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«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación»
Tags: predicación orante evangelio del domingo ascención jesús resucitado Iglesia

SÉPTIMO DOMINGO DE PASCUA
ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Mayo 16 de 2021
Primera Lectura: Hch 1,1-11
Salmo: 47(46),2-3.6-7.8-9 (R. cf. 6)
Segunda Lectura: Ef 1,17-23 o Ef 4,1-13 (forma larga) o Ef 4,1-7.11-13 (forma breve)
Evangelio: Mc 16,15-20
I. Orientaciones para la Predicación
Introducción
La Palabra de Dios nos orienta y fortalece:
• Cuarenta días después de la resurrección, Cristo asciende a los cielos como cabeza de la Iglesia para que nosotros, como miembros de su Cuerpo Místico, podamos alcanzar su misma victoria.
• Antes del acontecimiento de la Ascensión, el Resucitado envía a los Once a proclamar el Evangelio al mundo entero. Cristo se marcha físicamente, pero permanece vivo en su Iglesia que tiene la misión de anunciar la buena noticia y de bautizar a todo el que crea.
• “Dios asciende entre aclamaciones”. Nosotros, los discípulos de Cristo de este tiempo presente, mientras contemplamos al Señor que asciende, nos alegramos hasta el punto de entonar todas las alabanzas y aclamaciones que salen de nuestro corazón.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
El prólogo del libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-4) que encontramos en la primera lectura, pone en evidencia que estamos ante la continuación del relato evangélico de Lucas. Así, la vida de la Iglesia (narrada en la segunda parte de la obra lucana) queda firmemente enraizada en el ministerio de Jesús.
Esta vida de la Iglesia comienza en Jerusalén (es evidente el interés teológico de Lucas por colocar a Jerusalén como punto de partida de la expansión de la Iglesia hasta los confines de la tierra) y allí recibirá la promesa del Espíritu Santo. Así queda patente el vínculo entre la solemnidad de hoy y la gran solemnidad de Pentecostés, vínculo que también Jesús expresó cuando les dijo a los discípulos que se marchaba para que vinera el Paráclito (cf. Jn 16,7).
Si queremos ver la relación de la primera lectura con el Evangelio de esta solemnidad, lo podemos notar, no sólo en la descripción de la Ascensión que ambos textos nos presentan, sino en la misión que el Resucitado encomienda a los apóstoles: La voluntad de Jesús es clara: consiste en que sus apóstoles reciban el Espíritu Santo para ser testigos y vayan a anunciar la Buena noticia. Y es que la tarea evangelizadora tiene su fundamento en la experiencia de ser testigos del Resucitado, llenos de la fuerza (dynamis) del Espíritu. También queda patente el universalismo de esta misión en las expresiones: “hasta los confines del mundo” (Hch 1,8) y “vayan al mundo entero” (Mc 16,15). La Iglesia es esencialmente misionera y sus fronteras serán las del mundo.
En cuanto al relato de la Ascensión, el texto de Hch se distingue por la referencia a ciertos detalles: la aparición de la nube, signo bíblico de la presencia divina; las palabras alentadoras de los personajes celestiales; el mensaje para la Iglesia en la expectativa del regreso de Jesús. Mientras tanto la breve narración de Marcos resalta el hecho de que el Señor se siente a la derecha del Padre para inaugurar su reinado universal como Mesías e interceder por nosotros como Sumo Sacerdote (cf. Hb 8,1; CEC 663-664).
En la segunda lectura (Ef 1,17-23) el apóstol Pablo, a manera de oración, manifiesta que el cristiano necesita ser iluminado por Dios para comprender la riqueza de la gloria que le espera en el cielo, gracias al poder de Cristo resucitado y glorificado. Y esto porque conocer la futura herencia por la fe significa poseerla ya anticipadamente.
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?
Podríamos preguntarnos ¿Qué efecto tiene la Ascensión de Jesús para nuestra vida en el presente que estamos viviendo? Es importante que reflexionemos que, desde el momento en que Cristo asumió nuestra condición humana, podemos afirmar una gran verdad: donde esta Cristo, está su Iglesia, estamos los bautizados. Esto significa, de cierta manera, que, si Cristo está en el cielo, los que somos de Cristo (cf. 1Cor 15,23) ya estamos con Él y podemos aspirar a disfrutar de su gloria. Claro que tenemos que esperar a que llegue el momento definitivo. No obstante, Cristo nos está preparando un lugar (cf. Jn 14,3), un lugar al que aspiramos, mientras en la vida diaria luchamos por la santidad.
Con la esperanza de llegar al cielo es que se mueve nuestra vida cristiana, en medio de los gozos y las fatigas de cada día. No es casualidad que el apóstol Pablo señale que necesitamos comprender cuál es nuestra esperanza pues es muy fácil olvidar cuál es la meta de nuestra vida, en medio de tantas cosas que tenemos que pensar y que hacer, en medio de los afanes y preocupaciones de cada día.
Cristo en el cielo nos dice: “Tú meta es el cielo”. Y si hay una meta que vale la pena, también valdrán la pena todos nuestros esfuerzos aquí en la tierra: los esfuerzos de todos los hombres y mujeres para sacar su vida adelante, sobre todo cuando las crisis económicas y sociales nos golpean; los esfuerzos por conseguir una sociedad llena de paz, justicia y progreso; los esfuerzos por aprender a amarnos entre hermanos; y qué decir de los esfuerzos por anunciar el Evangelio, la misión que nos encomienda Cristo resucitado.
