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El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos
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VIGÉSIMO NOVENO DOMINGO
DEL TIEMPO ORDINARIO
Octubre 20 de 2024
Primera lectura: Is 53,10-11
Salmo: 33(32),4-5.18-19.20 y 22
Segunda lectura: Hb 4,14-16
Evangelio: Mc 10, 35-45 (forma larga) o Mc 10, 42-45 (forma breve)
1. Orientaciones para la Predicación
La liturgia de la Palabra de este día llamado: “el domingo de las misiones”, nos proporciona las siguientes ideas temáticas:
- El evangelio nos indica el modo adecuado como el discípulo debe entender lo que significa el servicio. La actitud de servicio del discípulo, es expresión de haber comprendido lo que el Señor exige a sus seguidores. El que quiera ser el primero, que se haga servidor de los demás, esta es la actitud que acompaña a todo hombre y mujer para la misión.
- La misión de Jesús, esta descrita elocuentemente en el Cantico del Siervo Doliente, Jesús ha venido para liberarnos del pecado, dando su vida como expiación de los males de este mundo.
- El Señor Jesús es el Sumo y Eterno Sacerdote, capaz de compadecerse de nosotros. Esta actitud de mediación la asumen tantos hombres y mujeres, que en lugares tan diversos anuncian la Buena Nueva del Evangelio.
1. Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?
La Palabra de Dios de este domingo, centra su atención en el tercer anuncio de la pasión del Señor, aunque no lo leemos, es el telón de fondo de la desafortunada escena donde Santiago y Juan, piden un puesto a lado del Señor. El diálogo se hace intenso y muy vivo a la hora de percibir a los discípulos duros de cabeza y de corazón, para entender la entrega de Jesús a la muerte. Dejémonos interpelar por la Palabra y descubramos lo que nos dice.
El texto del profeta Isaías que se proclama hoy en la primera lectura, hace parte del cuarto cantico del “Siervo Doliente de Yahvé”, que leemos completo en la liturgia de la Palabra del Viernes Santo. Este texto, 700 años antes de Cristo, narra con detalle la pasión y muerte de nuestro Señor: “triturado por nuestros pecados”, “entrega su vida como expiación” para el perdón de los pecados y esto lo hace a favor de los demás, de toda la humanidad. La donación y entrega del siervo para el perdón de los pecados de la humanidad, trae para el siervo una consecuencia bellísima: “verá su descendencia”, “verá la luz”, “mi Siervo justificará a muchos” “porque cargó los crímenes de ellos”
Al Salmo 32 hemos respondido: “que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti”, esta respuesta lleva en sí mismo un mensaje de esperanza ante la generosa misericordia de nuestro Dios: “Su misericordia llena la tierra” “los ojos del Señor están puestos en sus fieles para librar sus vidas de la muerte”.
La Carta a los Hebreos, nos exhorta a la virtud de la fidelidad y la perseverancia, nos presenta la figura de Jesús como mediador. El creyente en Cristo puede pasar por situaciones muy difíciles, que intentan arrebatar la decidida opción por el Señor; son esos momentos de tentación, de dudas, de luchas internas, que nos hacen definir de qué lado estamos; el texto nos presenta al Sumo y Eterno Sacerdote que conoce todo esto, que sabe de nuestras debilidades y limitaciones, que ha sido probado en todo, puesto que participa de nuestra condición humana, es “capaz de compadecerse de nuestras debilidades, porque ha sido probado en todo como nosotros, menos en el pecado”. Esta comprensión y vivencia del Evangelio nos debe dar seguridad, alegría, confianza y la certeza de poder entrar en la presencia del Señor, de acercarnos al trono de su gracia.
El Evangelio de Marcos en el capítulo 10 nos presenta la reacción de Santiago y de Juan ante el tercer anuncio de la pasión. Aunque no leemos explícitamente el tercer anuncio, sí podemos percibir en la escena de hoy la reacción inapropiada y opuesta al anuncio que el Señor hace por tercera vez de su pasión, muerte y resurrección. Los dos hermanos Santiago y Juan, que animados por todo lo que el Señor ha dicho y hecho, piden un puesto privilegiado cerca de Él, ellos saben que el Reinado de Dios ha llegado y quieren un lugar de gobierno en ese reinado. Los otros diez apóstoles se enfadan, ellos también querían un puesto junto a Jesús, en su Reino. La respuesta de Jesús es profunda y conmovedora, parte de una pregunta: “¿pueden beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizarse con el bautismo con que yo me voy a bautizar?”, ambos términos el cáliz y el bautismo, son símbolos de la desgracia y de la muerte. La respuesta de los dos discípulos es sobrada, orgullosa, podemos, como quien dice: somos capaces de beber de esa copa y ser bautizados en la muerte, así como el Maestro. Luego el Señor da la lección definitiva y explica cómo hay que entender aquello de los primeros puestos: “el que quiera ser grande, sea su servidor, y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos”, Jesús se pone Él mismo como modelo “el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan sino para servir y dar su vida en rescate por todos”.
2. Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?
Dos ideas brotan a la luz de la Palabra de Dios de este domingo, una primera gira en torno al anuncia de la pasión, muerte y resurrección del Señor y una segunda idea presenta a Jesús, sirvo doliente y sacerdote de todos. Es una gracia al ir terminando el año litúrgico y después de hacer este bellísimo camino de encuentro con Cristo a través del Evangelio de Marcos, encontrarnos con estas páginas en las que recordamos el misterio central de nuestra fe, y que cada domingo celebramos con solemnidad, que Cristo subió a Jerusalén, en su camino de obediencia absoluta al Padre, Jesús anuncia por tercera vez su hora pascual, que Él iba a ser entregado, morir y resucitar al tercer día.
