SISTEMA INFORMATIVO
Inician sesiones de trabajo en el Sínodo Especial para la Amazonía
Tags: papa francisco amazonía sínodo de la amazonía
La jornada, convocada por el Papa Francisco, tiene como propósito “identificar nuevos caminos para la evangelización de esa porción del Pueblo de Dios, especialmente de los indígenas, frecuentemente olvidados y sin la perspectiva de un futuro sereno, también como resultado de la crisis de los bosques amazónicos, pulmón de capital importancia para nuestro planeta”.
Durante la sesión inaugural, con un discurso pronunciado ante los padres sinodales en el Aula Pablo VI, el Santo Padre pidió “caminar bajo la guía del Espíritu Santo”, “actor principal del Sínodo”.
Recordando las dimensiones que se contemplarán en este encuentro: la dimensión pastoral, cultural, social y ecológica, el Papa insistió en que “nos acercamos con corazón cristiano y vemos la realidad de la Amazonía con ojos de discípulo para comprender e interpretarla (…) También con ojos de misioneros, porque el amor que el Espíritu Santo puso en nosotros nos impulsa al anuncio de Jesucristo”.
En el Sínodo participan obispos de los nueve países cuyos territorios abarcan porciones de la Amazonía: 4 de Antillas, 12 de Bolivia, 58 de Brasil, 15 de Colombia, 7 de Ecuador, 11 de Perú y 7 de Venezuela.
Sobre las pretensiones y alcances del Sínodo Francisco explicó que “nos acercamos a los pueblos amazónicas en punta de pie, respetando su historia, sus culturas, su estilo del buen vivir, en el sentido etimológico de la palabra, no en el sentido social que tantas veces le damos. Porque los pueblos poseen entidad propia, todos los pueblos, poseen una sabiduría propia, conciencia de sí. Los pueblos tienen un sentir, una manera de ver la realidad, una historia, una hermenéutica, y tienden a ser protagonistas de su propia historia con estas cosas, con estas cualidades”.
Finalmente explicó que “estar en el Sínodo es animarse a entrar en un proceso, no es ocupar un espacio en la sala, entrar en un proceso. Y los procesos eclesiales tienen una necesidad. Necesitan ser custodiados, cuidados, como el bebé, acompañados al inicio, cuidados con delicadeza. Necesitan calor de comunidad, necesitan calor de Madre Iglesia”.
El documento de trabajo es El Instrumentum laboris, aprobado por el Consejo Presinodal, publicado por el Vaticano el 17 de junio.
A continuación, el discurso completo:
El Sínodo para la Amazonía podemos decir que tiene cuatro dimensiones: la dimensión pastoral, la dimensión cultural, la dimensión social y la dimensión ecológica.
La primera, la dimensión pastoral, es la esencial, la que abarca todo. Nos acercamos con corazón cristiano y vemos la realidad de la Amazonía con ojos de discípulo para comprender e interpretarla con ojos de discípulo, porque no existen hermenéuticas neutras, hermenéuticas asépticas, siempre están condicionadas por una opción previa. Nuestra opción previa es la de discípulos. Y también con ojos de misioneros, porque el amor que el Espíritu Santo puso en nosotros nos impulsa al anuncio de Jesucristo, un anuncio que, todos sabemos, no se tiene que confundir con proselitismo. Pero nos acercamos a considerar la realidad amazónica con este corazón pastoral, con ojos de discípulos y misioneros, porque nos apura el anuncio del Señor.
Y también nos acercamos a los pueblos amazónicas en punta de pie, respetando su historia, sus culturas, su estilo del buen vivir, en el sentido etimológico de la palabra, no en el sentido social que tantas veces le damos. Porque los pueblos poseen entidad propia, todos los pueblos, poseen una sabiduría propia, conciencia de sí. Los pueblos tienen un sentir, una manera de ver la realidad, una historia, una hermenéutica, y tienden a ser protagonistas de su propia historia con estas cosas, con estas cualidades. Y nos acercamos ajenos a colonizaciones ideológicas que destruyen reducen la idiosincrasia de los pueblos.
Hoy es tan común esto de las colonizaciones ideológicas, y nos aceramos en el afán empresarial de hacerles programas preconfesionales, de ‘disciplinar’, entre comillas a los pueblos amazónicos: disciplinar su historia, su cultura. Eso no. Ese afán de domesticar a los pueblos originarios. Cuando la Iglesia se olvidó de esto, de cómo tiene que acercarse a un pueblo, no se inculturizó, incluso se llegó a menospreciar a ciertos pueblos. Y cuántos fracasos de los cuales hoy nos lamentamos. Pensemos en (Roberto) De Nobili en India, en (Mateo) Ricci en China, y tantos otros.
El centralismo homogeneizante y homogeneizador no dejó surgir la autenticidad de la cultura de los pueblos. Las ideologías son un arma peligrosa. Siempre tendemos a agarrar una ideología para interpretar un pueblo. Las ideologías son reductivas y nos llevan a la exageración en nuestra pretensión de comprender intelectualmente, pero sin aceptar. Comprender sin admirar. Comprender si asumir.
Entonces se recibe la realidad en categorías. Las más comunes son las categorías de ‘ismos’. Entonces, cuando tenemos que acercarnos a la realidad de algún pueblo, hablamos de ‘indigenismo’, y cuando queremos darle alguna pista de salida a su vivir mejor no le preguntamos, hablamos de ‘desarrollismo’. Estos ismos reformulan la vida desde el laboratorio ilustrado e iluminista. Son lemas que van echando raíces y programan el acercamiento a los pueblos originarios.
En nuestro país (Argentina), un lema: ‘Civilización y barbarie’ sirvió para dividir, para aniquilar, y llegó al culmen, hacia fines de los años 80, a aniquilar a la mayoría de los pueblos originarios. Porque eran barbarie, y la civilización venía de otro lado. Es el desprecio de los pueblos.
Y eso, voy a la experiencia de mi tierra, esa ‘Civilización y barbarie’ que sirvió para aniquilar pueblos, todavía sigue en mi patria con palabras ofensivas. Entonces se habla de civilización de segundo grado, los que vienen de la barbarie y hoy son los ‘bolitas’, los ‘paraguas’, los ‘cabecitas negras’, siempre ese alejarnos de la realidad de un pueblo calificándolo y poniendo distancia, esa es la experiencia de mi país.
Y después, el desprecio. Ayer me dio mucha pena escuchar aquí dentro un comentario burlón sobre ese señor piadoso que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza. ‘Díganme: ¿qué diferencia hay entre llevar plumas en la cabeza y el tricornio que usan algunos oficiales de nuestro dicasterio?’. Entonces corremos el riesgo de proponer medidas simplemente pragmáticas, cuando por el contrario se nos pide una contemplación de los pueblos, una capacidad de admiración que hagan hacer un pensamiento paradigmático.
Si alguno viene con intenciones pragmáticas, rece el ‘Yo pecador’, se convierta y abra el corazón hacia una perspectiva paradigmática que nace de la realidad de los pueblos.
No hemos venido aquí a inventar programas de desarrollo social o de custodia de culturas, de tipo museo, o de acciones pastorales con el mismo estilo no contemplativo con que se están llevando adelante las acciones de signo contrario: deforestación, uniformización y explotación. Ellos también hacen programas que no respetan la poesía, me permito la palabra, la realidad de los pueblos que es soberana.
También tenemos que cuidarnos de la mundanidad en el modo de exigir puntos de vista, cambios en la organización. La mundanidad se infiltra siempre y nos hace alejar de la poesía de los pueblos. Venimos a contemplar, a comprender a servir a los pueblos, y lo hacemos recorriendo un camino sinodal. Lo hacemos en sínodo, no en mesas redondas, o conferencias ulteriores. Lo hacemos en Sínodo.
Porque el Sínodo no es un Parlamento, no es un locutorio, no es demostrar quién tiene más poder sobre los medios y quién tiene más poder entre las redes para imponer cualquier idea o cualquier plan. Esto configuraría una Iglesia congregacionalista.
Si pretendemos buscar por medio de las encuestas quién tiene mayoría. O una Iglesia sensacionalista, tan lejana, tan distante de nuestra Santa Madre la Iglesia Católica, o como gustaba decir a San Ignacio, nuestra Santa Madre la Iglesia jerárquica.
Sínodo es caminar juntos bajo la inspiración y la guía del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el actor principal del Sínodo. Por favor, no lo echemos de la sala. Se hicieron consultas, se discutieron en las conferencias episcopales, en el Consejo Presinodal, se elaboró el Instrumentum laboris, que como saben es un texto mártir destinado a ser destruido, porque de ahí es como punto de partida para lo que el Espíritu va a hacer en nosotros. Y ahora caminar nosotros bajo la guía del Espíritu Santo.