Para la misión de la Iglesia y para la vida de sus discípulos, el Señor nos promete el Espíritu Santo. La presencia visible del Verbo encarnado culmina con su Ascensión, pero toma protagonismo la acción del Espíritu Santo que es fuerza para ser testigos de Cristo (cf. Hch 1,8), fuerza en nuestro camino hacia el cielo. Litúrgicamente, la espera de esta promesa será el motor que mueva nuestro interior durante esta última semana de Pascua que comienza hoy y que nos llevará a la solemnidad de Pentecostés. Que cada día podamos invocar: “Ven Espíritu Santo”.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Nuestra oración ha de ser necesariamente una mirada dirigida al cielo. En el cielo está Cristo que mira con misericordia las situaciones difíciles que debemos pasar en la tierra. La Ascensión del Señor, según nos lo recuerda san León Magno, lejos de desanimarnos, aumenta nuestra fe, ya que nos empuja a creer sin vacilación en la presencia invisible y sacramental de Cristo en la Iglesia. Con esta fe pidamos por toda la humanidad y por las dificultades que pasa en estos tiempos.
El tiempo pascual está llegando a su fin, pero la alegría pascual tiene que ser más fuerte que nunca. Esta alegría deben contemplarla en nuestra vida todos los que nos rodean. Es la alegría que se nutre de la esperanza de la vida futura que nos garantiza Cristo con su Ascensión. No nos dejemos robar ni la alegría ni la esperanza.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Llegados a este punto culminante del tiempo Pascual nos disponemos a celebrar el gran acontecimiento de la Ascensión del Señor. Nos alegramos con esta solemnidad porque Cristo sube al cielo para mostrarnos el camino y, al mismo tiempo, se ha quedado con nosotros en la Iglesia para sostenernos. Que se acreciente cada vez más nuestro gozo pascual para ser verdaderos testigos y anunciadores del Evangelio. Participemos con fe.
Monición a la Liturgia de la Palabra
Al escuchar la Palabra de Dios en este domingo, la Ascensión de Jesús se nos manifiesta como un acontecimiento actual. Hoy es el día en que Cristo es glorificado y en donde se renueva nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor para convertirnos en testigos de la Pascua, en testigos de Aquel que está sentado a la derecha del Padre. Escuchemos con atención.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Con Cristo que sube al Padre, suben también las oraciones de la Iglesia que intercede por toda la humanidad. Son las plegarias que ahora presentamos, movidos por la esperanza que no nos defrauda y que nos anima para aclamar al Padre y decirle:
R. Tú que tanto nos amas, escúchanos, Padre
1. Padre del cielo, te pedimos por la Iglesia, enviada por Cristo a evangelizar y bautizar, para que renueves en ella la efusión del Espíritu para recibir la fuerza que la capacita para dar testimonio del Señor resucitado, vencedor de la muerte. Oremos.
2. Padre Santo, te pedimos por los elegidos para gobernar las naciones y los pueblos, para que infundas en ellos los valores necesarios para trabajar por las personas, de manera que alcancen los altos ideales que corresponden a su dignidad. Oremos.
3. Padre Creador, te pedimos por los que sufren la enfermedad, el abandono, la pobreza, la violencia y otras situaciones difíciles, para que los confortes en la tribulación y, a nosotros, nos des la fuerza para acompañarlos con nuestra caridad. Oremos.
4. Padre misericordioso, te pedimos por esta asamblea que se congrega a celebrar la victoria de Cristo que asciende a los cielos, para que, comprendamos la riqueza de la gloria que nos espera para avanzar con mayor deseo hacia los bienes del cielo. Oremos.
En un momento de silencio presentemos nuestras intenciones personales
Oración conclusiva
Escucha, Padre eterno las oraciones de toda la humanidad,
sedienta de amor, de paz y de felicidad.
Te lo pedimos por la Ascensión de tu Hijo
que asumió nuestros sufrimientos para glorificarnos.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén



Bautismo y Cuaresma
Lun 3 Mar 2025


Vie 7 Mar 2025
No tentarás al Señor, tu Dios
PRIMER DOMINGO DE CUARESMAMarzo 09 de 2025Primera lectura: Deuteronomio 26,4-10Salmo: 91(90),1-2.10-11.12-13.14-15Segunda lectura: Romanos 10,8-13Evangelio: Lucas 4,1-13I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEl texto del libro del Deuteronomio está enmarcado en lo referente a la ley del santuario. Recoge las oraciones que con motivo de la ofrenda de las primicias debían recitarse en dicho santuario. El ofrecimiento de las primicias de la tierra era un modo adecuado de manifestar el agradecimiento de Israel por las hazañas de Dios, por los prodigios con los que había librado de la esclavitud a Egipto y establecido en la tierra prometida. La oración que se recita se constituye en un credo, histórico-teológico del israelita, de singular importancia, que encierra los rasgos fundamentales de la fe del Antiguo Testamento. Es un resumen de la historia de Israel, centrado en la liberación de Egipto y en su establecimiento en la tierra prometida.En la segunda lectura, el apóstol Pablo nos expresa cómo los judíos no tienen excusa para invocar a Cristo como Señor, ya que si no creen el Él no es porque la predicación evangélica no les haya llegado, sino por su falta de comprensión y de correspondencia a la llamada de Dios. Además, nos enseña San Pablo que, si la ley dada a Moisés manifestaba la voluntad divina y hacía más accesible su cumplimiento, la fe en Cristo ha abierto un camino más fácil para llegar a Dios. Jesucristo, al descender del cielo