Este tercer anuncio que queda oculto hoy a los oídos de los fieles, son el telón de fondo de la escena que hoy se nos narra en el evangelio. A lo largo de este recorrido que domingo tras domingo hemos hecho, el evangelista Marcos nos ha presentado los tres anuncios del Misterio Pascual, y en los tres nos narra la falta de comprensión de sus apóstoles: después del primer anuncio el apóstol Pedro se niega a aceptar ese fin para el maestro y se interpone en el camino, pensando como los hombres y no como Dios, a lo que Jesús responde con una expresión muy fuerte: “aléjate de mí satanás”; luego en el segundo anuncio, los discípulos van discutiendo quien es el más importante entre ellos, el Señor los interpela diciéndoles: “el servidor”, y finalmente en el tercer anuncio, Santiago y Juan hacen semejante petición, sentarse uno a la derecha y otro a la izquierda en su Reinado.
Sin duda, los apóstoles no comprenden el destino del Señor, ni la visión que Él tiene de su misión, y se dejan llenar el corazón de ambición, de poder, rechazando el camino de la cruz. Hoy después de dos mil años de cristianismo, ¿seguimos pensando como los hombres? o ¿pensamos con criterios del Evangelio? ¿somos capaces de entender que para resucitar es necesario pasar por la cruz?, Para tener vida eterna, nos tenemos que hacer servidores de los demás.
Finalmente, podemos afirmar que las tres lecturas que escuchamos nos presentan a la persona del Señor Jesús con imágenes profundamente pascuales. El profeta Isaías habla del “Siervo Doliente” que entrega su vida para la expiación de nuestras culpas cargando sobre si todas nuestras iniquidades. En el evangelio escuchamos que el Señor no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por todos, con la fuerza de estas palabras vivió el Señor su vida pública y así nos pide vivir nuestro servicio, con la misma radicalidad. La Carta a los Hebreos nos presenta a Jesús Sumo y Eterno Sacerdote, es decir al “mediador” entre Dios y los hombres. Esto es lo que litúrgicamente celebramos todos los domingos.
3. Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?
Quienes hemos asumido en la vida el camino discipular, es decir nos hemos hecho seguidores de Cristo, sabemos que nuestro modelo no es otro más, que el mismo Señor. Es de vital importancia mantener nuestros ojos y el corazón fijos en Él; asumir esta primera condición del seguimiento y del servicio amoroso a los demás, sin ambiciones, fruto de una vida cristiana auténtica, sin buscar los primeros puestos, sin esperar que nos sirvan, pensando con criterios del Evangelio y gastando la vida por la causa de Jesús hasta dar la vida por Él.
Cuando el Señor nos llama a un servicio en la Iglesia nos da “autoridad”, no para tiranizar, ni dominar, pues el mundo está cansado de tantos dominadores, que quitan la libertad, que someten a la persona a situaciones de desprecio, de anulación de la dignidad humana, de humillación, hay tanto dolor en el mundo por esta falta de humildad y de aprecio por la otra persona, a la que debemos servir, animados por el amor a los hermanos y con el deseo único de ayudarlos a cargar su propia cruz, gastando nuestra vida no como dominadores, sino como servidores a ejemplo de Jesús.
Hoy me debo preguntar si estoy dispuesto a aceptar que, por mi condición de creyente en Cristo, de discípulo y misionero en la Iglesia, ¿soy capaz de una entrega al servicio a los hermanos hasta la muerte? Tal vez, así como lo hace una mamá o un papá por sus hijos, o un docente por sus estudiantes, o un médico por su paciente, o un sacerdote por su comunidad, cada uno gasta su vida de acuerdo a su vocación, para hacer de su propia vida la de otro Cristo, capaces de transformar este mundo egoísta y ambicioso en un mundo más fraterno y solidario.
Venir el domingo a celebrar el misterio central de la fe, Cristo muerto y resucitado, nos debe animar a dejarnos impregnar de la Buena Noticia de Jesús, que nos llama a servir, a amar, a dar la vida, esto sin duda tendrá una cuota de cruz, no tan pesada como la que llevó el Señor, una cuota de muerte de nuestros egoísmos, de nuestro afán de figurar, con la seguridad que, si asumimos alegremente lo que celebramos en la Eucaristía dominical, ganaremos la vida eterna y participáremos de la resurrección del Señor.
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Recomendaciones prácticas:
● Jornada Mundial de las Misiones.
● 21 de octubre. Fiesta de santa Laura Montoya.
II. Moniciones y Oración Universal o de los Fieles
Monición introductoria de la Misa
Nos hemos reunido este domingo vigésimo noveno del tiempo Ordinario, para escuchar la Palabra de Dios y participar de la fracción del pan. En esta Eucaristía la Iglesia nos invita a estar cerca del Señor y descubrir en Él, nuestra vocación de servicio, dejando a un lado nuestros egoísmos y ambiciones, tantas veces contrarias al mensaje del Evangelio, hoy también celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, dejémonos impregnar hoy de la presencia del Señor para dar lo mejor de nuestro corazón a su Iglesia. Participemos con alegría.
Monición a la liturgia de la Palabra
La liturgia de la Palabra de este domingo nos invita a meditar en lo que significa la entrega y el servicio, hasta dar la vida por los demás, sabemos que estas exigencias evangélicas no son fáciles de asumir, implican sacrificios, cruz y hasta la muerte, pero el Señor nos fortalece con su ejemplo y su gracia, nos instruye para poder cumplir la misión que nos encomienda. Dejémonos interpelar hoy por su mensaje de amor, escuchemos atentamente.
Oración Universal o de los Fieles
Presidente: Oremos hermanos a Dios Padre, siguiendo la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo que no ha venido a ser servido, sino a servir y digamos:
R/. Señor Jesús, enséñanos a servir.
1. Te pedimos por el Papa N., los obispos, presbíteros y diáconos, para que su presencia en el mundo sea reflejo de Cristo servidor de los hermanos. Oremos.
2. Te pedimos por los gobernantes del mundo entero, especialmente de nuestro país, para que no busquen ocupar los primeros puestos por el afán de poder, sino para servir a los pueblos. Oremos.