Ahora hay que dejar que el Espíritu Santo se exprese en esta asamblea, se exprese entre nosotros, se exprese con nosotros a través de nosotros y se exprese pese a nosotros. Pese a nuestras resistencias, que es normal que las haya, porque la vida del cristiano es así.
Entonces, ¿cuál será nuestro trabajo aquí para asegurar que esta presencia del Espíritu Santo sea fecunda? Primero de todo, orar. Hermanas y hermanos, yo les pido que recemos mucho. Reflexionar, dialogar, escuchar con humildad sabiendo que yo no lo sé todo, y hablar con coraje, con parresia, aunque tenga que pasar vergüenza, decir lo que siento, discernir, y todo esto dentro, custodiando la fraternidad que debe existir aquí dentro.
Y para favorecer esta actitud de reflexión, de oración, de discernimiento, de escuchar con humildad y hablar con coraje, después de cuatro intervenciones tendremos un espacio de cuatro minutos de silencio. Alguno decía: ‘Es peligroso, Padre, porque se van a dormir’. La experiencia en el Sínodo sobre los Jóvenes en el que hicimos lo mismo, era más bien la contraria, que tendían a dormirse durante las intervenciones, al menos sobre algunas, y se despertaban en el silencio.
Y finalmente, estar en el Sínodo es animarse a entrar en un proceso, no es ocupar un espacio en la sala, entrar en un proceso. Y los procesos eclesiales tienen una necesidad. Necesitan ser custodiados, cuidados, como el bebé, acompañados al inicio, cuidados con delicadeza. Necesitan calor de comunidad, necesitan calor de Madre Iglesia.
Un proceso eclesial crece así. Por eso la actitud de respeto, de cuidar la atmósfera fraternal, el aire de intimidad es importante, y se trata de no ventilar todo como viene afuera. Pero no se trata, respecto a quienes debemos informar, de un secreto más propio de las logias que de la comunidad eclesial, pero sí de delicadeza y de prudencia en la comunicación que haremos fuera.
Esta necesidad de comunicar fuera a tanta gente que quiere saber, a tantos hermanos nuestros, periodistas, que tienen la vocación de servir a que se sepa, y para ayudar a esto están previstos los servicios de prensa, los ‘briefings’, etcétera. Pero un proceso como el de un Sínodo se puede arruinar un poco si yo, al salir de la sala, digo lo que pienso, digo la mía.
Entonces se da esa característica que se dio en algunos Sínodos, del Sínodo de adentro y el Sínodo de afuera. El Sínodo de adentro que sigue un camino de Madre Iglesia, de cuidado de los procesos. Y el Sínodo de afuera que, por una información dada a la ligereza, dada con imprudencia, mueve a los informadores de oficio a equivocaciones.
Gracias por esto que ustedes están haciendo. Gracias por rezar unos por otros, y ánimo. Y por favor, no perdamos el sentido del humor. Muchas gracias.
Foto internet
La familia defiende y protege la vida
Mar 11 Jun 2024
Mar 25 Jun 2024
Falleció monseñor William de Jesús Ruiz Velásquez, Prefecto Apostólico Emérito de Leticia
A sus 82 años de edad, falleció monseñor William de Jesús Ruiz Velásquez, quien, entre el 8 de julio de 1997 y el 23 de octubre del 2000, se desempeñó como Prefecto Apostólico de Leticia (Amazonas). El pastor antioqueño fue el segundo en desempeñar este oficio, antes que dicha circunscripción eclesiástica fuera elevada a Vicariato Apostólico por el papa Juan Pablo II.La muerte de monseñor Ruiz Velásquez se produjo en la madrugada de este martes 25 de junio en la ciudad de Medellín, donde vivía desde el año 2016 en una casa familiar.Monseñor William de Jesús nació el 2 de octubre de 1941 en el municipio de Entrerríos (Antioquia). Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Conciliar Santo Tomás de Aquino de la Diócesis de Santa Rosa de Osos. Cursó una maestría en Catequesis en la Universidad Católica de París (Francia).Fue ordenado sacerdote para el clero esa misma jurisdicción el 11 de septiembre de 1966, por monseñor Miguel Ángel Builes. Allí desempeñó múltiples oficios pastorales, entre ellos: Vicecanciller de la Curia y Notario del Tribunal Eclesiástico (1969), Promotor Diocesano de la Pastoral Vocacional (1973), Vicario de Pastoral de la Diócesis (1995) y Coordinador de la Pastoral Familiar (1996). En julio de 1997 fue nombrado Prefecto Apostólico de Leticia, misión que desempeñó por tres años.Al regresar a su región natal, entre los años 2001 y 2016 fue párroco en los municipios de Amalfi, Yarumal y Donmatías. Allí apoyó también diferentes procesos de desarrollo municipal e impulsó iniciativas asociadas a la educación, la defensa de la vida y la institucionalidad.Fue colaborador permanente del Consejo de Administración de la Cooperativa Fraternidad Sacerdotal.El padre Luis Alfonso Urrego Monsalve, administrador diocesano de Santa Rosa de Osos, expresó sus condolencias a familiares y amigos del presbítero, e informó que las exequias se celebrarán este miércoles 26 de junio, a las 3:00 p.m., en la Catedral Metropolitana de Medellín.
