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Entrevista al Cardenal Salazar sobre temas nacionales
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El Cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, concedió recientemente una entrevista al periodista Gerardo Aristizabal para el programa 'Pregunta Yamid' de Canal 1, en la que tocó temas nacionales como el narcotráfico, la corrupción, la violencia y la pedofilia en la Iglesia, entre otros.
Presentamos transcripción de la misma.
Señor cardenal, ¿cuál es su mensaje en este nuevo año para los colombianos?
Un nuevo año siempre abre la posibilidad de sentirnos un poco más esperanzados. El mensaje fundamental es de esperanza. Una esperanza que tiene que convertirse en un deseo sincero, por parte de cada uno de nosotros, de seguir colaborando desde donde estemos, en el trabajo, en familia, para que el país siga adelante, para que alcance la paz, la justicia, la igualdad, la fraternidad y la solidaridad. La construcción del país es tarea de todos y cada uno de nosotros.
¿Qué diagnóstico hace usted de la situación de la Colombia actual?
Tenemos que situarnos, en primer lugar, en el panorama mundial, que no es que sea muy claro ni entregue mucha tranquilidad. Estamos viviendo una época de intranquilidad en todos los niveles, y en ese contexto se sitúa Colombia, que tiene una serie de problemas internos que son los más acuciantes y que son los que nos provocan la mayor incertidumbre y, por lo tanto, la mayor sensación de intranquilidad: el narcotráfico y la corrupción. El narcotráfico en el país se presenta como un agente perturbador y generador de violencia. Generador de todo tipo de crímenes porque, desafortunadamente, el narcotráfico no se reduce sólo al tráfico de drogas sino que con el tráfico de drogas va todo tipo de crímenes que uno se pueda imaginar, desde los más grandes crímenes hasta los mínimos.
En el tema del narcotráfico, con la reinserción de las Farc han quedado muchas zonas a merced de los carteles de las drogas.
Colombia ha tenido siempre un problema muy serio y es que el país, como geografía, es mucho más grande que el Estado. El Estado no llega a todas partes y eso significa que hay vastas zonas del país que no están sometidas al Estado de Derecho, ni al estado de represión legítima y castigo del crimen. Eso ha permitido que haya proliferado, en las periferias, una serie de bandas criminales que son las que tratan de imponer su ley y de someter a la población.
Incluso con amenazas a religiosos, como lo denunció hace poco el obispo de Santa Rosa de Osos contra varios de sus párrocos…
Eso no es nuevo, desafortunadamente, pero lo trágico es que siga presentándose, que siga habiendo este tipo de grupos criminales que intimidan a la población, que impiden el trabajo de la Iglesia, que tratan de controlar la vida de la gente. Ahí tenemos una de las fallas principales y fundamentales del país.
Dijo usted, cardenal, que otro problema es el de la corrupción
Ese es otro problema que tenemos en el país. Todos los días se destapan nuevos episodios de corrupción, y lo más grave es que no tenemos las armas jurídicas suficientes para castigar y hacer posible que se reprima la corrupción, que es rampante.
De esa rampante corrupción la gente está asqueada…
Sí, pero no pasa nada. No pasa nada. En Colombia como que hemos perdido la capacidad de protestar y de hacerlo de una manera efectiva. Permitimos que las cosas sigan y que la situación se prolongue. Por ejemplo, con las marchas de los estudiantes no creo que se haya logrado crear ese ambiente positivo de protesta. De vamos a protestar contra situaciones para logran que cambien sino que, generalmente, derivan estas marchas en actos de vandalismo, de violencia. Nos hemos acostumbrado a tener una serie de problemas serios y a soportarlos. Y seguimos adelante. Cada uno sigue en su pequeña tarea y no pensamos en el país como tal. No tenemos un sentido de responsabilidad y, por lo tanto, no tenemos un sentido de nuestra propia capacidad para ayudar a solucionar los problemas del país.
¿Somos una sociedad pasiva en lo colectivo?
Me parece que sí. Criticamos todo lo que tú quieras. Hablamos todo lo que tú quieras, pero difícilmente pasamos a una protesta efectiva que lleve a la solución de los problemas.
¿Será porque existe incredulidad en las instituciones, incluida la Iglesia católica? Hoy se ve a diario cómo la población golpea a policías cuando llegan a atender denuncias, y así en todos los aspectos…
La gente ha ido tergiversando la naturaleza del Estado. La gente no considera al Estado como algo positivo que busca el bien de la sociedad, sino que generalmente lo concibe como una fuerza represiva y explotadora. Hay un problema de credibilidad en las instituciones porque no hay confianza en el Estado. Y no hay confianza porque a lo largo de la historia, el Estado no ha llegado a todas partes, y cuando llega, no siempre llega de la debida forma porque a veces llega con medidas restrictivas, con medidas impositivas, e incluso, a causar violencia.
Eso hace que las instituciones pierdan credibilidad y no sean miradas como aquellas que promueven el bien, sino como fuentes de corrupción, de represión y de intranquilidad para el país. Eso hace que no confiemos en las instituciones y ha venido pasando, en los últimos años, con la Iglesia, desafortunadamente.
Usted hablaba de las marchas y protestas, qué piensa del plantón realizado contra el señor fiscal general
Ese tipo de protestas es importante que se dé. Eso significa que la gente se expresa, que tengan razón o no la tengan es otra cosa, pero lo importante es que sean capaces de expresar sus puntos de vista y de manifestar lo que piensan. En el caso concreto este del plantón, pues que sean capaces de organizar un plantón indica qué hay mucha gente que no está contenta con la forma como el señor fiscal general está actuando en el caso específico de Odebrecht, así haya otro fiscal Ad Hoc.
¿Ante eso qué debería hacer el fiscal?
Creo que él debe atender las razones que se le presentan permanentemente y que ponen en tela de juicio su capacidad para seguir siendo el fiscal general. Él debe mirarlas de frente y tratar de demostrar, si es el caso, que sí puede seguir siendo fiscal porque no hay algo que verdaderamente se lo impida.
Usted es uno de los cardenales más cercanos al papa Francisco, ¿Qué opina del tema de la pedofilia, que es una de sus preocupaciones?
Va a haber una reunión del 21 al 24 de febrero en Roma con los presidentes de todas las conferencias episcopales del mundo, precisamente, para tratar ese tema. En esa reunión voy a tener una conferencia en la que hablaré sobre la ‘Responsabilidad del Obispo’ en todo el tratamiento de abuso sexual que se presenta, se ha presentado y Dios quiera que no se vuelva a presentar en la Iglesia. Nosotros ya tenemos unas normativas claras de cómo proceder. Tal vez antes no las había con toda la precisión que en este momento existen. En el año 2011 la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una especie de guía para que cada Conferencia Episcopal hiciera una propia para el tratamiento de estos casos. Cada diócesis debe hacer su protocolo, tener una ruta de atención y estar alerta para que no se vuelvan a presentar estos casos. En el caso de que haya una denuncia poder tratarla y llegar a fondo en el castigo del culpable y también con la reparación de la Víctima. En este caso, creo que nosotros hemos avanzando y, con la ayuda del señor, esperamos que no se vuelva a presentar nunca jamás en la Iglesia un caso de abuso.
¿Qué medidas específicas ha implementado usted en Colombia para combatir la pedofilia en la Iglesia?
Hay un plan integral: acompañamiento a la víctima que denuncia, acompañamiento en el proceso que se sigue para determinar la validez de la denuncia, también para determinar la pena que debe recibir el que ha abusado. Eso lógicamente tiene que ir también a Roma. Los protocolos y rutas están plenamente establecidos para que este proceso sea lo más rápido y efectivo posible.
No solamente la Iglesia está empeñada en reprimir los abusos para evitar que se vuelvan a presentar. Tenemos toda una política del menor. El papa Francisco utilizó una frase que nosotros hemos asumido: la Iglesia tiene que ser un lugar seguro, de tal manera que en las parroquias, en los colegios, en las guarderías, en toda institución de Iglesia, nosotros podamos tener la certeza de que nadie va a correr peligro.
El papa habló de que los católicos son unos en la Iglesia y otros fuera de ella, ¿En Colombia son los católicos camanduleros y de doble moral?
Ese es un problema que se ha presentado en toda la existencia de la Iglesia y que se presenta en todos los ámbitos de la vida religiosa. No podemos garantizar que una persona, por el hecho de rezar, de ir a misa, de confesarse de vez en cuando, sea una persona coherente. La coherencia es uno de los problemas más graves que tenemos en todas partes. La gente hoy se ha acostumbrado a la incoherencia. Una cosa es lo que dicen, otra cosa es lo que hacen… una cosa es lo que piensan.
La cultura en la que vivimos tiende a fragmentar la vida de las personas. La persona puede vivir con muchas personalidades, con muchas identidades al tiempo. Una cosa es la personalidad que muestra en Facebook, otra la que presenta en Instagram, y otra cosa es la que muestra en la oficina, en la casa y en la Iglesia. Esa fragmentación de la personalidad trae un peligro gravísimo por la dificultad de que alguien así guarde coherencia.
¿Cómo analiza el mandato del presidente Duque?
Creo que tiene una excelente voluntad. Él es un hombre de bien: honesto, honrado que quiere hacer las cosas bien hechas. Otro problema es que se las dejen hacer. Tenemos un Congreso muy fragmentado, muy complejo, un país muy difícil porque los problemas nuestros son sumamente serios. Lo único que uno puede pedirle al Señor es que lo ilumine y lo fortalezca para que él pueda seguir adelante y ayude al país a avanzar en la solución de sus grandes problemas.
¿Quién estaría interesado en que al presidente Duque le vaya mal?
Hay mucha gente, mucha gente. No voy a entrar a hacer un análisis de la política en Colombia porque ese es un análisis sumamente complejo y que pisaría muchos callos que no es necesario pisar.
¿Cómo ve el tema de la consolidación en implementación de la paz?
Es un tema muy complejo porque todo lo pactado en La Habana no era tan fácil de implementar por muchos motivos, pero creo que el Gobierno está haciendo un esfuerzo serio por consolidar la paz. Pero el único problema no es la ex guerrilla de las Farc. Tenemos el ELN, tenemos el EPL, que ahora ha ido recobrando fuerzas nuevas, tenemos bandas criminales, paramilitares o, sencillamente, de narcotráfico, que hacen muy compleja la situación del país. La implementación de la paz requiere un esfuerzo de todo mundo pero que no es fácil, sobre todo teniendo el combustible del narcotráfico. Nosotros vamos a tener que luchar, durante mucho tiempo más, con toda la problemática de la violencia en Colombia.
¿Cuál es su futuro dentro de la Iglesia?
El futuro dentro de la Iglesia a nadie le debe preocupar porque nosotros no hacemos carrera. Nosotros estamos para servir. Pero yo ya renuncié como Arzobispo de Bogotá.
¿Y qué le dijo el papa Francisco?
Me dijo “quédate quieto. Mientras estés bien no hay problema”. Vamos a ver hasta cuándo estoy bien y por lo tanto hasta cuándo el papa quiere tenerme.
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La familia defiende y protege la vida
Mar 11 Jun 2024
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Mar 25 Jun 2024
Falleció monseñor William de Jesús Ruiz Velásquez, Prefecto Apostólico Emérito de Leticia
A sus 82 años de edad, falleció monseñor William de Jesús Ruiz Velásquez, quien, entre el 8 de julio de 1997 y el 23 de octubre del 2000, se desempeñó como Prefecto Apostólico de Leticia (Amazonas). El pastor antioqueño fue el segundo en desempeñar este oficio, antes que dicha circunscripción eclesiástica fuera elevada a Vicariato Apostólico por el papa Juan Pablo II.La muerte de monseñor Ruiz Velásquez se produjo en la madrugada de este martes 25 de junio en la ciudad de Medellín, donde vivía desde el año 2016 en una casa familiar.Monseñor William de Jesús nació el 2 de octubre de 1941 en el municipio de Entrerríos (Antioquia). Realizó sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Conciliar Santo Tomás de Aquino de la Diócesis de Santa Rosa de Osos. Cursó una maestría en Catequesis en la Universidad Católica de París (Francia).Fue ordenado sacerdote para el clero esa misma jurisdicción el 11 de septiembre de 1966, por monseñor Miguel Ángel Builes. Allí desempeñó múltiples oficios pastorales, entre ellos: Vicecanciller de la Curia y Notario del Tribunal Eclesiástico (1969), Promotor Diocesano de la Pastoral Vocacional (1973), Vicario de Pastoral de la Diócesis (1995) y Coordinador de la Pastoral Familiar (1996). En julio de 1997 fue nombrado Prefecto Apostólico de Leticia, misión que desempeñó por tres años.Al regresar a su región natal, entre los años 2001 y 2016 fue párroco en los municipios de Amalfi, Yarumal y Donmatías. Allí apoyó también diferentes procesos de desarrollo municipal e impulsó iniciativas asociadas a la educación, la defensa de la vida y la institucionalidad.Fue colaborador permanente del Consejo de Administración de la Cooperativa Fraternidad Sacerdotal.El padre Luis Alfonso Urrego Monsalve, administrador diocesano de Santa Rosa de Osos, expresó sus condolencias a familiares y amigos del presbítero, e informó que las exequias se celebrarán este miércoles 26 de junio, a las 3:00 p.m., en la Catedral Metropolitana de Medellín.