en la Encarnación y al resucitar de entre los muertos y subir al cielo, ha cumplido la profecía de Moisés que anunciaba cercanía de la Palabra de Dios (Cf. Dt 30,12-14): tras llevar su obra redentora, Cristo se encuentra cerca de los que creen en Él.Por su parte, San Lucas nos ofrece hoy el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto. En efecto, en el inicio de su misión salvadora el Señor ayuna y sufre las tentaciones de satanás. Los tres evangelios sinópticos recuerdan que el episodio tiene lugar en el desierto. Con esa palabra se designa probablemente la depresión que hay junto al Jordán, al norte del mar muerto. Sin embargo, también tiene un sentido teológico: en el desierto fueron tentados, y vencidos, Moisés e Israel; en el desierto es tentado Jesús, que vence donde otros cayeron: el diablo quiere apartar a Jesús de su misión, pero Jesús le vence. Ya que en el tercer evangelio la genealogía del Señor llega hasta Adán, la tradición cristiana vio en este relato una victoria de Jesús como anticipo de Adán; donde Adán fue vencido, Jesús venció, inaugurando así la nueva humanidad. “Es conveniente recordar cómo el primer Adán fue expulsado del paraíso al desierto, para que adviertas cómo el segundo Adán viene del desierto al paraíso” (San Ambrosio, Expositio Evangelo secundum Lucam, ad loc.). 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Reflexionar sobre las tentaciones a las que es sometido Jesús en el desierto es una invitación a cada uno de nosotros para responder a una pregunta fundamental: ¿qué cuenta de verdad en mi vida? En la primera tentación el diablo propone a Jesús que cambie una piedra en pan para satisfacer el hambre. Jesús rebate que el hombre vive también de pan, pero no sólo de pan: sin una respuesta al hambre de verdad, al hambre de Dios, el hombre no se puede salvar. En la segunda tentación, el diablo propone a Jesús el camino del poder: le conduce a lo alto y le ofrece el dominio del mundo; pero no es éste el camino de Dios: Jesús tiene bien claro que no es el poder mundano lo que salva al mundo, sino el poder de la cruz, de la humildad, del amor. En la tercera tentación, el diablo propone a Jesús que se arroje del alero del templo de Jerusalén y que haga que le salve Dios mediante sus ángeles, o sea, que realice algo sensacional para poner a prueba a Dios mismo; pero la respuesta es que Dios no es un objeto al que imponer nuestras condiciones: es el Señor de todo. ¿Cuál es el núcleo de las tres tentaciones que sufre Jesús? Es la propuesta de instrumentalizar a Dios, de utilizarle para los propios intereses, para la propia gloria y el propio éxito. Y, por lo tanto, en sustancia, de ponerse uno mismo en el lugar de Dios, suprimiéndole de la propia existencia y haciéndole parecer superfluo. 2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?No tengamos miedo de afrontar, también nosotros, el combate contra el espíritu del mal: lo importante es que lo hagamos con Él, con Cristo, el Vencedor. Cada uno debería preguntarse: ¿qué puesto tiene Dios en mi vida? ¿Es Él el Señor o lo soy yo?Al recordar que el pasado miércoles con el tradicional Rito de las Cenizas, hemos entrado en la Cuaresma, tiempo de conversión y de penitencia en preparación a la Pascua, la Iglesia, que es madre y maestra, llama a todos sus miembros a renovarse en el espíritu, orientándose decididamente hacia Dios, renegando el orgullo y el egoísmo para vivir en el amor.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?“En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque Cristo nuestro Señor, al abstenerse durante cuarenta días de tomar alimento, inauguró la práctica de nuestra penitencia cuaresmal y, al rechazar las tentaciones del enemigo, nos enseñó a sofocar la fuerza del pecado; de este modo, celebrando con sinceridad el misterio de Pascua, podremos pasar un día a la Pascua que no acaba” (Del prefacio de este Domingo)._________________Recomendaciones prácticas:•Leer Instrucción General del Leccionario de la Misa, números 97-102, para comprender el sentido de la serie de lecturas propuestas durante el tiempo cuaresmal.•Motivar a los fieles a la recepción del Sacramento de la Reconciliación.II. Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la MisaQueridos hermanos este caminar cuaresmal nos entrega las características marcadas por el encuentro personal y comunitario con Jesucristo. En un ambiente penitencial y en oración, recibamos la fuerza que viene de lo alto que Dios nos comunica en su Hijo Jesús.Monición a la Liturgia de la PalabraLa Palabra de Dios para este primer Domingo de Cuaresma nos muestra la misericordia de Dios para con el hombre y la fuerza del Espíritu que nos lleva al desierto para vencer toda tentación a ejemplo del Señor Jesús. Continuemos nuestra celebración como hermanos juntos en la fe.Oración Universal o de los Fieles.Presidente: Alabemos y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyó fundamento de nuestra esperanza y primicia de la humanidad resucitada, aclamémosle diciendo: R. Rey de la Gloria, escúchanos.1.Por el Papa, los obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y laicos, para que dejándose llenar de la gracia del Espíritu Santo, asuman con decisión el compromiso de la conversión. 2.Por los gobernantes de las naciones, para que dispongan sus conocimientos y acciones al cuidado y atención a las comunidades más necesitadas, especialmente para que puedan satisfacer sus necesidades básicas.3.Por todas las familias del mundo, para que sean espacios de encuentro fraterno en los que se viva la fe, la esperanza y el amor.4.Por los enfermos, privados de la libertad y excluidos de la sociedad, para que descubran el rostro misericordioso de Cristo en sus momentos de angustia y soledad.5.Por nosotros para que al caminar juntos nos formemos como discípulos de Cristo, como familias, como comunidades y como seres humanos, a través de nuestra experiencia de este camino Sinodal.Oración conclusivaPadre, que nos ofreces este tiempo de gracia para reconciliarnos contigo y con los hermanos, haz que todos nosotros, caminemos hacia la pascua y no nos cansemos de buscar el Pan vivo bajado del cielo, tu Hijo Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Mié 5 Mar 2025
Ora a tu Padre, que está en lo secreto
MIÉRCOLES DE CENIZAMarzo 05 de 2025Primera lectura: Joel 2,12-18Salmo: 51(50),3-4.5-6a.12-13.14 y 17 (R. cf. 3a)Segunda lectura: 2Corintios 5,20 - 6,2Evangelio: Mateo 6,1-6.16-18I. Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónComenzamos hoy un tiempo especialmente dedicado a la escucha de la palabra del Señor, a la oración intensa y al ayuno, que nos ayudan a tener un encuentro más intenso con Dios. Por ello, para los padres de la Iglesia, la cuaresma es un entrenamiento que capacita al cristiano para el combate diario contra los tres enemigos del alma: Demonio, mundo y carne. En este orden de ideas, las lecturas que hoy proclamaremos son un llamado muy serio a la conversión, entendida esta en la Escritura como la transformación real que el Espíritu santo opera en lo profundo de nosotros; y así ora el Salmista en este día: <<Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme>> (cfr. Sal 50/51, 12). En otras palabras, la conversión, más que ser fruto de nuestros esfuerzos y de nuestros puños, es la transformación del corazón que Dios realiza en lo íntimo de nosotros si nos abrimos a Su gracia. 1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?· Rasguen sus corazones y no sus vestiduras (Cfr. Joel 2, 12-18). La primera lectura de este día es un llamado de Dios a volver a Él. Para el semita que escribe el Antiguo testamento, este volver a Dios es un retornar, dar media vuelta, cambiar de camino. En hebreo. šubû שֻׁ֥בוּ . Se trata de un imperativo; << vuelvan a mí con todo el corazón, con ayuno, con llanto, con lamentos>>. · Reconcíliense con Dios (Cfr. 2 Cor 5, 20 – 6,2). Escribiendo a los cristianos de la comunidad de Corinto, Pablo nos exhorta a reconciliarnos con Dios porque este es el momento favorable. Es interesantísimo notar que Pablo usa, hablando de la reconciliación, un verbo especial en griego para indicar la reconciliación entre dos esposos después de una infidelidad o una traición (καταλλάγητε τῷ θεῷ). Se trata de un verbo que el autor sagrado usa para hablar adrede no de una relación emperador – esclavo, sino de una relación de enamorados. Pablo está hablando no de una religión de miedo, sino de una relación de amor entre Cristo y el creyente.· Tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará (Cfr. Mt 6, 1-6. 16-18). Al interno del gran sermón de la montaña (Mt 5-7), el Evangelio de este día marca un pequeño programa de vida cuaresmal en torno a tres temas: limosna, oración y ayuno. Estos tres elementos tienen algo en común y es la lucha del cristiano contra la hipocresía, la ostentación y el ritualismo exterior. Entre otras cosas es interesante notar, que la hipocresía (ὑποκριτής en griego) era la máscara que usaban los actores en el teatro para mostrar diferentes caras. El cristiano sabe que toda su praxis espiritual y litúrgica tiene que incidir en lo interior de su corazón, en donde ve su Padre que está en lo secreto, y ese Padre que ve en lo secreto le recompensará. 2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?· Las Escrituras de este día nos ponen en movimiento y en modo combate. El cristiano es uno que combate y que toma todos los días la decisión de dejarse transformar por Dios. Como Israel en el desierto que cada mañana recogía su maná cuotidiano, el cristiano sabe que la conversión de ayer no sirve para hoy, y que la conversión de hoy no sirve para mañana. Todos los días se pone en actitud de conversión recogiendo el maná de su vida que es Jesucristo y volviendo a Dios de todo corazón en este HOY… <<si hoy escuchas la voz de Dios, no escurezcas tu corazón >> (Cfr. salmo 95/94)· A la luz del evangelio de este día, estamos llamados a intensificar la oración, el ayuno y la limosna; pero es condición sine qua non, que estas praxis cuaresmales sean en lo secreto de la vida del cristiano, allí donde sólo Dios ve. Más que la práctica exterior de un rito como la ceniza, lo que Dios ve es la actitud del corazón. · El salmo de este día nos da claves preciosas para entender la conversión cuaresmal. Más que el ejercicio ascético del cristiano por dejar el pecado con sus esfuerzos y su voluntarismo sin la ayuda de la gracia (pelagianismo); el orante salmista entiende la conversión como la transformación que opera en lo profundo del creyente el mismo Dios. De ahí que no somos nosotros los que nos convertimos con nuestros esfuerzos, sino que es Dios el que nos convierte a nosotros si nos abrimos a su gracia. 3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro?· Pedimos al Señor la gracia de convertirnos, de volver a Él sin mirar atrás. El discípulo misionero como san Pablo, olvidando lo que queda atrás, se lanza a lo Dios tiene por delante para él. (Cfr. Fil 3,13)· Reflejo este encuentro en mi vida poniéndome en movimiento, volviéndolo a intentar, porque en palabras de Escrivá de Balaguer, un santo es un pecador que lo sigue intentando. _______________________Recomendaciones prácticas:· Comienza la Campaña de la Comunicación Cristiana de BienesII. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Bienvenidos hermanos a esta celebración con la que hoy inauguramos la Cuaresma. Comenzamos un tiempo especialmente dedicado a la escucha de la palabra de Dios, a la oración intensa y al ayuno, que nos ayudan a tener un encuentro más intenso con Dios. Por ello, para los padres de la Iglesia, la cuaresma es un entrenamiento que capacita al cristiano para el combate diario contra los tres enemigos del alma: Demonio, mundo y carne.Pongámonos de pies, y recibamos a Jesucristo en la persona del presbítero. Monición a la Liturgia de la Palabra Vamos ahora a escuchar las Escrituras. Las lecturas que hoy proclamaremos son un llamado muy serio a la conversión, entendida esta en la Escritura como la transformación real que el Espíritu santo opera en lo profundo de nosotros; y así ora el Salmista en este día: <<Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme>> (cfr. Sal 50/51, 12).Escuchemos atentamente y dejemos que esta palabra toque nuestro corazón.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Oremos queridos Hermanos al Padre por medio de su Hijo Jesucristo diciendo R. Haz que volvamos a ti, Señor.1. Por la Iglesia y por cada uno de nuestros Pastores; que puedan entender en estos días de gracia, que el ministerio es para servir a los demás y no para ser servidos por los demás. Oremos.2. Por nuestros gobernantes, para que cada día tengan luz y acierto desde el cielo, en las decisiones que deben tomar a favor de los pueblos a ellos encomendados. Oremos3. Por todas las personas que sufren y especialmente por los que hoy no han comido nada; de tal manera, que podamos compartir con ellos el pan, porque este es el ayuno que Dios quiere. Oremos4. Por nosotros que hoy hemos escuchado la Palabra de Dios, para que podamos entrar en este combate de la cuaresma escuchando más las Escrituras, ayunando de nuestros vicios y haciéndonos más generosos. Oremos5. Por la Campaña de la Comunicación Cristiana de Bienes, para que no busquemos nuestras comodidades superfluas, sino que con nuestra generosidad podamos proveer a las necesidades de nuestros hermanos. Oremos.6. Por el Jubileo del Mundo del Voluntariado, para que todos aquellos que participen puedan, a través de su trabajo apostólico, mostrar a los hombres la presencia de Dios en el mundo.Oración conclusivaPadre Santo, haz que volvamos a Ti y volveremos.Conviértenos y nos convertiremos, por Jesucristo Nuestro Señor.R. Amén.

Vie 21 Feb 2025
Amad a vuestros enemigos
SÉPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOFebrero 23 de 2025Primera lectura: 1S 26, 2.7-9.12-13.22-23Salmo: Sal 103(102), 1-2.3-4.8 y 10.12-13 (R. 8a)Segunda lectura: 1Corintios 15,45-49Evangelio: Lucas 6,27-38I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn el Evangelio del domingo pasado se proclamaba dichosos, alegres y ¡ay de vosotros! Este domingo, el evangelista Lucas invita a dar un paso más en el acercamiento a Dios, y para ello propone llenar el corazón de verdadera misericordia y mostrarla por medio del perdón a todos aquellos que entren en relación, tanto personal, como comunitaria con nosotros. Nos recuerda la Palabra, que el auténtico perdón no deja lugar ni a la venganza, ni al rencor; implica además un alma noble donde habite la verdadera misericordia. Tres ideas temáticas que presentan las lecturas:•Primera lectura (1S 26, 2.7-9.12-13.22-23): 1 Sm 26 es una segunda versión del tema de 1 Sm 24. Cambia la forma, pero el fondo es el mismo. En ambos casos Saúl está al alcance de David, pero éste le perdona la vida sin causarle ningún daño. En ambos casos aparece la magnanimidad de David y el mismo respeto hacia el ungido del Señor. En uno y otro caso Saúl reconoce su mal proceder, y, por último, en ambos casos, Saúl augura a David la bendición de Dios y el éxito en sus empresas (1 Sm 26,25). •Segunda lectura (1 Co15,45-49): Este texto hace parte de la disertación paulina sobre el misterio de la vida, sobre la resurrección de los muertos (1 Co 15). No hemos nacido para quedarnos en la tierra, sino para ser seres espirituales, donde la muerte no nos lleve a la nada. Es eso lo que se propone bajo la imagen de los dos Adanes: el de la tierra y el del cielo. Pablo se funda en la Escritura en una fórmula habitual en el judaísmo: “Así está escrito”. Sigue un texto de Gn 2,7 para sacar unas consecuencias entre el hombre natural, biológico, genético si cabe, y el hombre espiritual (el de la resurrección). La comparación entre el primer hombre Adán y el último Adán evoca la que se había establecido en 15,21 (22) entre Adán y Cristo; el último Adán de 15,45b es lógicamente Cristo; tal correspondencia la confirma la consideración del último Adán como espíritu vivificante de 15,22.•Evangelio (Lc 6,27-38): Se nos propone el amor al prójimo; reflexionemos con atención en este aspecto importante que nos presenta el Evangelio. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Al bajar de la montaña junto con Jesús, los discípulos escuchan el Sermón de la llanura (Lc 6,20-49). Lucas introduce en su relato uno de los discursos de Jesús, orientado concretamente a sus discípulos: “Y Él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía…” (Lc 6,20); para él, este discurso compendia las instrucciones que Jesús impartió a aquellos que serían sus testigos en Galilea. El “discurso de la llanura”, calificación con la que se le conoce usualmente (cf. Lc 6,12.17), es paralelo al “discurso del monte” en el Evangelio Según Mateo (cf. Mt 5,1-7,27). Este último se dirige a la “multitud” y a sus “discípulos” (cf. Mt 5,1) y el de Lucas se dirige, desde sus inicios, solamente a “los discípulos”, como lo hemos dicho antes.El amor al prójimo ocupa buena parte del discurso programático de Jesús. Se dirige a cuantos escuchan. Este amor, debe extenderse a los enemigos. En esto insisten los dichos iniciales, en cuyo centro se encuentra la regla de oro: “Traten a los demás, como quieren que ellos los traten a ustedes (6,31). Concretamente, amar a los enemigos significa hacerles bien, desearles bien, esto es, bendecir, orar por ellos, renunciar a toda retorsión (es decir, presentar la otra mejilla), ser condescendientes (es decir, ceder la túnica o el manto), dar prestado de manera desinteresada. De aquí sigue, una serie de preguntas retóricas “Si aman a los que los aman…” mostrando la diferencia entre la conducta del verdadero discípulo y la de los “pecadores”; de esta manera, el discípulo de Jesús está llamado a imitar el amor generoso del Padre celestial, que da sus beneficios a los ingratos y a los malos (6,35). De la misma forma, la imitación de Dios se retoma en el dicho “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre” (6,36). Jesús aplica este principio en las relaciones con el hermano, advirtiendo que no seamos severos con ellos, porque “con la medida con que se mide, Dios los meditará a ustedes”. La exhortación a la generosidad: “Den, y Dios les dará” se dilata en una descripción de la recompensa divina (cf. 6,38)2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Hemos escuchado en el Evangelio algunas de las frases más fuertes y exigentes del mensaje de Jesús: “amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los injurian”. Todas estas enseñanzas del Maestro, fuera de su contexto, aisladas, pueden parecer para muchos, exageradas, utópicas, absurdas, Pero ¿cuál es su contexto?: Es la posición del hombre con respecto a Dios. Es decir, aquellos que aparecen como dichosos en las bienaventuranzas, se encuentran en una nueva relación con Dios (son sus hijos: Lc 6,36). Y esta nueva relación pide un nuevo comportamiento con los demás. Lucas viene a decir que los cristianos han sido transformados en la totalidad de su persona; ¿De qué manera? En sus sentimientos, el amor sustituye al odio; en sus palabras, la bendición a la maldición; en sus acciones, la no violencia a la violencia. Jesús une estrechamente el precepto del amor a los enemigos con el del amor al prójimo, que, en el Antiguo Testamento, no era del todo claro. Hay, por tanto, que ignorar las barreras creadas por las afinidades y simpatías naturales (cf. Lc 14,12). Se trata, en definitiva, de adoptar el comportamiento misericordioso de Dios (Lc 6,35-36) para recrear una humanidad nueva: “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre” (v. 36). El Papa Francisco, en la Audiencia General del 1 de septiembre de 2016, se preguntaba: “¿Las palabras de Jesús son realistas? ¿Es verdaderamente posible amar como ama Dios y ser misericordiosos como Él?” responde el Santo Padre “Si observamos la historia de la salvación, vemos que toda la revelación de Dios es un incesante e incansable amor por los hombres: Dios es como un padre o como una madre que ama con amor infinito y lo derrama con generosidad sobre cada criatura. La muerte de Jesús en la cruz es la culminación de la historia de amor de Dios con el hombre. Un amor tan grande que sólo Dios puede realizarlo. Es evidente que, comparado con este amor que no tiene medidas, nuestro amor siempre será insuficiente. Pero, cuando Jesús nos pide que seamos misericordiosos como el Padre, ¡no piensa en la cantidad! Él pide a sus discípulos convertirse en signo, canales, testigos de su misericordia”. Por esta razón, el amor del discípulo de Jesús, que siempre es comprendido en el Nuevo Testamento no como un sentimiento sino como una acción y una tarea, debe alcanzar incluso a aquellos que aparentemente no lo merecen: los enemigos, los que te odian, los que te golpean y los que te roban. La afirmación que encontramos en el texto del Evangelio, concretamente en Lc 6,31 dice: “Traten a los demás, como quieren que ellos los traten”, es una regla revolucionaria, que también se encuentra en otras religiones, señal de que aquí se expresa una intuición o un deseo universal que nace del fondo del corazón humano.En su enseñanza, Jesús, muchas veces, afirma el deseo más profundo y universal del corazón humano, el deseo de fraternidad, nacido de la voluntad de querer bien a los demás con total gratuidad. Es en la fraternidad sincera, bien vivida, donde se revela el rostro de Dios. Esta expresión, que suele llamarse “la regla de oro” de la caridad cristiana, nos indica que el amor no se limita a excluir el mal, sino que implica un compromiso operativo para hacer el bien al prójimo. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor Jesús, tú conoces por experiencia la fragilidad, la debilidad y también la dureza de la naturaleza humana; sin embargo, desde lo alto de la cruz tuviste expresiones de compasión y de perdón incluso por los que te estaban crucificando. Derrama en nuestros corazones tu Espíritu de amor, para que nos dé la fuerza de poner en práctica tu Palabra incluso cuando nos parece demasiado exigente. Infunde tú mismo en nosotros una infinita capacidad de paciencia y de perdón, a fin de que el Padre celestial pueda reconocernos como sus verdaderos hijos. Amén Las palabras dirigidas por Jesús a quienes le escuchaban se orientan a que el discípulo sea un imitador de Dios Padre. La concreción más clara de la misericordia es la que se manifiesta en las parábolas del Buen Samaritano (Lc 10,25-37) o del Hijo pródigo (15,11-31), que revelan la forma de vida de Jesús. Se trata de un llamado a la conversión. Él quiere que sus seguidores tengan una forma de comportarse contraria a las formas habituales del mundo. Aquí radica la verdadera novedad del Evangelio, que se funda en una nueva experiencia de Dios, Padre de amor. No olvidemos que el amor de Dios por nosotros es totalmente gratuito. El verdadero amor quiere el bien del otro independientemente de lo que han hecho por mí; de esta manera, imitamos la misericordia de Dios Padre que es bueno con los ingratos y con los malvados. Por eso, ¿Será que nosotros miramos la vida y a las personas con la misma mirada de Jesús? ¿Cómo aplicar en mi vida las palabras de Jesús: “Sean misericordiosos, como es misericordioso su Padre”? II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaQueridos hermanos, con mucha alegría y gozo nos reunimos nuevamente en este lugar santo, donde Dios nos seguirá instruyendo con su Palabra de vida. El «mandamiento» que Jesús da a sus discípulos sobre el amor a los enemigos es lo que más caracteriza la Palabra de Dios de este día. Hoy, en la liturgia, Cristo nos llama a una radical revisión de vida. El cristiano debe bendecir a los que le odian y perdonar a los que le ofenden. Celebremos con gozo y fe esta fiesta dominical.Monición a la Liturgia de la Palabra Hermanos, la Palabra de Dios resalta hoy el mandamiento del amor y el perdón mutuo. En la primera lectura, tomada del libro de Samuel, nos encontramos hoy con la heroicidad de David, capaz de amar a su enemigo hasta el punto de perdonarle la vida. Por su parte, la segunda lectura, tomada del apóstol San Pablo en la Carta a los Corintios, continúa hoy su razonamiento sobre la resurrección de los muertos. En el Evangelio meditamos sobre el «mandamiento» que Jesús da a sus discípulos sobre el amor a los enemigos. Nos recuerda que Dios siente compasión para con los pecadores, y nos invita a imitar esa conducta generosa de nuestro Padre. Cuando lo hacemos, obtenemos el gran premio de asemejarnos a Él. Jesús nos trae la regla de oro de la verdadera caridad: tratar a los demás como queremos que los demás nos traten a nosotros. Escuchemos con atención. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, Dios nos invita a vivir en el amor sin poner condiciones, a vivir como Él vivió. Unámonos diciendoR. Señor, enséñanos a amar1.Por los que han sido ungidos por el Señor, para que sean testigos de su amor y promuevan la justicia, la paz y la libertad, en la Iglesia y en el mundo. Oremos.2.Por nuestros gobernantes y los del mundo entero para que trabajen por la paz del mundo, para que se frenen las ambiciones, desaparezcan las enemistades y brote el amor y la concordia en el corazón de todos los hombres. Oremos.3.Por nosotros, para que que imitando a Jesús sigamos sus huellas, y para que viviendo la santidad a la que Él nos llama, tengamos sus mismos sentimientos de compasión, perdón y bondad. Oremos.4.Por los emigrantes, los prisioneros, los desempleados y los que están lejos de sus hogares, para que se sientan hijos de la gran familia de Dios y encuentren consuelo en sus penas. Oremos.5.Por todos los que estamos aquí reunidos en el Señor, para que Dios nos conceda perseverar en la fe y crecer siempre en la caridad. Oremos.Oración conclusivaEscucha, Padre, la oración que te hemos presentado, y haz que caminemos unidos los que profesamos una misma fe y un mismo amor. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.

Jue 13 Feb 2025
Bienaventurados
SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIOFebrero 16 de 2025Primera lectura: Jeremías 17, 5-8Salmo: Sal 1, 1-2.3.4 y 6 (R. cf. 39, 5a)Segunda lectura: 1Corintios 15, 12.16-20Evangelio: Lucas 6, 17.20-26I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEn este sexto domingo del tiempo ordinario se nos invita, no solo a oír la Palabra de Dios, si no escucharla con el corazón para que ella produzca frutos en nosotros. La palabra de Dios hoy, por medio del profeta Jeremías nos recuerda que quien opta por Dios, quien aprende a escuchar su voz y la pone en práctica experimentará la bendición, será “bendito quien se fía de Yahvé, pues no defraudará Yahvé su confianza (Jr. 17,7), pero quien se hace el sordo a la palabra de Dios, no deja que ella produzca frutos abundantes, quien pone su confianza en las cosas humanas no será maldito. El apóstol san Pablo con fuerza le habla a la comunidad de los corintios y les hace saber que el mensaje que les está predicando tiene como centro la resurrección de Cristo y por ende la esperanza que todos por le fe en Él resucitarán, pues si Cristo no resucito vacía es la predicación y vana nuestra fe,” somos los hombres más dignos de compasión” (1 Cor. 15,19).El evangelio de San Lucas, en el pasaje de las Bienaventuranzas, nos recuerda que la verdadera felicidad no está en las cosas que posemos o ambicionamos, la verdadera felicidad no está en tener muchas personas a nuestro alrededor, la verdadera felicidad está en abandonarnos en Él, poner a Dios en el centro de nuestra vida y hacer de Él nuestro mayor tesoro, nuestro alimento, buscar agradarle primero a Él y no a los demás. No podemos olvidar que es bienaventurado, feliz, bendecido y lleno de vida verdadera quien confían en Dios y solo en ÉL.1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? De una manera maravillosa la Palabra de Dios, por medio del apóstol San Pablo nos vuelve a poner en el contexto de la pascua, nos invita a volver la mirada al día de Pascua a no olvidar cual el centro, razón y fuerza de nuestra fe, Cristo Resucitado. San Pablo dedica su vida al anuncio de Jesús, pero lo anuncia muerto y resucitado, lo anuncia como el vencedor de la muerte, aunque sabe que para muchos será incomoda su predicación, él con valentía manifiesta que si no creemos en la resurrección seremos los más desdichados de todos. Por ello la Iglesia desde sus inicios ha predicado a Jesucristo que padece, muere en la cruz y al tercer día resucita de entre los muertos para romper las cadenas de la muerte y así conceder a quienes crean en Él la esperanza de una vida nueva. por ello Pablo no solo anuncia que Cristo Resucito, sino que también los creyentes resucitarán por la fe en Él, la muerte no es el final de la vida, es Pascua, es el paso de esta vida a la eterna por la confesión del nombre de Jesús, por la fe en Jesús.2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Al acercarnos a la Palabra de Dios en este domingo, Dios quiere hablarnos al corazón para llenar de alegría nuestro corazón y darle sentido y fortaleza a nuestra vida. Hoy Jesús me dice y te dice que Él es la fuente de la vida verdadera, que ha muerto para ofrecernos la posibilidad de vivir una vida verdaderamente feliz en esta tierra con la esperanza de disfrutar de la vida que no se acaba en el cielo. Pero esto no se puede quedar en un simple discurso, tiene convertirse en nosotros en una convicción que surja desde lo profundo de nuestro corazón y desde allí se convierta en una fuerza que nos lleve a ser cristianos que demos testimonio de Jesús en nuestra vida concreta. En una sociedad que pareciera que se fuera alejando cada día más de Dios, en un mundo donde aparentemente el mal, la muerte y la “oscuridad” se han fortalecido, nosotros los discípulos de Jesús, usted y yo, todos debemos como Pablo, los apóstoles y tantos hombres y mujeres a los lardo de más de 2.000 años, anunciar a Jesús que ha resucitado, proclamar que la vida ha triunfado sobre la muerte, que el mal, el diablo no tienen la última palabra y con nuestra manera de vivir, de hablar y pensar podemos hacer presente a Cristo, vencedor de la muerte. Como Iglesia, como creyentes, estamos llamados a ser Luz y anunciar con palabras y obras, a tiempo y destiempo el evangelio de la vida.3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La Palabra de Dios busca producir frutos en aquellos que se disponen como tierra buena para recibirla, pedimos a Dios que nos de la gracia de abrir el corazón a su palabra en este domingo, acoger con un corazón limpio este llamado que nos hace a alejarnos del pecado, pedimos a Dios que nos de la fuerza para “solo confiar en Él”, te pedimos que no permitas que coloquemos nuestra esperanza en las cosas o las personas, pues solo tú tienes Palabras de Vida eterna, danos la sabiduría necesaria para comprender que solo en ti podemos ser realmente “bienaventurados.Pedimos a Dios la gracia de poder transmitir con nuestras palabras y nuestra manera de vivir la alegría de la fe, el gozo de que sentimos por ser hijos de Dios y poder experimentar su amor, pidamos a Dios que podamos contagiar a muchos de la alegría de ser cristianos, recordándoles, mostrándoles que si tenemos a Jesús en nuestro corazón el llena de sentido, de alegría y paz la existencia. Pidámosle a Jesús que nos de la gracia de ser motivo de verdadera a alegría para los que están a nuestro lado._______________________Recomendaciones prácticas: •21 – 23 de febrero. Jubileo de los DiáconosII.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Al reunirnos como comunidad en este domingo, la Iglesia nos invita hacernos consientes que en medio de nosotros esta Jesús, el Señor, que nos llama a seguirle para llenar nuestra vida de su presencia y alcanzar la bienaventuranza y compartirla con los demás.Unidos, participemos de la mesa de la Palabra y compartamos el pan Eucarístico. Con profunda fe iniciemos nuestra celebraciónMonición a la Liturgia de la Palabra La Palabra de Dios nos va a recordar que tenemos delante de nosotros dos caminos, el camino del bien y del mal, la posibilidad de optar por Dios y acercarnos a Él o por le contraria alejarnos. Escuchemos con atención esta Palabra, alimentémonos de ella y comprometámonos a ponerla en práctica siempre.Oración Universal o de los FielesPresidente: Elevemos al Dios nuestras suplicas y con la confianza de saber que siempre nos escucha, digamos:R. Padre Bueno, escúchanos.1.Por la Iglesia, para que sea obediente a la voluntad del Padre Eterno y ayude a todos a acercarse a Él como única fuente de vida verdadera. Oremos.2.Por los gobernantes para que cada día, iluminados por el Espíritu Santo trabajen por la justicia y el progreso de los todos. Oremos.3.Por aquellos que se han alejado de Dios, para abriendo su corazón a Él pueden llenar su vida de sentido y verdadera alegría. Oremos.4.Por nosotros, para que, al participar de la Eucaristía, experimentemos el gozo de sabernos amados por Dios y así podamos también vivir en la verdadera caridad. Oremos.5.Por el Jubileo de los Diáconos, para que su ministerio se enriquezca y desempeñen dignamente su servicio en el altar y en todos los lugares donde son enviados. Oremos.Oración conclusivaPadre bueno, Tú conoces mejor que nosotros las necesidades del mundo, acoge nuestras oraciones y concédenos los auxilios que con fe te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor.R. Amén.