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La vida consagrada colombiana, tras las huellas de Medellín
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Por estos días la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Medellín (Colombia) hace 50 años (1968), ocupa un lugar prioritario en la agenda de la Iglesia en América Latina y el Caribe.
Aunque a lo largo del año ya se han venido realizando no pocos eventos académicos y pastorales, por todo el continente, en torno a la actualidad de este ‘hito’ eclesial, amén de publicaciones y números monográficos alusivos a la efemérides, este mes de agosto concentra buena parte de las actividades que buscan “hacer fluir la riqueza de tal patrimonio”, como pidió el papa Francisco a las directivas del CELAM, durante su visita a Colombia el año pasado.
Memoria y perspectivas de futuro
Con este telón de fondo, el Congreso Internacional organizado por la Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC), justamente en la ciudad de Medellín, ha convocado durante este fin de semana (18 y 19 de agosto) a 220 religiosas y religiosos, muchos de ellos jóvenes, aunque también participan algunos laicos consagrados, miembros de institutos seculares, laicos comprometidos, seminaristas y sacerdotes diocesanos, para poner la mirada en los 50 años de Medellin como memoria y perspectivas de futuro para la vida consagrada.
Metodológicamente, se ha conservado la propuesta que ha identificado el quehacer teológico y pastoral de la Iglesia latinoamericana a lo largo de cinco décadas, como explicitó la Hna. Gloria Liliana Franco, presidenta nacional de la CRC, en sus palabras de apertura: “En este congreso queremos hacer memoria de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano y eso nos desafía a asumir nuestra existencia en torno al ver, juzgar y actuar”.
El propio Bergoglio, en su paso por Medellín hace casi un año (el 9 de septiembre de 2017), destacó la necesidad de formar discípulos misioneros “que saben ver, sin miopías heredadas; que examinan la realidad desde los ojos y el corazón de Jesús, y desde ahí la juzgan. Y que arriesgan, actúan, se comprometen”.
“Queremos que el legado de Medellín llegue a las nuevas generaciones”
En ello también ha insistido el presidente de la seccional de la CRC en Medellín, Carmelo Carmelo Prestipino, Josefino de Murialdo, quien lidera el equipo organizador del evento: “Queremos que el legado de Medellín llegue a las nuevas generaciones de la vida consagrada y, por eso, este congreso no solo quiere asumir la memoria de la II Conferencia, sino que también se orienta a desatar nuevas miradas y compromisos, prospectivamente”.
Ciertamente, en un tiempo en el que la vida religiosa experimenta su pequeñez y fragilidad, como recordó el pasionista Tarcisio Gaitán durante la lectio divina, se hace necesario volver a las fuentes, a la esencia del ‘acontecimiento Medellín’ para comprender su significado y su alcance hoy.
Fue así como, a lo largo de la primera jornada, en el auditorio del colegio María Auxiliadora –en la zona céntrica de la ciudad–, los participantes tuvieron la oportunidad de interactuar con los ponentes invitados quienes, al tiempo que postularon sus miradas, reflexiones y análisis, provocaron profundas interpelaciones de cara al imperativo de la opción por los pobres.
La ciudad y la montaña
‘Medellín 1968: La ciudad y la montaña’ fue el título de la conferencia del Dr. Óscar Calvo Isaza, profesor asociado del departamento de historia de la Universidad Nacional de Colombia, en la que compartió algunos de los hallazgos publicados en su obra Medellín (rojo) 1968 –en co-autoría con Mayra Parra Salazar–, sobre la protesta social, la secularización y la vida urbana que rodearon las jornadas de la II Conferencia, hace 50 años, destacando el protagonismo de algunos sacerdotes, religiosas y religiosos que, para ese tiempo, se adelantaron a dar vida a una Iglesia pobre y para los pobres, en las zonas marginales de Medellín.
Enseguida, Nancy Fretes, de la Compañía de María, ahondó en la relevancia y actualidad de las intuiciones de Medellín. “En Medellín la Iglesia se había preguntado a sí misma quién es para este pueblo oprimido y marginado” –planteó la religiosa–. “Finalizado el discernimiento, a la luz de la Palabra que es Cristo y de la fuerza del Espíritu, se definió como la Iglesia de los pobres, profética y liberadora”.
De ahí que la Iglesia latinoamericana, si pretende ser fiel a las mociones del Espíritu del Vaticano II, decantadas en Medellín, deberá dejarse afectar por el sufrimiento de los pobres. Ello “implica, ante todo, una actitud de humilde solidaridad”, aseguró Fretes, pero “supone, al mismo tiempo, confrontarse, sin temor, con las estructuras injustas que, interconectadas entre sí, trascienden fronteras y universalizan situaciones infrahumanas”.
Vida consagrada y opción por los pobres
A lo largo de estas últimas cinco décadas, la opción por los pobres preconizada en Medellín ha sucitado, en la vida consagrada, acciones concretas y radicales que pasan por decisiones personales y comunitarias, a fin de abrazar, efectivamente, los clamores de las periferias sociales y existenciales. Sobre este asunto recabó el franciscano Juan Jairo Rendón en su discertación sobre ‘Justicia, paz y vida consagrada’.
“En la óptica de Medellín, la opción por los pobres pone en primer lugar no a los pobres, sino a la propia Iglesia que debe asumir tal opción”, aseveró Rendón, defendiendo que “los pobres, en [el documento de] Medellín, son tratados como sujetos”.
Los frutos de Medellín
Esta perspectiva, según el fraile franciscano, dio lugar a las comunidades eclesiales de base que “nacieron abiertas al mundo e interesadas en él”, donde se acentuó la necesaria tensión entre fe y política en la que también se suscribió la teología de la liberación que, dicho sea de paso, “antes de una teoría teológica fue una práctica pastoral”.
Al final de la tarde, las densas ponencias de Calvo, Fretes y Rendón, dieron paso a talleres intergeneracionales que buscaron decantar el impacto y la trascendencia de Medellín en la vida consagrada.
Esta primera jornada concluyó con una eucaristía, presidida por el presidente de la seccional de Medellín de la CRC. Para el día de hoy, cuando se ahondará en el horizonte profético de Medellín y sus perspectivas de futuro, se espera un pronunciamiento, a modo de compromiso.
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Tomado de: Vida Nueva Digital
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La familia defiende y protege la vida
Mar 11 Jun 2024
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Mié 12 Jun 2024
Obispos de Nariño y Cauca convocaron a líderes sociales y entes territoriales para generar propuestas de transformación en torno a los cultivos ilícitos
Por tercera vez, el pasado 5 de junio, las seis jurisdicciones que conforman la Provincia Eclesiástica de Popayán convocaron el foro sobre "Cultivos de Uso Ilícito y Economías Ilegales". Un evento que buscó propiciar reflexiones y aportes en torno a problemáticas relacionadas con estos cultivos en el suroccidente colombiano. En esta oportunidad, se llevó a cabo en la Diócesis de Pasto.De manera especial, al foro fueron convocados líderes comunitarios, representantes de organizaciones de la sociedad civil y agentes pastorales, de los departamentos de Nariño y Cauca. Estuvieron acogidos por monseñor Juan Carlos Cárdenas, obispo de Pasto, monseñor José Saúl Grisales Grisales, obispo de Ipiales, monseñor Orlando Olave Villanoba, obispo de Tumaco, y el padre Arnulfo Moreno Quiñonez, pro-vicario de Guapi. Estuvo presente también el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar Jaramillo; así como diversos funcionarios y académicos locales.El arzobispo de Popayán y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Omar Alberto Sánchez, junto a los obispos de Tumaco, Pasto, Ipiales, Guapi y Tierradentro, convocaron el primero de estos foros en junio de 2022. Desde esta primera versión, desarrollada en la Arquidiócesis de Popayán, lo concibieron como un espacio de reflexión, acción y articulación regional para seguir consolidando una pastoral para la reconciliación y la paz, capaz de responder a los desafíos y necesidades actuales de los territorios. Al respecto, monseñor Orlando Olave enfatizó que allí no se buscan culpables, sino soluciones, desde un enfoque de transformador en el que se contribuya a la identificación de nuevas alternativas y economías para el sustento y desarrollo de las comunidades."Nuestra misión es acompañar a nuestras comunidades en su lucha por una vida digna. Debemos trabajar juntos, desde todas las esferas, para erradicar las causas que llevan a nuestros hermanos a recurrir a las economías ilegales", expresó al respecto monseñor José Saúl Grisales.Jully Jazmín Caicedo, beneficiaria Pastoral Indígena, resaltó la importancia de estos eventos en los que se buscan alternativas para cambiar las dinámicas ilícitas que se viven en los territorios, en función de la construcción de paz.“Somos víctimas de la presencia de estos cultivos que, de alguna manera, han afectando toda nuestra cultura, todo nuestro buen vivir. Los indígenas históricamente hemos sido protectores del territorio y, al no haber alternativas para poder solventar nuestras necesidades, hemos estado obligados a cultivar la coca”, comento la lideresa indígena.Durante su intervención en el foro, el Gobernador de Nariño destacó los diálogos regionales para la paz que han venido desarrollando recientemente en el departamento, como una oportunidad para trazar el camino de transición de las economías ilegales a economías lícitas. Especialmente, ante el crecimiento de estos cultivos en los últimos años, ligado a otros problemas aún más graves en términos humanitarios, como el reclutamiento de niños y jóvenes por parte de grupos armados.Durante el conversatorio de líderes y representantes comunitarios, se abordaron estrategias para enfrentar los desafíos relacionados con los cultivos ilícitos y las economías ilegales. Allí, se destacó la necesidad de fortalecer el desarrollo comunitario y apoyar el emprendimiento local para brindar alternativas sostenibles en los territorios; se enfatizó en la importancia de la participación activa de la comunidad en la creación e implementación de políticas públicas que favorezcan dicho desarrollo. Además, se discutió sobre la necesidad de contar con programas educativos y de capacitación para empoderar a la población, especialmente a los jóvenes, y alejarlos de estos contextos.En el foro también se abordaron reflexiones pastorales en torno a la problemática. Allí, los obispos y directores de pastoral social de la provincia hicieron énfasis en tres dimensiones: compromiso pastoral, justicia social, y solidaridad.“Los obispos reafirmaron su compromiso con la promoción de la paz y el desarrollo integral en sus diócesis. Subrayaron la necesidad de una presencia activa de la Iglesia en los territorios afectados por las economías ilegales. Destacaron la importancia de trabajar por la justicia social, abordando las causas estructurales de la pobreza y la exclusión que alimentan las economías ilícitas. Llamaron a la solidaridad entre las comunidades y a fortalecer los lazos de apoyo mutuo para enfrentar los desafíos comunes”, así lo indicó la oficina diocesana de comunicaciones de Tumaco.El evento concluyó con un llamado a la acción coordinada entre el gobierno, la Iglesia, las organizaciones comunitarias y la sociedad civil para atender de manera conjunta esta realidad. Las reflexiones propuestas en los diferentes espacios proporcionarán ahora una hoja de ruta desde la cual se pueda seguir avanzando en la búsqueda de una paz regional, que priorice el desarrollo sostenible.Vea a continuación el informe elaborado por la Oficina de Comunicaciones de la Diócesis de Tumaco:
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Jue 6 Jun 2024
La Arquidiócesis de Cartagena será anfitriona de la fiesta de fe y esperanza animada por el Encuentro Nacional Carismático 2024
Luego de 10 años de haber sido sede por primera vez, Cartagena acogerá nuevamente el Encuentro Nacional Carismático (ENCAR). Del 29 de junio al 1 de julio la capital de Bolívar recibirá en este evento a cerca de 1.800 personas provenientes de 40 jurisdicciones eclesiásticas del país.En esta oportunidad, el ENCAR, organizado por la Renovación Carismática Católica y la Arquidiócesis de Cartagena, se desarrollará bajo el lema “Adoradores en Espíritu y en verdad”, tomado de Juan 4, 24.Este evento católico promete ser toda una fiesta de fe y esperanza. Según los objetivos de evangelización de la Renovación Católica CARISMÁTICA, busca promover la cultura de pentecostés y extender la llama de la evangelización, para que las comunidades carismáticas y la Iglesia en general experimentar el encuentro personal con Jesucristo vivo.El evento, que se desarrollará en la Villa Olímpica, cuenta con el apoyo de la Corporación de Turismo de Cartagena de Indias (Corpoturismo) y contribuirá a seguir posicionando a la ciudad como destino turístico religioso, perfecto para peregrinar al encuentro de la fe y del patrimonio sacro que posee.El ENCAR 2024 se proyecta también como un encuentro de preparación al Jubileo Ordinario de la Iglesia Católica convocado por el papa Francisco y a la celebración de las Bodas de Oro de la Renovación Carismática Católica de Cartagena, en el 2025.“Damos una bienvenida muy especial al ENCAR 2024. Cartagena es la sede y la casa del Encuentro Nacional Carismático, el décimo, el primero tuvo lugar aquí. Por lo tanto, invitados todos, especialmente, a ser acogedores y hospitalarios. Invito muy especialmente a todas las familias que quieran vincularse para la acogida de alrededor de 1.800 participantes a este gran congreso y encuentro nacional. Requerimos el apoyo, la solidaridad y la caridad de todos. Gracias a quienes nos apoyan con su bienvenida y con su hospitalidad (…) Es una gracia, una bendición para nuestra Iglesia y nuestra ciudad. Ánimo y estamos listos para recibir con alegría a todos los participantes”, expresó monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena.Desde el 2014, el Encuentro Nacional Carismático se ha realizado, cada año, en diferentes ciudades:2014 - Cartagena2015 - Cali2016 - Medellín2017 - Montería2018 - Ibagué2019 - Valledupar2020 - Roldanillo (virtual por pandemia)2021 - Bogotá (virtual por pandemia)2022 - Pasto2023 - BugaPara obtener mayor información sobre el evento, los organizadores han habilitado las siguientes líneas de contacto: (605) 6514565 - 3176422477
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Mar 4 Jun 2024
Iglesia rechaza el asesinato del padre Ramón Arturo Montejo Peinado de la Diócesis de Ocaña
A través de un comunicado, monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona y administrador apostólico de la Diócesis de Ocaña, expresó su dolor y rechazo categórico frente al asesinato del padre Ramón Arturo Montejo Peinado, a quien le arrebataron su vida al medio día de este martes 4 de junio, al parecer, por robarle su vehículo. El hecho ha causado profunda consternación en esa comunidad del departamento de Norte de Santander y luto en la Iglesia colombiana.De acuerdo a la información entregada por las autoridades, dos hombres que pretendían robarle su vehículo, le propinaron heridas con arma blanca en la espalda. En un intento del sacerdote por oponerse al hurto, lo arrollaron y emprendieron la huida en este mismo carro. Posteriormente el vehículo fue hallado en el sector conocido como San Fermín, luego se produjo la captura de uno de los responsables.“Condenamos profundamente que la violencia irracional haya cobrado la vida de un sacerdote que dedicó su vida a difundir el mensaje de la paz y amor de Jesucristo. Rechazamos categóricamente este acto de barbarie que atenta no solo atenta contra la vida de un ser humano, sino también contra los principios fundamentales de convivencia y humanidad”, así lo dio a conocer monseñor Ossa.En el mensaje, el arzobispo pide también a las autoridades investigar a fondo el crimen de del sacerdote nacido en el municipio de Teorama, quien se venía desempeñando como párroco en San José de Buenavista y delegado de la comisión diocesana de reconciliación y paz. Rol desde el cual participó, en nombre de la Iglesia, en varias liberaciones de secuestrados en la región del Catatumbo. A estas expresiones de tristeza y rechazo ante el hecho; así como de unión con sus familiares y con los fieles, se han sumado los demás obispos del país mediante diversas publicaciones realizadas a través de sus diócesis. Manifiestan también allí su esperanza en la Resurrección y la vida eterna, confiando en que el padre Ramón Arturo se encuentra ahora en la presencia del Señor.
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Mar 4 Jun 2024
Ante el recrudecimiento de la violencia, la Arquidiócesis de Cali renovó su consagración a Jesús Eucaristía, invocando el don de la paz y la reconciliación
El pasado domingo, 02 de junio, durante la Solemnidad del Corpus Christi, tal y como lo había anunciado el 21 de mayo a través de un comunicado de rechazo y preocupación ante el recrudecimiento de la violencia en el Valle del Cauca, la Arquidiócesis de Cali renovó su consagración a Jesús Eucaristía. A través de ella, invocó el don de la paz, la reconciliación y el perdón para su teritorio y para el resto del país.El acto celebrativo se enmarcó en una procesión que recorrió las calles del tradicional barrio Eucarístico de la ciudad de Cali y en una Solemne Eucaristía presidida por monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez, arzobispo de esta jurisdicción eclesiástica. Celebración que se llevó a cabo en la parroquia El Santísimo Sacramento, conocida como “El Templete”, la misma donde hace un poco más de 75 años, en enero de 1949, se llevó a cabo el Congreso Eucarístico Bolivariano, en el que se realizó la consagración por primera vez.Durante su homilía, monseñor Luis Fernando recordó que los efectos de la Eucaristía en los fieles, se tienen que reflejar en su cotidianidad y en la manera de asumir circunstancias tan complejas como las que produce la violencia que hoy se vive en este y en otros territorios del país:“Para el católico que comulga, sus comportamientos deben ser según los sentimientos de Jesús, que se hizo manso y humilde de corazón, pero la vez, valiente en el cumplimiento de la voluntad del Padre que lo había enviado. Jesús pasó haciendo el bien. Quien comulga tiene que hacer lo mismo que Jesús, hacer el bien, siempre. Hoy, cuando la violencia, la muerte, las iniquidades y el dolor nos quieren arrancar la esperanza, tenemos que mirar con profunda fe a Jesús sacramentado, alimentarnos de él, y llenarnos de su fuerza y de su amor”.El prelado recordó también que hace 75 años, cuando los ojos de todo el mundo católico estaban puestos en Cali y en Colombia por la celebración del congreso eucarístico, las realidades eran otras: “Cali apenas estaba emergiendo como pueblo que crecía, creía, y expresaba, como se pudo ver en el Congreso, la energía cargada de esperanza y de fe que acompañaba a los caleños, colombianos y todos lo que de los países bolivarianos se hicieron presentes en el Congreso”.El arzobispo agregó que hay quienes afirman que la denominación a la capital del Valle del Cauca como “sucursal del cielo” tiene sus orígenes en este encuentro y que, por esto, más allá de los desafíos sociales que se tienen, así debe seguirse construyendo de la mano de Jesús Eucaristía, a quien, desde entonces, invocan, alaban y bendicen los caleños.“Y no se equivocan quienes lo afirman. Cali ha sido, es y será, la sucursal cielo, lugar de la acción de la misericordia divina, espacio en el cual, y a través del cual, estamos llamados a transformar el mundo, en el nombre del Señor, y hacer de nuestra ciudad, una ciudad realmente eucarística, donde quepamos todos, donde reine la paz”.Un contundente llamado desde Jamundí, uno de los municipios más afectadosUn día atrás, el prelado había estado en Jamundí, acompañando al clero y a la comunidad durante una movilización a través de la cual pidieron a los actores armados, especialmente al frente Jaime Martínez de las disidencias de alias 'Iván Mordisco', el cese de los actos violentos en este municipio del suroccidente colombiano."Los llamamos a que tengan un corazón de carne, es decir, que sientan el dolor que le producen al otro como propio. Y reconozcan que si quieren alcanzar los propósitos que dicen tener, partan del diálogo, partan del respeto del otro, y seguramente caminando juntos vamos a alcanzar la solución que tanto esperamos, desarmen sus corazones", así lo expresó monseñor Luis Fernando.A continuación, vea la transmisión de la Eucaristía: