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Lectio Dominical

Vie 16 Nov 2018

Recibamos las ayudas celestiales que Dios nos envía

Cuando pensamos en los últimos tiempos reconocemos que son tiempos difíciles, marcados por la necesidad del testimonio, de la fe y de la auténtica vivencia cristiana. Dios nos brinda ayudas celestiales, divinas para vivir este tiempo. La lectura nos marca que una gran ayuda es el Arcángel San Miguel a quien tenemos que aprender a integrarlo a nuestra espiritualidad sin exagerar con todo lo que hoy el mundo va diciendo sobre la angelología, sino con una correcta relación con el Arcángel. Tareas: ✓ Revise cómo Usted está viviendo el testimonio de vida cristiana. ✓ Aprendamos de memoria la oración a San Miguel Arcángel.

Mié 14 Nov 2018

Con Cristo tenemos la esperanza de reinar

Cercanos al final del año litúrgico las lecturas nos invitan a reflexionar sobre las realidades del fin del mundo, podemos fijar la mirada, a manera de sugerencia, en tres temas: La visión apocalíptica de la teología de la historia. La esperanza cristiana y su compromiso frente a la realidad histórica. La victoria definitiva de Dios, Rey absoluto, incluso de la historia. Primera lectura: Dn 12,1-3 Salmo Sal 16(15),5+8.9-10.11 (R.1) Segunda lectura: Hb 10,11-14.18 Evangelio: Mc 13,24-32 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las lecturas de este domingo tienen un sabor común, el pensamiento o la llamada literatura apocalíptica, que mediante el recurso de visiones, cifras, imágenes artificiosas (impactantes, llamativas y extrañas), mensajes recibidos o comunicados…etc. intenta llamar la atención del oyente o del lector para mostrarle el sentido último de los acontecimientos históricos, revelar algo sobre Dios y la historia, mostrando la victoria definitiva de Dios sobre todo el acontecer histórico. Ofrece una particular teología de la historia. Género literario, que provoca en unos desorientación y en otros curiosidad, perdiéndose así su intencionalidad, ver las claves de lectura de la historia para comprenderla. El texto de la primera lectura, de Daniel, forma parte de la visión del “Tiempo del fin” (11,40 – 12,13); específicamente de los “tiempos de angustia y la promesa de la resurrección” (12, 1-4). La victoria definitiva se da gracias a la intervención del arcángel “Miguel, quien defiende al pueblo”, se trata del “ángel” tutelar de la nación, quien será ayuda en estos tiempos difíciles como no los ha habido nuca. La victoria está descrita en términos de salvación, aquellos inscritos en el Libro. Daniel no precisa cuál libro, pero a la luz de otros pasajes bíblicos se comprende que se trata de un libro de Dios, “al que haya pecado contra mí, lo borraré Yo de mi libro” (Éx 32, 32-33), Daniel ha hecho ya referencia a “los libros” (Dn 7, 10), llamado también, el Libro de los Predestinados o Libro de la Vida (Cf. Sal 69,29; 139,16; Ap 20,12); el tema de un libro en el cual se inscriben los nombres de los salvados no es extraño, Jesús al regreso de los misioneros y su alegría de ver caer los demonios, Él les advierte: “no se alegren de que los espíritus se les sometan; alégrense de que sus nombres estén inscritos en el cielos”. Aparecer inscrito en este libro misterioso garantiza la participación en el reino de Dios. El versículo 2 de este pasaje de Daniel es un texto muy importante del Antiguo Testamento para hablar de la resurrección de la carne. No se trata todavía con toda precisión de la resurrección, misterio que será anunciado con profundidad por Jesús; pero si plantea desde ya una respuesta clara sobre la suerte de aquellos que se mantienen fieles. Aquí se nos presenta la muerte como un sueño y la resurrección como un despertar para participar del fulgor de la luz por haber vivido en la justicia, o sufrir la vergüenza y horror eterno por no haber sido fieles. El salmo expresa un clima de serena confianza y gozo en el Señor, estos son los sentimientos dominantes. Se subraya la relación con Dios, de su mano depende la suerte del orante, por eso el salmista canta esa presencia permanente de Dios, que ni siquiera la muerte puede detener o cambiar. Dios es el Dios de la vida, de la alegría perpetua. Los cristianos y el Nuevo Testamento han aplicado estas palabras del salmo a la resurrección de Jesús, por lo que se ha llamado “salmo mesiánico”. Hebreos contrapone los sacrificios de la antigua economía salvífica (v.11) con la eficacia del sacrificio de Cristo (vv. 12-14), una eficacia que es real y es suficiente, “un solo sacrificio”, que alcanza a todos los que van siendo consagrados; su eficacia es inmediata y permanente, es deci,r llega en el tiempo y espacio; sin embargo, no significa un gobernar inmediato, pues debe esperar en cierta manera al cumplimiento de los tiempos. Jesús asume el reinado sentado a la derecha de Dios para siempre. La victoria definitiva está asegurada, es de Dios. ¡Este es el destino de la historia! El Evangelio. En la Biblia encontramos libros enteramente apocalípticos como Daniel, el Apocalipsis y otros, pero igualmente algunos libros, sin ser totalmente apocalípticos, en determinado momento una sección asume esta manera de comunicar; este es el caso de Marcos 13. En este capítulo se entre mezclan dos anuncios: la destrucción de Jerusalén y el fin de los tiempos. Atención que el lenguaje apocalíptico es necesario descifrarlo y ver el mensaje que trasmite, no es la información de lo que pasará tal cual se describe. Marcos, describe una trasformación de los elementos cósmicos, para decirnos que la creación entra en una nueva historia; el tiempo final. Dios reina definitivamente y se hace presente, es Él quien cambia la historia. Viene el Hijo del hombre, Jesús regresa. La parábola de aprendizaje sobre la higuera (vv. 28-31) hace referencia a la caída de Jerusalén. Efectivamente no había pasado esa generación cuando, en el año 70 d. C., Jerusalén fue destruida y con ella el Templo, no quedando “piedra sobre piedra”. Luego el v. 32 advierte sobre el fin de los tiempos, fecha sobre la que ninguno sabe nada. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? La Escritura me invita a mantener la esperanza gozosa en la victoria definitiva de Dios, a veces las cosas parecen ir de mal en peor, pero la verdad es que la historia la maneja Dios, en ella está presente la fuerza del sacrificio de Cristo que llega a todos. Las lecturas son un grito de confianza absoluta en Dios, a no fijarme en aquello que puede confundir o producir curiosidad, a elevar mi mirada al poder único de Dios manifestado en el sacrificio único de Jesús. ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decirle a la comunidad? La salvación ganada en Cristo Jesús Meditar sobre los misterios de la salvación ofrecidos en la persona de Jesucristo. Ver a Jesús como rey que asume el mando de la historia, misterio que recordaremos el próximo domingo. Jesús reina al lado de Dios Padre, no hay nada que temer, pues Él tiene asegurada la victoria. El destino del creyente no es esta vida, hay algo más. No podemos perder de vista que estamos llamados a la vida eterna, a la resurrección, y que nuestra alegría está en sabernos inscritos en el libro de la vida. La comprensión real de ésta esperanza nos compromete a la vivencia de los valores del Reino desde esta vida para poder gozar de la otra, la espera del futuro glorioso no nos desatiende de la realidad presente del mundo, al contrario nos compromete en su transformación desde Cristo el Señor. Un lenguaje enigmático con un mensaje esperanzador… El lenguaje apocalíptico, como ya se dijo, es necesario descifrarlo, quien anuncia que habrá días de oscuridad, terremotos, guerras, y el sol dejará de brillar, sencillamente no respeta la naturaleza de la Palabra de Dios y la hace decir cosas que ella no dice. El lenguaje apocalíptico trae un mensaje, en éste caso manifiesta que Dios se hace presente y hay un cambio de época, inicia una etapa nueva y totalmente distinta, y eso será la venida de Jesús, el inicio de una nueva etapa. El cristiano católico no debe dar crédito a ciertos mensajes que infunden los hermanos separados atemorizando la gente y llenándolos de miedo para que “se cambien de religión”, recuerde que quien se mantiene firme a pesar de las angustias su nombre será inscrito en el libro de la vida. Cristo reina y espera pacientemente, con la serenidad del salmista confiemos en Dios. Una fecha totalmente desconocida. ¿Cuándo será el fin del mundo? Hay grupos de corriente “apocalíptica” que cada vez que hay un año o fecha con una cifra un poco “misteriosa”, a sus ojos, van anunciando fechas y tiempos fijos para el fin del mundo. Creer en eso es grave error. Hay que creerle a Jesús de Nazaret, en el evangelio de este domingo nos dice, “de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sólo el Padre”. No hay que creer a supuestos anuncios que van diciendo que ya está cercano el fin del mundo; ¿cuándo será? Nadie lo sabe, solo el Padre, y cuando alguien se atreve a colocar una fecha o aproximación se está colocando por encima de Jesús, algo así como si el Padre le tuviera más confianza a esa persona que a Jesús. Aunque con artimañas esos anunciadores intenten anunciar el fin de los tiempos, no hay que creerles. Hay que ser firmes en decirles: Yo le creo a Jesús no necesito creer en sus engaños. Es más con esos ni mucho que hablar. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? La misión es exigente, nos movemos en tiempos difíciles, de gran angustia, pero en medio de esas realidades vivimos el encuentro con Jesús que nos garantiza la victoria, sale a nuestro encuentro para elevar nuestra mirada un poco más allá de esta realidad, nuestro destino apunta a la vida eterna y este premio nos urge a la tarea evangelizadora. No hay que temer, sí mucho que ganar.