3. Te pedimos por nuestra patria Colombia, para que cada uno de sus habitantes encuentre el camino de la reconciliación, en el servicio humilde a los hermanos, especialmente con los más pobres y desamparados. Oremos.
4. Te pedimos Señor por los más necesitados, para que siempre haya servidores fieles a ti, que, actuando en tu nombre, les lleven tu auxilio. Oremos.
5. Por toda la Iglesia, para que, en esta Jornada Mundial de las Misiones, no tema salir de sí misma y lleve el mensaje de salvación a todos los hombres de buena voluntad. Oremos.
Oración conclusiva
Acepta, Padre, estas plegarias
que hoy te dirigimos y
dígnate aceptarlas con
nuestro deseo de servir a
los hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
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Estad despiertos en todo tiempo
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTODiciembre 01 de 2024Primera lectura: Jeremías 33,14-16Salmo: 25(24),4-5ab.8-9.10y14 (R. cf. 130[129],5)Segunda lectura: 1Tesalonicenses 3,12 - 4,2Evangelio: Lucas 21,25-28.34-36I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Palabra de Dios de este domingo nos presenta:En medio de tantas incertidumbres que nos presenta nuestra época, se levanta la voz de Dios que anuncia el cumplimiento de todas sus promesas, especialmente, de estar siempre con nosotros.La virtud de la esperanza debe ser siempre una bandera de vida en nuestro camino de fe, pues el Señor siempre nos levanta para seguir amando y sirviendo.La presencia de Dios en cada persona, en la Palabra, en la Liturgia y en la caridad, son los espacios donde hoy el Señor regresa a nuestras vidas para darnos la liberación integral del poder de pecado y darnos la fuerza en la santificación.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La Palabra de Dios, en el profeta Jeremías, proclama la fuerza vital de la esperanza para el pueblo; es una determinación clara para aprender a vivir siempre en y de la confianza ilimitada en el poder de Dios, presente en todos los acontecimientos de la vida. Cuánto bien nos hace proclamar desde esta Palabra la esperanza como estilo de vida en medio de tantos y crueles anuncios proféticos de desventura.También, en el trasfondo de la Palabra aparece la confianza (salmo responsorial), como expresión que define nuestra relación don Dios mismo. La confianza es el comportamiento propio de quien se siente hijo del Padre Celestial y experimenta que en Él está todo, en Él se cumple siempre su promesa; que Él provee infaliblemente.De otro lado, cuando la segunda lectura anuncia que el amor debe ser como la medida propia de quien espera en el Señor, viviendo la comunión con los hermanos. No es posible vivir la relación plena con el Señor, aun proyectándonos hacia la eternidad, si no somos conscientes de nuestro deber de ser excelentes prójimos con nuestros hermanos.En el Evangelio, se percibe una clave de vida: vigilancia sin tregua. Cuando nos tomamos en serio la vida, ésta empieza a dar frutos y éstos son para el crecimiento integral de la comunidad, para el bien de la Iglesia del Señor. La vigilancia de la cual habla el Evangelio indica el permanente cuidado que hemos de tener en nuestro modo de vida; un descuido puede ser fatal, pues son muchos los distractores del mundo que aparecen para desviarnos del camino y robarse la semilla de la Palabra sembrada en nosotros gracias a la predicación del Evangelio del Señor. Jesús es claro para darnos a conocer lo peligroso que es estar dormidos sobre los laureles; esa distracción nos puede costar la integridad de la vida interior, nos puede llevar a renunciar a lo esencial de la vida de fe que es la santidad, nos puede ocultar el bien y deslumbrarnos con la falsedad de las “mieles del pecado”. No podemos distraernos en trivialidades que sólo causan profunda tristeza al alma… esto es el engaño terrible del pecado que se nos ofrece como una “sabrosa posibilidad”, pero que se vuelve amargo sabor en lo profundo del corazón. Dios nos libre de descuidarnos en el camino de la fe y de la búsqueda sincera de la alta meta de la vida bautismal: la santidad cristiana.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad?Empezamos el tiempo santo del Adviento y con éste nos adentramos a pensar muy seriamente en nuestra vida y en lo que en ella debemos hacer.Jesús nos indica claramente que, si nos descuidamos, podemos pasarnos el tiempo haciendo muchas cosas y distraídos en lo que no es fundamental y, nos puede llegar el momento de la muerte y encontrarnos con las manos vacías de las obras que se esperan de un cristiano.El Evangelio es muy claro al decirnos que es urgente estar vigilantes y despiertos, sabiendo que es preciso que todos orientemos nuestra vida hacia Aquél que es la meta última de nuestro camino: Dios mismo.El tiempo de Adviento ha de ser una oportunidad para preguntarnos por la manera cómo hemos vivido la vida y cómo ha sido nuestra respuesta, desde la fe, a esta época compleja que nos ofrece nuevas posibilidades para evangelizar y anunciar la salvación del Señor a muchos que han perdido la ilusión de vivir.Desde ya debemos presentarnos al Señor, suplicándole con ferviente oración que Adviento y Navidad sean tiempos propicios para renovar nuestro amor al Él a la Iglesia. 3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?La fuerza de la Palabra de Dios hecha oración nos pone en vigilancia para pensar en nuestra misión de fe, de ser signos de esperanza, especialmente de están más cerca de nosotros y sufren; que la fuerza de la oración nos mantenga a todos unidos en la confianza total en el poder infinito de Dios, proclamando con alegría que confiar en Él nunca nos defraudará. Es un momento privilegiado para descubrir cuán profunda es nuestra fe, cuán grande nuestra solidaridad y cuán seria nuestra responsabilidad. No es tiempo para descalificar, criticar, lanzar insultos o improperios… es tiempo de madurar.El Adviento es tiempo para estar más con el Señor y comprender que el camino de la iglesia en estas nuevas épocas, es un tiempo de testimonio cierto y creíble de la fe que anunciamos.Es tiempo para darnos cuenta que debemos tomarnos en serio la responsabilidad de ser los protagonistas de una vida que profundiza raíces en lo fundamental y comprender que, seguramente, muchas veces nos hemos olvidado de Dios o, sencillamente, le hemos dicho que “se quede allí afuera donde no nos incomode”, pues “queremos hacer vida sin Él”. No olvidemos que lo fundamental es invisible… lo demás… pasa. De allí, que nos recuerde la Escritura: “mantente en pie delante del Invisible como si lo vieras” (Cf. Hb 11,27)._______________________Recomendaciones prácticas:•Para preparar una buena homilía, los sacerdotes, además de la Lectio Divina en un contexto de oración, pueden leer los numerales 93-96 de la Introducción del Leccionario de la Misa.•Bendecir la Corona de Adviento antecedida de una catequesis sobre su sentido litúrgico. Para esto, recurra al Bendicional, nn, 1235-1242.•3 de diciembre. Jornada de la Pontificia Unión Misional.II. Moniciones y Oración Universal o de los FielesMonición introductoria de la MisaA tí, Señor levanto mi alma (Sal. 24, 1). Con esta aclamación introduce la Iglesia un nuevo ciclo litúrgico del misterio de Cristo, un tiempo que celebra su espera y manifestación, recordando su venida en medio de nosotros. El tiempo de adviento posee dos características: es el tiempo de preparación para la Navidad, solemnidad que conmemora la primera venida de Dios entre los hombres, y, a su vez, nos lleva a reflexionar sobre la segunda venida de Cristo, como juez y Señor de la Historia.Preparemos nuestros corazones y pongámonos en camino hacia Cristo que viene para liberarnos del pecado y de la muerte. Con gozo celebremos esta Eucaristía.Monición a la Liturgia de la PalabraLa Palabra de Dios siempre es viva y eficaz; la escuchamos en actitud discipular, dejándonos tocar por su fuerza que transforma y nos renueva. Participemos en su proclamación y meditemos en el mensaje que el Señor nos anuncia hoy.Oración Universal o de los FielesPresidente: Hermanos, dirijamos con confianza al Padre de Nuestro Señor Jesucristo, Sumo Pastor de la Iglesia, nuestra oración y súplica, diciendo:R. Señor, escúchanos1.Por una Iglesia que celebra, para que nuestro camino juntos en los próximos meses se base en la escucha conjunta de la Palabra de Dios y en la celebración de la Eucaristía en la comunión del Pueblo de Dios. Oremos.2.Por el Santo Padre Francisco, los obispos, los Sacerdotes y ministros de la Iglesia, para que la presencia del Espíritu Santo los renueve constantemente para ser signo de Jesucristo Salvador en las comunidades a ellos encomendadas. Oremos.3.Por todos los cristianos, para que, convencidos del triunfo de Cristo, puedan ser portadores del Evangelio de la vida a todos los hombres. Oremos.4.Por todos los que empezamos vivir esta experiencia de fe en el tiempo santo del Adviento, para que, vayamos adquiriendo la mente de Cristo y seamos dignos discípulos de Jesucristo. Oremos.5.Por la Pontificia Unión Misional, para que cada día sea más grande la eficacia misionera de la Iglesia y logre superar las dificultades que se presentan en la predicación del Mensaje de Salvación. Oremos.Oración conclusivaPadre de eterna misericordia,comparecemos ante tu trono de bondad,para presentarte nuestras necesidades.Danos las gracias que necesitamos para cumplir con nuestro deber.Por Jesucristo, nuestro Señor.R. Amén.
Vie 22 Nov 2024
Todo el que es de la verdad, escucha mi voz
NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,REY DEL UNIVERSONoviembre 24 de 2024Primera lectura: Dn 7,13-14Salmo: 93(92),1ab.1c-2.5 (R. cf. Dn 7,14)Segunda lectura: Ap 1, 5-8Evangelio: Jn 18, 33b-37I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducción●Jesucristo es Rey del universo, Rey de reyes y Señor de señores; por Él fueron creadas todas las cosas, Él es el principio y fin de todo lo que existe; por Él subsiste todo (cf. Col 1, 17). Un Rey que lo sustenta todo con su sabiduría y amor, que se pone al servicio de la humanidad y mediante su sacrificio la redime del pecado y la sustenta con su misma vida.●En Jesús el Reino de Dios ha entrado en este mundo. La Iglesia, como dice la Lumen Gentium del concilio Vaticano II, es el inicio y el germen del Reino en este mundo (n. 5), que hace a todos sus discípulos reyes y sacerdotes.●Su Reino se hace presente en este mundo cada vez que alguien le permite entrar y guiar su vida y cada vez que un grupo de creyentes vive en la fe y la caridad que nacen de Aquel que murió en la cruz.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Jesucristo, Rey del universo, que inaugura un Reino nuevo y eterno, fue profetizado en la visión del Hijo de hombre que venía en las nubes del cielo y a quien se le dio poder real y dominio y a quien todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán, según nos dice el libro de Daniel. Su Reinado encarna el reinado de Dios en esta tierra, tal como hace eco el salmo a la profecía antes referida: “El Señor reina, vestido de majestad”.En la segunda lectura del libro del Apocalipsis se nos invita a rendir gloria y honor a Aquel que es el Príncipe de los reyes de la tierra, el Rey de reyes, quien por su sangre derramada nos ha convertido en reyes y sacerdotes. Además, se nos dan unas características muy concretas de nuestro Señor, soberano del mundo: es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra, quien nos ama y nos ha liberado de nuestros pecados por su sangre, nos ha hecho reyes y sacerdotes de Dios, su Padre; es el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso. Podríamos sintetizar todas estas caracterizaciones diciendo que Él lo es todo: Verdad, Amor y Vida que apunta hacia una plenitud absoluta y total, en una relación que responderá a los anhelos más profundos del corazón humano.En el evangelio se nos especifica la naturaleza del Reino de Jesucristo: no es de este mundo, es decir, no es caduco y no mira a la sola transformación terrenal; es una realidad mucho más honda y profunda: es un Rey que da vida y vida en abundancia, que reconstruye el corazón desde dentro y en profundidad, para que de este modo toda persona pueda obrar el bien también en el ámbito temporal y terreno y, de este modo, contribuya al establecimiento del Reino futuro, que no tendrá fin.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Jesucristo es Rey, Creador junto con el Padre y el Espíritu Santo de todo cuanto existe, que con su sabiduría y amor lo sostiene todo. Sin Él nada existe, pues en el principio Dios lo creó todo por su Palabra. Hemos sido hechos a su imagen y semejanza. Sin Él no podríamos existir un momento. Por Él existimos y subsistimos. Más aún, Él nos ha traído vida y vida en abundancia mediante su sacrificio en la cruz. De su costado abierto hemos recibido la sangre que borra nuestros pecados y nos comunica luz y fuerza diariamente.Jesucristo es Rey y ejerce su reinado por medio del servicio hasta la muerte y muerte de cruz por nosotros y por nuestra salvación. Su Reino es muy distinto al modo como los poderosos de este mundo ejercen su autoridad. Como discípulos suyos estamos llamados a convertirnos para dejar la lógica terrenal y asimilar el nuevo estilo que Jesús nos ha dejado con su vida y su muerte; Él, como Rey de reyes, ocupó el último lugar, tanto en su nacimiento como en su muerte. No se arrogó ningún privilegio; más aún, toda su vida fue un vivir para la gloria de su Padre y para la salvación del género humano.Hemos sido salvados en comunidad. El concepto Reino siempre hace referencia a un conjunto de personas, a un espacio con cierta amplitud sobre el que se ejerce el reinado. Así mismo, el Reino de Jesucristo busca llegar a toda la humanidad, acoger a cada persona que viene a este mundo, derramar sobre todo viviente el bálsamo de su amor que ilumina y comunica vida. La Iglesia es la comunión de todos aquellos que se han adherido a su Reino, es la comunión de todos ellos entre sí y con el mismo Jesús, su Rey. En la medida en que vivamos la comunión real y existencial entre nosotros, entonces daremos testimonio de que Él es el verdadero Rey que debía venir; como dice nuestro Señor en el Evangelio de san Juan: “Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti; que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste” (17, 21).3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Jesucristo, Rey del universo, ayúdanos a comprender que sin ti nuestra vida no puede existir, pues eres el fundamento por quien subsiste todo. Sin tu Sabiduría y amor que nos regalas en la vida de cada día a través de muchas mediaciones y muy particularmente mediante la vida sacramental, nuestra existencia caminaría en la oscuridad y el sinsentido, en la vaciedad y la soledad más absoluta.Jesucristo, Rey del universo, concédenos la gracia de convertirnos al nuevo espíritu de tu reinado: el servicio y la entrega hasta el olvido de nosotros mismos, solamente buscando la gloria del Padre y la salvación del mundo. Ayúdanos a comprometernos en una vida de servicio abnegado y desinteresado, de manera que podamos ser un reflejo vivo del amor del Rey pobre y humilde, que nunca buscó su gloria ni quiso aparentar grandeza humana alguna.Jesucristo, Rey del universo, haz que tu Iglesia camine hacia la unidad como tú mismo lo pediste antes de tu pasión; solamente así podremos ser evangelizadores audaces e intrépidos en el hoy de nuestra historia, pues reflejaremos esa comunión de vida y de amor que tú vives con el Padre y el Espíritu; y solamente así podremos ser un signo creíble en medio de un mundo dividido por las discordias y enemistades, pero que en su corazón siempre anhela una existencia plena en el amor y la comunión._______________________Recomendaciones prácticas:●1º de diciembre. Inicia el tiempo de Adviento, ciclo C.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa Jesucristo, a quien hoy celebramos como Rey del universo, es el principio y el fin de la historia, es el centro del mundo, por Él hemos sido creados y redimidos; solamente en Él tenemos vida y vida en abundancia; Él se hace presente en la Eucaristía; que esta celebración sea un encuentro vivo con el único que nos pueda comunicar plenitud de vida y felicidad.Monición a la liturgia de la Palabra Jesucristo, Rey del universo, mediante su palabra nos guía y orienta en medio de las vicisitudes de este mundo; acojamos su luz para que podamos caminar por sendas de justicia y verdad.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Presentemos a Dios Padre, por mediación de su Hijo, Rey del universo, todas nuestras súplicas y necesidades.R/. Por mediación de tu Hijo, Rey del universo, atiende nuestra súplica.1.Te pedimos por tu santa Iglesia extendida por todo el universo, inicio y germen de tu Reino en esta tierra: que viva en la unidad, a imagen de la Trinidad. Oremos.2.Por quienes gobiernan las naciones, para que en su tarea imiten a Jesucristo que vino no a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos. Oremos.3.Por quienes no tienen techo donde vivir ni alimento para sus cuerpos, para que encuentren personas con buen corazón, que sean un vivo reflejo de Cristo que ejerció su autoridad en la entrega hasta la muerte y muerte de cruz. Oremos.4.Por todas las familias cristianas, para que en ellas reine la unidad y la paz y se conviertan en un estímulo para acoger a Cristo, nuestro Dios y Señor. Oremos.5.Por todos nosotros que participamos en esta celebración eucarística para que asimilemos el espíritu de tu Hijo que ocupó el último lugar en su nacimiento y en su muerte en cruz por amor y para nuestro bien. Oremos.Oración conclusivaDueño y Señor del universo,que has querido que nosotrostus hijos llegáramos al finalde este año litúrgico;al celebrar hoy a tu Hijo,Rey de todo lo creado,te pedimos que aceptesnuestra oración y sintamosel efecto de tu poderentre nosotros.Por Cristo nuestro Señor.R/. Amén.
Vie 15 Nov 2024
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán
TRIGÉSIMO TERCER DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIONoviembre 17 de 2024Primera lectura: Dn 12,1-3Salmo: 16(15),5 y 8.9-10.11 (R.1)Segunda lectura: Hb 10,11-14.18Evangelio: Mc 13, 24-32I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducción●Todo pasa, solamente Dios permanece.●La historia camina hacia su consumación final en la Jerusalén celestial. Nuestro destino final será un mundo nuevo y una humanidad nueva.●Este mundo semidestruido es renovado continuamente por el Misterio Pascual de Cristo.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?Dios soñó con una humanidad llena de felicidad en la comunión con Él y con los demás. El pecado cambió el mundo como paraíso y lo convirtió en un lugar de sufrimiento y muerte, pero Dios no nos abandonó, salió a nuestro encuentro y en Jesús la humanidad y la divinidad quedaron unidas para siempre. Desde la resurrección del Señor ha iniciado una nueva creación que se va renovando por el amor misericordioso de Dios, comunicado continuamente mediante la predicación de la Palabra y los sacramentos y que se proyecta hacia su consumación final en la resurrección del último día, cuando surja un mundo nuevo.Esta plenitud de los tiempos fue anunciada en la lectura de la profecía de Daniel que hoy escuchamos con la figura del Hijo de hombre que viene sobre las nubes, de lo alto, y en el Evangelio de Marcos, en donde, a su vez, se nos proyecta la mirada hacia la consumación con la resurrección de los muertos y el mundo nuevo y transfigurado que surgirá al final de los tiempos.Mediante su Misterio Pascual, nuestro Señor ha renovado la creación y lo continúa haciendo a través de su permanente presencia y acción en los corazones de todos los hombres y, particularmente, de los creyentes. Así, la creación se va renovando de día en día, hasta que pueda ser presentada como una novia toda ella resplandeciente ante su esposo, nuestro Señor Jesucristo (cf. Ap 21, 9-13).2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Las lecturas del día de hoy nos transmiten un mensaje de esperanza, en medio de ideas e imágenes que pueden infundir temor y angustia. En la profecía de Daniel se nos habla de días difíciles, pero inmediatamente añade: “Entonces se salvará tu pueblo”, y en el evangelio se nos refieren fenómenos cósmicos terribles, pero a continuación anota: “Entonces verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos del extremo de la tierra al extremo del cielo”. De esta manera, aunque son descripciones catastróficas y desconcertantes, esconden un mensaje lleno de profunda esperanza: habrá justicia y el bien triunfará, quienes hayan permanecido haciendo la voluntad de Dios, quienes hayan sido sabios, es decir, hayan vivido de cara a Dios y según su voluntad, entonces “brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad”.No será igual el final de quienes hayan obrado el bien o el mal; los destinos de unos y otros serán muy distintos: de los primeros, la vida; de los segundos, la muerte eterna y la destrucción. Sin embargo, ya desde esta vida cosechamos lo que sembramos: quien se esfuerza por practicar el bien, vive en la paz de su conciencia que vale más que todas las diversiones y el bienestar de quien pueda tener muchas comodidades, pero en su corazón se encuentra lacerado por una conciencia que siempre le estará recordando el mal cometido y por las consecuencias que trae consigo el mismo mal obrado.Todo pasará, solamente Dios permanece. Como nos dice Jesús en el evangelio: “El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán”. Y su palabra principal es el amor a Dios y al prójimo, siguiendo su ejemplo. Si todos los días nos empeñamos por elegir el bien y procuramos obrarlo con la mayor generosidad y por amor a Dios, entonces estaremos construyendo con Dios y en Dios; y todo lo así edificado permanecerá para siempre, nos introducirá cada vez más en el corazón de Dios y la muerte no será más que el momento en el cual quedaremos para siempre en el corazón de Dios, para disfrutar por siempre de su bondad y su amor tierno y misericordioso.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Señor, ayúdanos a comprender que todo esfuerzo, inspirados por tu amor y el bien del prójimo, contribuye a la construcción de una existencia cada vez más plena, que nos conducirá a una vida gozosa, llena de esperanza y que llegará a su plenitud una vez partamos de este mundo.Señor, enséñanos a comprender que todo esfuerzo encaminado solamente a nuestro bienestar material y a una vida confortable sin tenerte en cuenta a ti, nos conducirá a una existencia fracasada y destruida ya desde este mundo. Que aprendamos a tener una mirada sabia, que en medio de todas las realidades pasajeras de este mundo sepamos buscar un fundamento firme en el único que lo puede ofrecer, tú, Señor y Dios, que es el mismo hoy, ayer y siempre.Señor, fortalécenos para comprometernos en la transformación de este mundo; infúndenos tu gracia poderosa a fin de empeñarnos decididamente en este camino, comenzando por nosotros mismos y por nuestro hogar, por aquellos con quienes convivimos a diario, teniendo para con ellos actitudes de humildad, comprensión, compasión, bondad y misericordia. Entonces, ese mundo nuevo prometido irá despuntando en nuestros hogares y comunidades._______________________Recomendaciones prácticas:●Jornada Mundial de los Pobres.●Explicar un poco el año litúrgico y su sentido; su inicio con Adviento y su finalización con la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.●Exponer algunas líneas generales del género apocalíptico en la Biblia, lo cual podría ayudar a entender mejor la primera y la tercera lectura del día de hoy: propio de tiempos difíciles, se caracteriza por usar un lenguaje y unos símbolos misteriosos con el fin de transmitir un mensaje de esperanza.●Se sugiere al predicador la lectura del numeral 39, párrafo 2, de la Constitución pastoral Gaudium et spes del concilio Vaticano II, que podría dar luces para la predicación acerca de la importancia del compromiso temporal del creyente con miras a preparar el Reino futuro.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaEn la Eucaristía entra el mundo nuevo que es una persona, Jesucristo, nuestro Señor, a este mundo caduco y envejecido por el pecado y el mal; entra para renovarnos desde dentro y, de este modo, comenzar ese mundo nuevo que se consumará al final de los tiempos. Vivamos con fe y devoción este encuentro renovador y transformante con Aquel que es la resurrección y la vida.Monición a la liturgia de la PalabraNos encontramos próximos a terminar el año litúrgico y la liturgia de la Palabra nos invita a considerar la caducidad de todo lo terreno y a poner la mirada en lo que permanecerá eternamente. Escuchemos con atención.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Elevemos nuestras súplicas a Dios nuestro Padre, por medio de su Hijo muy amado y con la fuerza del Espíritu Santo.R/. Padre de bondad, escucha nuestras súplicas.1.Por la Iglesia universal, para que la protejas y la asistas en medio de la inestabilidad de las cosas de este mundo. Oremos.2.Por quienes gobiernan las naciones, para que comprendan la importancia de trabajar por el bien común, pues así ofrecen una ayuda muy importante para la consecución de los bienes futuros. Oremos.3.Por quienes sufren, para que unan sus padecimientos a los de Cristo en la cruz y, de este modo, contribuyan a la instauración de tu Reino en este mundo. Oremos.4.Por quienes viven en la pobreza material para que el Señor suscite en los corazones de todos los hombres la generosidad y el deseo de compartir sus bienes con quienes más lo necesitan. Oremos.5.Por todos nosotros, que participamos en esta Eucaristía, para que comprendamos la necesidad de buscar, ante todo, tu Reino de justicia y de paz en medio de la caducidad de los bienes de este mundo. Oremos.Oración conclusivaRecibe, Padre Santo,estas súplicas que con fey confianza te hemos dirigidopor mediación de tu Hijo Jesucristo,nuestro Señor, a quien debemosbuscar en todo momento,pues es el único que vive yreina por los siglos de los siglos.R/. Amén.
Vie 8 Nov 2024
Ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.
TRIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGODEL TIEMPO ORDINARIONoviembre 10 de 2024Primera lectura: 1R 17,10-16Salmo: 146(145),7.8-9a.9bc-10 (R. 1)Segunda lectura: Hb 9, 24-28Evangelio: Mc 12, 38-44 (forma larga) o Mc 12, 41-44 (forma breve)I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónEl modelo de exclusión de las sociedades judías -del Antiguo Testamento- representadas en el ejemplo de personas como la viuda, visitada por el profeta Elías, es un ejemplo de la confianza en la providencia que viene de parte de Dios. De la misma forma como se ve, en el Primer libro de los Reyes, la providencia divina, en el evangelio se presenta el ejemplo de una viuda como la representación de la generosidad y confianza plena en Dios. Por esta razón la liturgia de la Palabra de Dios está cargada del ejemplo de dos mujeres que sembraran en la comunidad apostólica un ejemplo concreto de como Dios no desampara a ninguno de sus servidores ni menos la vida de aquellos que son generosos con sus bienes y dan, con su servicio, gestos de generosidad. 1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura?La visita inesperada de Elías a una viuda en Sarepta es una descripción de la pobreza en la que una mujer en condición de viudes vivía. La escasez de bienes, para alimentarse, por parte de la viuda, mostraba un panorama desolador, a punto de pensar en la perdida de la esperanza y desoladora muerte de ella y, su bien más preciado, su hijo. De modo que en la generosidad de la viuda y en obediencia al profeta queda reflejada la Providencia de parte de Dios.En la Carta a los Hebreos, el autor sagrado, resalta cómo Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. Cristo es la ofrenda más excelsa de Dios por la salvación de la humanidad, de modo que, en el plan de la redención por parte de Dios, se ve representado en una comunidad que acoge a Dios como su salvador. Pero, en esta perícopa queda de fondo el mensaje de la parusía como esa segunda venida de Cristo que llena de esperanza a los creyentes.El evangelio de este domingo presenta dos partes, en la primera Jesús reprocha la falta de coherencia de los letrados y maestros de la Ley, y en la segunda parte le Jesús quiere enseñar a los discípulos la generosidad de los pobres, en la persona de una viuda, quien en un acto de donación se pone por encima de la hipocresía y corrupción de los ricos y hacendados de la época. De manera que, en el texto del Evangelio de Marcos, y la primera lectura del Primer libro de los Reyes, la coincidencia de dos viudas, como ejemplo de confianza en Dios, es un reflejo de cómo Dios se manifiesta en los más frágiles, débiles, vulnerables y despreciados de la sociedad.2.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y qué me sugiere para decirle a la comunidad?Las comunidades cercanas al Evangelio de Marcos tienen como característica la practicidad de la enseñanza evangélica, de modo que presentan a un Jesús enseñando con ejemplos prácticos y de autoridad. Por tal razón, tres enseñanzas para llevar a la práctica desde el evangelio de este domingo se pueden resumir en las siguientes. La primera está relacionada con la incoherencia de tener una vida religiosa desde las apariencias, la segunda está vinculada con la solidaridad desde los vulnerables, la tercera con ofrecer la vida sin condiciones.Jesús en un acto de docencia, es decir de conducir y orientar a sus discípulos, les hace una exhortación: “Guárdense de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones”; de allí que les indique que se deben cuidar de practicar su religión con apariencias en lugar de hacerlo con el corazón. En esto el texto sagrado nos ilustra sobre la manera en que Dios elige a sus servidores no por las apariencias sino por aquello que hay en sus corazones y que los llevaba a vivir con autenticidad y respeto su experiencia de Dios. Uno de los casos más emblemáticos está en la elección de David, quién no era el más aguerrido, de los hijos de Jesé, para la guerra sino el pastor que reflejaba con su mirada aquello que albergaba en su alma; o el mismo caso de Elías que está presente en la liturgia de hoy, un profeta que no es elegido por su apariencia sino, por su compromiso con los marginados de su entorno y, que tuvo que afrontar crisis personales por vivir de manera auténtica su relación con Dios de la forma más transparente.En la segunda enseñanza del evangelio de este domingo está la práctica de la solidaridad desde la perspectiva de los más vulnerables de la sociedad. Para nadie era ajeno saber, en el contexto del Nuevo Testamento, que la situación de discriminación de la viuda radicaba en una concepción patriarcal basada en la no dependencia de su marido que vivía una viuda. De allí que una viuda era juzgada como marginada de la sociedad al haber perdido la custodia de su marido, de modo que eran mujeres que se consideraban pobres y rechazadas; pero en la enseñanza de este domingo, la solidaridad de esta mujer es signo de admiración y respeto, pues, Jesús la pone como referente de solidaridad, en contra la falsa bondad de los ricos que dan desde lo que les sobra más no desde lo que hay en sus corazones. De nuevo la conexión, con la enseñanza anterior, entre la apariencia y lo interior de los corazones vuelve a formar parte de los aprendizajes dados por el maestro. En una tercera enseñanza aparece la ofrenda de la viuda sin condiciones. Casi en una prefiguración de lo que Jesús hará por la humanidad y que resalta de manera excepcional el texto de la Carta a los Hebreos, de la liturgia dominical, presentando la manera en que Cristo se entrega una vez para siempre en su sacrificio de la cruz. Jesús cierra la perícopa de hoy acotando que la viuda “en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir”. De modo que la garantía de lo material no supera a lo espiritual, pues la viuda tiene su confianza puesta en la Providencia divina, la misma que ha acompañado a la viuda de Sarepta en la primera lectura de este domingo.