Mar 25 Jun 2024
Finaliza la segunda etapa de ‘Iglesias seguras y protectoras’: la última jornada de formación en prevención de abusos se desarrolló en la Provincia de Barranquilla
Entre el 19 y el 21 de junio, en la ciudad de Barranquilla, se llevó a cabo la última jornada de capacitación de la iniciativa ‘Iglesias Particulares Seguras y Protectoras’ implementada por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) con el auspicio de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Un proyecto que tiene como finalidad promover la atención y prevención de abusos y violencias en las diferentes regiones del país.A este llamado por la cultura del cuidado en la Iglesia Católica acudieron alrededor de 500 personas, entre obispos, sacerdotes, consagrados y laicos de la Arquidiócesis de Barranquilla y de las diócesis de Riohacha, Santa Marta, Valledupar y El Banco, jurisdicciones que conforman la Provincia Eclesiástica de Barranquilla.Como parte de la agenda desarrollada en esta última etapa, se implementaron diferentes talleres y conferencias sobre la cultura del cuidado: los desafíos a nivel social y eclesial, la generación de entornos protectores y la atención a víctimas. También se presentaron las líneas guía, líneas operativas y buenas prácticas propuestas por la CEC. Estos espacios estuvieron a cargo de los miembros del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado, del Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal y del presidente del Tribunal Eclesiástico de Bogotá, monseñor Pedro Mercado.La psicóloga Diana Suárez, miembro del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado, comenta que se pudo dar un encuentro como comunidad eclesial para trabajar en aspectos que, en materia de prevención, son de gran importancia. De ellos, destacó el reconocimiento de la realidad sobre la problemática de violencia sexual en cada territorio de la Provincia de Barranquilla, así como la evaluación de los factores de protección que favorezcan el cuidado, de manera especial, de niños, niñas y adolescentes.Por una cultura del cuidado con rostro provincialEstos tres días de formación significaron el encuentro fraterno de una “Iglesia viva, actuante y alegre”, así lo indicó la doctora Ilva Myriam Hoyos, presidenta de ese organismo de la CEC.De acuerdo con monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, arzobispo de Barranquilla, los prelados de las cinco Iglesias particulares estuvieron de acuerdo con que estas jornadas coincidieran con la formación obligatoria de sus cleros, de tal manera que se les diera la mayor importancia posible. “Para la provincia ha sido un momento providencial porque también nos ha permitido acercarnos de manera mucho más profunda y consistente al Sistema para la Cultura del Cuidado que ha impulsado la Conferencia Episcopal. Diríamos que ahora este sistema va a adquirir un rostro provincial, el rostro de la Provincia de Barranquilla”, así lo expresó monseñor José Mario Bacci Trespalacios, obispo de Santa Marta.Monseñor Bacci Trespalacios, indicó también que ahora cada Iglesia particular tiene como tarea no solo divulgar los contenidos abordados, sino también profundizar en cómo hacer vida la cultura del cuidado en todos los ámbitos eclesiales.Una cultura del cuidado que no se agota en las jornadas de las provincias“Es muy importante reconocer que el ejercicio no se puede quedar solamente en esta capacitación o en las capacitaciones realizadas en las diferentes provincias. Es necesario que esta información también sea comunicada con los diferentes miembros que hacen parte de los ambientes eclesiales y de allí la importancia de realizar un trabajo muy riguroso con las comunidades”, señaló la doctora Diana Suárez.La piscóloga, quien, además, coordina la Oficina del Buen Trato de la Arquidiócesis de Bogotá, señaló también la necesidad de sensibilizar a los agentes de evangelización y a los padres de familia sobre los riesgos que hay en el entorno digital para los menores y en las normas específicas para el cuidado y la protección de todos los que hacen parte del ambiente eclesial. Además, brindar un acompañamiento integral a las personas que han sufrido a causa de abusos o violencias, sin riesgo a revictimizarlas.Al cierre de estas jornadas, monseñor Pedro Mercado, indicó que, a pesar de que la primera parte del proyecto se ha cumplido, la labor pedagógica debe continuar, de manera