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Mar 25 Jun 2024
Finaliza la segunda etapa de ‘Iglesias seguras y protectoras’: la última jornada de formación en prevención de abusos se desarrolló en la Provincia de Barranquilla
Entre el 19 y el 21 de junio, en la ciudad de Barranquilla, se llevó a cabo la última jornada de capacitación de la iniciativa ‘Iglesias Particulares Seguras y Protectoras’ implementada por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) con el auspicio de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. Un proyecto que tiene como finalidad promover la atención y prevención de abusos y violencias en las diferentes regiones del país.A este llamado por la cultura del cuidado en la Iglesia Católica acudieron alrededor de 500 personas, entre obispos, sacerdotes, consagrados y laicos de la Arquidiócesis de Barranquilla y de las diócesis de Riohacha, Santa Marta, Valledupar y El Banco, jurisdicciones que conforman la Provincia Eclesiástica de Barranquilla.Como parte de la agenda desarrollada en esta última etapa, se implementaron diferentes talleres y conferencias sobre la cultura del cuidado: los desafíos a nivel social y eclesial, la generación de entornos protectores y la atención a víctimas. También se presentaron las líneas guía, líneas operativas y buenas prácticas propuestas por la CEC. Estos espacios estuvieron a cargo de los miembros del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado, del Departamento de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal y del presidente del Tribunal Eclesiástico de Bogotá, monseñor Pedro Mercado.La psicóloga Diana Suárez, miembro del Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado, comenta que se pudo dar un encuentro como comunidad eclesial para trabajar en aspectos que, en materia de prevención, son de gran importancia. De ellos, destacó el reconocimiento de la realidad sobre la problemática de violencia sexual en cada territorio de la Provincia de Barranquilla, así como la evaluación de los factores de protección que favorezcan el cuidado, de manera especial, de niños, niñas y adolescentes.Por una cultura del cuidado con rostro provincialEstos tres días de formación significaron el encuentro fraterno de una “Iglesia viva, actuante y alegre”, así lo indicó la doctora Ilva Myriam Hoyos, presidenta de ese organismo de la CEC.De acuerdo con monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, arzobispo de Barranquilla, los prelados de las cinco Iglesias particulares estuvieron de acuerdo con que estas jornadas coincidieran con la formación obligatoria de sus cleros, de tal manera que se les diera la mayor importancia posible. “Para la provincia ha sido un momento providencial porque también nos ha permitido acercarnos de manera mucho más profunda y consistente al Sistema para la Cultura del Cuidado que ha impulsado la Conferencia Episcopal. Diríamos que ahora este sistema va a adquirir un rostro provincial, el rostro de la Provincia de Barranquilla”, así lo expresó monseñor José Mario Bacci Trespalacios, obispo de Santa Marta.Monseñor Bacci Trespalacios, indicó también que ahora cada Iglesia particular tiene como tarea no solo divulgar los contenidos abordados, sino también profundizar en cómo hacer vida la cultura del cuidado en todos los ámbitos eclesiales.Una cultura del cuidado que no se agota en las jornadas de las provincias“Es muy importante reconocer que el ejercicio no se puede quedar solamente en esta capacitación o en las capacitaciones realizadas en las diferentes provincias. Es necesario que esta información también sea comunicada con los diferentes miembros que hacen parte de los ambientes eclesiales y de allí la importancia de realizar un trabajo muy riguroso con las comunidades”, señaló la doctora Diana Suárez.La piscóloga, quien, además, coordina la Oficina del Buen Trato de la Arquidiócesis de Bogotá, señaló también la necesidad de sensibilizar a los agentes de evangelización y a los padres de familia sobre los riesgos que hay en el entorno digital para los menores y en las normas específicas para el cuidado y la protección de todos los que hacen parte del ambiente eclesial. Además, brindar un acompañamiento integral a las personas que han sufrido a causa de abusos o violencias, sin riesgo a revictimizarlas.Al cierre de estas jornadas, monseñor Pedro Mercado, indicó que, a pesar de que la primera parte del proyecto se ha cumplido, la labor pedagógica debe continuar, de manera especial, con los futuros pastores de la Iglesia: “Hay que acentuar todavía más la prevención e ir sobre todo a los seminarios para que la cultura del cuidado no llegue ya en un momento tardío de la formación sacerdotal, sino precisamente cuando se está gestando ese futuro ministro, ese futuro sacerdote, servidor del pueblo de Dios. De tal manera que, desde esa etapa temprana, la cultura del cuidado haga parte de su formación para un servicio integral a la Iglesia”, remarcó monseñor Mercado.De esta forma, concluyeron las jornadas de capacitación sobre atención y prevención de abusos implementadas por la Conferencia Episcopal de Colombia en once de las catorce provincias eclesiásticas del país, desde la iniciativa ‘Iglesias Seguras y Protectoras’. La Oficina para la Cultura del Cuidado continuará animando y articulando otros procesos formativos en diversas instituciones eclesiales bajo el propósito de aportar a la construcción del Sistema para la Cultura del Cuidado propuesto por los obispos en las ‘Líneas guía’.Vea el resumen informativo de la jornada:Para conocer más información sobre el trabajo de la Iglesia colombiana por la cultura del cuidado, haga clic aquí.
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Vie 21 Jun 2024
En “La Sucursal del Cielo”: Iglesia, Estado y comunidad luchan juntos contra el hambre
Con la operación de 713 comedores, ubicados en las 22 comunas y en 15 corregimientos del Distrito Especial de Santiago de Cali, la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Cali, en articulación con la Alcaldía de la capital vallecaucana y gracias al apoyo de gestores de la comunidad, diariamente brinda alimento a 58.000 personas de diferentes edades que tienen grandes necesidades económicas.En el caso de la Iglesia, la iniciativa se realiza mediante un servicio conocido como “Diaconía del Pan”. Desde el cual no solo brindan alimento material sino también espiritual a personas de escasos recursos.A través de estas acciones, la Arquidiócesis de Cali busca hacer vida la Doctrina Social de la Iglesia. Es así, como el padre Diego Fernando Guzmán, delegado de la pastoral social arquidiocesana, comenta que, hace aproximadamente nueve años, existe una alianza con el Distrito de Cali y los gestores sociales, mediante la cual se ha generado un impacto social importante para mitigar el hambre, un problema de grandes dimensiones en la denominada “Sucursal del Cielo”.“Desde esta acción conjunta logramos que la acción del Evangelio, el amor misericordioso de Jesucristo, la invitación a la fraternidad, a la mano tendida para el más pobre, pues se pueda hacer realidad, se pueda hacer efectiva”, agregó el sacerdote.De ollas a comedores comunitariosLa historia de estos comedores se remonta a 1996 con la creación de la Comisión Arquidiocesana Vida, Justicia y Paz y del Banco de Alimentos, por iniciativa de monseñor Isaías Duarte Cancino. El pastor que abanderó una lucha decidida contra la violencia y la defensa de los derechos humanos. Lucha que, seis años más tarde, le costaría la vida, pues fue asesinado, al parecer, por sus fuertes denuncias en el marco del conflicto armado que afectada a la capital vallecaucana y a muchas otras regiones del país.En el año 2015, la Arquidiócesis y la Alcaldía de Cali firmaron el primer convenio para trabajar por la mitigación del hambre. Con el apoyo de un importante número de laicos que hasta hoy desempeñan labores de gestores, pusieron en funcionamiento 46 espacios denominados “ollas comunitarias”, a través de los cuales alimentaban a cerca de 6.000 personas.En dichas “ollas” se unían diferentes familias, lideradas en su mayoría por las mujeres, para cocinar y compartir grandes cantidades de alimento como medio de supervivencia, debido a la difícil situación económica y la enorme ola de violencia que golpeada su territorio. En dicha misión, al calor de fogón de leña, prevalecía siempre el sentido por el bien común.Con el pasar de los años la iniciativa se fue fortaleciendo y permitió pasar “de las ollas”, a la creación de un programa más integral de comedores comunitarios. Desde él, ya no solo buscan brindar alimento material sino también alimento espiritual y acompañamiento psicosocial a las personas beneficiadas. Además, han logrado crear huertas comunitarias y apoyar emprendimientos locales, entre ellos, de pequeños productores, favoreciendo así el desarrollo y empoderamiento de las comunidades.Conozca más detalles ingresando aquí.