Jue 8 Nov 2018

Brindemos el diezmo con el corazón

La propaganda negativa nos ha vendido la idea de que la Iglesia y Dios no necesitan ofrendas, pero en cambio el texto bíblico dice que Jesús se sentó a mirar la ofrenda que daban. Jesús ve la intención con la que se hace una ofrenda, por ello lo importante es lo que hay en el corazón cuando la brindamos. Tenemos que diferenciar ofrenda, diezmo, primicias y obras de caridad, cada una tiene una característica propia y atrae sobre la persona que lo hace una bendición especial. Tareas: De su sueldo mensualmente aparte lo que el corazón le indique para que Usted ofrende como diezmo. Cuando Usted haga un negocio o un trabajo por primera, de su ganancia, disponga algo que se llama primicia. Acostúmbrese siempre mensualmente a realizar una obra de caridad.

Mié 7 Nov 2018

Jesús es el “pobre” por excelencia

La historia de salvación nos muestra la acción de Dios a favor de los más pobres; ésta es una línea teológica muy clara en la Sagrada Escritura. Del mismo modo, la Palabra nos deja ver cómo los humildes y los pobres nos enseñan el camino para reconocer, aceptar y vivir la misericordia y el amor del Señor. Jesús es el “pobre” por excelencia, en quien descubrimos de manera maravillosa el poder de Dios. Los pobres son el lugar indicado para tocar la carne de Cristo mismo. Primera lectura: 1R 17,10-16 Salmo Sal 146(145),7.8-9a.9bc-10 (R. 1) Segunda lectura: Hb 9,24-28 Evangelio: Mc 12,38-44 (forma larga) o Mc 12, 41-44 (forma breve) ¿Qué dice la Sagrada Escritura? La primera lectura corresponde a los textos del llamado “ciclo de Elías” (1R 17- 2R 1), a la sección de la gran sequía (cap. 17-18) y concretamente al milagro de la harina y el aceite. El profeta Elías por mandato divino, en la época de la gran sequía, va a instalarse en Sarepta (VV.8-10), ciudad de la costa Fenicia, situada entre Sidón y Tiro. Al entrar en la ciudad se encontró con una viuda en cuya casa se hospedó. Los vv. 10-11 relatan el encuentro del Profeta con la viuda y su pedido: agua y pan; el v.12 recuerda la respuesta de la viuda, lo que hay, es solo un poco de alimento que dará fuerzas a ella y su hijo para morir; vv. 13-14 traen el mandato y el anuncio profético; la viuda sigue la orden del Profeta y así se verifica el milagro (v.16), “la harina no se terminó, ni el aceite se agotó”. Todo el ciclo coloca en evidencia la poderosa palabra de Elías, en otros términos; La Palabra de YHWH, anunciada por Elías, se cumplió. El salmo, himno a Dios creador, presenta en los vv. 1-2 una introducción con sabor de alabanza; los vv. 3-4 evidencian el error de confiar o colocar la fe en el hombre; los vv. 5-10 exalta la excelencia de confiar en Dios; trae una serie de 12 bellos títulos divinos que reflejan una acción de Dios a favor de los pobres. La carta a los Hebreos, nos trae un texto que pertenece a la sección que plantea la superioridad del culto, del santuario y del sacerdocio de Cristo en la Nueva economía salvífica (Cap. 8-9). El capítulo 9 se centra especialmente en el nuevo Templo; los versículos 24 al 28 expresan la “entrada de Cristo en el templo celestial”. Él entra en el santuario autentico, en el original, en el cielo mismo y allí ejerce su sacerdocio “intercediendo por nosotros ante Dios”, y lo hace en la calidad de Sumo Sacerdote que con su sacrificio ha destruido el pecado de todos; finalmente la sección se cierra planteando la segunda venida de Cristo, venida “para salvar a los que esperan en Él”. En el Evangelio hay dos secciones fuertemente unidas por temas claves como la viudez, el templo, la enseñanza, las actitudes de los creyentes. La primera parte, vv. 38-40, es la enseñanza de Jesús, que se centra en guardarse de la manera e intenciones de los escribas, quienes gustan de actuar por interés propio y de reconocimiento social; incluso, sus oraciones muchas veces son pretexto para apropiarse del dinero de los indefensos. La segunda parte, vv. 41-44, trae la anécdota de Jesús frente al arca del Templo. Presenta, en contraposición con la de los “ricos”, la actitud sencilla y generosa de una viuda, cuya actuación es alabada por Jesús como la que más ha dado, porque ella dio “todo cuanto tenia para vivir”. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? Las lecturas exhortan a vivir la vida con entrega generosa, total, como la de la viuda del Evangelio, a no perder el horizonte del bautismo, el cual pide la vivencia concreta de la caridad, pues las manos y los pies de Dios para manifestar su poder y acción en favor de los pobres hoy son las manos y pies de cada bautizado. Todo esto será posible si se tiene presente las enseñanzas de Jesús, evitar posturas de apariencia y ser capaces de donación total, recordando que, al final de la historia, Jesús vendrá para salvar a quienes hayan confiado en Él. De manera particular hay un llamado atento a los sacerdotes y consagrados para guardarse de actitudes como las de los escribas, que actúan por interés mezquino y personal, hay una exhortación a la entrega total de la vida. ¿Qué me sugiera la Palabra que debo decirle a la comunidad? Una invitación a reconocer el actuar de Dios en la historia: El pueblo santo de Dios debe aprender a reconocer la mano de Dios que actúa, ordinariamente, no de forma espectacular, sino que se hace presente en la sencillez de los más humildes: la atención de una viuda con su poco de harina y aceite, en la ofrenda de dos moneditas de quien no tiene más, en la misma palabra sencilla del profeta. Dios Padre se hace presente en la realidad humana y de manera especial en Jesús, su Hijo, enviado para salvar a la humanidad. No hay que esperar intervenciones “cinematográficas” de Dios, Él hoy sigue actuando en la sencillez y debilidad del ser humano, está ayudando en el joven o anciano sacerdote de cada parroquia, en la vida de los pobres: niños, ancianos, viudas, huérfanos, en ellos se vislumbra el misterio de Dios. Una invitación a la coherencia, a actuar movidos por la rectitud del corazón: Cada obra que realizamos está movida por una intención y esa intención le da color o sabor a la acción del creyente; si lo mueven intenciones sórdidas de ganancia, o puro interés personal, fácilmente encontrará como respuesta la advertencia de Jesús: “una sentencia rigurosa”, ya lo advertía el Papa, “el diablo entra por el bolsillo”, ciertamente no se trata de un rechazo absoluto al dinero como dinero sino a las intenciones y formas como buscamos o nos apropiamos del dinero. La rectitud de corazón y el esfuerzo de coherencia salvan. Ellos son en verdad obras de caridad, donde no falta ni la harina ni el aceite para responder a una solicitud motivada por la Palabra de Dios, por las verdaderas fuerzas espirituales. El cristiano católico no puede proceder de cualquier manera, es necesario un profundo discernimiento para mantenerse alejado de actitudes contrarias a la condición cristiana que se van adentrando casi de manera casi inconsciente. Todos estamos invitados a la caridad con los más pobres, ellos son un “lugar teológico”: No hay pretextos para no ir a su encuentro, porque lo importante es dar desde nuestra propia pobreza; finalmente se trata de darnos a nosotros mismos movidos por el amor a los hermanos. El Papa Francisco nos ha insistido que la opción por los pobres no debe ser un mero discurso, ya que generalmente los excluidos aparecen en los debates y en los discursos políticos, colocándolos simplemente como un apéndice, como un daño puramente colateral (Laudato Si, No. 49). Esta opción por los pobres es ante todo una categoría teológica antes que cultural, sociológica o política; porque Dios se ha fijado en ellos de manera especial. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Vivir la experiencia del actuar de Dios en los pobres y celebrar la Eucaristía, sacrificio de total entrega del Señor, nos debe impulsar a vivir el amor con los más necesitados. Hoy somos enviados a acoger y ayudar a los más pobres, pero también a aprender de ellos la confianza en Dios, la coherencia y la generosidad.

Jue 1 Nov 2018

Nuestros difuntos están en las manos de Dios

El cristiano debe tener clara su relación con los muertos, eso garantiza paz. Una alteración en ello produce mucha tristeza. Todos tenemos familia, amigos y conocidos que han muerto, lo claro es que ellos resucitan y están en las manos de Dios. El muerto no bebe, no hay que ponerle un vaso de agua, ya no está aquí recogiendo cosas o dando órdenes, él fue al encuentro con el Señor. Qué bueno tener una buena relación con ellos en la fe, por ello vamos al encuentro con Dios, vamos a su casa a vivir eternamente. Tareas: Tome conciencia de sus seres queridos difuntos y haga una oración dando gracias a Dios por ellos. Están en las manos de Dios. Ore por todos los difuntos, pero especialmente por aquellos que no tienen quien ore por ellos. Reafirme su fe en la resurrección. No crea otras cosas como la reencarnación, por eso rece el credo.

Mar 30 Oct 2018

Quien se acerca a Jesucristo, se salva definitivamente

Introducción En el contexto de los últimos domingos del año litúrgico, la Palabra de Dios nos pone en actitud de súplica al Señor para que no se quede lejos y no nos abandone, como bien lo expresa la antífona de entrada en el Misal Romano, pero de igual manera nos pone en camino para seguir esperando en los bienes que Dios nos promete. La liturgia se ve iluminada por la Palabra de Dios y de la riqueza de contenido ofrecemos tres para la reflexión: La fidelidad al Señor hace que el hombre se vea como un administrador de la heredad que Dios pone en sus manos y por eso reconoce que no puede buscar otras seguridades distintas al Señor, ya que es el único Señor. En Jesucristo vemos un sacerdocio diferente, porque es eterno y no pasajero y, sobre todo, porque puede salvar definitivamente a los que se acercan a Él. La parábola de los viñadores asesinos no sólo nos presenta al Jesús perseguido, sino que nos llama la atención sobre nuestra administración frente a los dones y carismas que el Padre nos ha concedido. Primera lectura: Dt 6,2-6 Salmo Sal 18(17),2-3a. 3bc-4. 47+51ab (R. Dt 6,4) Segunda lectura: Hb 7,23-28 Evangelio: Mc 12,28b-34 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Evangelista Marcos nos pone en contexto de evaluación y al presentar la parábola de los viñadores homicidas, nos regala la posibilidad de iniciar el balance el año litúrgico. Jesús ha entrado en Jerusalén y después de realizar el signo de la higuera y del templo, pronuncia esta parábola de los viñadores, que originalmente iba dirigida a los escribas y a los ancianos como autoridades del pueblo, pero leída en este contexto litúrgico debe ser interpretada para nuestra época. Esta parábola llama la atención sobre la fidelidad en la administración, porque se han apropiado lo que no les pertenece y actúan como si no existiera dueño legítimo que reclame su posesión. En todo su contexto, la liturgia de la Palabra de este domingo se podría identificar con el llamado a la fidelidad en medio de las circunstancias de la vida diaria y de la vida de discípulos. Fidelidad implica saber elegir una posibilidad entre muchas y jugársela todo por esa elección; esto es en pocas palabras lo que ha hecho Dios con su pueblo en la elección, pero no siempre el pueblo ha sabido responder en la misma tónica y se ha entretenido poniendo otras prioridades al lado de Dios, por eso se recordará en la primera lectura que el Señor es el único Señor. Un discípulo que ha hecho la opción de la cruz y ha decidido ponerse en camino, está llamado a ser fiel y perseverante, a producir frutos para no quedarse infecundo como la higuera, pero a producir esos frutos sabiendo que todo es para la mayor gloria de Dios y no el simple provecho personal o la vanagloria humana. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? En una sociedad cada vez más marcada por el individualismo y por la búsqueda del bienestar personal, viene esta liturgia de este domingo a hablarnos de un Dios que no abandona y que socorre (antífona de entrada), que posibilita correr sin tropiezos (oración colecta) para poder ser fieles administradores en la viña del Señor. La Iglesia está llamada a ser viña fecunda, que sabe producir a su tiempo y que genera miles de posibilidades en la sociedad, pero también está llamada a reconocer que la viña tiene dueño y que sólo el Señor es nuestro Dios y nuestro único Señor. Si la parábola habla del respeto al Hijo, nuestras comunidades parroquiales deben crecer en torno a la identidad de discípulos y no como estructuras administrativas y funcionales que ofrecen servicios. La parroquia es el lugar de experiencia de la salvación para una comunidad, es la pequeña porción de la viña que todos trabajamos y en la que todos somos trabajadores, para que nuestra existencia sea fructuosa y entregue a la sociedad resultados de buenas obras y de una elección acertada y coherente. ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decirle a la comunidad? El pueblo colombiano ha sufrido el flagelo de la corrupción como una característica que se ha ido generalizando en los funcionarios e instituciones, al menos como lo hemos sabido por los medios de comunicación y eso nos tiene que llamar la atención como cristianos que peregrinamos en esta porción del pueblo de Dios. El Papa Francisco en una de sus respuestas en la rueda de prensa de regreso del viaje apostólico en Colombia, decía al periodista: “Todos somos pecadores siempre y nosotros sabemos que el Señor está cerca de nosotros, que Él no se cansa de perdonar. Pero la diferencia es: Dios no se cansa nunca de perdonar, pero el pecador a veces encuentra la valentía y pide perdón. El problema es que el corrupto se cansa de pedir perdón y olvida cómo se pide perdón: este es el problema grave. Es un estado de insensibilidad frente a los valores, frente a la destrucción, a la explotación de las personas. No es capaz de pedir perdón. Es como una condena, por la que es muy difícil ayudar a un corrupto, muy difícil. Pero Dios puede hacerlo. Yo rezo por esto.” La parroquia, comunidad de comunidades, está hoy interpelada por estas palabras que nos iluminan la liturgia de este domingo, porque debe ser el lugar de la honestidad y de la fidelidad, cosas muy difíciles en una masa que se rige por los falsos valores que propugna la corrupción. Hoy más que nunca, la realidad colombiana escucha esta voz de alerta y debe saber que somos administradores y no capataces, somos parte de un engranaje en el que Dios nos ha puesto misiones diversas para la edificación de esta casa común y del reino, pero no podemos sentirnos dictadores en búsqueda del poder que fortalece el “yo” y destruye el “nosotros”. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Esta liturgia nos ha posibilitado un encuentro con el Señor, que nos ha hablado al corazón y nos ha recordado su alianza de amor, sin dejar de llamarnos la atención sobre aspectos no muy claros de nuestra respuesta discipular. Hay cosas muy concretas a las que estamos llamados a partir del encuentro y de la escucha de la Palabra: Reconocer que el primer paso lo ha dado Dios cuando ha preparado para nosotros este mundo inmenso y maravilloso. Aceptar que no somos dueños absolutos, pero que tenemos que empoderarnos de la misión que nos ha sido confiada. Siempre debemos estar listos a dar cuentas y razón de nuestra administración fiel y transparente de lo que Dios ha permitido administrar. Tenemos que ser misioneros de la esperanza, para que el mundo siga creyendo y construyendo un futuro mejor. No podemos quedarnos mudos frente a los gritos de la realidad que nos rodea. Ser misioneros de la unidad y del amor, que saben reconocer el valor y la necesidad del otro, para que juntos construyamos y no para que nos apropiemos de lo que no nos pertenece.

Vie 26 Oct 2018

Para construir la paz debemos dejar la ceguera espiritual

La ceguera no solo es física, sino también espiritual. Muchas veces no vemos lo que acontece, no vemos la relación que debemos tener con Dios, no vemos el valor que debemos dar a las cosas o a los animales, por ello estamos ciegos. Vemos físicamente, pero hay un velo delante nuestro que nos impide ver realmente lo que hay que ver. Este velo nos impide construir paz. Tareas: Ora para ver la verdad Ora por lo que te cuesta comprender Ora para conocer lo que Colombia necesita.

Mar 23 Oct 2018

Jesús cambia nuestra vida

Introducción La liturgia de este domingo nos habla del gozo y la alegría que trae la salvación de Dios y por eso desde la oración colecta se invita a conjugar la promesa con el mandato del Señor, cosa que se ve reflejada de manera muy clara en las lecturas de este día. Es fundamental tener en cuenta para nuestra reflexión estas tres ideas: La salvación de Dios se manifiesta en lo concreto de la vida y por eso la alegría nace del corazón de quien ha experimentado el encuentro con él, viéndose afectado en lo específico de su vida. El Sumo sacerdote debía sentir los dolores y fragilidades del pueblo para poder interceder por él, así nuestro Señor Jesucristo ha asumido nuestra carne y nos ha elevado para ser presentados también ante su Padre. El paso de Jesús por la vida de todo hombre genera un cambio y los efectos deben notarse. Quién realmente se hace discípulo aprende a ver más allá de lo aparente y descubre quién es Jesús en su vida para seguirlo en plenitud. Primera lectura: Jr 31,7-9 Salmo Sal 126(125),1-2ab.2cd-3.4-5.6 Segunda lectura: Hb 5,1-6 Evangelio: Mc 10,46-52 ¿Qué dice la Sagrada Escritura? El Evangelio de este domingo nos sirve de marco de lectura del mensaje de la liturgia, ya que descubrimos en Marcos el final de un camino que Jesús ha venido recorriendo desde Galilea hasta Jerusalén y que podríamos mirar como el proyecto de discipulado, entendido como seguimiento del Mesías crucificado. Lo curioso ha sido que los discípulos no han entendido quién es Jesús, pero los que se acercan en el camino si lo perciben. Este camino se enmarca en 2 ciegos: el de Betsaida y el de Jericó. Para ser discípulo es necesario meterse en el camino y no quedarse en el borde, es necesario pisar sobre las huellas del crucificado para poder experimentar la alegría de la salvación. El Evangelio de Marcos no podemos descontextualizarlo y se hace prioritario ubicarnos como discípulos en la escucha del Maestro, que nos habla en el camino y nos instruye para que podamos ponernos en camino, ya que las instrucciones que ha dado en la casa son para los que ya han empezado la experiencia de discípulos, pero que lastimosamente no han podido entender lo que significa. El ciego Bartimeo no es importante en sí mismo como relato, sino que nos lleva a la dinámica del discipulado: ser discípulo es saber meterse en contexto, saber pisar sobre las huellas de Jesús. ¿Qué me dice la Sagrada Escritura? La Palabra de Dios habla al corazón de cada uno de nosotros y habla de manera directa al corazón de la comunidad cristiana. Hoy hay un llamado para que la comunidad experimente un proceso de fe muy concreto: Es necesario tener el encuentro personal y comunitario con Jesús. Vale la pena dar el salto de nuestra vida: hay que dejar los miedos y seguridades falsas, para arriesgarlo todo en la aventura de la fe que nos propone Jesús. Es necesario abrir los ojos para ver a Jesús en el rostro del otro, para poder callejear la fe, en palabras del Papa Francisco, y así ser coherentes. Por último, es necesario meterse en el camino, hacerse discípulo y no dejar enfriar la fuerza y la alegría del encuentro. Cuando el encuentro ha sido verdadero, los efectos deben notarse en el compromiso discipular. Quien se hace discípulo, debe abrir los ojos para no quedarse en las ilusiones que ofrece la sociedad, ni dejarse deslumbrar por los espejismos de la fama y del dinero. Hacerse discípulo es cargar la cruz y negarse para poder emprender el sendero del seguimiento. ¿Qué me sugiere la Palabra que debo decirle a la comunidad? En la pasada visita del Papa Francisco a Colombia, cuando en Medellín hablaba a los sacerdotes y consagrados expresaba: “El llamado de Dios no es una carga pesada que nos roba la alegría, ¿es pesada? A veces sí, pero no nos roba la alegría. A través de ese peso también nos da la alegría. Dios no nos quiere sumidos en la tristeza —uno de los malos espíritus que se apoderaban del alma y que ya lo denunciaban los monjes del desierto—; Dios no nos quiere sumidos en el cansancio que viene de las actividades mal vividas, sin una espiritualidad que haga feliz nuestra vida y aun nuestras fatigas. Nuestra alegría contagiosa tiene que ser el primer testimonio de la cercanía y del amor de Dios. Somos verdaderos dispensadores de la gracia de Dios cuando trasparentamos la alegría del encuentro con Él.” Este mensaje del Papa, unido a lo que nos propone la Palabra de Dios y la liturgia, tiene que llevarme a ser portador de la alegría y de la luz que da el Señor. No podemos tener comunidades apagadas y ciegas si son verdaderamente cristianas. El gozo del Evangelio debe hacer de nuestras comunidades y parroquias un espacio concreto para vivir la luz, la visión y sobre todo la alegría del discipulado. Vivimos en una sociedad marcada por la indiferencia frente al que sufre, pero también por el rechazo a muchas acciones que tratan de acercarnos a Dios. Si la fe nos mueve y el ser discípulos está configurando nuestra vida, debemos dejarnos tocar por el Señor y aprender a luchar por la dignidad y la alegría, por la igualdad y las oportunidades. ¿Cómo el encuentro con Jesucristo me anima y me fortalece para la misión? Ya el Papa nos ha insistido que el seguimiento no es fácil, pero que debe ser alegre y por eso este camino de discípulos nos lleva a no quedarnos con la alegría que inunda el corazón sino a vivir la experiencia del encuentro con el otro para comunicarle nuestra alegría, que finalmente no es nuestra, es una noticia de salvación, es una persona que habita en nuestro ser. El Evangelio debería llevarnos a identificarnos con Cristo y no con Bartimeo, por eso estamos invitados a ser instrumentos de luz, iluminar la vida y abrir los ojos de aquellos que no han descubierto la felicidad verdadera, aquellos que caminan como ciegos en la vida y no se han dejado iluminar por el Señor. Este ejercicio de misión no es de muchas palabras, pero sí de mucho testimonio y perseverancia. Quien nos vea, debe ver el rostro de Jesús y la bondad del Señor, eso es una misión exigente y seria, pero con muchos frutos.