especial, con los futuros pastores de la Iglesia: “Hay que acentuar todavía más la prevención e ir sobre todo a los seminarios para que la cultura del cuidado no llegue ya en un momento tardío de la formación sacerdotal, sino precisamente cuando se está gestando ese futuro ministro, ese futuro sacerdote, servidor del pueblo de Dios. De tal manera que, desde esa etapa temprana, la cultura del cuidado haga parte de su formación para un servicio integral a la Iglesia”, remarcó monseñor Mercado.De esta forma, concluyeron las jornadas de capacitación sobre atención y prevención de abusos implementadas por la Conferencia Episcopal de Colombia en once de las catorce provincias eclesiásticas del país, desde la iniciativa ‘Iglesias Seguras y Protectoras’. La Oficina para la Cultura del Cuidado continuará animando y articulando otros procesos formativos en diversas instituciones eclesiales bajo el propósito de aportar a la construcción del Sistema para la Cultura del Cuidado propuesto por los obispos en las ‘Líneas guía’.Vea el resumen informativo de la jornada:Para conocer más información sobre el trabajo de la Iglesia colombiana por la cultura del cuidado, haga clic aquí.
Vie 21 Jun 2024
En “La Sucursal del Cielo”: Iglesia, Estado y comunidad luchan juntos contra el hambre
Con la operación de 713 comedores, ubicados en las 22 comunas y en 15 corregimientos del Distrito Especial de Santiago de Cali, la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Cali, en articulación con la Alcaldía de la capital vallecaucana y gracias al apoyo de gestores de la comunidad, diariamente brinda alimento a 58.000 personas de diferentes edades que tienen grandes necesidades económicas.En el caso de la Iglesia, la iniciativa se realiza mediante un servicio conocido como “Diaconía del Pan”. Desde el cual no solo brindan alimento material sino también espiritual a personas de escasos recursos.A través de estas acciones, la Arquidiócesis de Cali busca hacer vida la Doctrina Social de la Iglesia. Es así, como el padre Diego Fernando Guzmán, delegado de la pastoral social arquidiocesana, comenta que, hace aproximadamente nueve años, existe una alianza con el Distrito de Cali y los gestores sociales, mediante la cual se ha generado un impacto social importante para mitigar el hambre, un problema de grandes dimensiones en la denominada “Sucursal del Cielo”.“Desde esta acción conjunta logramos que la acción del Evangelio, el amor misericordioso de Jesucristo, la invitación a la fraternidad, a la mano tendida para el más pobre, pues se pueda hacer realidad, se pueda hacer efectiva”, agregó el sacerdote.De ollas a comedores comunitariosLa historia de estos comedores se remonta a 1996 con la creación de la Comisión Arquidiocesana Vida, Justicia y Paz y del Banco de Alimentos, por iniciativa de monseñor Isaías Duarte Cancino. El pastor que abanderó una lucha decidida contra la violencia y la defensa de los derechos humanos. Lucha que, seis años más tarde, le costaría la vida, pues fue asesinado, al parecer, por sus fuertes denuncias en el marco del conflicto armado que afectada a la capital vallecaucana y a muchas otras regiones del país.En el año 2015, la Arquidiócesis y la Alcaldía de Cali firmaron el primer convenio para trabajar por la mitigación del hambre. Con el apoyo de un importante número de laicos que hasta hoy desempeñan labores de gestores, pusieron en funcionamiento 46 espacios denominados “ollas comunitarias”, a través de los cuales alimentaban a cerca de 6.000 personas.En dichas “ollas” se unían diferentes familias, lideradas en su mayoría por las mujeres, para cocinar y compartir grandes cantidades de alimento como medio de supervivencia, debido a la difícil situación económica y la enorme ola de violencia que golpeada su territorio. En dicha misión, al calor de fogón de leña, prevalecía siempre el sentido por el bien común.Con el pasar de los años la iniciativa se fue fortaleciendo y permitió pasar “de las ollas”, a la creación de un programa más integral de comedores comunitarios. Desde él, ya no solo buscan brindar alimento material sino también alimento espiritual y acompañamiento psicosocial a las personas beneficiadas. Además, han logrado crear huertas comunitarias y apoyar emprendimientos locales, entre ellos, de pequeños productores, favoreciendo así el desarrollo y empoderamiento de las comunidades.Conozca más detalles ingresando aquí.
Jue 20 Jun 2024
Iglesia en Boyacá recibió formación en atención y prevención de abusos: casi 800 personas participaron
Entre el 12 y el 14 de junio, Duitama fue sede de las jornadas regionales de capacitación sobre atención y prevención de abusos desarrolladas por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) en el marco de la iniciativa “Iglesias Seguras y Protectoras”. En esta oportunidad, con obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosas y laicos de la Provincia Eclesiástica de Tunja. De manera especial, de las cuatro jurisdicciones de Boyacá: la Arquidiócesis de Tunja y las diócesis de Duitama-Sogamoso, Garagoa y Chiquinquirá.Cerca de 800 personas de zonas urbanas y rurales del departamento acudieron a esta convocatoria, liderada por los obispos y los miembros de los organismos encargados de la cultura del cuidado en cada una de estas Iglesias particulares . También asistieron algunos representantes de la Diócesis de Yopal, que hace parte de esa provincia.Se trata del cuarto ciclo de formación por provincias eclesiásticas facilitado en lo que va corrido del 2024 por el Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado y el Departamento de Comunicaciones de la CEC, así como por el Presidente del Tribunal Eclesiástico de Bogotá, monseñor Pedro Mercado. En él, se llevaron a cabo conferencias, talleres y diálogos específicos en torno a temáticas como: claves para generar entornos protectores, elementos psicosociales para identificar situaciones de abuso, fundamentos canónicos para la atención y aspectos necesarios para comunicar con enfoque de cuidado y prevención.“Este momento ha sido un paso más, un escalón más, en todo el compromiso que tenemos las diferentes diócesis de esta jurisdicción, en esta cultura del cuidado y ser verdaderas apóstoles de la prevención”, expresó el padre Ricardo Alonso Lache, también de la Diócesis de Garagoa.Sobre el sentido fundamental de la cultura del cuidado y las reflexiones suscitadas durante las jornadas, monseñor Julio Hernando García Peláez, obispo de Garagoa, afirmó: “Se trata de un acto de responsabilidad en lo que es la Iglesia como tal, que debe continuar la obra de Jesús, atendiendo de modo especial a los niños y brindándole a los niños ambientes seguros. Jesús bendecía a los niños. Nosotros estamos para cuidar a los niños y bendecirlos.”Por su parte, el padre Óscar Pinzón, administrador diocesano de Duitama, destacó la necesidad de afianzar cada vez más el trabajo por la cultura del cuidado a nivel provincial, así como los retos que tienen tras esta formación:"Aquí en Boyacá el tema provincial está muy muy arraigado y hemos trabajado de la mano las diócesis vecinas, conformando una suerte de comisión o Delegación Provincial para la Cultura del Cuidado, con la cual nos reunimos mes a mes, hemos preparado también remotamente este encuentro de Iglesias particulares, pero sigue el esfuerzo de ver qué nos hace falta: perfeccionar los decretos con los cuales se crean las comisiones, las oficinas, también de los materiales y de las formas en que en cada diócesis podemos llegar a ser multiplicadores de esta buena noticia".Monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja también valoró la actividad como una oportunidad para aclarar dudas y unificar criterios. Además, aprovechó para hacer una invitación especial que permita seguir fortaleciendo el Sistema para la Cultura del Cuidado que ha sido definido por la Iglesia Católica colombiana:"Invitar a todos los que ya han pasado también por esta formación a que demos un paso adelante: que se estabilice en cada una de las jurisdicciones la oficina, como lo ha pedido el papa Francisco "Vos Estis Lux Mundi", que haya un organismo en el cual la gente tenga fácil acceso a todo lo que tiene que ver con denuncias o prevención de este fenómeno, de los abusos de poder, de conciencia y sexuales, que tanto dolor causan en la sociedad y específicamente nuestra Iglesia".Las jornadas finales de este ciclo formativo se están desarrollando entre el 19 y el 21 de junio con las jurisdicciones que conforman la Provincia Eclesiástica de Barranquilla. Así, la Conferencia Episcopal de Colombia clausurará la segunda etapa de este proyecto, que ha sido auspiciado por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.Vea a continuación el informe del evento: