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¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión?
Tags: Plan de Predicación encuentro con el resucitado Iglesia predicación orante
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 5,27-32.40b-41 Salmo: 30(29),3-4.5-6.12ac-13 (R. 2a)
Segunda lectura: Apocalipsis 5,11-14
Evangelio: Juan 21,1-19
Introducción
Las lecturas de este domingo proporcionan una riqueza temática que permite plantear tres temas:
• Después de la Resurrección se muestra la Iglesia naciente, con la predicación activa de los Apóstoles, perseverando en la enseñanza, obedeciendo a Dios antes que a los hombres y sufriendo las persecuciones por causa de predicar a Jesucristo vivo.
• La experiencia de Dios en el creyente que, a pesar de las contradicciones de la vida diaria, las angustias, persecuciones, dolores, sufrimientos, lágrimas, es capaz de perseverar en el Señor; y puede convertir el luto en danza, la debilidad en fortaleza, el dolor y el sufrimiento en alegría y esperanza.
• El encuentro de los discípulos con Jesucristo Resucitado transforma la desolación en consolación, renace la alegría y la esperanza, y convierte a los apóstoles en misioneros, continuadores de la obra de construcción del Reino de Dios.
1. ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
La primera lectura de los Hechos de los Apóstoles muestra como el Sanedrín en cabeza del Sumo sacerdote, les prohíbe a los Apóstoles “enseñar en nombre de ese” y los acusan de haber “llenado a Jerusalén con esa doctrina”. Los Apóstoles a su vez les responden: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Cómo ellos se convierten en testigos de la resurrección de Jesucristo y cómo salen contentos por haber sido considerados dignos de sufrir los ultrajes por el Nombre de Jesucristo.
El Salmo 30 (29), resalta la súplica del creyente que clama y llama a Dios, sana su herida, saca su alma del abismo. A partir de esta experiencia el creyente, hace una lectura de la experiencia de Dios que es capaz de visitarlo en medio del sufrimiento con las lágrimas; pero pasado el tiempo, ese sufrimiento se convierte en gozo. Es así, como Dios es capaz de transformar el luto en danza, por estas proezas, el creyente, alaba a Dios por siempre.
La segunda lectura tomada del libro del Apocalipsis, refleja mediante los órganos del oído y de la visión, la experiencia de Dios. El creyente que ve y escucha a Dios vive recibiendo la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza para Adorar permanente a Dios.
La perícopa del Evangelio, manifiesta tres momentos sublimes en la experiencia de Jesucristo resucitado en la vida de los Apóstoles: 1. Un primer momento de desolación. Los Apóstoles no saben qué hacer, tratan de volver al lugar donde el Maestro los había llamado y escogido. Ante la muerte de Jesús, se pierde la esperanza, y se quiere volver atrás mediante el trabajo cotidiano, a las redes y a la barca. Es una forma de mitigar la tristeza que le ha causado la muerte del Señor. 2. El segundo momento, está iluminado por la pesca milagrosa, los Apóstoles en cabeza del discípulo amado, descubren la presencia del Señor, escuchan y obedecen la Palabra del Señor, y de las aguas vuelven a la tierra, sabiendo que El Señor no ha muerto, está con ellos, renace la esperanza y esto los llena de ilusiones y alegría. 3. Un tercer momento, en el cual el Señor les encarga la misión de continuar predicando el Evangelio y la Buena Nueva de la salvación, se ratifica el amor y el seguimiento del Señor.
2. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura?
La narración evangélica evoca la celebración de la Eucaristía. Así, como en el Evangelio de este domingo se pueden observar tres momentos sublimes, de la misma manera, se pueden vivir estos tres momentos en la Misa: El momento de la desolación; de la consolación; y de la misión. Así, pues, en la Eucaristía, memorial de la Nueva alianza, podemos observar los tres momentos, así:
1. El momento de la desolación, cuando en la primera parte de la Eucaristía, llegamos de la vida en ocasiones cargados con nuestras contradicciones, desesperanzados, tristes y agobiados por los problemas cotidianos y por la carga de nuestros pecados.
En el acto penitencial se nos pide hacer memoria de nuestros pecados y pedirle perdón al Señor, por todos estos momentos de sufrimiento y dolor.
2. En la Liturgia de la Palabra y de la Eucaristía propiamente dicha, nuestros sentidos se abren para que escuchando nos dejemos iluminar por la Palabra del Señor. Como Pedro llegamos a la misa desnudos, desprotegidos y desvencijados, y una vez, que escuchamos al Señor, empezamos a descubrir que Él está allí con nosotros, que no tengamos miedo, que nos revistamos de su gracia, nos cubre y protege. Él nos invita a salir de las aguas que inundan y amenazan nuestra existencia, y nos invita a aterrizar, Él en la Eucaristía, nos prepara el Banquete de la Alianza, su Cuerpo y su Sangre, nos alimenta, nos fortalece, nos invita a hacer comunidad. En comunidad se fortalecen nuestros vínculos, renace en nosotros la alegría y la esperanza. En comunidad permite que escuchemos al Señor en su Palabra. La comunidad permite que trabajemos juntos por una pesca abundante, donde a cada uno no le haga falta el alimento; en este sentido, la comunidad fortalece la fraternidad y se vive la caridad.
3. Tercer momento: Una vez que el Señor nos ha alimentado con su Cuerpo y con su Sangre, salimos de la misa entusiasmados, llenos de alegría y esperanza, el Señor camina con nosotros, como camina con Pedro, ratifica con cada uno de los creyentes su pacto de amor, nos invita a perseverar en el camino de la caridad, y nos encarga la misión de continuar su obra de amor a través de los tiempos y de las naciones. El Señor, nos envía, como envió a sus discípulos. Cada Eucaristía, cuando salimos es a vivir lo que hemos experimentado en comunidad, al salir del templo, cada cristiano, debe sentir que el Señor camina con él, que ratifica su amor por nosotros y nos hace sus discípulos misioneros en el camino de la vida en la edificación del Reino de Dios.
3. ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decirle a la comunidad?
Cristo resucitado que nos hace discípulos misioneros que construyen su reino con el amor y la paz; a través de las palabras del Papa Francisco, en la reciente Exhortación Apostólica Gaudete ed Exultate, el llamado que nos hace a la santidad, comentando las bienaventuranzas, dice: ¨dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios¨. Al final del numeral 89 de esta exhortación, acuña una frase, que sin duda alguna pudo haber aprendido de la visita en Colombia, pues nos invita a ser artesanos de la paz, y dice textualmente: “Se trata de ser artesanos de la paz, porque construir la paz es un arte que requiere serenidad, creatividad, sensibilidad y destreza. Sembrar paz a nuestro alrededor, esto es santidad”.
En esta misma línea del mandato que hace el Señor a Pedro y a los discípulos y a través de ellos, a toda la Iglesia, el Papa Francisco exhorta a la comunidad creyente a que seamos discípulos misioneros al encuentro de Jesucristo vivo. “Para un cristiano no es posible pensar en la propia misión en la tierra sin concebirla como un camino de santidad, porque «esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación» (1 Ts 4,3). Cada santo es una misión; es un proyecto del Padre para reflejar y encarnar, en un momento determinado de la historia, un aspecto del Evangelio. Se trata entonces de un camino de santidad que se construye con la Gracia que Cristo resucitado infunde en sus apóstoles, discípulos, misioneros, y en toda la Iglesia.
4. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión?
El encuentro con Jesucristo resucitado se parece a ese camino que realizó el Señor con Pedro. Tres veces le pregunta el Señor si lo ama, y tres veces le responde Pedro que, sí lo quiere, y en la tercera, Pedro se entristece, pero el Señor lo ratifica en el amor. Varias interpretaciones sugieren que el número tres en la Biblia, es significativo, porque es la forma de ratificar un compromiso, y sellar un pacto; pero también es la forma de recordar las tres ocasiones en que Pedro negó al Señor. De alguna manera, se ve en esta triple pregunta que, por encima de las negaciones, está el amor que consolida el sello de la alianza con el Señor. Así, nosotros, podemos recordar momentos en que con nuestras actitudes, conductas o pecados hemos negado al Señor. Así, como en la Cruz el cayó tres veces, tres veces se levantó; de esta forma, nosotros debemos ratificar ese amor, no nos quedemos anclados en la negatividad del pasado sino que levantándonos de nuestras contradicciones y pecado, podamos con la Gracia del Señor, animarnos a seguirlo, a ser discípulos, a continuar caminando por el camino de la vida, llenos del amor que Él nos regala. El Señor no nos condena, ni se alegra de nuestras contradicciones, sino que nos amina a seguirlo amorosamente en el camino de la vida. No nos cansemos de levantarnos, no nos cansemos de decirle Señor, tu lo sabes todo, tu sabes que te amo, no nos dejemos inundar de desesperanza en el camino de la vida, sino que sigamos diciéndole, sí, Señor, hágase en mí según tu palabra.
RECOMENDACIONES PRÁCTICAS:
1. Se sigue en el Tiempo pascual, cuyo tiempo se expresa en la alegría de los cantos, orientados al seguimiento y discipulado misionero.
2. Cuidar los signos propios de este Tiempo Pascual: manteles, luces, flores, ornamentos festivos,
3. Sería oportuno hacer hoy el Rito para la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo, que ocuparía el lugar del acto penitencial al comienzo de la Misa, siguiendo lo indicado en el Apéndice I, propio para la cincuentena pascual, Misal, p. 1058.
4. Debido a la temática del amor que presenta la Palabra de Dios, se recomienda tomar la Plegaria Eucarística para Diversas Circunstancias IV, con su Prefacio: “Jesús, que pasó haciendo el bien”.
5. Recordar que el viernes 3, es en Colombia la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y día de la Reconciliación.
6. En este día se celebra la Jornada Mundial de la Infancia Misionera.
Miremos y contemplemos el Crucificado
Jue 2 Mayo 2024
Lex orandi, lex credendi, lex vivendi
Jue 2 Mayo 2024
Mar 9 Abr 2024
Soy yo en persona
TERCER DOMINGO DE PASCUAAbril 14 de 2024Primera Lectura: Hch 3,13-15.17-19Salmo: 4,2.4.7.9(R. cf. 7b)Segunda Lectura: 1Jn 2,1-5aEvangelio: Lc 24,35-48I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Palabra de este domingo nos, presenta, entre otros, tres temas para orientar nuestra reflexión:Identificación del Dios de Israel, como el Dios de nuestros padres, quien es el mismo Dios de Jesús, a quien resucito: “El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres” (Hch 3,13).El testimonio de quienes fueron testigos de la pasión, muerte y resurrección del Santo y del Justo, el autor de la vida, quien murió por nuestros pecados y los del mundo entero; a quien Dios resucitó de entre los muertos y quien es el Mesías, que está presente en nuestro caminar y nos invita a creer y a trabajar con amor y esperanza en la construcción de caminos de conversión y perdón, de esperanza y encuentro, de convivencia humana y caridad.San Lucas identifica al discípulo misionero quien reconoce a Jesús y tiene un estilo de vida: de paz y alegría, de conversión y perdón, de encuentro y testimonio; cree que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios venido en cuerpo humano; obedece la Palabra de Dios; y vive la paz y ama, perdona y sirve a los hermanos.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? En los Hechos, escuchamos que Pedro inicia su mensaje identificando al Dios de Israel, como el Dios de nuestros padres, quien es el mismo Dios de Jesús, a quien resucito: “El Dios de Abraham, y de Isaac, y de Jacob, el Dios de nuestros padres” (griego: pateron). E identifica a Dios con estos patriarcas para recordarnos que Abraham, Isaac, y Jacob son los progenitores, “padres”, la fuente originaria, la semilla fundante, del pueblo de Israel. Su siervo Jesús, Cristo, a quien el Dios de Israel “ha glorificado, como lo había prometido a su Hijo amado, Jesús”. Gloria que se refiere al señorío y la majestad de Dios. Gloria de Dios, revelada a la humanidad, principalmente de tres formas: En el tabernáculo y en el templo, a través de la presencia Divina; en obras mesiánicas de Salvación; y en el juicio.Gloria que Dios comparte con Jesús. Gloria de Dios y gloria de Cristo quien revela su presencia en nosotros y en la comunidad, en su obra salvadora y en el juicio. Pedro le habla al pueblo de Jesús de forma categórica: “Dios… ha glorificado a su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y de quien renegaron ante Pilato, cuando había decidido soltarlo”, para mostrar que Jesús ha sido traicionado, entregado en manos de pecadores y matado como un criminal. Así deja claro ante la multitud que ellos fueron los responsables de la muerte de Jesús, el Mesías, al exigir que Pilato soltara a un asesino, Barrabás, y condenara a Jesús. Pero Pedro abre la puerta del perdón y advierte “mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo hicieron, igual que sus autoridades”, con lo que pasa del juicio a la gracia. Por lo que se concluye: Juicio sin gracia destruye, y, a la vez, gracia sin juicio es ‘gracia barata’, “el enemigo asesino de nuestra iglesia” (Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Discipleship). Necesitamos el perdón de Dios y nuestro arrepentimiento.El Salmo 4, es una oración de la tarde, con invocación al “Dios de mi justicia” por quien “en paz me acuesto”, con la insistencia en que "Dios es el único necesario". La "confianza" en Dios está en abandonarse en el sueño, en el silencio de esta muerte aparente con la seguridad que vamos a despertar.San Juan, en su primera carta, nos presenta a Jesucristo, sacrificado por nuestros pecados, quien había advertido su muerte para “que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos…”, había invitado a guardar sus mandamientos, a ser fieles, como signo de que lo conocemos, y a amar y alabar a Dios con sentimientos de gratitud. San Lucas identifica al discípulo misionero, quien reconoce a Jesús y tiene un estilo de vida: de paz y alegría, de conversión y perdón, de encuentro y testimonio; diferente al mundo, que sigue el sistema anti Dios, por lo que rechaza permanecer en Él y vivir como Él, como señales del auténtico cristiano, que cree que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios venido en cuerpo humano; obedece la Palabra de Dios; y que vive la paz y ama, perdona y sirve a los hermanos.Hasta a los mismos discípulos se les dificulta aceptar los acontecimientos de la pasión y muerte, creen que todo había terminado con la muerte del Señor; pero se encuentran con la sorpresa de Dios, al resucitar a Jesús, quien se les manifiesta en el camino de Emaús, en el cenáculo y otros lugares donde irrumpe para quitar el miedo y la pesadumbre e impulsarlos a ser testigos y anunciadores de la nueva verdad: ¡el Señor resucitó! Él quiere reconfortar a los suyos en la fe y que se tome conciencia de su presencia, de su compañía, por eso los invita a que lo toquen, a que le palpen sus heridas y le den comida. Come con ellos y les recuerda los momentos vividos para que se cumpliesen las Escrituras.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? El Señor Jesús ayuda a los discípulos a superar el miedo y terror, el espanto y la incredulidad. Les muestra las manos y los pies, diciendo: “¡Soy yo!”, y manda palpar el cuerpo, diciendo: “Porque un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.” Muestra sus manos y sus pies, porque en ellos están las marcas de los clavos. Cristo resucitado es Jesús de Nazaret, el mismo que fue muerto en la Cruz, y no un Cristo fantasma como imaginaban los discípulos viéndolo. Les pide palpar su cuerpo, porque la resurrección es resurrección de la persona toda, cuerpo y alma. Nada que ver con los griegos y la teoría de inmortalidad del alma o con la reencarnación. Dios, de forma maravillosa, cumplió en Jesús, su designio. Jesús, el enviado, desarrolló la mayor parte de su vida pública en la tierra, con sus discípulos, y les había anunciado todo lo relacionado con Él en las Escrituras, por eso ahora al hablarles les abrió el entendimiento y comprendieron lo sucedido. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?El Señor Jesús está presente entre nosotros, pero hoy encontramos opiniones diversas y contradictorias acerca del testimonio que damos los cristianos. Están los que dicen que estamos lejos de ser testigos, que nuestro comportamiento en lugar de ser buena noticia, por ser portadores de la Palabra de Dios, es muy dudoso, temeroso y tímido. Otros opinan que necesitamos experimentar su presencia resucitada para convertirnos y renovarnos, porque nos falta fe. Y están los que afirman que en la medida que reconocemos que su amor actúa en nuestras vidas y nos dejamos llenar de su Espíritu, podemos caminar día a día siendo testimonios vivos para otros hermanos. Este reconocer en nuestro camino al Resucitado, experimentarlo en nuestra vida, nos da el poder ser testigos, ser lámparas y senderos para anunciarlo, como el Mesías. Se trata, por tanto, de invitar a reconocerlo y confiar en su misericordia de Hijo de Dios; dejar las dudas y terror y, por el contrario, verlo y escucharlo en quienes esperan compasión; comprender las Escrituras y tener actitudes de misericordia en la oración y la acción, en la palabra y la vida y en la acogida y el trato; convertirnos y a agradecer el regalo de la salvación con una vida fraterna y solidaria, de perdón y paz; ser apóstoles de misericordia y hacer de los mandamientos vida que nos lleve a amar y servir a los otros y nos prepare para el encuentro definitivo con el Señor, y a vivir de fe y amor para tener fortaleza en la lucha y consuelo en las dificultades.Como la incredulidad y la duda se anidan en nuestro corazón, nos debilitan espiritualmente y nos confunden en las certezas de la fe, necesitamos colocar nuestra vida ante la presencia de Dios y su Hijo Resucitado, que es quien nos ayuda a superar todas las sombras, los vacíos y las fragilidades humanas, nos renueva con su poder y nos impulsa a ser testigos del amor revelado y a asumir nuestra misión como discípulos misioneros suyos.Uno de los modos de encuentro con Jesucristo, y que la celebración Eucarística debe fortalecer en nosotros, son los pobres. El Papa Francisco, en su visita a Colombia y concretamente en su intervención en el ángelus, en Cartagena, nos anima a descubrir cómo el Señor nos enseña y nos habla a través del ejemplo de los sencillos y de los que menos cuentan: “Son los pobres, los humildes, los que contemplan la presencia de Dios, a quienes se revela el misterio del amor de Dios con mayor nitidez”. (Ángelus y visita a la casa santuario de san Pedro Claver, Cartagena, 10 de septiembre 2017).II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaHoy ha resucitado el Señor. Hoy el Señor nos explica las Escrituras y parte para nosotros el Pan en el Sacramento de la Eucaristía. Hoy nosotros como Iglesia, queremos reconocer esta presencia del Resucitado y por eso brota de nuestro corazón la misma súplica de los discípulos de Emaús en el camino: «Quédate con nosotros, Señor». Esta petición se convierte en una oración actual ya que deseamos que el Resucitado no pase de largo por nuestras vidas. Convencidos de que Él permanece en medio de nosotros, vivamos alegres esta celebración eucarística. Monición a la Liturgia de la PalabraLa Palabra de este domingo nos presenta el testimonio de quienes fueron testigos de la pasión, muerte y resurrección del Santo y del Justo, el autor de la vida, quien murió por nuestros pecados y los del mundo entero; a quien Dios resucitó de entre los muertos y quien es el Mesías, que está presente en nuestro caminar y nos invita a trabajar con amor y esperanza en la construcción de caminos de conversión y perdón, de esperanza y encuentro. Escuchemos con fe.Oración Universal o de los FielesPresidente: confiados en la presencia del Señor Resucitado y en su amor generoso, oremos a nuestro Padre, diciendo:R. Por la victoria de Cristo, salva, Señor, a tus redimidos.1.Por la Iglesia: para que la fe de la Pascua la libre de toda servidumbre y la haga más generosa en el servicio. Roguemos al Señor.2.Por los pueblos todos de la tierra: para que el triunfo de Jesús sobre la muerte apague los odios y restaure la paz. Roguemos al Señor.3.Por todos los que sufren: para que la gloria del Resucitado cure sus heridas y transforme su dolor en alegría. Roguemos al Señor.4.Por nuestros hermanos que viven en las periferias, para que, por la caridad, se sientan incluidos y atendidos, y así experimenten la cercanía de Cristo y de la Iglesia. 5.Por nosotros y por todos los cristianos: para que el gozo de esta Pascua renueve nuestra fe y nos haga testigos entusiastas del Evangelio. Roguemos al Señor.Oración conclusiva¡Oh Dios!, tu amor ha sido más fuerte que el odio y que la muerte. Escucha nuestra súplica filial y haz de nosotros hombres nuevos por la fe en tu Hijo Jesús Resucitado, que vive y reina por los siglos de los siglos.R. Amén.
Vie 15 Mar 2024
Queremos ver a Jesús
QUINTO DOMINGO DE CUARESMAMarzo 17 de 2024Primera Lectura: Jr 31,31-34Salmo: 51(50),3-4.12-13.14-15 (R. 12a)Segunda Lectura: Hb 5,7-9Evangelio: Jn 12, 20-33I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducción• Estamos próximos a la celebración del Triduo Pascual, la liturgia de la Palabra nos recuerda la proximidad de esta celebración central de la fe de los que creemos en Cristo. La conversión, la búsqueda de Dios, el reconocimiento de su acción salvadora en la historia, no pretenden otra cosa más que disponer el corazón de los cristianos de hoy, para actualizar su pasión, muerte y resurrección.• El autor de la carta a los Hebreos describe cómo Cristo, “a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte”. El Evangelio indica que “ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre”. El Señor Jesús se dispone a dar la vida, y se intuye desde ya, que esta será de forma dramática, pero con la certeza que, si “el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, dará mucho fruto”.• La celebración de la pascua del 2024, debe llevar a cada creyente no solo a recordar lo acontecido en la vida de Jesús, sino a actualizar en la propia vida este gran acontecimiento, puesto que el Señor vuelve a dar la vida por cada uno de nosotros, Él vuelve a cargar la cruz para morir en ella y resucitar, para darnos nueva vida, para que seamos capaces de amar con el mismo amor con el que Él ofreció su vida para la salvación de todos. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?El profeta Jeremías anuncia una “Nueva Alianza” luego de que el pueblo ha rechazado con su infidelidad e idolatría el primer pacto. Dios ha permanecido fiel, ahora exige a su pueblo que se acerque y se convierta a Él, para que esta Alianza sea grabada más profundamente en el interior de cada uno de los miembros de su pueblo: “meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”. Dios muestra el camino a seguir y da fuerzas para seguirlo, Él perdona a su pueblo, “cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados”, de la misericordia del Señor brotará una nueva actitud en el corazón de su pueblo, “todos me conocerán” fruto de esa nueva forma de relación, de la intimidad interior, del encuentro tan personal con Él. El autor del miserere nos refiere directamente lo que el profeta Jeremías predica y Dios quiere de su pueblo con este “Nuevo Pacto”: “Oh Dios, crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme” “Devuélveme la alegría de tu salvación”.El texto ofrecido hoy por el autor de los Hebreos es profundamente elocuente al presentar a Cristo como mediador y sacerdote, Jesús profundamente humano, sabe del dolor y del sufrimiento y a la vez como Sumo Sacerdote es mediador entre Dios y los hombres, Él sabe también que su sacrificio, lleno de dolor, es necesario para la salvación de todos los hombres. Los Evangelios indican que, ante la eminente muerte de Jesús, Él se llena de miedo, tristeza y angustia, el texto de los hebreos añade una expresión dramática de su pasión “a gritos y con lágrimas presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte”, y a la vez, presenta lo que se va realizar a través de su obediencia: Él “se convirtió en autor de la vida”.Durante estos tres últimos domingos de la cuaresma (tercero, cuarto y quinto) el Evangelio nos ha presentado unas figuras muy ricas de significado: el templo que Él reedificará en tres días, la serpiente levantada en el desierto que curará a quien la mire con fe, y hoy el grano de trigo, que, si no cae en tierra y muere, queda infecundo. También el Evangelio rescata la imagen del Hijo de Hombre elevado en la cruz, “cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”. El Señor nos ha llevado poco a poco a entender lo que significa su pasión y muerte con esta imagen tan práctica y conocida: “si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto”. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?La liturgia de la Palabra de este Domingo nos presenta a Jesús caminando admirablemente, con gran fortaleza y profunda obediencia hacia su “hora”, aquella que había anunciado en repetidas ocasiones y que causó tanto malestar en algunos de sus discípulos. El Señor sabe que ese momento se aproxima, y para que se lleve a cabo la obra de la salvación es necesario que se cumpla la voluntad de Dios.Esta hora está llena de angustia, de sufrimiento, de dolor y lágrimas, así lo narra el Evangelio “mi alma está agitada”, el Señor pide en su plegaria que el Padre lo libre de esta hora, pero todos conocemos de la obediencia del Señor, para esto ha venido al mundo para “dar la vida en rescate de todos”. Reconocer la hora de Jesús, recordar su pasión y muerte siempre nos impactará, pero más que la comprensión de este doloroso momento de la vida del Señor, es descubrir el gran valor de su entrega y de los frutos de su sacrificio. La cruz del Señor asumida con obediencia nos vuelve a la comunión con Dios, nos rescata del pecado, renueva esa relación íntima en el corazón de un nuevo pacto en el que el Señor será nuestro Dios y nosotros su pueblo, enriquecido con los dones de la fidelidad en el seguimiento de Cristo, la entrega a Dios y la aceptación de su voluntad.El Señor hoy nos enseña a comprender nuestra propia cruz, a llevarla con dignidad de cristianos, pues, así como Él resucitó, el cristiano que es capaz de caminar por las sendas del Evangelio, será capaz de morir al pecado, al mal que somete a este mundo y nacer a una vida nueva, de encuentro con Cristo, de fidelidad al Evangelio.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Le pedimos al Señor que nos ayude a renovar nuestro compromiso de entrega a Dios y seguimiento de su Hijo, hoy el corazón puede estar muy lejos de la voluntad de Dios y en el camino que hemos hecho hasta el momento haber traicionado las enseñanzas del Evangelio, y con terquedad, rechazar el gran amor que Dios nos tiene. La “Nueva Alianza” debe ser ahora un pacto con Dios de vivir en fidelidad y obediencia, una nueva relación que implica encontrarnos permanentemente con Él, todos los días en la intimidad de nuestra oración, para comprender cuáles son sus designios.Para lograr esto, todos los días debemos pedirle al Señor un corazón puro, una renovación interior que nos lleve a colocar en lo más profundo del corazón los valores del Evangelio y la seguridad de que este camino hacia la vida eterna no lo hacemos solos, lo realizamos con otros, en compañía del Señor que nos sigue mirando con misericordia y nos llama a creerle y a confiar en Él. Le suplicamos al Señor que los momentos de angustia, dolor y lágrimas, los sepamos asumir con la fortaleza con la que Él asumió su “hora” de sufrimiento. Disponemos hoy nuestro corazón para reconocer la cruz que nos ha correspondido llevar y le rogamos a Dios nos haga obedientes para acercarnos más a Él, y unidos nuestros dolores a la fatiga de su pasión, también nosotros seamos capaces de morir al mal y dar la vida con Él, para resucitar a una “vida nueva”, la que nos trae el Señor en la pascua del 2024.Así como el grano de trigo cae en tierra y muere para dar mucho fruto, nosotros también nos ofrezcamos, nos gastemos y desgastemos en obediencia al Dios de la vida, para que demos frutos de fe, esperanza y caridad en este peregrinar hacia la vida eterna.Próximos a celebrar los días de la pasión, muerte y resurrección del Señor, cada uno haga el propósito firme de encender en el corazón la fe y la admiración del designio amoroso de Dios que vuelve a dar la vida por todos nosotros, para que, reconociendo al autor de la vida, celebremos como Iglesia en Colombia el paso de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, de la guerra a la paz de quienes nos sabemos amados y reconciliados por Dios. ______________________Recomendaciones prácticas:•En este domingo se celebra el tercer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 804-805 del Misal Romano.•Visitar a los enfermos y motivarlos a reconciliarse con quienes pudieran tener alguna discordia pendiente; aprovechar en lo que queda de la cuaresma para hacer, con docilidad al Espíritu Santo una revisión plena y honesta de vida, establecer los cambios o conversiones que debemos dar, y no dejar morir nuestro espíritu, sino configurarlo con Cristo resucitado. •Durante esta semana, en varias Diócesis se celebra la Misa Crismal. Conviene promover la participación del santo Pueblo fiel de Dios a esta Misa en la Catedral.II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, celebramos el Quinto Domingo de Cuaresma; cercana ya la fiesta de Pascua, la celebración litúrgica de hoy es una invitación gozosa a reflexionar sobre el significado de la pasión, muerte y resurrección del Señor, “si el grano de trigo cae en tierra y no muere, queda infecundo, pero si muere, dará mucho fruto”; dar la vida, gastar la existencia, llevar la cruz hasta el final, esa será también nuestra misión, para alcanzar vida eterna. Con la esperanza de poder nosotros también morir y resucitar con Cristo, dispongámonos a iniciar esta santa misa. Participemos con alegría y esperanza.Monición a la Liturgia de la Palabra La carta a los Hebreos nos habla de la plegaria de Jesús, sus “gritos y lágrimas” ante la certeza de su muerte. El evangelio nos recuerda el momento de angustia y crisis de Jesús ante la “hora” dramática que ve acercarse de su pasión y muerte, aunque triunfa su voluntad de obediencia al plan salvador de Dios, con la hermosa imagen del grano de trigo que, para dar fruto, tiene que morir. Escuchemos atentamente.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Próximos a iniciar la semana santa, presentemos a Dios nuestro Padre las plegarias que brotan en medio de nuestras angustias y tristezas, seguros de alcanzar una vida llena de felicidad si sabemos obedecer a su voluntad. A cada intención nos unimos diciendo: R. Dios de la vida, escúchanos1.Para que el papa, obispos y sacerdotes sean fieles a su ministerio y que, conscientes de la misión que Dios les ha confiado, sean hombres de misericordia y de perdón, rectos en el actuar y amantes del bien a favor de todo el pueblo de Dios. Oremos.2.Por quienes ostentan el poder sobre la tierra, para que el perdón y la misericordia se impongan al espíritu del egoísmo y la venganza. Oremos.3.Para que el Redentor del mundo, que experimentó en la cruz el sufrimiento y la angustia, se compadezca de los que sufren, les dé fortaleza y ponga fin a sus dolores. Oremos.4.Para que todos aquellos que sufren la esclavitud del pecado puedan recorrer el camino del grano de trigo y morir a sí mismos para resucitar con Cristo. Oremos.5.Para que nosotros aquí reunidos, que en estos días nos disponemos a recordar con veneración su Cruz, nos reconforte con la fuerza de su Resurrección. Oremos.Oración conclusivaPadre lleno de misericordia, concédenos que,a través de las pruebas de la vida,sepamos participar íntimamente de la pasión de tu Hijo amadoy alcanzando la fecundidad del grano de trigo que mueremerezcamos ser reunidos,como cosecha buena, en los graneros de tu Reino.Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.
Vie 8 Mar 2024
El que obra la verdad se acerca a la luz
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA«Laetare»Marzo 10 de 2024Primera Lectura: 2Cro 36,14-16.19-23Salmo: 137(136), 1-2.3.4-5.6 (R. 6a)Segunda Lectura: Ef 2,4-10Evangelio: Jn 3,14-21I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducción•Hemos meditado en los primeros domingos de cuaresma en la Alianza que Dios hizo con la humanidad. Noé, Abrahán y Moisés han sido los protagonistas de esta historia de predilección y salvación. La lección de esta historia es que Dios se manifiesta siempre fiel y atento a la historia del Pueblo que se escogió, lo podemos evidenciar en los relatos del éxodo, el camino por el desierto y la entrada a la tierra prometida.•Por otro lado, está el pueblo de Israel, duros de cabeza y de corazón, incapaces de aceptar la voluntad de Dios, de responder con fidelidad a su predilección y de someterse con fe al pacto realizado en el Sinaí sin idolatrías. Este pueblo a quebrantado el primer mandamiento y con esta falta de rectitud los demás preceptos de la ley.•Estamos en camino hacia la pascua, nos hemos venido preparando para celebrar el acontecimiento redentor de la pasión, muerte y resurrección del Señor, en la mitad de este camino cuaresmal el Señor nos exhorta en su Palabra a confrontar nuestra falta de buen juicio y testarudez, tan parecida en ocasiones a la de los israelitas en el desierto. El Señor nos llama a una auténtica y verdadera conversión.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La historia del destierro del pueblo de Israel, marcada por el sufrimiento y el deseo de regresar a la heredad prometida, se convierte para el autor de Crónicas en la oportunidad para indicar al pueblo de la Alianza, que lo vivido en Babilonia no es otra cosa más que la consecuencia de su pecado de idolatría e infidelidad. Todo el pueblo, hasta sus autoridades “multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles”. Dios siempre se manifestó paciente y compasivo, “tenía compasión de su pueblo”, les envió profetas para que les advirtieran y señalaran el camino de la fidelidad, pero no les hicieron caso, se hicieron testarudos a la hora de entender y vivir según las exigencias de la Alianza. El destierro a Babilonia, la destrucción del Templo de Jerusalén, la restricción del culto, fue la lección que Dios dio a su pueblo por la infidelidad a la Alianza. Pero sabemos que Dios nunca deja sin oportunidad a los que Él se escogió, una vez el pueblo deseó con mayor intensidad regresar a la tierra prometida, suscitó en Ciro, Rey de Persia, la decisión de permitir a los que quisieran, volver a su tierra. El autor del salmo 136 señala con sabiduría, cómo es de fácil que el hombre abandone el camino del bien, y cuando esto pasa Dios permite que sobre ese hombre venga la angustia y la soledad, esto fue lo que pasó con Israel, ahora desterrado en tierra extranjera, allí echan de menos los cantos de Sión y piden a Dios que termine con sus enemigos los Asirios. Pero Israel sabe suspirar por Jerusalén y no se olvida de ella: “Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha. Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti”.San Pablo en el capítulo dos de la carta a los Efesios manifiesta que, ante las situaciones de esclavitud y muerte espiritual a la que se somete el hombre, presenta a “Dios, rico en misericordia”, quien no es indiferente ante la miseria humana, el amor de Dios supera nuestro pecado, propicia nuestra salvación, “por el gran amor con que nos amó”, estando nosotros muertos al pecado, nos ha hecho vivir con Cristo”. Pablo pretende que tomemos conciencia de estos dos estados, el de la muerte y el de la vida, para que apreciemos en su justo valor la bondad de Dios, que ahora espera de nosotros fe y buenas obras: “somos, pues, obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras”. Leemos hoy en el Evangelio de Juan, en el capítulo tres, la segunda parte del diálogo de Jesús con Nicodemo, que es una intervención del Señor, llena de expresiones profundamente teológicas. Después de haber indicado la manera de cómo debemos nacer de nuevo “por el agua y el Espíritu”, Jesús refiere la imagen de la serpiente elevada en el desierto, que quienes la miraban producía la curación, “así tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna”. La elevación de Jesús en la cruz revela su origen divino y al propio tiempo su carácter de Hijo del hombre, exaltado, elevado en la cruz, salvará al hombre de la muerte y le comunicará la vida imperecedera. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?El libro de las crónicas hace una descripción de la historia de Israel que puede ser imagen de nuestra historia personal y comunitaria. Dios nos ha elegido, nos ha llamado a la vida, nos invita en estos nuevos tiempos a “caminar juntos”, nos ha señalado el camino de la salvación, sellado definitivamente con su pasión, muerte y resurrección, a pesar de todos estos acontecimientos en los que Dios se ha manifestado grande y misericordioso, la humanidad se sumerge en la indiferencia ante lo sagrado, infidelidad a los criterios del evangelio y marcadas idolatrías que surgen del relativismo en muchos campos de la vida e ideologías carentes de una sana y correcta concepción de lo que es y significa la persona humana.Pareciera que en muchos ambientes en los que el hombre de hoy desarrolla su existencia, algunos han “preferido las tinieblas a la luz” porque no terminamos de admitir la presencia de Dios entre nosotros, ni el valor de la entrega amorosa de su Hijo en la Cruz para nuestra salvación. Así como Israel fue tentado en el Antiguo Testamento al dejarse contaminar por las malas costumbres e idolatrías de los pueblos de aquel entonces, también nosotros estamos sometidos al atractivo que el mundo de hoy quiere ejercer sobre nosotros, abiertamente distantes del Evangelio de Cristo, despreciando la fe, la vida, destruyendo la casa común en la que vivimos.Cuaresma es un tiempo para que revisemos nuestra relación con Dios, con nuestros hermanos, con nosotros mismos y el mundo en el que vivimos. Cristo es la luz en nuestro camino, él se sometió a la cruz, para que, puesto por encima de nosotros, viéndolo creyéramos y fuésemos salvados. Qué bueno que hoy nos dejemos confrontar por este gran acontecimiento salvador de la cruz del Señor, no dejemos de soñar en las promesas de la salvación, añoremos volver el corazón y la mente a la promesa de vida eterna, con fe, entrega a Dios y seguimiento a Cristo. Aprovechemos este tiempo de gracia para reconciliarnos, para que llenos de alegría seamos fieles a la Alianza sellada con la cruz de Cristo y añoremos como el pueblo de Israel volver el corazón a las promesas de la salvación.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Las prácticas de la cuaresma, buscan despertar en nuestro corazón la sensibilidad de las cosas de Dios, de lo sagrado; estas herramientas espirituales afinan el intelecto y fortalecen el corazón, para reconocer con mayor seguridad el paso de Dios por nuestras vidas, paso amoroso y siempre misericordioso a pesar de nuestros pecados.Dios no nos abandona en nuestro camino por el desierto y aunque, en medio de nuestras libres decisiones podemos actuar infielmente y busquemos remplazar su presencia con otras realidades temporales y caducas, Él siempre está ahí, para volvernos al camino, para darnos vida y la nueva oportunidad de volver a la heredad de sus promesas.Vamos a conmemorar la pasión, muerte y resurrección del Señor, en esta nueva actualización Jesús será puesto nuevamente en alto, para que creamos y creyendo alcancemos la salvación, esto implica que conscientemente dispongamos bien el corazón y así como lo explica el apóstol Pablo, nosotros muertos al pecado, nos dediquemos a las buenas obras.El sacramento de la reconciliación será para nosotros la oportunidad de volver a la comunión con Dios, al servicio generoso y libre en la edificación de la Iglesia del Señor Jesús, con la vida reconciliada por el amor misericordioso de Dios, despertaremos en el propio corazón y por nuestro testimonio, en el corazón de los hermanos, el deseo de salir de tierra extranjera, la del destierro, tierra llena de lágrimas, tristezas y desánimos y volver así, a la tierra de la promesa, tierra de alegría, paz y resurrección._______________________Recomendaciones prácticas:•Hoy se permite el sonido de los instrumentos musicales y el altar se puede adornar con flores. •En este domingo se celebra el segundo escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 803-804 del Misal Romano.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Queridos hermanos, nos hemos reunido para escuchar la Palabra de Dios este cuarto domingo de cuaresma y participar de la fracción del pan, en esta Eucaristía el Señor nos invita a seguir el camino de conversión iniciado el miércoles de ceniza, puesto que Dios quiere salvarnos, porque nos ama, por ese amor envió a su Hijo al mundo no para condenar sino para salvar. Con esta fe en la voluntad salvífica del Señor, participemos con alegría de esta celebración.Monición a la Liturgia de la Palabra Por amor Dios perdona al pueblo a pesar de su infidelidad y le permite regresar del exilio, tanto y tan grande es su amor, que entregó a la muerte a su Hijo para que creyendo en Él tengamos vida eterna; con esta esperanza, escuchemos con atención.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos al Señor, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y pidámosle que tenga misericordia de su pueblo; a cada intención nos unimos cantando:R. Te rogamos óyenos 1.Para que Dios fortalezca la voluntad de los que se preparan a recibir en estos días cuaresmales el sacramento de la penitencia y les conceda un verdadero arrepentimiento de sus culpas, roguemos al Señor.2.Para que el Señor abra la inteligencia y el corazón de los incrédulos, de manera que lleguen al conocimiento de la verdad y en la fe encuentren aquel descanso que sin saberlo desean, roguemos al Señor.3.Para que Dios conceda su ayuda a los que se sienten tentados y a todos aquellos que con su sufrimiento participan de la cruz de Cristo, roguemos al Señor.4.Para que todos nosotros perseveremos en el esfuerzo cuaresmal, lleguemos purificados a las fiestas de Pascua que se acercan, roguemos al Señor.5.Para que cada uno de nosotros, fijando los ojos en Cristo, luz del mundo, dediquemos nuestras vidas a las buenas obras que Él determinó practicásemos, roguemos al Señor.Oración conclusivaDios bueno y fiel, que, en tu Hijo elevado sobre la cruz,nos curas de las heridas del Maligno,escucha nuestras oraciones y concédenos que,renovados en el espíritu,podamos corresponder a los dones de tu amor.Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Vie 1 Mar 2024
No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre
TERCER DOMINGO DE CUARESMAMarzo 3 de 2024Primera Lectura: Éx 20,1-17Salmo: 19(18),8. 9.10.11 (R. Jn 6,68c)Segunda Lectura:1Co 1,22-25Evangelio: Jn 2,13-25I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónDespués del domingo de las tentaciones (primero de cuaresma) y del domingo de la transfiguración (segundo de cuaresma), ahora se nos presenta a Jesús como el nuevo Templo, al cual somos invitados a penetrar cooperando con una vida de obediencia y fidelidad a sus indicaciones; de este modo, seremos purificados y convertidos en templos en donde su santo Espíritu pueda morar, hermoseando nuestro ser de todos sus dones. También podría exponerse, a partir de la cita en donde Pablo invita a no contristar al Espíritu Santo (cf. Ef 4,30-32): cuando permitimos que en nosotros reine el pecado destruimos el templo de nuestro corazón, pero Jesús, mediante su misterio pascual, nos ha reconstruido y quiere realizarlo en cada uno de nosotros mediante su santo Espíritu, para convertirnos en nuevos templos de su gloria. Otra posibilidad de orientación de la homilía podría centrarse en el costado abierto de Jesús al ser traspasado por la lanza: animar, siguiendo el razonamiento que expone san Juan Crisóstomo en la segunda lectura del oficio del viernes santo, para que todo cristiano se introduzca por esa abertura del nuevo Templo, tenga experiencia del amor de Jesús y se convierta en un templo edificado por la obra salvadora de Cristo, llamado a dar frutos de santidad.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La Palabra de Dios de este domingo nos descubre a Jesús como el nuevo Templo que es una Persona adorable, en quien se encuentran todas los tesoros y riquezas más valiosos e imperecederos. El nuevo Templo es una Persona que los constructores de este mundo han desechado, más aún, lo han crucificado, pero que Dios omnipotente lo ha levantado y convertido en Señor de cielos y tierra. Templo que siempre está abierto para acogernos y donarnos todos sus tesoros.Somos invitados a entrar en el nuevo Templo; el camino es la fe que se traduce en obediencia a sus mandatos que nunca son despóticos y arbitrarios; todo lo contrario, son la expresión de un Padre rico en amor y misericordia, que siempre busca lo mejor para nosotros, sus hijos amados. Por esta razón, los versos del salmo que hemos escuchado en este día cantan la bondad y sabiduría de Dios al darnos unos preceptos que son palabras de vida, descanso del alma, luz para los ojos, más preciosos que el oro, más dulces que la miel de un panal que destila.Los mandamientos de la nueva Ley son, ante todo, una Persona: Cristo crucificado, “escándalo para los judíos, necedad para los griegos, pero para los llamados por Cristo -judíos o griegos-: fuerza de Dios y sabiduría de Dios”, tal como nos lo ha dicho el día de hoy el apóstol San Pablo, en la segunda lectura que hemos escuchado. Mirar a Cristo, contemplarlo, no bajar los ojos de su rostro y de su vida: así se iluminará el sendero, así tendremos la nueva Ley que es su persona y su amor misericordioso, para guiarnos en medio de este mundo no pocas veces en tinieblas y sumamente atormentado de múltiples enfermedades. Su sabiduría y su poder resultan especialmente desafiantes para el mundo actual que se rige por códigos y criterios muy distintos, basados en la apariencia y el bienestar, pero que conducen a una vida vacía y deprimida.Esto textos, ubicados en la mitad del recorrido cuaresmal, son una invitación a caminar con decisión y radicalidad por el sendero que nos traza la nueva Ley que es el mismo Jesús, con la confianza de saber que ya ha sido recorrido por muchos a lo largo de la historia de la Iglesia y ninguno ha sido extraviado o defraudado; todos coinciden en la misma experiencia de plenitud y felicidad.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?Estamos invitados a entrar en el nuevo Templo que es una persona con un corazón palpitante de amor por cada uno de nosotros. Estamos invitados a entrar a un Templo lleno de todos los tesoros y perlas, de las más preciosas y costosas que puedan existir en este mundo, mejor, la que vale mucho más que todo cuanto existe, pues junto con el Padre y el Espíritu es el Creador y el Redentor de todo. Este Tempo nos espera, más aún, viene en nuestra búsqueda. Allí estaremos a salvo de todo peligro, podremos reposar en paz y alegría y, al mismo, tiempo seremos alimentados con el manjar sustancioso y suculento de su amor que se entrega por todos nosotros.La ley del Nuevo Templo es el Amor, un amor grande y sublime que por nuestra salvación se dejó destruir para reedificarnos, para reconstruirnos y purificarnos de todos los males. Este Amor grande y sublime tiene sus leyes: se olvida de sí, busca el bien de los demás y no el propio interés, no se engríe, no se jacta, no se enorgullece… (cf. 1Cor 13). Estas nuevas leyes suponen y asumen las antiguas (los diez mandamientos), pero van más allá; podríamos afirmar que la ley dada por Dios al pueblo a través de Moisés expone el límite que nadie puede traspasar sin, al mismo tiempo, ir en contra del orden sabio y amoroso establecido por Dios; en cambio, la nueva Ley que es el mismo Cristo (las bienaventuranzas) apuntan hacia el ilimitado horizonte del que ama, cuya medida, siguiendo a san Agustín, es no tener medida.La cuaresma es un tiempo privilegiado para ahondar con nuestra inteligencia en la nueva Ley del amor que nos ha traído Jesús en su forma divina y más radical de ser vivida y, al mismo tiempo, en la oportunidad para realizar, con la ayuda de la gracia y sostenidos por ella, un esfuerzo más concienzudo y decidido de muerte a todo lo que en nuestra vida sea egoísmo a fin de permitirle al Amor en mayúscula tomar posesión de nosotros y darse a los demás para atraerlos al nuevo Templo y hacerlos gustar de sus alimentos sustanciosos.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor, nuevo Templo, Tabernáculo nuevo de la presencia divina entre nosotros, introdúcenos en tu corazón, el Sancta Sanctorum de la antigua alianza. No permitas que nunca nos alejemos de ti, que nunca salgamos de tu corazón precioso; de este modo, siempre podremos tener la alegría y la paz en nuestro corazón, la fuerza y la decisión en nuestra voluntad, la luz y la claridad en nuestra inteligencia para avanzar con paso firme en medio de este mundo lleno de peligros y asechanzas.Danos, Señor Jesús, la firme convicción de comprender que solamente en ti está el sendero que nos lleva a una vida plena y realizada. Solamente tu ley que es el amor predicado y vivido hasta el extremo en la cruz nos puede salvar y comunicarnos lo que nuestro corazón tanto anhela. Y solamente así nuestra vida se podrá convertir en un templo grandioso y hermoso que se convierta en un monumento a tu gloria.Que el tiempo de cuaresma que aún nos queda por delante lo sepamos aprovechar para que, continuando con una vida de penitencia, oración y ayuno domeñemos los instintos caprichosos y nuestras tendencias y afectos se inclinen dócilmente a tus mandatos que son camino de vida y que valen más que el oro y son más dulces que un panal que destila._______________________Recomendaciones prácticas:•En este domingo se celebra el primer escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos que serán admitidos, en la Vigilia Pascual, a los sacramentos de la Iniciación Cristiana, usando las oraciones e intercesiones propias, como se encuentran en las pp. 801-803 del Misal Romano.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La Eucaristía es el ingreso al nuevo Templo que es Jesús; al recibirlo es Él mismo quien nos introduce en su corazón para llenarnos de su amor. Que la participación en esta santa Misa nos llene de su gozo, ilumine nuestra inteligencia y fortalezca nuestra voluntad para hacer de cada acción una oportunidad para ser más y más sumergidos en el nuevo Templo de su corazón.Monición a la Liturgia de la Palabra Jesús se definió a sí mismo como el camino. Su Palabra es luz para nuestros pasos. Escuchemos sus preciosas indicaciones para que, dóciles a ellas, encontremos el camino que lleva a la vida que está escondida en el nuevo Tempo que es su corazón lleno de amor y bondad.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Confiemos nuestras súplicas a nuestro buen Padre paciente y rico en misericordia, por mediación de Jesús, el nuevo Tempo, con la confianza que nos da el sabernos hijos en el HijoR. Padre bueno, escúchanos.1.Por la santa Iglesia esparcida por todo el orbe de la tierra, para que todos sus miembros comprendan que nuestro Redentor nos ha introducido y nos quiere introducir cada vez más en el templo de su corazón para gozar de todo su amor y su bondad.2.Por todos los que sufren, para que comprendan el admirable designio del Dios bueno y bondadoso que los invita a entrar más profundamente en los misterios de su hijo muerto en la cruz para la salvación de la humanidad.3.Por todos los que se llaman cristianos, para que comprendan los admirables designios del buen Dios que invita a toda la humanidad a entrar en su nuevo Templo que es su Hijo muy amado.4.Por todos nosotros, para que en este tiempo de cuaresma nos dejemos guiar por tu sabiduría encarnada, Jesucristo nuestro Señor, clavado en cruz y muerto por nuestra salvación.Oración conclusivaRecibe, Padre santo,estas súplicas que te hemos dirigidopor mediación de tu Hijo, el nuevo Tempo,que vive y reina por los siglos de los siglos.R. Amén.