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Dos mujeres, viudas, son las protagonistas de la enseñanza de la Palabra en este domingo. Sus actitudes nos remontan a la importancia que tiene aprender sobre los valores propios del Evangelio, en este caso: evitar las apariencias como una manera de vivir la experiencia religiosa, la solidaridad como un gesto de donación total y el dar lo mejor que tenemos para desde allí depositar la confianza más grande en la Providencia divina. De allí que, todos estamos llamados a vivir de manera solidaría y generosa nuestra experiencia de Dios por medio de actos de caridad que reflejen la entrega bondadosa al Señor en el servicio.Aquí se recogen las enseñanzas del papa Francisco en su exhortación apostólica Gaudete et exsultate: “Las riquezas no te aseguran nada. Es más: cuando el corazón se siente rico, está tan satisfecho de sí mismo que no tiene espacio para la Palabra de Dios, para amar a los hermanos ni para gozar de las cosas más grandes de la vida. Así se priva de los mayores bienes. Por eso Jesús llama felices a los pobres de espíritu, que tienen el corazón pobre, donde puede entrar el Señor con su constante novedad” (GE 68).Y continua Francisco en su enseñanza: “Esta pobreza de espíritu está muy relacionada con aquella ‘santa indiferencia’ que proponía san Ignacio de Loyola, en la cual alcanzamos una hermosa libertad interior: ‘Es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás’” (GE 69).Nuestro encuentro con Cristo pasa por la fascinación de su mirada atenta a los pequeños gestos que hacen grande la realización del reinado de Dios. Así como Jesús invita a mirar, en el evangelio, a sus discípulos a contemplar el gesto de la viuda en la urna de las ofrendas, así Él nos invita a descubrir su acción en los gestos de aquellos que nos presiden en la caridad, los más humildes y pobres de espíritu, porque en ellos se manifiesta la Providencia divina de manera excelsa. El papa Francisco nos exhorta, en su mensaje de la Jornada Mundial de los Pobres del 2023, “a compartir con las personas en situación de exclusión la mesa de nuestras casas, al tiempo que agradece la constante atención y dedicación que prestan diariamente muchos ‘vecinos de casa’ que no son ‘superhombres’, sino personas capaces de escuchar, dialogar y aconsejar”.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la Misa La celebración de la Eucaristía es un momento para poner la mirada en los pequeños detalles, tal y como Jesús lo hizo con sus discípulos, invitándolos a ver la viuda que llega hasta las alcancías del templo para entregar todo aquello que poseía. Participemos de esta Eucaristía dominical con un espíritu de recogimiento contemplando a Dios en su Palabra y Eucaristía. Abramos la mente y el corazón para que vivamos con amor esta celebración en comunidad. Monición a la liturgia de la PalabraEl profeta Elías emprende una misión de parte de Dios en la que la Providencia divina se va a manifestar en una casa en la que la esperanza se veía perdida por parte de una viuda. Mientras que en la Carta de los Hebreos contemplaremos la gran noticia de la redención de nuestras faltas por parte de la entrega de Cristo en la cruz por nuestros pecados. Dejemos que el Evangelio nos ayude a entender que seguir a Jesús implica llevar y vivir la fe con coherencia y en una actitud permanente de solidaridad; escuchemos el mensaje de la Palabra con el corazón dispuesto a llevarla a la vida. Oración Universal o de los Fieles Presidente: Señor Jesucristo que te has quedado en la fracción del pan, siendo el alimento por excelencia, te alabamos, te bendecimos y te damos gracias y a una voz aclamamos diciendo. R/. Haznos coherentes con tu amor Señor.1.Por el Papa, para que su ejemplo y testimonio de amor, renueve en la Iglesia la vocación a la solidaridad y la entrega por los más necesitados. Oremos.2.Por los gobernantes del mundo para que no ahorren esfuerzos en trabajar por políticas que promuevan el cuidado de la casa común y la defensa de todas las formas de dialogo social que promueven la paz. Oremos. 3.Por las necesidades de las comunidades que no tienen la posibilidad de celebrar la Eucaristía para que el Señor siga promoviendo vocaciones al servicio de la Palabra y la Eucaristía en el mundo entero. Oremos. 4.Por todos aquellos que sufren las consecuencias de las inclemencias del clima, especialmente por los campesinos para que sigan trabajando la tierra como el don más preciado. Oremos.5.Por esta asamblea que participa en el banquete eucarístico, para que un día junto con los santos pueda contemplar el rostro del Señor en el Reino Celestial. Oremos.Oración conclusivaAcoge, Padre de bondad,las suplicas que te dirigimoscon fe y confianza en ti,por Jesucristo, nuestro Señor.R/. Amén.