencia».Y añade: «Toda ley puesta por los hombres tiene razón de ley en cuanto deriva de la ley natural. Por el contrario, si contradice en cualquier cosa a la ley natural, entonces no será ley sino corrupción de la ley». La primera y más inmediata aplicación de esta doctrina hace referencia a la ley humana que niega el derecho fundamental y originario a la vida, derecho propio de todo hombre. Así, las leyes que, como el aborto y la eutanasia, legitiman la eliminación directa de seres humanos inocentes están en total e insuperable contradicción con el derecho inviolable a la vida inherente a todos los hombres, y niegan, por tanto, la igualdad de todos ante la ley. Por tanto, las leyes que autorizan y favorecen el aborto y la eutanasia se oponen radicalmente no sólo al bien del individuo, sino también al bien común y, por consiguiente, están privadas totalmente de auténtica validez jurídica. En efecto, la negación del derecho a la vida, precisamente porque lleva a eliminar la persona en cuyo servicio tiene la sociedad su razón de existir, es lo que se contrapone más directa e irreparablemente a la posibilidad de realizar el bien común. De esto se sigue que, cuando una ley civil legitima el aborto o la eutanasia deja de ser, por ello mismo, una verdadera ley civil moralmente vinculante” (n. 72). Pero, como este tema va más allá de una posición de carácter religioso o confesional, pues es de derecho natural, no es de fácil comprensión que existan leyes que vayan contra los principios naturales del cuidado y protección de la vida humana que motiva esencialmente la profesión médica. Un médico lo es para salvar vidas y protegerlas, sin discriminación alguna. Por eso, ¿por qué obligar a los médicos a realizar actos inicuos, incluso a aquellos que su conciencia les impide hacerlo?. No creo que existan en el mundo, médicos que en el día de su graduación no hubieran hecho el famoso Juramento Hipocrático, que sigue vigente desde el siglo V antes de Cristo. En dicho juramento, los médicos de hoy dicen públicamente, con su mano en el corazón: “Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura”. E Hipócrates no católico… + Luis Fernando Rodríguez Velásquez Obispo Auxiliar de Cali

Vie 19 Oct 2018

Jóvenes de Ocaña presentes en JMJ 2019

Cuando faltan menos de cien días para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Panamá, la diócesis de Ocaña sigue preparando a sus jóvenes para vivir esta experiencia única en la Iglesia. Por ello, realizará el próximo 10 de noviembre el 'Mega Concierto Católico'. Este será un espacio de oración y alabanza al Santísimo, donde se tendrá la oportunidad de disfrutar de los diferentes temas musicales interpretados por los catautores: Ítala Rodríguez, de Perú; el padre Doriam Rocha, de Valledupar y el padre Jair Montagut, de Barrancabermeja. Durante todo el año un grupo de jóvenes, animado por la pastoral juvenil de esta iglesia particular, ha estado realizando diferentes actividades que les permitirá solventar en parte los gastos para asistir a la JMJ 2019.