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Jue 20 Jun 2024
Iglesia en Boyacá recibió formación en atención y prevención de abusos: casi 800 personas participaron
Entre el 12 y el 14 de junio, Duitama fue sede de las jornadas regionales de capacitación sobre atención y prevención de abusos desarrolladas por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) en el marco de la iniciativa “Iglesias Seguras y Protectoras”. En esta oportunidad, con obispos, sacerdotes, seminaristas, religiosas y laicos de la Provincia Eclesiástica de Tunja. De manera especial, de las cuatro jurisdicciones de Boyacá: la Arquidiócesis de Tunja y las diócesis de Duitama-Sogamoso, Garagoa y Chiquinquirá.Cerca de 800 personas de zonas urbanas y rurales del departamento acudieron a esta convocatoria, liderada por los obispos y los miembros de los organismos encargados de la cultura del cuidado en cada una de estas Iglesias particulares . También asistieron algunos representantes de la Diócesis de Yopal, que hace parte de esa provincia.Se trata del cuarto ciclo de formación por provincias eclesiásticas facilitado en lo que va corrido del 2024 por el Consejo Nacional para la Cultura del Cuidado y el Departamento de Comunicaciones de la CEC, así como por el Presidente del Tribunal Eclesiástico de Bogotá, monseñor Pedro Mercado. En él, se llevaron a cabo conferencias, talleres y diálogos específicos en torno a temáticas como: claves para generar entornos protectores, elementos psicosociales para identificar situaciones de abuso, fundamentos canónicos para la atención y aspectos necesarios para comunicar con enfoque de cuidado y prevención.“Este momento ha sido un paso más, un escalón más, en todo el compromiso que tenemos las diferentes diócesis de esta jurisdicción, en esta cultura del cuidado y ser verdaderas apóstoles de la prevención”, expresó el padre Ricardo Alonso Lache, también de la Diócesis de Garagoa.Sobre el sentido fundamental de la cultura del cuidado y las reflexiones suscitadas durante las jornadas, monseñor Julio Hernando García Peláez, obispo de Garagoa, afirmó: “Se trata de un acto de responsabilidad en lo que es la Iglesia como tal, que debe continuar la obra de Jesús, atendiendo de modo especial a los niños y brindándole a los niños ambientes seguros. Jesús bendecía a los niños. Nosotros estamos para cuidar a los niños y bendecirlos.”Por su parte, el padre Óscar Pinzón, administrador diocesano de Duitama, destacó la necesidad de afianzar cada vez más el trabajo por la cultura del cuidado a nivel provincial, así como los retos que tienen tras esta formación:"Aquí en Boyacá el tema provincial está muy muy arraigado y hemos trabajado de la mano las diócesis vecinas, conformando una suerte de comisión o Delegación Provincial para la Cultura del Cuidado, con la cual nos reunimos mes a mes, hemos preparado también remotamente este encuentro de Iglesias particulares, pero sigue el esfuerzo de ver qué nos hace falta: perfeccionar los decretos con los cuales se crean las comisiones, las oficinas, también de los materiales y de las formas en que en cada diócesis podemos llegar a ser multiplicadores de esta buena noticia".Monseñor Gabriel Ángel Villa Vahos, arzobispo de Tunja también valoró la actividad como una oportunidad para aclarar dudas y unificar criterios. Además, aprovechó para hacer una invitación especial que permita seguir fortaleciendo el Sistema para la Cultura del Cuidado que ha sido definido por la Iglesia Católica colombiana:"Invitar a todos los que ya han pasado también por esta formación a que demos un paso adelante: que se estabilice en cada una de las jurisdicciones la oficina, como lo ha pedido el papa Francisco "Vos Estis Lux Mundi", que haya un organismo en el cual la gente tenga fácil acceso a todo lo que tiene que ver con denuncias o prevención de este fenómeno, de los abusos de poder, de conciencia y sexuales, que tanto dolor causan en la sociedad y específicamente nuestra Iglesia".Las jornadas finales de este ciclo formativo se están desarrollando entre el 19 y el 21 de junio con las jurisdicciones que conforman la Provincia Eclesiástica de Barranquilla. Así, la Conferencia Episcopal de Colombia clausurará la segunda etapa de este proyecto, que ha sido auspiciado por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos.Vea a continuación el informe del evento: