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conferencia episcopal de colombia

Mié 5 Feb 2025

Obispos colombianos piden a las instituciones enfocarse en brindar respuestas efectivas a las comunidades que padecen la crisis humanitaria

Reunidos en su CXVIII Asamblea Plenaria, los obispos colombianos se pronunciaron a propósito de la compleja situación política y social que vive el país; hicieron un llamado a las autoridades, las instituciones y la sociedad civil a "no dejarnos distraer por coyunturas" y atender de manera articulada los problemas más profundos y urgentes de la nación, especialmente la crisis humanitaria que afecta a tantas comunidades, entre ellas, las presentes en la región del Catatumbo.“Nos interpela el clamor y el sufrimiento de las personas y las comunidades, que están siendo gravemente afectadas”.En el pronunciamiento los obispos también pidieron atención urgente para los migrantes, desplazados, confinados y retornados, víctimas de la creciente violencia en las zonas rurales del país.Llamado al Gobierno NacionalLa Conferencia Episcopal de Colombia exhortó al Gobierno Nacional y a todas las instituciones del Estado a trabajar de manera conjunta para lograr soluciones efectivas, focalizándose en el bien de la nación para alcanzar el país unido y en paz que tanto se anhela.Esperanza en las comunidadesPese a la gravedad del panorama, los obispos hiciern un llamado a mantener la esperanza y fortalecer las iniciativas que están surgiendo desde las comunidades para enfrentar la crisis.Lectura del pronunciamiento por el Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Francisco Múnera Correa:

Mar 4 Feb 2025

Obispos colombianos abordan retos sociales del país e inician la definición de compromisos para implementar la sinodalidad

Este martes, 4 de febrero, los obispos colombianos centraron su Asamblea en dos dimensiones: el análisis de la realidad nacional y el inicio del trabajo sobre implementación de la sinodalidad, a partir de la conversión de las relaciones con y entre los diferentes miembros de la Iglesia.Espiritualidad: el punto de partidaEl punto de partida fue la celebración de la Eucaristía, en esta ocasión, presidida por monseñor Oscar Vélez Isaza y concelebrada por los obispos de Montería, monseñor Ramón Alberto Rolón Güepsa, y Magangué, monseñor Ariel Lascarro Tapia. Durante su homilía, el prelado de Valledupar recordó a sus hermanos que la cercanía hecha de escucha atenta y mirada solícita a la fragilidad del ser humano, es la huella de la presencia de Cristo en su ministerio episcopal. Además, los instó a siempre “cuidar, defender y restaurar la vida de forma integral”.Análisis de la realidad nacional: signos de los tiempos y signos de esperanzaSin duda, los múltiples desafíos que vive hoy Colombia en materia social, política y económica son de gran interés para los obispos; esto explica que la misión de la Iglesia no puede ser ajena a la realidad de las comunidades que pastorean. Por esta razón, orientaron la primera parte de su jornada a identificar caminos para responder y acompañar las diversas realidades, como Iglesia sinodal.A partir de la exposición hecha por el experto temático invitado que, en esta oportunidad, fue el exministro de Hacienda y Crédito Público Mauricio Cárdenas Santamaría, desarrollaron espacios de profundización a nivel grupal. Para ello, se distribuyeron en siete regiones, cada una integrada por dos provincias eclesiásticas. Allí, identificaron realidades territoriales comunes en calidad de signos de los tiempos y oportunidades para el trabajo de la Iglesia, como signos de esperanza. Además, formularon algunos acuerdos para asumir de manera colectiva. En la emisión de ‘Así va la Asamblea’, el Obispo de Ipiales, monseñor José Saúl Grisales, el Obispo Auxiliar de Medellín, monseñor Mauricio Vélez y el Obispo de Ocaña, monseñor Orlando Olave, dan a conocer algunos de esos análisis.Sinodalidad: la Conversión de las RelacionesEl espacio de la tarde en este segundo día estuvo dedicado a la Sinodalidad, específicamente, sobre la dimensión denominada “Conversión de las relaciones”. La encargada de guiar a los obispos en esta profundización fue la hermana Gloria Liliana Franco Echeverri, presidente de la Confederación Latinoamericana de Reliogiosos y Reliosas, madre sinodal. Lo hizo a partir de lo planteado en la segunda parte del Documento Final de Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.Posteriormente, por grupos, definieron modos concretos para avanzar en la conversión de las relaciones, teniendo en cuenta, especialmente, cinco grandes grupos desde la realidad de sus jurisdicciones eclesiásticas: fieles laicos, ministros ordenados, vida consagrada, los frágiles y los excluidos.La mujer en la misión de la Iglesia colombiana desde la sinodalidadSobre este tema, en ‘Así va la Asamblea’, el obispo de la Diócesis de Sonsón-Rionegro, monseñor Fidel León Cadavid, compartió dos importantes categorías relacionales que cobraron un importante protagonismo en medio del análisis del grupo en el que participó: las mujeres y los funcionarios públicos. Sobre esto detalló:“Curiosamente no estaba ahí incluido pero podíamos añadir subgrupos y todos coincidimos en la relación con las mujeres, porque es un tema que toma el Documento Final del Sínodo con amplitud; la necesidad de convertirnos a esa apertura a la misión y a la presencia de la mujer dentro de la Iglesia, para poder vencer resistencias. Necesitamos que no hayan muros y prejuicios que le impidan algún grupo dentro de la comunidad eclesial hacer presencia, actuar y ser copartícipe de la misma misión. También hablamos del contacto y la relación con los funcionarios públicos, que es fundamental mantener esa puerta abierta de relación para lograr tener una mejor en acción que favorezca a toda la comunidad eclesial y civil”.Impacto del cese de ayuda de Estados Unidos en la acción pastoral y social de la IglesiaLa suspensión de todos los proyectos de ayuda internacional ordenada recientemente por el presidente estadounidense Donald Trump, también ha impactado la acción social de la Iglesia colombiana. Por ejemplo, en aquellas iniciativas del Secretariado Nacional de Pastoral Social y las pastorales diocesanas enfocadas en apoyar a migrantes, refugiados y colombianos retornados.En el contexto de esta Asamblea, monseñor Juan Carlos Barreto Barreto, obispo de Soacha y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, explicó que, al no contar con los recursos provenientes de este apoyo que ha venido brindando el Gobierno de Estados Unidos, la Iglesia Católica dejará de atender a 15.000 personas en nueve jurisdicciones eclesiásticas del país.“No se podrá hacer la atención socio-jurídica que se hacía, la atención psicosocial, la ayuda para emprendimientos, para seguridad alimentaria, para formación; el apoyo para que pudieran descansar, por ejemplo, mientras iban de viaje o mientras accedían a algunos apoyos en el campo de la medicina”.Monseñor Barreto recordó que instituciones de la Iglesia Católica colombiana como la Pastoral Social siempre han sido de mucha confianza para entidades como USAID, todas las del Sistema de Naciones Unidas, la Unión Europea y para muchas otras organizaciones del mundo, “porque confían en que realmente nosotros manejamos bien los recursos y llevamos a cabo la tarea que se pretende hacer a nivel humanitario”, enfatizó.Vea todos los detalles y pronunciamientos en el informativo del Episcopado Colombiano:

Lun 3 Feb 2025

“El Corazón de la Sinodalidad”: la profundización con la que los obispos colombianos iniciaron su CXVIII Asamblea

El primer espacio de trabajo durante la CXVIII Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano tuvo como propósito profundizar sobre “El Corazón de la Sinodalidad”; así fue titulado el panel a partir del cual los obispos y administradores diocesanos participantes comenzaron a identificar caminos para hacer vida el Sínodo sobre la Sinodalidad en la Iglesia colombiana.Los panelistas de este espacio fueron la madre sinodal, la hermana Gloria Liliana Franco Echeverri, presidente de la Confederación Latinoamericana de Religiosos y Religiosas, y los tres padres sinodales por Colombia: el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá; monseñor Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín y monseñor José Miguel Gómez Rodríguez. La moderación estuvo a cargo del obispo auxiliar de Bogotá, monseñor Alejandro Díaz García, quien los convocó inicialmente a compartir la experiencia que vivieron a través de imágenes, sentimientos e ideas. Posteriormente, los demás obispos hicieron sus aportes.En este primer espacio la hermana Gloria Liliana recordó la imagen de mesa redonda, emblemática de la Asamblea Sinodal. El Cardenal Luis José evocó el caminar en el aula, la posibilidad del encuentro y el compartir con personas de diversos continentes que acudían al diálogo, a la construcción y a la ayuda. Para monseñor José Miguel fue muy representativo descubrir a tantas personas ir al encuentro con el Papa Francisco, “ver en el ministerio petrino la unidad de la Iglesia”. Por su parte, monseñor Ricardo evocó “la caravana” como un grupo de personas recorriendo el camino juntos, congregados todos, como prolongación de la caravana iniciada el 2021 cuando todas las Iglesias se reunieron a escuchar lo que el Santo Padre decía a la Iglesia “una caravana de los hijos de Dios en camino”.En el segmento de las ideas, se recordó que el protagonista de la sinodalidad es el Espíritu; que en el centro está siempre la Palabra de Dios, que nos conduce a ser y hacer misión, profecía para llevar esa Buena Nueva de Jesús; por lo que el Sínodo es un regalo de Dios para la Iglesia; una espiritualidad misionera asumida por todos los bautizados, e incluso, por personas no católicas; por lo que puede entenderse una sinodalidad que va más allá de las fronteras de la Iglesia.Frente a los sentimientos, se afirmó que el Sínodo llegó para quedarse, que debe trascender más allá de lo escrito y que es un documento que habla continuamente de conversiones que tendrán que darse.En el segmento de las ideas para la implementación, se manifestó que la Iglesia es pobre con los pobres. Por tanto, la sinodalidad tendrá sentido si conduce a todos los miembros de la Iglesia a la orilla de los pobres.Conozca todos los demás detalles a través del informativo del Episcopado Colombiano:

Lun 3 Feb 2025

Obispos colombianos inician su CXVIII Asamblea Plenaria “anclados en la esperanza” frente a los desafíos que vive el país

Este lunes, 3 de febrero, con una Eucaristía presidida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio, los obispos colombianos dieron inicio a su CXVIII Asamblea Plenaria. Durante la celebración, el Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia convocó a sus hermanos a tener una fe combativa y resistente; y a renovarse en la fraternidad misionera con Jesús para ir a evangelizar a la “otra orilla” de ambientes desconocidos, distintos a los eclesiales, acudiendo siempre a la humanidad.“Señor, danos valentía de corazón porque los obispos esperamos en ti”, expresó el purpurado al finalizar su homilía.Posteriormente, en su discurso inaugural monseñor Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, destacó la importancia de vivir la sinodalidad, fortalecer la esperanza y asumir con audacia la misión evangelizadora en medio de los múltiples desafíos sociales y eclesiales que vive Colombia.Al referirse a la situación actual del país y al trabajo que realizarán al respecto durante esta Asamblea, el Presidente del Episcopado ratificó que, como pastores, renuevan su compromiso de continuar en el servicio a la reconciliación y a la paz de Colombia, favoreciendo todos los esfuerzos que den alivio y esperanza a las comunidades. Además, hizo un importante llamado al Gobierno Nacional, a los diferentes actores institucionales y a los grupos armados:“Proponemos, tanto al Gobierno Nacional como a los distintos actores convocados en las Mesas de Diálogo y a los países acompañantes y garantes, la construcción de un marco ético que garantice el respeto a la vida, a los derechos humanos, al derecho internacional humanitario y dé claridad y seguridad sobre el propósito de la paz que se quiere alcanzar”.En este sentido, monseñor Múnera evocó también el llamado que ha hecho el papa Francisco en diversas ocasiones al país: “nos ha insistido en no ahorrar esfuerzos en esta tarea y recientemente, en su discurso al cuerpo diplomático, en el Vaticano, el 9 de enero de este año, nos reiteró este llamado: “Duele también constatar que permanecen, especialmente en el continente americano, varios contextos políticos de enfrentamiento político y social […]. Pienso en Colombia, donde confío que con la ayuda de todos se pueda superar la multiplicidad de los conflictos que lastiman al país desde hace demasiado tiempo””.Sinodalidad: un estilo de vida eclesialEl presidente del Episcopado inició su mensaje recordó los dos grandes acontecimientos que marcaron el horizonte de la Iglesia en 2024: la conclusión del Sínodo sobre la Sinodalidad y la apertura del Jubileo Ordinario de la Esperanza. Citando al Santo Padre, subrayó: “la Iglesia sinodal para la misión necesita que las palabras compartidas vayan acompañadas por hechos. Este es el camino”.El presidente del Episcopado Colombiano enfatizó en el sentido profundo de la sinodalidad. Se refirió a ella como un estilo de vida eclesial que debe suscitar nuevas experiencias de comunión, participación y misión. “La sinodalidad actualiza la misión y nos invita a definir modos concretos para vivirla en nuestras Iglesias locales y en las provincias eclesiásticas”, afirmó.La esperanza como brújula en tiempos difícilesEn segundo lugar, monseñor Múnera se refirió al Jubileo de la Esperanza convocado por el papa Francisco; recordó la urgencia de ser “peregrinos de esperanza” en un mundo marcado por la guerra, la pobreza y la exclusión. Destacó que el primer signo de esperanza debe ser la paz, especialmente en un país como Colombia, sumergido en conflictos históricos.“El Papa nos pide ofrecer signos tangibles de esperanza a los más vulnerables: los privados de libertad, los enfermos, los jóvenes, los migrantes, los ancianos y los pobres”, señaló, recordando que las obras de misericordia son también obras de esperanza.Una Iglesia en salida misioneraInspirado en el XIII Congreso Nacional Misionero celebrado en julio de 2024, el Centenario Misionero de la Iglesia Colombiana, monseñor Francisco Múnera también hizo un llamado a redescubrir la pasión por la misión. “Seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra”, citó, subrayando la urgencia de ser “misioneros aquí, allí, allá y más allá de nuestras fronteras”.El Arzobispo pidió fortalecer la misión ad gentes en las Iglesias particulares, especialmente en las periferias geográficas, culturales y existenciales. “La Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”, recordó, citando las palabras del papa Benedicto XVI en Aparecida, las mismas que el papa Francisco evocó en Evangelii Gaudium. Además, destacó la importancia de los movimientos apostólicos y la cooperación entre las provincias eclesiásticas para enviar equipos misioneros integrados por laicos, consagrados y ministros ordenados.Reconciliación, paz y cuidado de la casa común: signos concretos de esperanzaJunto al llamado por la reconciliación y la paz, monseñor Múnera destacó el papel de la Iglesia en la promoción de la conversión ecológica, inspirada en la encíclica Laudato si’. “Podemos ser promotores de participación ciudadana, educación para el cuidado, diálogo y alianzas en el ámbito del cuidado de la casa común”, señaló.“Anclados en la esperanza”Al finalizar su mensaje de instalación, monseñor Múnera invitó a los obispos a mantenerse anclados en la esperanza, mirando a Cristo como centro de su ministerio.“La esperanza cristiana nos asegura que, ante la muerte, la vida no termina, sino que se transforma”, afirmó, citando la Bula Spes Non Confundit con la que el papa Francisco convocó el Jubileo 2025.El presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia concluyó su alocució encomendando el trabajo de la Asamblea a la Virgen María, “testigo más alto de la esperanza”. Recordó que, desde santuarios como el de Chiquinquirá, Ella ofrece fortaleza y consolación a la Iglesia en Colombia.Con este llamado a la sinodalidad, la esperanza y la misión, y con la esperanza de Cristo en el horizonte, esta CXVIII Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano será un espacio clave para definir el rumbo de la Iglesia en el país en los próximos años.Vea a continuación la transmisión de la Eucaristía inaugural presidida por el Cardenal Luis José Rueda Aparicio:

Vie 31 Ene 2025

Peregrinos de Esperanza

Por Mons. José Libardo Garcés Monsalve - Para la gloria de Dios y el bien de la Iglesia que amamos, comenzamos el año 2025 con ánimos renovados y un fervor pastoral fortalecido, para llevar a cabo la evangelización en nuestra Diócesis de Cúcuta. Damos gracias a Dios por el trabajo pastoral y el compromiso apostólico de todos nuestros sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, seminaristas, animadores de la evangelización y fieles de cada una de las parroquias e instituciones diocesanas, que hasta el momento se han desgastado dando lo mejor de sí para llevar a todos al encuentro con Jesucristo, respondiendo al llamado de ser testigos del Evangelio por todas partes.Hemos sido convocados por el Papa Francisco para vivir el Jubileo, un tiempo de gracia del Señor que tiene como lema “Peregrinos de la Esperanza”, que nos ayuda a seguir con alegría el anuncio del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Para llevar a cabo esta tarea, les garantizo a todos mi oración constante de rodillas frente al Santísimo Sacramento y la celebración diaria de la Eucaristía, con la intención de ayudarles en su crecimiento en la fe, la esperanza y la caridad, para responder al llamado del Señor de ser sus testigos por todos los confines de la tierra: “Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo; Él vendrá sobre ustedes para que SEAN MIS TESTIGOS en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los extremos de la tierra” (Hch 1,8).El Espíritu Santo, con su presencia constante, es el motor y la fuerza que nos mantiene siempre en pie, con los ojos fijos en el Señor y los pies en la tierra para cumplir con la misión que Dios mismo nos ha confiado. Así lo afirma el Papa Francisco en la Bula de convocación del Jubileo: “En efecto, el Espíritu Santo, con su presencia perenne en el camino de la Iglesia, irradia en los creyentes la luz de la esperanza. Él la mantiene encendida como una llama que nunca se apaga, para dar apoyo y vigor a nuestra vida. La esperanza cristiana no engaña ni defrauda porque está fundada en la certeza de que nada ni nadie podrá separarnos nunca del amor divino”.Frente a tanta incertidumbre por la que atraviesa el ser humano en el mundo actual, el Jubileo de la Esperanza es un momento de gracia para recibir el perdón de Dios por nuestros pecados y también para fortalecer la centralidad de la vida en Cristo, quien nos sostiene en medio de las dificultades y tribulaciones que enfrentamos cada día. El Papa Francisco citando la carta a los Romanos nos dice: “¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros o la espada? Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria gracias a aquel que nos amó. Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor” (Rm 8, 35.37-39). He aquí por qué esta esperanza no cede ante las dificultades: porque se fundamenta en la fe y se nutre de la caridad; así hace posible que sigamos adelante en la vida”.Tenemos certeza de que con la fuerza del Espíritu Santo mantenemos viva nuestra fe, esperanza y caridad; somos sostenidos para seguir como peregrinos de la esperanza en gracia a Dios, dando testimonio de Jesucristo en el cumplimiento de nuestra misión y en el trabajo misionero que cada uno realiza aún en medio de sufrimientos y dificultades. Al respecto san Pablo nos anima diciendo: “Por la fe en Cristo hemos llegado a obtener esta situación de gracia en la que vivimos y de la que nos sentimos orgullosos; esperando participar en la gloria de Dios. Y no solo esto: hasta los sufrimientos nos hacen sentir orgullosos; sabiendo que los sufrimientos producen paciencia; la paciencia produce virtud sólida; y esta virtud sólida produce esperanza: una esperanza que no defrauda” (Rm 5, 2-5) y nos mantiene en pie en el combate espiritual para seguir adelante caminando juntos en la gracia de Dios.Con la fe puesta en el Señor, nos disponemos a caminar este año como peregrinos de la esperanza; abiertos a la gracia del perdón que viene de Dios para vivir en familia y comunidad la caridad cristiana. Este será el fruto maduro de esta peregrinación que realizaremos durante todo el año: anunciar con salida misionera la palabra, el mensaje y la persona de Nuestro Señor Jesucristo cumpliendo con el mandato que nos ha dejado: “Sean mis testigos; vivan la fe” en todos los lugares y ambientes donde compartimos diariamente.En unión de oraciones, reciban mi bendición.+José Libardo Garcés MonsalveObispo de la Diócesis de Cúcuta

Vie 31 Ene 2025

La Gracia de Dios Estaba con Él

lLA PRESENTACIÓN DEL SEÑORFebrero 02 de 2025Primera lectura: Malaquías 3,1-4Salmo: 24(23),7.8.9.10 (R. cf. Dn 3, 53a)Segunda lectura: Hebreos 2,14-18Evangelio: Lucas 2,22-40I.Orientaciones para la PredicaciónIntroducciónLa Fiesta de la Presentación del Señor:•Nos invita a mirar nuestra vida y nuestra historia con los ojos de Simeón, para poder percibir con la mirada de fe la acción de Dios y para ver la salvación que sigue ofreciendo cada día por medio nuestro, pues estamos llamados a ser luz de Cristo para que Cristo sea luz del mundo.•Es una motivación para que nosotros imitemos al pueblo judío, que reconocía que todo lo que era y tenía venía de Dios y, en señal de reconocimiento, le ofrecía las primicias de la tierra y los primogénitos de las familias. ¿Cuál es y cómo es nuestra ofrenda?•Es la Fiesta de la Vida Consagrada y es la oportunidad para orar por todos aquellos hombres y mujeres que viven la radicalidad de los valores del Evangelio y entregan su vida al Padre, como Jesús, en las manos de María.1.Lectio: ¿Qué dice la Sagrada Escritura? Las lecturas de esta Fiesta presentan un breve texto de uno de los llamados “profetas menores”, Malaquías, el último de los libros del Antiguo Testamento, que aparece en nuestras Biblias. En él se presenta la figura de un mensajero que prepara el camino del Señor que ya viene para entrar en el Templo y purificar a su pueblo.El Salmo invita a alabar al Señor en su Templo y a abrir las puertas de nuestro corazón para que el Señor se siente allí en su trono y ordene nuestras vidas.En la segunda lectura, un fragmento de la Carta a los Hebreos presenta a Jesús como un sumo sacerdote que, además de ser misericordioso, comparte la condición humana y eso le permite ayudar a los que experimentan dificultades y sufrimientos.En el evangelio, San Lucas relata uno de los últimos eventos de la infancia de Jesús: su presentación en el Templo, que da lugar al cántico de Simeón y a la profecía de Ana y que cierra con la descripción de la vida oculta de Jesús en Nazareth.Meditatio: ¿Qué me dice la Sagrada Escritura y que me sugiere para decirle a la comunidad? Las lecturas de esta Fiesta nos vinculan con la Navidad: ya pasaron cuarenta días desde que celebramos el nacimiento de Jesús y es una buena oportunidad para evaluar los frutos que, de dicha celebración, se manifiestan en la vida de cada uno de nosotros.Esta fiesta es una de las más antiguas de la Iglesia, desde el siglo IV en oriente y desde el siglo VII en Roma. Para recordar las palabras de Simeón, que describió al niño como “luz que ilumina a las naciones”, se organizaba una procesión nocturna con velas, por lo que se llamó también la Fiesta de la Candelaria. Se trata de una buena oportunidad para preguntarnos qué partes oscuras de nuestra vida ha iluminado o quiere iluminar el Señor. Y para cuestionarnos también si estamos siendo, como esas candelas que llevamos, la luz de Cristo para iluminar a las personas que nos rodean y las circunstancias que vivimos.El nombre del libro del que está tomada la primera lectura es Malaquías, que significa “mi mensajero”. Una oportunidad adicional para preguntarnos si somos mensajeros de alegría, de paz, de misericordia, de bondad y de todo aquello que Jesús nos ha revelado del Padre. Porque a veces nos dejamos amargar por las dificultades de la vida y lo que hacemos es contagiar agresividad, violencia, rabia, egoísmo y otros antivalores que debiera evitar el creyente. ¿Mensajeros de luz o hacedores de oscuridad?El texto de Malaquías que critica las ofrendas que presenta el pueblo mientras obran injusticias contra los más necesitados, también nos invita a mirar críticamente la práctica de nuestras ofrendas, porque muchas veces con ellas pareciera que se quiere “comprar” a Dios, porque otras veces son tan mezquinas que se limitan a la moneda de más baja denominación que hay en nuestro bolsillo, porque muchos creen que cumplen cuando dan el diezmo y otros más insensatos creen que todo se reduce a dar plata. Por el contrario, el culto que Dios quiere y la ofrenda que nos pide es una vida íntegra y un comportamiento justo, fraterno, solidario y misericordioso. ¿Cómo estamos ofrendando?La segunda lectura tiene una expresión hermosa: “Dios no tiende la mano a los ángeles” sino a los humanos, que somos frágiles y débiles, que tenemos dificultades y sufrimientos. La tentación de querer ser perfectos, de creer que Dios nos ama porque nos portamos bien, es lo que el Papa Francisco ha criticado en muchas oportunidades con el nombre de “Pelagianismo”. Qué bueno que en esta fiesta podamos experimentar el amor gratuito y generoso de Dios por nosotros, así como somos, sin méritos y sin falsas apariencias.El texto del Evangelio nos permite imaginar, en la monumental explanada del Templo, una multitud incontable de guardias, comerciantes, mendigos y diversos grupos de personas. Casi todos son profundamente creyentes. Y, sin embargo, sólo Simeón y Ana perciben que ese neonato es la luz del mundo. Esa es la maravilla de la fe, que nos permite ver en profundidad, que nos deja percibir lo que no se ve a simple vista, que nos ayuda a descubrir la acción de Dios, cuando otros creen que se trata sólo de casualidades y coincidencias. Preguntémonos si estamos viviendo como verdaderos creyentes, es decir, reconociendo la voz y la acción de Dios en nuestra vida y en nuestra historia.En efecto, no basta con ser personas devotas y religiosas para ver el mundo con una perspectiva de fe. San Lucas presenta a Simeón como un hombre “en el que estaba el Espíritu Santo” (¡como nosotros, bautizados, que hemos sido consagrados como templo del Espíritu!). Ojalá el Espíritu nos de la paz, la serenidad, la bondad que irradiaba Simeón y nos haga testigos de la luz en medio de la oscuridad.Una característica común de Simeón y Ana es que ambos no cesan de “alabar a Dios”. ¡Qué decir de muchos de nosotros que sólo nos comunicamos con Dios cuando tenemos necesidades o para pedirle cosas! Alabemos a Dios y démosle gracias por todas sus bendiciones, siendo nosotros mismos bendición para los demás.Una palabra final en relación con la Fiesta de la Vida Consagrada. No sólo es la oportunidad para orar por todos los religiosos y religiosas que han consagrado su vida para servir con mayor radicalidad al Señor y a sus hermanos, sino también para suplicar al Señor que siembre la semilla de la vocación en el corazón de muchos niños y jóvenes; y que sea él quien se encargue de hacerla crecer y fructificar.3.Oratio y Contemplatio: ¿Qué suplicamos al Señor para vivir con mayor compromiso la misión? ¿Cómo reflejo en la vida este encuentro con Cristo?Tratemos de hacer esta semana, todos los días, individualmente o en familia, una oración (o el santo Rosario) a la luz de una vela, para recordar nuestro compromiso de ser, como la Virgen María, luz para los que nos rodean, para llevar la luz de Cristo a todos los rincones de la tierra.______________________Recomendaciones prácticas:•Jornada Mundial de la Vida Consagrada.•Tanto la bendición de los cirios y la procesión como la Misa, tienen su esquema propio que conviene preparar para elegir los elementos pastoralmente más apropiados para la celebración de la fiesta.•Organizar una presentación y bendición de niños recién nacidos y de madres gestantes•8 – 9 de febrero. Jubileo de las Fuerzas Armadas, Policía y Cuerpos de seguridad.II.Moniciones y Oración Universal o de los Fieles Monición introductoria de la MisaHermanos, hace cuarenta días celebramos la Navidad, el Nacimiento del Señor. Hoy celebramos el momento en el que Jesús es presentado al Templo, lo llevan María y José. Con esta tradición, Él se sometía a la Ley, pero en realidad era el momento de encontrarse con su pueblo, que lo esperaba con fe. También nosotros, convocados por el Espíritu Santo, estamos en la casa de Dios para encontrarnos con Cristo. Dispongamos nuestros corazones para celebrar de manera digna y alegre esta Eucaristía.Monición a la Liturgia de la Palabra Escuchemos con atención la Palabra de Dios, en la que contemplaremos a Simeón y Ana, quienes, iluminados por el Espíritu Santo, aguardaron el en Templo la venida del Señor, lo reconocieron y llenos de gozo dieron testimonio de Él.Oración Universal o de los Fieles Presidente: Hermanos, en el día en que Jesucristo, primogénito de María fue presentado al Señor en el Templo, pidamos a nuestro Padre por las necesidades del mundo. Digamos con fe:R. Padre nuestro, escúchanos.1.Por los Obispos y presbíteros, para que con su vida hagan brillar ante todos los hombres la luz de Cristo. Oremos.2.Por todos los hogares del mundo, para que en ellos se imiten los ejemplos del hogar de Nazaret. Oremos.3.Por las madres, para que reconociendo los sacrificios y fatigas que les trae la continua dedicación a su hogar, reciban el amor de sus hijos y el cuidado que merecen. Oremos.4.Por la Vida Consagrada, para que todos los religiosos y religiosas, con su entrega y oración, por medio de la práctica de la pobreza, castidad y obediencia, den testimonio ante el mundo del amor de Cristo. Oremos.5.Por las Fuerzas Armadas, Policía y Cuerpos de seguridad, para que en el Jubileo que celebran reconozcan que sus sacrificios por salvaguardar la paz y la tranquilidad de los pueblos vendrá recompensados por el Señor. Oremos.Oración conclusivaPadre omnipotente, autor de la paz y de la fraternidad,concédenos cuanto te hemos pedido,para que se anticipe en la tierra la felicidad que reina en el cielo.Por Jesucristo nuestro Señor. R.Amén.

Vie 31 Ene 2025

La Voz del Pastor | 2 de febrero de 2025

Reflexión del cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia:Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 2, 22-40

Vie 31 Ene 2025

CXVIII Asamblea: Obispos definirán orientaciones para implementar el Sínodo de la Sinodalidad en la Iglesia colombiana

Del 3 al 7 de febrero, los obispos y administradores de las 78 jurisdicciones eclesiásticas de Colombia, es decir, de las arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos, se encontrarán en Bogotá para celebrar su Asamblea Plenaria 118. En esta oportunidad, buscarán definir, de manera conjunta, acciones efectivas para aportar a los desafíos que afronta actualmente el país a nivel social, político y económico. Además, concretar orientaciones que permitan hacer vida el Sínodo sobre Sinodalidad en la Iglesia Católica colombiana, a partir de lo estipulado en el Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, finalizada en Roma en octubre de 2024.La metodología que usarán los prelados durante esta Asamblea priorizará el trabajo grupal. Desde el análisis de la realidad, enfatizando en las necesidades de los territorios y acudiendo a la escucha de diversos expertos; hasta la identificación de caminos que permitan implementar el Sínodo sobre Sinodalidad en las diversas Iglesias locales. Para esto, se centrarán en cuatro dimensiones o bloques temáticos: la conversión de las relaciones, la conversión de los procesos, la conversión de los vínculos y la formación de un pueblo de discípulos misioneros.En esta ocasión, la madre y los padres sinodales desempeñarán un rol fundamental. Partiendo de su experiencia en la XVI Asamblea General Ordinaria, la presidente de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas, la hermana Gloria Liliana Franco Echeverri, OND; el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá; y los arzobispos de Medellín y de Manizales, monseñor Ricardo Tobón Restrepo y monseñor José Miguel Gómez Rodríguez, respectivamente, serán los principales dinamizadores de los espacios de análisis sobre el Sínodo.Como en cada encuentro, los obispos también llevarán a cabo reuniones por comisiones episcopales para evaluar el trabajo de la Iglesia a partir de líneas pastorales específicas, y por provincias, para establecer oportunidades de articulación regional.Vea a continuación la primera entrega del informativo del Episcopado Colombiano; el Secretario Adjunto de la Conferencia Episcopal de Colombia comparte los detalles: